Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; tuvieron mucho miedo.
4. En aquel momento aparecieron, junto al ángel,
muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y
decían:
“¡Gloria a Dios en las
alturas!
¡Paz en la tierra entre los
hombres
que gozan de su favor!”
Cuando los ángeles se volvieron
al cielo, los pastores comenzaron
a decirse unos a otros:
5. “¡Gloria a Dios en las alturas!
¡Paz en la tierra entre los hombres
que gozan de su favor!”
6. -Vamos, pues, a Belén a ver esto
que ha sucedido y que el Señor
nos ha anunciado.
Fueron de prisa y encontraron a
María y a José, y al niño
acostado en el establo.
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9. El primer anuncio de los ángeles fue hecho a sencillos
pastores, personas que no eran bien vistas, eran
despreciadas por las clases sociales altas de la
sociedad de ese tiempo. Eran gente ruda, sin
educación y muy pobres que tenían que vivir en esas
soledades cuidando sus rebaños. Ellos fueron los
primeros en adorar al Cordero de Dios, Jesucristo.
Pero ¿Por qué los
primeros en recibir la
Buena Nueva del
nacimiento del Mesías
esperado durante
siglos, fueron los
pastores?
10. “Jesús nació fuera de la ciudad, en un ambiente en
que por todas partes en sus alrededores habían
pastos a los que los pastores llevaban sus rebaños.”
(J. Ratzinger) Ellos estuvieron cerca del
acontecimiento, por consiguiente, fueron los primeros
llamados a la gruta. El corazón de ellos tampoco
estaba lejos de Dios. “Porque a ellos les está reservado
el acceso al misterio de Dios, representan a los pobres
de Israel, a los pobres en general: los predilectos del
amor de Dios.” (idem)
11. El ángel les dice para que puedan identificar al
Salvador del mundo y les da como señal que al
niño lo encontrarán recostado en un pesebre,
lugar donde se daba de comer a los animales.
Vemos que este sitio no podía ser más pobre y
despreciado, con esto Jesús nos está dando un
lección de sencillez y humildad.
12. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los
hombres.Laluz brilla en la tiniebla
13. Su madre, María, con
mucho amor, lo ha
envuelto en pañales. Los
pañales son signos de
debilidad.
Para nosotros los
cristianos es adorable ver
al pequeño niño recostado
en el pasto seco de una pesebrera y envuelto en
humildes pañales.
Con el pesebre se inicia el cambio de valores humanos,
abriendo perspectivas nuevas de santidad.
Se hizo pequeño y humilde entre los
más pequeños y humildes del mundo
14. El ángel les dice “les traigo
la buena noticia, la gran
alegría: les ha nacido el
Mesías”. Es decir, el Hijo de
Dios se ha hecho hombre. Él
es el Cristo, el ungido. El
que ha bajado del cielo para
dar cumplimiento a las
profecías del Antiguo
Testamento . Una larga
historia le ha precedido.
El viene a salvarnos y a llevarnos consigo al cielo.
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16. “Y de pronto, en torno al ángel apareció una legión
del ejército celestial, que alababa a Dios entonando
el himno angélico “GLORIA IN EXCELSIS DEO: Gloria a
Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombre que
el ama. La benevolencia de Dios, su amor por los
hombres pasa a través del Hijo que hace la voluntad
de su Padre hasta entregar su vida por amor a su
criatura, el hombre.
Es necesario mencionar que en Israel cuando nacía
un niño, los músicos de la zona se reunían y lo
saludaban con canciones sencillas. Jesús nació en un
pesebre y nadie vino a celebrarlo, pero en reemplazo
de ellos llegaron los coros angélicos
18. Cuando los ángeles se fueron y la noche recobró su
oscuridad, los pastores llenos de asombro y gozo se
fueron a ver el extraordinario acontecimiento que el
ángel les había anunciado. Cuando llegaron al lugar
al asomar su cabeza vieron a la madre, al padre y al
niño recostado en el pesebre. Le dejaron sus regalos
y doblando la rodilla lo adoraron.
Luego ellos les contaron las
maravillas que el ángel les había
dicho con respecto al niño,
causando el asombro de cuantos
los oían. Los pastores se volvieron
dando gloria a Dios y María
guardaba todas estas cosas en su
corazón.