La situación actual del comercio internacional es preocupante para todos. No solamente para los productores, industriales, exportadores e importadores, sino también para los operadores tales como los profesionales del comercio exterior.
El viejo enfrentamiento entre el proteccionismo, el cierre a las relaciones comerciales externas y la apertura o el libre comercio está ahora en plena actualidad.
La oleada proteccionista y los acuerdos de libre comercio.
1. LA OLEADA PROTECCIONISTA Y LOS ACUERDOS DE LIBRE COMERCIO
Profesor Carlos A. Canta Yoy1
La situación actual del comercio internacional es preocupante para todos. No solamente para los
productores, industriales, exportadores e importadores, sino también para los operadores tales
como los profesionales del comercio exterior.
El viejo enfrentamiento entre el proteccionismo, el cierre a las relaciones comerciales externas y la
apertura o el libre comercio está ahora en plena actualidad.
Para no remontarnos demasiado en el tiempo, es provechoso recordar lo sucedido en la década de
1930. Estados Unidos, más o menos como actualmente, era la primera potencia mundial en
materia de economía y de intercambio comercial con el resto del mundo. La Ley Smoot-Hawley
aprobada por el Congreso en 1930 después de la famosa crisis de 1929 era una ley restrictiva que
aumentaba drásticamente las trabas y principalmente los derechos aduaneros a la importación de
alrededor de 20 mil mercaderías. El pretexto era el viejo argumento de los proteccionistas: amparar
la producción agrícola e industrial y consiguientemente la mano de obra del país.
El resultado de esta medida fue una depresión del comercio mundial en toda la década de los
treinta, debido a que, por añadidura, los demás países también adoptaron medidas similares.
Todos perdieron y las crisis se generalizaron. En América Latina, no es casualidad, fue la década
de los golpes de estado militares. En una guerra comercial como se avecina hoy nadie gana.
Todos pierden. Aunque algunos más que otros.
A partir de la asunción del presidente Trump el proteccionismo está comenzando a expandirse
peligrosamente a partir de las medidas adoptadas por el principal protagonista del comercio
mundial. Aunque el proteccionismo siempre ha existido de una manera o de otra el proceso recién
ha comenzado y las consecuencias finales, vista la experiencia, pueden llegar a ser muy duras
para todos los países del mundo.
El libre comercio y la apertura parecen estar entonces en retirada. Aquella crisis de los años treinta
vino a solucionarse, lamentablemente, al fin de la II Guerra Mundial que costó 60 millones de
muertos. Fue necesaria una espantosa guerra para volver a la realidad. La creación del GATT en
1947 y sus comienzos el año siguiente se hizo sobre la base de la apertura comercial, la baja de
los aranceles de importación, la libre circulación y la atenuación o eliminación de las restricciones
no arancelarias. Los beneficios que tal política produjo son innegables dado que el comercio
internacional de mercaderías se multiplicó varias veces. Nada más que en los últimos diez años se
ha duplicado el monto del intercambio mundial.
1 "Las opiniones expresadas en los artículos publicados son responsabilidad de los autores".
2. El caso de la Argentina
Nuestro país ha tenido en realidad una doble política con respecto a este tema. Por un lado todavía
está en los primeros lugares del ranking de los países más proteccionistas y cerrados del mundo
(llegó a ocupar el segundo lugar detrás de Rusia), pero por otro lado, ha realizado muchos
acuerdos de libre comercio, especialmente con países latinoamericanos pero también con otros de
África (Egipto y Unión Aduanera de África del Sur) y Asia (Israel e India).
Los últimos cuatro acuerdos citados están comenzando a funcionar con buenos resultados y
mejores perspectivas. También se han agregado otros países como Argelia y Vietnam con los
cuales si bien no tenemos acuerdos comerciales el intercambio está aumentando. La tendencia
parece ser la diversificación de nuestras exportaciones.
Respecto a los acuerdos con los países latinoamericanos, miembros de la ALADI, comenzaron a
negociarse hace casi sesenta años y han funcionado aceptablemente desde entonces. El más
destacado de todos por la importancia del volumen de su comercio es el Mercosur. Si bien este
emprendimiento no ha alcanzado los objetivos propuestos en el momento de su creación (marzo
de 1991) ha incrementado el volumen y el valor del comercio entre sus miembros. En el momento
actual y desde hace algunos años padece de un estancamiento más que notorio. Pueden
esgrimirse muchas y variadas razones, pero en nuestra opinión en el fondo todas pueden
resumirse en una sola: el incumplimiento de lo acordado. La violación del Derecho.
Pueden citarse muchos ejemplos de la última afirmación. Basten dos nada más: el establecimiento
de las licencias previas no automáticas para las importaciones de productos originarios del
Mercosur y los derechos de exportación que también se aplican a las mercaderías que se dirigen a
los países miembros. Ambas medidas no están permitidas expresamente por el Tratado de
Asunción ni por la normativa del Mercosur, además de la existencia de sentencias del Tribunal
Arbitral que prohíben la adopción de tales medidas a los países asociados.
Otros acuerdos sumamente atendibles por su buen funcionamiento son los concretados por el
Mercosur con Chile (AAP.CE/35), con Bolivia (AAP.CE/36), con Perú (AAP.CE/58), con Colombia,
Ecuador y Venezuela (AAP.CE/59). Es de mencionar por su importancia el acuerdo bilateral con
México (AAP.CE/6) que incluye un acuerdo automotor.
Finalmente, Argentina y Brasil tienen un acuerdo fuera del Mercosur que es el realizado sobre la
industria automotriz (AAP.CE/14).
Según datos de la OMC existen en el momento actual más de trescientos acuerdos de libre
comercio, los cuales por ahora sobreviven a la oleada proteccionista que se avecina. Puede
opinarse, claro está, a favor o en contra del proteccionismo y del libre comercio. Pero lo mejor de
todo es comparar los resultados: a los países latinoamericanos, por ejemplo, cercanos que son
aperturistas (Chile, Perú, Colombia y hasta México) le va mucho mejor que a los cerrados del
Atlántico (Argentina, Brasil, ni qué decir Venezuela). Deberíamos preguntarnos entonces porqué y
actuar en consecuencia.