1. LA ESCUELA DE LOS ANIMALES
Dice su autor Leo Buscaglia “Los educadores han estado riéndose de esta historia
durante mucho tiempo, pero nadie hace nada al respecto”...
Los animales se reunieron un día en el bosque y decidieron poner en marcha una
escuela. Había un conejo, una ardilla, un pez, y una anguila; y formaron una junta de
educación. El conejo insistía en que el correr debería ser una asignatura. El pájaro
insistía en que el volar debería ser otra asignatura. El pez insistía en que el nadar debería
igualmente ser otra asignatura y la ardilla insistía en que el trepar perpendicularmente a
los árboles era fundamental en el Plan de Estudios. Pusieron todas estas cosas juntas y
confeccionaron el Plan de Estudios.
Insistieron entonces en que todos los animales deberían estudiar todas las asignaturas.
Aunque el conejo consiguió la mejor nota en correr; trepar perpendicularmente a un árbol
le resultó un verdadero problema; siempre se caía de espaldas. Muy pronto sufrió algún
daño en el cerebro y ya no pudo correr más. Sucedió que, en vez de sacar la mejor
nota corriendo, sacaba la menor nota y, naturalmente, siempre tenía un cero en trepar
perpendicularmente a un árbol. El pájaro era realmente bello en su vuelo, pero cuando se
trataba de excavar madrigueras, no podía hacerlo bien. Siempre se rompía, el pico y las
alas. Muy pronto sacó una mala nota en vuelo, y cero en las madrigueras, y sin hablar de
lo que pasó para trepar perpendicularmente a un árbol.
La moraleja de la historia es que quien mejor acabó los estudios fue la anguila
mentalmente poco desarrollada, que lo hacía todo a medias. Pero los educadores se
sentían muy satisfechos, porque todo el mundo estaba pasando por todas las asignaturas
y a eso se le llamaba una educación INTEGRAL.
Nosotros también nos reímos con la historia, pero así es como sucede. Es lo que
vosotros hicisteis. Realmente, nosotros estamos intentando que todo el mundo sea igual,
los unos iguales a los otros y se aprende muy pronto que la habilidad de adaptarse es la
que determina el éxito en el escenario educativo.
Leo Buscaglia
1. HISTORIA DE LA INTELIGENCIA
En la historia de la inteligencia se pueden catalogar cuatro comportamientos inteligentes
en relación al ser humano:
El primero se originó en el principio de la raza humana, en donde los hombres trataron
de explicarse la naturaleza que les rodeaba.
El segundo, cuando el hombre trata de comprenderse así mismo, debe saber cual es
su naturaleza como humano, de comprender que lo hace distinto a los demás pero
casi igual a todos, curiosidad de conocer cual es su origen, por qué es de una forma y
no de otra.
El tercero es la necesidad de saber si existe un ser superior al hombre, si existe un
Dios o Dioses, los cuales le den explicación al universo y a la misma existencia del
hombre.
El cuarto comportamiento inteligente está relacionado con la intención de relacionarse
con sus congéneres, de entender a los demás y establecer medios de comunicación
efectivos.
2. 1.1 DEFINICIÓN DE INTELIGENCIA
El concepto de Inteligencia es seguramente uno de los más debatidos y se entiende
comúnmente como la capacidad de un sistema (ya sea humano o no) de entender y
comprender su entorno, y de resolver problemas. Sin embargo definir exactamente en que
consiste la inteligencia ha sido siempre objeto de polémica.
Actualmente se entiende que para que se pueda aplicar el adjetivo inteligente a un
sistema, este debe abarcar varias habilidades tales como la capacidad de razonar,
planear, resolver problemas, pensar de manera abstracta, comprender ideas y lenguajes,
y aprender. Entre la multitud de definiciones que existen sobre inteligencia algunas
incluyen rasgos como la creatividad, personalidad, carácter, conocimiento o sabiduría. Sin
embargo, otras definiciones prefieren no incluir estos rasgos.
Ebbinghauss señala como aspecto fundamental de la inteligencia, la capacidad de
combinación. Spearman habla de la inteligencia como un factor correlativo, una especie
de potencialidad exploradora. Para Piaget Inteligencia es la capacidad de adaptación al
medio.
Howard Gardner define la inteligencia como la capacidad para resolver problemas
cotidianos, para generar nuevos problemas, para crear productos y para ofrecer servicios
dentro del propio ámbito cultural. Hasta hace muy poco tiempo la inteligencia se
consideraba algo innato e inamovible. Se nacía inteligente o no y la educación no podía
cambiar ese hecho.
Se puede considerar entonces la inteligencia como un conjunto de actividades psíquicas
relativas a la razón en un sentido potencial y dinámico, o bien, la capacidad de resolver
tareas nuevas, más con base a la comprensión global procesos de pensamiento sobre lo
planteado que a la experiencia.
Las teorías sobre la constitución de la Inteligencia se han ido dando paso unas a otras a
lo largo de la corta historia de la Psicología Científica. Desde la concepción monárquica y
única de la Inteligencia -two factor theory-, o factor G (general) de Spearman, hasta la
concepción oligárquica -multimodal theory- o suma de capacidades independientes unas
de otras de entre sí de Thorndike, hay una gran gama de posicionamientos teóricos
defendidos con mejor o peor fortuna.
Pero seguramente uno de los aspectos donde la Inteligencia adquiere la máxima cuota de
debate es el que hace referencia a su origen. No está clara la participación de los
elementos del binomio herencia/medio ambiente o genética/educación en la Inteligencia.
En buena parte esta polémica se ha jugado fuera del campo de la Psicología y el peso de
cada concepto ha estado frecuentemente influenciado desde la filosofía o la política.