Este documento narra la leyenda de una montaña sagrada llamada Colhuacán a la que nueve tribus peregrinaban anualmente. Una noche, mientras los peregrinos estaban en la montaña, fueron atacados por asesinos nómadas del norte. Las nueve tribus se unieron para defenderse durante dos noches de batalla. En la noche final, surgieron guerreros mágicos de tres lugares sagrados que derrotaron a los invasores, quemando sus cuerpos. La leyenda advierte que cuando las nueve tribus se unan de nuevo
2. Largas filas, personas cual hormigas,
Peregrinar anual, 12 lunas nuevas,
La ruta hacia la montaña sagrada.
Son nueve tribus, nueve ideologías,
Por días y noches, caminan niños y niñas,
Guiados por sus mayores, al altar sacro.
Ahí, ahí está, hecha de roca, vida y muerte;
Nos ve acercarnos, majestuosa y silenciosa,
Nueve casas tiene listas para hospedarnos,
Pasamos por los senderos llenos de mitos,
Nadie sabe qué nos depara, sólo los dioses en lo alto.
La séptima noche desde que llegaron los peregrinos,
Sucedió que bajo esa luna oscura llegaron los asesinos,
Las nueve tribus se agruparon para defenderse unos a otros.
La sangre empezó a regar los verdes pastos de la montaña,
No podían esperar piedad de quienes habían crecido ignorándola,
Las armas colisionan con los cuerpos, gritos de guerra y lamentos.
Ahí, ahí se libró la última batalla antes del tiempo de la conquista,
Nueve tribus de todos los horizontes contra el enemigo en común,
Venidos del norte, nómadas quienes no toman prisioneros,
Dos noches de batallas a lo largo de la montaña sagrada,
Y en la noche novena desde su llegada ocurrió lo inesperado.
3 ases de luces surgieron en torno a la montaña,
Al Noroeste, al Oeste, y al Sureste donde hoy es una hacienda,
De esos lugares de energía surgieron bravos guerreros.
“…sus gritos hicieron huir a todas las aves del valle, su avance hizo temblar la tierra
bajo sus pies, venían armados con mazos, arcos y flechas, los Chichimecas no tuvieron
oportunidad, y por primera vez pude ver el miedo en sus ojos; los acorralaron cerca de la
pirámide pequeña cercana al río; los movimientos de los guerreros surgidos de la luz eran
certeros, incansables, sus rostros cubiertos por máscaras, rostros de animales sagrados,
brillaban con la luz de la muerte… entonces nueve sacerdotes bajaron de la montaña,
prendieron fuego a las piras, los enemigos del norte fueron reducidos a cenizas, cenizas
que fueron recolectadas en bolsas de cuero de víbora, las llevaron a donde había surgido
3. la luz del Sureste, ahí las enterraron, encima edificaron una pequeña pirámide… desde
entonces, al lugar donde fueron cremados los enemigos se le conoce como “La Quemada
de los Guerreros”, y el lugar donde yacen las cenizas ahora existe un patio de una
mansión española… en el viento quedo escrito que cuando las 9 tribus son una sola, sin
divisiones, sin envidias, ese día harán renacer a los guerreros y destruirán a los opresores,
por eso los grandes amos siempre nos están desuniendo”
Claro, amigo lector que esto es solo una leyenda, cualquier parecido con la realidad es…
un aviso.