La iglesia cristiana en los primeros siglos expandió su influencia en el dominio educativo y escolar en el imperio romano. Crearon diferentes tipos de escuelas para defender y enseñar la doctrina cristiana, y para formar a nuevos conversos. A partir del siglo IV, los monasterios fundaron escuelas monásticas orientadas principalmente a la vida ascética y contemplativa. La iglesia también estableció un sistema de catecumenado de tres niveles para preparar a los nuevos cristianos.