El documento propone una antología de textos literarios sobre el amor de diferentes épocas. Incluye obras de Juan Ruiz, Gonzalo de Berceo, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Garcilaso de la Vega, Quevedo, Lope de Vega, Menéndez Pelayo y Gustavo Adolfo Bécquer que abordan temas como el amor cortés, divino, pasional y burgués. También presenta un fragmento de Benito Pérez Galdós en el que un personaje defiende que el amor es la expresión natural de la neces
SESION DE PERSONAL SOCIAL. La convivencia en familia 22-04-24 -.doc
Antología posible
1. ANTOLOGÍA PROPUESTA
1- El libro del buen amor.
Son imprescindibles los diálogos entre Amor y don Melón.
2- Gonzalo de Berceo: Segundo milagro: El sacristán impúdico (JLG). Tercer milagro "El
clérigo y la rosa"
3- San Juan de la Cruz "Noche oscura del alma" y Santa Teresa de Jesús "Vivo sin vivir en
mí": Amor Cortés a lo divino.
4- Garcilaso "Soneto V": ¿Amor o ekphrasis?
5- Quevedo Soneto "Es hielo abrasador, es fuego helado": Amor, fuego helado.
5- Lope. Soneto: Desmayarse, atreverse, estar furioso (JLG)
6- Menéndez Valdés "A Dorila": Amor aburguesado.
7-a Bécquer "Rima XLVIII" : Amor interesado.
7-b Bécquer ¿Qué os parece este fragmento de la primera Carta literaria a una mujer? Pienso
sobre todo en el último párrafo que, en realidad, no se entiende sin los anteriores. (JLG)
“En una ocasión me preguntaste: ¿Qué es la poesía?
¿Te acuerdas? No sé a qué propósito había yo hablado algunos momentos antes de mi pasión
por ella.
¿Qué es la poesía? me dijiste; y yo, que no soy muy fuerte en esto de las definiciones, te
respondí titubeando: la poesía es... es... y sin concluir la frase buscaba inútilmente en mi
memoria un término de comparación, que no acertaba a encontrar.
Tú habías adelantado un poco la cabeza para escuchar mejor mis palabras; los negros rizos
de tus cabellos, esos cabellos que tan bien sabes dejar a su antojo, sombrear tu frente con un
abandono tan artístico, pendían de tu sien y bajaban rozando tu mejilla hasta descansar en tu
seno; en tus pupilas, húmedas y azules como el cielo de la noche, brillaba un punto de luz, y
tus labios se entreabrían ligeramente al impulso de una respiración perfumada y suave.
Mis ojos que, a efecto sin duda de la turbación que experimentaba, habían errado un instante
sin fijarse en ningún sitio, se volvieron entonces instintivamente hacia los tuyos, y exclamé al
fin: ¡la poesía... la poesía eres tú!
¿Te acuerdas?
Yo aún tengo presente el gracioso ceño de curiosidad burlada, el acento mezclado de pasión
y amargura con que me dijiste: ¿Crees que mi pregunta sólo es hija de una vana curiosidad
de mujer? Te equivocas. Yo deseo saber lo que es la poesía, porque deseo pensar lo que tú
piensas, hablar de lo que tú hablas, sentir con lo que tú sientes, penetrar por último en ese
misterioso santuario en donde a veces se refugia tu alma, y cuyo dintel no puede traspasar la
mía.”
8- Galdós, hay muchos fragmentos en Fortunata y Jacinta que nos valdrían, pongo uno:
2. “Sé que es condición precisa del amor la no duración, y que todos los que se comprometen
a adorarse mientras vivan, el noventa por ciento, créetelo, a los dos años se consideran
prisioneros el uno del otro, y darían algo por soltar el grillete. Lo que llaman infidelidad no es
más que el fuero de la naturaleza que quiere imponerse contra el despotismo social, y por eso
verás que soy tan indulgente con los y las que se pronuncian.
[…] A ratos parecía incomodado, y expresándose cual si refutara opiniones que acabara de oír,
daba palmetazos en los brazos del sillón: «Si siempre he sostenido lo mismo, si no es de ahora
esta opinión. El amor es la reclamación de la especie que quiere perpetuarse, y al estímulo
de esta necesidad tan conservadora como el comer, los sexos se buscan y las uniones se
verifican por elección fatal, superior y extraña a todos los artificios de la Sociedad. Míranse un
hombre y una mujer. ¿Qué es? La exigencia de la especie que pide un nuevo ser, y este nuevo
ser reclama de sus probables padres que le den vida. Todo lo demás es música; fatuidad y
palabrería de los que han querido hacer una Sociedad en sus gabinetes, fuera de las bases
inmortales de la Naturaleza.
¡Si esto es claro como el agua! Por eso me río yo de ciertas leyes y de todo el código penal
social del amor, que es un fárrago de tonterías inventadas por los feos, los mamarrachos y los
sabios estúpidos que jamás han obtenido de una hembra el más ligero favorcito». Fortunata le
miraba con sorpresa mezclada de temor, el codo en la mesa, derecho el busto, en una actitud
airosa y elegante, llevando pausadamente del plato a la boca, ahora una pasita, ahora una
almendrita.”
(Benito Pérez Galdós. Fortunata y Jacinta. Tomos I y II. Cátedra. Madrid. 1999)
: Amor sincero.