El documento describe la difícil situación que enfrentan los maestros en Colombia. Se les exige ser responsables de los resultados educativos, pero deben enseñar en condiciones deficientes con salones sobrepoblados y pocos recursos. Además, el gobierno no brinda el apoyo adecuado y culpa a los maestros por los problemas del sistema educativo. Debido a estas dificultades, muchos maestros se sienten desmotivados.

1. EL CUENTO DE SER MAESTRO
Ser maestro en Colombia no es ser maestro, es más bien, hacerse la idea de ser
una maquina sumisa que debe ser fiel a una programación guardada a la fuerza,
porque de lo contrario se amenaza con formatear no solo la programación, si no
toda la información almacenada a nivel general por algo más grande que el deseo,
algo que revuelve las tripas y causa los mayores dolores de cabeza. Es en este
punto donde nos preguntamos ¿es Colombia un país donde la educación es lo más
importante hasta el momento? O, es Colombia el país que se dedica a maquillar
exitosamente ante las medios sus intenciones oscuras, y hace creer que la
formación integral, social y cultural de sus habitantes es donde reinan sus
verdaderas intenciones, es precisamente esa la impotencia del docente, tener que
responder ante el mundo gracias a esta manipulación, por temáticas que
únicamente le competen a un gobierno ciego, sordo y mudo, indolente, que canta y
llora el himno nacional pero por dentro se muere de la risa, mientras el maestro
queda como el máximo responsable de la situación educativa del país. Pero ¿será
que se puede vivir tranquilo con ese peso en las espaldas? Levantándose más
temprano que el resto del mundo a estudiar, vistiéndose con elegancia y ética para
llegar a encontrarse con un promedio de sesenta estudiantes por sala, cuyas
motivaciones e intereses se encuentran por el suelo, y su actitud por cambiar esa
postura es nula, entonces, luego encontrarse con el gobierno junto con los padres
de familia, los medios, el perro que vive a la vuelta de la esquina, el mendigo que
hurga entre la basura a eso de las once de la noche decir, gritado y sin ningún tipo
de remordimiento, que el docente es el único culpable, que los echen, que les
rebajen el sueldo, que porque esto y porque aquello, que cansón.
El maestro en Colombia está cansado al cubo de ser el único responsable de algo
que le compete a todos, y que por más que este escrito en los libros de esa manera,
la mayoría de los transeúntes lancen sus peores comentarios y den toda la
responsabilidad a un solo influyente de los tantos en el asunto. No estando
conformes con poner el sueldo por los suelos, darles salones con sobrepoblación
de estudiantes, sin recursos, en condiciones inhumanas, se pretende que el maestro

2. haga un diagnostico riguroso de cada uno de ellos y no contentos con eso, que
también se encargue de lo socio afectivo, cultural y del conocimiento. Tampoco hay
derecho a opinar porque es ponerse a la espalda de un país que por precisamente
“falta de educación” va a tener el descaro de culpabilizar a una minoría crítica que
pide a gritos que se le dé a cada quien su lugar.
Hoy en día se ha convertido en una profesión peligrosa, motivo por el cual en
ocasiones se pueden encontrar profesores desmotivados por todo el
proceso educativo al que se ve obligado a seguir.
Es importante resaltar, que no es responsable ni mucho menos lógico pretender que
en la situación que se encuentran las aulas de clase, con respecto a la población de
sus estudiantes y la “ayuda que brinda el gobierno para que Colombia sea un país
mejor” sea el maestro el responsable de calificar en una escala numérica a la
situación educativa del país. A pesar de esto, de todas estas numerosas fábricas de
ciudadanos obedientes, que van siempre “ pa onde va Vicente”, fieles al
consumismo, a veces, el maestro disfruta, se conforma, deja de luchar, siente, llora,
se envuelve en la mentira del país y con la mente sale de ella para decir, por dentro,
solo por dentro “empecemos de Nuevo”
Autores:
Lisbeth Ruiz Caro: CC.
Daniela Téllez Díaz: CC. 1065810371