SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 15
INDICE 
1.1 Historia del mercantilismo 
1.2 El mercantilismo en la teoría 
1.3 La nación y la riqueza. 
1.3.1. La Nación y el Absolutismo 
1.3.2. ¿Cómo Enriquecer la Nación? 
1.3.3 Un Estado Fuerte e Intervencionista 
1.4 Los Temas Esenciales del Mercantilismo 
1.4.1. El Dinero y la Riqueza. 
1.4.2 El Dinero y los Precios 
1.4.3 El Dinero y el Tipo de Interés. 
1.4.4 El Dinero y la Balanza Comercial 
1.5 Principales representantes del mercantilismo. 
1.6 El fin del mercantilismo. 
1.7 Criticas de las demás escuelas. 
1.8 Bibliografía.
RESUMEN 
Aun cuando, por lo general, los libros de texto de economía internacional no tratan el tema del 
mercantilismo, dejándolo para los textos de historia del pensamiento económico, nosotros pensamos 
que el estudio de dicha escuela es de particular interés en un curso de teoría pura del comercio 
internacional, no sólo por el largo periodo de tiempo que dicha escuela cubre, sino también porque 
ha sido la única escuela económica cuyos argumentos centrales giran alrededor del comercio 
internacional y de la política comercial. En este breve ensayo se busca enfatizar la complejidad del 
mercantilismo, viéndolo no solo como una escuela económica con una doctrina comercial y otra 
monetaria, sino también como una escuela política, y para ello recurrimos a autores como eli 
heckscher, j. M. Keynes y joseph schumpeter. 
En general hay acuerdo en que es difícil definir el mercantilismo, pero podemos decir que fue la 
escuela económica que floreció en Europa entre 1550 y 1750, y que fue de un pragmatismo que 
contrastaba con la religiosidad e interés por cuestiones éticas y de justicia (o cuestiones normativas) 
de los autores escolásticos del medioevo, pero también con un énfasis en el rol del estado o la 
búsqueda de una alianza entre los hombres de negocios y un estado regulador y proteccionista que 
contrasta a su vez con el individualismo de los autores clásicos, pero a los que antecede por su 
atención al interés propio. 
Aunque, por lo general, los libros de texto de economía internacional no cubren el tema del 
mercantilismo, y lo dejan para los textos de historia del pensamiento económico, tales como 
Ekelund y Hérbert (1992), nosotros pensamos que el estudio de dicha escuela es de particular 
interés en un curso de teoría pura de economía internacional, no sólo por el largo periodo de tiempo 
que dicha escuela cubre, sino también porque como veremos ha sido la única escuela económica 
cuyos argumentos centrales giran alrededor del comercio internacional y de la política comercial. 
La obra más importante sobre la escuela mercantilista es la de Eli Heckscher (1994, originalmente 
publicada en Estocolmo en 1931, bajo el título de Merkatilismen), y en ella el autor sueco distingue 
tres aspectos o facetas del mercantilismo o, como él los denomina, tres sistemas como sistema 
político o de poder, como sistema comercial o de protección, y como sistema monetario lo cual nos 
debe hacer entender la complejidad del paradigma mercantilista.
1.- HISTORIA DEL MERCANTILISMO 
No se puede entender el mercantilismo si no tomamos en cuenta que durante el siglo XVI 
se dan en Europa dos fenómenos íntimamente vinculados entre sí: el surgimiento de las potencias 
coloniales básicamente España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda, y un tremendo crecimiento 
del comercio. Estos hechos se explican por la expansión del mundo conocido, como resultado del 
descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, pero también por el descubrimiento de 
una ruta marítima hacia el Asia (la India y los países árabes) al realizar Vasco da Gama la 
circunnavegación del África en 1497. Como sabemos, las empresas de ambos navegantes resultaron 
de un interés de los europeos de comerciar con el oriente, interés acrecentado desde los viajes de 
Marco Polo a la China a fines del siglo XIII. 
La expansión hacia occidente del mundo conocido se consolidó inicialmente con la 
conquista de América por España y Portugal durante el siglo XVI, y más tarde por Inglaterra y 
Francia, al norte de México durante el siglo XVII. Los estados europeos buscaron consolidar su 
expansión hacia el oriente con la creación de la East India Company por los ingleses el año 1600, y 
de compañías similares por los holandeses y los franceses. Estas entidades estaban encargadas no 
sólo de monopolizar el comercio y la navegación de esos países con sus colonias, sino que estaban 
también controlaban el tráfico de esclavos y estaban dotadas de una serie de prerrogativas de tipo 
político y administrativo, de tipo similar a las que tenía la Casa de Contratación, creada por los 
españoles en Sevilla en 1503. 
Es el siglo XVII el que marca el auge de las políticas mercantilistas en Europa, como 
resultado del tremendo crecimiento del comercio colonial, de las marinas mercantes europeas, de la 
producción y el saqueo de metales preciosos en México y el Perú, que permitió el crecimiento de la 
oferta de dinero en Europa. Dos gobiernos usualmente mencionados como paradigmas de la 
aplicación de políticas mercantilistas fueron el de Oliver Cromwell en Inglaterra y sobre todo el de 
Jean Baptiste Colbert en Francia. Oliver Cromwell, líder puritano de la Guerra Civil Inglesa que 
estalló en 1640, fue nombrado Lord Protector en 1653 y falleció en 1658, y durante su gobierno 
buscó promover el comercio, permitió el retorno de los judíos a Inglaterra y promulgó la primera 
Navigation Act en 1651. J.B. Colbert, ministro de Luis XIV de Francia (1661-1683), reformó la 
finanzas y la justicia en ese país, promovió el comercio y la industria mediante leyes proteccionistas 
y de navegación. 
El siguiente siglo XVIII fue testigo durante su segunda mitad de cambios muy importantes 
que marcan el fin de la primacía de las políticas mercantilistas. Por un lado, tenemos el inicio del 
derrumbe de las potencias coloniales con la Revolución Americana en 1776 y del declive del 
absolutismo que marca la Revolución Francesa de 1789. Por otro lado, tenemos el inicio de la 
Revolución Industrial en Inglaterra (James Watt patenta la máquina a vapor en 1769). Finalmente, 
tenemos también el inicio de importantes cambios intelectuales, que resultaron de las 
contribuciones de los fisiócratas y de los clásicos: Francois Quesnay publicó su Tableau 
Économique en 1758, y Adam Smith publicó La Riqueza de las Naciones en 1776.
1.2 EL MERCANTILISMO EN LA TEORIA 
Por último, para terminar de poner en perspectiva a los mercantilistas, es conveniente 
hacer una breve reseña de las distintas escuelas del pensamiento económico a través del tiempo, 
señalando los autores y obras representativas. 
- Los autores Escolásticos: su interés principal no fue la economía, pero escribieron sobre el 
justiprecio y contra la usura durante la Edad Media. Santo Tomás publicó su Summa Theologica en 
el siglo XIII. 
- Los Mercantilistas : tal vez la literatura inglesa del siglo XVII sea la más representativa. 
Thomas Mun escribió England’s Treasure by Forraign Trade en 1628. 
- Los Fisiócratas : criticaron a los mercantilistas, advocando el laissez-faire y el libre 
comercio. Quesnay publicó su Tableau Économique en 1758 
Los Clásicos: el interés propio, la libre competencia (laissez-faire) y la “mano invisible”. A. 
Smith: La Riqueza de las Naciones (1776). D. Ricardo: Principios de Economía Política 
(1817-1821, 3 ediciones). T. Malthus (en 1820) y J.S. Mill (en 1848) también publicaron sus 
propios Principios. J.B. Say publicó su Traité d’economie polítique en 1803. 
- Karl Marx: la teoría del valor trabajo y la plusvalía. El Capital (1867-1894, 3 vol.) 
- Los Neoclásicos: escuela marginalista. Marshall: Principios de Economía (1890-1920, 8 
ediciones) 
- J.M. Keynes: da origen a la teoría macroeconómica y rechaza la Ley de Say. La Teoría 
General (1936) 
1.3 LA NACION Y LA RIQUEZA 
El espíritu del mercantilismo se opone claramente a las ideas medievales. Esto se traduce en que 
desde el siglo XVI la política será una cuestión separada de la religión, la economía un tema distinto 
de la justicia, y los negocios de la moral. Pero si la economía política se deshizo de la tutela de los 
valores trascendentes fue sólo para integrarse mejor en el marco político de la nación y del estado. 
1.3.1 La nación: el príncipe y el absolutismo. 
A comienzos del siglo XVI aparece la obra de Nicolas Maquiavelo (1469-1527) y con ella surge 
una nueva teoría del estado considerado como un poder superior conducido por el príncipe. 
Según Maquiavelo, los Estados nacen de la violencia y con frecuencia deben mantenerse gracias a 
ella. Por esa razón resulta que las reglas de la eficacia política, por supuestos en nombre de los 
intereses superiores del Estado, contradicen las enseñanzas de la moral y de la iglesia. Con mucha 
frecuencia, El príncipe se verá "obligado, para mantener su Estado, a obrar en contra de la caridad, 
en contra la humanidad, y en contra de la religión" (El Príncipe, p.125). "Siendo como son", los 
hombres utilizarán su libertad para actuar en contra de los intereses del Estado y esto nos conducirá 
al caos social y, finalmente, a la disolución de la Nación. El papel de el Príncipe consiste entonces 
en obtener, establecer y garantizar la prosperidad de la ciudad. Para ello, debe conquistar, conservar 
y aumentar su poder. Estos últimos son los objetivos de la política.Por encima de las metas y fines 
de cada persona se debe anteponer "la razón de estado". Siempre que sean adecuados a los fines 
para los que están destinados, "los medios se considerarán honorables y adecuados. El vulgo no 
juzga más que lo que ve y lo que le ocurre; y en este mundo no hay más que lo vulgar; el número 
pequeño no cuenta cuando hay en que apoyarse en el gran número" (p.126). Así, Maquiavelo, el 
padre de la razón de estado nos aporta la primera pieza del absolutismo. 
Por su parte Jean Bodin (1530-1596), en Los Seis Libros de la República (1576), tratará de construir 
su teoría del estado sobre el concepto de soberanía. Para Bodin (o Bodino), la soberanía es la
esencia de La República, el principio mismo del Estado. Para que exista la soberanía deben existir, 
a un mismo tiempo, un marco jurídico (la ley) y una autoridad (el orden). Tal soberanía, indivisible, 
absoluta y perpetua es una prerrogativa exclusiva del monarca y se impone al pueblo por intermedio 
del gobierno. Sin embargo, Bodin era un absolutista matizado que no dejó de advertir sobre los 
peligros de una soberanía sin límite; estos límites deben estár, según Bodin, en la ley divina y en la 
ley natural. Sin embargo estas ideas nos puede hacer caer rápidamente en contradicciones; así, por 
ejemplo, si según la ley divina, la voluntad del monarca no refleja la voluntad de Dios, nadie podrá, 
por hipótesis, erigirse en juez del soberano. Los límites a la soberanía propuestos por Bodin son, en 
muchos casos, más retóricos que efectivos y el poder del soberano es absoluto. Sin embargo, como 
veremos más adelante, la ley natural sí que puede suponer un límite efectivo a lo que puede y no 
puede conseguir el monarca en el ejercício de sus poderes soberanos. 
Más tarde, Thomas Hobbes (1588-1679), en el Leviathan (1651), en el que estudia con detalle la 
guerra civil inglesa que llevó a la ejecución de Carlos I, concluye que las grandes desgracias de la 
sociedad ocurren cuando las personas no saben a quién obedecer; cuando la soberanía desaparece. 
Cuando esto ocurre, la sociedad puede regresar al "estado de naturaleza"; es decir, a esa situación 
en la que cada quien puede hacer todo lo que considere útil para su supervivencia o su felicidad, en 
la que es permanente la amenaza para la vida y para los bienes de cada quien, y donde la vida de los 
hombres es "solitaria, miserable, sucia, animal y breve". Afortunadamente, en este como en 
muchos otros casos, el mal trae consigo parte del remedio. El "miedo constante a la muerte" lleva a 
todos al convencimiento de que, para salir del "estado de naturaleza", es necesario que cada quien 
convenga en ceder sus derechos a una autoridad superior, a la que será confiada la soberanía, que 
promulgará las leyes necesarias para conseguir la paz civil y que garantizará su observancia por 
medio del uso de la fuerza. La obediencia voluntaria al soberano asegura entonces la supervivencia 
y la prosperidad de la ciudad. Cada uno de los miembros de la sociedad se reconoce en su 
representante, y este, una especie de Dios mortal, consigue y representa la unidad de la nación. 
En resumen, según el cuerpo doctrinal del absolutismo, el príncipe, garante del orden civil y de la 
unidad nacional, es la autoridad absoluta y la condición necesaria para la prosperidad de la nación. 
La vida económica se desarrolla entonces bajo su dirección, su control y su protección. Estas ideas 
políticas del siglo XVI y XVII harán parte del ambiente intelectual del mercantilismo. Los 
mercantilistas, en consecuencia, escriben para definir, expresar y defender los intereses de la nación 
y utilizarán toda su capacidad de persuasión para dirigirse a aquel que los encarna: el príncipe. La 
nación y el príncipe son las referencias esenciales, los pretextos para pensar y escribir, y la 
justificación última de sus consejos y recomendaciones. 
1.3.2 ¿Cómo enriquecer la nación? 
Algunas veces se ha dicho que el mercantilismo está basado en una falacia de composición: si algo 
es bueno para una persona (por ejemplo un mercader), también es bueno para la sociedad en su 
conjunto (es decir, para la nación). La Nación, como el comerciante, se enriquece cuando hace 
beneficios; es decir, cuando vende más y más caro de lo que compra. Además, estas ganancias del 
intercambio con otras naciones se suman unas a otras y pueden acumularse en stock monetarios de 
metales preciosos. El enriquecimiento se concibe entonces como una acumulación de la riqueza por 
excelencia: los metales preciosos. Los mercantilistas no entienden la riqueza como bienestar o como 
mejora en los niveles de vida de los subditos, más bien de lo que se trata es de construir e 
incrementar un patrimonio. De ahí que los dos temas principales del mercantilismo sean 
precisamente el dinero y balanza comercial.
Tampoco el mercantilismo reconoce ventajas mutuas y compartidas entre las naciones que 
participen del comercio internacional. Más que socios comerciales que buscan acuerdos 
mutuamente favorables el mundo del comercio se conforma entre naciones rivales. El comercio 
entre mercaderes y, por analogía, entre naciones, se percibe necesariamente como un juego de suma 
cero, nadie puede ganar a menos que otro pierda. Los mercantilistas no ignoran que un país sólo 
puede conseguir un excedente en el comercio internacional a costa de los déficit de otros. El 
objetivo de enriquecer la nación es entonces conflictivo; para que unos prosperen otros deberán 
empobrecerse; la riqueza propia se obtiene en detrimento de la fortuna de los vecinos. Por esos 
motivos, no es sorprendente que, junto con la diplomacia y con la guerra, las políticas económicas 
de la época se integren dentro de una estrategia general de poder. Aunque para nosotros resulte 
chocante, tampoco sorprende la agresividad nacionalista y a menudo xenófoba de los 
mercantilistas. A. de Rojas, un mercantilista español dirá, por ejemplo, que la riqueza: "se debe 
buscar adquirirla por todos los medios sin excepción, incluso por la fuerza de las armas: he aquí una 
máxima invariable y susceptible de demostración". También se puede citar la fórmula del más 
ilustre mercantilista francés, Antoine de Montchrestien (1576-1621): "Todo lo extranjero 
corrompe". 
Si la fuente de la riqueza se adquiere a través del comercio, ¿qué papel juega entonces la producción 
interna? ¿los bienes producidos son o no parte de la riqueza?. Sobre este tema, los mercantilistas 
tendrán ideas encontradas. Para Montchrestien en casa de los trabajadores industria y prosperidad 
son sinónimos. Sin embargo, muchos mercantilistas sólo tuvieron en cuenta la producción interior 
como una forma de orientar los intercambios internacionales. Para éstos últimos, producir es, en 
primer lugar, producir para exportar más e importar menos. La producción podrá ser una fuente de 
riqueza, pero sólo una fuente indirecta a través de su influencia sobre la balanza de pagos. 
1.3.3 Un estado fuerte e intervencionista 
Para los mercantilistas los estados que prosperan son los estados poderosos. La fuerza es la mejor 
garantía de éxito de los intereses individuales, el comercio exterior sólo prospera cuando la armada 
del príncipe protege al mercader, y cuando, eventualmente, la expansión colonial y la guerra abren 
nuevos mercados. Del mismo modo, el comercio interno sólo se desarrolla cuando impera la paz 
civil y está protegida la propiedad privada. 
Tal vez fue Montchrestien el autor que defendió con mayor convicción la omnipresencia del 
Estado,y quien llevó más lejos el argumento de su necesaria autoridad. En el Traitè de Economie 
Politique (1615) desarrolla este tema abundantemente. Las areas de intervención del Estado que 
menciona Montchrestien pertenecen al fondo común del mercantilismo: la ley, el orden, la 
seguridad, la garantía de la propiedad, la seguridad del comercio, etc. Pero el autor también aporta 
argumentos originales: el Estado debe velar por el pleno empleo, ya que el paro es un desperdicio 
de recursos y crea un déficit de riquezas que deberá ser cubierto comprando en el extranjero. Por 
ello hay que obligar a las personas a trabajar y se deben crear talleres con ese fin. Sus argumentos 
serían luego recuperados por William Petty, para defender que el estado "debe poner su máxima 
atención en utilizar la fuerza laboral y mantener en orden sus aptitudes" Grampp (p.79). En caso de 
necesidad los parados deberían emplearse en "... construir una pirámide inútil en la llanura de 
Salisbury, trasladar piedras de Stonehedge a Towerhill o hacer cosas semejantes, ya que, por lo 
menos, esto mantendría sus mentes disciplinadas y obedientes y sus cuerpos aptos para realizar 
trabajos provechosos cuando fuera necesario" (citado por Grampp). El estado debe jugar también un 
papel en la formación de las personas a través del desarrollo de la enseñanza y como responsable de 
la educación de los huérfanos. Además, el Estado debe también intervenir en la industria 
protegiendo las invenciones, creando monopolios gracias a los privilegios que conceda, etc. En
materia de comercio exterior, el estado debe proteger los bienes que produzca o pueda producir la 
nación, pero debe defender la libertad de comercio en lo que se refiera a los bienes que la nación no 
produzca. Finalmente, el estado debe estimular la colonización, ya que ésta permite reabsorber los 
excedentes de población, aumenta la demanda de bienes y da acceso a nuevas fuentes de materias 
primas. Las ideas de Montchrestien son representativas de la corriente mercantilista francesa. Pero 
también se encuentran en Barthelemy de Laffemas, el consejero de Enrique IV y, en cierto modo, se 
anticiparon a la política económica que luego seguiría Colbert. 
1.4 LOS TEMAS ESCENCIALES DEL MERCANTILISMO 
Como hemos visto el dinero es el concepto central de las reflexiones mercantilistas. Si hay una 
recomendación clara de política económica esta es la de acumular la mayor cantidad de metales 
preciosos mediante la consecución de saldos favorables en los intercambios exteriores. A partir de 
esa premisa, se pueden deducir fácilmente las relaciones entre el dinero y los precios, entre el dinero 
y la tasa de interés, y entre el dinero, el tipo de cambio y la balanza de pagos. Además de estas 
relaciones también haremos mención en este apartado a algunos temas menores sobre la población , 
el trabajo y la industria. 
1.4.1 El dinero y la riqueza. 
El dinero de la época mercantilista es el dinero-mercancía; es decir, está constituido por metales 
preciosos marcados, en forma de lingotes o monedas marcadas con un sello que, en principio, 
garantiza su peso en oro o en plata. Para ordenar la discusión sobre la relación entre "la riqueza de 
una nación" y el dinero, planteemos para empezar una cuestión básica: ¿es el dinero, para los 
mercantilistas, sinónimo de riqueza?. Sin lugar a dudas los primeros mercantilistas darían a esta 
pregunta una respuesta afirmativa. Los mercantilistas llamados bullionistas, principalmente 
españoles y portugueses de la primera mitad del siglo XVI, se proponen como ambición exclusiva 
la acumulación y conservación de los metales preciosos en el reino. A ellos les parecía que el valor 
intrínseco del oro y de la plata, así como su carácter imperecedero, convertían a los metales 
preciosos en la esencia misma de la riqueza. Por eso proponen, entre otras medidas, la prohibición 
de exportar el oro y la plata, el cobro de sobretasas de cambio para las monedas extranjeras, la 
obligación de pagar las importaciones de bienes en mercancías y no en metales preciosos, la 
obligación de repatriar las ganancias obtenidas en el extranjero, etc. Todo un conjunto de medidas 
artificiales, autoritarias, burocráticas e ineficaces. 
Pero ¿por qué razón dinero es sinónimo de riqueza? La respuesta de los primeros autores 
mercantilistas, es simple: el dinero es riqueza porque es poder de compra. Esto es lo que por 
ejemplo concluye Davanzati: "todos los hombres desean todo el oro posible para adquirir todas las 
cosas, para satisfacer todos sus deseos y necesidades, y en suma para ser felices" (Lezione della 
Monete, 1588). De ahí a pensar que son los bienes, y no el dinero, los que constituye la verdadera 
riqueza no hay más que un paso, que algunos darían varios años después. 
El dinero, o los metales preciosos, poseen ventajas indudables. Por ejemplo, mientras la mayoría de 
los bienes son perecederos y difíciles de almacenar, los metales preciosos son duraderos, de valor 
elevado y divisibles, características todas ellas que los hacen adecuados para efectuar pagos y para 
la conservación de la riqueza. En todo ese razonamiento se encuentra el reconocimiento explícito de 
las tres funciones clásicas del dinero: unidad de cuenta, instrumento de cambio y reserva de valor; 
son precisamente la segunda y fundamentalmente la tercera de estas funciones las que permiten 
aproximar hasta confundir en lo mismo el dinero y la riqueza.
Además, los metales preciosos son absolutamente indispensable para reglar los saldos del comercio 
exterior. Por ello, Tomas Mun (1571-1641), insistirá sobre la necesidad de detentar metales 
preciosos para las necesidades de los intercambios internacionales. Por la misma razón, el comercio 
interior debería servir para economizar encajes monetarios y, según Mun, dentro del país el papel 
del dinero lo puede cumplir adecuadamente los billetes a la orden y las letras de cambio. 
Además de las razones anteriores el Príncipe debe poseer un tesoro, signo de nobleza, de poder, 
esplendor y, más prosaicamente, porque el dinero es el nervio de la guerra. El Príncipe debe 
conseguir las armas, preparar la flota, conducir la guerra y todos los gastos deben cubrirse con 
dinero contante y sonante. 
Finalmente, para muchos mercantilistas, el dinero es la vida y el alma del comercio. Esta idea, 
extendida en la literatura sin una justificación teórica clara, se apoya en consideraciones intuitivas 
que reflejan las preocupaciones de los mercaderes. Con frecuencia tal metáfora sirve para identificar 
dinero y capital; una falacia comprensible cuando la prosperidad pasa por el comercio. Así, 
abundancia monetaria significa también abundancia de capital para prestar y tomar prestado, para la 
financiación de las ventas y las compras y para permitir que los negociantes asuman mayores 
riesgos. Así, unos medios de pago abundantes hacen más fácil la expansión del mercado, mejoran 
las oportunidades de negocio y las posibilidades de obtener beneficios. ¿Qué otra cosa puede pedir 
el comerciante? Así se explica también el miedo a una falta de liquidez que también constituye una 
constante del pensamiento mercantilista. 
En resumen, si el dinero constituye la riqueza, sólo se puede tratar del "buen dinero". Tal vez 
debido a la fuerza de los argumentos en que se apoya, la "Ley de Gresham" es uno de los pocos 
princípios económicos que ha logrado inspirar una metáfora del romancero popular:"gitana que tu 
serás, como la falsa moneda, que de mano en mano va y ninguno se la quea". 
1.4.2 El Dinero y los Precios: 
La historia económica de la Europa del siglo XVI está marcada, al mismo tiempo, por la entrada de 
grandes cantidades de oro y plata provenientes de el Nuevo Mundo, y por el aumento sostenido de 
los precios. A Jean Bodin le corresponde el mérito de haber relacionado por primera vez ambos 
fenómenos y, más concretamente, de haber identificado el primero como la causa del segundo. En 
los albores del siglo XVI, por razones obvias, los aumentos de precios se produce primero en 
España y con el tiempo se harán notar en Francia donde la inflación se acelera hacia 1550 y se dura 
hasta 1690. Todo esto coincide con otro hecho importante: en Europa circulan muchas monedas de 
dudoso valor. Esto servirá para complicar el diagnóstico sobre la verdaderas causas de la inflación; 
problema en el que se centrará una de las primeras controversias económicas. 
En 1563 la Chambre de Comptes de París, movida por el deseo de averiguar las causas del aumento 
sostenido de los precios, encarga a uno de sus miembros, M. de Malestroit, la elaboración de un 
informe que será publicado con el título de Les Paradoxes sur le faict des Monnoyes (1563). 
¿Cuáles son las paradojas de Malestroit? En primer lugar, la inflación que a todos parece algo tan 
evidente es, para el autor del informe, algo completamente ilusorio. Según Malestroit, la pérdida de 
poder adquisitivo del dinero en circulación es completamente imputable a la disminución del 
contenido metálico de la unidad de cuenta. Este autor se empeña en demostrar que, aunque los 
precios nominales aumenten, la relación de intercambio entre cada uno de los bienes y el oro y la 
plata, ha permanecido estable. De modo que la "carestía" sería una ilusión: efectivamente quien 
compra da más escudos, soles o libras a cambio de los mismos bienes, pero no da más oro o 
plata. Malestroit concluye entonces que, para evitar esta inflación de unidades de cuenta, lo único
que hace falta es aplicar la ortodoxia monetaria de la época manteniendo constante el contenido 
metálico de las monedas. Malestroit subraya, con su segunda paradoja, que aferrarse a los valores 
nominales sin tener en cuenta el contenido metálico de las monedas es arriesgarse a sufrir pérdidas 
de capital; él piensa, con razón, que el rey que percibe sus ingresos en monedas depreciadas no 
recibe por lo tanto la misma cantidad de oro y de plata que sus predecesores. 
Jean Bodin contestará a tales ideas en su Response aux Paradoxes de M. de Malestroit (1568). Su 
crítica es, en primer lugar, empírica y, a continuación, teórica. Según las cifras de Bodin, El 
aumento de los precios de los bienes esenciales (el trigo, la tierra, las viñas, las frutas, etc) es muy 
superior a la depreciación de las monedas. La inflación no es entonces solamente "nominal" (en 
unidades de cuenta), sino también real (de los precios en términos de oro y plata). Una vez 
demostrado que la inflación no es una ilusión, Bodin pasa a discutir sus causas. Para él, la causa 
principal es la abundancia de oro y de plata. El mayor crecimiento de la oferta de metales preciosos 
en relación con la oferta de los demás bienes, disminuye los precios relativos del oro y la plata con 
respecto a los demás bienes, o, en otros términos, aumenta los precios de los bienes en términos de 
oro y plata. El nivel general de precios (el inverso del valor del dinero), se relaciona entonces 
directamente con la cantidad de oro y plata existente en el mercado. 
A continuación, Bodin analiza las causas del aumento de la cantidad de dinero. El origen está en la 
balanza comercial; el comercio exterior de Francia con España es fuertemente superavitario y ello 
se traduce en la importación neta de oro y plata. Además están las transferencias de los numerosos 
franceses que encontraron fortuna en España y la entrada de capitales de los numerosos banqueros 
extranjeros que se instalaron en la Francia de la época. Aunque lo esencial del análisis de Bodin se 
encuentra en el mecanismo monetario, el autor añade otras causas del aumento de los precios, entre 
las que se cuentan: el despilfarro que resulta de la moda que crea demandas artificiales y 
cambiantes, el desarrollo de las exportaciones que reduce la oferta interior, los monopolios y las 
alianzas que frenan la competencia y, finalmente, los príncipes cuyos gastos son excesivos. 
El gran aporte de Bodin no es práctico sino teórico. Desde entonces, la relación positiva entre la 
abundancia monetaria y los precios será parte del acervo común del mercantilismo. Esta idea se 
integra en una visión general del dinero que se resume en la obra de Davanzati. El dinero, para este 
último autor, es unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor. Como medio de pago y reserva 
de valor es, al mismo tiempo, vehículo de las transacciones y poder de compra y, en consecuencia, 
constituye la esencia de la riqueza. Para que la mala moneda no desplace a la buena, el príncipe 
debe resistir la tentación de depreciarla; no obstante, como un subproducto no deseado, la 
abundancia de dinero hace aumentar los precios. 
1.4.3 El Dinero y la Tasa de Interés. 
Por encima de todo, para los mercantilistas la abundancia de dinero tiene una ventaja indudable: 
permite la disminución del tipo de interés. Los argumentos se encuentran expuestos con claridad en 
la obra de T. Culpeper(1578-1662) y particularmente su Traite Contre L'Usure (1621). Cuando el 
tipo de interés es alto, los mercaderes más afortunados se retiran, ya que para ellos es más seguro y 
más rentable prestar el dinero que dedicarse directamente a los negocios. Los negociantes jóvenes y 
endeudados se ven conducidos a la ruina o desmotivados, ya que lo esencial de sus beneficios sólo 
sirve para cubrir el servicio de los préstamos. De la misma manera, y esto es lo más importante 
para Culpeper, las inversiones agrícolas disminuyen y el valor de la tierra cae abrúptamente. Sin 
duda este razonamiento, y no es el primero que mencionamos de ese tipo, tiene un cierto sabor 
keynesiano. El tipo de interés es el rendimiento mínimo requerido por la inversión; si dicho mínimo 
es muy alto, numerosos proyectos se convertirán en no rentables y serán abandonados; en tanto que,
por el mismo motivo, se retirarán los capitales ya comprometidos. Abandonar los negocios se hace 
más interesante que dedicarse a ellos; como la inversión es cada vez menos rentable, se corre el 
riesgo de que los créditos terminen financiando en mayor proporción los gastos de consumo. 
Una baja tasa baja de interés es considerada entonces algo favorable al comercio. Pero esa es sólo 
una condición necesaria y no suficiente para la prosperidad de los intercambios. Thomas Mun, se 
encargará de señalar con justicia, que un tipo bajo de interés puede no ser más que el reflejo de un 
comercio deprimido y en consecuencia de una baja demanda de capitales. Con esta excepción, los 
mercantilistas piensan que una baja tasa de interés es el resultado de la abundancia monetaria. 
Muchos años más tarde se descubrirá que todo el argumento para defender esta conclusión está 
basado en la incapacidad de distinguir entre el concepto de dinero, el de capital y el de fondos 
prestables. A riesgo de simplificar, podemos decir que, para los mercantilistas, esos tres conceptos 
distintos se funden en una y la misma cosa: la riqueza (influencias teológicas aparte). Si la nación 
posee mucho oro y plata ( es decir, dinero), la inversión será abundante (acumulación de capital), y 
el crédito barato (fondos prestables). 
Pero, ¿qué debe hacer el gobierno si se encuentra con una situación de escasez monetaria? Si eso 
ocurriera la ley debe suplir al mercado. Culpeper, por ejemplo, pide que se limite severamente el 
tipo de interés autorizado con el fin de poder competir con los holandeses que se benefician de tasas 
más bajas que los ingleses. La exigencia de un respaldo legal es, con una frecuencia comprensible, 
la única respuesta de los comerciantes en el conflicto que les enfrenta al poder financiero. Ambos 
intereses, los del banquero y el mercader, son claramente contrapuestos y los mercantilistas se 
preocuparán por distinguir con claridad entre la tasa de interés (legítima) y la usura (abusiva); una 
distinción artificial que sólo es un síntoma de las limitaciones del análisis. 
1.4.4 El Dinero y la Balanza Comercial. 
En el siglo XVI, el pillaje de los tesoros y la explotación de las minas del llamado Nuevo Mundo, 
constituye para Europa la fuente esencial de metales preciosos. España y Portugal, como puertos 
destacados de entrada, fueron también la cuna de los primeros autores bullionistas quienes se 
empeñaron en defender que el oro y la plata deberían permanecer dentro de las fronteras del reino. 
Por eso fueron también los países más intervencionistas. Para los países que no contaron con la 
suerte de tener un acceso directo a las fuentes de metales preciosos, la única forma de conseguirlos 
estaba en los excedentes de la balanza comercial. Como afirmaMontchrestien: "necesitamos del oro 
y la plata y no teniéndola de nuestro cuño, debemos conseguirla de los extranjeros"(Traité...). En 
suma, como el oro entraba en España y Portugal, era necesario que los déficit comerciales lo 
hicieran salir. 
En un primer momento, el saldo favorable de los intercambios comerciales se consiguió mediante 
una política de prohibiciones, restricciones y controles. Prohibiciones de exportar metales preciosos, 
obligación de cada mercader de exportar primero para importar después, tentativas de establecer 
controles burocráticos y restricciones administrativas adicionales (gracias, por ejemplo, a la Office 
of Royal Exchange en Inglaterra), etc. 
Sin embargo, en el siglo XVI, la explosión de los intercambios internacionales debilitará 
progresivamente la eficacia de tales disposiciones. La emergencia de un mundo financiero 
especializado, la generalización de las letras de cambio, los privilegios acordados a las grandes 
compañías (entre ellos el de exportar oro) y, de un modo general, la imposibilidad material de 
controlar unos flujos comerciales siempre crecientes, son todos procesos que terminarán por
arruinar el poder de la administración. Así se impone la idea de que, si el comercio es deficitario, el 
oro saldrá inevitablemente del reino . 
En consecuencia, ¿cómo evitar la salida de oro?; ¿qué hacer si el desarrollo del comercio agrava y 
convierte el problema en algo crucial?. Alrededor de estas cuestiones generales se enfrentarán G. 
Malynes, Edward Misselden (1603-54) y Thomas. Mun en una de las controversias más fructíferas 
de la historia del mercantilismo. 
Las conclusiones políticas de Malynes se deducen directamente: hay que retornar a un estricto 
control de cambios, la Office of Royal Exchange debería supervisar todos los intercambios y 
prohibir las transacciones que no respeten la paridad. Los intereses de los mercaderes y 
comerciantes deben supeditarse al interés general. 
Contra este análisis reaccionarán E. Misselden y T. Mun. Básicamente, estos dos últimos autores 
invierten el razonamiento de Malynes para rebatirlo; es decir sostienen que son los movimientos 
comerciales los que causan las variaciones del tipo de cambio y de los flujos monetarios. 
Por su parte, Thomas Mun, en su obra póstuma, England's Treasure by Forraign Trade, retoma, 
generaliza y precisa los argumentos anteriores. Mun distingue cuidadosamente entre el balance 
global y los balances particulares. Los balances particulares con tal o cual país eran en la época 
objeto de una atención política particular, ya que el equilibrio o el excedente se buscaba y definía 
para cada socio. Mun, al contrario, insistirá en que lo que realmente importa es el balance global y 
que no es reprochable que el comercio con tal o cual país sea deficitario, siempre que conduzca a 
excedentes globales; por ejemplo, esto ocurrire cuando se importan materias primas que después de 
transformadas se reexportan como productos terminados o, incluso, cuando se importa barato para 
exportar los mismos bienes a mayor precio. 
Las conclusiones de Mun se expresan en la forma de una auténtica ley económica: existe una 
relación causal entre la balanza global y los flujos de metales preciosos: "no entrará ni saldrá un 
tesoro mayor que el del saldo de la balanza comercial". Mun concluye lógicamente que la parte del 
stock mundial de metales preciosos en manos de cada país depende de la situación de su balanza 
comercial y no tanto de que el país tenga minas o colonias. Es difícil no mencionar el ejemplo de 
España, deficitaria e incapaz de conservar su oro, y Mun no dejará de analizar el caso. 
Las ideas de Misselden y Mun son características de la versión "comercialista" del mercantilismo 
inglés. Misselden trabajaba para la compañía Merchant Adventure y Mun era miembro de la East 
Asian Company. No sorprende, entonces, que los dos autores esperen el excedente comercial de la 
libertad de comercio de las grandes compañías. Esto es, de la libertad para exportar el oro siempre 
que permita desarrollar los negocios; para importar si eso permite exportar más; para comprar caro 
en el extranjero si eso permite vender aun más caro a otro país. Esta visión del comercio, dinámica 
y no sólamente contable, es la que corresponde a la actitud de los comerciantes poderosos con 
mentalidad de conquistadores.
1.4.5 La política de la balanza comercial. 
A menudo se asocia mercantilismo con proteccionismo. Sin embargo, en esta afirmación puede ser 
objeto de muchos matices. Como observa Keynes, (en su apéndice Sobre el Mercantilismo de 
la Teoría General, y después de haber subrayado las ventajas de un excedente comercial): "No se 
puede decir que se obtiene el máximo excedente de la balanza comercial mediante el máximo de 
restricciones a las importaciones. Los primeros mercantilistas insistieron vivamente sobre este 
punto y a menudo combatieron las restricciones comerciales ya que a la larga tales restricciones se 
habrían convertido en un obstáculo para una balanza comercial favorable". Los grandes 
comercialistas ingleses, como acabamos de ver, eran mucho más favorables a la libertad de 
comercio, eso sí, acompañada de una política aduanera moderada. 
En la época, nada de lo anterior impide la existencia de una verdadera política comercial. En primer 
lugar, el Estado debe, a través de una potente flota, garantizar la seguridad de los barcos mercantes. 
En segundo término, hay un largo catálogo de medidas que ayudarán a maximizar el excedente 
comercial. Por ejemplo, evitar exportar las materias primas (hay que transformarlas y exportar 
productos finales); o bienes de subsistencia (no hay que depender del extranjero para alimentarse); 
desestimular las importaciones de bienes de lujo (se parecen demasiado a los metales preciosos, 
pero carecen de utilidad); reservar el transporte internacional a los nacionales (es un elemento 
"invisible" de la balanza comercial y no hay que dar facilidades a la competencia); incitar a los 
comerciantes extranjeros instalados en el territorio a consagrar sus ganancias a la compra de 
productos nacionales (por razones obvias); al contrario, incitar a los comerciantes nacionales en el 
extranjero a repatriar sus ganancias; exportar los bienes con mayor contenido de mano de obra (para 
favorecer el empleo) y, eventualmente, obligar a trabajar a los pobres e indigentes, preferiblemente 
para la exportación. 
El que esto sea o no proteccionismo es algo relativo. En los países dominados comercialmente, 
estos consejos toman la forma de un auténtico proteccionismo, con restricciones cuantitativas a los 
intercambios, derechos de aduana prohibitivos, subvenciones a las exportaciones. El poder de la 
nación está en juego en la conformación de un tesoro. Además, se hace valer la necesidad de 
proteger a las industrias nacientes, o a los sectores claves. También se debe proteger el empleo. En 
definitiva, el liberalismo comercial, como casi todo, una prerrogativa de quienes pueden 
permitirselo.
1.5 PRINCIPALES REPRESENTANTES DE LA ESCUELA MERCANTILISTA 
 Juan bodino, precursor del mercantilismo propiamente dicho y autor de un tratado sobre la 
moneda. Buscando el modo de superar este clima permanente de violencia -que además 
debilitaba a Francia en su relación con otras potencias-, Bodino abrazó un tercer partido, 
llamado de los «políticos», que proponía la tolerancia religiosa y el reforzamiento de la 
autoridad del Estado como árbitro que garantizara la paz entre las comunidades enfrentadas. 
En consecuencia, y aunque había apoyado anteriormente a la Liga católica, acabó 
reconociendo como rey al hugonote navarro Enrique IV, cuya conversión al catolicismo 
puso fin al conflicto mediante una solución de compromiso (1593). 
 Antonio Sierra, quien afirma que la industria es mejor que la agricultura por las ventajas 
que ofrece, vivio a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Se incluye entre los 
mercantilistas, y responde a parecidas circunstancias a los arbitristas de la Castilla de la 
misma época, también pertenecientes a la misma Monarquía Hispánica de los Habsburgo y 
enfrentados a los mismos problemas económicos, ligados a la Revolución de los Precios del 
siglo XVI y la crisis del siglo XVII. 
 Tomas Mun (1571-1641), mercantilista inglés que desarrolló ampliamente dicha doctrina. 
Thomas Mun, situaban como principal objetivo el Crecimiento de la Riqueza nacional, y 
aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras 
fuentes de Riqueza, como las mercancías. 
 Gerald Malynes, quien distingue entre usura e interés y es el principal representante de la 
corriente metalista en el mercantilismo. 
 Eduardo Misselden (1608-1654, primero en enunciar el concepto de la balanza comercial 
La Balanza Comercial fue uno de los mayores aportes teóricos de los mercantilistas. 
1.6 EL FIN DEL MERCANTILISMO 
No podemos entender el fin del mercantilismo como doctrina política y como escuela económica si 
antes no examinamos, primero, una serie de críticas de las que fue objeto y, segundo, una serie de 
cambios políticos, básicamente durante la segunda mitad del siglo XVIII, que fueron en detrimento 
del absolutismo político y de las potencias coloniales europeas. 
 La crítica de Hume: el mecanismo de ajuste automático 
Aun cuando un considerable número de autores del siglo XVII (Serra, Mysselden, 
Malynes, Mun, Locke) tuvo alguna idea del mecanismo automático de ajuste internacional y 
reconoció que una política dirigida a obtener persistentes balances comerciales positivos sería 
derrotada por un eventual aumento del nivel doméstico de precio , este mecanismo no fue 
plenamente entendido sino hasta bien entrado el siglo XVIII. De hecho, un modelo sistemático y 
completo de ajuste de la balanza comercial por precios fue producido recién en un ensayo publicado 
por David Hume en 1752, Of The Balance of Trade (uno de sus Ensayos Políticos o Political 
Discourses), que contenía una aplicación de la teoría cuantitativa del dinero en presencia de 
comercio exterior: un superávit comercial aumentaría la cantidad de dinero, y por tanto el nivel de
precios, en el país que lo tiene, como resultado de lo cual debe perder competitividad y ver 
disminuir sus exportaciones y aumentar sus importaciones. Lo opuesto ocurrirá en un país 
deficitario. De esta manera, hay un mecanismo de ajuste automático que impide que haya países 
que tengan superávits (déficits) sistemáticos, el denominado price-specieflow mechanism. 
En este sentido, David Hume antecedió a los autores clásicos en su crítica del mercantilismo. Se 
suele decir también que Hume fue uno de los que acusó a los mercantilistas de ser unos tontos que 
identificaban riqueza con metales preciosos. Pero, como ya hemos señalado, los mercantilistas no 
fueron tan simplones, y al favorecer el aumento de las exportaciones estaban pensando no tanto –o 
no sólo– en el oro que eso traería, sino en el mayor empleo e ingresos que eso crearía. 
 Las críticas de los fisiócratas 
El ataque de los economistas clásicos a los mercantilistas estuvo precedido por el de los fisiócratas 
que promovieron el libre comercio y el laissez-faire en general. Como se recordará, la fisiocracia 
floreció en Francia a mediados del siglo XVIII (François Quesnay publicó su Tableau Economique 
en 1758), y aunque se suele destacar su tesis de que la agricultura es el único sector que tiene un 
producto neto (o produit net), siendo capaz de crear riqueza adicional, no menos importante fue su 
posición en favor del librecambio. En este sentido tuvieron una importante influencia sobre los 
economistas clásicos y, en particular, sobre Adam Smith, que permaneció Francia entre 1764 y 
1766, y publicó La Riqueza de las Naciones en 1776. Adam Smith fue el primero en usar el término 
mercantilismo, y en La Riqueza de las Naciones enfatizó la idea de la especialización y el 
intercambio mutuamente provechoso: 
“Dar el monopolio del mercado doméstico a la industria doméstica… es en alguna medida ordenar a 
la gente la manera en que debe usar su dinero, lo cual debe, en casi todos los casos, ser algo inútil o 
pernicioso… El sastre no trata de hacer sus propios zapatos, sino que los compra del zapa tero. El 
zapatero no trata de hacer su propia ropa, sino que emplea a un sastre…” (Libro IV, Cap. II, pp. 
423-424) 
La idea del intercambio comercial mutuamente beneficioso sería luego reforzada por el concepto de 
ventaja comparativa de David Ricardo. En general, los mercantilistas tienen muy mala fama entre 
los economistas.9 Colbert fue duramente atacado por A. Smith,10 y uno de los temas centrales de 
Los Principios de Ricardo es la teoría de las ventajas comparativas que afirma que todos pueden 
ganar con el comercio balanceado. 
 Los cambios económicos y sociales 
Una serie de cambios políticos, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XVIII, en detrimento 
del absolutismo político y del colonialismo europeo, terminaron por sellar el declive del 
mercantilismo. Entre ellos podemos mencionar la Independencia Americana (1776), la Revolución 
Francesa (1789), que dieron origen a sendas repúblicas. Aunque el origen de los organismos 
representativos en Europa ¾los Estados Generales en Francia, la Cámara de los Comunes en 
Inglaterra, las Dietas en Alemania, y las Cortes en España¾ data de la Edad Media, fueron las 
nuevas repúblicas las que marcan el inicio del fin del absolutismo Otro cambio importante que 
debemos mencionar es el inicio de la revolución industrial en Inglaterra hacia 1750, la cual dio 
impulso al comercio internacional al bajar los precios de los productos manufacturados en 
Inglaterra y reducir los costos de transporte. Un efecto similar tubo el mayor crecimiento 
poblacional en Europa al reducirse las plagas epidémicas y al ganar importancia el cultivo de 
productos tales como la papa.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL: 
Beltran, L. (1993) Historia de las Doctrinas Económicas. Teide. 
Blaug, M. (1985) Teoría económica en retrospección. F.C.E. 
Ekelund, R. y Hébert,R.(1992) Historia de la Teoría Económica y de Su Método. McGraw-Hill. 
Grampp, W. (1971) Los elementos liberales del mercantilismo inglés. En Spengler y Allen (ed) El 
Pensamiento Económico de Aristóteles a Marshall. Tecnos 
Martina, D. (1991) Le Pensée Economique: Des Mercantilistes aux Neoclasiques . Armand 
Colin

Más contenido relacionado

La actualidad más candente (20)

Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
El Mercantilismo
El MercantilismoEl Mercantilismo
El Mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
El Mercantilismo
El Mercantilismo El Mercantilismo
El Mercantilismo
 
EL MERCANTILISMO (Economía Mercantilista) / Ova Dez
EL MERCANTILISMO (Economía Mercantilista)  /  Ova Dez EL MERCANTILISMO (Economía Mercantilista)  /  Ova Dez
EL MERCANTILISMO (Economía Mercantilista) / Ova Dez
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
El Mercantilismo en el siglo XVI - XVII- XVIII
El Mercantilismo en el siglo XVI - XVII- XVIII El Mercantilismo en el siglo XVI - XVII- XVIII
El Mercantilismo en el siglo XVI - XVII- XVIII
 
Presentacion mercantilismo
Presentacion mercantilismoPresentacion mercantilismo
Presentacion mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
PRESENTACION SOBRE LAS IDEAS MERCANTILISTAS
PRESENTACION SOBRE LAS IDEAS MERCANTILISTAS PRESENTACION SOBRE LAS IDEAS MERCANTILISTAS
PRESENTACION SOBRE LAS IDEAS MERCANTILISTAS
 
Dinero Y Mercantilismo
Dinero Y MercantilismoDinero Y Mercantilismo
Dinero Y Mercantilismo
 
El mercantilismo
El mercantilismoEl mercantilismo
El mercantilismo
 
Escuela mercantilista - Economía General
Escuela mercantilista - Economía GeneralEscuela mercantilista - Economía General
Escuela mercantilista - Economía General
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
El mercantilismo
El mercantilismoEl mercantilismo
El mercantilismo
 

Destacado

Destacado (10)

Mercantilismo en la teoria objetiva.
Mercantilismo en la teoria objetiva.Mercantilismo en la teoria objetiva.
Mercantilismo en la teoria objetiva.
 
Mercantilismo Y Teoría H-O
Mercantilismo Y Teoría H-OMercantilismo Y Teoría H-O
Mercantilismo Y Teoría H-O
 
Mercantilismo Fisiocracia 1
Mercantilismo   Fisiocracia 1Mercantilismo   Fisiocracia 1
Mercantilismo Fisiocracia 1
 
LA ESCUELA MERCANTILISTA
LA ESCUELA MERCANTILISTALA ESCUELA MERCANTILISTA
LA ESCUELA MERCANTILISTA
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
Los fisiocratas
Los fisiocratasLos fisiocratas
Los fisiocratas
 
El mercantilismo
El mercantilismoEl mercantilismo
El mercantilismo
 
Fisiocratas
FisiocratasFisiocratas
Fisiocratas
 

Similar a Economia el mercantilismo

ROJAS,+Jorge_El+mercantilismo.+Teoría,+política+e+historia..pdf
ROJAS,+Jorge_El+mercantilismo.+Teoría,+política+e+historia..pdfROJAS,+Jorge_El+mercantilismo.+Teoría,+política+e+historia..pdf
ROJAS,+Jorge_El+mercantilismo.+Teoría,+política+e+historia..pdfJohanaAcosta32
 
Introduccion ciencias sociales
Introduccion ciencias socialesIntroduccion ciencias sociales
Introduccion ciencias socialesFR GB
 
EQUIPO 1. Mercantilismo..pptx
EQUIPO 1. Mercantilismo..pptxEQUIPO 1. Mercantilismo..pptx
EQUIPO 1. Mercantilismo..pptxFrida726938
 
trabajo final tratado de libre comercio
trabajo final tratado de libre comerciotrabajo final tratado de libre comercio
trabajo final tratado de libre comercioPaulina Ramirez Corral
 
P ensamiento económicos
P ensamiento económicosP ensamiento económicos
P ensamiento económicosCristina Dino
 
Introducción a la economía
Introducción a la economíaIntroducción a la economía
Introducción a la economíaYhonn Samata
 
Actividad 1 – fundamentos economia
Actividad 1 – fundamentos economiaActividad 1 – fundamentos economia
Actividad 1 – fundamentos economiaAngelicaLopez552612
 
Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1profesdelCarmen
 
Escuelas_del_Pensamiento_Economico.pptx
Escuelas_del_Pensamiento_Economico.pptxEscuelas_del_Pensamiento_Economico.pptx
Escuelas_del_Pensamiento_Economico.pptxPabloGuerrero980045
 
El siglo XVIII
El siglo XVIIIEl siglo XVIII
El siglo XVIIIaliciarial
 
Escuelas del pensamiento económico
Escuelas del pensamiento económicoEscuelas del pensamiento económico
Escuelas del pensamiento económicoNefertiti Torres
 
Historia temas 8-9(epígrafes)
Historia temas 8-9(epígrafes)Historia temas 8-9(epígrafes)
Historia temas 8-9(epígrafes)Jose Peña Carrero
 
CLASE 2 ECON Y DESARROLLO.pptx
CLASE 2 ECON Y DESARROLLO.pptxCLASE 2 ECON Y DESARROLLO.pptx
CLASE 2 ECON Y DESARROLLO.pptxCsarCastillo51
 
Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1profesdelCarmen
 

Similar a Economia el mercantilismo (20)

Mercantilistas
MercantilistasMercantilistas
Mercantilistas
 
ROJAS,+Jorge_El+mercantilismo.+Teoría,+política+e+historia..pdf
ROJAS,+Jorge_El+mercantilismo.+Teoría,+política+e+historia..pdfROJAS,+Jorge_El+mercantilismo.+Teoría,+política+e+historia..pdf
ROJAS,+Jorge_El+mercantilismo.+Teoría,+política+e+historia..pdf
 
Mercantilismo
MercantilismoMercantilismo
Mercantilismo
 
4. iglesia y economía
4. iglesia y economía4. iglesia y economía
4. iglesia y economía
 
Introduccion ciencias sociales
Introduccion ciencias socialesIntroduccion ciencias sociales
Introduccion ciencias sociales
 
EQUIPO 1. Mercantilismo..pptx
EQUIPO 1. Mercantilismo..pptxEQUIPO 1. Mercantilismo..pptx
EQUIPO 1. Mercantilismo..pptx
 
EL MERCANTILISMO.pptx
EL MERCANTILISMO.pptxEL MERCANTILISMO.pptx
EL MERCANTILISMO.pptx
 
trabajo final tratado de libre comercio
trabajo final tratado de libre comerciotrabajo final tratado de libre comercio
trabajo final tratado de libre comercio
 
P ensamiento económicos
P ensamiento económicosP ensamiento económicos
P ensamiento económicos
 
Introducción a la economía
Introducción a la economíaIntroducción a la economía
Introducción a la economía
 
Actividad 1 – fundamentos economia
Actividad 1 – fundamentos economiaActividad 1 – fundamentos economia
Actividad 1 – fundamentos economia
 
Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1
 
Escuelas_del_Pensamiento_Economico.pptx
Escuelas_del_Pensamiento_Economico.pptxEscuelas_del_Pensamiento_Economico.pptx
Escuelas_del_Pensamiento_Economico.pptx
 
El siglo XVIII
El siglo XVIIIEl siglo XVIII
El siglo XVIII
 
Escuelas del pensamiento económico
Escuelas del pensamiento económicoEscuelas del pensamiento económico
Escuelas del pensamiento económico
 
Historia temas 8-9(epígrafes)
Historia temas 8-9(epígrafes)Historia temas 8-9(epígrafes)
Historia temas 8-9(epígrafes)
 
CLASE 2 ECON Y DESARROLLO.pptx
CLASE 2 ECON Y DESARROLLO.pptxCLASE 2 ECON Y DESARROLLO.pptx
CLASE 2 ECON Y DESARROLLO.pptx
 
Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1
 
Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1Raices h-de-la-españa-contemporánea1
Raices h-de-la-españa-contemporánea1
 
Historia pensamiento económico
Historia pensamiento económicoHistoria pensamiento económico
Historia pensamiento económico
 

Último

VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMALVOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMALEDUCCUniversidadCatl
 
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfEstrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfromanmillans
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxOscarEduardoSanchezC
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxYeseniaRivera50
 
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdfOswaldoGonzalezCruz
 
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO 2024 MINEDU
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO  2024 MINEDUFICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO  2024 MINEDU
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO 2024 MINEDUgustavorojas179704
 
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfTarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfManuel Molina
 
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptPINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptAlberto Rubio
 
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxc3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxMartín Ramírez
 
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parteUnidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parteJuan Hernandez
 
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdfFundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdfsamyarrocha1
 
La evolucion de la especie humana-primero de secundaria
La evolucion de la especie humana-primero de secundariaLa evolucion de la especie humana-primero de secundaria
La evolucion de la especie humana-primero de secundariamarco carlos cuyo
 
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024IES Vicent Andres Estelles
 
LA OVEJITA QUE VINO A CENAR CUENTO INFANTIL.pdf
LA OVEJITA QUE VINO A CENAR CUENTO INFANTIL.pdfLA OVEJITA QUE VINO A CENAR CUENTO INFANTIL.pdf
LA OVEJITA QUE VINO A CENAR CUENTO INFANTIL.pdfNataliaMalky1
 
periodico mural y sus partes y caracteristicas
periodico mural y sus partes y caracteristicasperiodico mural y sus partes y caracteristicas
periodico mural y sus partes y caracteristicas123yudy
 
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIATRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIAAbelardoVelaAlbrecht1
 
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOTUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOweislaco
 
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdfFisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdfcoloncopias5
 
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxLINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxdanalikcruz2000
 

Último (20)

VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMALVOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
 
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfEstrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
 
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
 
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO 2024 MINEDU
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO  2024 MINEDUFICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO  2024 MINEDU
FICHA DE MONITOREO Y ACOMPAÑAMIENTO 2024 MINEDU
 
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfTarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
 
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptPINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
 
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxc3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
 
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parteUnidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
 
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdfFundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
 
La evolucion de la especie humana-primero de secundaria
La evolucion de la especie humana-primero de secundariaLa evolucion de la especie humana-primero de secundaria
La evolucion de la especie humana-primero de secundaria
 
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdfTema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
 
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
 
LA OVEJITA QUE VINO A CENAR CUENTO INFANTIL.pdf
LA OVEJITA QUE VINO A CENAR CUENTO INFANTIL.pdfLA OVEJITA QUE VINO A CENAR CUENTO INFANTIL.pdf
LA OVEJITA QUE VINO A CENAR CUENTO INFANTIL.pdf
 
periodico mural y sus partes y caracteristicas
periodico mural y sus partes y caracteristicasperiodico mural y sus partes y caracteristicas
periodico mural y sus partes y caracteristicas
 
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIATRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
TRIPTICO-SISTEMA-MUSCULAR. PARA NIÑOS DE PRIMARIA
 
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJOTUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
TUTORIA II - CIRCULO DORADO UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO
 
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdfFisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
Fisiologia.Articular. 3 Kapandji.6a.Ed.pdf
 
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxLINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
 

Economia el mercantilismo

  • 1. INDICE 1.1 Historia del mercantilismo 1.2 El mercantilismo en la teoría 1.3 La nación y la riqueza. 1.3.1. La Nación y el Absolutismo 1.3.2. ¿Cómo Enriquecer la Nación? 1.3.3 Un Estado Fuerte e Intervencionista 1.4 Los Temas Esenciales del Mercantilismo 1.4.1. El Dinero y la Riqueza. 1.4.2 El Dinero y los Precios 1.4.3 El Dinero y el Tipo de Interés. 1.4.4 El Dinero y la Balanza Comercial 1.5 Principales representantes del mercantilismo. 1.6 El fin del mercantilismo. 1.7 Criticas de las demás escuelas. 1.8 Bibliografía.
  • 2. RESUMEN Aun cuando, por lo general, los libros de texto de economía internacional no tratan el tema del mercantilismo, dejándolo para los textos de historia del pensamiento económico, nosotros pensamos que el estudio de dicha escuela es de particular interés en un curso de teoría pura del comercio internacional, no sólo por el largo periodo de tiempo que dicha escuela cubre, sino también porque ha sido la única escuela económica cuyos argumentos centrales giran alrededor del comercio internacional y de la política comercial. En este breve ensayo se busca enfatizar la complejidad del mercantilismo, viéndolo no solo como una escuela económica con una doctrina comercial y otra monetaria, sino también como una escuela política, y para ello recurrimos a autores como eli heckscher, j. M. Keynes y joseph schumpeter. En general hay acuerdo en que es difícil definir el mercantilismo, pero podemos decir que fue la escuela económica que floreció en Europa entre 1550 y 1750, y que fue de un pragmatismo que contrastaba con la religiosidad e interés por cuestiones éticas y de justicia (o cuestiones normativas) de los autores escolásticos del medioevo, pero también con un énfasis en el rol del estado o la búsqueda de una alianza entre los hombres de negocios y un estado regulador y proteccionista que contrasta a su vez con el individualismo de los autores clásicos, pero a los que antecede por su atención al interés propio. Aunque, por lo general, los libros de texto de economía internacional no cubren el tema del mercantilismo, y lo dejan para los textos de historia del pensamiento económico, tales como Ekelund y Hérbert (1992), nosotros pensamos que el estudio de dicha escuela es de particular interés en un curso de teoría pura de economía internacional, no sólo por el largo periodo de tiempo que dicha escuela cubre, sino también porque como veremos ha sido la única escuela económica cuyos argumentos centrales giran alrededor del comercio internacional y de la política comercial. La obra más importante sobre la escuela mercantilista es la de Eli Heckscher (1994, originalmente publicada en Estocolmo en 1931, bajo el título de Merkatilismen), y en ella el autor sueco distingue tres aspectos o facetas del mercantilismo o, como él los denomina, tres sistemas como sistema político o de poder, como sistema comercial o de protección, y como sistema monetario lo cual nos debe hacer entender la complejidad del paradigma mercantilista.
  • 3. 1.- HISTORIA DEL MERCANTILISMO No se puede entender el mercantilismo si no tomamos en cuenta que durante el siglo XVI se dan en Europa dos fenómenos íntimamente vinculados entre sí: el surgimiento de las potencias coloniales básicamente España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda, y un tremendo crecimiento del comercio. Estos hechos se explican por la expansión del mundo conocido, como resultado del descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, pero también por el descubrimiento de una ruta marítima hacia el Asia (la India y los países árabes) al realizar Vasco da Gama la circunnavegación del África en 1497. Como sabemos, las empresas de ambos navegantes resultaron de un interés de los europeos de comerciar con el oriente, interés acrecentado desde los viajes de Marco Polo a la China a fines del siglo XIII. La expansión hacia occidente del mundo conocido se consolidó inicialmente con la conquista de América por España y Portugal durante el siglo XVI, y más tarde por Inglaterra y Francia, al norte de México durante el siglo XVII. Los estados europeos buscaron consolidar su expansión hacia el oriente con la creación de la East India Company por los ingleses el año 1600, y de compañías similares por los holandeses y los franceses. Estas entidades estaban encargadas no sólo de monopolizar el comercio y la navegación de esos países con sus colonias, sino que estaban también controlaban el tráfico de esclavos y estaban dotadas de una serie de prerrogativas de tipo político y administrativo, de tipo similar a las que tenía la Casa de Contratación, creada por los españoles en Sevilla en 1503. Es el siglo XVII el que marca el auge de las políticas mercantilistas en Europa, como resultado del tremendo crecimiento del comercio colonial, de las marinas mercantes europeas, de la producción y el saqueo de metales preciosos en México y el Perú, que permitió el crecimiento de la oferta de dinero en Europa. Dos gobiernos usualmente mencionados como paradigmas de la aplicación de políticas mercantilistas fueron el de Oliver Cromwell en Inglaterra y sobre todo el de Jean Baptiste Colbert en Francia. Oliver Cromwell, líder puritano de la Guerra Civil Inglesa que estalló en 1640, fue nombrado Lord Protector en 1653 y falleció en 1658, y durante su gobierno buscó promover el comercio, permitió el retorno de los judíos a Inglaterra y promulgó la primera Navigation Act en 1651. J.B. Colbert, ministro de Luis XIV de Francia (1661-1683), reformó la finanzas y la justicia en ese país, promovió el comercio y la industria mediante leyes proteccionistas y de navegación. El siguiente siglo XVIII fue testigo durante su segunda mitad de cambios muy importantes que marcan el fin de la primacía de las políticas mercantilistas. Por un lado, tenemos el inicio del derrumbe de las potencias coloniales con la Revolución Americana en 1776 y del declive del absolutismo que marca la Revolución Francesa de 1789. Por otro lado, tenemos el inicio de la Revolución Industrial en Inglaterra (James Watt patenta la máquina a vapor en 1769). Finalmente, tenemos también el inicio de importantes cambios intelectuales, que resultaron de las contribuciones de los fisiócratas y de los clásicos: Francois Quesnay publicó su Tableau Économique en 1758, y Adam Smith publicó La Riqueza de las Naciones en 1776.
  • 4. 1.2 EL MERCANTILISMO EN LA TEORIA Por último, para terminar de poner en perspectiva a los mercantilistas, es conveniente hacer una breve reseña de las distintas escuelas del pensamiento económico a través del tiempo, señalando los autores y obras representativas. - Los autores Escolásticos: su interés principal no fue la economía, pero escribieron sobre el justiprecio y contra la usura durante la Edad Media. Santo Tomás publicó su Summa Theologica en el siglo XIII. - Los Mercantilistas : tal vez la literatura inglesa del siglo XVII sea la más representativa. Thomas Mun escribió England’s Treasure by Forraign Trade en 1628. - Los Fisiócratas : criticaron a los mercantilistas, advocando el laissez-faire y el libre comercio. Quesnay publicó su Tableau Économique en 1758 Los Clásicos: el interés propio, la libre competencia (laissez-faire) y la “mano invisible”. A. Smith: La Riqueza de las Naciones (1776). D. Ricardo: Principios de Economía Política (1817-1821, 3 ediciones). T. Malthus (en 1820) y J.S. Mill (en 1848) también publicaron sus propios Principios. J.B. Say publicó su Traité d’economie polítique en 1803. - Karl Marx: la teoría del valor trabajo y la plusvalía. El Capital (1867-1894, 3 vol.) - Los Neoclásicos: escuela marginalista. Marshall: Principios de Economía (1890-1920, 8 ediciones) - J.M. Keynes: da origen a la teoría macroeconómica y rechaza la Ley de Say. La Teoría General (1936) 1.3 LA NACION Y LA RIQUEZA El espíritu del mercantilismo se opone claramente a las ideas medievales. Esto se traduce en que desde el siglo XVI la política será una cuestión separada de la religión, la economía un tema distinto de la justicia, y los negocios de la moral. Pero si la economía política se deshizo de la tutela de los valores trascendentes fue sólo para integrarse mejor en el marco político de la nación y del estado. 1.3.1 La nación: el príncipe y el absolutismo. A comienzos del siglo XVI aparece la obra de Nicolas Maquiavelo (1469-1527) y con ella surge una nueva teoría del estado considerado como un poder superior conducido por el príncipe. Según Maquiavelo, los Estados nacen de la violencia y con frecuencia deben mantenerse gracias a ella. Por esa razón resulta que las reglas de la eficacia política, por supuestos en nombre de los intereses superiores del Estado, contradicen las enseñanzas de la moral y de la iglesia. Con mucha frecuencia, El príncipe se verá "obligado, para mantener su Estado, a obrar en contra de la caridad, en contra la humanidad, y en contra de la religión" (El Príncipe, p.125). "Siendo como son", los hombres utilizarán su libertad para actuar en contra de los intereses del Estado y esto nos conducirá al caos social y, finalmente, a la disolución de la Nación. El papel de el Príncipe consiste entonces en obtener, establecer y garantizar la prosperidad de la ciudad. Para ello, debe conquistar, conservar y aumentar su poder. Estos últimos son los objetivos de la política.Por encima de las metas y fines de cada persona se debe anteponer "la razón de estado". Siempre que sean adecuados a los fines para los que están destinados, "los medios se considerarán honorables y adecuados. El vulgo no juzga más que lo que ve y lo que le ocurre; y en este mundo no hay más que lo vulgar; el número pequeño no cuenta cuando hay en que apoyarse en el gran número" (p.126). Así, Maquiavelo, el padre de la razón de estado nos aporta la primera pieza del absolutismo. Por su parte Jean Bodin (1530-1596), en Los Seis Libros de la República (1576), tratará de construir su teoría del estado sobre el concepto de soberanía. Para Bodin (o Bodino), la soberanía es la
  • 5. esencia de La República, el principio mismo del Estado. Para que exista la soberanía deben existir, a un mismo tiempo, un marco jurídico (la ley) y una autoridad (el orden). Tal soberanía, indivisible, absoluta y perpetua es una prerrogativa exclusiva del monarca y se impone al pueblo por intermedio del gobierno. Sin embargo, Bodin era un absolutista matizado que no dejó de advertir sobre los peligros de una soberanía sin límite; estos límites deben estár, según Bodin, en la ley divina y en la ley natural. Sin embargo estas ideas nos puede hacer caer rápidamente en contradicciones; así, por ejemplo, si según la ley divina, la voluntad del monarca no refleja la voluntad de Dios, nadie podrá, por hipótesis, erigirse en juez del soberano. Los límites a la soberanía propuestos por Bodin son, en muchos casos, más retóricos que efectivos y el poder del soberano es absoluto. Sin embargo, como veremos más adelante, la ley natural sí que puede suponer un límite efectivo a lo que puede y no puede conseguir el monarca en el ejercício de sus poderes soberanos. Más tarde, Thomas Hobbes (1588-1679), en el Leviathan (1651), en el que estudia con detalle la guerra civil inglesa que llevó a la ejecución de Carlos I, concluye que las grandes desgracias de la sociedad ocurren cuando las personas no saben a quién obedecer; cuando la soberanía desaparece. Cuando esto ocurre, la sociedad puede regresar al "estado de naturaleza"; es decir, a esa situación en la que cada quien puede hacer todo lo que considere útil para su supervivencia o su felicidad, en la que es permanente la amenaza para la vida y para los bienes de cada quien, y donde la vida de los hombres es "solitaria, miserable, sucia, animal y breve". Afortunadamente, en este como en muchos otros casos, el mal trae consigo parte del remedio. El "miedo constante a la muerte" lleva a todos al convencimiento de que, para salir del "estado de naturaleza", es necesario que cada quien convenga en ceder sus derechos a una autoridad superior, a la que será confiada la soberanía, que promulgará las leyes necesarias para conseguir la paz civil y que garantizará su observancia por medio del uso de la fuerza. La obediencia voluntaria al soberano asegura entonces la supervivencia y la prosperidad de la ciudad. Cada uno de los miembros de la sociedad se reconoce en su representante, y este, una especie de Dios mortal, consigue y representa la unidad de la nación. En resumen, según el cuerpo doctrinal del absolutismo, el príncipe, garante del orden civil y de la unidad nacional, es la autoridad absoluta y la condición necesaria para la prosperidad de la nación. La vida económica se desarrolla entonces bajo su dirección, su control y su protección. Estas ideas políticas del siglo XVI y XVII harán parte del ambiente intelectual del mercantilismo. Los mercantilistas, en consecuencia, escriben para definir, expresar y defender los intereses de la nación y utilizarán toda su capacidad de persuasión para dirigirse a aquel que los encarna: el príncipe. La nación y el príncipe son las referencias esenciales, los pretextos para pensar y escribir, y la justificación última de sus consejos y recomendaciones. 1.3.2 ¿Cómo enriquecer la nación? Algunas veces se ha dicho que el mercantilismo está basado en una falacia de composición: si algo es bueno para una persona (por ejemplo un mercader), también es bueno para la sociedad en su conjunto (es decir, para la nación). La Nación, como el comerciante, se enriquece cuando hace beneficios; es decir, cuando vende más y más caro de lo que compra. Además, estas ganancias del intercambio con otras naciones se suman unas a otras y pueden acumularse en stock monetarios de metales preciosos. El enriquecimiento se concibe entonces como una acumulación de la riqueza por excelencia: los metales preciosos. Los mercantilistas no entienden la riqueza como bienestar o como mejora en los niveles de vida de los subditos, más bien de lo que se trata es de construir e incrementar un patrimonio. De ahí que los dos temas principales del mercantilismo sean precisamente el dinero y balanza comercial.
  • 6. Tampoco el mercantilismo reconoce ventajas mutuas y compartidas entre las naciones que participen del comercio internacional. Más que socios comerciales que buscan acuerdos mutuamente favorables el mundo del comercio se conforma entre naciones rivales. El comercio entre mercaderes y, por analogía, entre naciones, se percibe necesariamente como un juego de suma cero, nadie puede ganar a menos que otro pierda. Los mercantilistas no ignoran que un país sólo puede conseguir un excedente en el comercio internacional a costa de los déficit de otros. El objetivo de enriquecer la nación es entonces conflictivo; para que unos prosperen otros deberán empobrecerse; la riqueza propia se obtiene en detrimento de la fortuna de los vecinos. Por esos motivos, no es sorprendente que, junto con la diplomacia y con la guerra, las políticas económicas de la época se integren dentro de una estrategia general de poder. Aunque para nosotros resulte chocante, tampoco sorprende la agresividad nacionalista y a menudo xenófoba de los mercantilistas. A. de Rojas, un mercantilista español dirá, por ejemplo, que la riqueza: "se debe buscar adquirirla por todos los medios sin excepción, incluso por la fuerza de las armas: he aquí una máxima invariable y susceptible de demostración". También se puede citar la fórmula del más ilustre mercantilista francés, Antoine de Montchrestien (1576-1621): "Todo lo extranjero corrompe". Si la fuente de la riqueza se adquiere a través del comercio, ¿qué papel juega entonces la producción interna? ¿los bienes producidos son o no parte de la riqueza?. Sobre este tema, los mercantilistas tendrán ideas encontradas. Para Montchrestien en casa de los trabajadores industria y prosperidad son sinónimos. Sin embargo, muchos mercantilistas sólo tuvieron en cuenta la producción interior como una forma de orientar los intercambios internacionales. Para éstos últimos, producir es, en primer lugar, producir para exportar más e importar menos. La producción podrá ser una fuente de riqueza, pero sólo una fuente indirecta a través de su influencia sobre la balanza de pagos. 1.3.3 Un estado fuerte e intervencionista Para los mercantilistas los estados que prosperan son los estados poderosos. La fuerza es la mejor garantía de éxito de los intereses individuales, el comercio exterior sólo prospera cuando la armada del príncipe protege al mercader, y cuando, eventualmente, la expansión colonial y la guerra abren nuevos mercados. Del mismo modo, el comercio interno sólo se desarrolla cuando impera la paz civil y está protegida la propiedad privada. Tal vez fue Montchrestien el autor que defendió con mayor convicción la omnipresencia del Estado,y quien llevó más lejos el argumento de su necesaria autoridad. En el Traitè de Economie Politique (1615) desarrolla este tema abundantemente. Las areas de intervención del Estado que menciona Montchrestien pertenecen al fondo común del mercantilismo: la ley, el orden, la seguridad, la garantía de la propiedad, la seguridad del comercio, etc. Pero el autor también aporta argumentos originales: el Estado debe velar por el pleno empleo, ya que el paro es un desperdicio de recursos y crea un déficit de riquezas que deberá ser cubierto comprando en el extranjero. Por ello hay que obligar a las personas a trabajar y se deben crear talleres con ese fin. Sus argumentos serían luego recuperados por William Petty, para defender que el estado "debe poner su máxima atención en utilizar la fuerza laboral y mantener en orden sus aptitudes" Grampp (p.79). En caso de necesidad los parados deberían emplearse en "... construir una pirámide inútil en la llanura de Salisbury, trasladar piedras de Stonehedge a Towerhill o hacer cosas semejantes, ya que, por lo menos, esto mantendría sus mentes disciplinadas y obedientes y sus cuerpos aptos para realizar trabajos provechosos cuando fuera necesario" (citado por Grampp). El estado debe jugar también un papel en la formación de las personas a través del desarrollo de la enseñanza y como responsable de la educación de los huérfanos. Además, el Estado debe también intervenir en la industria protegiendo las invenciones, creando monopolios gracias a los privilegios que conceda, etc. En
  • 7. materia de comercio exterior, el estado debe proteger los bienes que produzca o pueda producir la nación, pero debe defender la libertad de comercio en lo que se refiera a los bienes que la nación no produzca. Finalmente, el estado debe estimular la colonización, ya que ésta permite reabsorber los excedentes de población, aumenta la demanda de bienes y da acceso a nuevas fuentes de materias primas. Las ideas de Montchrestien son representativas de la corriente mercantilista francesa. Pero también se encuentran en Barthelemy de Laffemas, el consejero de Enrique IV y, en cierto modo, se anticiparon a la política económica que luego seguiría Colbert. 1.4 LOS TEMAS ESCENCIALES DEL MERCANTILISMO Como hemos visto el dinero es el concepto central de las reflexiones mercantilistas. Si hay una recomendación clara de política económica esta es la de acumular la mayor cantidad de metales preciosos mediante la consecución de saldos favorables en los intercambios exteriores. A partir de esa premisa, se pueden deducir fácilmente las relaciones entre el dinero y los precios, entre el dinero y la tasa de interés, y entre el dinero, el tipo de cambio y la balanza de pagos. Además de estas relaciones también haremos mención en este apartado a algunos temas menores sobre la población , el trabajo y la industria. 1.4.1 El dinero y la riqueza. El dinero de la época mercantilista es el dinero-mercancía; es decir, está constituido por metales preciosos marcados, en forma de lingotes o monedas marcadas con un sello que, en principio, garantiza su peso en oro o en plata. Para ordenar la discusión sobre la relación entre "la riqueza de una nación" y el dinero, planteemos para empezar una cuestión básica: ¿es el dinero, para los mercantilistas, sinónimo de riqueza?. Sin lugar a dudas los primeros mercantilistas darían a esta pregunta una respuesta afirmativa. Los mercantilistas llamados bullionistas, principalmente españoles y portugueses de la primera mitad del siglo XVI, se proponen como ambición exclusiva la acumulación y conservación de los metales preciosos en el reino. A ellos les parecía que el valor intrínseco del oro y de la plata, así como su carácter imperecedero, convertían a los metales preciosos en la esencia misma de la riqueza. Por eso proponen, entre otras medidas, la prohibición de exportar el oro y la plata, el cobro de sobretasas de cambio para las monedas extranjeras, la obligación de pagar las importaciones de bienes en mercancías y no en metales preciosos, la obligación de repatriar las ganancias obtenidas en el extranjero, etc. Todo un conjunto de medidas artificiales, autoritarias, burocráticas e ineficaces. Pero ¿por qué razón dinero es sinónimo de riqueza? La respuesta de los primeros autores mercantilistas, es simple: el dinero es riqueza porque es poder de compra. Esto es lo que por ejemplo concluye Davanzati: "todos los hombres desean todo el oro posible para adquirir todas las cosas, para satisfacer todos sus deseos y necesidades, y en suma para ser felices" (Lezione della Monete, 1588). De ahí a pensar que son los bienes, y no el dinero, los que constituye la verdadera riqueza no hay más que un paso, que algunos darían varios años después. El dinero, o los metales preciosos, poseen ventajas indudables. Por ejemplo, mientras la mayoría de los bienes son perecederos y difíciles de almacenar, los metales preciosos son duraderos, de valor elevado y divisibles, características todas ellas que los hacen adecuados para efectuar pagos y para la conservación de la riqueza. En todo ese razonamiento se encuentra el reconocimiento explícito de las tres funciones clásicas del dinero: unidad de cuenta, instrumento de cambio y reserva de valor; son precisamente la segunda y fundamentalmente la tercera de estas funciones las que permiten aproximar hasta confundir en lo mismo el dinero y la riqueza.
  • 8. Además, los metales preciosos son absolutamente indispensable para reglar los saldos del comercio exterior. Por ello, Tomas Mun (1571-1641), insistirá sobre la necesidad de detentar metales preciosos para las necesidades de los intercambios internacionales. Por la misma razón, el comercio interior debería servir para economizar encajes monetarios y, según Mun, dentro del país el papel del dinero lo puede cumplir adecuadamente los billetes a la orden y las letras de cambio. Además de las razones anteriores el Príncipe debe poseer un tesoro, signo de nobleza, de poder, esplendor y, más prosaicamente, porque el dinero es el nervio de la guerra. El Príncipe debe conseguir las armas, preparar la flota, conducir la guerra y todos los gastos deben cubrirse con dinero contante y sonante. Finalmente, para muchos mercantilistas, el dinero es la vida y el alma del comercio. Esta idea, extendida en la literatura sin una justificación teórica clara, se apoya en consideraciones intuitivas que reflejan las preocupaciones de los mercaderes. Con frecuencia tal metáfora sirve para identificar dinero y capital; una falacia comprensible cuando la prosperidad pasa por el comercio. Así, abundancia monetaria significa también abundancia de capital para prestar y tomar prestado, para la financiación de las ventas y las compras y para permitir que los negociantes asuman mayores riesgos. Así, unos medios de pago abundantes hacen más fácil la expansión del mercado, mejoran las oportunidades de negocio y las posibilidades de obtener beneficios. ¿Qué otra cosa puede pedir el comerciante? Así se explica también el miedo a una falta de liquidez que también constituye una constante del pensamiento mercantilista. En resumen, si el dinero constituye la riqueza, sólo se puede tratar del "buen dinero". Tal vez debido a la fuerza de los argumentos en que se apoya, la "Ley de Gresham" es uno de los pocos princípios económicos que ha logrado inspirar una metáfora del romancero popular:"gitana que tu serás, como la falsa moneda, que de mano en mano va y ninguno se la quea". 1.4.2 El Dinero y los Precios: La historia económica de la Europa del siglo XVI está marcada, al mismo tiempo, por la entrada de grandes cantidades de oro y plata provenientes de el Nuevo Mundo, y por el aumento sostenido de los precios. A Jean Bodin le corresponde el mérito de haber relacionado por primera vez ambos fenómenos y, más concretamente, de haber identificado el primero como la causa del segundo. En los albores del siglo XVI, por razones obvias, los aumentos de precios se produce primero en España y con el tiempo se harán notar en Francia donde la inflación se acelera hacia 1550 y se dura hasta 1690. Todo esto coincide con otro hecho importante: en Europa circulan muchas monedas de dudoso valor. Esto servirá para complicar el diagnóstico sobre la verdaderas causas de la inflación; problema en el que se centrará una de las primeras controversias económicas. En 1563 la Chambre de Comptes de París, movida por el deseo de averiguar las causas del aumento sostenido de los precios, encarga a uno de sus miembros, M. de Malestroit, la elaboración de un informe que será publicado con el título de Les Paradoxes sur le faict des Monnoyes (1563). ¿Cuáles son las paradojas de Malestroit? En primer lugar, la inflación que a todos parece algo tan evidente es, para el autor del informe, algo completamente ilusorio. Según Malestroit, la pérdida de poder adquisitivo del dinero en circulación es completamente imputable a la disminución del contenido metálico de la unidad de cuenta. Este autor se empeña en demostrar que, aunque los precios nominales aumenten, la relación de intercambio entre cada uno de los bienes y el oro y la plata, ha permanecido estable. De modo que la "carestía" sería una ilusión: efectivamente quien compra da más escudos, soles o libras a cambio de los mismos bienes, pero no da más oro o plata. Malestroit concluye entonces que, para evitar esta inflación de unidades de cuenta, lo único
  • 9. que hace falta es aplicar la ortodoxia monetaria de la época manteniendo constante el contenido metálico de las monedas. Malestroit subraya, con su segunda paradoja, que aferrarse a los valores nominales sin tener en cuenta el contenido metálico de las monedas es arriesgarse a sufrir pérdidas de capital; él piensa, con razón, que el rey que percibe sus ingresos en monedas depreciadas no recibe por lo tanto la misma cantidad de oro y de plata que sus predecesores. Jean Bodin contestará a tales ideas en su Response aux Paradoxes de M. de Malestroit (1568). Su crítica es, en primer lugar, empírica y, a continuación, teórica. Según las cifras de Bodin, El aumento de los precios de los bienes esenciales (el trigo, la tierra, las viñas, las frutas, etc) es muy superior a la depreciación de las monedas. La inflación no es entonces solamente "nominal" (en unidades de cuenta), sino también real (de los precios en términos de oro y plata). Una vez demostrado que la inflación no es una ilusión, Bodin pasa a discutir sus causas. Para él, la causa principal es la abundancia de oro y de plata. El mayor crecimiento de la oferta de metales preciosos en relación con la oferta de los demás bienes, disminuye los precios relativos del oro y la plata con respecto a los demás bienes, o, en otros términos, aumenta los precios de los bienes en términos de oro y plata. El nivel general de precios (el inverso del valor del dinero), se relaciona entonces directamente con la cantidad de oro y plata existente en el mercado. A continuación, Bodin analiza las causas del aumento de la cantidad de dinero. El origen está en la balanza comercial; el comercio exterior de Francia con España es fuertemente superavitario y ello se traduce en la importación neta de oro y plata. Además están las transferencias de los numerosos franceses que encontraron fortuna en España y la entrada de capitales de los numerosos banqueros extranjeros que se instalaron en la Francia de la época. Aunque lo esencial del análisis de Bodin se encuentra en el mecanismo monetario, el autor añade otras causas del aumento de los precios, entre las que se cuentan: el despilfarro que resulta de la moda que crea demandas artificiales y cambiantes, el desarrollo de las exportaciones que reduce la oferta interior, los monopolios y las alianzas que frenan la competencia y, finalmente, los príncipes cuyos gastos son excesivos. El gran aporte de Bodin no es práctico sino teórico. Desde entonces, la relación positiva entre la abundancia monetaria y los precios será parte del acervo común del mercantilismo. Esta idea se integra en una visión general del dinero que se resume en la obra de Davanzati. El dinero, para este último autor, es unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor. Como medio de pago y reserva de valor es, al mismo tiempo, vehículo de las transacciones y poder de compra y, en consecuencia, constituye la esencia de la riqueza. Para que la mala moneda no desplace a la buena, el príncipe debe resistir la tentación de depreciarla; no obstante, como un subproducto no deseado, la abundancia de dinero hace aumentar los precios. 1.4.3 El Dinero y la Tasa de Interés. Por encima de todo, para los mercantilistas la abundancia de dinero tiene una ventaja indudable: permite la disminución del tipo de interés. Los argumentos se encuentran expuestos con claridad en la obra de T. Culpeper(1578-1662) y particularmente su Traite Contre L'Usure (1621). Cuando el tipo de interés es alto, los mercaderes más afortunados se retiran, ya que para ellos es más seguro y más rentable prestar el dinero que dedicarse directamente a los negocios. Los negociantes jóvenes y endeudados se ven conducidos a la ruina o desmotivados, ya que lo esencial de sus beneficios sólo sirve para cubrir el servicio de los préstamos. De la misma manera, y esto es lo más importante para Culpeper, las inversiones agrícolas disminuyen y el valor de la tierra cae abrúptamente. Sin duda este razonamiento, y no es el primero que mencionamos de ese tipo, tiene un cierto sabor keynesiano. El tipo de interés es el rendimiento mínimo requerido por la inversión; si dicho mínimo es muy alto, numerosos proyectos se convertirán en no rentables y serán abandonados; en tanto que,
  • 10. por el mismo motivo, se retirarán los capitales ya comprometidos. Abandonar los negocios se hace más interesante que dedicarse a ellos; como la inversión es cada vez menos rentable, se corre el riesgo de que los créditos terminen financiando en mayor proporción los gastos de consumo. Una baja tasa baja de interés es considerada entonces algo favorable al comercio. Pero esa es sólo una condición necesaria y no suficiente para la prosperidad de los intercambios. Thomas Mun, se encargará de señalar con justicia, que un tipo bajo de interés puede no ser más que el reflejo de un comercio deprimido y en consecuencia de una baja demanda de capitales. Con esta excepción, los mercantilistas piensan que una baja tasa de interés es el resultado de la abundancia monetaria. Muchos años más tarde se descubrirá que todo el argumento para defender esta conclusión está basado en la incapacidad de distinguir entre el concepto de dinero, el de capital y el de fondos prestables. A riesgo de simplificar, podemos decir que, para los mercantilistas, esos tres conceptos distintos se funden en una y la misma cosa: la riqueza (influencias teológicas aparte). Si la nación posee mucho oro y plata ( es decir, dinero), la inversión será abundante (acumulación de capital), y el crédito barato (fondos prestables). Pero, ¿qué debe hacer el gobierno si se encuentra con una situación de escasez monetaria? Si eso ocurriera la ley debe suplir al mercado. Culpeper, por ejemplo, pide que se limite severamente el tipo de interés autorizado con el fin de poder competir con los holandeses que se benefician de tasas más bajas que los ingleses. La exigencia de un respaldo legal es, con una frecuencia comprensible, la única respuesta de los comerciantes en el conflicto que les enfrenta al poder financiero. Ambos intereses, los del banquero y el mercader, son claramente contrapuestos y los mercantilistas se preocuparán por distinguir con claridad entre la tasa de interés (legítima) y la usura (abusiva); una distinción artificial que sólo es un síntoma de las limitaciones del análisis. 1.4.4 El Dinero y la Balanza Comercial. En el siglo XVI, el pillaje de los tesoros y la explotación de las minas del llamado Nuevo Mundo, constituye para Europa la fuente esencial de metales preciosos. España y Portugal, como puertos destacados de entrada, fueron también la cuna de los primeros autores bullionistas quienes se empeñaron en defender que el oro y la plata deberían permanecer dentro de las fronteras del reino. Por eso fueron también los países más intervencionistas. Para los países que no contaron con la suerte de tener un acceso directo a las fuentes de metales preciosos, la única forma de conseguirlos estaba en los excedentes de la balanza comercial. Como afirmaMontchrestien: "necesitamos del oro y la plata y no teniéndola de nuestro cuño, debemos conseguirla de los extranjeros"(Traité...). En suma, como el oro entraba en España y Portugal, era necesario que los déficit comerciales lo hicieran salir. En un primer momento, el saldo favorable de los intercambios comerciales se consiguió mediante una política de prohibiciones, restricciones y controles. Prohibiciones de exportar metales preciosos, obligación de cada mercader de exportar primero para importar después, tentativas de establecer controles burocráticos y restricciones administrativas adicionales (gracias, por ejemplo, a la Office of Royal Exchange en Inglaterra), etc. Sin embargo, en el siglo XVI, la explosión de los intercambios internacionales debilitará progresivamente la eficacia de tales disposiciones. La emergencia de un mundo financiero especializado, la generalización de las letras de cambio, los privilegios acordados a las grandes compañías (entre ellos el de exportar oro) y, de un modo general, la imposibilidad material de controlar unos flujos comerciales siempre crecientes, son todos procesos que terminarán por
  • 11. arruinar el poder de la administración. Así se impone la idea de que, si el comercio es deficitario, el oro saldrá inevitablemente del reino . En consecuencia, ¿cómo evitar la salida de oro?; ¿qué hacer si el desarrollo del comercio agrava y convierte el problema en algo crucial?. Alrededor de estas cuestiones generales se enfrentarán G. Malynes, Edward Misselden (1603-54) y Thomas. Mun en una de las controversias más fructíferas de la historia del mercantilismo. Las conclusiones políticas de Malynes se deducen directamente: hay que retornar a un estricto control de cambios, la Office of Royal Exchange debería supervisar todos los intercambios y prohibir las transacciones que no respeten la paridad. Los intereses de los mercaderes y comerciantes deben supeditarse al interés general. Contra este análisis reaccionarán E. Misselden y T. Mun. Básicamente, estos dos últimos autores invierten el razonamiento de Malynes para rebatirlo; es decir sostienen que son los movimientos comerciales los que causan las variaciones del tipo de cambio y de los flujos monetarios. Por su parte, Thomas Mun, en su obra póstuma, England's Treasure by Forraign Trade, retoma, generaliza y precisa los argumentos anteriores. Mun distingue cuidadosamente entre el balance global y los balances particulares. Los balances particulares con tal o cual país eran en la época objeto de una atención política particular, ya que el equilibrio o el excedente se buscaba y definía para cada socio. Mun, al contrario, insistirá en que lo que realmente importa es el balance global y que no es reprochable que el comercio con tal o cual país sea deficitario, siempre que conduzca a excedentes globales; por ejemplo, esto ocurrire cuando se importan materias primas que después de transformadas se reexportan como productos terminados o, incluso, cuando se importa barato para exportar los mismos bienes a mayor precio. Las conclusiones de Mun se expresan en la forma de una auténtica ley económica: existe una relación causal entre la balanza global y los flujos de metales preciosos: "no entrará ni saldrá un tesoro mayor que el del saldo de la balanza comercial". Mun concluye lógicamente que la parte del stock mundial de metales preciosos en manos de cada país depende de la situación de su balanza comercial y no tanto de que el país tenga minas o colonias. Es difícil no mencionar el ejemplo de España, deficitaria e incapaz de conservar su oro, y Mun no dejará de analizar el caso. Las ideas de Misselden y Mun son características de la versión "comercialista" del mercantilismo inglés. Misselden trabajaba para la compañía Merchant Adventure y Mun era miembro de la East Asian Company. No sorprende, entonces, que los dos autores esperen el excedente comercial de la libertad de comercio de las grandes compañías. Esto es, de la libertad para exportar el oro siempre que permita desarrollar los negocios; para importar si eso permite exportar más; para comprar caro en el extranjero si eso permite vender aun más caro a otro país. Esta visión del comercio, dinámica y no sólamente contable, es la que corresponde a la actitud de los comerciantes poderosos con mentalidad de conquistadores.
  • 12. 1.4.5 La política de la balanza comercial. A menudo se asocia mercantilismo con proteccionismo. Sin embargo, en esta afirmación puede ser objeto de muchos matices. Como observa Keynes, (en su apéndice Sobre el Mercantilismo de la Teoría General, y después de haber subrayado las ventajas de un excedente comercial): "No se puede decir que se obtiene el máximo excedente de la balanza comercial mediante el máximo de restricciones a las importaciones. Los primeros mercantilistas insistieron vivamente sobre este punto y a menudo combatieron las restricciones comerciales ya que a la larga tales restricciones se habrían convertido en un obstáculo para una balanza comercial favorable". Los grandes comercialistas ingleses, como acabamos de ver, eran mucho más favorables a la libertad de comercio, eso sí, acompañada de una política aduanera moderada. En la época, nada de lo anterior impide la existencia de una verdadera política comercial. En primer lugar, el Estado debe, a través de una potente flota, garantizar la seguridad de los barcos mercantes. En segundo término, hay un largo catálogo de medidas que ayudarán a maximizar el excedente comercial. Por ejemplo, evitar exportar las materias primas (hay que transformarlas y exportar productos finales); o bienes de subsistencia (no hay que depender del extranjero para alimentarse); desestimular las importaciones de bienes de lujo (se parecen demasiado a los metales preciosos, pero carecen de utilidad); reservar el transporte internacional a los nacionales (es un elemento "invisible" de la balanza comercial y no hay que dar facilidades a la competencia); incitar a los comerciantes extranjeros instalados en el territorio a consagrar sus ganancias a la compra de productos nacionales (por razones obvias); al contrario, incitar a los comerciantes nacionales en el extranjero a repatriar sus ganancias; exportar los bienes con mayor contenido de mano de obra (para favorecer el empleo) y, eventualmente, obligar a trabajar a los pobres e indigentes, preferiblemente para la exportación. El que esto sea o no proteccionismo es algo relativo. En los países dominados comercialmente, estos consejos toman la forma de un auténtico proteccionismo, con restricciones cuantitativas a los intercambios, derechos de aduana prohibitivos, subvenciones a las exportaciones. El poder de la nación está en juego en la conformación de un tesoro. Además, se hace valer la necesidad de proteger a las industrias nacientes, o a los sectores claves. También se debe proteger el empleo. En definitiva, el liberalismo comercial, como casi todo, una prerrogativa de quienes pueden permitirselo.
  • 13. 1.5 PRINCIPALES REPRESENTANTES DE LA ESCUELA MERCANTILISTA  Juan bodino, precursor del mercantilismo propiamente dicho y autor de un tratado sobre la moneda. Buscando el modo de superar este clima permanente de violencia -que además debilitaba a Francia en su relación con otras potencias-, Bodino abrazó un tercer partido, llamado de los «políticos», que proponía la tolerancia religiosa y el reforzamiento de la autoridad del Estado como árbitro que garantizara la paz entre las comunidades enfrentadas. En consecuencia, y aunque había apoyado anteriormente a la Liga católica, acabó reconociendo como rey al hugonote navarro Enrique IV, cuya conversión al catolicismo puso fin al conflicto mediante una solución de compromiso (1593).  Antonio Sierra, quien afirma que la industria es mejor que la agricultura por las ventajas que ofrece, vivio a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Se incluye entre los mercantilistas, y responde a parecidas circunstancias a los arbitristas de la Castilla de la misma época, también pertenecientes a la misma Monarquía Hispánica de los Habsburgo y enfrentados a los mismos problemas económicos, ligados a la Revolución de los Precios del siglo XVI y la crisis del siglo XVII.  Tomas Mun (1571-1641), mercantilista inglés que desarrolló ampliamente dicha doctrina. Thomas Mun, situaban como principal objetivo el Crecimiento de la Riqueza nacional, y aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de Riqueza, como las mercancías.  Gerald Malynes, quien distingue entre usura e interés y es el principal representante de la corriente metalista en el mercantilismo.  Eduardo Misselden (1608-1654, primero en enunciar el concepto de la balanza comercial La Balanza Comercial fue uno de los mayores aportes teóricos de los mercantilistas. 1.6 EL FIN DEL MERCANTILISMO No podemos entender el fin del mercantilismo como doctrina política y como escuela económica si antes no examinamos, primero, una serie de críticas de las que fue objeto y, segundo, una serie de cambios políticos, básicamente durante la segunda mitad del siglo XVIII, que fueron en detrimento del absolutismo político y de las potencias coloniales europeas.  La crítica de Hume: el mecanismo de ajuste automático Aun cuando un considerable número de autores del siglo XVII (Serra, Mysselden, Malynes, Mun, Locke) tuvo alguna idea del mecanismo automático de ajuste internacional y reconoció que una política dirigida a obtener persistentes balances comerciales positivos sería derrotada por un eventual aumento del nivel doméstico de precio , este mecanismo no fue plenamente entendido sino hasta bien entrado el siglo XVIII. De hecho, un modelo sistemático y completo de ajuste de la balanza comercial por precios fue producido recién en un ensayo publicado por David Hume en 1752, Of The Balance of Trade (uno de sus Ensayos Políticos o Political Discourses), que contenía una aplicación de la teoría cuantitativa del dinero en presencia de comercio exterior: un superávit comercial aumentaría la cantidad de dinero, y por tanto el nivel de
  • 14. precios, en el país que lo tiene, como resultado de lo cual debe perder competitividad y ver disminuir sus exportaciones y aumentar sus importaciones. Lo opuesto ocurrirá en un país deficitario. De esta manera, hay un mecanismo de ajuste automático que impide que haya países que tengan superávits (déficits) sistemáticos, el denominado price-specieflow mechanism. En este sentido, David Hume antecedió a los autores clásicos en su crítica del mercantilismo. Se suele decir también que Hume fue uno de los que acusó a los mercantilistas de ser unos tontos que identificaban riqueza con metales preciosos. Pero, como ya hemos señalado, los mercantilistas no fueron tan simplones, y al favorecer el aumento de las exportaciones estaban pensando no tanto –o no sólo– en el oro que eso traería, sino en el mayor empleo e ingresos que eso crearía.  Las críticas de los fisiócratas El ataque de los economistas clásicos a los mercantilistas estuvo precedido por el de los fisiócratas que promovieron el libre comercio y el laissez-faire en general. Como se recordará, la fisiocracia floreció en Francia a mediados del siglo XVIII (François Quesnay publicó su Tableau Economique en 1758), y aunque se suele destacar su tesis de que la agricultura es el único sector que tiene un producto neto (o produit net), siendo capaz de crear riqueza adicional, no menos importante fue su posición en favor del librecambio. En este sentido tuvieron una importante influencia sobre los economistas clásicos y, en particular, sobre Adam Smith, que permaneció Francia entre 1764 y 1766, y publicó La Riqueza de las Naciones en 1776. Adam Smith fue el primero en usar el término mercantilismo, y en La Riqueza de las Naciones enfatizó la idea de la especialización y el intercambio mutuamente provechoso: “Dar el monopolio del mercado doméstico a la industria doméstica… es en alguna medida ordenar a la gente la manera en que debe usar su dinero, lo cual debe, en casi todos los casos, ser algo inútil o pernicioso… El sastre no trata de hacer sus propios zapatos, sino que los compra del zapa tero. El zapatero no trata de hacer su propia ropa, sino que emplea a un sastre…” (Libro IV, Cap. II, pp. 423-424) La idea del intercambio comercial mutuamente beneficioso sería luego reforzada por el concepto de ventaja comparativa de David Ricardo. En general, los mercantilistas tienen muy mala fama entre los economistas.9 Colbert fue duramente atacado por A. Smith,10 y uno de los temas centrales de Los Principios de Ricardo es la teoría de las ventajas comparativas que afirma que todos pueden ganar con el comercio balanceado.  Los cambios económicos y sociales Una serie de cambios políticos, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XVIII, en detrimento del absolutismo político y del colonialismo europeo, terminaron por sellar el declive del mercantilismo. Entre ellos podemos mencionar la Independencia Americana (1776), la Revolución Francesa (1789), que dieron origen a sendas repúblicas. Aunque el origen de los organismos representativos en Europa ¾los Estados Generales en Francia, la Cámara de los Comunes en Inglaterra, las Dietas en Alemania, y las Cortes en España¾ data de la Edad Media, fueron las nuevas repúblicas las que marcan el inicio del fin del absolutismo Otro cambio importante que debemos mencionar es el inicio de la revolución industrial en Inglaterra hacia 1750, la cual dio impulso al comercio internacional al bajar los precios de los productos manufacturados en Inglaterra y reducir los costos de transporte. Un efecto similar tubo el mayor crecimiento poblacional en Europa al reducirse las plagas epidémicas y al ganar importancia el cultivo de productos tales como la papa.
  • 15. BIBLIOGRAFÍA GENERAL: Beltran, L. (1993) Historia de las Doctrinas Económicas. Teide. Blaug, M. (1985) Teoría económica en retrospección. F.C.E. Ekelund, R. y Hébert,R.(1992) Historia de la Teoría Económica y de Su Método. McGraw-Hill. Grampp, W. (1971) Los elementos liberales del mercantilismo inglés. En Spengler y Allen (ed) El Pensamiento Económico de Aristóteles a Marshall. Tecnos Martina, D. (1991) Le Pensée Economique: Des Mercantilistes aux Neoclasiques . Armand Colin