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«Roma perderá la Fe
y se convertirá en la sede
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«Roma perderá la Fe
y se convertirá en la sede
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Traducción : Un Ermitaño
“Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 3
SASATTANÁSANÁS
“ENTRONIZADO”“ENTRONIZADO”
EN EL VEN EL VAATICANOTICANO
«L
a entronización de
Lucifer, el Arcángel
Caído, tuvo lugar en
el seno de la Ciudadela Católica
Romana el 29 de Junio de 1963;
una fecha ideal para esta promesa
histórica que debía ser realizada
tarde o temprano. Como bien sabe-
mos, los principales agentes de es-
te Ceremonial, la tradición Sata-
nista, siempre predijo que el Tem-
plo del Príncipe sería inaugurado
en el momento en que un Papa to-
mara el nombre del Apóstol Pa-
blo.
Desde el momento en que el Cón-
clave hubo terminado, el 21 de ju-
nio de 1963, con la elección de Pa-
blo VI, el tiempo para organizar el
evento era bastante escaso; pero el
Tribunal Supremo había decreta-
do que ninguna otra fecha sería
más adecuada para la Entroniza-
ción del Príncipe que la fiesta de los Santos Pedro y Pa-
blo. Y ningún otro lugar hubiera sido mejor que el de la
Capilla de San Pablo, desde el momento que se encontra-
ba en las cercanías del Palacio Apostólico.
La entera y delicada cuestión del
Ceremonial fue confiada a las sa-
bias manos del Guardián de Ro-
ma, hombre de confianza del Prín-
cipe. Era un experto en el elabora-
do Ceremonial de la Iglesia Católi-
ca Romana, el Experto del Cere-
monial del Príncipe de las Tinie-
blas y del Fuego, prelado de ros-
tro pétreo y de lengua bífida.
El fin de todo el Ceremonial, como
bien lo sabía, era el de venerar “la
abominación de la desolación”.
Pero los fines últimos eran los de
asegurar que se cumpliera el
Surgimiento del Príncipe en la
Ciudadela como una fuerza ine-
xorable.
El Guardián se hizo responsable
del problema de la seguridad. Los
elementos no llamativos como el
Pentagrama, las candelas negras
y las cortinas, adaptadas para la
ocasión, podían también ser utilizadas en el Ceremonial
de Roma. Pero otras Rúbricas, como el Contenedor de
Huesos y el Ruido Ritual, por ejemplo, o las Bestias sa-
crificiales y la Víctima, habrían llamado demasiado la
Al comienzo del artículo, presentamos un extracto,
tomado del libro de Malachi Martin: “Windswept house – A Vatican Novel”,
que describe la doble Misa negra, que tuvo lugar al mismo tiempo
en Roma y en Charleston (USA), el 29 de Junio de 1963, para entronizar a Lucifer en el Vaticano.
La Capilla Paulina en el Vaticano, 1960. En el altar,
están las velas, el Crucifijo y la imagen de la Virgen.
Éste es el lugar que identifica a la Iglesia Católica
y, de modo particular, el rol del Papa
como “Custodio” del “Corpus Christi”.
4 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012
atención. Debería realizarse una Entronización Paralela
y una Concelebración con los mismos efectos por un Co-
hermano en una Capilla Satélite Autorizada.
Una vez encontrados todos los participantes en ambas Ca-
pillas e individualizados los elementos necesarios en la
Capilla Romana, entonces el Evento podría desarrollarse
en su plenitud en el área interesada. Eran necesarias la
unanimidad de los corazones, la unidad de intención y una
perfecta sincronía y una perfecta sincronía de palabras y
gestos entre la Capilla Satélite y la Capilla Madre. Las
voluntades y las mentes de los Participantes debían con-
centrarse para alcanzar el Objetivo del Príncipe, superando
así todas las distancias.
La elección de la Capilla Satélite fue bastante fácil. En el
transcurso de los años, los fieles del Príncipe en Roma
habían desarrollado una unanimidad de espíritu impecable
y una continua unión de intención con el amigo del Guar-
dián, Leo, Obispo de la Capilla en Carolina del Sur.
Leo no era su verdadero nombre. Era sólo un sobrenombre
que lo describía. La espesa cabellera canosa sobre su gran
cabeza parecía, a los ojos de todos, la cresta hirsuta de un
león. Durante los casi cuarenta años desde que su Exce-
lencia fundó esta Capilla, la blasfemia de sus Ceremo-
nias habían impuesto su supremacía in estos ritos tanto
que su Capilla era considerada por todos como la Capilla
Madre de los Estados Unidos.
Leo fue gratificado por la elección de su Capilla como
Capilla satélite y no hubo siquiera necesidad de explicar
que el fin último no era el de matar la organización Ca-
tólico-Romana sino el de transformarla en algo verdade-
ramente útil, volviéndola homogénea y asimilable a un
gran orden mundial que se ocupara exclusivamente de
asuntos humanos con objetivos puramente humanísti-
cos.
Como expertos de su calibre, el Guardián y el Obispo
americano comenzaron a disponer el doble Evento Cere-
monial con una lista de nombres y un inventario de Rúbri-
cas.
La lista de los nombres del Guardián, que contenía los
nombres de los Participantes en la Capilla Romana, esta-
ba formada por los hombres más ilustres. Hombres de la
Iglesia de alto nivel y laicos importantes. Eran Servido-
res fieles del Príncipe en el seno de la Ciudadela. Algu-
nos de ellos fueron seleccionados, cooptados, instruidos y
promovidos en la Falange Romana en el trascurso de los
años, mientras otros eran representantes de la nueva gene-
ración, instruida para llevar adelante la voluntad del
Príncipe para los próximos decenios. Todos sabían que
debían permanecer inobservables, y esto porque la Ley di-
ce: “La Garantía de Nuestro Dominio es la de hacer
Creer, Hoy, que Nosotros No Existimos”.
La lista de los Participantes de Leo, conteniendo tanto
hombres como mujeres que habían dejado su sello en la
vida corporativa, gubernativa y social, fue tal como el
Guardián se lo esperaba. Pero la Víctima, una niña, debía
ser el precio digno para la Violación de la Inocencia.
La lista de las Rúbricas, requerida por el Ceremonial Para-
lelo, se concentraba sobre todo en los elementos que no
debían efectuarse en Roma. La Capilla Satélite de Leo
debía tener losa siguientes objetos: un set de ampollas
conteniendo Tierra, Aire, Fuego y Agua. El Contenedor
de Huesos. Los pilares Rojos y Negros. El Escudo.
El problema de la sincronía de la Ceremonia entre las dos
Capillas era familiar para Leo. Los fascículos en papel im-
preso, irreligiosamente llamados Misales, estarían prepa-
rados para los Participantes de entrambas Capillas y, como
de ordinario, estarían redactados en un impecable latín.
El Mensajero Ceremonial debería tener un enlace telefó-
nico de modo que los Participantes pudieran tomar parte
en la Ceremonia, en el momento oportuno.
Durante el Evento, el latido del corazón de cada Partici-
pante debía estar en perfecta sintonía para generar
Odio y no amor.
La Gratificación del Dolor y la Consumación debían ser
alcanzadas bajo la supervisión de Leo, en la Capilla Saté-
lite.
La Autorización, las Instrucciones y la Prueba, o los
momentos culminantes del Evento, deberían ser dirigidos
en lugar del Guardián, en el Vaticano. Finalmente, si cada
uno hubiera hecho todo lo necesario con respecto a la Ley,
el Príncipe habría finalmente Consumado su más Anti-
gua Venganza, derrotando al Débil.
El Evento de la Entronización habría creado una per-
Mons. John Joyce Russell (1897- 1993) Obispo de Charleston (1950-
1958) y luego de Richmond (1958- 1973) fue acusado, junto al card.
Joseph Bernardin, por una mujer con el pseudónimo “Agnes”, de
perversión sexual en su contra, en un rito satánico, en Greenville en
1957. Además, la misma mujer lo acusó de haber sido violada, a la
edad de 11 años, durante una ceremonia oculta, en la cual fue obliga-
da a participar porque su padre, miembro de la secta que organizó el
evento, la había ofrecido al grupo como “Víctima”.
“Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 5
fecta cobertura, sin ningúna fisura, para esconder al
Príncipe en el interior de la Iglesia oficial de la Ciuda-
dela Romana. Entronizado en la Tiniebla, el Príncipe
estaría en condiciones de alimentar esa misma obscuri-
dad como nunca antes. Amigos y enemigos se verían
afectados del mismo modo. La Obscuridad de la voluntad
se habría vuelto tan profunda como para obscurecer tam-
bién la objetividad oficial de la existencia de la Ciudadela:
la constante adoración del Sin Nombre. Finalmente, la
Cabra habría expulsado al Cordero y habría entrado
en Posesión de la Ciudadela.
El Obispo Leo estaba fuera de sí de la emoción. «Lo irre-
alizado se habría realizado. Esto será el ápice de mi ca-
rrera, el evento culminante del siglo XX!».
Era de noche. El Guardián y algunos Acólitos trabajaban
en silencio para preparar todo en la Capilla Madre de
San Pablo. Un semicírculo de bancos de Iglesia de cara
al Altar. Sobre el Altar habían cinco candelabros con
candelas negras. Un Pentagrama de plata estaba puesto
sobre el Tabernáculo y estaba cubierto por un velo rojo
sangre. Un Trono, símbolo del Príncipe Reinante, había
sido ubicado a la izquierda del Altar. Los murales, con fas-
tuosos frescos representando eventos de la vida de Jesús y
los Apóstoles, habían sido recubiertos de tela negra re-
camado en oro con los símbolos de la historia del Prín-
cipe.
Al acercarse la hora, los fieles Servidores del Príncipe, en
el seno de la Ciudadela, comenzaron a llegar. La Falange
Romana. Entre ellos, algunos de los hombres más ilus-
tres que podían encontrarse en el Colegio, la Jerarquía
y la burocracia de la Iglesia Católica Romana. Además,
representantes seglares de la Falange, de pareja impor-
tancia con los miembros de la Jerarquía.
Como, por ejemplo, aquel hombre Prusiano que estaba a
punto de entrar. Un primerísimo campeón de la nueva raza
humana, si alguna vez la hubo. No tenía aún cuarenta
años, y era ya un hombre importante en ciertos asuntos
críticos internacionales. La luz de las candelas negras
resplandecía en las lentes de las gafas con marco de ace-
ro y en la cabeza calva, como si fuese un elegido. Elegido
como Delegado Internacional y Extraordinario Deten-
tor del Poder para la Entronización, el Prusiano llevaba
una bolsa de piel conteniendo la Carta de Autorización y
las Instrucciones para el Altar, antes de tomar su lugar
en el semicírculo.
A treinta minutos para la medianoche, todos los bancos
estaban ocupados por la actual cosecha de una Tradi-
ción del Príncipe, que había sido plantada, nutrida y
cultivada en el seno de la Ciudadela, durante cerca de
ochenta años.
La Capilla Satélite, una gran sala que se encuentra en el
subsuelo de una escuela parroquial, había sido preparada
observando todos los dictados del Reglamento.
Primero el Altar, ubicado sobre el lado norte de la Capilla.
Sobre el Altar, un gran Crucifijo con la cabeza vuelta ha-
cia el norte. Un poco más adelante, el Pentagrama cu-
bierto por un velo rojo y a los lados dos candelas ne-
gras. Encima, una Lámpara del santuario roja, encendi-
da por la Llama Ritual. Sobre el lado derecho del Altar,
una jaula; dentro de ella, Flinnie, un cachorro de siete se-
manas, bajo los efectos de sedantes, para estar listo para el
servicio del breve momento de su utilidad para el Príncipe.
Detrás del Altar, cirios de ébano en espera de ser ilumina-
dos por la Llama Ritual.
Ahora las paredes hacia el sur. En una credencia, las al-
mohadillas Rojas y Negras con el Escudo de la Serpien-
te y la Campanilla de la Eternidad encima de ellas.
Ahora las paredes hacia el este. Estaban los Frascos con-
teniendo Tierra, Aire, Fuego y Agua que circundaban
una segunda jaula. En la jaula, una paloma, inconsciente
de su destino, como símbolo no sólo del Débil Sin Nom-
bre, sino también de toda la Trinidad.
El Atril y el Libro listos, frente a las paredes del oeste. El
semicírculo formado por los bancos de Iglesia en dirección
norte hacia el Altar. Cerca de los bancos, los Emblemas
de la Entrada: el Contenedor de Huesos sobre el lado
oeste cerca de la puerta; la Luna Creciente y la Estrella
de Cinco Puntas con las Puntas de Cabra hacia lo alto.
El card. Joseph Bernardin (1928- 1996) después de su ordenación
fue, durante años, secretario personal de mons. John Joyce Russell,
Obispo de Charleston. Bernardin, nominado por Pablo VI como Ar-
zobispo de Cincinnati, se convierte luego en Secretario y Presidente
de la Conferencia Episcopal Americana y Arzobispo de Chicago.
Bernardin era homosexual y fue acusado de violencia carnal por un
cierto Steven Cook el cual, sin retirar su acusación, concluyó la causa
con un acuerdo que establecía un pago de millones de dólares. Ber-
nardin fue, además, acusado por una mujer con el pseudónimo de
“Agnes”, de perversión sexual en su contra, cuando era una niña, en
1957 en Greenville y de haber sido violada por él y por mons. John
Joyce Russell, a la edad de 11 años, durante una ceremonia oculta,
en la cual fue obligada a participar porque su padre, miembro de la
secta que organizó el evento, la había ofrecido como “Víctima”.
6 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012
Sobre cada asiento, había una copia del Misal para el uso
de los Participantes.
Los Participantes ingresaron por la puerta. El Arcipreste y
el Hermano Médico tenían ya lista la Víctima. Todavía
una media hora y su Mensajero Ceremonial habría co-
menzado a comunicarse telefónicamente con la Capilla
Madre en el Vaticano.
Había requisitos diferentes para las dos Capillas, ya en
cuanto a la preparación como en cuanto a los Participan-
tes.
Los de la Capilla de San Pablo, todos hombres, vestían
túnicas y fajas de rango eclesiástico o impecables prendas
de rango secular. Concentrados en un único objetivo, sus
ojos se fijaban en el Altar y el Trono vacío, parecían ver-
daderos fieles representando al clero más piadoso de Ro-
ma.
Los Participantes americanos en la Capilla Satélite eran
tanto hombres como mujeres, y, en lugar de suntuosos
hábitos, ellos, una vez llegados, se quitaban sus prendas y
se colocaban una túnica roja de una sola pieza, sin costu-
ras y sin mangas, hasta la rodilla, con el cuello en V y
abierta adelante, prescripto para el Sacrificio de la Entro-
nización. Una vez vestidos, los Participantes pasaban fren-
te al Contenedor de Huesos y, desde allí, tomaban un
montón y luego ocupaban su puesto en los bancos del se-
micírculo vueltos hacia el Altar. Luego de que el Contene-
dor de Huesos estuvo casi vacío y los bancos casi colma-
dos, tuvo inicio el Ruido Ritual, rompiendo el silencio.
Al batir incesante de los Huesos, cada Participante comen-
zó a hablar, a sí mismo, al Príncipe o a ninguno. No habla-
ban en voz baja, sino en una cadencia ritual inquietante. El
creciente murmullo de oraciones y súplicas y el continuo
batir de los Huesos desarrollaron una suerte de calor con-
trolado. El sonido se volvió furioso, como llegando a la
violencia. Se volvió un concierto controlado del caos. Un
lamento al unísono del Odio y la Rebelión. Un preludio
concentrado de la celebración de la Entronización del
Príncie de este Mundo en el seno de la Ciudadela del
Diablo.
Leo salió del vestidor con paso cadencioso y llevando la
túnica rojo sangre. Por un momento, pareció que todo es-
taba listo para la ocasión. Su Concelebrante, el Arcipreste
calvo y con gafas, ya vestido, encendió un cirio negro co-
mo primera señal de que el Evento estaba por iniciarse.
Llenó entonces un gran Cáliz de oro con vino rojo y lo
cubrió con un pañuelo de oro.
Sobre el pañuelo colocó una enorme hostia blanca de
pan ázimo.
Un tercer hombre, el Hermano Médico, estaba sentado en
una banca. Vestido como los otros dos Cohermanos, tenía
una niña en su regazo. Era su hija Agnes. Leo la miraba
con satisfacción porque parecía calma y obediente. Lleva-
ba una bata larga blanca que le llegaba a las rodillas. Y, co-
mo su cachorro sobre el Altar, fue ligeramente sedada para
cumplir el rol de Víctima sacrificial de los Misterios.
Consciente del hecho de que la Capilla Madre en el Vati-
cano estaba a punto de ser conectada para iniciar el Cere-
monial, Leo hizo una señal con la cabeza al Arcipreste, el
cual se sentó junto al Hermano Médico, tomó a la pobre
Agnes y la puso en su regazo.
Había llegado el momento. Al golpe de la Campana de la
Eternidad, todos los Participantes de la Capilla de Leo se
pusieron de pie al unísono. Misales en mano, el batir ince-
sante de los Huesos como fondo, comenzaron a cantar en
alta voz la profanación del Himno del Apóstol Pablo.
“¡Maran Atha! ¡Ven, Señor! ¡Ven, Príncipe! ¡Ven!
¡Ven!”.
Los Acólitos, hombres y mujeres, bien preparados, se
abrieron camino desde el vestíbulo hacia el Altar. Detrás
de ellos, el Hermano Médico que llevaba la Víctima al
Altar y la depositaba junto al Crucifijo. A la sombra del
Pentagrama velado, los cabellos de Agnes que casi toca-
ban la jaula que contenía su pequeño perrito. Después del
Médico, en orden de rango, llegó el Arcipreste que tenía el
cirio negro entre las manos y que tomaba su puesto a la iz-
quierda del Altar. Por último, el Obispo Leo, que llevaba
el Cáliz y la Hostia, mientras cantaba: “¡Hazla conver-
tirse en polvo!”. Estas fueron las últimas palabras del an-
tiguo canto sobre el Altar, en la Capilla Satélite.
El Mensajero Ceremonial informó a su Contraparte Vati-
cana que las Invocaciones estaban a punto de comenzar.
Un súbito silencio envolvió la Capilla americana. El Obis-
po Leo alzó solemnemente el Crucifijo, que estaba cerca
del cuerpo de Agnes, lo invirtió contra la parte anterior
del Altar y, vuelto hacia la Congregación, alzó su mano
La mano, con el dedo índice y el meñique alzados y el pulgar escon-
dido bajo los dos dedos centrales presionados contra la palma, sim-
boliza el “dios con cuernos”, esto es el Dios-Pan de los gnósticos, o
el Baphomet, el “dios” de la Masonería. El dorso de esta mano es el
signo de saludo al Diablo.
“Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 7
izquierda invirtiendo los signos de la bendición: el dorso
de la mano hacia los Participantes; el pulgar y los dos
dedos centrales contra la palma; el índice y el meñique
alzados para indicar los curenos de la Cabra. «¡Invo-
quemos!».
En una atmósfera de obscuridad y de fuego, el Celebrante
Principal en cada una de las Capillas, entonó una serie
de Invocaciones al Príncipe. Los Participantes de las Ca-
pillas respondían a coro.
Atento a cada detalle, el Obispo Leo comenzó a mirar a la
Víctima. Aunque en un estado semiconsciente, Agnes to-
davía luchaba. Todavía protestaba. Todavía sentía dolor.
Todavía rogaba con extrema tenacidad. Leo estaba sor-
prendido y pensó: «Qué víctima perfecta. Tal como
agrada a los ojos del Príncipe.» Sin detenerse, Leo y el
Guardián prosiguieron con las 14 Invocaciones, mientras
los Gestos Convenientes que siguieron a cada Respuesta
se volvieron un teatro obsceno de perversidad.
Hacia el final, el Obispo Leo cerró la primera parte del Ce-
remonial con la Gran Invocación: «Creo que el Príncipe
de este Mundo estará Sentado esta noche en la Antigua
Ciudadela y, desde allí, Él creará una Nueva Comuni-
dad.»
La Respuesta vino inmediatamente después con voz to-
nante: «Y su nombre será “la Iglesia Universal del
Hombre”».
Para el Obispo Leo era el momento de tomar a Agnes en
sus brazos y llevarla al Altar. Para el Arcipreste, era el mo-
mento de levantar el Cáliz con la mano derecha y la gran
Ostia con la izquierda. Para Leo era el momento de con-
ducir la Plegaria del Ofertorio, esperando luego de cada
Pregunta del Ritual la respuesta de los Participantes, toma-
das de sus Misales.
Leo puso a Agnes sobre el Altar y presionó el dedo índice
de su mano izquierda hasta que la sangre comenzó a gote-
ar de la pequeña herida.
Atravesada por el frío y el aumento de las náuseas, Agnes
se sintió levantar del Altar, pero sin ser capaz de concen-
trar su mirada. Se sobresaltó por el repentino pinchazo en
su mano izquierda. Alcanzó a comprender sólo algunas
palabras: “Víctima… Agnes… nacida tres veces… Rahab
Jericó…”
Leo presionó el dedo índice sobre la sangre de Agnes, lo
mostró a los Participantes para que lo vieran, y comenza-
ron los Cantos del Ofertorio.
«Esta sangre de nuestra Víctima ha sido derramada.
Paraque nuestro servicio al Príncipe pueda completar-
se. Para que Él pueda reinar supremo en la Casa de Ja-
cob. En la Nueva Tierra del Elegido.»
Ahora era el turno del Arcipreste. Con el Cáliz y la Hostia
aún levantados, dio la Respuesta Ritual del Ofertorio.
«Te llevo conmigo, Víctima pura. Te llevo en el Norte
profano. Te llevo a la Presencia del Príncipe.»
El Arcipreste puso la Hostia sobre el pecho de Agnes y
sostuvo el Cáliz con el vino sobre su ingle. Con el Arci-
preste y el Acólito Médico cercanos a él, el Obispo Leo
comenzó a mirar al Mensajero Ceremonial. Una vez segu-
ro de que el Guardián del rostro de piedra y su Falange
Romana estaban en perfecta sincronía, él y sus Celebran-
tes comenzaron a entonar la Plegaria de Súplica.
«Te pedimos, Señor nuestro Lucifer, Príncipe de la
Obscuridad, Recolector de todas nuestras víctimas, que
aceptes nuestra ofrenda, en la Comisión de muchos pe-
cados».
Luego, en perfecta sintonía, el Obispo y el Arcipreste pro-
nunciaron las palabras más santas de la Misa latina. Cuan-
do alzaron la Hostia, recitaron las siguientes palabras:
«HOC EST ENIM CORPUS MEUM”. Quando alzaro-
no il Calice: «HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS
MEI, NOVI ET AETERNI TESTAMENTI, MYSTE-
RIUM FIDEI QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EF-
FUNDETUR IN REMISSIONEM PECCATORUM.
HAEC QUOTIESCUMQUE FECERITIS IN MEI
MEMORIAM FACIETIS».
Inmediatamente, los Participantes renovaron el Ruido Ri-
tual; un diluvio de confusión, una babel de palabras y ba-
tido de Huesos, con gestos dispersos de todo género,
mientras el Obispo comía un pequeño fragmento de Hostia
y tomaba un pequeño sorbo del Cáliz.
A la señal de Leo – el Signo de la Bendición invertida -
el Ruido Ritual se transformó en un caos más ordenado en
el momento en que los Participantes comenzaron obedien-
temente a formar la fila. Pasando junto al Altar para reci-
bir la Comunión – un trozo de Hostia y un sorbo del Cáliz
– tenían la oportunidad de ver a Agnes. Luego, ansiosos de
no perderse un momento de la Violación Ritual de la Víc-
La mano, con el índice y el meñique alzados y el pulgar puesto sobre
los dos dedos centrales presionados contra la palma, es un signo de
reconocimiento entre personas miembros de sociedades satánicas
ocultas. El dorso de esta mano es el signo del saludo al Diablo.
8 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012
tima, volvieron rápidamente a sus lugares y miraron con
admiración al Obispo, cuando este concentró toda su aten-
ción en la niña.
Agnes intentó liberarse con todas sus fuerzas cuando el
Obispo se le acercó. También en aquel momento, Agnes gi-
ró la cabeza como para buscar ayuda, en aquel lugar des-
piadado. De hecho, no había un destello de esperanza para
ella. El Arcipreste estaba esperando su turno para el sacri-
legio. Su padre estaba allí esperando. Había fuego que pro-
venía de los cirios negros que reflejaban el color rojo en
sus ojos. El fuego mismo ardía en aquellos ojos. Dentro de
sus ojos. Fuego que permanecería también después del apa-
gado de las candelas. Un fuego que ardería para siempre…
Leo se levantó del Altar, excitado y cubierto su rostro de
sudor, su momento supremo de triunfo personal. Una seña
del jefe al Mensajero Ceremonial en el teléfono. Un mo-
mento de pausa. Una seña como respuesta: Roma estaba
lista.
«¡Por el poder que se me confiere como Celebrante Pa-
ralelo del Sacrificio y como Ejecutor Paralelo de la En-
tronización, guío a todos los Participantes de aquí y de
Roma a invocarte, Príncipe de todas las creaturas! ¡En
nombre de todos los aquí presentes en la Capilla y de
todos los Hermanos de la Capilla de Roma, Te invoco,
oh Príncipe!».
La segunda Plegaria de Investidura la condujo esta vez el
Arcipreste. Y dijo: «Ven, toma posesión de la Casa del
Enemigo. Entra en el palacio que ha sido preparado
para Ti. Desciende a Tus Fieles Servidores, que han
preparado Tu lecho, que han erigido tu Altar y lo han
bendecido con infamia».
Era justo y pertinente que el Obispo Leo ofreciese la Últi-
ma Plegaria de Investidura de la Capilla Satélite: «De
conformidad con las Instrucciones Sacrosantas de la
Cima de la Montaña, en nombre de todos los Coherma-
nos, ahora Te adoro, Príncipe de las Tinieblas. Con la
Estola de todas las Impiedades, ahora pongo en Tus
manos la Triple Corona de Pedro, según la adamantina
voluntad de Lucifer, de modo que Tú puedas reinar
aquí, de modo que pueda haber una única Iglesia, una
Iglesia Universal, una Vasta y Potente Congregación
hecha de Hombres, Mujeres, de animales y plantas, de
modo que nuestro Cosmos pueda ser de nuevo uno, in-
menso y libre».
Después de esta última plegaria y del último gesto de Leo,
todos se sentaron. El Rito pasó a la Capilla Madre de Ro-
ma.
La Entronización del Príncipe en el seno de la Ciudadela
del Débil estaba ya casi terminada. Faltaban aún la Ley de
Autorización, la Ley de las Instrucciones y la Prueba.
El Guardián mirò desde el Altar al Delegado Interna-
cional Prusiano que había llevado el Bolso de piel con las
Cartas de Autorización y las Instrucciones. Todos co-
menzaron a mirarlo cuando dejó su lugar y se dirigió hacia
el Altar. Tomó el bolso en la mano, sacó la las cartas y le-
yó la Ley de Autorización con voz fuerte:
«Según el deseo de los Ancianos Sacrosantos y de la
Asamblea, instituyo, autorizo y reconozco esta Capilla
desde ahora en adelante como la Capilla Interna, toma-
da, poseída y apropiada por Él, a Quien hemos estable-
cido Señor y Comandante de nuestro destino humano.
Cualquiera que, a través de esta Capilla Interna, sea
designado y elegido como sucesor final en el Oficio Pa-
pal, deberá jurar él mismo y todos los que estén bajo su
mando ser voluntarios instrumentos y colaboradores de
los Fundadores de la “Casa del Hombre en la Tierra” y
en todo el Cosmos del Hombre. Deberá transformar la
antigua Hostilidad en Amistad, Tolerancia y Asimila-
ción, para que éstas sean aplicadas a los modelos de na-
cimiento, educación, trabajo, economía, comercio, in-
dustria, aprendizaje, cultura, modos de vida y de dar la
vida, muerte y cómo afrontar la muerte. Así será mode-
lada la “Nueva Era del Hombre”».
El card. Juan-María Villot, Secretario de estado de...Juan Pablo I y
de Juan Pablo II hasta su muerte, acaecida en 1979.
El card. Villot, masón de la “Lista Pecorelli” con los datos: 6/8/166,
041/3, JEANNI, era hijo padres que pertenecían a la Logia Rosa-Cruz
y él mismo un Rosa-Cruz.
En el reciente libro de G. Galeazzi y F. Pinotti, “Wojtyla secreto”, el
card. Villot y mons. Marcinkus, son señalados como los ejecutores
materiales del asesinato de Juan Pablo I.
Malachi Martin, en su libro “Windswept house”, indica a Juan-
María Villot como uno de los participantes en la Misa negra oficiada
en la Capilla Paulina en el Vaticano, el 29 de junio de 1963.
“Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 9
La siguiente orden del Ritual, la Ley de las Instrucciones,
era una promesa solemne de traición con la cual cada
uno de los clérigos presentes en la Capilla de San Pablo,
Cardenales, Obispos o Monseñores, habrían profanado
intencionalmente y deliberadamente el Sacramento del
Orden Sagrado con el cual les habían sido dado la gracia
y el poder.
El Delegado Internacional alzó la mano izquierda. «To-
dos vosotros, habiendo escuchado esta autorización,
¿juráis ahora solemnemente aceptarla intencionalmen-
te, inequívocamente, inmediatamente y sin ninguna re-
serva?»
«¡Lo juramos!»
«Todos Vosotros, ¿juráis solemnemente que vuestra ad-
ministración tendrá como objetivo satisfacer los deseos
de la “Iglesia Universal del Hombre?»
«¡Lo juramos solemnemente!»
«¿Estáis prontos a firmar con vuestra misma sangre
esta voluntad, de que Lucifer os castigue si no hubie-
rais sido fieles a este Promesa de Pacto»
«¡Estamos prontos y dispuestos!»
«¿Aceptáis todos que, con tal Promesa, transferís vues-
tra Alma desde el Antiguo Enemigo, el Débil Supremo, a
las manos del Omnipotente Señor nuestro Lucifer?»
«¡Lo aceptamos!»
Luego fue el momento del Rito Final, la Prueba.
Con los dos documentos puestos sobre el Altar, el Delega-
do extendió su mano izquierda al Guardián. Con un alfiler
de oro, el Guardián pinchó el pulgar izquierdo del Dele-
gado e hizo imprimir la impronta del dedo ensangrentado
en el nombre del Delegado escrito en la Ley de Autoriza-
ción.
Inmediatamente después, fue el turno de todos los otros
Participantes del Vaticano. Cuando todos los miembros de
la Falange hubieron satisfecho este último requerimiento
del Ritual, una pequeña campana de plata sonó en la
Capilla de San Pablo.
En la Capilla Americana, la Campanilla de la Eternidad
sonó tres veces. ¡Din! ¡Don! ¡Dan!
En orden de rango los Participantes comenzaron a salir:
primero, los Acólitos; luego, el Hermano Médico con Ag-
nes entre los brazos; finalmente, el Arcipreste y el Obispo
Leo que continuaban cantando, mientras se retiraban a la
sacristía.
Los miembros de la Falange Romana salieron de la Corte
de San Dámaso, al alba de la fiesta de los Santos Pedro y
Pablo. Algunos de los Cardenales y Obispos intercambia-
ron saludos con la respetuosa guardia de seguridad con un
distraído signo de la cruz de bendición sacerdotal trazado
en el aire, mientras entraron en sus limusinas. Poco des-
pués, las paredes de la Capilla de San Pablo brillaron de
luz, como siempre, con los maravillosos frescos y pinturas
de Cristo y del Apóstol Pablo, cuyo nombre fue tomado
por el último descendiente de Pedro».
***
¿Por qué Pablo VI eligió justamente la fecha del 29 de ju-
nio de 1972 para hacer su discurso acerca del “humo de
Satanás que ha entrado en la Iglesia”? ¿Por qué los fes-
tejos del 15° año de Pontificado de Pablo VI se hicieron el
29 de junio de 1978? ¿Por qué no elegir la fecha de su co-
ronación en lugar de la de la entronización de Lucifer?
***
El Director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci,
describe así la importancia de la Capilla Paulina como
“corazón” de la Cristiandad: “En cierto sentido, la Capi-
lla Paulina, más aún que la Sixtina, es el lugar identifi-
catorio de la Iglesia Católica y cuando sobre el Altar se
expone el Santísimo Sacramento, el rol del Papa, custo-
dio del Corpus Christi, en la legitimidad de la sucesión
Apostólica y la fidelidad a la ortodoxia, está perfecta-
mente significado”.
El card. Agostino Casaroli, masón de la “Lista Pecorelli”, con los
datos: 28/9/1957, 41/076, CASA, fue Ministro de Relaciones Exteri-
ores de Pablo VI y principal propugnador y ejecutor de la Ostpolitik,
que costó la vida a millones de católicos, que fueron entregados al Co-
munismo. Desde 1979, el card. Casaroli fue Secretario de Estado de
Juan Pablo II. En el reciente libro “Atentado al Papa”, el Autor, el
juez Ferdinando Imposimato, afirma que el card. Casaroli estaba al
corriente del atentado a Juan Pablo II, pero no izo nada para impedir-
lo. Malachi Martin, en su libro “Windswept house”, indica al card.
Agostino Casaroli como uno de los participantes en la Misa negra en
la Capilla Paulina en el Vaticano, el 29 de junio de 1963.
10 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012
En el verano de hace dos años atrás, la prensa reportaba:
“El 30 de junio de 2009 es presentada a la prensa la Capi-
lla Paulina restaurada en el corazón del Palacio Vaticano.
Desde hace muchos años cerrada e inutilizada, aunque
están presentes dos frescos de grandísima importancia ar-
tística, pintadas por Miguel Ángel. También el altar ha si-
do retirado y remplazado.
La Capilla Paulina es también el lugar donde se reúnen
los Cardenales al inicio de un cónclave, antes de pasar a la
Capilla Sixtina, para los juramentos solemnes y el inicio
del procedimiento previsto.
Justamente sobre este lugar grandioso, pero desconocido
por muchos, acerca del hecho de que el altar haya sido re-
tirado y remplazado habían circulado varias hipótesis, en-
tre ellas la de que toda la Capilla hubiera sido reconsagra-
da con un largo rito, por Benedicto XVI”.
Al leer estas líneas, uno queda perplejo si pensamos que la
Capilla “corazón” de la Cristiandad, el “lugar identifi-
catorio de la Iglesia Católica”, la “Capilla donde reside
el rol del Papa como custodio del Corpus Christi”, el
“Lugar donde se reúnen los Cardenales al inicio de un
cónclave” estuviera “por muchos años inutilizada”.
La voz, entonces, de que la Capilla había sido reconsagra-
da por Benedicto XVI “fue solo una de las hipótesis que
circulaban” con el descubrimiento de que los cirios, el
Crucifijo y la imagen de la Virgen habían sido elimina-
dos, no hicieron otra cosa que reforzar la idea de que los
“misterios vaticanos” están perdiendo su halo de “miste-
rio”, dejando entrever una realidad escalofriante que se
está afirmando y confirmando siempre más aceleradamen-
te y fuertemente acerca de la depravación de un Clero que
sobrepasa la corrupción del cuerpo y del alma para per-
derse en la corrupción del espíritu!
En su libro “Windswept house”, el autor jesuita y exor-
cista, Malachi Martin, en la páginas 492-493, escribe:
«De pronto, se hizo indiscutible que ahora, durante este
papado (de Juan Pablo II), la organización de la Iglesia
Católica Romana tenía dentro de sí una permanente
presencia de clérigos que practicaban el culto a Sata-
nás y lo apreciaban; de Obispos y Sacerdotes que se so-
domizaban mutuamente y sodomizaban niños; religio-
sas que practicaban los “Ritos Negros” de la Wicca y
que vivían en relaciones lésbicas… Cada día, incluso
los domingos y los días santos, actos de herejía y blasfe-
mia eran cometidos y permitidos en los sacros Altares
por hombres que alguna vez fueron llamados sacerdo-
tes. Actos y ritos sacrílegos no sólo eran efectuados an-
te los sagrados Altares, sino que tenían la connivencia,
o al menos el tácito permiso, de ciertos Cardenales, Ar-
zobispos y Obispos… Su número total era minoritario-
como del uno al diez por ciento de los consagrados. Pe-
ro de esta minoría, muchos ocupaban sorprendentemente
altas posiciones o rangos… Los hechos graves e inquietan-
tes eran principalmente dos: los sistemáticos enlaces or-
ganizativos – la red, en otras palabras- que había sido es-
tablecida entre ciertos grupos de clérigos homosexuales
y congregaciones de satanistas, y el excesivo poder e in-
fluencia de esta red».
En el año 2006, en los estados Unidos se publicó el libro
de la famosa investigadora americana, dott.ssa. Randy
Engel, titulado “The Rite of Sodomy – Homosexuality
and the Roman Catholic Churh” (n.d.t. “El Rito de So-
domía – Homosexualidad e Iglesia Católica Romana”).
Más que un libro, es una enciclopedia del horror que, con
La Capilla Paulina en el Vaticano, 1978.
Cónclave de Juan Pablo II. El altar está desnudo,
falta el Crucifijo y la imagen de la Virgen está desaparecida.
La Capilla Paulina en el Vaticano, 2009.
El altar está separado de la pared. Han reaparecido las velas,
el Crucifijo y la imagen de la Virgen.
“Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 11
1282 páginas, 4523 notas y una bibliografía de más de 350
libros, describe, aún en los detalles más escabrosos, el
mundo de corrupción y perversión sexual de una parte del
clero católico americano que parece haber alcanzado lími-
tes inimaginables.
Después de haber ilustrado, en las dos primeras Secciones,
la perspectiva histórica y la homosexualidad masculina, in-
dividual y colectiva, las Secciones III y IV del libro tienen
respectivamente los títulos: “La Iglesia americana y la
Revolución homosexual” y “La Homosexualización de
la Iglesia americana”. El libro termina con la Sección V:
“El Vaticano y las piezas finales del puzle”, que comien-
za diciendo: «Ningún cambio significativo en la doctrina
o en la disciplina de la Iglesia puede tener lugar sin la
voluntad de un Papa!»
También la Masonería conoce bien esta regla; de hecho,
desde los tiempos del Nubius, Jefe de la Alta Vendita, es
decir, Jefe de la satánica Orden de los Illuminati de Ba-
viera, ha diseñado un plan de destrucción desde el interior
de la Iglesia Católica que preveía una Revolución que de-
bía partir desde lo alto. Todos sus esfuerzos, de hecho,
eran ¡hacer elegir un Papa que fuese uno de ellos!
Tal Papa fue Pablo VI. El Papa que cambió la Iglesia!
También el Padre Gabriele Amorth, exorcista oficial de
la diócesis de Roma, está al corriente de la existencia de
sectas satánicas entre el clero, en Roma. En un extracto
de sus “Memorias” se lee:
– ¿Satanistas en el Vaticano?
«Sí, también en el Vaticano hay miembros de sectas sa-
tánicas».
– ¿Y quiénes están involucrados? ¿Se trata de sacerdotes o
de simples laicos?
«¡Hay Sacerdotes, Monseñores y también Cardena-
les!».
– Perdóneme, don Gabriel, pero Ud. ¿cómo lo sabe?
«Lo sé por personas que me lo han podido referir por-
que han tenido el modo de saberlo directamente. Y es
algo “confesado” muchas veces por el mismo Demonio
bajo obediencia, durante los exorcismos».
– ¿El Papa no está informado?
«¡Ciertamente que está informado! Pero hace lo que pue-
de. Es algo escalofriante. Tenga presente también que
Benedicto XVI es un Papa alemán, viene de una nación
decididamente adversa a estas cosas. En Alemania, de he-
cho, prácticamente no hay exorcistas, sin embargo el Pa-
pa cree: he tenido ocasión de hablar con él tres veces,
cuando aún era Prefecto de la Congregación para la Doc-
trina de la Fe. ¡Por supuesto que cree!...».
– ¿Entonces es verdad lo que decía Pablo VI: que el “hu-
mo de Satanás” ha entrado en la Iglesia?
«Es verdad, desgraciadamente, porque también en la
Iglesia hay adeptos a las sectas satánicas. Ese detalle del
“humo de Satanás” lo refirió Pablo VI el 29 de junio de
1972. Ciertamente ha roto el hielo, levantando un velo de
silencio y de censura que llevaba demasiado tiempo, pero
no ha tenido consecuencias prácticas. Se requería al-
guien como yo, que no valiera nada, para dar la voz de
alarma, para obtener consecuencias prácticas.»
Por lo tanto, según lo afirmado por el padre Amorth, Be-
nedicto XVI está al corriente del hecho de que en el Va-
ticano, hay Cardenales, Obispos y Sacerdotes que son
miembros de sectas satánicas, “¡pero hace lo que puede!”
¡Pero también Pablo VI sabía que el “humo de Satanás”
había entrado en la Iglesia, y para decirlo, escogió justa-
mente el mismo día, 29 de junio, en que fueron celebra-
das las dos Misas negras para entronizar a Satanás en
el Vaticano! Si bien “había levantado un velo de silencio
y censura que llevaba demasiado tiempo”, esto, “sin em-
bargo no ha tenido consecuencias prácticas”!
Podría pensarse que, después de la invocación a Lucifer
del ex Obispo de Charleston, mons. John Joyce Russell:
“… Con la Estola de todas las Impiedades, yo pongo
ahora en Tus manos la Triple Corona de Pedro, según
la adamantina voluntad de Lucifer, para que Tú pue-
das reinar aquí…”, y después de la deposición de la Tia-
ra por parte de Pablo VI, el 23 de noviembre de 1964, y
aún después de la eliminación de la Tiara del símbolo
Apostólico, de parte de Benedicto XVI, estos dos Papas
no podrían mas que resignarse a “hablar sin tener conse-
cuencias prácticas”, y a “hacer lo que se puede”, ¡por-
que, eliminado la Tiara, Ellos han expresado su voluntad
de no querer gobernar más la Iglesia!
Cubierta del libro: “The Rite of Sodomy”, de la famosa y multi-
premiada investigadora católica americana Dra. Randy Engel. El li-
bro, de 1282 páginas, provee los nombres y los detalles de todos los
Cardenales, Obispos y Sacerdotes que han tenido problemas con la
justicia americana, por su vicio impuro y contra natura.
12 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012
¿Y por qué, entonces, la decisión de deponer la Tiara y
de eliminarla del Escudo de Armas de la Santa Sede?
¿Ha sido una decisión personal, o tal vez impuesta por al-
guien?
Una precisa respuesta la encontramos en las palabras del
delegado Internacional Prusiano cuando, al término de
la Misa negra celebrada en la Capilla Paulina, leyó la
Ley de Autorización: “… Quienquiera que, a través de
esta Capilla Interna, sea designado y elegido como su-
cesor final del Oficio Papal, deberá jurar él mismo y
todos colaboradores bajo su mando ser voluntarios ins-
trumentos y colaboradores de los Fundadores de la
“Casa del Hombre en la Tierra” en todo el Cosmos del
Hombre…”. Poco antes, había dicho que esta Capilla In-
terna había sido “tomada, poseída y apropiada por Él, a
Quien hemos entronizado Señor y Comandante de
nuestro destino humano (Lucifer)”.
Ya son parte de la historia los siguientes hechos:
- La decisión de elegir Papa al card. Roncalli fue to-
mada por la Masonería;
- La elección como Papa del card. Montini fue debida
a la intervención de algunos miembros de la Alta Ma-
sonería Hebraica de la B’nai B’rith;
- La elección del card. Karrol Wojtyla como sucesor
en el trono pontificio fue hecha por Zbigniev Brze-
zinski, cabeza de la B´nai B’rith en Polonia, y su gran
elector, en el cónclave, fue el masón card. Köenig.
- Que fuera la Masonería la que eligió el Pontífice, lo
prueba también la carta del card. Baggio, escrita al
Gran Maestro de la Masonería italiana, inmediata-
mente después de la muerte de Pablo VI, en la cual le
ofrecía sus servicios, recordándole, sin embargo, su
promesa de hacerlo Papa.
Forma parte, también, de la historia, toda la documenta-
ción publicada y jamás desmentida que prueba la perte-
nencia a la Masonería de Roncalli, Montini, Baggio como
también los Prelados que Montini puso en los puestos cla-
ves del Vaticano y de la Iglesia en el mundo.
Luego, no se puede afirmar que estos Papas, pobrecillos,
“hacen lo que pueden” y “hablan pero sin consecuen-
cias prácticas”, porque, en cambio, estos Papas sabían y
saben quién comanda en el Vaticano, a quién deben real-
mente obedecer, quién los ha elegido realmente y en qué
Capilla ha sido tomada esta decisión!
Uno podría preguntarse si Pablo VI participó realmente en
la Misa negra oficiada en la Capilla Paulina, en aquel le-
jano 29 de junio de 1963, pero esto sería sólo una curiosi-
dad de importancia secundaria.
Cuando sabemos que la obra de demolición de la Iglesia
Católica – como bien sabía Mons. John Joyce Russell –
no era la de “matar la organización Católico-Romana,
sino transformarla en algo verdaderamente útil, volviéndo-
la homogénea y asimilable a un gran orden mundial que
se ocupara exclusivamente de cuestiones humanas con
objetivos puramente humanísticos”, y esto con la crea-
ción de una “Casa del hombre en la Tierra”, una “Nue-
va Era del Hombre” y una “Iglesia Universal del Hom-
bre”, debemos preguntarnos si es más importante prestar
un juramento al Delegado Internacional Prusiano o, du-
rante todo un Pontificado de quince años, poner en prác-
tica la substancia y el contenido de este diabólico jura-
mento.
Léase el capítulo “Su nueva Religión” del libro de don
Luigi Villa, “Pablo VI ¿beato?” para descubrir cómo Pa-
blo VI ha inventado un cristianismo nuevo bajado de la
Cruz; ha sustituido el “Culto de Dios” por el “Culto del
Hombre”, el primado de lo sobrenatural con el primado
de lo natural y lo temporal, el primado de la “Ley de
Dios” por el primado de la “conciencia”, ¡el primado del
“Reino de Dios” y de la “vida eterna” por el primado del
“mundo”, de la “Paz” y del “paraíso en la tierra”!
Un cristianismo que considera a Cristo como un “libera-
dor” no del pecado sino del sufrimiento y de la esclavitud;
un Evangelio confundido con la “Carta de los Derechos
del hombre” y puesto al servicio de la “justicia social”,
los “Derechos de Dios” abolidos en favor de la exaltación
de los “Derechos” y de los “gustos” del hombre; la evan-
gelización del sobrenatural “docete” reducida a un “diá-
logo” que se apoya sólo sobre medios humanos y no mira
a la conversión.
Un cristianismo que, idolatrando al hombre, ha hecho pro-
Padre Gabriele Amorth, exorcista oficial de la Diócesis de Roma, en
sus “Memorias”, afirma que en el Vaticano hay Cardenales, Obis-
pos y Sacerdotes que pertenecen a sectas satánicas, y sus fuentes
son personas que se lo han dicho porque están directamente involu-
cradas, y las declaraciones del Demonio durante los exorcismos.
“Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 13
clamar la “Libertad Religiosa” como “derecho funda-
mental y absoluto del hombre y ha promovido un falso
amor por el hombre sobre el cual Pablo VI ha fundado Su
“Religión del Hombre”:
«El hombre moderno ¿no llegará, un día (…) a tender
el oído a la voz maravillosa del Espíritu que palpita en
él? ¿No será la religión del mañana?»
«El humanismo laico y profano ha aparecido, final-
mente, en toda su terrible estatura y ha, en cierto senti-
do, desafiado al Concilio. La religión del Dios que Se
ha hecho hombre se ha encontrado con la religión del
hombre que se ha hecho Dios… ¡Nosotros más que
cualquier otro, NOSOTROS TENEMOS EL CULTO
DEL HOMBRE!»
«Toda esta riqueza doctrinal (del Concilio) no mira si-
no a una sola cosa: servir al hombre».
«Nuestro Humanismo se vuelve Cristianismo y Nuestro
Cristianismo se vuelve teocéntrico, tanto que podemos
igualmente afirmar: para conocer a Dios, es necesario
conocer al hombre!»
«El hombre se nos revela gigantesco. Se nos revela divi-
no. Se nos revela divino no en sí, sino en su principio y
en su destino. ¡Honor al hombre, honor a su dignidad,
a su espíritu, a su vida”! “Honor al hombre; ¡honor al
pensamiento! ¡Honor a la ciencia!... ¡Honor al hombre,
Rey de la Tierra y ahora también Príncipe del cielo!».
Pero en la Sagrada Escritura está escrito: «¡Maldito el
hombre que confía en el hombre hace de la carne su
fuerza y su corazón rechaza al Señor»!
Lo que importa preguntarse, en cambio, es el significado
de las palabras de la Virgen de Fátima cuando, en su Ter-
cer Secreto, pronunció esta frase: «¡Satanás efectiva-
mente logrará introducirse hasta la cima de la Igle-
sia!».
La Virgen no se refería al hecho de que Satanás sería en-
tronizado en la Capilla Paulina, o en el “corazón” de la
Iglesia, porque la “cima de la Iglesia” no es un lugar o
una Capilla, sino es una sola persona: ¡el Papa! Y enton-
ces, ¿qué significa que “Satanás se introducirá hasta el
Papa”?
Como Satanás, o Lucifer, es el “dios” de la Masonería, co-
mo su soberbia lo conduce a sustituir en todo a Jesucristo,
y como la cima de la Iglesia es el Vicario de Cristo, la
frase de la Virgen no puede significar otra cosa que ¡Sata-
nás llegará a hacer del Papa su Vicario!
Y cómo se puede demostrar esto?
El Apocalipsis afirma que el Anticristo está formado por
tres Bestias: el Dragón, la primera Bestia salida del mar,
la segunda Bestia salida de la tierra que tiene dos cuernos
similares a los de un cordero, pero que habla como un
Dragón.
La Masonería, o mejor los hebreos cabalistas, expresan es-
En la parte anterior del Palio de Pablo VI aparecen Cruces Tem-
plarias de color negro de las cuales una está coronada por una
“antorcha” que la atraviesa, en diagonal. De los testimonios de
expertos en la simbología masónica, la Cruz Templaria asume
los siguientes significados:
1. Culto del Falo (“La Cruz Templaria revela la idea Madre de
la Cábala: es el signo de la cuádruple generación que produce
los 4 mundos… y el Falo, la fuerza generadora que abre todos
los tesoros de la naturaleza”);
2. Culto del Hombre (“La Cruz Templaria expresa, en la
unidad de los triángulos convergentes hacia el centro, los sig-
nificados de la espiritualidad divina y de su inmanencia en el
hombre”);
3. Culto de Lucifer (“La Cruz Templaria oculta el Tetragrama
Sacro Hebreo con las letras del Nombre Divino JHWH”,- es
decir del Dios-cabalístico Lucifer – n.d.r.).
Estos tres Cultos son los tres principios animadores de las tres se-
ries de 11 grados de la Masonería R.E.A.A. para obtener la cor-
rupción del cuerpo, del alma y del espíritu del masón.
El masón Gorel Porciatti, atribuye a la Cruz Templaria otro
significado interesante: “Mientras la Cruz Latina corresponde al
cubo, símbolo de la Tierra en el plano inferior, la Cruz Templar-
ia corresponde al desarrollo de la pirámide, símbolo del Fuego
Universal en el plano superior”.
Por la característica de simbolizar el “vértice” y el “fuego” que
está por encima de la Tierra ha sido tomada como símbolo de la
satánica Orden de los Illuminati de Baviera, la cual, de hecho,
está en el vértice de todas las Obediencias Masónicas.
Los Illuminati, además, tienen también otro símbolo conocido: la
“antorcha” que está representada en muchas pinturas, cuadros,
grabados que glorifican el “espíritu” y el “genio” de la Revolu-
ción Francesa, es decir, la Orden de los Illuminati, que fue la
verdadera alma y el verdadero motor de esta Revolución, y
que lleva y ofrece la antorcha al hombre para liberarlo de Dios
y de las cadenas de Su Ley.
La “antorcha”, además, aparece también detrás de los cuernos
del Baphomet, el dios panteísta de la Masonería.
En la simbología masónica, cuando un símbolo es colocado so-
bre otro significa que el símbolo que está encima “trasciende” al
que está debajo, es decir “supera”, “sobrepasa”, “existe por
fuera y por encima de la realidad inferior”!
Ordenando toda esta simbología, en sentido jerárquico-masónico,
en el campo espiritual se obtiene lo siguiente:
1. La Cruz Latina, en el pecho de Pablo VI, indica la Religión
Católica, para uso de los profanos;
2. La Cruz Templaria en el pecho de Pablo VI, indica la Re-
ligión Gnóstico-masónica con sus tres cultos masónicos, para
uso de los masones;
3. La Cruz Templaria, comprendida como Pirámide, indica la
Doctrina Atea comunista de los Illuminati de Baviera;
4. La Antorcha sobre la Cruz Templaria, indica al Supremo Pon-
tífice de la Masonería Universal o Patriarca del Mundo.
14 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012
ta realidad con su Tercera Trinidad masónica; que está compuesta
por: Lucifer, el Emperador del Mundo, el Patriarca del Mundo.
El Vicario de Satanás entonces, es la Segunda Bestia salida de la
tierra, llamada por la Masonería: Patriarca del Mundo.
Como el objetivo de demoler la Iglesia con su transformación en un
“gran orden mundial que se ocupe sólo de cuestiones humanas
con objetivos humanistas” es la tarea que el fundador de los Illumi-
nati de Baviera, Adam Weishaupt, se ha encomendado a sí mismo
y a sus sucesores, el Patriarca del Mundo, automáticamente, asume
también el cargo de Cabeza de la Orden de los Illuminati, que es lla-
mado: Supremo Pontífice de la Masonería Universal y también
Patriarca de la Masonería.
Si un Papa se convirtiera en Vicario de Lucifer, por la soberbia de
Lucifer y por la obligación de la obediencia que Lucifer impone a
sus súbditos, es casi una certeza que esta realidad esté impresa o re-
presentada en algún modo oculto, “impenetrablemente desconocido”
bajo la simbología cabalista-masónica.
El monumento masónico a Pablo VI en el Sacro Monte de Varese
es un ejemplo de esta regla, como también lo es la Estrella de 5 pun-
tas esculpida en el dorso de la mano de Pablo VI, en el azulejo n. 12
de la “Puerta de Bronce” de la Basílica de San Pedro.
Pero una representación del Vicario de Lucifer, Segunda Bestia del
Apocalipsis salida de la tierra, Patriarca del Mundo o Patriarca
de la Masonería implica una simbología específica que no se pueda
confundir con cualquier otra idea.
En la página precedente, se da cuenta de la simbología de la Cruz
Templaria con antorcha atravesada, que define a Pablo VI como
Patriarca de la Masonería y Patriarca del Mundo.
A continuación, se analiza la extraña firma de Pablo VI en Su retra-
to oficial y sus significados de Guerra a Dios, Anticristo y segunda
Bestia del Apocalipsis.
Resta el punto fundamental: ¿cómo se demuestra que Pablo VI, aun-
que habiendo actuado, durante todo su Pontificado, en plena confor-
midad con los juramentos diabólicos hechos al Delegado Internacio-
nal, al término de la Misa negra del 29 de junio de 1963, tuviera, en
aquel tiempo o aún antes, consciencia de la figura cabalística del Pa-
triarca del Mundo y que, en algún modo, hubiera manifestado la in-
tención de aspirar a tal posición?
En 1943, moría Judith Alghisi, la madre de Pablo VI. En el cemen-
terio de Verolavecchia (Brescia) le habían hecho una tumba, presente
aún hoy, sin ningún símbolo cristiano, pero, en la base, con un con-
junto de símbolos masónicos aparentemente confusos e indescifra-
bles.
Después de varios años, don Luigi Villa descubrió esta extraña tum-
ba y lo comunicó al Santo Oficio. Luego, recibió la información del
card. Ottaviani y del card. Palazzini de que los símbolos de la
tumba los había diseñado personalmente mons. Juan Bautista
Montini.
En la página siguiente, damos cuenta de la fotografía de los símbolos
que aparecen en la base de la tumba de la madre. ¡El estudio de estos
símbolos ha llevado al descubrimiento de la blasfema y satánica
Triple Trinidad masónica!
Ahora, qué significado puede tener el esculpir en la tumba de la pro-
pia madre esta terrible y satánica representación cabalística, si no es
para focalizarla en la Tercera Trinidad y en el único rol que un
Monseñor, un día hecho Papa, habría podido desempeñar?
El rol no podía ser sino uno solo: ¡el de Patriarca del Mundo!
El retrato oficial de Pablo VI.
Bajo la fotografía,
Aparece la extraña firma de Pablo VI.
Invirtiendo la firma de Pablo VI, los tres 9 se
transforman en tres 6 = 666, que representan la
Marca de la Bestia y el Número del Anticristo.
La firma de Pablo VI está formada por la palabra
“Paulus”, formada por 6 letras; por las letras P y
P de los números romanos V y I, por la barra
que corona el número romano VI y por otra ba-
rra curvilínea al lado del número romano VI.
En total, hay 6 símbolos. Las letras, números y
signos de la firma, entonces, totalizan el número
2 veces 6.
¿Qué significado se debe dar a estos dos 6?
En el Apocalipsis de San Juan, es llamada “la
segunda bestia salida de la tierra que tiene
cuernos como un cordero”, es decir, la segun-
da bestia del Anticristo, después del “Dragón”
y la “primera Bestia salida del mar”.
Las tres extrañas letras P, tomadas en conjun-
to, forman el número 999. El número 9 expresa
el número 18 (1 + 8 = 9). Además, el número 18
es la suma de 6 + 6 + 6 = 18, que nos deja ver la
Marca de la Bestia y el Número del Anticristo
666. Por lo tanto, las tres letras P, simbolizan el
número 3 veces 666, que es la “firma” de la
Masonería que expresa ¡la declaración de gue-
rra a Dios!
“Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 15
LA BLASFEMA Y SATÁNICA TRIPLE TRINIDAD MASÓNICA
en la tumba de Judith Alghisi, diseñada por Pablo VI
El eje de la figura, que pasa por el centro del orificio de la escuadra que
está en primer plano, es paralelo a los ejes verticales de las dos ánforas,
puestas en los extremos de el nivel.
Son significativos los ángulos de los principales objetos representados:
– el eje del telescopio (o cañón): 33° = Masonería del R.E.A.A.;
– el eje de la regla: 27° = 3 veces 9 = 3 veces 18 = 3 veces 666 = de-
claración de guerra a Dios;
– el ángulo del objeto con forma de “V”, que aparece bajo la escuadra:
65° = 6 + 5 = 11 = número místico de la Cábala, pero también: 6 y 5
= Estrella de 6 puntas y Estrella de 5 puntas;
– los tres lados de la escuadra, respectivamente, tienen:
8° = Estrella de 8 puntas = Estrella de Lucifer;
39° = 3 veces 13 = Trinidad luciferina;
54° = 6 veces 9 = 6 veces 18 = 108 = Ojo de Lucifer.
Los significados de los ángulos del objeto en forma de “V” y de los tres
lados de la escuadra, sugieren la presencia del secreto más celosamente
custodiado por la Masonería: la Triple Trinidad masónica.
Consideremos el círculo tangente, externamente, a las dos ánforas y
pasando por el punto A, extremidad superior del compás. Los dos obje-
tos que no están contenidos completamente en este círculo son el tele-
scopio (o cañón) y la regla. Esto sugiere una “intersección”. De he-
cho, el eje del telescopio y el eje de la escuadra intersectan al círculo
externo en los puntos de intersección superiores de los ejes de las dos
ánforas con el círculo, mientras las intersecciones inferiores señalan
otros dos puntos en el círculo.
Agregando a estos 4 puntos de intersección, los dos puntos de inter-
La Primera Trinidad (el masón de 1° grado o Piedra bruta) está
constituida por el triángulo con líneas en trazo negro, que tiene como
vértice superior el centro del Ojo de Lucifer.
La Segunda Trinidad (el masón del 15° grado o Maestro, ú Hombre-
Dios o Piedra perfecta) está constituida por la Estrella de 5 puntas, la
Estrella de 6 puntas y el Círculo central, llamado Espíritu Santo.
La Tercera Trinidad, llamada por los vértices de la Masonería San-
tísima e Indivisible Trinidad está constituida por el Triángulo inver-
tido (líneas amarillas) de la Estrella de 5 puntas y contiene, en el centro,
al Ojo de Lucifer.
Los lados de este triángulo representan: Lucifer (lado occidental), el
Emperador del Mundo, el Patriarca del Mundo.
Esta Tercera Trinidad, no es otra cosa que el Anticristo del Apoc-
alipsis, es decir el conjunto de las tras Bestias: el Dragón (Lucifer), la
primera Bestia salida del mar (Emperador del Mundo), la segunda
bestia salida de la tierra (Patriarca del Mundo).
33°
54°
27°
39°
65°
A
8°
sección del círculo con el eje de la figura, que pasa por el centro del ori-
ficio de la escuadra, se obtienen los 6 vértices de una Estrella de 6
puntas (líneas negras).
Inscribiendo una Estrella de 5 puntas en el hexágono central de la Estrel-
la de 6 puntas, se observa que los centros de las dos Estrellas no coinci-
den. Si se hace un círculo con radio igual a la distancia entre los dos cen-
tros, se obtiene un círculo que representa el Ojo de Lucifer. Este círculo
tiene el mismo diámetro de los dos orificios en la escuadra y la regla.
Ahora, uniendo los dos vértices inferiores de la Estrella de 5 puntas con
el centro del Ojo de Lucifer, se obtiene la construcción completa de la
blasfema y satánica Triple Trinidad masónica.

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  • 1. MENSILE DI FORMAZIONE E CULTURA DIRETTORE responsabile: sac. dott. Luigi Villa Direzione - Redazione - Amministrazione: Operaie di Maria Immacolata e Editrice Civiltà Via G. Galilei, 121 25123 Brescia - Tel. e fax (030) 3700003 www.chiesaviva.com Autor. Trib. Brescia n. 58/1990 - 16-11-1990 Fotocomposizione in proprio - Stampa: Com & Print (BS) contiene I. R. www.chiesaviva.com e-mail: omieditricecivilta@libero.it «La Verdad os hará libres» (Jo. 8, 32) Chiesaviva AÑO XLII - N° 451 JULIO-AGOSTO 2012 Poste Italiane S.p.a. - Spedizione in Abbonamento Postale - D.L. 353/2003 (conv. L. 27/02/2004 n° 46) art. 1, comma 2, DCB Brescia. Abbonamento annuo: ordinario Euro 40, sostenitore Euro 65 una copia Euro 3,5, arretrata Euro 4 (inviare francobolli). Per l’estero Euro 65 + sovrattassa postale Le richieste devono essere inviate a: Operaie di Maria Immacolata e Editrice Civiltà 25123 Brescia, Via G. Galilei, 121 - C.C.P. n. 11193257 I manoscritti, anche se non pubblicati, non vengono restituiti Ogni Autore scrive sotto la sua personale responsabilità
  • 2. «Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo!» «Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo!» by Eng. Franco Adessa (Nuestra Señora de La Salette) Traducción : Un Ermitaño
  • 3. “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 3 SASATTANÁSANÁS “ENTRONIZADO”“ENTRONIZADO” EN EL VEN EL VAATICANOTICANO «L a entronización de Lucifer, el Arcángel Caído, tuvo lugar en el seno de la Ciudadela Católica Romana el 29 de Junio de 1963; una fecha ideal para esta promesa histórica que debía ser realizada tarde o temprano. Como bien sabe- mos, los principales agentes de es- te Ceremonial, la tradición Sata- nista, siempre predijo que el Tem- plo del Príncipe sería inaugurado en el momento en que un Papa to- mara el nombre del Apóstol Pa- blo. Desde el momento en que el Cón- clave hubo terminado, el 21 de ju- nio de 1963, con la elección de Pa- blo VI, el tiempo para organizar el evento era bastante escaso; pero el Tribunal Supremo había decreta- do que ninguna otra fecha sería más adecuada para la Entroniza- ción del Príncipe que la fiesta de los Santos Pedro y Pa- blo. Y ningún otro lugar hubiera sido mejor que el de la Capilla de San Pablo, desde el momento que se encontra- ba en las cercanías del Palacio Apostólico. La entera y delicada cuestión del Ceremonial fue confiada a las sa- bias manos del Guardián de Ro- ma, hombre de confianza del Prín- cipe. Era un experto en el elabora- do Ceremonial de la Iglesia Católi- ca Romana, el Experto del Cere- monial del Príncipe de las Tinie- blas y del Fuego, prelado de ros- tro pétreo y de lengua bífida. El fin de todo el Ceremonial, como bien lo sabía, era el de venerar “la abominación de la desolación”. Pero los fines últimos eran los de asegurar que se cumpliera el Surgimiento del Príncipe en la Ciudadela como una fuerza ine- xorable. El Guardián se hizo responsable del problema de la seguridad. Los elementos no llamativos como el Pentagrama, las candelas negras y las cortinas, adaptadas para la ocasión, podían también ser utilizadas en el Ceremonial de Roma. Pero otras Rúbricas, como el Contenedor de Huesos y el Ruido Ritual, por ejemplo, o las Bestias sa- crificiales y la Víctima, habrían llamado demasiado la Al comienzo del artículo, presentamos un extracto, tomado del libro de Malachi Martin: “Windswept house – A Vatican Novel”, que describe la doble Misa negra, que tuvo lugar al mismo tiempo en Roma y en Charleston (USA), el 29 de Junio de 1963, para entronizar a Lucifer en el Vaticano. La Capilla Paulina en el Vaticano, 1960. En el altar, están las velas, el Crucifijo y la imagen de la Virgen. Éste es el lugar que identifica a la Iglesia Católica y, de modo particular, el rol del Papa como “Custodio” del “Corpus Christi”.
  • 4. 4 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 atención. Debería realizarse una Entronización Paralela y una Concelebración con los mismos efectos por un Co- hermano en una Capilla Satélite Autorizada. Una vez encontrados todos los participantes en ambas Ca- pillas e individualizados los elementos necesarios en la Capilla Romana, entonces el Evento podría desarrollarse en su plenitud en el área interesada. Eran necesarias la unanimidad de los corazones, la unidad de intención y una perfecta sincronía y una perfecta sincronía de palabras y gestos entre la Capilla Satélite y la Capilla Madre. Las voluntades y las mentes de los Participantes debían con- centrarse para alcanzar el Objetivo del Príncipe, superando así todas las distancias. La elección de la Capilla Satélite fue bastante fácil. En el transcurso de los años, los fieles del Príncipe en Roma habían desarrollado una unanimidad de espíritu impecable y una continua unión de intención con el amigo del Guar- dián, Leo, Obispo de la Capilla en Carolina del Sur. Leo no era su verdadero nombre. Era sólo un sobrenombre que lo describía. La espesa cabellera canosa sobre su gran cabeza parecía, a los ojos de todos, la cresta hirsuta de un león. Durante los casi cuarenta años desde que su Exce- lencia fundó esta Capilla, la blasfemia de sus Ceremo- nias habían impuesto su supremacía in estos ritos tanto que su Capilla era considerada por todos como la Capilla Madre de los Estados Unidos. Leo fue gratificado por la elección de su Capilla como Capilla satélite y no hubo siquiera necesidad de explicar que el fin último no era el de matar la organización Ca- tólico-Romana sino el de transformarla en algo verdade- ramente útil, volviéndola homogénea y asimilable a un gran orden mundial que se ocupara exclusivamente de asuntos humanos con objetivos puramente humanísti- cos. Como expertos de su calibre, el Guardián y el Obispo americano comenzaron a disponer el doble Evento Cere- monial con una lista de nombres y un inventario de Rúbri- cas. La lista de los nombres del Guardián, que contenía los nombres de los Participantes en la Capilla Romana, esta- ba formada por los hombres más ilustres. Hombres de la Iglesia de alto nivel y laicos importantes. Eran Servido- res fieles del Príncipe en el seno de la Ciudadela. Algu- nos de ellos fueron seleccionados, cooptados, instruidos y promovidos en la Falange Romana en el trascurso de los años, mientras otros eran representantes de la nueva gene- ración, instruida para llevar adelante la voluntad del Príncipe para los próximos decenios. Todos sabían que debían permanecer inobservables, y esto porque la Ley di- ce: “La Garantía de Nuestro Dominio es la de hacer Creer, Hoy, que Nosotros No Existimos”. La lista de los Participantes de Leo, conteniendo tanto hombres como mujeres que habían dejado su sello en la vida corporativa, gubernativa y social, fue tal como el Guardián se lo esperaba. Pero la Víctima, una niña, debía ser el precio digno para la Violación de la Inocencia. La lista de las Rúbricas, requerida por el Ceremonial Para- lelo, se concentraba sobre todo en los elementos que no debían efectuarse en Roma. La Capilla Satélite de Leo debía tener losa siguientes objetos: un set de ampollas conteniendo Tierra, Aire, Fuego y Agua. El Contenedor de Huesos. Los pilares Rojos y Negros. El Escudo. El problema de la sincronía de la Ceremonia entre las dos Capillas era familiar para Leo. Los fascículos en papel im- preso, irreligiosamente llamados Misales, estarían prepa- rados para los Participantes de entrambas Capillas y, como de ordinario, estarían redactados en un impecable latín. El Mensajero Ceremonial debería tener un enlace telefó- nico de modo que los Participantes pudieran tomar parte en la Ceremonia, en el momento oportuno. Durante el Evento, el latido del corazón de cada Partici- pante debía estar en perfecta sintonía para generar Odio y no amor. La Gratificación del Dolor y la Consumación debían ser alcanzadas bajo la supervisión de Leo, en la Capilla Saté- lite. La Autorización, las Instrucciones y la Prueba, o los momentos culminantes del Evento, deberían ser dirigidos en lugar del Guardián, en el Vaticano. Finalmente, si cada uno hubiera hecho todo lo necesario con respecto a la Ley, el Príncipe habría finalmente Consumado su más Anti- gua Venganza, derrotando al Débil. El Evento de la Entronización habría creado una per- Mons. John Joyce Russell (1897- 1993) Obispo de Charleston (1950- 1958) y luego de Richmond (1958- 1973) fue acusado, junto al card. Joseph Bernardin, por una mujer con el pseudónimo “Agnes”, de perversión sexual en su contra, en un rito satánico, en Greenville en 1957. Además, la misma mujer lo acusó de haber sido violada, a la edad de 11 años, durante una ceremonia oculta, en la cual fue obliga- da a participar porque su padre, miembro de la secta que organizó el evento, la había ofrecido al grupo como “Víctima”.
  • 5. “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 5 fecta cobertura, sin ningúna fisura, para esconder al Príncipe en el interior de la Iglesia oficial de la Ciuda- dela Romana. Entronizado en la Tiniebla, el Príncipe estaría en condiciones de alimentar esa misma obscuri- dad como nunca antes. Amigos y enemigos se verían afectados del mismo modo. La Obscuridad de la voluntad se habría vuelto tan profunda como para obscurecer tam- bién la objetividad oficial de la existencia de la Ciudadela: la constante adoración del Sin Nombre. Finalmente, la Cabra habría expulsado al Cordero y habría entrado en Posesión de la Ciudadela. El Obispo Leo estaba fuera de sí de la emoción. «Lo irre- alizado se habría realizado. Esto será el ápice de mi ca- rrera, el evento culminante del siglo XX!». Era de noche. El Guardián y algunos Acólitos trabajaban en silencio para preparar todo en la Capilla Madre de San Pablo. Un semicírculo de bancos de Iglesia de cara al Altar. Sobre el Altar habían cinco candelabros con candelas negras. Un Pentagrama de plata estaba puesto sobre el Tabernáculo y estaba cubierto por un velo rojo sangre. Un Trono, símbolo del Príncipe Reinante, había sido ubicado a la izquierda del Altar. Los murales, con fas- tuosos frescos representando eventos de la vida de Jesús y los Apóstoles, habían sido recubiertos de tela negra re- camado en oro con los símbolos de la historia del Prín- cipe. Al acercarse la hora, los fieles Servidores del Príncipe, en el seno de la Ciudadela, comenzaron a llegar. La Falange Romana. Entre ellos, algunos de los hombres más ilus- tres que podían encontrarse en el Colegio, la Jerarquía y la burocracia de la Iglesia Católica Romana. Además, representantes seglares de la Falange, de pareja impor- tancia con los miembros de la Jerarquía. Como, por ejemplo, aquel hombre Prusiano que estaba a punto de entrar. Un primerísimo campeón de la nueva raza humana, si alguna vez la hubo. No tenía aún cuarenta años, y era ya un hombre importante en ciertos asuntos críticos internacionales. La luz de las candelas negras resplandecía en las lentes de las gafas con marco de ace- ro y en la cabeza calva, como si fuese un elegido. Elegido como Delegado Internacional y Extraordinario Deten- tor del Poder para la Entronización, el Prusiano llevaba una bolsa de piel conteniendo la Carta de Autorización y las Instrucciones para el Altar, antes de tomar su lugar en el semicírculo. A treinta minutos para la medianoche, todos los bancos estaban ocupados por la actual cosecha de una Tradi- ción del Príncipe, que había sido plantada, nutrida y cultivada en el seno de la Ciudadela, durante cerca de ochenta años. La Capilla Satélite, una gran sala que se encuentra en el subsuelo de una escuela parroquial, había sido preparada observando todos los dictados del Reglamento. Primero el Altar, ubicado sobre el lado norte de la Capilla. Sobre el Altar, un gran Crucifijo con la cabeza vuelta ha- cia el norte. Un poco más adelante, el Pentagrama cu- bierto por un velo rojo y a los lados dos candelas ne- gras. Encima, una Lámpara del santuario roja, encendi- da por la Llama Ritual. Sobre el lado derecho del Altar, una jaula; dentro de ella, Flinnie, un cachorro de siete se- manas, bajo los efectos de sedantes, para estar listo para el servicio del breve momento de su utilidad para el Príncipe. Detrás del Altar, cirios de ébano en espera de ser ilumina- dos por la Llama Ritual. Ahora las paredes hacia el sur. En una credencia, las al- mohadillas Rojas y Negras con el Escudo de la Serpien- te y la Campanilla de la Eternidad encima de ellas. Ahora las paredes hacia el este. Estaban los Frascos con- teniendo Tierra, Aire, Fuego y Agua que circundaban una segunda jaula. En la jaula, una paloma, inconsciente de su destino, como símbolo no sólo del Débil Sin Nom- bre, sino también de toda la Trinidad. El Atril y el Libro listos, frente a las paredes del oeste. El semicírculo formado por los bancos de Iglesia en dirección norte hacia el Altar. Cerca de los bancos, los Emblemas de la Entrada: el Contenedor de Huesos sobre el lado oeste cerca de la puerta; la Luna Creciente y la Estrella de Cinco Puntas con las Puntas de Cabra hacia lo alto. El card. Joseph Bernardin (1928- 1996) después de su ordenación fue, durante años, secretario personal de mons. John Joyce Russell, Obispo de Charleston. Bernardin, nominado por Pablo VI como Ar- zobispo de Cincinnati, se convierte luego en Secretario y Presidente de la Conferencia Episcopal Americana y Arzobispo de Chicago. Bernardin era homosexual y fue acusado de violencia carnal por un cierto Steven Cook el cual, sin retirar su acusación, concluyó la causa con un acuerdo que establecía un pago de millones de dólares. Ber- nardin fue, además, acusado por una mujer con el pseudónimo de “Agnes”, de perversión sexual en su contra, cuando era una niña, en 1957 en Greenville y de haber sido violada por él y por mons. John Joyce Russell, a la edad de 11 años, durante una ceremonia oculta, en la cual fue obligada a participar porque su padre, miembro de la secta que organizó el evento, la había ofrecido como “Víctima”.
  • 6. 6 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 Sobre cada asiento, había una copia del Misal para el uso de los Participantes. Los Participantes ingresaron por la puerta. El Arcipreste y el Hermano Médico tenían ya lista la Víctima. Todavía una media hora y su Mensajero Ceremonial habría co- menzado a comunicarse telefónicamente con la Capilla Madre en el Vaticano. Había requisitos diferentes para las dos Capillas, ya en cuanto a la preparación como en cuanto a los Participan- tes. Los de la Capilla de San Pablo, todos hombres, vestían túnicas y fajas de rango eclesiástico o impecables prendas de rango secular. Concentrados en un único objetivo, sus ojos se fijaban en el Altar y el Trono vacío, parecían ver- daderos fieles representando al clero más piadoso de Ro- ma. Los Participantes americanos en la Capilla Satélite eran tanto hombres como mujeres, y, en lugar de suntuosos hábitos, ellos, una vez llegados, se quitaban sus prendas y se colocaban una túnica roja de una sola pieza, sin costu- ras y sin mangas, hasta la rodilla, con el cuello en V y abierta adelante, prescripto para el Sacrificio de la Entro- nización. Una vez vestidos, los Participantes pasaban fren- te al Contenedor de Huesos y, desde allí, tomaban un montón y luego ocupaban su puesto en los bancos del se- micírculo vueltos hacia el Altar. Luego de que el Contene- dor de Huesos estuvo casi vacío y los bancos casi colma- dos, tuvo inicio el Ruido Ritual, rompiendo el silencio. Al batir incesante de los Huesos, cada Participante comen- zó a hablar, a sí mismo, al Príncipe o a ninguno. No habla- ban en voz baja, sino en una cadencia ritual inquietante. El creciente murmullo de oraciones y súplicas y el continuo batir de los Huesos desarrollaron una suerte de calor con- trolado. El sonido se volvió furioso, como llegando a la violencia. Se volvió un concierto controlado del caos. Un lamento al unísono del Odio y la Rebelión. Un preludio concentrado de la celebración de la Entronización del Príncie de este Mundo en el seno de la Ciudadela del Diablo. Leo salió del vestidor con paso cadencioso y llevando la túnica rojo sangre. Por un momento, pareció que todo es- taba listo para la ocasión. Su Concelebrante, el Arcipreste calvo y con gafas, ya vestido, encendió un cirio negro co- mo primera señal de que el Evento estaba por iniciarse. Llenó entonces un gran Cáliz de oro con vino rojo y lo cubrió con un pañuelo de oro. Sobre el pañuelo colocó una enorme hostia blanca de pan ázimo. Un tercer hombre, el Hermano Médico, estaba sentado en una banca. Vestido como los otros dos Cohermanos, tenía una niña en su regazo. Era su hija Agnes. Leo la miraba con satisfacción porque parecía calma y obediente. Lleva- ba una bata larga blanca que le llegaba a las rodillas. Y, co- mo su cachorro sobre el Altar, fue ligeramente sedada para cumplir el rol de Víctima sacrificial de los Misterios. Consciente del hecho de que la Capilla Madre en el Vati- cano estaba a punto de ser conectada para iniciar el Cere- monial, Leo hizo una señal con la cabeza al Arcipreste, el cual se sentó junto al Hermano Médico, tomó a la pobre Agnes y la puso en su regazo. Había llegado el momento. Al golpe de la Campana de la Eternidad, todos los Participantes de la Capilla de Leo se pusieron de pie al unísono. Misales en mano, el batir ince- sante de los Huesos como fondo, comenzaron a cantar en alta voz la profanación del Himno del Apóstol Pablo. “¡Maran Atha! ¡Ven, Señor! ¡Ven, Príncipe! ¡Ven! ¡Ven!”. Los Acólitos, hombres y mujeres, bien preparados, se abrieron camino desde el vestíbulo hacia el Altar. Detrás de ellos, el Hermano Médico que llevaba la Víctima al Altar y la depositaba junto al Crucifijo. A la sombra del Pentagrama velado, los cabellos de Agnes que casi toca- ban la jaula que contenía su pequeño perrito. Después del Médico, en orden de rango, llegó el Arcipreste que tenía el cirio negro entre las manos y que tomaba su puesto a la iz- quierda del Altar. Por último, el Obispo Leo, que llevaba el Cáliz y la Hostia, mientras cantaba: “¡Hazla conver- tirse en polvo!”. Estas fueron las últimas palabras del an- tiguo canto sobre el Altar, en la Capilla Satélite. El Mensajero Ceremonial informó a su Contraparte Vati- cana que las Invocaciones estaban a punto de comenzar. Un súbito silencio envolvió la Capilla americana. El Obis- po Leo alzó solemnemente el Crucifijo, que estaba cerca del cuerpo de Agnes, lo invirtió contra la parte anterior del Altar y, vuelto hacia la Congregación, alzó su mano La mano, con el dedo índice y el meñique alzados y el pulgar escon- dido bajo los dos dedos centrales presionados contra la palma, sim- boliza el “dios con cuernos”, esto es el Dios-Pan de los gnósticos, o el Baphomet, el “dios” de la Masonería. El dorso de esta mano es el signo de saludo al Diablo.
  • 7. “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 7 izquierda invirtiendo los signos de la bendición: el dorso de la mano hacia los Participantes; el pulgar y los dos dedos centrales contra la palma; el índice y el meñique alzados para indicar los curenos de la Cabra. «¡Invo- quemos!». En una atmósfera de obscuridad y de fuego, el Celebrante Principal en cada una de las Capillas, entonó una serie de Invocaciones al Príncipe. Los Participantes de las Ca- pillas respondían a coro. Atento a cada detalle, el Obispo Leo comenzó a mirar a la Víctima. Aunque en un estado semiconsciente, Agnes to- davía luchaba. Todavía protestaba. Todavía sentía dolor. Todavía rogaba con extrema tenacidad. Leo estaba sor- prendido y pensó: «Qué víctima perfecta. Tal como agrada a los ojos del Príncipe.» Sin detenerse, Leo y el Guardián prosiguieron con las 14 Invocaciones, mientras los Gestos Convenientes que siguieron a cada Respuesta se volvieron un teatro obsceno de perversidad. Hacia el final, el Obispo Leo cerró la primera parte del Ce- remonial con la Gran Invocación: «Creo que el Príncipe de este Mundo estará Sentado esta noche en la Antigua Ciudadela y, desde allí, Él creará una Nueva Comuni- dad.» La Respuesta vino inmediatamente después con voz to- nante: «Y su nombre será “la Iglesia Universal del Hombre”». Para el Obispo Leo era el momento de tomar a Agnes en sus brazos y llevarla al Altar. Para el Arcipreste, era el mo- mento de levantar el Cáliz con la mano derecha y la gran Ostia con la izquierda. Para Leo era el momento de con- ducir la Plegaria del Ofertorio, esperando luego de cada Pregunta del Ritual la respuesta de los Participantes, toma- das de sus Misales. Leo puso a Agnes sobre el Altar y presionó el dedo índice de su mano izquierda hasta que la sangre comenzó a gote- ar de la pequeña herida. Atravesada por el frío y el aumento de las náuseas, Agnes se sintió levantar del Altar, pero sin ser capaz de concen- trar su mirada. Se sobresaltó por el repentino pinchazo en su mano izquierda. Alcanzó a comprender sólo algunas palabras: “Víctima… Agnes… nacida tres veces… Rahab Jericó…” Leo presionó el dedo índice sobre la sangre de Agnes, lo mostró a los Participantes para que lo vieran, y comenza- ron los Cantos del Ofertorio. «Esta sangre de nuestra Víctima ha sido derramada. Paraque nuestro servicio al Príncipe pueda completar- se. Para que Él pueda reinar supremo en la Casa de Ja- cob. En la Nueva Tierra del Elegido.» Ahora era el turno del Arcipreste. Con el Cáliz y la Hostia aún levantados, dio la Respuesta Ritual del Ofertorio. «Te llevo conmigo, Víctima pura. Te llevo en el Norte profano. Te llevo a la Presencia del Príncipe.» El Arcipreste puso la Hostia sobre el pecho de Agnes y sostuvo el Cáliz con el vino sobre su ingle. Con el Arci- preste y el Acólito Médico cercanos a él, el Obispo Leo comenzó a mirar al Mensajero Ceremonial. Una vez segu- ro de que el Guardián del rostro de piedra y su Falange Romana estaban en perfecta sincronía, él y sus Celebran- tes comenzaron a entonar la Plegaria de Súplica. «Te pedimos, Señor nuestro Lucifer, Príncipe de la Obscuridad, Recolector de todas nuestras víctimas, que aceptes nuestra ofrenda, en la Comisión de muchos pe- cados». Luego, en perfecta sintonía, el Obispo y el Arcipreste pro- nunciaron las palabras más santas de la Misa latina. Cuan- do alzaron la Hostia, recitaron las siguientes palabras: «HOC EST ENIM CORPUS MEUM”. Quando alzaro- no il Calice: «HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS MEI, NOVI ET AETERNI TESTAMENTI, MYSTE- RIUM FIDEI QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EF- FUNDETUR IN REMISSIONEM PECCATORUM. HAEC QUOTIESCUMQUE FECERITIS IN MEI MEMORIAM FACIETIS». Inmediatamente, los Participantes renovaron el Ruido Ri- tual; un diluvio de confusión, una babel de palabras y ba- tido de Huesos, con gestos dispersos de todo género, mientras el Obispo comía un pequeño fragmento de Hostia y tomaba un pequeño sorbo del Cáliz. A la señal de Leo – el Signo de la Bendición invertida - el Ruido Ritual se transformó en un caos más ordenado en el momento en que los Participantes comenzaron obedien- temente a formar la fila. Pasando junto al Altar para reci- bir la Comunión – un trozo de Hostia y un sorbo del Cáliz – tenían la oportunidad de ver a Agnes. Luego, ansiosos de no perderse un momento de la Violación Ritual de la Víc- La mano, con el índice y el meñique alzados y el pulgar puesto sobre los dos dedos centrales presionados contra la palma, es un signo de reconocimiento entre personas miembros de sociedades satánicas ocultas. El dorso de esta mano es el signo del saludo al Diablo.
  • 8. 8 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 tima, volvieron rápidamente a sus lugares y miraron con admiración al Obispo, cuando este concentró toda su aten- ción en la niña. Agnes intentó liberarse con todas sus fuerzas cuando el Obispo se le acercó. También en aquel momento, Agnes gi- ró la cabeza como para buscar ayuda, en aquel lugar des- piadado. De hecho, no había un destello de esperanza para ella. El Arcipreste estaba esperando su turno para el sacri- legio. Su padre estaba allí esperando. Había fuego que pro- venía de los cirios negros que reflejaban el color rojo en sus ojos. El fuego mismo ardía en aquellos ojos. Dentro de sus ojos. Fuego que permanecería también después del apa- gado de las candelas. Un fuego que ardería para siempre… Leo se levantó del Altar, excitado y cubierto su rostro de sudor, su momento supremo de triunfo personal. Una seña del jefe al Mensajero Ceremonial en el teléfono. Un mo- mento de pausa. Una seña como respuesta: Roma estaba lista. «¡Por el poder que se me confiere como Celebrante Pa- ralelo del Sacrificio y como Ejecutor Paralelo de la En- tronización, guío a todos los Participantes de aquí y de Roma a invocarte, Príncipe de todas las creaturas! ¡En nombre de todos los aquí presentes en la Capilla y de todos los Hermanos de la Capilla de Roma, Te invoco, oh Príncipe!». La segunda Plegaria de Investidura la condujo esta vez el Arcipreste. Y dijo: «Ven, toma posesión de la Casa del Enemigo. Entra en el palacio que ha sido preparado para Ti. Desciende a Tus Fieles Servidores, que han preparado Tu lecho, que han erigido tu Altar y lo han bendecido con infamia». Era justo y pertinente que el Obispo Leo ofreciese la Últi- ma Plegaria de Investidura de la Capilla Satélite: «De conformidad con las Instrucciones Sacrosantas de la Cima de la Montaña, en nombre de todos los Coherma- nos, ahora Te adoro, Príncipe de las Tinieblas. Con la Estola de todas las Impiedades, ahora pongo en Tus manos la Triple Corona de Pedro, según la adamantina voluntad de Lucifer, de modo que Tú puedas reinar aquí, de modo que pueda haber una única Iglesia, una Iglesia Universal, una Vasta y Potente Congregación hecha de Hombres, Mujeres, de animales y plantas, de modo que nuestro Cosmos pueda ser de nuevo uno, in- menso y libre». Después de esta última plegaria y del último gesto de Leo, todos se sentaron. El Rito pasó a la Capilla Madre de Ro- ma. La Entronización del Príncipe en el seno de la Ciudadela del Débil estaba ya casi terminada. Faltaban aún la Ley de Autorización, la Ley de las Instrucciones y la Prueba. El Guardián mirò desde el Altar al Delegado Interna- cional Prusiano que había llevado el Bolso de piel con las Cartas de Autorización y las Instrucciones. Todos co- menzaron a mirarlo cuando dejó su lugar y se dirigió hacia el Altar. Tomó el bolso en la mano, sacó la las cartas y le- yó la Ley de Autorización con voz fuerte: «Según el deseo de los Ancianos Sacrosantos y de la Asamblea, instituyo, autorizo y reconozco esta Capilla desde ahora en adelante como la Capilla Interna, toma- da, poseída y apropiada por Él, a Quien hemos estable- cido Señor y Comandante de nuestro destino humano. Cualquiera que, a través de esta Capilla Interna, sea designado y elegido como sucesor final en el Oficio Pa- pal, deberá jurar él mismo y todos los que estén bajo su mando ser voluntarios instrumentos y colaboradores de los Fundadores de la “Casa del Hombre en la Tierra” y en todo el Cosmos del Hombre. Deberá transformar la antigua Hostilidad en Amistad, Tolerancia y Asimila- ción, para que éstas sean aplicadas a los modelos de na- cimiento, educación, trabajo, economía, comercio, in- dustria, aprendizaje, cultura, modos de vida y de dar la vida, muerte y cómo afrontar la muerte. Así será mode- lada la “Nueva Era del Hombre”». El card. Juan-María Villot, Secretario de estado de...Juan Pablo I y de Juan Pablo II hasta su muerte, acaecida en 1979. El card. Villot, masón de la “Lista Pecorelli” con los datos: 6/8/166, 041/3, JEANNI, era hijo padres que pertenecían a la Logia Rosa-Cruz y él mismo un Rosa-Cruz. En el reciente libro de G. Galeazzi y F. Pinotti, “Wojtyla secreto”, el card. Villot y mons. Marcinkus, son señalados como los ejecutores materiales del asesinato de Juan Pablo I. Malachi Martin, en su libro “Windswept house”, indica a Juan- María Villot como uno de los participantes en la Misa negra oficiada en la Capilla Paulina en el Vaticano, el 29 de junio de 1963.
  • 9. “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 9 La siguiente orden del Ritual, la Ley de las Instrucciones, era una promesa solemne de traición con la cual cada uno de los clérigos presentes en la Capilla de San Pablo, Cardenales, Obispos o Monseñores, habrían profanado intencionalmente y deliberadamente el Sacramento del Orden Sagrado con el cual les habían sido dado la gracia y el poder. El Delegado Internacional alzó la mano izquierda. «To- dos vosotros, habiendo escuchado esta autorización, ¿juráis ahora solemnemente aceptarla intencionalmen- te, inequívocamente, inmediatamente y sin ninguna re- serva?» «¡Lo juramos!» «Todos Vosotros, ¿juráis solemnemente que vuestra ad- ministración tendrá como objetivo satisfacer los deseos de la “Iglesia Universal del Hombre?» «¡Lo juramos solemnemente!» «¿Estáis prontos a firmar con vuestra misma sangre esta voluntad, de que Lucifer os castigue si no hubie- rais sido fieles a este Promesa de Pacto» «¡Estamos prontos y dispuestos!» «¿Aceptáis todos que, con tal Promesa, transferís vues- tra Alma desde el Antiguo Enemigo, el Débil Supremo, a las manos del Omnipotente Señor nuestro Lucifer?» «¡Lo aceptamos!» Luego fue el momento del Rito Final, la Prueba. Con los dos documentos puestos sobre el Altar, el Delega- do extendió su mano izquierda al Guardián. Con un alfiler de oro, el Guardián pinchó el pulgar izquierdo del Dele- gado e hizo imprimir la impronta del dedo ensangrentado en el nombre del Delegado escrito en la Ley de Autoriza- ción. Inmediatamente después, fue el turno de todos los otros Participantes del Vaticano. Cuando todos los miembros de la Falange hubieron satisfecho este último requerimiento del Ritual, una pequeña campana de plata sonó en la Capilla de San Pablo. En la Capilla Americana, la Campanilla de la Eternidad sonó tres veces. ¡Din! ¡Don! ¡Dan! En orden de rango los Participantes comenzaron a salir: primero, los Acólitos; luego, el Hermano Médico con Ag- nes entre los brazos; finalmente, el Arcipreste y el Obispo Leo que continuaban cantando, mientras se retiraban a la sacristía. Los miembros de la Falange Romana salieron de la Corte de San Dámaso, al alba de la fiesta de los Santos Pedro y Pablo. Algunos de los Cardenales y Obispos intercambia- ron saludos con la respetuosa guardia de seguridad con un distraído signo de la cruz de bendición sacerdotal trazado en el aire, mientras entraron en sus limusinas. Poco des- pués, las paredes de la Capilla de San Pablo brillaron de luz, como siempre, con los maravillosos frescos y pinturas de Cristo y del Apóstol Pablo, cuyo nombre fue tomado por el último descendiente de Pedro». *** ¿Por qué Pablo VI eligió justamente la fecha del 29 de ju- nio de 1972 para hacer su discurso acerca del “humo de Satanás que ha entrado en la Iglesia”? ¿Por qué los fes- tejos del 15° año de Pontificado de Pablo VI se hicieron el 29 de junio de 1978? ¿Por qué no elegir la fecha de su co- ronación en lugar de la de la entronización de Lucifer? *** El Director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, describe así la importancia de la Capilla Paulina como “corazón” de la Cristiandad: “En cierto sentido, la Capi- lla Paulina, más aún que la Sixtina, es el lugar identifi- catorio de la Iglesia Católica y cuando sobre el Altar se expone el Santísimo Sacramento, el rol del Papa, custo- dio del Corpus Christi, en la legitimidad de la sucesión Apostólica y la fidelidad a la ortodoxia, está perfecta- mente significado”. El card. Agostino Casaroli, masón de la “Lista Pecorelli”, con los datos: 28/9/1957, 41/076, CASA, fue Ministro de Relaciones Exteri- ores de Pablo VI y principal propugnador y ejecutor de la Ostpolitik, que costó la vida a millones de católicos, que fueron entregados al Co- munismo. Desde 1979, el card. Casaroli fue Secretario de Estado de Juan Pablo II. En el reciente libro “Atentado al Papa”, el Autor, el juez Ferdinando Imposimato, afirma que el card. Casaroli estaba al corriente del atentado a Juan Pablo II, pero no izo nada para impedir- lo. Malachi Martin, en su libro “Windswept house”, indica al card. Agostino Casaroli como uno de los participantes en la Misa negra en la Capilla Paulina en el Vaticano, el 29 de junio de 1963.
  • 10. 10 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 En el verano de hace dos años atrás, la prensa reportaba: “El 30 de junio de 2009 es presentada a la prensa la Capi- lla Paulina restaurada en el corazón del Palacio Vaticano. Desde hace muchos años cerrada e inutilizada, aunque están presentes dos frescos de grandísima importancia ar- tística, pintadas por Miguel Ángel. También el altar ha si- do retirado y remplazado. La Capilla Paulina es también el lugar donde se reúnen los Cardenales al inicio de un cónclave, antes de pasar a la Capilla Sixtina, para los juramentos solemnes y el inicio del procedimiento previsto. Justamente sobre este lugar grandioso, pero desconocido por muchos, acerca del hecho de que el altar haya sido re- tirado y remplazado habían circulado varias hipótesis, en- tre ellas la de que toda la Capilla hubiera sido reconsagra- da con un largo rito, por Benedicto XVI”. Al leer estas líneas, uno queda perplejo si pensamos que la Capilla “corazón” de la Cristiandad, el “lugar identifi- catorio de la Iglesia Católica”, la “Capilla donde reside el rol del Papa como custodio del Corpus Christi”, el “Lugar donde se reúnen los Cardenales al inicio de un cónclave” estuviera “por muchos años inutilizada”. La voz, entonces, de que la Capilla había sido reconsagra- da por Benedicto XVI “fue solo una de las hipótesis que circulaban” con el descubrimiento de que los cirios, el Crucifijo y la imagen de la Virgen habían sido elimina- dos, no hicieron otra cosa que reforzar la idea de que los “misterios vaticanos” están perdiendo su halo de “miste- rio”, dejando entrever una realidad escalofriante que se está afirmando y confirmando siempre más aceleradamen- te y fuertemente acerca de la depravación de un Clero que sobrepasa la corrupción del cuerpo y del alma para per- derse en la corrupción del espíritu! En su libro “Windswept house”, el autor jesuita y exor- cista, Malachi Martin, en la páginas 492-493, escribe: «De pronto, se hizo indiscutible que ahora, durante este papado (de Juan Pablo II), la organización de la Iglesia Católica Romana tenía dentro de sí una permanente presencia de clérigos que practicaban el culto a Sata- nás y lo apreciaban; de Obispos y Sacerdotes que se so- domizaban mutuamente y sodomizaban niños; religio- sas que practicaban los “Ritos Negros” de la Wicca y que vivían en relaciones lésbicas… Cada día, incluso los domingos y los días santos, actos de herejía y blasfe- mia eran cometidos y permitidos en los sacros Altares por hombres que alguna vez fueron llamados sacerdo- tes. Actos y ritos sacrílegos no sólo eran efectuados an- te los sagrados Altares, sino que tenían la connivencia, o al menos el tácito permiso, de ciertos Cardenales, Ar- zobispos y Obispos… Su número total era minoritario- como del uno al diez por ciento de los consagrados. Pe- ro de esta minoría, muchos ocupaban sorprendentemente altas posiciones o rangos… Los hechos graves e inquietan- tes eran principalmente dos: los sistemáticos enlaces or- ganizativos – la red, en otras palabras- que había sido es- tablecida entre ciertos grupos de clérigos homosexuales y congregaciones de satanistas, y el excesivo poder e in- fluencia de esta red». En el año 2006, en los estados Unidos se publicó el libro de la famosa investigadora americana, dott.ssa. Randy Engel, titulado “The Rite of Sodomy – Homosexuality and the Roman Catholic Churh” (n.d.t. “El Rito de So- domía – Homosexualidad e Iglesia Católica Romana”). Más que un libro, es una enciclopedia del horror que, con La Capilla Paulina en el Vaticano, 1978. Cónclave de Juan Pablo II. El altar está desnudo, falta el Crucifijo y la imagen de la Virgen está desaparecida. La Capilla Paulina en el Vaticano, 2009. El altar está separado de la pared. Han reaparecido las velas, el Crucifijo y la imagen de la Virgen.
  • 11. “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 11 1282 páginas, 4523 notas y una bibliografía de más de 350 libros, describe, aún en los detalles más escabrosos, el mundo de corrupción y perversión sexual de una parte del clero católico americano que parece haber alcanzado lími- tes inimaginables. Después de haber ilustrado, en las dos primeras Secciones, la perspectiva histórica y la homosexualidad masculina, in- dividual y colectiva, las Secciones III y IV del libro tienen respectivamente los títulos: “La Iglesia americana y la Revolución homosexual” y “La Homosexualización de la Iglesia americana”. El libro termina con la Sección V: “El Vaticano y las piezas finales del puzle”, que comien- za diciendo: «Ningún cambio significativo en la doctrina o en la disciplina de la Iglesia puede tener lugar sin la voluntad de un Papa!» También la Masonería conoce bien esta regla; de hecho, desde los tiempos del Nubius, Jefe de la Alta Vendita, es decir, Jefe de la satánica Orden de los Illuminati de Ba- viera, ha diseñado un plan de destrucción desde el interior de la Iglesia Católica que preveía una Revolución que de- bía partir desde lo alto. Todos sus esfuerzos, de hecho, eran ¡hacer elegir un Papa que fuese uno de ellos! Tal Papa fue Pablo VI. El Papa que cambió la Iglesia! También el Padre Gabriele Amorth, exorcista oficial de la diócesis de Roma, está al corriente de la existencia de sectas satánicas entre el clero, en Roma. En un extracto de sus “Memorias” se lee: – ¿Satanistas en el Vaticano? «Sí, también en el Vaticano hay miembros de sectas sa- tánicas». – ¿Y quiénes están involucrados? ¿Se trata de sacerdotes o de simples laicos? «¡Hay Sacerdotes, Monseñores y también Cardena- les!». – Perdóneme, don Gabriel, pero Ud. ¿cómo lo sabe? «Lo sé por personas que me lo han podido referir por- que han tenido el modo de saberlo directamente. Y es algo “confesado” muchas veces por el mismo Demonio bajo obediencia, durante los exorcismos». – ¿El Papa no está informado? «¡Ciertamente que está informado! Pero hace lo que pue- de. Es algo escalofriante. Tenga presente también que Benedicto XVI es un Papa alemán, viene de una nación decididamente adversa a estas cosas. En Alemania, de he- cho, prácticamente no hay exorcistas, sin embargo el Pa- pa cree: he tenido ocasión de hablar con él tres veces, cuando aún era Prefecto de la Congregación para la Doc- trina de la Fe. ¡Por supuesto que cree!...». – ¿Entonces es verdad lo que decía Pablo VI: que el “hu- mo de Satanás” ha entrado en la Iglesia? «Es verdad, desgraciadamente, porque también en la Iglesia hay adeptos a las sectas satánicas. Ese detalle del “humo de Satanás” lo refirió Pablo VI el 29 de junio de 1972. Ciertamente ha roto el hielo, levantando un velo de silencio y de censura que llevaba demasiado tiempo, pero no ha tenido consecuencias prácticas. Se requería al- guien como yo, que no valiera nada, para dar la voz de alarma, para obtener consecuencias prácticas.» Por lo tanto, según lo afirmado por el padre Amorth, Be- nedicto XVI está al corriente del hecho de que en el Va- ticano, hay Cardenales, Obispos y Sacerdotes que son miembros de sectas satánicas, “¡pero hace lo que puede!” ¡Pero también Pablo VI sabía que el “humo de Satanás” había entrado en la Iglesia, y para decirlo, escogió justa- mente el mismo día, 29 de junio, en que fueron celebra- das las dos Misas negras para entronizar a Satanás en el Vaticano! Si bien “había levantado un velo de silencio y censura que llevaba demasiado tiempo”, esto, “sin em- bargo no ha tenido consecuencias prácticas”! Podría pensarse que, después de la invocación a Lucifer del ex Obispo de Charleston, mons. John Joyce Russell: “… Con la Estola de todas las Impiedades, yo pongo ahora en Tus manos la Triple Corona de Pedro, según la adamantina voluntad de Lucifer, para que Tú pue- das reinar aquí…”, y después de la deposición de la Tia- ra por parte de Pablo VI, el 23 de noviembre de 1964, y aún después de la eliminación de la Tiara del símbolo Apostólico, de parte de Benedicto XVI, estos dos Papas no podrían mas que resignarse a “hablar sin tener conse- cuencias prácticas”, y a “hacer lo que se puede”, ¡por- que, eliminado la Tiara, Ellos han expresado su voluntad de no querer gobernar más la Iglesia! Cubierta del libro: “The Rite of Sodomy”, de la famosa y multi- premiada investigadora católica americana Dra. Randy Engel. El li- bro, de 1282 páginas, provee los nombres y los detalles de todos los Cardenales, Obispos y Sacerdotes que han tenido problemas con la justicia americana, por su vicio impuro y contra natura.
  • 12. 12 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 ¿Y por qué, entonces, la decisión de deponer la Tiara y de eliminarla del Escudo de Armas de la Santa Sede? ¿Ha sido una decisión personal, o tal vez impuesta por al- guien? Una precisa respuesta la encontramos en las palabras del delegado Internacional Prusiano cuando, al término de la Misa negra celebrada en la Capilla Paulina, leyó la Ley de Autorización: “… Quienquiera que, a través de esta Capilla Interna, sea designado y elegido como su- cesor final del Oficio Papal, deberá jurar él mismo y todos colaboradores bajo su mando ser voluntarios ins- trumentos y colaboradores de los Fundadores de la “Casa del Hombre en la Tierra” en todo el Cosmos del Hombre…”. Poco antes, había dicho que esta Capilla In- terna había sido “tomada, poseída y apropiada por Él, a Quien hemos entronizado Señor y Comandante de nuestro destino humano (Lucifer)”. Ya son parte de la historia los siguientes hechos: - La decisión de elegir Papa al card. Roncalli fue to- mada por la Masonería; - La elección como Papa del card. Montini fue debida a la intervención de algunos miembros de la Alta Ma- sonería Hebraica de la B’nai B’rith; - La elección del card. Karrol Wojtyla como sucesor en el trono pontificio fue hecha por Zbigniev Brze- zinski, cabeza de la B´nai B’rith en Polonia, y su gran elector, en el cónclave, fue el masón card. Köenig. - Que fuera la Masonería la que eligió el Pontífice, lo prueba también la carta del card. Baggio, escrita al Gran Maestro de la Masonería italiana, inmediata- mente después de la muerte de Pablo VI, en la cual le ofrecía sus servicios, recordándole, sin embargo, su promesa de hacerlo Papa. Forma parte, también, de la historia, toda la documenta- ción publicada y jamás desmentida que prueba la perte- nencia a la Masonería de Roncalli, Montini, Baggio como también los Prelados que Montini puso en los puestos cla- ves del Vaticano y de la Iglesia en el mundo. Luego, no se puede afirmar que estos Papas, pobrecillos, “hacen lo que pueden” y “hablan pero sin consecuen- cias prácticas”, porque, en cambio, estos Papas sabían y saben quién comanda en el Vaticano, a quién deben real- mente obedecer, quién los ha elegido realmente y en qué Capilla ha sido tomada esta decisión! Uno podría preguntarse si Pablo VI participó realmente en la Misa negra oficiada en la Capilla Paulina, en aquel le- jano 29 de junio de 1963, pero esto sería sólo una curiosi- dad de importancia secundaria. Cuando sabemos que la obra de demolición de la Iglesia Católica – como bien sabía Mons. John Joyce Russell – no era la de “matar la organización Católico-Romana, sino transformarla en algo verdaderamente útil, volviéndo- la homogénea y asimilable a un gran orden mundial que se ocupara exclusivamente de cuestiones humanas con objetivos puramente humanísticos”, y esto con la crea- ción de una “Casa del hombre en la Tierra”, una “Nue- va Era del Hombre” y una “Iglesia Universal del Hom- bre”, debemos preguntarnos si es más importante prestar un juramento al Delegado Internacional Prusiano o, du- rante todo un Pontificado de quince años, poner en prác- tica la substancia y el contenido de este diabólico jura- mento. Léase el capítulo “Su nueva Religión” del libro de don Luigi Villa, “Pablo VI ¿beato?” para descubrir cómo Pa- blo VI ha inventado un cristianismo nuevo bajado de la Cruz; ha sustituido el “Culto de Dios” por el “Culto del Hombre”, el primado de lo sobrenatural con el primado de lo natural y lo temporal, el primado de la “Ley de Dios” por el primado de la “conciencia”, ¡el primado del “Reino de Dios” y de la “vida eterna” por el primado del “mundo”, de la “Paz” y del “paraíso en la tierra”! Un cristianismo que considera a Cristo como un “libera- dor” no del pecado sino del sufrimiento y de la esclavitud; un Evangelio confundido con la “Carta de los Derechos del hombre” y puesto al servicio de la “justicia social”, los “Derechos de Dios” abolidos en favor de la exaltación de los “Derechos” y de los “gustos” del hombre; la evan- gelización del sobrenatural “docete” reducida a un “diá- logo” que se apoya sólo sobre medios humanos y no mira a la conversión. Un cristianismo que, idolatrando al hombre, ha hecho pro- Padre Gabriele Amorth, exorcista oficial de la Diócesis de Roma, en sus “Memorias”, afirma que en el Vaticano hay Cardenales, Obis- pos y Sacerdotes que pertenecen a sectas satánicas, y sus fuentes son personas que se lo han dicho porque están directamente involu- cradas, y las declaraciones del Demonio durante los exorcismos.
  • 13. “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 13 clamar la “Libertad Religiosa” como “derecho funda- mental y absoluto del hombre y ha promovido un falso amor por el hombre sobre el cual Pablo VI ha fundado Su “Religión del Hombre”: «El hombre moderno ¿no llegará, un día (…) a tender el oído a la voz maravillosa del Espíritu que palpita en él? ¿No será la religión del mañana?» «El humanismo laico y profano ha aparecido, final- mente, en toda su terrible estatura y ha, en cierto senti- do, desafiado al Concilio. La religión del Dios que Se ha hecho hombre se ha encontrado con la religión del hombre que se ha hecho Dios… ¡Nosotros más que cualquier otro, NOSOTROS TENEMOS EL CULTO DEL HOMBRE!» «Toda esta riqueza doctrinal (del Concilio) no mira si- no a una sola cosa: servir al hombre». «Nuestro Humanismo se vuelve Cristianismo y Nuestro Cristianismo se vuelve teocéntrico, tanto que podemos igualmente afirmar: para conocer a Dios, es necesario conocer al hombre!» «El hombre se nos revela gigantesco. Se nos revela divi- no. Se nos revela divino no en sí, sino en su principio y en su destino. ¡Honor al hombre, honor a su dignidad, a su espíritu, a su vida”! “Honor al hombre; ¡honor al pensamiento! ¡Honor a la ciencia!... ¡Honor al hombre, Rey de la Tierra y ahora también Príncipe del cielo!». Pero en la Sagrada Escritura está escrito: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre hace de la carne su fuerza y su corazón rechaza al Señor»! Lo que importa preguntarse, en cambio, es el significado de las palabras de la Virgen de Fátima cuando, en su Ter- cer Secreto, pronunció esta frase: «¡Satanás efectiva- mente logrará introducirse hasta la cima de la Igle- sia!». La Virgen no se refería al hecho de que Satanás sería en- tronizado en la Capilla Paulina, o en el “corazón” de la Iglesia, porque la “cima de la Iglesia” no es un lugar o una Capilla, sino es una sola persona: ¡el Papa! Y enton- ces, ¿qué significa que “Satanás se introducirá hasta el Papa”? Como Satanás, o Lucifer, es el “dios” de la Masonería, co- mo su soberbia lo conduce a sustituir en todo a Jesucristo, y como la cima de la Iglesia es el Vicario de Cristo, la frase de la Virgen no puede significar otra cosa que ¡Sata- nás llegará a hacer del Papa su Vicario! Y cómo se puede demostrar esto? El Apocalipsis afirma que el Anticristo está formado por tres Bestias: el Dragón, la primera Bestia salida del mar, la segunda Bestia salida de la tierra que tiene dos cuernos similares a los de un cordero, pero que habla como un Dragón. La Masonería, o mejor los hebreos cabalistas, expresan es- En la parte anterior del Palio de Pablo VI aparecen Cruces Tem- plarias de color negro de las cuales una está coronada por una “antorcha” que la atraviesa, en diagonal. De los testimonios de expertos en la simbología masónica, la Cruz Templaria asume los siguientes significados: 1. Culto del Falo (“La Cruz Templaria revela la idea Madre de la Cábala: es el signo de la cuádruple generación que produce los 4 mundos… y el Falo, la fuerza generadora que abre todos los tesoros de la naturaleza”); 2. Culto del Hombre (“La Cruz Templaria expresa, en la unidad de los triángulos convergentes hacia el centro, los sig- nificados de la espiritualidad divina y de su inmanencia en el hombre”); 3. Culto de Lucifer (“La Cruz Templaria oculta el Tetragrama Sacro Hebreo con las letras del Nombre Divino JHWH”,- es decir del Dios-cabalístico Lucifer – n.d.r.). Estos tres Cultos son los tres principios animadores de las tres se- ries de 11 grados de la Masonería R.E.A.A. para obtener la cor- rupción del cuerpo, del alma y del espíritu del masón. El masón Gorel Porciatti, atribuye a la Cruz Templaria otro significado interesante: “Mientras la Cruz Latina corresponde al cubo, símbolo de la Tierra en el plano inferior, la Cruz Templar- ia corresponde al desarrollo de la pirámide, símbolo del Fuego Universal en el plano superior”. Por la característica de simbolizar el “vértice” y el “fuego” que está por encima de la Tierra ha sido tomada como símbolo de la satánica Orden de los Illuminati de Baviera, la cual, de hecho, está en el vértice de todas las Obediencias Masónicas. Los Illuminati, además, tienen también otro símbolo conocido: la “antorcha” que está representada en muchas pinturas, cuadros, grabados que glorifican el “espíritu” y el “genio” de la Revolu- ción Francesa, es decir, la Orden de los Illuminati, que fue la verdadera alma y el verdadero motor de esta Revolución, y que lleva y ofrece la antorcha al hombre para liberarlo de Dios y de las cadenas de Su Ley. La “antorcha”, además, aparece también detrás de los cuernos del Baphomet, el dios panteísta de la Masonería. En la simbología masónica, cuando un símbolo es colocado so- bre otro significa que el símbolo que está encima “trasciende” al que está debajo, es decir “supera”, “sobrepasa”, “existe por fuera y por encima de la realidad inferior”! Ordenando toda esta simbología, en sentido jerárquico-masónico, en el campo espiritual se obtiene lo siguiente: 1. La Cruz Latina, en el pecho de Pablo VI, indica la Religión Católica, para uso de los profanos; 2. La Cruz Templaria en el pecho de Pablo VI, indica la Re- ligión Gnóstico-masónica con sus tres cultos masónicos, para uso de los masones; 3. La Cruz Templaria, comprendida como Pirámide, indica la Doctrina Atea comunista de los Illuminati de Baviera; 4. La Antorcha sobre la Cruz Templaria, indica al Supremo Pon- tífice de la Masonería Universal o Patriarca del Mundo.
  • 14. 14 “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 ta realidad con su Tercera Trinidad masónica; que está compuesta por: Lucifer, el Emperador del Mundo, el Patriarca del Mundo. El Vicario de Satanás entonces, es la Segunda Bestia salida de la tierra, llamada por la Masonería: Patriarca del Mundo. Como el objetivo de demoler la Iglesia con su transformación en un “gran orden mundial que se ocupe sólo de cuestiones humanas con objetivos humanistas” es la tarea que el fundador de los Illumi- nati de Baviera, Adam Weishaupt, se ha encomendado a sí mismo y a sus sucesores, el Patriarca del Mundo, automáticamente, asume también el cargo de Cabeza de la Orden de los Illuminati, que es lla- mado: Supremo Pontífice de la Masonería Universal y también Patriarca de la Masonería. Si un Papa se convirtiera en Vicario de Lucifer, por la soberbia de Lucifer y por la obligación de la obediencia que Lucifer impone a sus súbditos, es casi una certeza que esta realidad esté impresa o re- presentada en algún modo oculto, “impenetrablemente desconocido” bajo la simbología cabalista-masónica. El monumento masónico a Pablo VI en el Sacro Monte de Varese es un ejemplo de esta regla, como también lo es la Estrella de 5 pun- tas esculpida en el dorso de la mano de Pablo VI, en el azulejo n. 12 de la “Puerta de Bronce” de la Basílica de San Pedro. Pero una representación del Vicario de Lucifer, Segunda Bestia del Apocalipsis salida de la tierra, Patriarca del Mundo o Patriarca de la Masonería implica una simbología específica que no se pueda confundir con cualquier otra idea. En la página precedente, se da cuenta de la simbología de la Cruz Templaria con antorcha atravesada, que define a Pablo VI como Patriarca de la Masonería y Patriarca del Mundo. A continuación, se analiza la extraña firma de Pablo VI en Su retra- to oficial y sus significados de Guerra a Dios, Anticristo y segunda Bestia del Apocalipsis. Resta el punto fundamental: ¿cómo se demuestra que Pablo VI, aun- que habiendo actuado, durante todo su Pontificado, en plena confor- midad con los juramentos diabólicos hechos al Delegado Internacio- nal, al término de la Misa negra del 29 de junio de 1963, tuviera, en aquel tiempo o aún antes, consciencia de la figura cabalística del Pa- triarca del Mundo y que, en algún modo, hubiera manifestado la in- tención de aspirar a tal posición? En 1943, moría Judith Alghisi, la madre de Pablo VI. En el cemen- terio de Verolavecchia (Brescia) le habían hecho una tumba, presente aún hoy, sin ningún símbolo cristiano, pero, en la base, con un con- junto de símbolos masónicos aparentemente confusos e indescifra- bles. Después de varios años, don Luigi Villa descubrió esta extraña tum- ba y lo comunicó al Santo Oficio. Luego, recibió la información del card. Ottaviani y del card. Palazzini de que los símbolos de la tumba los había diseñado personalmente mons. Juan Bautista Montini. En la página siguiente, damos cuenta de la fotografía de los símbolos que aparecen en la base de la tumba de la madre. ¡El estudio de estos símbolos ha llevado al descubrimiento de la blasfema y satánica Triple Trinidad masónica! Ahora, qué significado puede tener el esculpir en la tumba de la pro- pia madre esta terrible y satánica representación cabalística, si no es para focalizarla en la Tercera Trinidad y en el único rol que un Monseñor, un día hecho Papa, habría podido desempeñar? El rol no podía ser sino uno solo: ¡el de Patriarca del Mundo! El retrato oficial de Pablo VI. Bajo la fotografía, Aparece la extraña firma de Pablo VI. Invirtiendo la firma de Pablo VI, los tres 9 se transforman en tres 6 = 666, que representan la Marca de la Bestia y el Número del Anticristo. La firma de Pablo VI está formada por la palabra “Paulus”, formada por 6 letras; por las letras P y P de los números romanos V y I, por la barra que corona el número romano VI y por otra ba- rra curvilínea al lado del número romano VI. En total, hay 6 símbolos. Las letras, números y signos de la firma, entonces, totalizan el número 2 veces 6. ¿Qué significado se debe dar a estos dos 6? En el Apocalipsis de San Juan, es llamada “la segunda bestia salida de la tierra que tiene cuernos como un cordero”, es decir, la segun- da bestia del Anticristo, después del “Dragón” y la “primera Bestia salida del mar”. Las tres extrañas letras P, tomadas en conjun- to, forman el número 999. El número 9 expresa el número 18 (1 + 8 = 9). Además, el número 18 es la suma de 6 + 6 + 6 = 18, que nos deja ver la Marca de la Bestia y el Número del Anticristo 666. Por lo tanto, las tres letras P, simbolizan el número 3 veces 666, que es la “firma” de la Masonería que expresa ¡la declaración de gue- rra a Dios!
  • 15. “Chiesa viva” *** Julio-Agosto 2012 15 LA BLASFEMA Y SATÁNICA TRIPLE TRINIDAD MASÓNICA en la tumba de Judith Alghisi, diseñada por Pablo VI El eje de la figura, que pasa por el centro del orificio de la escuadra que está en primer plano, es paralelo a los ejes verticales de las dos ánforas, puestas en los extremos de el nivel. Son significativos los ángulos de los principales objetos representados: – el eje del telescopio (o cañón): 33° = Masonería del R.E.A.A.; – el eje de la regla: 27° = 3 veces 9 = 3 veces 18 = 3 veces 666 = de- claración de guerra a Dios; – el ángulo del objeto con forma de “V”, que aparece bajo la escuadra: 65° = 6 + 5 = 11 = número místico de la Cábala, pero también: 6 y 5 = Estrella de 6 puntas y Estrella de 5 puntas; – los tres lados de la escuadra, respectivamente, tienen: 8° = Estrella de 8 puntas = Estrella de Lucifer; 39° = 3 veces 13 = Trinidad luciferina; 54° = 6 veces 9 = 6 veces 18 = 108 = Ojo de Lucifer. Los significados de los ángulos del objeto en forma de “V” y de los tres lados de la escuadra, sugieren la presencia del secreto más celosamente custodiado por la Masonería: la Triple Trinidad masónica. Consideremos el círculo tangente, externamente, a las dos ánforas y pasando por el punto A, extremidad superior del compás. Los dos obje- tos que no están contenidos completamente en este círculo son el tele- scopio (o cañón) y la regla. Esto sugiere una “intersección”. De he- cho, el eje del telescopio y el eje de la escuadra intersectan al círculo externo en los puntos de intersección superiores de los ejes de las dos ánforas con el círculo, mientras las intersecciones inferiores señalan otros dos puntos en el círculo. Agregando a estos 4 puntos de intersección, los dos puntos de inter- La Primera Trinidad (el masón de 1° grado o Piedra bruta) está constituida por el triángulo con líneas en trazo negro, que tiene como vértice superior el centro del Ojo de Lucifer. La Segunda Trinidad (el masón del 15° grado o Maestro, ú Hombre- Dios o Piedra perfecta) está constituida por la Estrella de 5 puntas, la Estrella de 6 puntas y el Círculo central, llamado Espíritu Santo. La Tercera Trinidad, llamada por los vértices de la Masonería San- tísima e Indivisible Trinidad está constituida por el Triángulo inver- tido (líneas amarillas) de la Estrella de 5 puntas y contiene, en el centro, al Ojo de Lucifer. Los lados de este triángulo representan: Lucifer (lado occidental), el Emperador del Mundo, el Patriarca del Mundo. Esta Tercera Trinidad, no es otra cosa que el Anticristo del Apoc- alipsis, es decir el conjunto de las tras Bestias: el Dragón (Lucifer), la primera Bestia salida del mar (Emperador del Mundo), la segunda bestia salida de la tierra (Patriarca del Mundo). 33° 54° 27° 39° 65° A 8° sección del círculo con el eje de la figura, que pasa por el centro del ori- ficio de la escuadra, se obtienen los 6 vértices de una Estrella de 6 puntas (líneas negras). Inscribiendo una Estrella de 5 puntas en el hexágono central de la Estrel- la de 6 puntas, se observa que los centros de las dos Estrellas no coinci- den. Si se hace un círculo con radio igual a la distancia entre los dos cen- tros, se obtiene un círculo que representa el Ojo de Lucifer. Este círculo tiene el mismo diámetro de los dos orificios en la escuadra y la regla. Ahora, uniendo los dos vértices inferiores de la Estrella de 5 puntas con el centro del Ojo de Lucifer, se obtiene la construcción completa de la blasfema y satánica Triple Trinidad masónica.