1. Remanente
(Heb. principalmente sheâr y términos derivados; yether, "lo que
queda [sobra]", "remanente", "resto";
Gr. léimma, katáleimma, loipós, "lo que sobra [queda]").
Como se usa en el AT, generalmente los israelitas que sobrevivían
a calamidades como guerras, cautiverios, pestes y hambrunas, y a
quienes Dios en su misericordia preservaba para continuar siendo
su pueblo elegido (Gn. 45:7; 2 R. 19:31; Esd. 9:13, 14; etc.).
Como resultado de sus apostasías, los hebreos sufrían grandes
catástrofes que llevaban a la nación al borde de la extinción.
Una y otra vez "de muchos" quedaban "unos pocos" (Jer. 42:2; cf
Is. 10:22). Acordándose del verdadero Dios y volviéndose a él (2
Cr. 30:6; Is. 10: 20, 21; Ez. 983 6:8, 9; etc.), el remanente daba la
espalda a la iniquidad (cf Sof. 3:13) y se comprometía a ser leal a
los mandamientos de Dios (Esd. 9:14; 10:3-12).
Aceptando de nuevo las responsabilidades y los privilegios del
pacto eterno, se proponían "echar raíces abajo" y "fruto arriba" y
salir para declarar su gloria entre los gentiles (2 R. 19:30, 31; Is.
37:31, 32; cf 66:19).
El "remanente" del AT era el resto del pueblo elegido de Dios que
en generaciones sucesivas lo representaba. Una y otra vez la
mayoría apostató (cf Sal. 78), pero siempre había un "remanentes"
que por su fidelidad seguía siendo el heredero exclusivo de las
sagradas promesas, los privilegios y las responsabilidades del
pacto originalmente hecho con Abrahán y confirmado en el Sinaí.
Dios designó a este "remanente" como el grupo al que se proponía
enviar el Mesías (Is. 11:1; cf 4:2; 53:2), y por medio del cual
quería evangelizar a los paganos (cf Jl. 2:32).
En Ro. 9-11 Pablo presenta a la iglesia cristiana como heredera de
las promesas, los privilegios y las responsabilidades del pacto
eterno, la sucesora del judaísmo como depositaria de la voluntad
revelada de Dios, como representante corporativa de sus propósitos
2. en la tierra, y como su instrumento escogido para la proclamación
del evangelio de la salvación de los hombres.
En Ro. 9:27 Pablo aplica el término "remanente" a los judíos de
sus días, quienes, individualmente, aceptaban a Cristo como el
Mesías.
Pero ahora tenían derecho a este título como miembros de la
iglesia cristiana, y no ya como judíos.
En Ro. 11:5 habla de estos judíos, cristianos como de "un
remanente escogido por gracia".
El "remanente" de Ap. 12:17 es el cuerpo de fieles de Dios, "lo que
queda" de esta larga y preciosa línea que sobrevivió los feroces
ataques de Satanás a través de los tiempos de la era cristiana,
particularmente la oscuridad, la persecución y el error de la Edad
Media.