2. [CAPITULO I]
[CÓMO LLEGAMOS A
CONOCERTE.]
UN SITIO EN NUESTRA MESA
VIEJOS LOBOS
Aquel cura moreno, algo bajito y con mucha guasa -por
supuesto gaditana- que nos daba Religión en el Instituto
tenía magnetismo personal. No te dejaba indiferente y,
más por su fuerte personalidad que por la institución a
la que representaba, dejaba huella en ti y algún deseo
de tener nuevas oportunidades de compartir algo de tu
tiempo con él…era un gran comunicador.
Siguiendo los preceptos de su Religión -que era también
la nuestra- compartía su tarea de docente con la de
pescador … de hombres. “Echaré las redes en tu
nombre” era su lema, y así consiguió en su Parroquia -la
nuestra- aglutinar a un buen puñado de jóvenes en
torno a la vivencia cristiana. Yo fui uno de aquellos
adolescentes con una existencia de fronteras no
demasiado extensas -propio de la sociedad de aquellos
años- que se agarraron en sus redes con la intención de
dar un mayor sentido a su vida.
Tras un ligero vértigo debido al temor a lo desconocido
propio de un chico bastante tímido -compartido con
algún amigo del alma que se embarcó también en el
mismo viaje- nacimos a un nuevo e intenso mundo de
sensaciones y experiencias -religiosas y no religiosas-
que a partir de ese momento llenaba todo nuestro
tiempo libre…incluso robándole horas al sueño. Hoy
miro hacia atrás con mucho cariño y reconozco que
pertenecer al Grupo Juvenil Cristiano del Corpus Christi
marcó toda mi vida…igual que su alma “páter” el cura,
Chano, el Padre Llanes.
UN
SITIO
EN
NUEST
RA
MESA