Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Cristianos seglares adultos (1)
1. CRISTIANOS SEGLARES ADULTOS
Reflexión para el Consejo Regional de la OFS -2016-
La Orden Franciscana Seglar está formada por seglares, aunque pueden ser miembros
de la misma sacerdotes diocesanos y de otros institutos laicales, aunque no de Órdenes
religiosas. Y quiero centrar esta reflexión sobre el apelativo Seglar.
Parto recordando lo que el Concilio y todos los papas posteriores han tratado sufre la
función del seglar en la Iglesia. Su identidad se cifra en ser fermento evangélico dentro
del mundo. Hay diversas formas de asociaciones de seglares. Cuando la Iglesia aprueba
una asociación le concede una gran autonomía de vida, jurídica y organizativa.
Así en la Orden Franciscana Seglar, son los seglares integrantes de la misma quienes
la dirigen , la animan y le dan forma.
De aquí el título que ha dado a esta reflexión: Cristianos seglares adultos. Un grupo,
una familia, una asociación funcionará en tanto en que esté formadas por personas adultas,
con las ideas claras, deseos de vivir, animosas, es decir, capaces de asumir
responsabilidades. Jesús nos quiere cristianos adultos; cuando el habla de cernos como
niños, no nos está pidiendo que seamos infantiles. Todo lo contrario. Nos está invitando
a que, desde nuestra edad adulta, tiremos las muletas con las que a menudo intentamos
sostenernos en pie.
1.- Dar razón de nuestra vida y de nuestra fe a quien nos la pida. Eso es también
evangelizar. Para lo que es necesario lo que tanto venimos insistiendo en los últimos
tiempos: la formación del franciscano seglar. Esta es una labor también personal, no sólo
responsabilidad de los agentes de formación. Quiero insistir en que cada uno debe cuidar
su formación cristiana y franciscana. Por ejemplo: leer y meditar el evangelio sirviéndose
de las estupendas introducciones que traen las biblias. Leer y meditar personalmente la
Regla y Constituciones de la OFS. Y por supuesto, aprovechando las oportunidades de
formación que nos pueden ofrecer las parroquias.
2.- Sentido de responsabilidad y corresponsabilidad. Sabemos que una persona
adulta es responsable de sus actos, de las tareas que se les encomiendan. Cuando me han
encomendado un cargo en la fraternidad, este no es un título, si no un servicio. Pero a la
vez una autoridad, lo que implica tomar decisiones, controlar que todo funcione. Una de
las tareas de la autoridad consiste en hacer que todos los miembros de la fraternidad se
sientan responsables. Y a veces tendrá que llamar la atención, o corregir, incluido al
asistente si es necesario. Unida a la corresponsabilidad está el sentido de pertenencia a la
Orden, a la que considero parte mía, y a la vez asumo que me debo a ella.
3.- Saber expresar mi opinión. En un grupo vivo son necesarias las opiniones de
todos. Esto requiere un aprendizaje: unas veces nos tendremos que afirmar en nuestra
opinión y otras veces tendremos que ceder. Por eso es necesario saber escucharnos.
Sucede a menudo que, cuando uno está expresando su opinión, los demás están pensando
en lo que le van a rebatir en vez de prestar atención a lo que dice quien está hablando. Así
es difícil entenderse.
Pero la peor actitud en este sentido consiste en callarnos, y después hablar a espaldas
de la fraternidad.
4.- Ser creativos. Una persona realmente adulta da vida, crea vida. Piensa que ya ha
recibido mucho, y que es la hora de dar. Y esto en todos los sentidos. La persona adulta
es realista, sabe ver la realidad, al mismo tiempo que sabe descubrir posibilidades; nunca
da nada ni a nadie por perdido.
2. Un miembro responsable de la OFS sabe ver posibilidades en medio de la fragilidad
de la propia fraternidad. Por eso tiene iniciativas, no se conforma con el “siempre se ha
hecho así”.
Y termino. Jesús nos pide hacernos como niños, nos insta a nacer de nuevo. Pero es
desde nuestra conciencia de adultos, cuando pensamos que ya estamos de vuelta de todo,
desde ahí es desde donde debemos aceptar la invitación de Jesús.