SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 68
Descargar para leer sin conexión
Página1
Página2
Página3
Esta traducción fue hecha de fans para fans, sin ningún tipo de ganancia.
Hecho para promover la buena lectura y darle la posibilidad de leer el libro a
aquellas personas que no leen inglés. Puedes apoyar a la autora comprando
sus libros y siguiéndola en sus redes sociales
Página4
Staff
Moderadoras
Pau
Athena09
Traductoras Correctoras
Majo MadHatter Durex
Athena09 Valevilchez
Just Jen Erienne
Ivy Sapphire
Yoda Athena09
Tamy.Felice
Melanie Reads
Gasper Black
Lectura Final
Gasper Black
Diseño
Jane
Página5
ÍndiceSinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Próximo Libro
Página6
Sinopsis
Él es el único hombre que jamás podré tener, pero es el único al que anhelo…
Saxon Grey tiene una razón para odiarme. Pasó cinco años en prisión después de salvarme de una
brutal violación en manos de un rival del Club de Motociclistas, pagó por ese rescate con su
libertad.
Nunca he sido capaz de saldar la deuda que le debo…hasta ahora.
L amenaza de una vieja rivalidad está resurgiendo de nuevo, y como presidente de los Hellfire
Riders, Saxon es el único hombre que puede mantenerme a salvo.
Pero quiero más que su protección.
Deseo su corazón.
Hellfire Riders MC #1
Página7
1
Traducido por Athena09
Corregido por D u r e x
an pronto como paso las puertas del Wolf Den, el ruido del bar me
golpea como un puño. Heavy metal. Voces graves gritando por
encima de ésta. Estallidos de risas escandalosas. El crepitar de bolas
de billar.
Todo se calma cuando me ven. Duros ojos me miran de arriba abajo. Otros
me dan la espalda. Las alas de fuego y las ruedas de acero estampadas en la parte
trasera de sus chaquetas de cuero sirviendo como una advertencia… todos ellos
son Hellfire Riders.
Y mi padre lidera a los Steel Titans. No hay enemistad alguna entre ambos
clubes, ya no más, pero hay reglas. Territorios. Aunque no ande con los Titans, y
segura como el infierno con ninguna de sus viejas mujeres, no debería estar aquí.
No en este momento, de todas formas. Vengo bastante a menudo durante el
día, cuando el negocio detrás del de la venta licor se lleva a cabo. Cuando la
taberna está tranquila, e incluso los vecinos vienen para almorzar. Pero las noches
son otra cosa. Las noches pertenecen al club que lidera esta guarida.
Sé bien que de caminar más adentro sin una bienvenida, esa bienvenida
vendrá. Aun así, es estresante esperar con tantos ojos examinándome. Estoy
bastante segura que algunos de ellos están midiendo la longitud de sus mesas,
también, decidiendo cuán lejos llegaría mientras arrancan mis pantalones y me
enseñan una lección sobre irrumpir en el territorio de los Hellfire.
Mi estómago se revuelve enfermizo mientras me lo imagino, aunque sé que
estos chicos no harían nada como eso. Algunos de ellos podrían pensarlo, pero no
lo harían. También hay reglas sobre eso. Los Hellfire Riders no lastiman mujeres a
menos que a ellas realmente les guste. A menos que ellas lo pidan.
No todos los que he conocido han seguido el mismo código.
En la barra, un gran motociclista se levanta lentamente de un taburete y
viene hacia mí. Corto cabello rubio, largos y ágiles pasos. Su nombre es Aaron,
pero todos lo llaman Stone Wall, el ejecutor de los Riders. La actitud casual que
siempre lleva es solo piel de oveja. Podría destrozar a cualquiera que amenace al
club o a sus miembros. Por lo que sé, ya lo ha hecho. Su rostro ha visto mejores
T
Página8
días. Sufrió una seria paliza algunos años atrás. No tengo ni idea de quién lo hizo.
Pero su nariz ya no es tan recta. La profunda hoja de una cuchilla cortó a través de
su ceja y trazó un camino irregular por su mejilla. Sus labios están marcados como
si se hubieran roto entre sus dientes y un puño muchas veces.
Pero recuerdo cuando esos labios eran perfectamente formados. Lo recuerdo
lanzando besos a una habitación llena de risas de preadolescentes durante una
pijamada de su hermana. Cada chica en la secundaria hubiera jurado que el
hermano mayor de Anna era la cosa más caliente que alguna vez merodeó en la
calles de Pine Valley, Oregón.
Fue hace mucho tiempo. Algunas cosas no han cambiado. Aún soy amiga de
Anna. Sin embargo, ya no me río tanto.
Y en estos días, Stone Wall ya no es la cosa más caliente que merodea estas
calles. No por su cara. El hermano de Anna aún es caliente en esa forma primitiva
y peligrosa que algunos chicos tienen, y las cicatrices solo se suman a ello. Pero hay
un hombre que podría sacar el vapor como ningún otro en este pueblo. En este
estado. Quizás en todo el maldito mundo.
Acabo de caminar dentro de su guarida. No lo veo ahora. No sé si quiero
hacerlo.
Estar en cualquier lugar cerca de Saxon Gray siempre es el cielo. Y es el
infierno.
—Jenny. —Stone se detiene cerca, una botella de cerveza Budweiser
colgando de sus largos dedos—. ¿Estás bien?
Me lo pregunta porque sabe que no estaría aquí de noche si pudiera
evitarlo. Pero estoy bien. Ahora. Solo no quiero volver pronto a la carretera.
Y no quiero decirle sobre eso. Sé lo que podría ocasionar. Peleas. Sangre. La
muerte de un hombre. Otro hombre en prisión. Pasó antes. No quiero verlo pasar
de nuevo. No ahora, cuando mi padre está tan enfermo. Cuando no sé si
sobreviviría a una pelea, sin decir nada de lo que podría seguir.
Así que sacudo mi cabeza y digo—: Solo quiero ver a Anna.
Stone toma un trago de su bebida, estudiándome sobre la longitud de la
botella. Dudando de mí.
—Y a salvarte de tomar esa mierda —añadí.
Sonríe. —Un hombre trabajador no puede pagar tu orina de oro. No por
cada trago.
—Entonces te compraré una.
Con otra larga mirada hacia mí, finalmente asiente. Su cabeza señala la
barra. Esa es mi bienvenida. Me acompaña mientras hago mi camino a través de
Página9
las mesas. Y así empieza. No daría otro paso sin un Rider de alto rango a mi lado.
Aun sin mala sangre entre los clubes, mezcla suficiente licor y golpes de pecho, y el
peligro de alguien haciendo o diciéndome algo estúpido crece exponencialmente.
Así que Stone detendría cualquier problema dirigido hacia mí antes de que
empiece, y si tuviera que irse por cualquier razón, alguien más tomaría su lugar.
Tal vez Zachary Cooper, puesto que el sargento de armas de los Riders ya
está sentado en la barra, sus codos apoyados en el mostrador mientras nos ve
venir. Todos los hombres Hellfire son rígidos, pero hay pocos que lo sean más que
Zach y Stone, y su hermandad comenzó mucho antes que hubieran montado una
motocicleta. Ambos ex marines, sirvieron juntos en Iraq. Stone regresó a Pine
Valley al finalizar su viaje; Zach llegó con él, aunque no creció aquí. Realmente no
sé de dónde es. No habla mucho. En cambio, solo observa todo. En este instante, a
mí. Usualmente, parece vigilar a Anna, pero solo cuando ella no lo mira.
Ella suele verlo. Aunque no hay ningún contacto. Quiso hacerlo una vez y la
detuvo. Luego de eso, lo observa siempre, para su pesar. Sin embargo, no puedo
culparla. Es difícil no mirar. De dondequiera que venga Zach Cooper, los fabrican
grandes y lindos, con grueso cabello negro, quijadas cinceladas, y glaciares ojos
azules. Probablemente tienen un letrero: Bienvenidos a ciudad Sexy, EE.UU.
Población: Un taciturno chico que nunca tocará a mi mejor amiga porque es la
hermana de su mejor amigo.
Qué triste pueblo es ese.
Me dirijo a la parte corta de la barra con forma de L. Stone asegura su
asiento al lado de Zach, lo suficientemente cerca para hablar conmigo y ejecutar de
intermediario si es necesario, pero con un par de taburetes vacíos entre nosotros.
En el otro extremo del bar, Anna está sacando las tapas de media docena de
botellas de cerveza, lanzándome una mirada curiosa mientras las pone en una
bandeja. Su oscuro cabello está recogido en una simple cola de caballo, lo que
significa que probablemente se levantó de la cama justo antes de empezar su turno.
—Oye, preciosa —la llamo cuando se acerca. La música no va a permitir
ninguna conversación verdadera, lo cual está bien para mí.
Se inclina con los antebrazos en el mostrador. —¿Qué sucede?
—Estoy buscando una buena cerveza. ¿Tienes una? También compraré una
para tu hermano.
Con los labios comprimidos, inclina su cabeza y espera.
Maldición. —Solo no me gustaba el aspecto de algunos chicos manejando
detrás de mí. Así que me vine por este camino.
Frunce el ceño. —¿Los Eighty-Eight?
—No sé.
Página10
Vaya mentira. Luego de detenerme en el estacionamiento de Den, esperé
hasta que los motociclistas se alejaron. Sus emblemas eran difíciles de confundir…
un águila sobre una calavera. Cabrones supremacistas. Se llamaban a sí mismos los
Eighty-Eight Henchmen1, aunque no eran ochenta y ocho miembros. El número es
un guiño a su amigo Adolf.
Anna retrocede con el rostro preocupado. Tomo su mano.
—Mira, no es nada. ¿Está bien? Solo mala suerte de que estuvieran pasando
por este camino. Probablemente no se dieron cuenta de que estaba delante de ellos.
Y siguieron manejando.
No se amontonaron en mi camión. No abuchearon y gritaron sobre cómo
iban a forzar mis muslos a abrirse y ponerse en fila.
De todas maneras, no lo hicieron esta vez.
—En serio —dije, apretando su mano—. Nada. Pero podría haber algo si
mencionas esto.
Porque cada motociclista en esta taberna saldría a manejar detrás de ellos.
Pero si los Eighty-Eight se hallaban solo de camino, no había razón para iniciar
ningún problema. Especialmente desde que su hermano estaría en medio de ello.
Anna estudió mi rostro por un largo minuto antes de finalmente dar un
fuerte suspiro. —¿Qué vas a querer?
—LionHeart. —Mi cerveza favorita… y la más fuerte que mi cervecería
vende. El Wolf Den la mantiene en barril—. Junto con un trago de Patrón2.
Su mirada se estrechó. —¿No fue nada, eh?
Bueno, tal vez estoy un poco temblorosa. Y no tengo intenciones de irme
pronto. Sigue siendo nada. —Ahora que estoy aquí, también me gustaría hacerte
compañía por un rato.
Poniendo los ojos en blanco, Anna se alejó. No molesta porque estuviera
aquí. Solo no creyendo una palabra mía.
No tenía que decir mucho más. Antes de que terminara de retirar mi
cerveza, más órdenes de bebidas vinieron, y fui dejada sola con mi tequila y
cerveza. Igual de bien.
El trago es una deliciosa quemadura deslizándose en mi garganta. No sal o
limón para mí. Solo el licor.
Deslicé el vaso tequilero vacío a través del mostrador y agarré la cerveza.
Aparte de un vistazo aquí y allá, ya nadie está mirando en mi dirección. Todos
1
Ochenta y ocho secuaces. Se refiere a Adolfo Hitler. El 88 significa Heil Hitler (saludo que se daba
a Hitler), proviene de la posición de la letra H en el alfabeto latino.
2 Marca de tequila.
Página11
volvieron a sus mesas de billar y sus bebidas, y en las sombrías mesas de las
esquinas, algunos han vuelto a sus mierdas.
Ninguno es Saxon Gray.
Mi estómago se calienta, aparto la mirada. Tan estúpida. Se rumorea que él
no folla en público de la forma en que otros lo hacen. Pero lo busqué por los
rincones de todas formas, sabiendo que si lo veía, sería un cuchillo en mi pecho.
También eso es estúpido. Saxon no es mío. Nunca lo ha sido. Jamás ha sido
algo cercano a mí. Y si tiene alguna razón para odiar a alguien, sería a mí, la chica
que no tuvo el cerebro para quedarse donde pertenecía. La extraña por la que pasó
5 años en la cárcel, porque la protegió.
Me protegió. Ahora estoy aprovechándome de su protección de nuevo. Tal
vez trayendo problemas a su puerta.
No debería haber venido aquí. Pero irse no es una opción aún. Mejor cuidar
esta cerveza por una hora antes de volver a casa.
Casa. Quizá no por mucho más. He vivido en el rancho con mi papá toda la
vida. El rancho no funciona más, solo una extensión grande de terreno con la casa
club en un lado y nuestro lugar en el otro, por lo que la mayoría de los negocios de
los Titans se mantiene lejos de la casa y del viejo granero en la propiedad que
renové cuando inicié mi mini cervecería.
Pero los Titans no son tan fuertes como antes. Nunca se lo diría a mi papá,
pero lo sé. Así como sé que tan pronto los Eighty-Eight piensen que estoy
desprotegida, tan pronto como se corra la noticia de que mi papá está enfermo,
harán sus amenazas. Tienen una cuenta que saldar conmigo.
Así que dejar Pine Valley está empezando a parecer la mejor opción. Solo
puedo empezar de nuevo en otro lugar. Aunque tendrá que ser bastante lejos.
Moverse a un condado, o a un Estado de distancia no los detendría. Un viaje de un
fin de semana traería a los Eighty-Eight a mi puerta. Tendría que cruzar medio país
antes de que las cosas siquiera empiecen a parecer seguras.
Pero ir tan lejos haría que empezar sea aún más difícil. Lo hago bien sola,
pero la mayoría de mis contactos de negocios son regionales. Mis ingredientes son
locales. Conozco sus sabores, sus peculiaridades. No estaría comenzando de cero,
pero sería algo cercano.
Incluso así. Empezar de cero luce un infierno mejor de lo que los Eighty-
Eight planean para mí.
Así que tal vez sea tiempo de tantear el terreno. Las oportunidades de poner
en marcha una nueva cervecería y tener éxito son muy escazas, pero puedo
trabajar con alguien más por un tiempo. Vender todo aquí, ahorrar mi dinero,
establecer una reputación y un punto de apoyo en otra región. Luego, extenderme
por mí misma de nuevo.
Página12
Sola. Porque la completa maldita razón de esto es el maldito cáncer
comiéndose el pecho de mi papá. Ya estaba en etapa cuatro cuando fue a revisarse,
había rechazado el tratamiento, y rechazó pelear conmigo cuando le dije que
teníamos que tratarlo. Le grité de todas formas, pero aun así, una parte de mí sabía
que no se movería. Terco, estúpido hombre. Pero ha estado solo por un tiempo,
también, desde que mi mamá murió en un accidente de auto hace quince años.
Hemos sido solo él y yo y el club. Puede que haya esperado todo este tiempo para
estar con ella de nuevo, pero solo lo aplazó hasta asegurarse de mi bienestar.
Tal vez lo estaré. Solo que revienta las pelotas pasar tanto tiempo
preocupándote por tu propio futuro cuando tu papá no tiene uno. Mucha mierda
egoísta.
A menos que… saber que estaré bien probablemente le ayude durante los
próximos meses más de lo que haría cualquier droga. La única cosa que puede
herirlo, realmente herirlo, sería saber que soy vulnerable y que no puedo
protegerme.
Así que. Mañana. Tantear el terreno. Buscar a alguien aquí que compre mi
cervecería, buscar otro trabajo en algún lugar al este. Luego solo tragar el dolor de
irme.
O ahogarlo. Le hago señas a Anna, pidiendo otro trago.
Su ceño fruncido, su mirada preocupada en su cara mientras vierte. —¿Estás
segura?
No está preguntando por el trago. Está preguntando si estoy segura de que
estoy bien. No sabe sobre mi padre aún. Pero no puedo decirle ahora.
—Solo un día difícil —dije—. Ahora estoy trabajando en un buen, mocoso
llanto.
Anna sonríe, porque es el tipo de cosas que usualmente digo para hacerla
reír. Esta vez no es realmente un chiste. No tiene que saber eso.
Otro motociclista se acerca a la barra y me deja para darle su bebida. Mi
garganta se siente demasiado apretada para tomar el tequila de inmediato. Escaneo
la taberna y me detengo en Lily Burns, de pie al lado de la mesa de billar, un taco
de billar en una mano y una cerveza en la otra. Está mirándome, tal vez no a mí,
pero nuestros ojos se encuentran mientras mi mirada recorre la habitación. Levanta
su botella en reconocimiento. Levanto mi copa.
Las dos, hijas de los presidentes de clubes de motociclistas, pero no
podríamos ser más diferentes. Soy pequeña y de cabello oscuro, y Lily es como una
Vikinga. Una deidad. Rubia y alta, construida como una jugadora de voleibol
olímpico.
Las diferencias no se detienen en lo físico. Nunca quise montar con los
Titans. Las pocas veces que he ido con ellos a alguna parte, fue en su mayoría para
Página13
estar con mi papá, y solo cuando era más joven, nos aferramos duro uno al otro en
los años después que mi mamá fuera asesinada. Lily quería montar desde el
principio, y lo había hecho, aunque su papá no la dejó unirse a los Riders o usar el
chaleco con parches.
Cuando dejó Pine Valley luego de la secundaria, no supe realmente qué
pasó con ella. Solo asumí que se cansó de ser metafóricamente pateada en el coño
cada vez que tocaba la puerta del club de los Hellfire Riders. Después, hace
aproximadamente cinco años, su padre perdió una carrera de frente con un
camión, Saxon Gray fue elegido en su lugar como presidente del club, y Lily
regresó, más alta, más rubia y más guerrera vikinga que nunca.
Entonces descubrí dónde estuvo: volando helicópteros en Afganistán. Ahora
trabaja como mecánica en un campo de aviación local, llevando turistas de vez en
cuando, y durante la temporada de incendios forestales, vuela supresores químicos
y bomberos hacia los sitios de los incendios. Muchos chicos en esta taberna creen
que son muy machos, pero Lily lo es más que la mayoría de ellos. Y cuando hizo su
apuesta por un chaleco con parches y los colores de los Hellfire, los ganó.
No sin levantar un infierno de alboroto. Y no sin que algunos miembros
devolvieran sus colores y dejaran los Riders. Usualmente esa mierda es secreta,
pero ya que algunos chicos fueron a los Steel Titans, escuché cómo todo se fue
derrumbó.
Lily encontró un vacío en el reglamento del club de los Hellfire Riders. En
ninguna parte dice específicamente que una mujer no puede solicitar su afiliación.
Nunca fue hecho. Pero los reglamentos también afirman que nadie que haya
servido en el ejército puede ser rechazado sin una buena razón.
Saxon Gray decidió que poseer una vagina no era una buena razón.
Aparentemente, cuando otras objeciones salieron, como si ella sería más débil que
un hombre y no podría sostenerse a sí misma, limpió el piso con los tres primeros
chicos que la retaron.
Hay momentos en que desearía ser más como ella, probablemente no
pensaría en correr a través del país si lo fuera. Pero al haber crecido alrededor de
un club, me daba una buena idea de los problemas por lo que seguramente tiene
que pasar cada día, luchando el doble de duro que cada chico a su alrededor y
teniendo cinco veces más mierda arrojada a ella, y no puedo lamentar no tener que
tratar con eso.
Estaba segura que ella me veía de la misma manera, pero lo opuesto…
algunas veces deseando que fuera más fácil, pero no dispuesta a renunciar a lo que
ha ganado solo para andar un camino más suave.
Así que sostuve su mirada mientras bajaba mi trago. Sonrió y tomó un trago
en respuesta. No éramos buenas amigas, ni nada similar. Pero maldición si no
entendía a esa mujer.
Página14
—¿Jenny?
No esperaba una voz detrás de mí, la única cosa en este lado del bar es la
puerta de empleados que lleva a los cuartos traseros y las oficinas… y no esperaba
esa voz. Con el corazón en la garganta, giro en el taburete del bar.
—¿Tío Thorne? —Capturada por sorpresa, lo miro fijamente. Alto, enjuto y
con canas convirtiendo su cabello oscuro en acero, no es realmente mi tío. No por
sangre. Pero no importa. Como Vicepresidente de los Titans, es llamado hermano
de mi padre desde que puedo recordarlo—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Es solo una pregunta automática, él no me dirá los negocios del club. Pero si
mi presencia aquí es considerada una violación territorial menor, entonces su
estadía aquí significa que algo grande está pasando entre los clubes.
—Te preguntaría lo mismo. —Su voz grave y oliendo a Marlboros, me jala
por un rápido abrazo y me besa en la parte superior de mi cabeza—. Pero creo que
lo sé.
¿Lo sabe? Cuando retrocedo, rápidamente busco su cara. No, no creo que lo
sepa. Porque si supiera de los Eighty-Eight en mi trayecto, no estaría viéndome con
tal preocupación y afecto. En su lugar, saldría vapor de su nariz.
Así que cualquier cosa que Thorne piense me trajo aquí, dejaré que lo siga
pensando.
—Sí —dije, luego él me rodea para tomar el siguiente taburete, y mi corazón
late dolorosamente en mi pecho.
Cielo. Infierno.
Porque Saxon Gray está parado detrás suyo.
Página15
2
Traducido por MaJo MadHatter & Ivy
Corregido por Valevilchez & Erienne
i respiración se detiene cuando veo a Saxon. Todo se paraliza.
Odio esto, odio como no puedo procesar lo que este hombre me
hace y como solo apaga todo.
No lo veía desde ese día en la reunión, hace casi catorce años atrás. La
primera vez que lo vi fue en el juicio que siguió. Tenía dieciséis años, mi mamá no
se hallaba muerta ni siquiera un año, y no prestaba atención de adónde iba. Incluso
si hubiera prestado atención, me podría haber perdido de todas formas en esa
esfera llena de gente. Pero me di la vuelta después de visitar el retrete portátil y
terminé en la sección de los Eighty-Eight Henchmen. Me reconocieron como la hija
de mi padre. En aquel tiempo, todo el mundo me llamaba Baby Red, a pesar de
que mi cabello no es la mata rojiza que el suyo. Aun así, era su niña. Antes de ese
día, amaba el apodo.
Tan pronto como reconocí su águila y la cabeza de la muerte, traté de
largarme de allí. Pero ya me habían rodeado y el presidente de los Henchmen,
Timothy Reichmann, me sujetó en la tierra sobre mi estómago.
No recuerdo mucho. Solo su voz en mi oído: ¿También tienes un coño bebé?
—y el desgarrador dolor mientras metía sus dedos en mi interior. La risa cuando le
mostró la sangre a sus hombres. ¡Baby Red! gritaron entonces. Enferma con dolor y
miedo, luchaba y gritaba todo el tiempo. Pero cuando escuché que se desabrochaba
su cinturón, vomité.
Entonces el mundo explotó a mí alrededor. No me enteré hasta después, que
Saxon Gray rugió y envió a volar a Reichmann fuera de mí con una patada brutal
en su cabeza. No sabía que el resto de los Riders lo embistieron después. Solo supe
que Reichmann no me sujetaba más, así que me arrastré a través del caos tan
rápido como pude, luego me levanté y corrí.
Pero esa patada selló el destino de Saxon. Reichmann no despertó. Después
de yacer tres días en la cama de un hospital, murió. No sé cómo los policías
vincularon a Saxon con la patada. Muy probablemente, uno de los Eighty-Eight
rompió el código y lo delató. Luego de una búsqueda, los investigadores
M
Página16
encontraron la sangre de Reichmann en una bota de Saxon, y cuando llegó el
momento, Saxon no lo negó. Solo dijo que vio a una chica siendo atacada, y la
ayudó, entonces no pensó ni una vez en el pedazo de mierda que Reichmann era
hasta que los policías se presentaron en su puerta.
Nadie me nombró. Los Eighty-Eight dijeron que no había ninguna chica allí.
Los Riders respaldaron a Saxon, pero mantuvieron sus bocas cerradas sobre quién
era yo. Mi papá tendría que dejarlo de esa forma, pero insistí en que me dejara dar
mi declaración a los policías.
No hizo ninguna diferencia. Casi un año después, Saxon fue declarado
culpable de homicidio involuntario, y miré mientras el hombre que me salvó de
una brutal violación era sentenciado a diez años en prisión. Observé a su madre
llorando en la sala del tribunal cuando él se fue arrastrando los pies encadenados.
Saxon solo cumplió cinco años. Pero aún así. No es mucho mayor que yo, y
tenía solo veinte en ese momento. Y así como así, pasaron cinco años. Para el
tiempo en que salió, el veinte por ciento de su vida transcurrió tras las rejas. Solo
porque una chica no miró hacia dónde se dirigía. Solo porque trató de ayudarla.
En verdad, nunca he sido capaz de lidiar con eso. Ni con la culpa, ni con la
gratitud. Pero Saxon no quería una disculpa o unas gracias. Lo dejó claro. Cuando
tenía dieciocho y me dirigía a la universidad —a la universidad, y él recién había
sido enviado a prisión— le escribí. Me desahogué por completo. Mis
agradecimientos. Mis disculpas. Y una promesa de pagarle, si era posible. Sabía
que no lo era.
Me escribió en respuesta. Una corta nota con su letra tosca.
JAMÁS te lamentes. Porque yo no lo hago.
—Sax
Todavía tengo esa carta, escondida en un cajón al lado de mi cama, hecha
jirones por las lecturas frecuentes. Y traté de hacer lo que dijo. Traté de no
lamentarme. Pero la primera vez que vi a Saxon después de su liberación, salía de
la tienda de repuestos en Main cargando una caja de aceite para motor. Ya alto y
fornido, estaba aún más grande de lo que estuvo en la corte, como si hubiera
pasado muchos de esos cinco años haciendo pesas. Su cabello negro había crecido
y se hallaba recogido en una gruesa y corta cola de caballo. Con mi corazón
latiendo con fuerza, corrí hacia él y esa fue la primera cosa que dije. Que lo
lamentaba muchísimo. Y que si alguna vez, necesitaba cualquier cosa, haría lo que
sea que pudiera para dárselo, porque nunca podría pagarle.
Me dio una mirada entrecerrada antes de asentir, entonces me dijo que
jamás quería escuchar eso de nuevo.
Página17
Nunca más lo dije otra vez.
Y no es lo que ahora quiero decir. Nueve años han pasado. Ya no estoy llena
de culpa y de gratitud, a pesar de que todavía me carcome de vez en cuando. Pero
la vida continuaba. Obtuve mi licenciatura en Química Orgánica y una Maestría en
Administración de Empresas antes de empezar con mi cervecería. Él compró un
cuchitril de poca monta, lo convirtió en The Wolf Den, y asumió la presidencia de
los Hellfire Riders. A través de la cervecería y el bar, gracias a mi amistad con
Anna, mi camino se cruza con el suyo con suficiente frecuencia. Pero aún soy la
hija de Red. Saxon lidera a los Hellfire Riders. Y todavía hay reglas. Territorios. No
puedo correr el riesgo de tropezar con ninguna línea de nuevo. Solo al venir aquí
esta noche, camino por el borde estrecho de uno.
Así que no importa que ahora sienta mucho más que gratitud hacia él. No
importa que no pueda apartar la mirada. El verlo allí de pie es un regalo y un
castigo, todo al mismo tiempo. No hay nadie en el mundo al que quiera más. No
hay nadie al que tenga menos probabilidades de tener.
Especialmente ahora, cuando pronto dejaré la ciudad. Saber que ésta es una
de las últimas veces que lo veré me causa un dolor físico, un nudo ardiente en mi
garganta que se enreda con el nudo en mi pecho.
No puedo decir nada de eso tampoco. Así que fuerzo una débil sonrisa y un
ronco—: Hola Saxon.
No me devuelve la sonrisa. En su lugar, su oscura mirada cae a mi boca
antes de deslizarse hacia el vaso en mi mano. A diferencia de la mayoría de los
Hellfire Riders, no está usando su chaleco de cuero. Solo un desgastado vaquero y
una camiseta negra desteñida extendida sobre duro músculo. En el último año, le
ha crecido una barba corta. Nunca he sido una fanática de las barbas… hasta que vi
la de Saxon. Su mandíbula es una maravilla esculpida, y jamás imaginé que podría
lucir incluso mejor cubierta, pero de alguna forma lo hacía. La barba no oculta la
forma de su mandíbula, pero solo la hace lucir más fuerte, y el estilo le queda.
Tosco y grosero.
Para cualquiera que no lo conoce bien, probablemente solo luce grande y
malvado. Yo creo que es jodidamente sensual.
Todo mi cuerpo se aprieta mientras da un paso más cerca. Su voz es baja y
profunda, con un borde áspero, como sábanas gruesas en la medianoche. Oírle
hablar siempre me deja inquieta y muy consciente de mi piel. —¿Necesitas una
bebida antes de venir a verme?
¿Qué? Le frunzo el ceño. —No.
—Mentira —lo dijo sin alterarse. Sin ira o vehemencia. Tiende su gran
mano—. Entonces vamos.
Página18
De repente, caliente y aturdida, solo me quedo mirando su mano. No he
bebido lo suficiente como para empezar a imaginar cosas. Esto es algo más.
¿Negocios de los que me olvidé? Antes he estado en la oficina trasera con él, pero
nuestros contratos y fechas de entrega están establecidos. Firmes. Lo han estado
por un tiempo.
—Jenny —dice Thorne a mi lado. Cuando hecho un vistazo, me observa con
esa mirada de acero en sus ojos que dice que estas palabras son importantes y más
vale que las escuche—. No tienes que hacer esto por nadie a menos que quieras,
¿entiendes? Ni por tu viejo. Ni por mí. Ni por los Titans.
No entiendo. Pero tampoco puedo pensar, porque los dedos callosos de
Saxon se deslizan entre los míos y me jala del taburete. Cada pregunta
construyéndose en mi cabeza de repente es ahogada por el rugido de mi pulso.
No me había tocado antes. Nunca. Ni siquiera cuando me salvó de
Reichmann.
No puedo detener a mis dedos de apretarse en los suyos. Aferrándome, casi,
pero no puedo dejarme ir mientras me dirige hacia la puerta. Él podría alejar mi
agarre tan fácilmente. Hay tanta fuerza en sus manos. Sus brazos. Las mangas
cortas de su camiseta negra abrazan apretadamente sus bíceps. Mi cabeza apenas
alcanza su hombro.
Pero no se deshace de mí. Me sujeta y lo sigo, con mi corazón tronando.
Una sola bombilla ilumina el pasillo con paneles. Aquí no hay nada lujoso.
Un trastero. Una oficina. No mucha decoración, solo un gran escritorio sirviendo
de apoyo para una computadora elegante con una amplia pantalla plana y
archivadores metálicos contra la pared. Carteles de festivales de cerveza y
reuniones de derechos veteranos clavados al lado de una ventana enrejada que da
al estacionamiento. La pared detrás de mí está llena con placas de empleados del
mes —todas ellas de Anna. Ella se las hizo, y ha colocado una nueva foto tonta
cada mes desde que empezó a trabajar aquí. La primera tiene fecha de hace casi
seis años atrás.
Saxon cierra la puerta, y el golpe seco de la madera en el marco de repente
transforma los latidos de mi pulso en un disturbio de nervios. Retiro mi mano de la
suya y lo enfrento, con los brazos cruzados debajo de mis pechos.
Tan pronto como encuentro sus ojos, mi ansiedad se incrementa. Hay algo
diferente en la forma en la que me devuelve la mirada. No tan… estoico. Su
expresión nunca revela mucho, a pesar de que siempre puedes decir que sucede
mucho detrás de ella. Ensombrecido por espesas cejas, sus ojos azules oscuros
siempre son intensos. Siempre leyendo tu rostro. Siempre evaluando. Cuando los
Riders no lo están llamando Prez, lo llaman por su nombre de carretera, The Wolf
—y su mirada es como la de un lobo. Solo en calma. Esperando. Esos ojos son una
Página19
advertencia para cualquiera que lo conoce, porque con una mirada, sabes a través
de tus huesos que si haces un movimiento equivocado, Saxon te hará pedazos.
La forma en la que ahora me mira, es como si fuera demasiado tarde para
una advertencia. Como si no estuviera esperando a venir a por mí, pero está a
punto de derribarme, y solo una correa de pura fuerza de voluntad lo detiene.
Oh, Dios. Tal vez me he pasado de la raya. Con la columna rígida, le
devuelvo la mirada.
Se inclina contra la puerta, cruzando sus brazos sobre su amplio pecho.
Imitándome, y eso también es diferente. Usualmente va directo hacia su escritorio.
Poniendo espacio entre nosotros o solo tratando de parecer menos intimidante
colocando todo ese músculo detrás de un bloque de madera, nunca lo sé.
Su mirada de párpados pesados baja hasta los dedos de mis pies antes de
volver a subir. Bruscamente dice—: Te vestiste elegantemente.
En realidad no. Solo no estoy en mis pantalones habituales. Pasé la noche
cortejando a un par de abogados que van a abrir un nuevo club, así que usé
sandalias de tacón y un pantalón capri de traje negro, con mi cabello castaño
recogido en una trenza floja por encima de mi hombro.
—Tuve un negocio del que encargarme en Bend —le dije.
—Luces bien. ¿Recién volviste?
—Sí.
Lentamente asiente. Aunque su postura es casual, la quietud de su cuerpo y
la intensidad de su mirada no lo son. —Entonces, ¿ya te decidiste? O ¿primero
quieres hablar sobre ello?
De acuerdo. De verdad me he perdido de algo. —¿Decidir qué?
Durante un largo segundo, no dice nada en absoluto, pero veo la correa de
su control apretada, como si estuviera cerca de saltar, pero ahora está tirando de sí
mismo hacia atrás. —¿Has hablado hoy con Red?
—¿Mi papá? ¿Por qué? —La preocupación inmediatamente se dispara en mi
corazón. ¿Por qué Saxon me preguntaría si he hablado con él?—. ¿Algo le ocurrió?
Su mandíbula se aprieta. Gira su cabeza, ahora sin mirarme, como si hubiera
entrado en una situación que no luce para nada como esperaba y está buscando
una nueva dirección.
—¿Sax? ¿Algo sucedió? ¿Es por eso que Thorne se encuentra aquí?
Escucho el creciente miedo en mi voz. También lo debe haber oído, porque
su mirada vuelve bruscamente hacia mí. —No pasó nada. Se encuentra bi… Nada
sucedió.
Página20
Bien. Se detuvo al decir la palabra rápidamente. Demasiado rápido. Porque
mi papá no se encuentra bien. Y de alguna manera, Saxon lo sabe.
Ahora lo miro con cuidado. —¿Qué fue lo que te dijo?
—Mierda. —Con un profundo suspiro, sacude su cabeza—. Primero
necesitas hablar con él.
—Te lo pregunto a ti.
— Jenny, te lo estoy diciendo. Primero habla con Red.
Maldita sea. Pero incluso mientras trato de mirarlo fijamente, sé que no
cederá. Entonces sus ojos se estrechan, y me doy cuenta de que los problemas
reales están avanzando en mi dirección.
Se aleja de la puerta. —Si no has hablado con él, ¿por qué viniste?
Mierda. Mierda. —Para ver a Anna.
—Mentira. —Ahora no lo dice uniformemente, sino como el chasquido de
un látigo—. No me mientas maldita sea. ¿Por qué pararías aquí? No lo harías. No a
menos que tuvieras que hacerlo. Entonces, ¿por qué tenías que hacerlo?
Todavía viene hacia mí, con todo su músculo sólido y su enfoque perspicaz.
Con mi respiración artificial, regreso hacia los archivadores. Las asas se clavan en
mi columna vertebral. —No fue nada Sax.
—Mi casa. Mi guarida. Princesa, yo decido lo que es nada. —Su mirada
como el hierro, él me atrapa. Sus grandes manos agarran el borde de los
archivadores a cada lado de mis hombros, sus poderosos brazos me enjaulan—.
Ahora, dime lo que te trajo aquí o jodidamente te lo haré gritar.
—Mentira —le lanzo en respuesta, levantando mi barbilla—. ¿Crees que voy
a creer una línea como esa? Los Hellfire Riders no lastiman a las mujeres.
—No dije que te lastimaría. —Antes de poder darle sentido a eso, se inclina,
acercando su rostro al mío. Su mirada se suaviza como si investigara mis rasgos—.
No me tienes miedo en absoluto, ¿verdad?
—No.
La respuesta sin aliento probablemente suena como miedo. También estoy
temblando. Hace diez segundos lanzaba maldiciones en su cara y ahora esto es
todo lo que puedo hacer para mantener su mirada. Porque, Dios, luce bien. Ni
siquiera vestido de forma elegante. Solo con sus ojos azules oscuros, su espalda
ancha y su piel bronceada que daría cualquier cosa por saborear.
Su mirada cae a mi boca. —He oído que eres asustadiza con los hombres.
Que tienes miedo de dejarlos que te toquen.
—¿Escuchaste qué? —Mis mejillas se sonrojan. No sé si me encuentro
horrorizada o enojada. Es cierto, casi cada cita que tengo se convierte en un
Página21
desastre tan pronto como el tipo toca algo más que mi mano. Pero no me había
dado cuenta de que las personas hablaban sobre esos desastres—. ¿Quién dijo eso?
No me lo dice. En vez de eso, suelta su agarre sobre el archivero, mirando
mi rostro mientras sus largos dedos empujan hacia un lado mi trenza y su pulgar
traza un recorrido hacia abajo, a un lado de mi cuello. —Esto no te asusta, ¿cierto?
Aparte de un movimiento de mi cabeza, no puedo responder. Solo mirarlo,
sintiendo ese toque como un escalofrío en cada centímetro de mi piel. Mi camisola
de seda de repente parece tan dura como el yute, y cada respiración jadeante raspa
el material contra mis sensibles pezones, dibujándolos más apretadamente.
Su pulgar se detiene sobre mi pulso acelerado. —¿Estás segura?
—Sí.
No me encuentro asustada. Pero no estoy preparada. Sin importar cuántas
veces he pensado sobre él tocándome, soñándolo, su caricia simple deshace
rápidamente todo en mi interior. Desenreda mi cerebro. Atenta contra mi fuerza.
—Jenny, entonces, tengo la intención de besarte —dice, y mis rodillas casi
fallan.
Un beso. Un beso. Primero su toque. Ahora esto. Mis dedos presionan su
antebrazo, su cálida piel como el acero. No puedo ni siquiera recordar acercármele,
apoyándome contra él.
Todavía me observa. El lobo, esperando. —¿No tienes miedo de eso?
—No. —Solo desesperada por esto.
La mirada de Saxon nunca deja la mía mientras su cabeza baja más. Su voz
es peligrosa. —Estás temblando.
—Solo porque eres tú —digo justo antes de que su boca reclame la mía.
Un beso, dijo. Saxon Gray no conoce el significado de la palabra. Sus
grandes manos suben para acunar mi mandíbula y su lengua traza entre mis
labios. Probándome. Devorándome. La necesidad me retuerce con esa única
lamida en el calor de mi boca, desgarrando un vacío anhelo por dentro. El próximo
empuje de su lengua dibuja un gemido irregular en lo profundo de mi garganta, y
luego un suave chillido mientras empuja más cerca, la dura longitud de su cuerpo
contra la suavidad del mío.
—Tan jodidamente caliente —gruñe contra mis labios—. Tú y yo, Jenny.
Arderemos juntos.
Su boca toma la mía de nuevo. No es un beso. Es posesión. Sus manos se
deslizan a mi culo y me levanta, envolviendo mis piernas alrededor de sus
delgadas caderas, y me acomoda, duro y grueso, justo donde más lo necesito. Se
balancea contra mí, al principio lento, luego más fuerte, como si pudiera follar
Página22
directamente a través de nuestras ropas. El gabinete se clava rítmicamente en mi
espalda y no me importa, no me importa. Su lengua folla a mi boca con profundos
golpes y mi coño empieza a apretarse como si en su lugar estuviera golpeando esa
gran polla dentro de mí. Distraída por la necesidad, me muelo contra él, deseando
que mis pantalones desaparezcan, sus vaqueros desaparezcan, sin nada entre
nosotros excepto la resbaladiza piel caliente.
Entonces se queda inmóvil y gimo con desesperada frustración. Sus dedos
empujan el cabello de mi nuca y me mantiene quieta contra el gabinete, con mis
piernas rodeando su cintura y mi cuerpo dolorido.
—¿Jenny, por qué has venido?
Su ronca pregunta apenas me penetra. No me vine. Ahora, ese es el
problema.
—Jenny. —Sus largos dedos aprietan mi cabello—. ¿Por qué has pasado?
Mi pecho parece repentinamente exprimido por esos mismos dedos.
Levanto la mirada. Los ojos azul oscuro de Saxon son firmes en los míos.
Esperando.
Dijo que me haría gritar mi respuesta. No grité. Pero jadeaba y gemía.
Ahora el anhelo que me llena no es necesidad. Solo vergüenza. Enojo. Y el
dolor de acabar de darme cuenta lo estúpida que soy. No fue un beso. Saxon solo
me quería con la guardia baja para darle lo que quiere saber.
Debería haberme dado cuenta. Debí haber adivinado. Con Saxon, nada es el
paraíso. También existe el infierno, siempre.
—Suéltame —digo, pero mi garganta está tan espesa que apenas sale un
susurro.
Saxon debe haberme escuchado, porque me pone de pie. Me aparto,
cruzando mis brazos sobre mi dolorido estómago. No sé si voy a llorar o vomitar.
Todavía está pegado detrás de mí. —¿Por qué tú...
—¡Solo olvídalo! —Cierro mis ojos contra los suyos ardiendo—. Por favor.
El áspero sonido de su respiración llena el silencio. Luego dice en voz baja—
: ¿Debo ir a preguntarle a Anna?
—Imbécil. —Me doy la vuelta y empujo en su pecho —y no consigo nada,
excepto más enojo—. Jamás le preguntarías a cualquiera de tus hermanos para
delatarse mutuamente. No pongas esa mierda en ella, haciéndola elegir entre su
jefe o su amiga.
Página23
—Así que soy un imbécil. Y si estuvieras ocultando algo, creerías que eres
un soplón. —Coge mis muñecas en un férreo control—. ¿Fueron los Eighty-Eight?
¿Te están molestando?
—¡No! —Maldita sea. Le preguntará a Anna—. Ellos estaban detrás de mí
cuando salí a la carretera. Así que me aparté de ahí, por si acaso. Pienso que solo se
encontraban de paso. Ni siquiera creo que me reconocieron. Así que no fue nada.
Sus ojos arden. —¿Sabes que el hermano de Reichmann gestiona su casa
ahora? ¿Sabes la mierda que se está levantando sobre ti?
Que soy una calientapollas. Que he follado con todos los Titans y
deliberadamente me pongo delante de su hermano en la reunión, para iniciar una
pelea entre los clubes, para verlo muerto. Y lo merezco por joderla ahora.
Saxon mató al hermano del tipo, pero Reichmann es demasiado cobarde o
demasiado inteligente para dispararle. Esa es probablemente la razón por la que
Reichmann se centró en mí, porque tiene posibilidad de cogerme y tomar su
venganza.
—Lo he oído —digo en voz baja.
—Lo oíste. —Con un gruñido furioso, me tira más cerca—. ¿Y me dices que
es jodidamente nada?
—Sí. —No sé de dónde viene mi repentina calma. Tal vez no tengo nada
más que perder—. Porque me voy.
—Acabas de terminar dos tragos y una cerveza —dice entre dientes—.
¿Crees que te dejaré largarte de aquí?
—No. —No sería tan estúpida—. Quiero decir que me voy de la ciudad. Así
que no importa lo que los Eighty-Eight quieran hacerme, porque me habré ido.
Nunca vi a Saxon pasmado por nada. Lo he observado escuchar un
veredicto de culpable y la pena de cárcel sin más reacción que una inclinación de
cabeza y un gesto de aceptación. Ahora me mira, su rostro una rígida máscara, sus
labios bordeados de blanco. —¿Tú qué?
—Lo decidí hoy. Voy a vender la fábrica de cerveza. Y simplemente me voy.
—Dios, mi calma ya se está agrietando. Al parecer, tengo más dentro de mí para
dejar, y todo duele—. Porque los policías no pueden hacer nada hasta que
Reichmann realmente me toque, y para entonces ya habré sido violada. Tal vez
peor. Así que si me quedo, terminaré herida o alguien que trate de protegerme lo
hará.
Su expresión salvaje, empuja su rostro en el mío. —Por. Encima. De. Mí.
Página24
Maldito. Cadáver.
—Ese es el punto —digo en un tembloroso suspiro, y se aparta de un tirón,
liberando mis muñecas.
—No. —Me mira fijamente, tensando su mandíbula. Por último, gruñe—: Te
quedas aquí. Vuelvo en un minuto. No intentes malditamente escaparte por la
parte trasera.
No lo haría. Estoy huyendo de los secuaces Eighty-Eight, no de Saxon. Con
mi asentimiento, abre la puerta y se va sigilosamente. Le oigo rugiendo por Stone.
Me tiemblan las piernas. Todo me está temblando, y las lágrimas están
demasiado cerca. Hago respiraciones cortas, tratando de aflojar el pesado nudo en
mi garganta, me hundo en la silla frente al escritorio y tapo mi boca con mis manos
temblorosas.
Así que eso es todo. Mi vida destrozada por las células anormales que van a
enloquecer en los pulmones de mi padre y algunos supremacistas resentidos.
Necesito simplemente recoger los pedazos e irme.
Pero van a haber tantas piezas perdidas. Mi padre, el más grande. Junto con
Thorne, Anna. Ellos han sido una parte de mi vida durante tanto tiempo. Sabiendo
que pronto no lo serán, duele casi más de lo que puedo soportar.
Y Saxon. No sé por qué la idea de no volver a verlo de nuevo me destroza
de esta manera, como si lo dejara ir. A pesar de que nunca lo tuve.
Excepto un beso.
Mis labios aún se sienten calientes e hinchados. Marcados. Como si me
hubiera marcado como suya.
No lo necesita. He pertenecido a Saxon Gray por mucho tiempo. No sé
cuánto, exactamente. Tal vez desde la reunión. La sala de audiencias. Fuera del
taller mecánico, o en algún momento durante todos los años que siguieron.
O desde la carta. JAMÁS te arrepientas.
Antes no hice un buen trabajo, me sentía culpable. Lo haré ahora. Sin
excusas. Sin disculpas. Solo hago lo que tengo que hacer, de la mejor forma que
pueda, y nunca lamentándome por ello.
—Jenny.
Dios. Solo escuchar su voz duele. Mi corazón doliendo, echo un vistazo. Está
en la entrada de la oficina. Lleva su chaleco con parches ahora, y el chaleco de
cuero le hace parecer aún más grande, más perverso. Sus manos agarran ambos
Página25
lados de la estructura de la puerta y sus brazos están fuertemente flexionados,
como si estuviera asegurándose contra la madera, o deteniéndose a sí mismo de lo
que puede suceder.
Su dura mirada azul nunca abandona mi rostro. —Estamos recorriendo la
ruta de la carretera, después en tu casa, y asegurándonos que esos hijos de puta no
estén esperando. Cuando estés lista para irte, Thorne viajará contigo. Unos cuantos
más de nosotros va a seguiros de escolta. ¿Bien?
Con la garganta espesa, asiento. —Gracias.
Por un momento, creo que va a tirar mi gratitud de vuelta en mi rostro. En
cambio, su voz es oscura, rasposa como el alquitrán cuando pregunta—: ¿Ya
vendiste tu equipo? ¿Tomaste alguna decisión?
El dolor aprieta mi pecho. —Todavía no. Planeaba hacer un par de llamadas
mañana. He tenido ofertas antes.
—Por supuesto que las tienes. Eres muy inteligente y cualquier
establecimiento que venda tu cerveza sabe que no tendrá nada mejor. Solo alguien
con orina en el cerebro no te querría. —Sus dedos se contraen en el marco de la
puerta—. Pero hay una mayor oferta viniendo. Quizás otra opción. Así que no
tomes ninguna decisión todavía.
—¿Qué opción?
—Habla con Red. ¿Trabajas mañana?
¿Trabajo? Siempre estoy trabajando. Y mi mente lucha para ponerse al día.
Mañana. Sábado. Durante la temporada turística. —Voy a estar en el
almacén durante todo el día. Tengo tours y sala de degustación desde el mediodía
a las seis.
—Entonces, vendré por ti a las seis.
¿Venir por mí? —Sax...
—Hablas con tu papá. —Retrocede bruscamente—. Luego me dirás si
quieres lo que él ordene. Tienes que decidir. ¿Bien?
Y sea lo que sea, Saxon no me lo dice ahora. Está claro.
En silencio, asiento. Un segundo después se ha ido.
Página26
3
Traducido por MaJo MadHatter & Ivy
Corregido por Athena09
s pasada la medianoche cuando me detengo en mi casa. Mis luces
altas atrapan a mi padre esperando en el pórtico. Mira de reojo al
resplandor y rápidamente apago mis faros.
El estruendo de la motocicleta de Thorne ya se está desvaneciendo cuando
salgo de la camioneta. Los Hellfire Riders nos escoltaron por el largo pasaje que
conduce hacia mi casa y continuaron su camino, permaneciendo en la carretera
principal. El tío Thorne me siguió parte de la vía por la que conduje, hasta el punto
en que nuestras rutas se separaron, la mía hacia mi casa, la suya hacia la casa club
y las cabañas al otro lado de la propiedad. Todo lo demás se encuentra en silencio.
Solo los grillos cantores y el ruido de mi motor enfriándose. Todas las luces en la
casa se hallan apagadas. Las estrellas encima son brillantes, como polvo de
diamantes esparcidos por los cielos. No hay nada más hermoso que el cielo sobre
el centro de Oregon en una clara noche de verano. Cuando era joven, mi papá, mi
mamá y yo solíamos acostarnos en una manta en el patio, contentos solo con mirar
hacia arriba.
Aparte de los años en los que estuve en la universidad, he vivido aquí toda
mi vida. Amo la vieja casa del rancho con su revestimiento blanco y con sus
frontones altos. Es probablemente demasiada casa para solo dos personas, pero mi
papá la hizo nuestra en los últimos años, renovando las habitaciones cerradas en
espacios llenos de luz y de aire.
Por lo general, no importa qué clase de día haya tenido, volver a casa parece
levantar cualquier peso que cargo. No esta noche. La tensión anuda mis hombros y
mi cuello mientras subo las escaleras del pórtico.
Papá es solo una sombra en la tumbona, pero es tan fácil imaginar lo que no
puedo ver a través de la oscuridad. Alto y delgado, con su cabello rojo y canoso, y
una pequeña barba blanca, y usando los mismos pantalones, las mismas botas, y la
misma combinación de camiseta que siempre lleva puestos. Escucho el tintineo de
una botella contra un vaso.
E
Página27
Me hundo en la silla a su lado, entonces tomo el whisky que me ofrece, y me
pregunto si la bebida es para calmar mis nervios o los suyos. No suele estar tan
callado.
Lo que significa una cosa. —¿El tío Thorne te llamó?
—Lo hizo.
—Me encontraba bien.
—Desde que estoy aquí sentado en vez de seguirte a casa, sabes que
también me dijo eso.
Asiento, sorbiendo el whisky y manteniéndolo en mi lengua, porque si me
lo trago no tendré ninguna razón para no preguntarle cuál es su otra opción. Mejor
dejarlo empezar.
Su pesado suspiro llena el espacio entre nosotros. —¿Hablaste con Saxon?
—Solo un poco. —Y lo besé. Envolví mis piernas fuertemente a su
alrededor. Pero el recuerdo ahora no me calienta; solo hace que mi corazón
duela—. Dijo que necesitaba hablar contigo. Le dije que iba a vender la cervecería y
dejar la ciudad.
Su silla cruje mientras se inclina hacia adelante. —¿Quieres hacerlo?
No. Mi garganta de pronto se aprieta, sacudo mi cabeza. Mi voz es un tenso
susurro. —Solo parece ser la única cosa para hacer.
—¿Esperar a que me muera y luego irte?
—Jesús papi. —Las lágrimas se derraman rápido, antes de que pueda
detenerlas. Siempre es directo. ¿Pero cómo podía ponerlo de esa manera?—.
Cuidándote. Después, cuidándome a mí misma.
—Solo hay una parte de eso que me importa una mierda, y no es la parte
donde me cuidas.
—Y si crees que voy a dejarte solo, entonces a la mierda tus pulmones,
¡porque obviamente los doctores olvidaron mirar por los tumores en tu cerebro!
Él resopla. —Esa es mi chica. Entonces, ahora seca tus lágrimas. Sabes que
no puedo permanecer fuerte cuando estás llorando. Y Jenny, ahora necesito
permanecer fuerte.
El tono ronco en su voz mientras dice mi nombre casi me rompe de nuevo.
Pero no lo defraudaré. Si puede mantenerse fuerte, entonces yo también puedo, así
que me trago mis lágrimas y trago el whisky, preparándome para lo que sea que
esté por venir.
Prende un encendedor, revelando su rostro en el resplandor cuando
enciende un cigarrillo. Me está mirando, sus ojos con el mismo verde pálido que
los míos.
Página28
—Papá —le digo suavemente. Dejó de fumar hace muchos años.
—Ahora no importa, ¿verdad? Me detuve demasiado tarde. —Su hombro
derecho se desliza en un descuidado encogimiento de hombros, pero después de
una larga calada, pulveriza el cigarrillo—. Pero la segunda mano no es buena para
ti, supongo. Ahora, dime qué quieres hacer cuando me haya ido. ¿Quieres
quedarte aquí en el rancho? O ¿quieres renunciar a la cervecería?
Con un suspiro, saco mis pies hasta el borde del asiento y envuelvo mis
brazos alrededor de mis rodillas. —Quiero quedarme. Por supuesto que quiero
quedarme.
—Pero los Eighty-Eight van a seguir jodiendo contigo.
Miedo repentino atraviesa mi corazón. —No estás pensando en…
—¿Matar hasta el último de los Henchman? Sí, lo pienso. Cada maldito día,
lo pienso. ¿Qué tengo que perder? —La botella de whisky tintinea contra el borde
de su vaso mientras vierte otro trago—. Pero Jenny, no soy tan tonto como para
arriesgarme. Digamos que consigo a algunos de ellos, pero no a todos. El resto
vendrá en busca de venganza, y no la clase que Reichmann está suscitando. Eso,
para la mayoría de ellos, es para pasar el tiempo. Es un poco de entretenimiento.
Ninguno, con excepción de Reichmann, se encuentra hirviendo de enojo. Eso
cambiaría si fuera por ellos. Tal vez incluso atraigan a Henchmens de otras
secciones. Entonces sería una guerra volcada entre un club nacional y nosotros. No
hay duda de quién perdería. Así que te heriría al tocar a cualquiera de ellos.
Y eso me enfurece. Su voz ha adquirido un tono duro que conozco bien.
Papá detendría a los Eighty-Eight Henchmen matándolos, si pudiera, y no le
importaría si pasara el resto de su vida tras las rejas por eso.
A mí me importa. —Promete que no lo harás.
—No lo prometeré. Pero eso no está en mi mira en estos momentos.
—¿Qué lo está?
Se toma su tiempo. Tal vez reuniendo sus pensamientos. O solo disfrutando
de su whisky. Finalmente dice—: Sabes que solía ser un Rider. El segundo de
Tommy Burns.
El padre de Lily la Vikinga, y antiguo presidente de los Hellfire Riders. —
Lo sé.
—Jamás te dije nada sobre eso.
—El tío Thorne lo hizo una vez, después de que le preguntara por qué hubo
mala sangre entre tú y los Riders.
—Ajá. —El tono insulso es uno de los engañosos, hace quince años atrás, la
respuesta de mi papá habría indicado que Thorne se había ganado una patada en
Página29
el trasero. Ahora solo significa que está molesto—. ¿Dijo por qué nos fuimos y
comenzamos con los Steel Titans?
—Dijo que tú y Tommy Burns se dividieron por una mujer.
—Sandeces.
—¿Sandeces porque el tío Thorne no diría eso? O ¿Sandeces porque no fue por
una mujer?
—No fue por una mujer. En realidad no. Tommy y yo tuvimos nuestros ojos
puestos en la misma. Megan Fitzgerald. Tommy eventualmente la consiguió, y por
supuesto, yo no me encontraba para nada contento. Pensé que estaba enamorado,
por supuesto, no sabía lo que eso era hasta que tu mamá llegó. Sin embargo, en ese
momento, me dolió profundamente. Pero jamás dejaría que una mujer se
interpusiera entre mis hermanos y yo. Él la obtuvo; yo la dejé ir.
—Entonces, ¿qué sucedió?
—Tommy dejó que se metiera entre nosotros. —En las sombras, sacudió su
cabeza—. Nah, ni siquiera eso es cierto. No se interpuso entre nosotros. La polla de
Tommy lo hizo. Porque Megan y yo estuvimos rodando juntos un par de veces,
¿sabes a lo que me refiero?
Oh Dios. Prefiero no pensar en mi papá teniendo sexo. —Entonces, ¿se
encontraba celoso?
—Como un maldito toro. Siempre resoplando en mi rostro. Tocándola a mí
alrededor, besándola. Asegurándose de que yo supiera que ella era suya, aunque
no era probable que lo olvidara.
—Entonces él fue el que no colocó a los hermanos antes que las chicas.
Una fuerte risa sale de él y termina con una tos entrecortada. —Cristo Jenny.
Me matarás diciendo mierda como esa.
Se golpea el pecho y toma una larga respiración. Suena uniforme y suave,
pero mi propia garganta y mis pulmones están adoloridos, haciéndome difícil el
respirar. Espero a que continúe.
—De todas formas. Decidió casarse con ella, entonces colocó alguna mierda
loca en los estatutos del club. Esto fue antes de que hubiera una estructura real,
¿sabes? Nada realmente oficial, ninguna votación verdadera, no como las que
ahora tenemos.
—¿Qué tipo de locura?
—Todos tenían que mirarlo cogiéndola y después acompañarlos. Eso se
suponía que era para demostrar que pensaban que ella era digna de todos los
presentes; entonces jurarían su lealtad y su protección. —Otra risa suena por
debajo de su declaración. Esta vez sin toser. Solo una risa que retumba más fuerte
Página30
con cada palabra, como si cada una sonara más estúpida que la última—. En ese
momento, fue una patada en la cara. Pero solo imagina toda la escena, sentado allí
al tiempo que Tommy martilleaba, mientras bajábamos nuestras cabezas o alguna
mierda…
Entonces su risa se interpuso en su camino para hablar, y eso lo hace sonar
tonto, pero es difícil reír junto a él cuando puedo escuchar el silbido por lo bajo de
su respiración.
Él limpia sus ojos. —Maldito Dios. Pero me encontraba tan enojado. Me fui
antes de que eso siquiera sucediera, solo no iba a ser parte de eso. A mi juicio,
Tommy dejó que su polla tomara el control del club. Así que Thorne y yo nos
fuimos. No fue mucho después de que el abuelo me dejara este lugar. Ha sido la
casa de los Titans desde entonces. Eso es en lo que estoy pensando cuando no me
encuentro pensando en ti.
Así que finalmente estamos llegando a ello. —¿Crees que me enojaré si le
dejas la propiedad al tío Thorne o al club? Porque no lo haré.
—Jenny, es tuya. —Su tono me dice que no discuta.
—Entonces todavía tendrán un hogar. Incluso si me voy. —Tal vez puedo
rentar la casa—. Y si no me voy… bueno, el tío Thorne cuidará de mí. Sabes que lo
hará.
—Sí —dice mi papá suavemente, de acuerdo pero con reservas—. Jenny,
Thorne no es joven. Y los Titans no son tan fuertes como una vez lo fuimos.
No puedo decir nada. Ni una sola cosa. No puedo imaginar lo que le toma a
él decir esas palabras. Y sé que son palabras verdaderas. El club no está recibiendo
mucha sangre nueva y han estado perdiendo territorio. No a través de peleas o
juegos de poder; solo se están escapando. Las articulaciones que antes eran
exclusivamente suyas no lo son más. Tal como ésta taberna cerca de las afueras de
la línea del condado, The Barracks. No hace mucho tiempo, era como el Wolf Den.
Si pertenecías a otro club, te arriesgabas a una patada en el trasero, simplemente
dando un paso en el interior sin el visto bueno de los Titans. Ya no es más así. Una
mezcla alborotada de motociclistas, incluyendo los Eighty-Eight, ahora por lo
general pasan el rato en The Barracks. Pero los Titans no fueron expulsados. Solo la
dejaron ir. En su lugar, cuando los chicos no están afuera conduciendo, la mayoría
pasan el tiempo en la casa club en el rancho.
Pero hay un club que no se ha debilitado, y el calor se dispara debajo de mi
piel mientras de repente me doy cuenta de a dónde se dirige con esto. Había
hablado con Saxon.
Saxon, quién ya me protegió una vez.
Y quien es el presidente del club rival. Solo porque ya no hay resentimiento
entre ellos —no lo hubo desde que Saxon suplantó a Tommy Burns— no quiere
Página31
decir que mi papá no está provocando un serio problema aquí. ¿Cómo tomarán la
noticia los Titans de que mi padre fue con Saxon para esto?
Además... ya debe haber hablado con el tío Thorne al respecto, porque
Thorne estuvo en el Wolf Den. No noté ningún enojo allí. En todo caso, el tío
Thorne solo se encontraba preocupado.
No haces esto para nadie a menos que lo quieras, ¿lo entiendes? No por tu
viejo. No por mí. No por los Titans.
¿Qué iba a hacer?
—Vamos a unificar los clubes —dice mi papá—. Los Titans, los Hellfire
Riders.
En la oscuridad, es probable que no pueda ver la forma en que miro
boquiabierta. —¿Se puede hacer eso?
—Si no lo hacemos, los Titans no durarán mucho tiempo. Thorne los juntará
por un tiempo. ¿Pero cuando lo haga? Caerá en la mierda. Hemos conseguido
buenos hombres, pero no hay mucha ambición entre ellos, y los que sí son
ambiciosos no tienen mucho cerebro. Lo superarán muy rápido. Así que dime la
verdad, Jenny, ¿cómo te sentirás teniéndolos en la propiedad después de que
Thorne se haya ido?
No tan bien. Conozco a todos los chicos. Me agradan muchos de ellos. Pero
mi padre los estudió correctamente. Probablemente, va a terminar muy parecido a
los cuarteles. Sin una fuerte presencia para guiarlos, los buenos serán poco a poco
los que se alejen, y lo único que quedará será el caos. Solo que esta vez, ese caos no
estaría fuera de la línea de condado, sino realmente cerca de casa.
—¿Así que hablaste con Saxon? —Mi voz suena pesada—. ¿Te acercaste a él
con esto?
—Sí. Está dispuesto.
No puedo creerlo. —Algunos de tus chicos se alejaron de los Riders cuando
Lily se unió a ellos. Cambiaron a sus colores. ¿Él los recuperará? De ninguna
manera.
—Yo tampoco lo haría. Pero le dije que sabía lo que era largarse enfurecido,
y sabía lo que era ver un cambio del club para mejor. Tal vez les dará una
oportunidad. Tal vez ellos no querrán una. De cualquier manera, vendrán unos
difíciles pares de meses. Pero Saxon no se meterá en problemas a cambio de esto.
Él quiere la casa club y el uso de la tierra de ahí.
Tan cerca. Él estará tan cerca.
Trato de ignorar el nudo de nervios apretando en mi estómago. Nunca
estuvo tan lejos. Pine Valley no es exactamente una enorme distancia desde aquí.
Página32
Pero todavía no entiendo cuál es mi parte en esto, aparte de estar un poco
más a salvo de los Eighty-Eight de lo que estaría sin la fuerte presencia de los
Hellfire Riders tan cerca. —¿Está preocupado de que evitaré que los Riders se
hagan cargo de la casa club? No lo haré. Puede tenerlo.
—Eso no es por lo que se preocupa. Eso no es lo que me preocupa. Porque
no es probable que Reichmann se arriesgue a conducir aquí al rancho, ¿pero
cuando estás ahí fuera trabajando? ¿Conduciendo como lo estabas esta noche?
Cuando me haya ido, Jenny, no hay conexión con la familia. Él pensará que estás
desprotegida.
—Pero Saxon dejará que cada uno sepa...
—Simplemente digo que no es suficiente. No con hijos de puta como
Reichmann y la forma en la que piensan de las mujeres. Si tiene tetas, entonces
alguien la posee. Y si no es reclamada, ella es un juego gratuito y no pensará en
llegar a ningún tipo de represalia. No de cualquier persona que tiene que temer, de
todos modos.
Casi no puedo respirar. —¿Qué estás diciendo?
—Estoy diciendo que Saxon sabe por qué le estoy pidiendo esto, y que todo
se trata de ti. Sobre asegurarme de que estés bien. —Su voz es sombría—. Y no solo
quiere la casa club. Él quiere todo incluido. Pero eso depende de ti.
Depende de mí. Todo incluido. Entonces, ¿qué es lo que quiere Saxon de
mí? ¿Sexo a cambio de protección?
Ahora sé por qué me dio un beso esta noche, después de todos estos años de
no mostrar interés. Él probaba la mercancía.
Me siento enferma. Lágrimas calientes obstruyen mi garganta. —Papi —
susurro.
—Todo depende de ti, Jenny —repite y sus fuertes manos envuelven la
mías—. Pero siempre lo miras diferente que a otros hombres. Hablas diferente
acerca de él. Y también sé que nunca lo habrías mirado demasiado tiempo, sin
importar si querías. No en un Rider, y sin saber qué problemas podría resultar de
ello. Así que pensé que valía la pena ponerlo delante de ti. Independientemente de
si lo tomas, es tú elección.
Mi elección. Para tener al hombre que he deseado durante tanto tiempo.
Para estar a salvo.
Excepto que no estaré a salvo. No realmente. Mi cuerpo no estará en tanto
peligro, es verdad.
Pero mi corazón lo estará.
Página33
4
Traducido por Majo Madhatter & Melanie Reads
Corregido por Erienne & Sapphire
espués de una noche de insomnio, me levanto temprano. La sala de
degustación abre hoy, así que renuncio a mis pantalones y camiseta
habituales por una corta falda negra, una camiseta a juego sin
mangas luciendo una estampa desgastada de Led Zeppelin, y unas botas negras que
se atan en mis rodillas. Un disfraz, básicamente, pero uno que encaja con el tema
de la cervecería —la cervecería Black Boots, sirviendo cerveza que patea traseros.
Todo es un truco, pero uno al que dediqué un ridículo tiempo en investigar.
Se vende particularmente bien con mi grupo demográfico elegido: jóvenes
urbanistas que aprecian el toque humorístico del marketing, el que podría incluir a
casi todos con los que fui a la universidad, y a la clase obrera de Joe que prefieren
una cerveza artesanal. Black Boots. Pura, fiable, y completamente irónica.
Solo la idea de renunciar hace que mi pecho sienta una opresión.
He dedicado tanto trabajo en este lugar, desde la renovación de la granja
para garantizar el préstamo para las salas de cocción de acero inoxidable de la
cerveza, hasta las camisetas que vendo en la tienda. Esta cervecería empezó como
mi bebé, la saqué de arrastrarse para levantarla sobre sus propios pies, y ahora se
encuentra funcionando sin problemas. Alguien más podría manejarla. Pero es mía,
y estoy tan jodidamente orgullosa de todo. No quiero verla en manos de otra
persona.
Si me quedo, estoy arriesgando más que solo mi negocio. Estoy arriesgando
mi vida. También mi corazón.
Un corazón que se siente tan pesado como el plomo mientras desbloqueo las
puertas. Tengo un par de horas antes de abrir para los clientes, pero hay trabajo
más que suficiente para llenar el tiempo. Jamás hay dos lotes que sean iguales, así
que monitorear el progreso a través de la elaboración de la cerveza y la
fermentación es una parte fundamental del trabajo.
D
Página34
Cuando doy recorridos, las personas siempre me preguntan cuál es la parte
más importante del proceso. A la mayoría, solamente les gusta la cerveza y son
curiosos, pero algunas veces la pregunta viene de cerveceros caseros. Algunos no
le dan la importancia que toca, que no hay un factor más importante que otro.
Inclusive la variación más pequeña puede crear cambios significativos en el sabor
y en la calidad. Así que después de explicarles, digo que mientras empiecen con
buenos ingredientes, después vienen dos cosas: la temperatura y el tiempo.
Demasiado calor o demasiado frío, dejarla reposar demasiado tiempo o no lo
suficiente, y el lote se echa a perder.
Hoy soy como una cerveza que va mal. A media mañana, me encuentro
acalorada como el infierno, de mal humor y deseando que Saxon aparezca para
poder decirle exactamente lo que pienso de su acuerdo general. Luego imagino
todas las cosas que le haría en mi cama y ese acuerdo empieza a lucir bastante bien.
Después de un rato, estoy fría de nuevo, al pensar en ser negociada como algún
pedazo de propiedad, incluso enojada con mi padre, porque dijo que así era como
trataban a las mujeres los Eighty-Eight, y no veía ninguna diferencia en lo que
Saxon proponía. Luego me sentía ingrata y como la mierda, porque solo quería
verme a salvo.
Cuando el tiempo en el reloj marca las seis, me encuentro de nuevo
acalorada y amargada, e irritada por un grupo de chicos que están tomándose un
bonito tiempo escogiendo sus mini barriles. Uno de ellos se halla paseando por la
barra, dirigiéndose hacia las pintas de cerveza para probarlas, y flirteando
conmigo. No es bueno en eso, y cuando comenta sobre los sabores se porta
jodidamente condescendiente, sin imaginarse que la pequeña chica detrás del
mostrador no es solo algún mono entrenado para vender cerveza, sino que en
realidad es la que maneja todo este negocio.
Me está preguntando a qué hora cierro la tienda cuando escucho el
distintivo estruendo de una Harley-Davidson viniendo por el sendero. Me siento
lo suficiente malvada como para disfrutar la inquietud que provoca en los chicos
de fraternidad cuando Saxon entra, un gran motorista con su parche de
“Presidente” bajo la etiqueta del club y nombre de carretera. The Wolf.
El maldito gran lobo malvado, chicos. No sé si pueden leer los otros parches.
No lleva muchos. A diferencia de algunos motoristas que cubren la parte delantera
de sus chalecos con cualquier cosa con la que se encaprichen además de los
parches que han ganado, Saxon es bastante claro, lo que me dice que los que usa
significan mucho. El cráneo y la bandera pirata son por Timothy Reichmann. Tal
vez, no tuvo la intención de matarlo con esa bota en la cabeza, pero lo hizo, y
obviamente no se arrepiente. Usa ese parche justo debajo de su diamante del uno
por ciento. Un gran parche con las siglas del club adorna el lado inferior izquierdo
de su chaleco.
Página35
Que se joda el mundo. Es mi favorito. Y es como me siento en estos
momentos.
Sus oscuros ojos azules atrapan a los míos y es como si todo el día regresara
a la vez. Frío. Caliente. Necesidad.
No quiero que vea el dolor que lo acompaña y regreso mi atención al chico
degustando la cerveza. Se encuentra en silencio, y estoy agradecida de que la
presencia de Saxon parece apurarlos por irse a casa, a pesar de no hacer nada, solo
mirar un poco alrededor de la tienda. Su primera vez aquí. Mientras los chicos de
fraternidad se encuentran llenando el formulario de depósito del barril, le lanzo
una fría cerveza. Me ofrece un brusco agradecimiento cuando le doy la cerveza, y
su mirada se desliza desde los dedos de mis pies antes de regresar a mi rostro.
Dios. Un hombre no necesita coquetear cuando observa a una mujer en la forma en
la que Saxon me está mirando.
Tampoco me ha visto antes vestida así, me doy cuenta. Es posible que no
haya visto mucho de mis piernas desde el día en que Reichmann me atacó.
Obviamente, le gusta lo que ve.
Tal vez ya está pensando en que son suyas. Dos piernas, incluidas como
parte del acuerdo general.
Ira renovada se añade al calor construyéndose. Regreso al mostrador y
termino de marcar la venta, lanzando unas pocas camisetas de cortesía, porque sin
importar cuán irritantes puedan ser los chicos universitarios, si se encuentran
caminando en los alrededores usando mí logo, es publicidad gratuita. La
campanilla en la puerta suena mientras se van. Me quedo en el mostrador,
cerrando el registro, muy consciente de cada paso que acerca más a Saxon.
Con cuidado, coloca su cerveza en la barra. Apenas ha bebido. —¿Hablaste
con tu papá?
—Lo hice. —Es cortante. No me importa. Estoy ardiendo y avivando las
llamas, porque si no lo hago solo quedará el dolor—. Suena como si ustedes dos
tienen todo planeado.
Está en silencio por un segundo. —Solo si lo deseas.
—¿Si lo deseo? —Saco de un tirón la caja registradora y cierro de golpe el
registro antes de dirigirme hacia la barra. Los vasos traquetean al tiempo que tiro
su cerveza y meto el vaso en el lavavajillas—. Puedes quedarte con la sede del club,
las cabañas en la propiedad. Lo solucionaremos con un contrato de arrendamiento.
Su garganta se mueve. Aparta su mirada y hay algo que no puedo leer en su
rostro. No solo está su habitual estoicismo. La dureza en su expresión más
Página36
marcada que nunca, pero hay una grieta, por lo tensa de su mandíbula y en el
aplanamiento de su mirada. —Si es lo que quieres.
—Lo es. Y me lo pagarás cada mes en mi cama.
De pronto, sus ojos se encuentran de regreso hacia mí, intolerante y
peligroso. —¿Que haré qué?
—¿Qué? —Le devuelvo la mirada, los ojos bien abiertos—. ¿Me estás
diciendo que el venderte a ti mismo no se siente tan bien? Porque que te digan que
seré protegida a cambio de follar contigo se siente bastante como la mierda.
—¿Un intercambio? ¿Eso es lo que piensas que estoy pidiendo?
—Oh, mi padre lo explicó. Quieres el acuerdo general. La sede del club y la
tierra de ahí fuera. Y me estarás reclamando, de esa forma es menos probable que
Reichmann intente algo. —Mi pecho levantándose mientras me asomo desde
detrás de la barra—. Como si fuera solo otra cabaña en la propiedad y estuvieras
marcando las paredes.
—¿Marcando las paredes? —Ahora también está enojado, y cuando viene
hacia mí no hay ningún lugar a donde ir, haciéndome retroceder contra el
mostrador delantero y enjaulándome con sus poderosos brazos. Dientes apretados,
se mete en mi rostro—. Si estuviera marcándote, Princesa, estaría masturbándome
por todo tu pequeño y dulce trasero. No, a la mierda lo de masturbarse. Ya lo he
hecho demasiado pensando en ti. Así que enterraré mi polla en tu interior, después
cogeré tu coño profundo y duro, y cuando finalmente esté listo para terminar,
saldré y después te marcaré.
No hay posibilidad en el jodido infierno. Abro mi boca para decirle pero no
me da tiempo ni siquiera para tomar un respiro antes de que esté sobre mí, un beso
como el fuego y sabiendo a cerveza. Maldito sea. Lo deseo demasiado y no puedo
luchar con esto. Pero lo intento, aunque me encuentro rodeada. Es tan grande, su
cuerpo como un muro. El mostrador se halla detrás de mí. Desesperada, muerdo
su lengua. Aparta su cabeza y gruñe mientras me da la vuelta, inclinándome sobre
el mostrador, empujándome hacia abajo con su antebrazo en mi espalda. Su dura
polla encajada contra mi trasero.
Su boca está caliente en la parte trasera de mi cuello. —¿Quieres que sea así
entre nosotros en lugar de como yo lo ofrecí? ¿Quieres que te pague con una
cogida? A mí no me importa. Te tomaré de cualquier forma en la que pueda
hacerlo. Sube tu falda y te meteré mi pago.
Mis manos se encuentran apoyadas a mi lado. Él podría llegar a mi falda
más fácilmente. Pero me doy cuenta a dónde quiere llegar. Será mi elección. Si lo
quiero así, solo tengo que hacer lo que dice. Entonces, tal vez me coja hasta que
Página37
toda esta ira y el dolor desaparezcan.
Pero no importa si desaparecen. Porque también lo tomaré de cualquier
forma en la que pueda hacerlo, y siempre he sabido que tenerlo jamás sería fácil.
Esperando el infierno, tiro más arriba del corto dobladillo de mi falda.
En su lugar, llego al cielo.
—Mierda. —Saxon exhala la palabrota. Sus dedos son suaves, deslizándose
sobre la curva de mi trasero, trazando el borde del encaje de mis bragas negras, y
de repente se está riendo—. Jenny, me pones de los nervios. Me cabrea tanto que
pienses que es por esto que estoy aquí. Pero ahora que te tengo inclinada, la
verdad es que me encantaría ver mi semen pintando este trasero. Jesús, podría
marcarte toda la noche.
La presión contra mi espalda se afloja. Me da vuelta para enfrentarlo antes
de sentarme en el mostrador, la superficie fría debajo de mis muslos. Me doy
cuenta de que no va a cogerme después de todo y es demasiado. En un instante,
todo se acumula. El cáncer de mi papá. Este día de mierda. Tener a Saxon tan cerca
pero sin que me pertenezca, y me encuentro luchando tan fuerte para no llorar.
Luchando y perdiendo.
—Shh. —En voz baja, me está besando suavemente—. Sé que todo ha sido
duro para ti. No quería ser tan crudo. Pero soy un tipo rudo. Estarías mejor con
alguien como uno de esos chicos que recién se fueron. Uno que será un abogado o
alguna mierda.
La idea casi me hace reír. Conozco muchos chicos como esos. No todos son
tan irritantes como los de la fraternidad. La mayoría son decentes, algunos
inclusive inteligentes, graciosos y sensuales. —No son lo que quiero.
—Entonces, ¿qué es lo que quieres?
Tanto. —No quiero perder a mi padre. No quiero preocuparme por los
Eighty-Eight. Ni mudarme lejos.
Suavemente, sus manos acunan mi barbilla e inclina mi cabeza hacia atrás
hasta que mis ojos se encuentran con los suyos. Son oscuros, intensos, y muy
serios. —No puedo darte todo eso. Pero Jenny, lo que pueda, te lo daré. Sin
importar si me aceptas o no.
Un acuerdo general. No sé cómo contestar. Tal vez no necesito hacerlo. Su
pulgar roza mis labios temblorosos y baja su cabeza, su boca atrapa la mía, y de
repente, me dan ganas de llorar otra vez. Esta vez no por el dolor, sino porque está
justo aquí, sus músculos como el acero y su beso agitando un incendio en mi
interior, quemando el dolor y la duda y dejando nada más que la necesidad. Se
Página38
acerca más, tirando de mí hacia él hasta que mi trasero se encuentra en el borde del
mostrador y mis piernas se hallan envueltas alrededor de su cintura. Gimiendo, me
recuesto, apoyando mi peso sobre mis codos y viene conmigo, su cuerpo pegado al
mío. Presiona su polla entre mis muslos y no puedo detenerme, me encuentro
presionando en respuesta, montando el borde duro de su erección y deseando que
no estuviera cubierta por tela, deseando que ya estuviera en mi interior.
De repente, levanta su cabeza, su respiración áspera. —Oh Jenny, mierda.
Quise ser dulce. Pero no lo soy.
Tal vez no. Pero es el placer más dulce que jamás he conocido. Ferozmente,
de nuevo lo atraigo hacia mí. —Es exactamente lo que necesito.
Alguien rudo. Alguien que lime todos los bordes dolorosos.
Pero no cualquiera. Solo Saxon.
Su boca toma la mía de nuevo y esta vez está frenando su hambre. Saborea
mis labios, mi garganta, y luego va levantado mi camisa y chupa fuerte mi pezón
mientras su mano izquierda se presiona entre nosotros. Sus dedos encuentran el
encaje empapado por mi excitación y gime contra mi pecho antes de levantar su
cabeza.
—Estás tan jodidamente empapada. —Su voz se profundiza—. Dime que es
todo mío.
Sus dedos se encuentran siguiendo la forma de mi coño a través del encaje y
apenas puedo formar un pensamiento coherente, mucho menos palabras. Me
acerco aún más, montando su mano, y mi respuesta surge como un gemido. —
Tuyo.
Suyo. Por tanto tiempo.
—Entonces me lo comeré todo. —Sus ojos brillan hacia mí y baja su cabeza
de nuevo, suavemente pellizcando mi pezón entre sus dientes al mismo tiempo
que sus dedos se deslizan por debajo del borde de mis bragas. Grito, arqueando mi
espalda. Saxon gime y chupa fuerte mi carne sensible, sus dedos acariciando todo
mi coño empapado y haciendo círculos en mi clítoris—. Dios, Jenny. Estás más
húmeda. Incluso si te lamo, seguirás mojándote más para mí, ¿no es cierto? Y aún
más cuando esté en tu interior. No puedo esperar a sentir ese jugoso coño
deslizándose por toda mi polla.
Deslizándome. Ahogándome. Me encuentro tendida al lado del registro en
mi sala de degustación, la falda subida alrededor de mi cintura, y Saxon tomando
la entrada de mi coño con sus contundentes dedos, sus dientes tirando de mi
pezón hacia un punto ardiente. La puerta todavía se halla desbloqueada y ni
Página39
siquiera me importa, deja que todo el mundo entre, pero que no se detenga en lo
que está haciendo.
Mi cuerpo se aprieta sin control cuando empuja su dedo más largo lo más
profundo que puede. Oh, Dios. Mis caderas se sacuden, el movimiento lo empuja
con más fuerza en mi interior, su pulgar frotando sin piedad mi clítoris y estoy
mordiendo la palma de mi mano para evitar gritar.
Me encuentro tan húmeda. Puedo escuchar los exquisitos sonidos
resbaladizos de su dedo bombeando en mi interior por encima de los ruidos que
emito, pequeños gruñidos salvajes y gemidos que no puedo detener. Se encuentra
mirándome al rostro, sus ojos azules intensos viendo lo que no puedo ocultar. No
soy así. Jamás he sido así. Si alguien más me toca me congelo, pero con él soy un
volcán, el calor y la presión aumentan tan rápidamente, con temblores de
necesidad vibratorios a través de mi carne ardiente. Estoy consiguiendo una
explosión, y la he tenido antes. He usado juguetes y vibradores y mis propios
dedos. Pero no fue como esto. Solo tiene un dedo en mi interior y me siento tan
llena, más completa de lo que jamás he estado, aunque algunos de mis juguetes
son grandes. La sensación de algo llenando mi coño nunca se ha sentido tan vívida
antes.
Nunca me he sentido así de viva. Cada bocanada de aire es más dulce, mi
piel se tensa, como si mi cuerpo apenas pudiera contener el placer devastador que
se está construyendo en mi interior con cada embestida de su mano.
De repente, me siento abrumada. Todos estos años. Años de citas
desastrosas y todas esas noches de regreso a mi cama vacía, donde imaginaba que
cada consolador era la polla de Saxon, y cada vibrador era su lengua contra mi
clítoris. Pensé que eso era placer, pero comparado con la realidad de su toque esas
sensaciones eran tan débiles, casi nada, y de repente todo lo que vino antes se
percibe sin sentido y sin valor.
Me encontraba bien. Satisfecha. Contenta.
Ahora sabiendo de lo que me perdía, jamás lo estaré de nuevo. No sin él.
No es algo que quiera experimentar. El repentino dolor en mi corazón
concede un borde afilado al placer, pero incluso mejor a cualquier dolor sentido
antes. Mi respiración se convierte en sollozos desesperados. Los músculos internos
de mi adolorido coño lo aprietan más y más fuerte, mi cuerpo serpenteando más
alto con cada embestida resbaladiza, cada deslizamiento de su pulgar sobre mi
clítoris. Una cogida de dedo en mi cervecería y estoy arruinada, arruinada, y ni
siquiera me importa el porqué me quiere ahora. Solo necesito que me coja más
duro.
Se está ralentizando un poco. —¿Te encuentras bien?
Página40
Sin poder detenerla, mi cabeza se sacude en un no, pero por la razón
equivocada. Está desacelerando, y no puedo soportarlo. Me las arreglo para decir
sin aliento—: No te detengas.
No lo hace, pero sigue siendo cuidadoso, sin dejar de mirarme, y su voz es
áspera y baja. —¿Te trae malos recuerdos?
Entiendo su pregunta. No sé si vio lo que Reichmann me hizo ese día, pero
me escuchó testificar en la corte, oyó cada detalle de cómo el bastardo metió sus
dedos en mi interior y me hizo sangrar.
Esto no es lo mismo. Jamás podría ser lo mismo. Pero el hecho de
preguntarme, es porque vio mi dolor. Estaba preocupado.
Sacudo mi cabeza y mi respuesta casi se me escapa. Lo siento.
Pero no voy a disculparme. Nunca más.
Y nunca me lamentaré. Sin importar que termine lastimándome. Si me
destrozo, recogeré después las piezas. Por ahora, me quedaré con el dolor en mi
corazón, y amaré los bordes afilados que hacen que mi cuerpo entero se sacuda con
éxtasis, con una necesidad tan fuerte y tan brillante como un diamante.
La tomaré y lidiaré con ella. Lo miré, mi pecho elevándose en respiraciones
irregulares, mis pezones enrojecidos por las ásperas atenciones de su boca.
Audazmente mis manos toman mis pechos, mis pulgares chasqueando sobre mis
picos tensos, y cada pequeña provocación parece tirar de cada nervio entre mis
puntas endurecidas y mi coño empapado.
La preocupación de Saxon se desvanece. Un hambre cruda la reemplaza.
Otro dedo contundente se desliza en mi interior para unirse al primero,
empujando profundamente. Sin poder hacer nada, gimo su nombre, asaltada por el
insoportable placer y el ardor punzante de su invasión. Ahora estoy muy llena.
Ninguno de mis juguetes me estiró así, y ninguno hace que levante mis caderas,
buscando más.
—Jenny, así. Mierda. —Con una mano bombeando en mi interior, agarra
fuertemente mi muslo y empuja mi rodilla hacia mi hombro, abriéndome de golpe.
Todavía estoy usando mis bragas y el encaje que se halla entre mis piernas se
extiende apretadamente junto a sus dedos penetradores y se encuentra empapado
con mi excitación. Mira sus dedos hundiéndose en el calor de mi estrechez, sus
dientes apretados, su rostro una máscara de tensión—. Mírate. Sin temor. Solo tan
jodidamente sensual, y tan malditamente apretada. Va a tardar una eternidad
meter mi polla en tu interior.
La tela presionando en la gruesa cresta de su erección. Necesito esa dura
Página41
longitud en mi interior. —Saxon, por favor. Ahora.
Mi súplica sin aliento es contestada por un gruñido posesivo y se inclina.
Todavía mantiene abiertas mis piernas, con mis botas por encima de mi hombro, y
mientras se agacha para reclamar mi boca, la presión de su peso entre mis muslos,
empuja su fuerte mano contra mí, en mi interior. Caliente y profundo, me besa, me
encuentro temblando y al borde cuando levanta su cabeza.
—¿Tomarás todo de mí? —Sus dedos se presionan más profundo al tiempo
que pregunta, y grito, empujándome de nuevo contra él—. Jenny, dime. ¿Quieres
mi boca, mis manos, mi polla?
Solo puedo jadear un sí y mis dedos se deslizan entre nosotros, porque ha
dejado de trabajar en mi clítoris y me encuentro tan cerca. Tan cerca. Pero me
atrapa, enganchando mi muñeca y retira mi mano, mis dedos resbaladizos por mi
excitación.
—Princesa, eso es mío —me advierte y su boca caliente se cierra alrededor
de mis dedos, chupando mis jugos—. Mi polla es toda tuya. Este coño es mío.
Frustración mordaz me invade. —Entonces quiero tu polla ahora.
Sonríe. —Es tuya, pero no dije que podías decidir sobre ella.
—Seguramente decidiste qué hacer con mi coño.
—Lo hice. —Como para enfatizar su respuesta, hunde sus dedos en mi
interior de nuevo, su pulgar frotando mi clítoris—. Porque soy más grande, más
fuerte, y la primera vez que te coja no va a ser en este mostrador. Así que solo te
voy a comer y verte venir.
Oh, Dios. —Entonces dejaré que mantengas tu polla dentro de tu pantalón.
Se ríe, un ruido sordo que se disuelve en un gemido cuando lame mis dedos
de nuevo. De pronto, suelta mi muñeca y se desvía hacia la parte inferior de mi
muslo, manteniéndome abierta con mi rodilla contra mi hombro.
Un gemido se me escapa mientras sus dedos se deslizan fuera de mi coño y
agarran la cintura de mi ropa interior, arrastrando el encaje hacia abajo de mis
caderas. Pero no pueden ir muy lejos, no con mis piernas abiertas, hasta que
empuja mi rodilla derecha hacia mi hombro y me siento doblada por la mitad,
expuesta, y de repente inestable.
Luego inclina su cabeza, su boca toma posesión de mi carne necesitada y no
puedo sentir más que a Saxon saboreándome, su lengua deslizándose entre los
labios de mi coño en largas y grandes pinceladas, como si mi sexo tuviera el sabor
del helado y se negara a desperdiciar una sola gota cremosa.
Página42
Lentamente, lame un camino desde mi entrada hasta mi clítoris, ignorando
mis súplicas para que vaya más rápido, más duro. El agarre de sus grandes manos
en mis piernas es férreo, intento luchar contra ellas, no para soltarme sino que
apenas puedo respirar, apenas puedo pensar. Mis rodillas se levantan y se
extienden, estoy completamente abierta para él y ahora se encuentra metiendo su
lengua en mi interior, luego deslizándola para tocar mi clítoris antes de empezar
de nuevo. Las sensaciones son tan intensas, azotes de placer desollando mis
nervios, y me encuentro desesperada por aliviar la presión construyéndose. Me
retuerzo y grito pero sus manos me aprietan, empujando a mis piernas más alto,
hasta que mi rodilla izquierda golpea el registro. La posición estira los músculos de
mis muslos internos, y cuando bajo la mirada a la falda agrupada en mi cintura,
veo a Saxon mirándome, sus azules ojos fijos en mi rostro.
Sostiene mi mirada mientras su boca se aferra a mi palpitante clítoris.
Chupa fuerte en el resbaladizo paquete de nervios, y es todo lo que necesito. El
orgasmo me golpea como un camión con exceso de velocidad y grito,
inclinándome hacia atrás y apretando mi coño. Vagamente soy consciente de los
cristales rompiéndose cuando el barrido convulsivo de mi mano tira una
exhibición de vasos de chupitos al suelo, pero el sonido es nada en comparación
con el gemido de satisfacción de Saxon. Continúa lamiendo pero no puedo
soportarlo, ahora estoy demasiado sensible. Cada golpe de su lengua es el cielo y el
infierno, y dolor y placer.
—No puedo. —Mi respiración entra en sollozos desiguales por la pura
intensidad, empujo su cabeza, mis dedos enroscándose en su grueso cabello—. No
puedo. Más no.
Él se aparta de mí clítoris pero no levanta la cabeza aún, lamiendo
suavemente la longitud de mí abertura, como si no estuviera dispuesto a renunciar
a sus reclamos de la humedad que ha sacado de mí. Su lengua se sumerge en mi
núcleo y otro temblor atraviesa mi cuerpo.
—Jodidamente increíble—dice con voz ronca, su boca caliente contra la cara
interna de mi muslo. Presiona un beso en la extremidad temblorosa antes de
elevarse sobre mí.
Todavía estoy temblando cuando me hala hasta sentarme y me tira al borde
del mostrador de nuevo, envolviendo mis piernas alrededor de sus caderas, mi
carne caliente presionada contra la dura erección detrás de su bragueta. Su boca se
encuentra con la mía y el beso es lento, un dulce incendio, su barba un cepillo
suave en mi barbilla. Mis labios se aferran a él cuando finalmente levanta la
cabeza, su mirada azul en busca de mi cara. Debo lucir medio borracha. Me siento
como yo, mi cuerpo cálido y líquido, intoxicado por el éxtasis erótico y su
proximidad.
Página43
Él esta duro como una piedra contra mí, pero no es deseo lo que afila las
líneas de su rostro ahora. Intenso propósito llena su mirada.
—Te dije que sería así entre nosotros. Tan malditamente ardiente.
—Sí. —Mi respuesta sale en un suspiro tembloroso.
Sus fuertes dedos agarran mi barbilla.
—Ahora tal vez me dirás por qué crees que te estoy pidiendo que te
prostituyas a cambio de protección.
Mi corazón se aprieta. Lo hizo de nuevo. Anoche prometió hacerme gritar la
respuesta que quería, y yo me había visto forzada a hablarle sobre los Eighty-Eight.
Ahora me hizo gritar. Probablemente aún puede saborear el sabor de mi coño en
su lengua y ya está exigiendo respuestas que no quiero dar.
—Mierda —gruñe la palabra y de repente está en mi cara, obligándome a
inclinarme hacia atrás hasta que me agarro de su bíceps por apoyo—. Y ahora
tienes algo más en la cabeza. Dime qué diablos estás pensando que te hace ver
como si acabara de patear a tu perro.
Mi garganta duele.
—No sé lo que quieres, Saxon. Solo sé qué en todos estos años, nunca me
has tocado. Ahora la casa club y la propiedad están sobre la mesa y de repente lo
haces. Y creo que lo que sea que quieres, usas el sexo para convencerme de estar de
acuerdo.
—Malditamente correcto, voy a usar el sexo. Voy a usar cualquier cosa que
tenga para obtener lo que quiero. —Sus dedos en mi barbilla se aprietan mientras
intento apartar mi rostro, mis labios temblorosos, pero él me obliga a encontrarme
con su solemne mirada. Su voz se vuelve áspera—. Lo que quiero, Jenny, es a ti.
Quiero la casa club, también, pero es por los Riders, y lo haré de la manera habitual.
Alquiler, arrendamiento, lo que sea. Podemos mantenerlo aparte. Pero yo te quiero
para mí.
Esas palabras están tan cerca de lo que he soñado que no puedo confiar en
que sean reales. —¿Me quieres para qué? ¿Por cuánto tiempo?
Inclina su cabeza, estudiándome. —¿Qué te dijo Red?
—Que quieres todo el paquete. La casa club y a mí.
—Entonces entiende lo que quiero bastante bien. Quiero llamarte mía,
Jenny. ¿Necesitas que te explique eso?
No. He estado alrededor de los clubes suficiente tiempo como para saber lo
que significa. Mi respiración se traba. —¿Me quieres para ser tu mujer?
No quería serlo. A algunas mujeres les gustaba ser propiedad de un
motociclista y eso significa que sus hombres tienen absoluta confianza en ellas.
Página44
Pero la lealtad al club viene antes que todo y no voy aponer a ningún club antes de
alguien a quien amo.
—Me importa una mierda si lo eres. —Saxon no aparta la mirada—. No digo
que no me encantaría verte llevar un parche diciéndole a todo el mundo que me
perteneces, o que no me sentiría como un rey cada vez que alguien lo vea. Pero te
dije que esto no es sobre los Riders. Es sobre tú y yo. Y te quiero en mi cama todas
las noches, o quiero estar en la tuya. Si tienes problemas, quiero ser el primero al
que llames. Quiero ser el único hombre al que mires, porque serás la única mujer
que miraré. Y lo quiero para un infierno de mucho tiempo.
Oh, Dios. Es todo lo que quiero. Solo tengo que confiar en él.
Pero es tan difícil de creer. —No lo querías antes.
—¿Eso piensas? —La respuesta es mordaz, una nueva tensión endurece su
cuerpo y hay un brillo peligroso en sus ojos. Pero a pesar de que lo he enojado, él
sostiene de vuelta—. Princesa, tampoco estabas llamando a mi puerta.
Dios. Mi garganta está áspera cuando digo—: Sabes que no podía.
—Sí. Lo sé. —Su voz se suaviza—. Y sé exactamente lo qué habría pasado si
hubiera llegado a ti cuando quería. Y lo quería desde el día en que me encontraba
sentado en mi celda y abrí tu carta, Jenny. Pero todas las razones por las que no
podía se hallaban en cada disculpa que escribiste. Si hubiera venido a ti, te habrías
preocupado, por la mierda que empezó cuando saliste antes de tu territorio.
Hubieras tenido miedo de lo que podría agitarse entre los clubes, y los dos
sabemos que Tommy Burns habría conseguido a Red sobre ti.
No sabía eso. No estaba tan familiarizada con el presidente anterior de los
Hellfire Riders. Pero teniendo en cuenta lo que mi padre dijo sobre él la noche
anterior, Saxon probablemente tenía razón. Burns no habría dejado pasar la
oportunidad de alardear a mi padre que uno de los Riders se encontraba follando a
su hija. La mala sangre no se apagó entre los clubes hasta que Saxon se hizo cargo.
Pero incluso ahora todavía hay tensión, en su mayoría, a causa del resentimiento
sobre Lily y los colores de la ropa de los Riders.
Su pulgar rozó mi labio inferior mientras continuaba—: Sabía que tenías dos
opciones: salir a escondidas conmigo o sacarlo al aire libre, arriesgarte y causar
problemas. Y no eres Julieta, tonteando con Romeo, como si ella tuviera pis por
cerebro y ningún respeto por su casa. Eres leal. A tu padre, sino a los Titans.
Así que él me tenía calada. —Tampoco eres Romeo.
—Porque no soy un niño. No quiero poner esa mierda sobre ti y obligarte a
elegir entre Red y yo. Sabía que si hubiera ido a ti, me habrías dicho que no podías
estar conmigo.
Y eso me hubiera destrozado. Ofrecerme todo lo que quería y no tomarlo.
Página45
No tomarlo ahora también me va a destrozar.
Sus dedos agarran mi barbilla de nuevo, como si pensara que voy a intentar
escapar de sus siguientes palabras. —Pero te diré esto: últimamente he pensado en
lo que pediría. En ver si podemos hacer esto sin derramar la sangre de mis
hermanos por ello. Así que planeaba hablar con Red, porque si se trata de él, sabes
que no causaría problemas. Resultó que él vino primero y vi una oportunidad que
nunca tuve antes. ¿Crees que no voy a tomarlo? ¿Como por el jodido principio?
No soy tan honorable, Princesa.
Lo es. A su manera. Si no, no estaría aquí ahora. Pero su honor nunca estuvo
en duda, y escuchar que me quería como yo lo quiero a él debería haber borrado
todos mis temores, pero en cambio, solo los aumentó. Porque ahora tengo algo que
nunca tuve antes: esperanza. Por primera vez, creo que Saxon podría ser mío. Pero
temo que podría querer más de lo que está ofreciendo y no puedo esconder mi
incertidumbre de su mirada inquebrantable.
—No estás segura. —Observa rotundamente.
—¿Cómo puedo estarlo? Ni siquiera hemos... —Salido, iba a decir. Pero eso
es tan estúpido.
Debió adivinar a dónde me dirigía. Sus ojos se estrecharon. —¿En serio crees
que hay algo importante que no sabemos uno del otro ya? O ¿Que este cariño hacia
ti es repentino? ¿Que solo estoy hablando dulce ahora?
—No. —Si promete estar en mi cama cada noche, estar ahí cuando llame, sé
que va a cumplir esas promesas—. ¿Qué pasa si no funciona? Se puede poner feo,
especialmente ahora que estás intentando juntar los clubes.
—Se va a poner feo de todos modos. —Su rápida sonrisa no suaviza la
determinación de hierro en sus ojos—. ¿Pero tú y yo? Eso funcionará. Porque me
dejaste llegar hasta este punto. Ahora, haré lo que sea para mantenerte aquí.
Donde tendría todo lo que quiero. Solo tengo que tomarlo.
Solo tengo que arriesgar mi corazón. No tan fácil de hacer.
Este hombre podría destruirme, y no creo que lo sepa. Tengo miedo de
hacérselo saber. De modo que simplemente miro hacia él, la esperanza y el miedo
librando una dolorosa batalla dentro de mí.
La esperanza comienza a ganar cuando de pronto sonríe.
—Veo que tendré que convencerte. —Me besa en la boca rápidamente y
enlaza sus dedos con los míos, tirándome fuera de la encimera—. Tomemos un
paseo.
Página46
5
Traducido por Gasper Black & Just Jen
Corregido por Valevilchez & Erienne
iego un poco cuando veo la motocicleta de Saxon. Tengo muchas
ganas de viajar con él, pero mi braga se encuentra empapada y ésta
pequeña falda no me protegerá de la arena del camino o del calor
de su motor. Saxon no parpadea cuando digo que necesito llegar hasta la casa y
cambiar mi ropa. Solo asiente y enciende su motocicleta mientras subo a mi
camioneta. No hay un cálculo de cuántas veces he oído a los hombres,
motociclistas o no, discutir en contra de una mujer que toma un par de minutos
extra para estar lista, descartándolo por considerarlo algo trivial o una pérdida de
tiempo. Pero Saxon ni siquiera me pide que le explique por qué o trata de
convencerme de que la ropa que uso se encuentra muy bien, y aprecio que cuando
le digo que hay algo que necesito hacer, simplemente me espera a que lo haga.
Algo tan simple, pero importante. Porque si Saxon y yo le damos una
oportunidad a esto, habrá muchas ocasiones en las que tendré cosas que necesitaré
hacer: cuidar a mi papá y trabajar en la cervecería, solo para empezar. Y sabemos
mucho uno sobre el otro, pero no conocemos las pequeñas cosas como ésta, y por
lo que puedo decir, a menudo estas pequeñas cosas unen o desunen a una pareja.
La motocicleta de mi papá no se encuentra su lugar habitual en frente de la
casa. Puesto que nada se solucionó con Saxon, la ausencia de mi padre es un alivio.
No me encuentro muy segura de lo que le diría.
Invito a Saxon a entrar, pero espera afuera con su motor apagado. De
alguien más, eso podría haber sido una sutil indirecta para apresurarme; de
Saxon, es simplemente respeto. Este no es solamente mi lugar, sino que también
pertenece al presidente de los Steel Titans. Cualquiera que sea el acuerdo que
trabajan entre los clubes, esto aún es territorio de los Titans. A pesar de que Saxon
se encuentra aquí por invitación, estacionar su motocicleta y entrar en la casa, se
encuentra muy cerca de declarar que está echando a mi padre, así que, sé que se
abstendrá hasta que la invitación provenga de mi papá, en su lugar.
N
Página47
Frunce el ceño hacia su teléfono cuando salgo con un pantalón, mi chaqueta
de conducir y guantes. Su oscura mirada echa un vistazo por mi longitud,
deteniéndose en mis pies. Los puños de mi pantalón de corte recto cubren la parte
superior de las botas de vaquero de color rojo. Con una punta redonda y tacón de
madera, que fueron diseñadas con otro tipo de conducción en mente, pero que
también son geniales en una motocicleta.
Encuentra mis ojos. —Bonitas botas.
—Son buenas para patear traseros —le digo, pero a pesar de las palabras
audaces, de repente me encuentro nerviosa. Mi ansiedad no escapa a su atención.
—No te acostumbras a la idea de que esté en tu sitio.
—No me acostumbro a la idea de cualquier hombre estando en mi sitio —
replico.
Su sonrisa es amplia y lenta. —No debería gustarme esa respuesta tanto
como lo hace —me dice, luego, hace gestos hacia la corta distancia hasta el asiento
detrás de él, invitándome a sentarme—. Tu recepción móvil aquí es una mierda.
Peor que la mierda, normalmente. Me pongo mi casco. —Y es aún peor al
final de la casa club de la propiedad. ¿Eso es un motivo de ruptura?
Le tomo el pelo, pero su respuesta es rápida y seria. Engancha mi cinturón y
me acerca. A pesar de que se encuentra sentado en su motocicleta, nuestros ojos
están casi a la misma altura.
—Princesa, nada va a romper este acuerdo. Nada. —Espera un segundo
para dejar que eso se hunda, luego suelta mi cinturón y me da una nalgada—.
Ahora sube. Y deslízate muy cerca, porque tus piernas en ese pantalón son lo más
sexy que vi en mi vida, y las quiero estrechándome con fuerza.
Sonrío y balanceo mi pierna sobre la espalda. Mi nerviosismo se disuelve.
De repente, me alegro de encontrarme detrás suyo y que no pueda ver mi rostro,
porque la emoción que sustituye a la ansiedad es cálida y plena, y revelaría
demasiado.
Es extraño tenerlo aquí. Pero también se siente tan bien.
Dios, sus abdominales son como el acero cuando deslizo mis manos debajo
de su chaqueta para agarrar sus costados. Nunca lo he visto sin camisa, pero mis
dedos me dicen que cuando lo haga, voy a mirar tabletas de músculo y un paquete
de seis que podría hacer llorar a los ángeles.
—Sabes —lo llamo mientras aprieta lentamente el acelerador—, ¡podríamos
solo ir arriba a mi habitación!
No puedo oír su risa, pero siento el temblor de ella que se une a la vibración
del motor. Su gran mano baja para apretar mi muslo antes de volver al manillar.
Gracias a mi casco no puedo llegar tan cerca como quiero, no puedo descansar mi
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all
1. wanting it all

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

La actualidad más candente (20)

Juguetes para lonky
Juguetes para lonkyJuguetes para lonky
Juguetes para lonky
 
BOUND TOGETHER
BOUND TOGETHERBOUND TOGETHER
BOUND TOGETHER
 
Tu + yo = imposible - Andrea Smith
Tu + yo = imposible -  Andrea SmithTu + yo = imposible -  Andrea Smith
Tu + yo = imposible - Andrea Smith
 
042
042042
042
 
MUSIC OF THE HEART
MUSIC OF THE HEARTMUSIC OF THE HEART
MUSIC OF THE HEART
 
Hielo negro
Hielo negroHielo negro
Hielo negro
 
Crush nw
Crush nwCrush nw
Crush nw
 
Sábado de gloria
Sábado de gloriaSábado de gloria
Sábado de gloria
 
7 breathe with me kristen proby
7  breathe with me kristen proby 7  breathe with me kristen proby
7 breathe with me kristen proby
 
2. losing hope
2. losing hope2. losing hope
2. losing hope
 
Hoffmann kate -_legalmente_suya
Hoffmann kate -_legalmente_suyaHoffmann kate -_legalmente_suya
Hoffmann kate -_legalmente_suya
 
Jay crownover nash
Jay crownover   nashJay crownover   nash
Jay crownover nash
 
Harris charlaine -_muerto_para_el_mundo
Harris charlaine -_muerto_para_el_mundoHarris charlaine -_muerto_para_el_mundo
Harris charlaine -_muerto_para_el_mundo
 
Fangirl (rainbow rowell)
Fangirl (rainbow rowell)Fangirl (rainbow rowell)
Fangirl (rainbow rowell)
 
Passion by Lauren Kate.
Passion by Lauren Kate.Passion by Lauren Kate.
Passion by Lauren Kate.
 
Cloaked - Alex Flinn
Cloaked - Alex FlinnCloaked - Alex Flinn
Cloaked - Alex Flinn
 
La puta de mensa
La puta de mensaLa puta de mensa
La puta de mensa
 
Cuando las-mujeres-matan
Cuando las-mujeres-matanCuando las-mujeres-matan
Cuando las-mujeres-matan
 
Honor student
Honor studentHonor student
Honor student
 
Forever -judy_blume
Forever  -judy_blumeForever  -judy_blume
Forever -judy_blume
 

Destacado

Energia de deformacion
Energia de deformacionEnergia de deformacion
Energia de deformacionlaaloo41
 
Metoddo de cargas unitarias
Metoddo de cargas unitariasMetoddo de cargas unitarias
Metoddo de cargas unitarias984010218
 
metodos energeticos
metodos energeticosmetodos energeticos
metodos energeticosJimmi Cari
 
RESISTENCIA DE MATERIALES: Métodos de energía
RESISTENCIA DE MATERIALES: Métodos de energía RESISTENCIA DE MATERIALES: Métodos de energía
RESISTENCIA DE MATERIALES: Métodos de energía Juan Miguel
 
Deformacion en vigas
Deformacion en vigasDeformacion en vigas
Deformacion en vigasProdise
 

Destacado (7)

Energia de deformacion
Energia de deformacionEnergia de deformacion
Energia de deformacion
 
Metoddo de cargas unitarias
Metoddo de cargas unitariasMetoddo de cargas unitarias
Metoddo de cargas unitarias
 
metodos energeticos
metodos energeticosmetodos energeticos
metodos energeticos
 
Analisi de armadura por el metodo virtual
Analisi de armadura por el metodo virtualAnalisi de armadura por el metodo virtual
Analisi de armadura por el metodo virtual
 
RESISTENCIA DE MATERIALES: Métodos de energía
RESISTENCIA DE MATERIALES: Métodos de energía RESISTENCIA DE MATERIALES: Métodos de energía
RESISTENCIA DE MATERIALES: Métodos de energía
 
Deformación.trabajo virtual
Deformación.trabajo virtualDeformación.trabajo virtual
Deformación.trabajo virtual
 
Deformacion en vigas
Deformacion en vigasDeformacion en vigas
Deformacion en vigas
 

Similar a 1. wanting it all

Similar a 1. wanting it all (20)

1. blake (1)
1. blake (1)1. blake (1)
1. blake (1)
 
Todo , por charles bukowski
 Todo , por charles bukowski Todo , por charles bukowski
Todo , por charles bukowski
 
1. Requiem of the Soul: a Sovereign Sons Novel
1. Requiem of the Soul: a Sovereign Sons Novel1. Requiem of the Soul: a Sovereign Sons Novel
1. Requiem of the Soul: a Sovereign Sons Novel
 
El enano
El enanoEl enano
El enano
 
Monólogo de un sicario
Monólogo de un sicarioMonólogo de un sicario
Monólogo de un sicario
 
La comunidad, r.f.colmenero
La comunidad, r.f.colmeneroLa comunidad, r.f.colmenero
La comunidad, r.f.colmenero
 
Ae ldc
Ae ldcAe ldc
Ae ldc
 
Ventayovski
VentayovskiVentayovski
Ventayovski
 
Vanish sophie jordan
Vanish  sophie jordanVanish  sophie jordan
Vanish sophie jordan
 
Duff
DuffDuff
Duff
 
Romantico 02. Unexpected Love - MINK.pdf
Romantico 02. Unexpected Love - MINK.pdfRomantico 02. Unexpected Love - MINK.pdf
Romantico 02. Unexpected Love - MINK.pdf
 
Consumed 1
Consumed 1Consumed 1
Consumed 1
 
Tardes de otoño-Joana Marcus.pdf
Tardes de otoño-Joana Marcus.pdfTardes de otoño-Joana Marcus.pdf
Tardes de otoño-Joana Marcus.pdf
 
41
4141
41
 
1 The Risk - S. T Abby.pdf
1 The Risk - S. T Abby.pdf1 The Risk - S. T Abby.pdf
1 The Risk - S. T Abby.pdf
 
On the road.
On the road.On the road.
On the road.
 
Br jm
Br jmBr jm
Br jm
 
Beautiful redemption
Beautiful redemptionBeautiful redemption
Beautiful redemption
 
Bad Cruz - LJ Shen.pdf
Bad Cruz - LJ Shen.pdfBad Cruz - LJ Shen.pdf
Bad Cruz - LJ Shen.pdf
 
El odio que das.pdf
El odio que das.pdfEl odio que das.pdf
El odio que das.pdf
 

Último

Programación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdf
Programación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdfProgramación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdf
Programación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdf20minutos
 
RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJO
RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJORESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJO
RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJOLuisFigueroa230128
 
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-3.pdf
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-3.pdfCode name Anastasia parte - 1(1)-páginas-3.pdf
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-3.pdfnaladosol
 
Code name Anastasia parte 1 - capitulo - 2(1)-páginas-2.pdf
Code name Anastasia parte 1 - capitulo - 2(1)-páginas-2.pdfCode name Anastasia parte 1 - capitulo - 2(1)-páginas-2.pdf
Code name Anastasia parte 1 - capitulo - 2(1)-páginas-2.pdfnaladosol
 
Matemática universitaria de AlgebraLineal.pdf
Matemática universitaria de AlgebraLineal.pdfMatemática universitaria de AlgebraLineal.pdf
Matemática universitaria de AlgebraLineal.pdfFAUSTODANILOCRUZCAST
 
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-1.pdf
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-1.pdfCode name Anastasia parte - 1(1)-páginas-1.pdf
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-1.pdfnaladosol
 
EL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicoss
EL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicossEL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicoss
EL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicossLucasJohnHuntingford
 
TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...
TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...
TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...univerzalworld
 
Mujeres que corren con los lobos en la noche.pdf
Mujeres que corren con los lobos en la noche.pdfMujeres que corren con los lobos en la noche.pdf
Mujeres que corren con los lobos en la noche.pdfKeilly Merlo
 
Code name Anastasia parte -1(1)-páginas-4.pdf
Code name Anastasia parte -1(1)-páginas-4.pdfCode name Anastasia parte -1(1)-páginas-4.pdf
Code name Anastasia parte -1(1)-páginas-4.pdfnaladosol
 
(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...
(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...
(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...patriciooviedo3
 

Último (11)

Programación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdf
Programación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdfProgramación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdf
Programación de las Fiestas de San Isidro 2024.pdf
 
RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJO
RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJORESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJO
RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJO
 
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-3.pdf
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-3.pdfCode name Anastasia parte - 1(1)-páginas-3.pdf
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-3.pdf
 
Code name Anastasia parte 1 - capitulo - 2(1)-páginas-2.pdf
Code name Anastasia parte 1 - capitulo - 2(1)-páginas-2.pdfCode name Anastasia parte 1 - capitulo - 2(1)-páginas-2.pdf
Code name Anastasia parte 1 - capitulo - 2(1)-páginas-2.pdf
 
Matemática universitaria de AlgebraLineal.pdf
Matemática universitaria de AlgebraLineal.pdfMatemática universitaria de AlgebraLineal.pdf
Matemática universitaria de AlgebraLineal.pdf
 
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-1.pdf
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-1.pdfCode name Anastasia parte - 1(1)-páginas-1.pdf
Code name Anastasia parte - 1(1)-páginas-1.pdf
 
EL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicoss
EL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicossEL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicoss
EL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicoss
 
TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...
TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...
TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...
 
Mujeres que corren con los lobos en la noche.pdf
Mujeres que corren con los lobos en la noche.pdfMujeres que corren con los lobos en la noche.pdf
Mujeres que corren con los lobos en la noche.pdf
 
Code name Anastasia parte -1(1)-páginas-4.pdf
Code name Anastasia parte -1(1)-páginas-4.pdfCode name Anastasia parte -1(1)-páginas-4.pdf
Code name Anastasia parte -1(1)-páginas-4.pdf
 
(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...
(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...
(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...
 

1. wanting it all

  • 3. Página3 Esta traducción fue hecha de fans para fans, sin ningún tipo de ganancia. Hecho para promover la buena lectura y darle la posibilidad de leer el libro a aquellas personas que no leen inglés. Puedes apoyar a la autora comprando sus libros y siguiéndola en sus redes sociales
  • 4. Página4 Staff Moderadoras Pau Athena09 Traductoras Correctoras Majo MadHatter Durex Athena09 Valevilchez Just Jen Erienne Ivy Sapphire Yoda Athena09 Tamy.Felice Melanie Reads Gasper Black Lectura Final Gasper Black Diseño Jane
  • 5. Página5 ÍndiceSinopsis Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Próximo Libro
  • 6. Página6 Sinopsis Él es el único hombre que jamás podré tener, pero es el único al que anhelo… Saxon Grey tiene una razón para odiarme. Pasó cinco años en prisión después de salvarme de una brutal violación en manos de un rival del Club de Motociclistas, pagó por ese rescate con su libertad. Nunca he sido capaz de saldar la deuda que le debo…hasta ahora. L amenaza de una vieja rivalidad está resurgiendo de nuevo, y como presidente de los Hellfire Riders, Saxon es el único hombre que puede mantenerme a salvo. Pero quiero más que su protección. Deseo su corazón. Hellfire Riders MC #1
  • 7. Página7 1 Traducido por Athena09 Corregido por D u r e x an pronto como paso las puertas del Wolf Den, el ruido del bar me golpea como un puño. Heavy metal. Voces graves gritando por encima de ésta. Estallidos de risas escandalosas. El crepitar de bolas de billar. Todo se calma cuando me ven. Duros ojos me miran de arriba abajo. Otros me dan la espalda. Las alas de fuego y las ruedas de acero estampadas en la parte trasera de sus chaquetas de cuero sirviendo como una advertencia… todos ellos son Hellfire Riders. Y mi padre lidera a los Steel Titans. No hay enemistad alguna entre ambos clubes, ya no más, pero hay reglas. Territorios. Aunque no ande con los Titans, y segura como el infierno con ninguna de sus viejas mujeres, no debería estar aquí. No en este momento, de todas formas. Vengo bastante a menudo durante el día, cuando el negocio detrás del de la venta licor se lleva a cabo. Cuando la taberna está tranquila, e incluso los vecinos vienen para almorzar. Pero las noches son otra cosa. Las noches pertenecen al club que lidera esta guarida. Sé bien que de caminar más adentro sin una bienvenida, esa bienvenida vendrá. Aun así, es estresante esperar con tantos ojos examinándome. Estoy bastante segura que algunos de ellos están midiendo la longitud de sus mesas, también, decidiendo cuán lejos llegaría mientras arrancan mis pantalones y me enseñan una lección sobre irrumpir en el territorio de los Hellfire. Mi estómago se revuelve enfermizo mientras me lo imagino, aunque sé que estos chicos no harían nada como eso. Algunos de ellos podrían pensarlo, pero no lo harían. También hay reglas sobre eso. Los Hellfire Riders no lastiman mujeres a menos que a ellas realmente les guste. A menos que ellas lo pidan. No todos los que he conocido han seguido el mismo código. En la barra, un gran motociclista se levanta lentamente de un taburete y viene hacia mí. Corto cabello rubio, largos y ágiles pasos. Su nombre es Aaron, pero todos lo llaman Stone Wall, el ejecutor de los Riders. La actitud casual que siempre lleva es solo piel de oveja. Podría destrozar a cualquiera que amenace al club o a sus miembros. Por lo que sé, ya lo ha hecho. Su rostro ha visto mejores T
  • 8. Página8 días. Sufrió una seria paliza algunos años atrás. No tengo ni idea de quién lo hizo. Pero su nariz ya no es tan recta. La profunda hoja de una cuchilla cortó a través de su ceja y trazó un camino irregular por su mejilla. Sus labios están marcados como si se hubieran roto entre sus dientes y un puño muchas veces. Pero recuerdo cuando esos labios eran perfectamente formados. Lo recuerdo lanzando besos a una habitación llena de risas de preadolescentes durante una pijamada de su hermana. Cada chica en la secundaria hubiera jurado que el hermano mayor de Anna era la cosa más caliente que alguna vez merodeó en la calles de Pine Valley, Oregón. Fue hace mucho tiempo. Algunas cosas no han cambiado. Aún soy amiga de Anna. Sin embargo, ya no me río tanto. Y en estos días, Stone Wall ya no es la cosa más caliente que merodea estas calles. No por su cara. El hermano de Anna aún es caliente en esa forma primitiva y peligrosa que algunos chicos tienen, y las cicatrices solo se suman a ello. Pero hay un hombre que podría sacar el vapor como ningún otro en este pueblo. En este estado. Quizás en todo el maldito mundo. Acabo de caminar dentro de su guarida. No lo veo ahora. No sé si quiero hacerlo. Estar en cualquier lugar cerca de Saxon Gray siempre es el cielo. Y es el infierno. —Jenny. —Stone se detiene cerca, una botella de cerveza Budweiser colgando de sus largos dedos—. ¿Estás bien? Me lo pregunta porque sabe que no estaría aquí de noche si pudiera evitarlo. Pero estoy bien. Ahora. Solo no quiero volver pronto a la carretera. Y no quiero decirle sobre eso. Sé lo que podría ocasionar. Peleas. Sangre. La muerte de un hombre. Otro hombre en prisión. Pasó antes. No quiero verlo pasar de nuevo. No ahora, cuando mi padre está tan enfermo. Cuando no sé si sobreviviría a una pelea, sin decir nada de lo que podría seguir. Así que sacudo mi cabeza y digo—: Solo quiero ver a Anna. Stone toma un trago de su bebida, estudiándome sobre la longitud de la botella. Dudando de mí. —Y a salvarte de tomar esa mierda —añadí. Sonríe. —Un hombre trabajador no puede pagar tu orina de oro. No por cada trago. —Entonces te compraré una. Con otra larga mirada hacia mí, finalmente asiente. Su cabeza señala la barra. Esa es mi bienvenida. Me acompaña mientras hago mi camino a través de
  • 9. Página9 las mesas. Y así empieza. No daría otro paso sin un Rider de alto rango a mi lado. Aun sin mala sangre entre los clubes, mezcla suficiente licor y golpes de pecho, y el peligro de alguien haciendo o diciéndome algo estúpido crece exponencialmente. Así que Stone detendría cualquier problema dirigido hacia mí antes de que empiece, y si tuviera que irse por cualquier razón, alguien más tomaría su lugar. Tal vez Zachary Cooper, puesto que el sargento de armas de los Riders ya está sentado en la barra, sus codos apoyados en el mostrador mientras nos ve venir. Todos los hombres Hellfire son rígidos, pero hay pocos que lo sean más que Zach y Stone, y su hermandad comenzó mucho antes que hubieran montado una motocicleta. Ambos ex marines, sirvieron juntos en Iraq. Stone regresó a Pine Valley al finalizar su viaje; Zach llegó con él, aunque no creció aquí. Realmente no sé de dónde es. No habla mucho. En cambio, solo observa todo. En este instante, a mí. Usualmente, parece vigilar a Anna, pero solo cuando ella no lo mira. Ella suele verlo. Aunque no hay ningún contacto. Quiso hacerlo una vez y la detuvo. Luego de eso, lo observa siempre, para su pesar. Sin embargo, no puedo culparla. Es difícil no mirar. De dondequiera que venga Zach Cooper, los fabrican grandes y lindos, con grueso cabello negro, quijadas cinceladas, y glaciares ojos azules. Probablemente tienen un letrero: Bienvenidos a ciudad Sexy, EE.UU. Población: Un taciturno chico que nunca tocará a mi mejor amiga porque es la hermana de su mejor amigo. Qué triste pueblo es ese. Me dirijo a la parte corta de la barra con forma de L. Stone asegura su asiento al lado de Zach, lo suficientemente cerca para hablar conmigo y ejecutar de intermediario si es necesario, pero con un par de taburetes vacíos entre nosotros. En el otro extremo del bar, Anna está sacando las tapas de media docena de botellas de cerveza, lanzándome una mirada curiosa mientras las pone en una bandeja. Su oscuro cabello está recogido en una simple cola de caballo, lo que significa que probablemente se levantó de la cama justo antes de empezar su turno. —Oye, preciosa —la llamo cuando se acerca. La música no va a permitir ninguna conversación verdadera, lo cual está bien para mí. Se inclina con los antebrazos en el mostrador. —¿Qué sucede? —Estoy buscando una buena cerveza. ¿Tienes una? También compraré una para tu hermano. Con los labios comprimidos, inclina su cabeza y espera. Maldición. —Solo no me gustaba el aspecto de algunos chicos manejando detrás de mí. Así que me vine por este camino. Frunce el ceño. —¿Los Eighty-Eight? —No sé.
  • 10. Página10 Vaya mentira. Luego de detenerme en el estacionamiento de Den, esperé hasta que los motociclistas se alejaron. Sus emblemas eran difíciles de confundir… un águila sobre una calavera. Cabrones supremacistas. Se llamaban a sí mismos los Eighty-Eight Henchmen1, aunque no eran ochenta y ocho miembros. El número es un guiño a su amigo Adolf. Anna retrocede con el rostro preocupado. Tomo su mano. —Mira, no es nada. ¿Está bien? Solo mala suerte de que estuvieran pasando por este camino. Probablemente no se dieron cuenta de que estaba delante de ellos. Y siguieron manejando. No se amontonaron en mi camión. No abuchearon y gritaron sobre cómo iban a forzar mis muslos a abrirse y ponerse en fila. De todas maneras, no lo hicieron esta vez. —En serio —dije, apretando su mano—. Nada. Pero podría haber algo si mencionas esto. Porque cada motociclista en esta taberna saldría a manejar detrás de ellos. Pero si los Eighty-Eight se hallaban solo de camino, no había razón para iniciar ningún problema. Especialmente desde que su hermano estaría en medio de ello. Anna estudió mi rostro por un largo minuto antes de finalmente dar un fuerte suspiro. —¿Qué vas a querer? —LionHeart. —Mi cerveza favorita… y la más fuerte que mi cervecería vende. El Wolf Den la mantiene en barril—. Junto con un trago de Patrón2. Su mirada se estrechó. —¿No fue nada, eh? Bueno, tal vez estoy un poco temblorosa. Y no tengo intenciones de irme pronto. Sigue siendo nada. —Ahora que estoy aquí, también me gustaría hacerte compañía por un rato. Poniendo los ojos en blanco, Anna se alejó. No molesta porque estuviera aquí. Solo no creyendo una palabra mía. No tenía que decir mucho más. Antes de que terminara de retirar mi cerveza, más órdenes de bebidas vinieron, y fui dejada sola con mi tequila y cerveza. Igual de bien. El trago es una deliciosa quemadura deslizándose en mi garganta. No sal o limón para mí. Solo el licor. Deslicé el vaso tequilero vacío a través del mostrador y agarré la cerveza. Aparte de un vistazo aquí y allá, ya nadie está mirando en mi dirección. Todos 1 Ochenta y ocho secuaces. Se refiere a Adolfo Hitler. El 88 significa Heil Hitler (saludo que se daba a Hitler), proviene de la posición de la letra H en el alfabeto latino. 2 Marca de tequila.
  • 11. Página11 volvieron a sus mesas de billar y sus bebidas, y en las sombrías mesas de las esquinas, algunos han vuelto a sus mierdas. Ninguno es Saxon Gray. Mi estómago se calienta, aparto la mirada. Tan estúpida. Se rumorea que él no folla en público de la forma en que otros lo hacen. Pero lo busqué por los rincones de todas formas, sabiendo que si lo veía, sería un cuchillo en mi pecho. También eso es estúpido. Saxon no es mío. Nunca lo ha sido. Jamás ha sido algo cercano a mí. Y si tiene alguna razón para odiar a alguien, sería a mí, la chica que no tuvo el cerebro para quedarse donde pertenecía. La extraña por la que pasó 5 años en la cárcel, porque la protegió. Me protegió. Ahora estoy aprovechándome de su protección de nuevo. Tal vez trayendo problemas a su puerta. No debería haber venido aquí. Pero irse no es una opción aún. Mejor cuidar esta cerveza por una hora antes de volver a casa. Casa. Quizá no por mucho más. He vivido en el rancho con mi papá toda la vida. El rancho no funciona más, solo una extensión grande de terreno con la casa club en un lado y nuestro lugar en el otro, por lo que la mayoría de los negocios de los Titans se mantiene lejos de la casa y del viejo granero en la propiedad que renové cuando inicié mi mini cervecería. Pero los Titans no son tan fuertes como antes. Nunca se lo diría a mi papá, pero lo sé. Así como sé que tan pronto los Eighty-Eight piensen que estoy desprotegida, tan pronto como se corra la noticia de que mi papá está enfermo, harán sus amenazas. Tienen una cuenta que saldar conmigo. Así que dejar Pine Valley está empezando a parecer la mejor opción. Solo puedo empezar de nuevo en otro lugar. Aunque tendrá que ser bastante lejos. Moverse a un condado, o a un Estado de distancia no los detendría. Un viaje de un fin de semana traería a los Eighty-Eight a mi puerta. Tendría que cruzar medio país antes de que las cosas siquiera empiecen a parecer seguras. Pero ir tan lejos haría que empezar sea aún más difícil. Lo hago bien sola, pero la mayoría de mis contactos de negocios son regionales. Mis ingredientes son locales. Conozco sus sabores, sus peculiaridades. No estaría comenzando de cero, pero sería algo cercano. Incluso así. Empezar de cero luce un infierno mejor de lo que los Eighty- Eight planean para mí. Así que tal vez sea tiempo de tantear el terreno. Las oportunidades de poner en marcha una nueva cervecería y tener éxito son muy escazas, pero puedo trabajar con alguien más por un tiempo. Vender todo aquí, ahorrar mi dinero, establecer una reputación y un punto de apoyo en otra región. Luego, extenderme por mí misma de nuevo.
  • 12. Página12 Sola. Porque la completa maldita razón de esto es el maldito cáncer comiéndose el pecho de mi papá. Ya estaba en etapa cuatro cuando fue a revisarse, había rechazado el tratamiento, y rechazó pelear conmigo cuando le dije que teníamos que tratarlo. Le grité de todas formas, pero aun así, una parte de mí sabía que no se movería. Terco, estúpido hombre. Pero ha estado solo por un tiempo, también, desde que mi mamá murió en un accidente de auto hace quince años. Hemos sido solo él y yo y el club. Puede que haya esperado todo este tiempo para estar con ella de nuevo, pero solo lo aplazó hasta asegurarse de mi bienestar. Tal vez lo estaré. Solo que revienta las pelotas pasar tanto tiempo preocupándote por tu propio futuro cuando tu papá no tiene uno. Mucha mierda egoísta. A menos que… saber que estaré bien probablemente le ayude durante los próximos meses más de lo que haría cualquier droga. La única cosa que puede herirlo, realmente herirlo, sería saber que soy vulnerable y que no puedo protegerme. Así que. Mañana. Tantear el terreno. Buscar a alguien aquí que compre mi cervecería, buscar otro trabajo en algún lugar al este. Luego solo tragar el dolor de irme. O ahogarlo. Le hago señas a Anna, pidiendo otro trago. Su ceño fruncido, su mirada preocupada en su cara mientras vierte. —¿Estás segura? No está preguntando por el trago. Está preguntando si estoy segura de que estoy bien. No sabe sobre mi padre aún. Pero no puedo decirle ahora. —Solo un día difícil —dije—. Ahora estoy trabajando en un buen, mocoso llanto. Anna sonríe, porque es el tipo de cosas que usualmente digo para hacerla reír. Esta vez no es realmente un chiste. No tiene que saber eso. Otro motociclista se acerca a la barra y me deja para darle su bebida. Mi garganta se siente demasiado apretada para tomar el tequila de inmediato. Escaneo la taberna y me detengo en Lily Burns, de pie al lado de la mesa de billar, un taco de billar en una mano y una cerveza en la otra. Está mirándome, tal vez no a mí, pero nuestros ojos se encuentran mientras mi mirada recorre la habitación. Levanta su botella en reconocimiento. Levanto mi copa. Las dos, hijas de los presidentes de clubes de motociclistas, pero no podríamos ser más diferentes. Soy pequeña y de cabello oscuro, y Lily es como una Vikinga. Una deidad. Rubia y alta, construida como una jugadora de voleibol olímpico. Las diferencias no se detienen en lo físico. Nunca quise montar con los Titans. Las pocas veces que he ido con ellos a alguna parte, fue en su mayoría para
  • 13. Página13 estar con mi papá, y solo cuando era más joven, nos aferramos duro uno al otro en los años después que mi mamá fuera asesinada. Lily quería montar desde el principio, y lo había hecho, aunque su papá no la dejó unirse a los Riders o usar el chaleco con parches. Cuando dejó Pine Valley luego de la secundaria, no supe realmente qué pasó con ella. Solo asumí que se cansó de ser metafóricamente pateada en el coño cada vez que tocaba la puerta del club de los Hellfire Riders. Después, hace aproximadamente cinco años, su padre perdió una carrera de frente con un camión, Saxon Gray fue elegido en su lugar como presidente del club, y Lily regresó, más alta, más rubia y más guerrera vikinga que nunca. Entonces descubrí dónde estuvo: volando helicópteros en Afganistán. Ahora trabaja como mecánica en un campo de aviación local, llevando turistas de vez en cuando, y durante la temporada de incendios forestales, vuela supresores químicos y bomberos hacia los sitios de los incendios. Muchos chicos en esta taberna creen que son muy machos, pero Lily lo es más que la mayoría de ellos. Y cuando hizo su apuesta por un chaleco con parches y los colores de los Hellfire, los ganó. No sin levantar un infierno de alboroto. Y no sin que algunos miembros devolvieran sus colores y dejaran los Riders. Usualmente esa mierda es secreta, pero ya que algunos chicos fueron a los Steel Titans, escuché cómo todo se fue derrumbó. Lily encontró un vacío en el reglamento del club de los Hellfire Riders. En ninguna parte dice específicamente que una mujer no puede solicitar su afiliación. Nunca fue hecho. Pero los reglamentos también afirman que nadie que haya servido en el ejército puede ser rechazado sin una buena razón. Saxon Gray decidió que poseer una vagina no era una buena razón. Aparentemente, cuando otras objeciones salieron, como si ella sería más débil que un hombre y no podría sostenerse a sí misma, limpió el piso con los tres primeros chicos que la retaron. Hay momentos en que desearía ser más como ella, probablemente no pensaría en correr a través del país si lo fuera. Pero al haber crecido alrededor de un club, me daba una buena idea de los problemas por lo que seguramente tiene que pasar cada día, luchando el doble de duro que cada chico a su alrededor y teniendo cinco veces más mierda arrojada a ella, y no puedo lamentar no tener que tratar con eso. Estaba segura que ella me veía de la misma manera, pero lo opuesto… algunas veces deseando que fuera más fácil, pero no dispuesta a renunciar a lo que ha ganado solo para andar un camino más suave. Así que sostuve su mirada mientras bajaba mi trago. Sonrió y tomó un trago en respuesta. No éramos buenas amigas, ni nada similar. Pero maldición si no entendía a esa mujer.
  • 14. Página14 —¿Jenny? No esperaba una voz detrás de mí, la única cosa en este lado del bar es la puerta de empleados que lleva a los cuartos traseros y las oficinas… y no esperaba esa voz. Con el corazón en la garganta, giro en el taburete del bar. —¿Tío Thorne? —Capturada por sorpresa, lo miro fijamente. Alto, enjuto y con canas convirtiendo su cabello oscuro en acero, no es realmente mi tío. No por sangre. Pero no importa. Como Vicepresidente de los Titans, es llamado hermano de mi padre desde que puedo recordarlo—. ¿Qué estás haciendo aquí? Es solo una pregunta automática, él no me dirá los negocios del club. Pero si mi presencia aquí es considerada una violación territorial menor, entonces su estadía aquí significa que algo grande está pasando entre los clubes. —Te preguntaría lo mismo. —Su voz grave y oliendo a Marlboros, me jala por un rápido abrazo y me besa en la parte superior de mi cabeza—. Pero creo que lo sé. ¿Lo sabe? Cuando retrocedo, rápidamente busco su cara. No, no creo que lo sepa. Porque si supiera de los Eighty-Eight en mi trayecto, no estaría viéndome con tal preocupación y afecto. En su lugar, saldría vapor de su nariz. Así que cualquier cosa que Thorne piense me trajo aquí, dejaré que lo siga pensando. —Sí —dije, luego él me rodea para tomar el siguiente taburete, y mi corazón late dolorosamente en mi pecho. Cielo. Infierno. Porque Saxon Gray está parado detrás suyo.
  • 15. Página15 2 Traducido por MaJo MadHatter & Ivy Corregido por Valevilchez & Erienne i respiración se detiene cuando veo a Saxon. Todo se paraliza. Odio esto, odio como no puedo procesar lo que este hombre me hace y como solo apaga todo. No lo veía desde ese día en la reunión, hace casi catorce años atrás. La primera vez que lo vi fue en el juicio que siguió. Tenía dieciséis años, mi mamá no se hallaba muerta ni siquiera un año, y no prestaba atención de adónde iba. Incluso si hubiera prestado atención, me podría haber perdido de todas formas en esa esfera llena de gente. Pero me di la vuelta después de visitar el retrete portátil y terminé en la sección de los Eighty-Eight Henchmen. Me reconocieron como la hija de mi padre. En aquel tiempo, todo el mundo me llamaba Baby Red, a pesar de que mi cabello no es la mata rojiza que el suyo. Aun así, era su niña. Antes de ese día, amaba el apodo. Tan pronto como reconocí su águila y la cabeza de la muerte, traté de largarme de allí. Pero ya me habían rodeado y el presidente de los Henchmen, Timothy Reichmann, me sujetó en la tierra sobre mi estómago. No recuerdo mucho. Solo su voz en mi oído: ¿También tienes un coño bebé? —y el desgarrador dolor mientras metía sus dedos en mi interior. La risa cuando le mostró la sangre a sus hombres. ¡Baby Red! gritaron entonces. Enferma con dolor y miedo, luchaba y gritaba todo el tiempo. Pero cuando escuché que se desabrochaba su cinturón, vomité. Entonces el mundo explotó a mí alrededor. No me enteré hasta después, que Saxon Gray rugió y envió a volar a Reichmann fuera de mí con una patada brutal en su cabeza. No sabía que el resto de los Riders lo embistieron después. Solo supe que Reichmann no me sujetaba más, así que me arrastré a través del caos tan rápido como pude, luego me levanté y corrí. Pero esa patada selló el destino de Saxon. Reichmann no despertó. Después de yacer tres días en la cama de un hospital, murió. No sé cómo los policías vincularon a Saxon con la patada. Muy probablemente, uno de los Eighty-Eight rompió el código y lo delató. Luego de una búsqueda, los investigadores M
  • 16. Página16 encontraron la sangre de Reichmann en una bota de Saxon, y cuando llegó el momento, Saxon no lo negó. Solo dijo que vio a una chica siendo atacada, y la ayudó, entonces no pensó ni una vez en el pedazo de mierda que Reichmann era hasta que los policías se presentaron en su puerta. Nadie me nombró. Los Eighty-Eight dijeron que no había ninguna chica allí. Los Riders respaldaron a Saxon, pero mantuvieron sus bocas cerradas sobre quién era yo. Mi papá tendría que dejarlo de esa forma, pero insistí en que me dejara dar mi declaración a los policías. No hizo ninguna diferencia. Casi un año después, Saxon fue declarado culpable de homicidio involuntario, y miré mientras el hombre que me salvó de una brutal violación era sentenciado a diez años en prisión. Observé a su madre llorando en la sala del tribunal cuando él se fue arrastrando los pies encadenados. Saxon solo cumplió cinco años. Pero aún así. No es mucho mayor que yo, y tenía solo veinte en ese momento. Y así como así, pasaron cinco años. Para el tiempo en que salió, el veinte por ciento de su vida transcurrió tras las rejas. Solo porque una chica no miró hacia dónde se dirigía. Solo porque trató de ayudarla. En verdad, nunca he sido capaz de lidiar con eso. Ni con la culpa, ni con la gratitud. Pero Saxon no quería una disculpa o unas gracias. Lo dejó claro. Cuando tenía dieciocho y me dirigía a la universidad —a la universidad, y él recién había sido enviado a prisión— le escribí. Me desahogué por completo. Mis agradecimientos. Mis disculpas. Y una promesa de pagarle, si era posible. Sabía que no lo era. Me escribió en respuesta. Una corta nota con su letra tosca. JAMÁS te lamentes. Porque yo no lo hago. —Sax Todavía tengo esa carta, escondida en un cajón al lado de mi cama, hecha jirones por las lecturas frecuentes. Y traté de hacer lo que dijo. Traté de no lamentarme. Pero la primera vez que vi a Saxon después de su liberación, salía de la tienda de repuestos en Main cargando una caja de aceite para motor. Ya alto y fornido, estaba aún más grande de lo que estuvo en la corte, como si hubiera pasado muchos de esos cinco años haciendo pesas. Su cabello negro había crecido y se hallaba recogido en una gruesa y corta cola de caballo. Con mi corazón latiendo con fuerza, corrí hacia él y esa fue la primera cosa que dije. Que lo lamentaba muchísimo. Y que si alguna vez, necesitaba cualquier cosa, haría lo que sea que pudiera para dárselo, porque nunca podría pagarle. Me dio una mirada entrecerrada antes de asentir, entonces me dijo que jamás quería escuchar eso de nuevo.
  • 17. Página17 Nunca más lo dije otra vez. Y no es lo que ahora quiero decir. Nueve años han pasado. Ya no estoy llena de culpa y de gratitud, a pesar de que todavía me carcome de vez en cuando. Pero la vida continuaba. Obtuve mi licenciatura en Química Orgánica y una Maestría en Administración de Empresas antes de empezar con mi cervecería. Él compró un cuchitril de poca monta, lo convirtió en The Wolf Den, y asumió la presidencia de los Hellfire Riders. A través de la cervecería y el bar, gracias a mi amistad con Anna, mi camino se cruza con el suyo con suficiente frecuencia. Pero aún soy la hija de Red. Saxon lidera a los Hellfire Riders. Y todavía hay reglas. Territorios. No puedo correr el riesgo de tropezar con ninguna línea de nuevo. Solo al venir aquí esta noche, camino por el borde estrecho de uno. Así que no importa que ahora sienta mucho más que gratitud hacia él. No importa que no pueda apartar la mirada. El verlo allí de pie es un regalo y un castigo, todo al mismo tiempo. No hay nadie en el mundo al que quiera más. No hay nadie al que tenga menos probabilidades de tener. Especialmente ahora, cuando pronto dejaré la ciudad. Saber que ésta es una de las últimas veces que lo veré me causa un dolor físico, un nudo ardiente en mi garganta que se enreda con el nudo en mi pecho. No puedo decir nada de eso tampoco. Así que fuerzo una débil sonrisa y un ronco—: Hola Saxon. No me devuelve la sonrisa. En su lugar, su oscura mirada cae a mi boca antes de deslizarse hacia el vaso en mi mano. A diferencia de la mayoría de los Hellfire Riders, no está usando su chaleco de cuero. Solo un desgastado vaquero y una camiseta negra desteñida extendida sobre duro músculo. En el último año, le ha crecido una barba corta. Nunca he sido una fanática de las barbas… hasta que vi la de Saxon. Su mandíbula es una maravilla esculpida, y jamás imaginé que podría lucir incluso mejor cubierta, pero de alguna forma lo hacía. La barba no oculta la forma de su mandíbula, pero solo la hace lucir más fuerte, y el estilo le queda. Tosco y grosero. Para cualquiera que no lo conoce bien, probablemente solo luce grande y malvado. Yo creo que es jodidamente sensual. Todo mi cuerpo se aprieta mientras da un paso más cerca. Su voz es baja y profunda, con un borde áspero, como sábanas gruesas en la medianoche. Oírle hablar siempre me deja inquieta y muy consciente de mi piel. —¿Necesitas una bebida antes de venir a verme? ¿Qué? Le frunzo el ceño. —No. —Mentira —lo dijo sin alterarse. Sin ira o vehemencia. Tiende su gran mano—. Entonces vamos.
  • 18. Página18 De repente, caliente y aturdida, solo me quedo mirando su mano. No he bebido lo suficiente como para empezar a imaginar cosas. Esto es algo más. ¿Negocios de los que me olvidé? Antes he estado en la oficina trasera con él, pero nuestros contratos y fechas de entrega están establecidos. Firmes. Lo han estado por un tiempo. —Jenny —dice Thorne a mi lado. Cuando hecho un vistazo, me observa con esa mirada de acero en sus ojos que dice que estas palabras son importantes y más vale que las escuche—. No tienes que hacer esto por nadie a menos que quieras, ¿entiendes? Ni por tu viejo. Ni por mí. Ni por los Titans. No entiendo. Pero tampoco puedo pensar, porque los dedos callosos de Saxon se deslizan entre los míos y me jala del taburete. Cada pregunta construyéndose en mi cabeza de repente es ahogada por el rugido de mi pulso. No me había tocado antes. Nunca. Ni siquiera cuando me salvó de Reichmann. No puedo detener a mis dedos de apretarse en los suyos. Aferrándome, casi, pero no puedo dejarme ir mientras me dirige hacia la puerta. Él podría alejar mi agarre tan fácilmente. Hay tanta fuerza en sus manos. Sus brazos. Las mangas cortas de su camiseta negra abrazan apretadamente sus bíceps. Mi cabeza apenas alcanza su hombro. Pero no se deshace de mí. Me sujeta y lo sigo, con mi corazón tronando. Una sola bombilla ilumina el pasillo con paneles. Aquí no hay nada lujoso. Un trastero. Una oficina. No mucha decoración, solo un gran escritorio sirviendo de apoyo para una computadora elegante con una amplia pantalla plana y archivadores metálicos contra la pared. Carteles de festivales de cerveza y reuniones de derechos veteranos clavados al lado de una ventana enrejada que da al estacionamiento. La pared detrás de mí está llena con placas de empleados del mes —todas ellas de Anna. Ella se las hizo, y ha colocado una nueva foto tonta cada mes desde que empezó a trabajar aquí. La primera tiene fecha de hace casi seis años atrás. Saxon cierra la puerta, y el golpe seco de la madera en el marco de repente transforma los latidos de mi pulso en un disturbio de nervios. Retiro mi mano de la suya y lo enfrento, con los brazos cruzados debajo de mis pechos. Tan pronto como encuentro sus ojos, mi ansiedad se incrementa. Hay algo diferente en la forma en la que me devuelve la mirada. No tan… estoico. Su expresión nunca revela mucho, a pesar de que siempre puedes decir que sucede mucho detrás de ella. Ensombrecido por espesas cejas, sus ojos azules oscuros siempre son intensos. Siempre leyendo tu rostro. Siempre evaluando. Cuando los Riders no lo están llamando Prez, lo llaman por su nombre de carretera, The Wolf —y su mirada es como la de un lobo. Solo en calma. Esperando. Esos ojos son una
  • 19. Página19 advertencia para cualquiera que lo conoce, porque con una mirada, sabes a través de tus huesos que si haces un movimiento equivocado, Saxon te hará pedazos. La forma en la que ahora me mira, es como si fuera demasiado tarde para una advertencia. Como si no estuviera esperando a venir a por mí, pero está a punto de derribarme, y solo una correa de pura fuerza de voluntad lo detiene. Oh, Dios. Tal vez me he pasado de la raya. Con la columna rígida, le devuelvo la mirada. Se inclina contra la puerta, cruzando sus brazos sobre su amplio pecho. Imitándome, y eso también es diferente. Usualmente va directo hacia su escritorio. Poniendo espacio entre nosotros o solo tratando de parecer menos intimidante colocando todo ese músculo detrás de un bloque de madera, nunca lo sé. Su mirada de párpados pesados baja hasta los dedos de mis pies antes de volver a subir. Bruscamente dice—: Te vestiste elegantemente. En realidad no. Solo no estoy en mis pantalones habituales. Pasé la noche cortejando a un par de abogados que van a abrir un nuevo club, así que usé sandalias de tacón y un pantalón capri de traje negro, con mi cabello castaño recogido en una trenza floja por encima de mi hombro. —Tuve un negocio del que encargarme en Bend —le dije. —Luces bien. ¿Recién volviste? —Sí. Lentamente asiente. Aunque su postura es casual, la quietud de su cuerpo y la intensidad de su mirada no lo son. —Entonces, ¿ya te decidiste? O ¿primero quieres hablar sobre ello? De acuerdo. De verdad me he perdido de algo. —¿Decidir qué? Durante un largo segundo, no dice nada en absoluto, pero veo la correa de su control apretada, como si estuviera cerca de saltar, pero ahora está tirando de sí mismo hacia atrás. —¿Has hablado hoy con Red? —¿Mi papá? ¿Por qué? —La preocupación inmediatamente se dispara en mi corazón. ¿Por qué Saxon me preguntaría si he hablado con él?—. ¿Algo le ocurrió? Su mandíbula se aprieta. Gira su cabeza, ahora sin mirarme, como si hubiera entrado en una situación que no luce para nada como esperaba y está buscando una nueva dirección. —¿Sax? ¿Algo sucedió? ¿Es por eso que Thorne se encuentra aquí? Escucho el creciente miedo en mi voz. También lo debe haber oído, porque su mirada vuelve bruscamente hacia mí. —No pasó nada. Se encuentra bi… Nada sucedió.
  • 20. Página20 Bien. Se detuvo al decir la palabra rápidamente. Demasiado rápido. Porque mi papá no se encuentra bien. Y de alguna manera, Saxon lo sabe. Ahora lo miro con cuidado. —¿Qué fue lo que te dijo? —Mierda. —Con un profundo suspiro, sacude su cabeza—. Primero necesitas hablar con él. —Te lo pregunto a ti. — Jenny, te lo estoy diciendo. Primero habla con Red. Maldita sea. Pero incluso mientras trato de mirarlo fijamente, sé que no cederá. Entonces sus ojos se estrechan, y me doy cuenta de que los problemas reales están avanzando en mi dirección. Se aleja de la puerta. —Si no has hablado con él, ¿por qué viniste? Mierda. Mierda. —Para ver a Anna. —Mentira. —Ahora no lo dice uniformemente, sino como el chasquido de un látigo—. No me mientas maldita sea. ¿Por qué pararías aquí? No lo harías. No a menos que tuvieras que hacerlo. Entonces, ¿por qué tenías que hacerlo? Todavía viene hacia mí, con todo su músculo sólido y su enfoque perspicaz. Con mi respiración artificial, regreso hacia los archivadores. Las asas se clavan en mi columna vertebral. —No fue nada Sax. —Mi casa. Mi guarida. Princesa, yo decido lo que es nada. —Su mirada como el hierro, él me atrapa. Sus grandes manos agarran el borde de los archivadores a cada lado de mis hombros, sus poderosos brazos me enjaulan—. Ahora, dime lo que te trajo aquí o jodidamente te lo haré gritar. —Mentira —le lanzo en respuesta, levantando mi barbilla—. ¿Crees que voy a creer una línea como esa? Los Hellfire Riders no lastiman a las mujeres. —No dije que te lastimaría. —Antes de poder darle sentido a eso, se inclina, acercando su rostro al mío. Su mirada se suaviza como si investigara mis rasgos—. No me tienes miedo en absoluto, ¿verdad? —No. La respuesta sin aliento probablemente suena como miedo. También estoy temblando. Hace diez segundos lanzaba maldiciones en su cara y ahora esto es todo lo que puedo hacer para mantener su mirada. Porque, Dios, luce bien. Ni siquiera vestido de forma elegante. Solo con sus ojos azules oscuros, su espalda ancha y su piel bronceada que daría cualquier cosa por saborear. Su mirada cae a mi boca. —He oído que eres asustadiza con los hombres. Que tienes miedo de dejarlos que te toquen. —¿Escuchaste qué? —Mis mejillas se sonrojan. No sé si me encuentro horrorizada o enojada. Es cierto, casi cada cita que tengo se convierte en un
  • 21. Página21 desastre tan pronto como el tipo toca algo más que mi mano. Pero no me había dado cuenta de que las personas hablaban sobre esos desastres—. ¿Quién dijo eso? No me lo dice. En vez de eso, suelta su agarre sobre el archivero, mirando mi rostro mientras sus largos dedos empujan hacia un lado mi trenza y su pulgar traza un recorrido hacia abajo, a un lado de mi cuello. —Esto no te asusta, ¿cierto? Aparte de un movimiento de mi cabeza, no puedo responder. Solo mirarlo, sintiendo ese toque como un escalofrío en cada centímetro de mi piel. Mi camisola de seda de repente parece tan dura como el yute, y cada respiración jadeante raspa el material contra mis sensibles pezones, dibujándolos más apretadamente. Su pulgar se detiene sobre mi pulso acelerado. —¿Estás segura? —Sí. No me encuentro asustada. Pero no estoy preparada. Sin importar cuántas veces he pensado sobre él tocándome, soñándolo, su caricia simple deshace rápidamente todo en mi interior. Desenreda mi cerebro. Atenta contra mi fuerza. —Jenny, entonces, tengo la intención de besarte —dice, y mis rodillas casi fallan. Un beso. Un beso. Primero su toque. Ahora esto. Mis dedos presionan su antebrazo, su cálida piel como el acero. No puedo ni siquiera recordar acercármele, apoyándome contra él. Todavía me observa. El lobo, esperando. —¿No tienes miedo de eso? —No. —Solo desesperada por esto. La mirada de Saxon nunca deja la mía mientras su cabeza baja más. Su voz es peligrosa. —Estás temblando. —Solo porque eres tú —digo justo antes de que su boca reclame la mía. Un beso, dijo. Saxon Gray no conoce el significado de la palabra. Sus grandes manos suben para acunar mi mandíbula y su lengua traza entre mis labios. Probándome. Devorándome. La necesidad me retuerce con esa única lamida en el calor de mi boca, desgarrando un vacío anhelo por dentro. El próximo empuje de su lengua dibuja un gemido irregular en lo profundo de mi garganta, y luego un suave chillido mientras empuja más cerca, la dura longitud de su cuerpo contra la suavidad del mío. —Tan jodidamente caliente —gruñe contra mis labios—. Tú y yo, Jenny. Arderemos juntos. Su boca toma la mía de nuevo. No es un beso. Es posesión. Sus manos se deslizan a mi culo y me levanta, envolviendo mis piernas alrededor de sus delgadas caderas, y me acomoda, duro y grueso, justo donde más lo necesito. Se balancea contra mí, al principio lento, luego más fuerte, como si pudiera follar
  • 22. Página22 directamente a través de nuestras ropas. El gabinete se clava rítmicamente en mi espalda y no me importa, no me importa. Su lengua folla a mi boca con profundos golpes y mi coño empieza a apretarse como si en su lugar estuviera golpeando esa gran polla dentro de mí. Distraída por la necesidad, me muelo contra él, deseando que mis pantalones desaparezcan, sus vaqueros desaparezcan, sin nada entre nosotros excepto la resbaladiza piel caliente. Entonces se queda inmóvil y gimo con desesperada frustración. Sus dedos empujan el cabello de mi nuca y me mantiene quieta contra el gabinete, con mis piernas rodeando su cintura y mi cuerpo dolorido. —¿Jenny, por qué has venido? Su ronca pregunta apenas me penetra. No me vine. Ahora, ese es el problema. —Jenny. —Sus largos dedos aprietan mi cabello—. ¿Por qué has pasado? Mi pecho parece repentinamente exprimido por esos mismos dedos. Levanto la mirada. Los ojos azul oscuro de Saxon son firmes en los míos. Esperando. Dijo que me haría gritar mi respuesta. No grité. Pero jadeaba y gemía. Ahora el anhelo que me llena no es necesidad. Solo vergüenza. Enojo. Y el dolor de acabar de darme cuenta lo estúpida que soy. No fue un beso. Saxon solo me quería con la guardia baja para darle lo que quiere saber. Debería haberme dado cuenta. Debí haber adivinado. Con Saxon, nada es el paraíso. También existe el infierno, siempre. —Suéltame —digo, pero mi garganta está tan espesa que apenas sale un susurro. Saxon debe haberme escuchado, porque me pone de pie. Me aparto, cruzando mis brazos sobre mi dolorido estómago. No sé si voy a llorar o vomitar. Todavía está pegado detrás de mí. —¿Por qué tú... —¡Solo olvídalo! —Cierro mis ojos contra los suyos ardiendo—. Por favor. El áspero sonido de su respiración llena el silencio. Luego dice en voz baja— : ¿Debo ir a preguntarle a Anna? —Imbécil. —Me doy la vuelta y empujo en su pecho —y no consigo nada, excepto más enojo—. Jamás le preguntarías a cualquiera de tus hermanos para delatarse mutuamente. No pongas esa mierda en ella, haciéndola elegir entre su jefe o su amiga.
  • 23. Página23 —Así que soy un imbécil. Y si estuvieras ocultando algo, creerías que eres un soplón. —Coge mis muñecas en un férreo control—. ¿Fueron los Eighty-Eight? ¿Te están molestando? —¡No! —Maldita sea. Le preguntará a Anna—. Ellos estaban detrás de mí cuando salí a la carretera. Así que me aparté de ahí, por si acaso. Pienso que solo se encontraban de paso. Ni siquiera creo que me reconocieron. Así que no fue nada. Sus ojos arden. —¿Sabes que el hermano de Reichmann gestiona su casa ahora? ¿Sabes la mierda que se está levantando sobre ti? Que soy una calientapollas. Que he follado con todos los Titans y deliberadamente me pongo delante de su hermano en la reunión, para iniciar una pelea entre los clubes, para verlo muerto. Y lo merezco por joderla ahora. Saxon mató al hermano del tipo, pero Reichmann es demasiado cobarde o demasiado inteligente para dispararle. Esa es probablemente la razón por la que Reichmann se centró en mí, porque tiene posibilidad de cogerme y tomar su venganza. —Lo he oído —digo en voz baja. —Lo oíste. —Con un gruñido furioso, me tira más cerca—. ¿Y me dices que es jodidamente nada? —Sí. —No sé de dónde viene mi repentina calma. Tal vez no tengo nada más que perder—. Porque me voy. —Acabas de terminar dos tragos y una cerveza —dice entre dientes—. ¿Crees que te dejaré largarte de aquí? —No. —No sería tan estúpida—. Quiero decir que me voy de la ciudad. Así que no importa lo que los Eighty-Eight quieran hacerme, porque me habré ido. Nunca vi a Saxon pasmado por nada. Lo he observado escuchar un veredicto de culpable y la pena de cárcel sin más reacción que una inclinación de cabeza y un gesto de aceptación. Ahora me mira, su rostro una rígida máscara, sus labios bordeados de blanco. —¿Tú qué? —Lo decidí hoy. Voy a vender la fábrica de cerveza. Y simplemente me voy. —Dios, mi calma ya se está agrietando. Al parecer, tengo más dentro de mí para dejar, y todo duele—. Porque los policías no pueden hacer nada hasta que Reichmann realmente me toque, y para entonces ya habré sido violada. Tal vez peor. Así que si me quedo, terminaré herida o alguien que trate de protegerme lo hará. Su expresión salvaje, empuja su rostro en el mío. —Por. Encima. De. Mí.
  • 24. Página24 Maldito. Cadáver. —Ese es el punto —digo en un tembloroso suspiro, y se aparta de un tirón, liberando mis muñecas. —No. —Me mira fijamente, tensando su mandíbula. Por último, gruñe—: Te quedas aquí. Vuelvo en un minuto. No intentes malditamente escaparte por la parte trasera. No lo haría. Estoy huyendo de los secuaces Eighty-Eight, no de Saxon. Con mi asentimiento, abre la puerta y se va sigilosamente. Le oigo rugiendo por Stone. Me tiemblan las piernas. Todo me está temblando, y las lágrimas están demasiado cerca. Hago respiraciones cortas, tratando de aflojar el pesado nudo en mi garganta, me hundo en la silla frente al escritorio y tapo mi boca con mis manos temblorosas. Así que eso es todo. Mi vida destrozada por las células anormales que van a enloquecer en los pulmones de mi padre y algunos supremacistas resentidos. Necesito simplemente recoger los pedazos e irme. Pero van a haber tantas piezas perdidas. Mi padre, el más grande. Junto con Thorne, Anna. Ellos han sido una parte de mi vida durante tanto tiempo. Sabiendo que pronto no lo serán, duele casi más de lo que puedo soportar. Y Saxon. No sé por qué la idea de no volver a verlo de nuevo me destroza de esta manera, como si lo dejara ir. A pesar de que nunca lo tuve. Excepto un beso. Mis labios aún se sienten calientes e hinchados. Marcados. Como si me hubiera marcado como suya. No lo necesita. He pertenecido a Saxon Gray por mucho tiempo. No sé cuánto, exactamente. Tal vez desde la reunión. La sala de audiencias. Fuera del taller mecánico, o en algún momento durante todos los años que siguieron. O desde la carta. JAMÁS te arrepientas. Antes no hice un buen trabajo, me sentía culpable. Lo haré ahora. Sin excusas. Sin disculpas. Solo hago lo que tengo que hacer, de la mejor forma que pueda, y nunca lamentándome por ello. —Jenny. Dios. Solo escuchar su voz duele. Mi corazón doliendo, echo un vistazo. Está en la entrada de la oficina. Lleva su chaleco con parches ahora, y el chaleco de cuero le hace parecer aún más grande, más perverso. Sus manos agarran ambos
  • 25. Página25 lados de la estructura de la puerta y sus brazos están fuertemente flexionados, como si estuviera asegurándose contra la madera, o deteniéndose a sí mismo de lo que puede suceder. Su dura mirada azul nunca abandona mi rostro. —Estamos recorriendo la ruta de la carretera, después en tu casa, y asegurándonos que esos hijos de puta no estén esperando. Cuando estés lista para irte, Thorne viajará contigo. Unos cuantos más de nosotros va a seguiros de escolta. ¿Bien? Con la garganta espesa, asiento. —Gracias. Por un momento, creo que va a tirar mi gratitud de vuelta en mi rostro. En cambio, su voz es oscura, rasposa como el alquitrán cuando pregunta—: ¿Ya vendiste tu equipo? ¿Tomaste alguna decisión? El dolor aprieta mi pecho. —Todavía no. Planeaba hacer un par de llamadas mañana. He tenido ofertas antes. —Por supuesto que las tienes. Eres muy inteligente y cualquier establecimiento que venda tu cerveza sabe que no tendrá nada mejor. Solo alguien con orina en el cerebro no te querría. —Sus dedos se contraen en el marco de la puerta—. Pero hay una mayor oferta viniendo. Quizás otra opción. Así que no tomes ninguna decisión todavía. —¿Qué opción? —Habla con Red. ¿Trabajas mañana? ¿Trabajo? Siempre estoy trabajando. Y mi mente lucha para ponerse al día. Mañana. Sábado. Durante la temporada turística. —Voy a estar en el almacén durante todo el día. Tengo tours y sala de degustación desde el mediodía a las seis. —Entonces, vendré por ti a las seis. ¿Venir por mí? —Sax... —Hablas con tu papá. —Retrocede bruscamente—. Luego me dirás si quieres lo que él ordene. Tienes que decidir. ¿Bien? Y sea lo que sea, Saxon no me lo dice ahora. Está claro. En silencio, asiento. Un segundo después se ha ido.
  • 26. Página26 3 Traducido por MaJo MadHatter & Ivy Corregido por Athena09 s pasada la medianoche cuando me detengo en mi casa. Mis luces altas atrapan a mi padre esperando en el pórtico. Mira de reojo al resplandor y rápidamente apago mis faros. El estruendo de la motocicleta de Thorne ya se está desvaneciendo cuando salgo de la camioneta. Los Hellfire Riders nos escoltaron por el largo pasaje que conduce hacia mi casa y continuaron su camino, permaneciendo en la carretera principal. El tío Thorne me siguió parte de la vía por la que conduje, hasta el punto en que nuestras rutas se separaron, la mía hacia mi casa, la suya hacia la casa club y las cabañas al otro lado de la propiedad. Todo lo demás se encuentra en silencio. Solo los grillos cantores y el ruido de mi motor enfriándose. Todas las luces en la casa se hallan apagadas. Las estrellas encima son brillantes, como polvo de diamantes esparcidos por los cielos. No hay nada más hermoso que el cielo sobre el centro de Oregon en una clara noche de verano. Cuando era joven, mi papá, mi mamá y yo solíamos acostarnos en una manta en el patio, contentos solo con mirar hacia arriba. Aparte de los años en los que estuve en la universidad, he vivido aquí toda mi vida. Amo la vieja casa del rancho con su revestimiento blanco y con sus frontones altos. Es probablemente demasiada casa para solo dos personas, pero mi papá la hizo nuestra en los últimos años, renovando las habitaciones cerradas en espacios llenos de luz y de aire. Por lo general, no importa qué clase de día haya tenido, volver a casa parece levantar cualquier peso que cargo. No esta noche. La tensión anuda mis hombros y mi cuello mientras subo las escaleras del pórtico. Papá es solo una sombra en la tumbona, pero es tan fácil imaginar lo que no puedo ver a través de la oscuridad. Alto y delgado, con su cabello rojo y canoso, y una pequeña barba blanca, y usando los mismos pantalones, las mismas botas, y la misma combinación de camiseta que siempre lleva puestos. Escucho el tintineo de una botella contra un vaso. E
  • 27. Página27 Me hundo en la silla a su lado, entonces tomo el whisky que me ofrece, y me pregunto si la bebida es para calmar mis nervios o los suyos. No suele estar tan callado. Lo que significa una cosa. —¿El tío Thorne te llamó? —Lo hizo. —Me encontraba bien. —Desde que estoy aquí sentado en vez de seguirte a casa, sabes que también me dijo eso. Asiento, sorbiendo el whisky y manteniéndolo en mi lengua, porque si me lo trago no tendré ninguna razón para no preguntarle cuál es su otra opción. Mejor dejarlo empezar. Su pesado suspiro llena el espacio entre nosotros. —¿Hablaste con Saxon? —Solo un poco. —Y lo besé. Envolví mis piernas fuertemente a su alrededor. Pero el recuerdo ahora no me calienta; solo hace que mi corazón duela—. Dijo que necesitaba hablar contigo. Le dije que iba a vender la cervecería y dejar la ciudad. Su silla cruje mientras se inclina hacia adelante. —¿Quieres hacerlo? No. Mi garganta de pronto se aprieta, sacudo mi cabeza. Mi voz es un tenso susurro. —Solo parece ser la única cosa para hacer. —¿Esperar a que me muera y luego irte? —Jesús papi. —Las lágrimas se derraman rápido, antes de que pueda detenerlas. Siempre es directo. ¿Pero cómo podía ponerlo de esa manera?—. Cuidándote. Después, cuidándome a mí misma. —Solo hay una parte de eso que me importa una mierda, y no es la parte donde me cuidas. —Y si crees que voy a dejarte solo, entonces a la mierda tus pulmones, ¡porque obviamente los doctores olvidaron mirar por los tumores en tu cerebro! Él resopla. —Esa es mi chica. Entonces, ahora seca tus lágrimas. Sabes que no puedo permanecer fuerte cuando estás llorando. Y Jenny, ahora necesito permanecer fuerte. El tono ronco en su voz mientras dice mi nombre casi me rompe de nuevo. Pero no lo defraudaré. Si puede mantenerse fuerte, entonces yo también puedo, así que me trago mis lágrimas y trago el whisky, preparándome para lo que sea que esté por venir. Prende un encendedor, revelando su rostro en el resplandor cuando enciende un cigarrillo. Me está mirando, sus ojos con el mismo verde pálido que los míos.
  • 28. Página28 —Papá —le digo suavemente. Dejó de fumar hace muchos años. —Ahora no importa, ¿verdad? Me detuve demasiado tarde. —Su hombro derecho se desliza en un descuidado encogimiento de hombros, pero después de una larga calada, pulveriza el cigarrillo—. Pero la segunda mano no es buena para ti, supongo. Ahora, dime qué quieres hacer cuando me haya ido. ¿Quieres quedarte aquí en el rancho? O ¿quieres renunciar a la cervecería? Con un suspiro, saco mis pies hasta el borde del asiento y envuelvo mis brazos alrededor de mis rodillas. —Quiero quedarme. Por supuesto que quiero quedarme. —Pero los Eighty-Eight van a seguir jodiendo contigo. Miedo repentino atraviesa mi corazón. —No estás pensando en… —¿Matar hasta el último de los Henchman? Sí, lo pienso. Cada maldito día, lo pienso. ¿Qué tengo que perder? —La botella de whisky tintinea contra el borde de su vaso mientras vierte otro trago—. Pero Jenny, no soy tan tonto como para arriesgarme. Digamos que consigo a algunos de ellos, pero no a todos. El resto vendrá en busca de venganza, y no la clase que Reichmann está suscitando. Eso, para la mayoría de ellos, es para pasar el tiempo. Es un poco de entretenimiento. Ninguno, con excepción de Reichmann, se encuentra hirviendo de enojo. Eso cambiaría si fuera por ellos. Tal vez incluso atraigan a Henchmens de otras secciones. Entonces sería una guerra volcada entre un club nacional y nosotros. No hay duda de quién perdería. Así que te heriría al tocar a cualquiera de ellos. Y eso me enfurece. Su voz ha adquirido un tono duro que conozco bien. Papá detendría a los Eighty-Eight Henchmen matándolos, si pudiera, y no le importaría si pasara el resto de su vida tras las rejas por eso. A mí me importa. —Promete que no lo harás. —No lo prometeré. Pero eso no está en mi mira en estos momentos. —¿Qué lo está? Se toma su tiempo. Tal vez reuniendo sus pensamientos. O solo disfrutando de su whisky. Finalmente dice—: Sabes que solía ser un Rider. El segundo de Tommy Burns. El padre de Lily la Vikinga, y antiguo presidente de los Hellfire Riders. — Lo sé. —Jamás te dije nada sobre eso. —El tío Thorne lo hizo una vez, después de que le preguntara por qué hubo mala sangre entre tú y los Riders. —Ajá. —El tono insulso es uno de los engañosos, hace quince años atrás, la respuesta de mi papá habría indicado que Thorne se había ganado una patada en
  • 29. Página29 el trasero. Ahora solo significa que está molesto—. ¿Dijo por qué nos fuimos y comenzamos con los Steel Titans? —Dijo que tú y Tommy Burns se dividieron por una mujer. —Sandeces. —¿Sandeces porque el tío Thorne no diría eso? O ¿Sandeces porque no fue por una mujer? —No fue por una mujer. En realidad no. Tommy y yo tuvimos nuestros ojos puestos en la misma. Megan Fitzgerald. Tommy eventualmente la consiguió, y por supuesto, yo no me encontraba para nada contento. Pensé que estaba enamorado, por supuesto, no sabía lo que eso era hasta que tu mamá llegó. Sin embargo, en ese momento, me dolió profundamente. Pero jamás dejaría que una mujer se interpusiera entre mis hermanos y yo. Él la obtuvo; yo la dejé ir. —Entonces, ¿qué sucedió? —Tommy dejó que se metiera entre nosotros. —En las sombras, sacudió su cabeza—. Nah, ni siquiera eso es cierto. No se interpuso entre nosotros. La polla de Tommy lo hizo. Porque Megan y yo estuvimos rodando juntos un par de veces, ¿sabes a lo que me refiero? Oh Dios. Prefiero no pensar en mi papá teniendo sexo. —Entonces, ¿se encontraba celoso? —Como un maldito toro. Siempre resoplando en mi rostro. Tocándola a mí alrededor, besándola. Asegurándose de que yo supiera que ella era suya, aunque no era probable que lo olvidara. —Entonces él fue el que no colocó a los hermanos antes que las chicas. Una fuerte risa sale de él y termina con una tos entrecortada. —Cristo Jenny. Me matarás diciendo mierda como esa. Se golpea el pecho y toma una larga respiración. Suena uniforme y suave, pero mi propia garganta y mis pulmones están adoloridos, haciéndome difícil el respirar. Espero a que continúe. —De todas formas. Decidió casarse con ella, entonces colocó alguna mierda loca en los estatutos del club. Esto fue antes de que hubiera una estructura real, ¿sabes? Nada realmente oficial, ninguna votación verdadera, no como las que ahora tenemos. —¿Qué tipo de locura? —Todos tenían que mirarlo cogiéndola y después acompañarlos. Eso se suponía que era para demostrar que pensaban que ella era digna de todos los presentes; entonces jurarían su lealtad y su protección. —Otra risa suena por debajo de su declaración. Esta vez sin toser. Solo una risa que retumba más fuerte
  • 30. Página30 con cada palabra, como si cada una sonara más estúpida que la última—. En ese momento, fue una patada en la cara. Pero solo imagina toda la escena, sentado allí al tiempo que Tommy martilleaba, mientras bajábamos nuestras cabezas o alguna mierda… Entonces su risa se interpuso en su camino para hablar, y eso lo hace sonar tonto, pero es difícil reír junto a él cuando puedo escuchar el silbido por lo bajo de su respiración. Él limpia sus ojos. —Maldito Dios. Pero me encontraba tan enojado. Me fui antes de que eso siquiera sucediera, solo no iba a ser parte de eso. A mi juicio, Tommy dejó que su polla tomara el control del club. Así que Thorne y yo nos fuimos. No fue mucho después de que el abuelo me dejara este lugar. Ha sido la casa de los Titans desde entonces. Eso es en lo que estoy pensando cuando no me encuentro pensando en ti. Así que finalmente estamos llegando a ello. —¿Crees que me enojaré si le dejas la propiedad al tío Thorne o al club? Porque no lo haré. —Jenny, es tuya. —Su tono me dice que no discuta. —Entonces todavía tendrán un hogar. Incluso si me voy. —Tal vez puedo rentar la casa—. Y si no me voy… bueno, el tío Thorne cuidará de mí. Sabes que lo hará. —Sí —dice mi papá suavemente, de acuerdo pero con reservas—. Jenny, Thorne no es joven. Y los Titans no son tan fuertes como una vez lo fuimos. No puedo decir nada. Ni una sola cosa. No puedo imaginar lo que le toma a él decir esas palabras. Y sé que son palabras verdaderas. El club no está recibiendo mucha sangre nueva y han estado perdiendo territorio. No a través de peleas o juegos de poder; solo se están escapando. Las articulaciones que antes eran exclusivamente suyas no lo son más. Tal como ésta taberna cerca de las afueras de la línea del condado, The Barracks. No hace mucho tiempo, era como el Wolf Den. Si pertenecías a otro club, te arriesgabas a una patada en el trasero, simplemente dando un paso en el interior sin el visto bueno de los Titans. Ya no es más así. Una mezcla alborotada de motociclistas, incluyendo los Eighty-Eight, ahora por lo general pasan el rato en The Barracks. Pero los Titans no fueron expulsados. Solo la dejaron ir. En su lugar, cuando los chicos no están afuera conduciendo, la mayoría pasan el tiempo en la casa club en el rancho. Pero hay un club que no se ha debilitado, y el calor se dispara debajo de mi piel mientras de repente me doy cuenta de a dónde se dirige con esto. Había hablado con Saxon. Saxon, quién ya me protegió una vez. Y quien es el presidente del club rival. Solo porque ya no hay resentimiento entre ellos —no lo hubo desde que Saxon suplantó a Tommy Burns— no quiere
  • 31. Página31 decir que mi papá no está provocando un serio problema aquí. ¿Cómo tomarán la noticia los Titans de que mi padre fue con Saxon para esto? Además... ya debe haber hablado con el tío Thorne al respecto, porque Thorne estuvo en el Wolf Den. No noté ningún enojo allí. En todo caso, el tío Thorne solo se encontraba preocupado. No haces esto para nadie a menos que lo quieras, ¿lo entiendes? No por tu viejo. No por mí. No por los Titans. ¿Qué iba a hacer? —Vamos a unificar los clubes —dice mi papá—. Los Titans, los Hellfire Riders. En la oscuridad, es probable que no pueda ver la forma en que miro boquiabierta. —¿Se puede hacer eso? —Si no lo hacemos, los Titans no durarán mucho tiempo. Thorne los juntará por un tiempo. ¿Pero cuando lo haga? Caerá en la mierda. Hemos conseguido buenos hombres, pero no hay mucha ambición entre ellos, y los que sí son ambiciosos no tienen mucho cerebro. Lo superarán muy rápido. Así que dime la verdad, Jenny, ¿cómo te sentirás teniéndolos en la propiedad después de que Thorne se haya ido? No tan bien. Conozco a todos los chicos. Me agradan muchos de ellos. Pero mi padre los estudió correctamente. Probablemente, va a terminar muy parecido a los cuarteles. Sin una fuerte presencia para guiarlos, los buenos serán poco a poco los que se alejen, y lo único que quedará será el caos. Solo que esta vez, ese caos no estaría fuera de la línea de condado, sino realmente cerca de casa. —¿Así que hablaste con Saxon? —Mi voz suena pesada—. ¿Te acercaste a él con esto? —Sí. Está dispuesto. No puedo creerlo. —Algunos de tus chicos se alejaron de los Riders cuando Lily se unió a ellos. Cambiaron a sus colores. ¿Él los recuperará? De ninguna manera. —Yo tampoco lo haría. Pero le dije que sabía lo que era largarse enfurecido, y sabía lo que era ver un cambio del club para mejor. Tal vez les dará una oportunidad. Tal vez ellos no querrán una. De cualquier manera, vendrán unos difíciles pares de meses. Pero Saxon no se meterá en problemas a cambio de esto. Él quiere la casa club y el uso de la tierra de ahí. Tan cerca. Él estará tan cerca. Trato de ignorar el nudo de nervios apretando en mi estómago. Nunca estuvo tan lejos. Pine Valley no es exactamente una enorme distancia desde aquí.
  • 32. Página32 Pero todavía no entiendo cuál es mi parte en esto, aparte de estar un poco más a salvo de los Eighty-Eight de lo que estaría sin la fuerte presencia de los Hellfire Riders tan cerca. —¿Está preocupado de que evitaré que los Riders se hagan cargo de la casa club? No lo haré. Puede tenerlo. —Eso no es por lo que se preocupa. Eso no es lo que me preocupa. Porque no es probable que Reichmann se arriesgue a conducir aquí al rancho, ¿pero cuando estás ahí fuera trabajando? ¿Conduciendo como lo estabas esta noche? Cuando me haya ido, Jenny, no hay conexión con la familia. Él pensará que estás desprotegida. —Pero Saxon dejará que cada uno sepa... —Simplemente digo que no es suficiente. No con hijos de puta como Reichmann y la forma en la que piensan de las mujeres. Si tiene tetas, entonces alguien la posee. Y si no es reclamada, ella es un juego gratuito y no pensará en llegar a ningún tipo de represalia. No de cualquier persona que tiene que temer, de todos modos. Casi no puedo respirar. —¿Qué estás diciendo? —Estoy diciendo que Saxon sabe por qué le estoy pidiendo esto, y que todo se trata de ti. Sobre asegurarme de que estés bien. —Su voz es sombría—. Y no solo quiere la casa club. Él quiere todo incluido. Pero eso depende de ti. Depende de mí. Todo incluido. Entonces, ¿qué es lo que quiere Saxon de mí? ¿Sexo a cambio de protección? Ahora sé por qué me dio un beso esta noche, después de todos estos años de no mostrar interés. Él probaba la mercancía. Me siento enferma. Lágrimas calientes obstruyen mi garganta. —Papi — susurro. —Todo depende de ti, Jenny —repite y sus fuertes manos envuelven la mías—. Pero siempre lo miras diferente que a otros hombres. Hablas diferente acerca de él. Y también sé que nunca lo habrías mirado demasiado tiempo, sin importar si querías. No en un Rider, y sin saber qué problemas podría resultar de ello. Así que pensé que valía la pena ponerlo delante de ti. Independientemente de si lo tomas, es tú elección. Mi elección. Para tener al hombre que he deseado durante tanto tiempo. Para estar a salvo. Excepto que no estaré a salvo. No realmente. Mi cuerpo no estará en tanto peligro, es verdad. Pero mi corazón lo estará.
  • 33. Página33 4 Traducido por Majo Madhatter & Melanie Reads Corregido por Erienne & Sapphire espués de una noche de insomnio, me levanto temprano. La sala de degustación abre hoy, así que renuncio a mis pantalones y camiseta habituales por una corta falda negra, una camiseta a juego sin mangas luciendo una estampa desgastada de Led Zeppelin, y unas botas negras que se atan en mis rodillas. Un disfraz, básicamente, pero uno que encaja con el tema de la cervecería —la cervecería Black Boots, sirviendo cerveza que patea traseros. Todo es un truco, pero uno al que dediqué un ridículo tiempo en investigar. Se vende particularmente bien con mi grupo demográfico elegido: jóvenes urbanistas que aprecian el toque humorístico del marketing, el que podría incluir a casi todos con los que fui a la universidad, y a la clase obrera de Joe que prefieren una cerveza artesanal. Black Boots. Pura, fiable, y completamente irónica. Solo la idea de renunciar hace que mi pecho sienta una opresión. He dedicado tanto trabajo en este lugar, desde la renovación de la granja para garantizar el préstamo para las salas de cocción de acero inoxidable de la cerveza, hasta las camisetas que vendo en la tienda. Esta cervecería empezó como mi bebé, la saqué de arrastrarse para levantarla sobre sus propios pies, y ahora se encuentra funcionando sin problemas. Alguien más podría manejarla. Pero es mía, y estoy tan jodidamente orgullosa de todo. No quiero verla en manos de otra persona. Si me quedo, estoy arriesgando más que solo mi negocio. Estoy arriesgando mi vida. También mi corazón. Un corazón que se siente tan pesado como el plomo mientras desbloqueo las puertas. Tengo un par de horas antes de abrir para los clientes, pero hay trabajo más que suficiente para llenar el tiempo. Jamás hay dos lotes que sean iguales, así que monitorear el progreso a través de la elaboración de la cerveza y la fermentación es una parte fundamental del trabajo. D
  • 34. Página34 Cuando doy recorridos, las personas siempre me preguntan cuál es la parte más importante del proceso. A la mayoría, solamente les gusta la cerveza y son curiosos, pero algunas veces la pregunta viene de cerveceros caseros. Algunos no le dan la importancia que toca, que no hay un factor más importante que otro. Inclusive la variación más pequeña puede crear cambios significativos en el sabor y en la calidad. Así que después de explicarles, digo que mientras empiecen con buenos ingredientes, después vienen dos cosas: la temperatura y el tiempo. Demasiado calor o demasiado frío, dejarla reposar demasiado tiempo o no lo suficiente, y el lote se echa a perder. Hoy soy como una cerveza que va mal. A media mañana, me encuentro acalorada como el infierno, de mal humor y deseando que Saxon aparezca para poder decirle exactamente lo que pienso de su acuerdo general. Luego imagino todas las cosas que le haría en mi cama y ese acuerdo empieza a lucir bastante bien. Después de un rato, estoy fría de nuevo, al pensar en ser negociada como algún pedazo de propiedad, incluso enojada con mi padre, porque dijo que así era como trataban a las mujeres los Eighty-Eight, y no veía ninguna diferencia en lo que Saxon proponía. Luego me sentía ingrata y como la mierda, porque solo quería verme a salvo. Cuando el tiempo en el reloj marca las seis, me encuentro de nuevo acalorada y amargada, e irritada por un grupo de chicos que están tomándose un bonito tiempo escogiendo sus mini barriles. Uno de ellos se halla paseando por la barra, dirigiéndose hacia las pintas de cerveza para probarlas, y flirteando conmigo. No es bueno en eso, y cuando comenta sobre los sabores se porta jodidamente condescendiente, sin imaginarse que la pequeña chica detrás del mostrador no es solo algún mono entrenado para vender cerveza, sino que en realidad es la que maneja todo este negocio. Me está preguntando a qué hora cierro la tienda cuando escucho el distintivo estruendo de una Harley-Davidson viniendo por el sendero. Me siento lo suficiente malvada como para disfrutar la inquietud que provoca en los chicos de fraternidad cuando Saxon entra, un gran motorista con su parche de “Presidente” bajo la etiqueta del club y nombre de carretera. The Wolf. El maldito gran lobo malvado, chicos. No sé si pueden leer los otros parches. No lleva muchos. A diferencia de algunos motoristas que cubren la parte delantera de sus chalecos con cualquier cosa con la que se encaprichen además de los parches que han ganado, Saxon es bastante claro, lo que me dice que los que usa significan mucho. El cráneo y la bandera pirata son por Timothy Reichmann. Tal vez, no tuvo la intención de matarlo con esa bota en la cabeza, pero lo hizo, y obviamente no se arrepiente. Usa ese parche justo debajo de su diamante del uno por ciento. Un gran parche con las siglas del club adorna el lado inferior izquierdo de su chaleco.
  • 35. Página35 Que se joda el mundo. Es mi favorito. Y es como me siento en estos momentos. Sus oscuros ojos azules atrapan a los míos y es como si todo el día regresara a la vez. Frío. Caliente. Necesidad. No quiero que vea el dolor que lo acompaña y regreso mi atención al chico degustando la cerveza. Se encuentra en silencio, y estoy agradecida de que la presencia de Saxon parece apurarlos por irse a casa, a pesar de no hacer nada, solo mirar un poco alrededor de la tienda. Su primera vez aquí. Mientras los chicos de fraternidad se encuentran llenando el formulario de depósito del barril, le lanzo una fría cerveza. Me ofrece un brusco agradecimiento cuando le doy la cerveza, y su mirada se desliza desde los dedos de mis pies antes de regresar a mi rostro. Dios. Un hombre no necesita coquetear cuando observa a una mujer en la forma en la que Saxon me está mirando. Tampoco me ha visto antes vestida así, me doy cuenta. Es posible que no haya visto mucho de mis piernas desde el día en que Reichmann me atacó. Obviamente, le gusta lo que ve. Tal vez ya está pensando en que son suyas. Dos piernas, incluidas como parte del acuerdo general. Ira renovada se añade al calor construyéndose. Regreso al mostrador y termino de marcar la venta, lanzando unas pocas camisetas de cortesía, porque sin importar cuán irritantes puedan ser los chicos universitarios, si se encuentran caminando en los alrededores usando mí logo, es publicidad gratuita. La campanilla en la puerta suena mientras se van. Me quedo en el mostrador, cerrando el registro, muy consciente de cada paso que acerca más a Saxon. Con cuidado, coloca su cerveza en la barra. Apenas ha bebido. —¿Hablaste con tu papá? —Lo hice. —Es cortante. No me importa. Estoy ardiendo y avivando las llamas, porque si no lo hago solo quedará el dolor—. Suena como si ustedes dos tienen todo planeado. Está en silencio por un segundo. —Solo si lo deseas. —¿Si lo deseo? —Saco de un tirón la caja registradora y cierro de golpe el registro antes de dirigirme hacia la barra. Los vasos traquetean al tiempo que tiro su cerveza y meto el vaso en el lavavajillas—. Puedes quedarte con la sede del club, las cabañas en la propiedad. Lo solucionaremos con un contrato de arrendamiento. Su garganta se mueve. Aparta su mirada y hay algo que no puedo leer en su rostro. No solo está su habitual estoicismo. La dureza en su expresión más
  • 36. Página36 marcada que nunca, pero hay una grieta, por lo tensa de su mandíbula y en el aplanamiento de su mirada. —Si es lo que quieres. —Lo es. Y me lo pagarás cada mes en mi cama. De pronto, sus ojos se encuentran de regreso hacia mí, intolerante y peligroso. —¿Que haré qué? —¿Qué? —Le devuelvo la mirada, los ojos bien abiertos—. ¿Me estás diciendo que el venderte a ti mismo no se siente tan bien? Porque que te digan que seré protegida a cambio de follar contigo se siente bastante como la mierda. —¿Un intercambio? ¿Eso es lo que piensas que estoy pidiendo? —Oh, mi padre lo explicó. Quieres el acuerdo general. La sede del club y la tierra de ahí fuera. Y me estarás reclamando, de esa forma es menos probable que Reichmann intente algo. —Mi pecho levantándose mientras me asomo desde detrás de la barra—. Como si fuera solo otra cabaña en la propiedad y estuvieras marcando las paredes. —¿Marcando las paredes? —Ahora también está enojado, y cuando viene hacia mí no hay ningún lugar a donde ir, haciéndome retroceder contra el mostrador delantero y enjaulándome con sus poderosos brazos. Dientes apretados, se mete en mi rostro—. Si estuviera marcándote, Princesa, estaría masturbándome por todo tu pequeño y dulce trasero. No, a la mierda lo de masturbarse. Ya lo he hecho demasiado pensando en ti. Así que enterraré mi polla en tu interior, después cogeré tu coño profundo y duro, y cuando finalmente esté listo para terminar, saldré y después te marcaré. No hay posibilidad en el jodido infierno. Abro mi boca para decirle pero no me da tiempo ni siquiera para tomar un respiro antes de que esté sobre mí, un beso como el fuego y sabiendo a cerveza. Maldito sea. Lo deseo demasiado y no puedo luchar con esto. Pero lo intento, aunque me encuentro rodeada. Es tan grande, su cuerpo como un muro. El mostrador se halla detrás de mí. Desesperada, muerdo su lengua. Aparta su cabeza y gruñe mientras me da la vuelta, inclinándome sobre el mostrador, empujándome hacia abajo con su antebrazo en mi espalda. Su dura polla encajada contra mi trasero. Su boca está caliente en la parte trasera de mi cuello. —¿Quieres que sea así entre nosotros en lugar de como yo lo ofrecí? ¿Quieres que te pague con una cogida? A mí no me importa. Te tomaré de cualquier forma en la que pueda hacerlo. Sube tu falda y te meteré mi pago. Mis manos se encuentran apoyadas a mi lado. Él podría llegar a mi falda más fácilmente. Pero me doy cuenta a dónde quiere llegar. Será mi elección. Si lo quiero así, solo tengo que hacer lo que dice. Entonces, tal vez me coja hasta que
  • 37. Página37 toda esta ira y el dolor desaparezcan. Pero no importa si desaparecen. Porque también lo tomaré de cualquier forma en la que pueda hacerlo, y siempre he sabido que tenerlo jamás sería fácil. Esperando el infierno, tiro más arriba del corto dobladillo de mi falda. En su lugar, llego al cielo. —Mierda. —Saxon exhala la palabrota. Sus dedos son suaves, deslizándose sobre la curva de mi trasero, trazando el borde del encaje de mis bragas negras, y de repente se está riendo—. Jenny, me pones de los nervios. Me cabrea tanto que pienses que es por esto que estoy aquí. Pero ahora que te tengo inclinada, la verdad es que me encantaría ver mi semen pintando este trasero. Jesús, podría marcarte toda la noche. La presión contra mi espalda se afloja. Me da vuelta para enfrentarlo antes de sentarme en el mostrador, la superficie fría debajo de mis muslos. Me doy cuenta de que no va a cogerme después de todo y es demasiado. En un instante, todo se acumula. El cáncer de mi papá. Este día de mierda. Tener a Saxon tan cerca pero sin que me pertenezca, y me encuentro luchando tan fuerte para no llorar. Luchando y perdiendo. —Shh. —En voz baja, me está besando suavemente—. Sé que todo ha sido duro para ti. No quería ser tan crudo. Pero soy un tipo rudo. Estarías mejor con alguien como uno de esos chicos que recién se fueron. Uno que será un abogado o alguna mierda. La idea casi me hace reír. Conozco muchos chicos como esos. No todos son tan irritantes como los de la fraternidad. La mayoría son decentes, algunos inclusive inteligentes, graciosos y sensuales. —No son lo que quiero. —Entonces, ¿qué es lo que quieres? Tanto. —No quiero perder a mi padre. No quiero preocuparme por los Eighty-Eight. Ni mudarme lejos. Suavemente, sus manos acunan mi barbilla e inclina mi cabeza hacia atrás hasta que mis ojos se encuentran con los suyos. Son oscuros, intensos, y muy serios. —No puedo darte todo eso. Pero Jenny, lo que pueda, te lo daré. Sin importar si me aceptas o no. Un acuerdo general. No sé cómo contestar. Tal vez no necesito hacerlo. Su pulgar roza mis labios temblorosos y baja su cabeza, su boca atrapa la mía, y de repente, me dan ganas de llorar otra vez. Esta vez no por el dolor, sino porque está justo aquí, sus músculos como el acero y su beso agitando un incendio en mi interior, quemando el dolor y la duda y dejando nada más que la necesidad. Se
  • 38. Página38 acerca más, tirando de mí hacia él hasta que mi trasero se encuentra en el borde del mostrador y mis piernas se hallan envueltas alrededor de su cintura. Gimiendo, me recuesto, apoyando mi peso sobre mis codos y viene conmigo, su cuerpo pegado al mío. Presiona su polla entre mis muslos y no puedo detenerme, me encuentro presionando en respuesta, montando el borde duro de su erección y deseando que no estuviera cubierta por tela, deseando que ya estuviera en mi interior. De repente, levanta su cabeza, su respiración áspera. —Oh Jenny, mierda. Quise ser dulce. Pero no lo soy. Tal vez no. Pero es el placer más dulce que jamás he conocido. Ferozmente, de nuevo lo atraigo hacia mí. —Es exactamente lo que necesito. Alguien rudo. Alguien que lime todos los bordes dolorosos. Pero no cualquiera. Solo Saxon. Su boca toma la mía de nuevo y esta vez está frenando su hambre. Saborea mis labios, mi garganta, y luego va levantado mi camisa y chupa fuerte mi pezón mientras su mano izquierda se presiona entre nosotros. Sus dedos encuentran el encaje empapado por mi excitación y gime contra mi pecho antes de levantar su cabeza. —Estás tan jodidamente empapada. —Su voz se profundiza—. Dime que es todo mío. Sus dedos se encuentran siguiendo la forma de mi coño a través del encaje y apenas puedo formar un pensamiento coherente, mucho menos palabras. Me acerco aún más, montando su mano, y mi respuesta surge como un gemido. — Tuyo. Suyo. Por tanto tiempo. —Entonces me lo comeré todo. —Sus ojos brillan hacia mí y baja su cabeza de nuevo, suavemente pellizcando mi pezón entre sus dientes al mismo tiempo que sus dedos se deslizan por debajo del borde de mis bragas. Grito, arqueando mi espalda. Saxon gime y chupa fuerte mi carne sensible, sus dedos acariciando todo mi coño empapado y haciendo círculos en mi clítoris—. Dios, Jenny. Estás más húmeda. Incluso si te lamo, seguirás mojándote más para mí, ¿no es cierto? Y aún más cuando esté en tu interior. No puedo esperar a sentir ese jugoso coño deslizándose por toda mi polla. Deslizándome. Ahogándome. Me encuentro tendida al lado del registro en mi sala de degustación, la falda subida alrededor de mi cintura, y Saxon tomando la entrada de mi coño con sus contundentes dedos, sus dientes tirando de mi pezón hacia un punto ardiente. La puerta todavía se halla desbloqueada y ni
  • 39. Página39 siquiera me importa, deja que todo el mundo entre, pero que no se detenga en lo que está haciendo. Mi cuerpo se aprieta sin control cuando empuja su dedo más largo lo más profundo que puede. Oh, Dios. Mis caderas se sacuden, el movimiento lo empuja con más fuerza en mi interior, su pulgar frotando sin piedad mi clítoris y estoy mordiendo la palma de mi mano para evitar gritar. Me encuentro tan húmeda. Puedo escuchar los exquisitos sonidos resbaladizos de su dedo bombeando en mi interior por encima de los ruidos que emito, pequeños gruñidos salvajes y gemidos que no puedo detener. Se encuentra mirándome al rostro, sus ojos azules intensos viendo lo que no puedo ocultar. No soy así. Jamás he sido así. Si alguien más me toca me congelo, pero con él soy un volcán, el calor y la presión aumentan tan rápidamente, con temblores de necesidad vibratorios a través de mi carne ardiente. Estoy consiguiendo una explosión, y la he tenido antes. He usado juguetes y vibradores y mis propios dedos. Pero no fue como esto. Solo tiene un dedo en mi interior y me siento tan llena, más completa de lo que jamás he estado, aunque algunos de mis juguetes son grandes. La sensación de algo llenando mi coño nunca se ha sentido tan vívida antes. Nunca me he sentido así de viva. Cada bocanada de aire es más dulce, mi piel se tensa, como si mi cuerpo apenas pudiera contener el placer devastador que se está construyendo en mi interior con cada embestida de su mano. De repente, me siento abrumada. Todos estos años. Años de citas desastrosas y todas esas noches de regreso a mi cama vacía, donde imaginaba que cada consolador era la polla de Saxon, y cada vibrador era su lengua contra mi clítoris. Pensé que eso era placer, pero comparado con la realidad de su toque esas sensaciones eran tan débiles, casi nada, y de repente todo lo que vino antes se percibe sin sentido y sin valor. Me encontraba bien. Satisfecha. Contenta. Ahora sabiendo de lo que me perdía, jamás lo estaré de nuevo. No sin él. No es algo que quiera experimentar. El repentino dolor en mi corazón concede un borde afilado al placer, pero incluso mejor a cualquier dolor sentido antes. Mi respiración se convierte en sollozos desesperados. Los músculos internos de mi adolorido coño lo aprietan más y más fuerte, mi cuerpo serpenteando más alto con cada embestida resbaladiza, cada deslizamiento de su pulgar sobre mi clítoris. Una cogida de dedo en mi cervecería y estoy arruinada, arruinada, y ni siquiera me importa el porqué me quiere ahora. Solo necesito que me coja más duro. Se está ralentizando un poco. —¿Te encuentras bien?
  • 40. Página40 Sin poder detenerla, mi cabeza se sacude en un no, pero por la razón equivocada. Está desacelerando, y no puedo soportarlo. Me las arreglo para decir sin aliento—: No te detengas. No lo hace, pero sigue siendo cuidadoso, sin dejar de mirarme, y su voz es áspera y baja. —¿Te trae malos recuerdos? Entiendo su pregunta. No sé si vio lo que Reichmann me hizo ese día, pero me escuchó testificar en la corte, oyó cada detalle de cómo el bastardo metió sus dedos en mi interior y me hizo sangrar. Esto no es lo mismo. Jamás podría ser lo mismo. Pero el hecho de preguntarme, es porque vio mi dolor. Estaba preocupado. Sacudo mi cabeza y mi respuesta casi se me escapa. Lo siento. Pero no voy a disculparme. Nunca más. Y nunca me lamentaré. Sin importar que termine lastimándome. Si me destrozo, recogeré después las piezas. Por ahora, me quedaré con el dolor en mi corazón, y amaré los bordes afilados que hacen que mi cuerpo entero se sacuda con éxtasis, con una necesidad tan fuerte y tan brillante como un diamante. La tomaré y lidiaré con ella. Lo miré, mi pecho elevándose en respiraciones irregulares, mis pezones enrojecidos por las ásperas atenciones de su boca. Audazmente mis manos toman mis pechos, mis pulgares chasqueando sobre mis picos tensos, y cada pequeña provocación parece tirar de cada nervio entre mis puntas endurecidas y mi coño empapado. La preocupación de Saxon se desvanece. Un hambre cruda la reemplaza. Otro dedo contundente se desliza en mi interior para unirse al primero, empujando profundamente. Sin poder hacer nada, gimo su nombre, asaltada por el insoportable placer y el ardor punzante de su invasión. Ahora estoy muy llena. Ninguno de mis juguetes me estiró así, y ninguno hace que levante mis caderas, buscando más. —Jenny, así. Mierda. —Con una mano bombeando en mi interior, agarra fuertemente mi muslo y empuja mi rodilla hacia mi hombro, abriéndome de golpe. Todavía estoy usando mis bragas y el encaje que se halla entre mis piernas se extiende apretadamente junto a sus dedos penetradores y se encuentra empapado con mi excitación. Mira sus dedos hundiéndose en el calor de mi estrechez, sus dientes apretados, su rostro una máscara de tensión—. Mírate. Sin temor. Solo tan jodidamente sensual, y tan malditamente apretada. Va a tardar una eternidad meter mi polla en tu interior. La tela presionando en la gruesa cresta de su erección. Necesito esa dura
  • 41. Página41 longitud en mi interior. —Saxon, por favor. Ahora. Mi súplica sin aliento es contestada por un gruñido posesivo y se inclina. Todavía mantiene abiertas mis piernas, con mis botas por encima de mi hombro, y mientras se agacha para reclamar mi boca, la presión de su peso entre mis muslos, empuja su fuerte mano contra mí, en mi interior. Caliente y profundo, me besa, me encuentro temblando y al borde cuando levanta su cabeza. —¿Tomarás todo de mí? —Sus dedos se presionan más profundo al tiempo que pregunta, y grito, empujándome de nuevo contra él—. Jenny, dime. ¿Quieres mi boca, mis manos, mi polla? Solo puedo jadear un sí y mis dedos se deslizan entre nosotros, porque ha dejado de trabajar en mi clítoris y me encuentro tan cerca. Tan cerca. Pero me atrapa, enganchando mi muñeca y retira mi mano, mis dedos resbaladizos por mi excitación. —Princesa, eso es mío —me advierte y su boca caliente se cierra alrededor de mis dedos, chupando mis jugos—. Mi polla es toda tuya. Este coño es mío. Frustración mordaz me invade. —Entonces quiero tu polla ahora. Sonríe. —Es tuya, pero no dije que podías decidir sobre ella. —Seguramente decidiste qué hacer con mi coño. —Lo hice. —Como para enfatizar su respuesta, hunde sus dedos en mi interior de nuevo, su pulgar frotando mi clítoris—. Porque soy más grande, más fuerte, y la primera vez que te coja no va a ser en este mostrador. Así que solo te voy a comer y verte venir. Oh, Dios. —Entonces dejaré que mantengas tu polla dentro de tu pantalón. Se ríe, un ruido sordo que se disuelve en un gemido cuando lame mis dedos de nuevo. De pronto, suelta mi muñeca y se desvía hacia la parte inferior de mi muslo, manteniéndome abierta con mi rodilla contra mi hombro. Un gemido se me escapa mientras sus dedos se deslizan fuera de mi coño y agarran la cintura de mi ropa interior, arrastrando el encaje hacia abajo de mis caderas. Pero no pueden ir muy lejos, no con mis piernas abiertas, hasta que empuja mi rodilla derecha hacia mi hombro y me siento doblada por la mitad, expuesta, y de repente inestable. Luego inclina su cabeza, su boca toma posesión de mi carne necesitada y no puedo sentir más que a Saxon saboreándome, su lengua deslizándose entre los labios de mi coño en largas y grandes pinceladas, como si mi sexo tuviera el sabor del helado y se negara a desperdiciar una sola gota cremosa.
  • 42. Página42 Lentamente, lame un camino desde mi entrada hasta mi clítoris, ignorando mis súplicas para que vaya más rápido, más duro. El agarre de sus grandes manos en mis piernas es férreo, intento luchar contra ellas, no para soltarme sino que apenas puedo respirar, apenas puedo pensar. Mis rodillas se levantan y se extienden, estoy completamente abierta para él y ahora se encuentra metiendo su lengua en mi interior, luego deslizándola para tocar mi clítoris antes de empezar de nuevo. Las sensaciones son tan intensas, azotes de placer desollando mis nervios, y me encuentro desesperada por aliviar la presión construyéndose. Me retuerzo y grito pero sus manos me aprietan, empujando a mis piernas más alto, hasta que mi rodilla izquierda golpea el registro. La posición estira los músculos de mis muslos internos, y cuando bajo la mirada a la falda agrupada en mi cintura, veo a Saxon mirándome, sus azules ojos fijos en mi rostro. Sostiene mi mirada mientras su boca se aferra a mi palpitante clítoris. Chupa fuerte en el resbaladizo paquete de nervios, y es todo lo que necesito. El orgasmo me golpea como un camión con exceso de velocidad y grito, inclinándome hacia atrás y apretando mi coño. Vagamente soy consciente de los cristales rompiéndose cuando el barrido convulsivo de mi mano tira una exhibición de vasos de chupitos al suelo, pero el sonido es nada en comparación con el gemido de satisfacción de Saxon. Continúa lamiendo pero no puedo soportarlo, ahora estoy demasiado sensible. Cada golpe de su lengua es el cielo y el infierno, y dolor y placer. —No puedo. —Mi respiración entra en sollozos desiguales por la pura intensidad, empujo su cabeza, mis dedos enroscándose en su grueso cabello—. No puedo. Más no. Él se aparta de mí clítoris pero no levanta la cabeza aún, lamiendo suavemente la longitud de mí abertura, como si no estuviera dispuesto a renunciar a sus reclamos de la humedad que ha sacado de mí. Su lengua se sumerge en mi núcleo y otro temblor atraviesa mi cuerpo. —Jodidamente increíble—dice con voz ronca, su boca caliente contra la cara interna de mi muslo. Presiona un beso en la extremidad temblorosa antes de elevarse sobre mí. Todavía estoy temblando cuando me hala hasta sentarme y me tira al borde del mostrador de nuevo, envolviendo mis piernas alrededor de sus caderas, mi carne caliente presionada contra la dura erección detrás de su bragueta. Su boca se encuentra con la mía y el beso es lento, un dulce incendio, su barba un cepillo suave en mi barbilla. Mis labios se aferran a él cuando finalmente levanta la cabeza, su mirada azul en busca de mi cara. Debo lucir medio borracha. Me siento como yo, mi cuerpo cálido y líquido, intoxicado por el éxtasis erótico y su proximidad.
  • 43. Página43 Él esta duro como una piedra contra mí, pero no es deseo lo que afila las líneas de su rostro ahora. Intenso propósito llena su mirada. —Te dije que sería así entre nosotros. Tan malditamente ardiente. —Sí. —Mi respuesta sale en un suspiro tembloroso. Sus fuertes dedos agarran mi barbilla. —Ahora tal vez me dirás por qué crees que te estoy pidiendo que te prostituyas a cambio de protección. Mi corazón se aprieta. Lo hizo de nuevo. Anoche prometió hacerme gritar la respuesta que quería, y yo me había visto forzada a hablarle sobre los Eighty-Eight. Ahora me hizo gritar. Probablemente aún puede saborear el sabor de mi coño en su lengua y ya está exigiendo respuestas que no quiero dar. —Mierda —gruñe la palabra y de repente está en mi cara, obligándome a inclinarme hacia atrás hasta que me agarro de su bíceps por apoyo—. Y ahora tienes algo más en la cabeza. Dime qué diablos estás pensando que te hace ver como si acabara de patear a tu perro. Mi garganta duele. —No sé lo que quieres, Saxon. Solo sé qué en todos estos años, nunca me has tocado. Ahora la casa club y la propiedad están sobre la mesa y de repente lo haces. Y creo que lo que sea que quieres, usas el sexo para convencerme de estar de acuerdo. —Malditamente correcto, voy a usar el sexo. Voy a usar cualquier cosa que tenga para obtener lo que quiero. —Sus dedos en mi barbilla se aprietan mientras intento apartar mi rostro, mis labios temblorosos, pero él me obliga a encontrarme con su solemne mirada. Su voz se vuelve áspera—. Lo que quiero, Jenny, es a ti. Quiero la casa club, también, pero es por los Riders, y lo haré de la manera habitual. Alquiler, arrendamiento, lo que sea. Podemos mantenerlo aparte. Pero yo te quiero para mí. Esas palabras están tan cerca de lo que he soñado que no puedo confiar en que sean reales. —¿Me quieres para qué? ¿Por cuánto tiempo? Inclina su cabeza, estudiándome. —¿Qué te dijo Red? —Que quieres todo el paquete. La casa club y a mí. —Entonces entiende lo que quiero bastante bien. Quiero llamarte mía, Jenny. ¿Necesitas que te explique eso? No. He estado alrededor de los clubes suficiente tiempo como para saber lo que significa. Mi respiración se traba. —¿Me quieres para ser tu mujer? No quería serlo. A algunas mujeres les gustaba ser propiedad de un motociclista y eso significa que sus hombres tienen absoluta confianza en ellas.
  • 44. Página44 Pero la lealtad al club viene antes que todo y no voy aponer a ningún club antes de alguien a quien amo. —Me importa una mierda si lo eres. —Saxon no aparta la mirada—. No digo que no me encantaría verte llevar un parche diciéndole a todo el mundo que me perteneces, o que no me sentiría como un rey cada vez que alguien lo vea. Pero te dije que esto no es sobre los Riders. Es sobre tú y yo. Y te quiero en mi cama todas las noches, o quiero estar en la tuya. Si tienes problemas, quiero ser el primero al que llames. Quiero ser el único hombre al que mires, porque serás la única mujer que miraré. Y lo quiero para un infierno de mucho tiempo. Oh, Dios. Es todo lo que quiero. Solo tengo que confiar en él. Pero es tan difícil de creer. —No lo querías antes. —¿Eso piensas? —La respuesta es mordaz, una nueva tensión endurece su cuerpo y hay un brillo peligroso en sus ojos. Pero a pesar de que lo he enojado, él sostiene de vuelta—. Princesa, tampoco estabas llamando a mi puerta. Dios. Mi garganta está áspera cuando digo—: Sabes que no podía. —Sí. Lo sé. —Su voz se suaviza—. Y sé exactamente lo qué habría pasado si hubiera llegado a ti cuando quería. Y lo quería desde el día en que me encontraba sentado en mi celda y abrí tu carta, Jenny. Pero todas las razones por las que no podía se hallaban en cada disculpa que escribiste. Si hubiera venido a ti, te habrías preocupado, por la mierda que empezó cuando saliste antes de tu territorio. Hubieras tenido miedo de lo que podría agitarse entre los clubes, y los dos sabemos que Tommy Burns habría conseguido a Red sobre ti. No sabía eso. No estaba tan familiarizada con el presidente anterior de los Hellfire Riders. Pero teniendo en cuenta lo que mi padre dijo sobre él la noche anterior, Saxon probablemente tenía razón. Burns no habría dejado pasar la oportunidad de alardear a mi padre que uno de los Riders se encontraba follando a su hija. La mala sangre no se apagó entre los clubes hasta que Saxon se hizo cargo. Pero incluso ahora todavía hay tensión, en su mayoría, a causa del resentimiento sobre Lily y los colores de la ropa de los Riders. Su pulgar rozó mi labio inferior mientras continuaba—: Sabía que tenías dos opciones: salir a escondidas conmigo o sacarlo al aire libre, arriesgarte y causar problemas. Y no eres Julieta, tonteando con Romeo, como si ella tuviera pis por cerebro y ningún respeto por su casa. Eres leal. A tu padre, sino a los Titans. Así que él me tenía calada. —Tampoco eres Romeo. —Porque no soy un niño. No quiero poner esa mierda sobre ti y obligarte a elegir entre Red y yo. Sabía que si hubiera ido a ti, me habrías dicho que no podías estar conmigo. Y eso me hubiera destrozado. Ofrecerme todo lo que quería y no tomarlo.
  • 45. Página45 No tomarlo ahora también me va a destrozar. Sus dedos agarran mi barbilla de nuevo, como si pensara que voy a intentar escapar de sus siguientes palabras. —Pero te diré esto: últimamente he pensado en lo que pediría. En ver si podemos hacer esto sin derramar la sangre de mis hermanos por ello. Así que planeaba hablar con Red, porque si se trata de él, sabes que no causaría problemas. Resultó que él vino primero y vi una oportunidad que nunca tuve antes. ¿Crees que no voy a tomarlo? ¿Como por el jodido principio? No soy tan honorable, Princesa. Lo es. A su manera. Si no, no estaría aquí ahora. Pero su honor nunca estuvo en duda, y escuchar que me quería como yo lo quiero a él debería haber borrado todos mis temores, pero en cambio, solo los aumentó. Porque ahora tengo algo que nunca tuve antes: esperanza. Por primera vez, creo que Saxon podría ser mío. Pero temo que podría querer más de lo que está ofreciendo y no puedo esconder mi incertidumbre de su mirada inquebrantable. —No estás segura. —Observa rotundamente. —¿Cómo puedo estarlo? Ni siquiera hemos... —Salido, iba a decir. Pero eso es tan estúpido. Debió adivinar a dónde me dirigía. Sus ojos se estrecharon. —¿En serio crees que hay algo importante que no sabemos uno del otro ya? O ¿Que este cariño hacia ti es repentino? ¿Que solo estoy hablando dulce ahora? —No. —Si promete estar en mi cama cada noche, estar ahí cuando llame, sé que va a cumplir esas promesas—. ¿Qué pasa si no funciona? Se puede poner feo, especialmente ahora que estás intentando juntar los clubes. —Se va a poner feo de todos modos. —Su rápida sonrisa no suaviza la determinación de hierro en sus ojos—. ¿Pero tú y yo? Eso funcionará. Porque me dejaste llegar hasta este punto. Ahora, haré lo que sea para mantenerte aquí. Donde tendría todo lo que quiero. Solo tengo que tomarlo. Solo tengo que arriesgar mi corazón. No tan fácil de hacer. Este hombre podría destruirme, y no creo que lo sepa. Tengo miedo de hacérselo saber. De modo que simplemente miro hacia él, la esperanza y el miedo librando una dolorosa batalla dentro de mí. La esperanza comienza a ganar cuando de pronto sonríe. —Veo que tendré que convencerte. —Me besa en la boca rápidamente y enlaza sus dedos con los míos, tirándome fuera de la encimera—. Tomemos un paseo.
  • 46. Página46 5 Traducido por Gasper Black & Just Jen Corregido por Valevilchez & Erienne iego un poco cuando veo la motocicleta de Saxon. Tengo muchas ganas de viajar con él, pero mi braga se encuentra empapada y ésta pequeña falda no me protegerá de la arena del camino o del calor de su motor. Saxon no parpadea cuando digo que necesito llegar hasta la casa y cambiar mi ropa. Solo asiente y enciende su motocicleta mientras subo a mi camioneta. No hay un cálculo de cuántas veces he oído a los hombres, motociclistas o no, discutir en contra de una mujer que toma un par de minutos extra para estar lista, descartándolo por considerarlo algo trivial o una pérdida de tiempo. Pero Saxon ni siquiera me pide que le explique por qué o trata de convencerme de que la ropa que uso se encuentra muy bien, y aprecio que cuando le digo que hay algo que necesito hacer, simplemente me espera a que lo haga. Algo tan simple, pero importante. Porque si Saxon y yo le damos una oportunidad a esto, habrá muchas ocasiones en las que tendré cosas que necesitaré hacer: cuidar a mi papá y trabajar en la cervecería, solo para empezar. Y sabemos mucho uno sobre el otro, pero no conocemos las pequeñas cosas como ésta, y por lo que puedo decir, a menudo estas pequeñas cosas unen o desunen a una pareja. La motocicleta de mi papá no se encuentra su lugar habitual en frente de la casa. Puesto que nada se solucionó con Saxon, la ausencia de mi padre es un alivio. No me encuentro muy segura de lo que le diría. Invito a Saxon a entrar, pero espera afuera con su motor apagado. De alguien más, eso podría haber sido una sutil indirecta para apresurarme; de Saxon, es simplemente respeto. Este no es solamente mi lugar, sino que también pertenece al presidente de los Steel Titans. Cualquiera que sea el acuerdo que trabajan entre los clubes, esto aún es territorio de los Titans. A pesar de que Saxon se encuentra aquí por invitación, estacionar su motocicleta y entrar en la casa, se encuentra muy cerca de declarar que está echando a mi padre, así que, sé que se abstendrá hasta que la invitación provenga de mi papá, en su lugar. N
  • 47. Página47 Frunce el ceño hacia su teléfono cuando salgo con un pantalón, mi chaqueta de conducir y guantes. Su oscura mirada echa un vistazo por mi longitud, deteniéndose en mis pies. Los puños de mi pantalón de corte recto cubren la parte superior de las botas de vaquero de color rojo. Con una punta redonda y tacón de madera, que fueron diseñadas con otro tipo de conducción en mente, pero que también son geniales en una motocicleta. Encuentra mis ojos. —Bonitas botas. —Son buenas para patear traseros —le digo, pero a pesar de las palabras audaces, de repente me encuentro nerviosa. Mi ansiedad no escapa a su atención. —No te acostumbras a la idea de que esté en tu sitio. —No me acostumbro a la idea de cualquier hombre estando en mi sitio — replico. Su sonrisa es amplia y lenta. —No debería gustarme esa respuesta tanto como lo hace —me dice, luego, hace gestos hacia la corta distancia hasta el asiento detrás de él, invitándome a sentarme—. Tu recepción móvil aquí es una mierda. Peor que la mierda, normalmente. Me pongo mi casco. —Y es aún peor al final de la casa club de la propiedad. ¿Eso es un motivo de ruptura? Le tomo el pelo, pero su respuesta es rápida y seria. Engancha mi cinturón y me acerca. A pesar de que se encuentra sentado en su motocicleta, nuestros ojos están casi a la misma altura. —Princesa, nada va a romper este acuerdo. Nada. —Espera un segundo para dejar que eso se hunda, luego suelta mi cinturón y me da una nalgada—. Ahora sube. Y deslízate muy cerca, porque tus piernas en ese pantalón son lo más sexy que vi en mi vida, y las quiero estrechándome con fuerza. Sonrío y balanceo mi pierna sobre la espalda. Mi nerviosismo se disuelve. De repente, me alegro de encontrarme detrás suyo y que no pueda ver mi rostro, porque la emoción que sustituye a la ansiedad es cálida y plena, y revelaría demasiado. Es extraño tenerlo aquí. Pero también se siente tan bien. Dios, sus abdominales son como el acero cuando deslizo mis manos debajo de su chaqueta para agarrar sus costados. Nunca lo he visto sin camisa, pero mis dedos me dicen que cuando lo haga, voy a mirar tabletas de músculo y un paquete de seis que podría hacer llorar a los ángeles. —Sabes —lo llamo mientras aprieta lentamente el acelerador—, ¡podríamos solo ir arriba a mi habitación! No puedo oír su risa, pero siento el temblor de ella que se une a la vibración del motor. Su gran mano baja para apretar mi muslo antes de volver al manillar. Gracias a mi casco no puedo llegar tan cerca como quiero, no puedo descansar mi