1. I
1.1. El concepto de franquicia.
El vocablo franquicia posee múltiples usos, aunque hay que decir que todas las
acepciones se encuentran relacionadas. Se trata, por ejemplo, del permiso que le
otorga a alguien los derechos para explotar un producto, una marca o una
actividad. Esta concesión la puede dar una compañía a uno o más individuos en
un área específica.
Las posibilidades del emprendedor a la hora de escoger una franquicia son
muchas, y con la crisis económica se ha flexibilizado la financiación hacia
proyectos que impliquen una seguridad de éxito, sobre todo aquellos que están
respaldados por marcas de prestigio.
En una franquicia, la inversión es uno de los puntos de partida que deben
contemplarse y analizarse detalladamente; la misma debe ajustarse a las
necesidades del emprendedor, puesto que posiblemente de ella dependa para
llevar a cabo sus planes empresariales. De todas formas, uno de los consejos más
comunes es que se disponga de al menos un 30% en recursos propios a fin de
evitar endeudarse excesivamente. Por otro lado, el negocio por el negocio no
funciona; es necesario sentirse atraído al sector para poder recoger logros que
vayan más allá de lo económico e inspirar seguridad a los consumidores.
El emprendedor debe conocer claramente las peculiaridades del sistema; por
ejemplo, si se monta una tienda dentro de una cadena las posibilidades de salir
adelante son mayores al comenzar a formar parte de un negocio ya acreditado,
reduciendo los riesgos.
Sin embargo, presenta desventajas como el recorte de la libertad, ya que se
deben seguir ciertas reglas pautadas al inicio de la colaboración y el dueño de una
tienda no tiene poder para realizar cambios, por apropiados que los considere.
2. I
Por eso, es fundamental estar al tanto de todas las obligaciones que se adquieren,
como el pago por regalías, las condiciones de
Asistencia, la previsión de resultados, y todo lo concerniente al nuevo
emprendimiento. Saber escoger el sector y la marca es clave para comenzar a
paso apresurado y manifestar un crecimiento irrevocable; seguramente los
sectores más firmes son los de la estética y la restauración. Los menos
recomendables son aquellos que pueden asegurar éxito temporal, como es el
caso del inmobiliario, el cual en los últimos años ha caído en picada.
La franquicia se define como un sistema de colaboración entre dos partes
jurídicamente independientes, vinculadas entre sí a través de un contrato
mediante el cual una de las partes, la empresa franquiciadora cede, a cambio de
cierta remuneración económica, el derecho a utilizar su marca comercial y su
"saber hacer" empresarial, por un tiempo limitado y en un territorio determinado.
La franquicia responde a la necesidad de una renovación constante de la oferta de
mercado, obligada por la imparable y creciente aparición de nuevos competidores
y la exigencia de ofrecer nuevas prestaciones. La franquicia consigue un mayor
acercamiento al consumidor a través de una especialización bien entendida, o
sea, centrada en un mejor conocimiento del producto y, sobre todo, un mejor
servicio y atención al consumidor. La franquicia es también seguridad, al basarse
en la creación de una red de tiendas que sustenta todo un sistema de distribución
y que determina el apoyo de cada uno de los componentes de la red-negocio con
los otros, todo ello por simples razones lógicas al interesar conseguir mayor
fortaleza en el mercado. La franquicia asegura unos mínimos de rentabilidad, la
calidad del producto franquiciado, su originalidad, y los conocimientos que ya
posee una de las partes -el franquiciador- que ofrece la posibilidad a otras
personas de incorporarse a un negocio que les supone un menor riesgo comercial
debido a la citada experiencia que brinda la cadena de tiendas en funcionamiento
del franquiciador.