1. III
3.3.3.- Modelos educativos integrales (mei).
La emersión de la visión integral ha sido, en gran medida, originada por las
consecuencias sociales, políticas, económicas, etcétera, derivadas de la
aplicación de un modelo positivista, el cual ha privilegiado los métodos de las
ciencias “duras”. Mientras que la posmodernidad intentó subsanar las heridas, nos
encontramos nuevamente con logros y limitaciones de las nuevas propuestas. Una
de las reacciones para subsanar las características negativas de la
posmodernidad ha sido la aparición de algunos modelos que se definen como
integrales.
El panorama es complejo entonces: grandes núcleos poblacionales de corte
educativo no cuentan con los servicios pedagógicos básicos en tanto que en otras
esferas surgen los paradigmas “emergentes”; existencia de escuelas particulares
que intentan incorporar las mejores propuestas pedagógicas al currículo.
Este esbozo plantea cuestiones fundamentales sobre los modelos integrales –hoy
tan en boga- en la educación. Múltiples servicios (pedagógicos, psicológicos,
médicos, financieros, etc.) ofrecen una atención integral.
Las bondades esperadas de los modelos educativos integrales han surgido de las
desventajas propias de modelos de corte parcial que han privilegiado un sólo polo
de las facetas educativas del ser humano (privilegiando, por ende, un reducido
número de opciones: autoridad, tecnología, libertad, competencia, arte, etcétera).
En ese sentido, el abordaje de las características pedagógicas de un modelo
integral en el ámbito universitario -y su necesaria exégesis-, representa una acción
analítica que puede ir (de) construyendo los cimientos de un modelo
verdaderamente integral, eliminando las piezas que se han agregado como una
mera suma.
2. III
Desde otra óptica, el análisis de dichos modelos intenta arribar a la concepción
educativa que se posee del sujeto educativo integral. En el ámbito pedagógico,
podrá ofrecer una visión sobre la vinculación entre sujeto integral y los métodos
específicos con que se pretende educar, es decir que la relación del instrumento
técnico (método pedagógico) con la concepción filosófico-antropológica del
educando integral debería brindar congruencia y pertinencia.
En un intento por ofrecer un modelo realmente integral Ken Wilber propone un
modelo de 4 facetas:
Cuadrante objetivo individual: se refiere al estudio y explicación de los
fenómenos visibles a través de métodos empíricos. Las disciplinas o
métodos de este cuadrante no se interesan por la subjetividad y su objeto
de estudio son las individuales concretas (el cerebro, las células, la
conducta, la materia, etcétera).
Cuadrante subjetivo individual: Aborda las profundidades de un individuo e
intenta comprender desde la propia mirada del sujeto. Se abordan el
conocimiento del sí mismo, de la forma de apropiarse del mundo, de los
conocimientos, etcétera, a través de la interpretación.
Cuadrante objetivo colectivo (Social): La intención en las disciplinas de este
campo es la de indagar la función que cumplen las prácticas en el
comportamiento global del sistema social. No se interesan por el significado
que los individuos otorgan a las prácticas. Generalmente las conclusiones
de este cuadrante llevan a determinar cómo se cohesiona el sistema y de
qué manera se integra socialmente.
Cuadrante Intersubjetivo colectivo (Cultural): “se interesa en la mirada que
tienen las comunidades, los pueblos, los individuos de sus valores,
creencias.
3. III
El investigador cultural utiliza la hermenéutica para comprender el significado
que la propia comunidad otorga a una práctica o pensamiento; por ejemplo,
querrá saber cuál es el significado de la danza de la lluvia. ¿Cuál es el
significado de esa danza para los pueblos nativos que la practican? ¿Por qué
la valoran? Y, en la medida en que el investigador interpretativo se convierte
en un observador participante, él o ella comienza a comprender que la danza
de la lluvia constituye una celebración de la sacralidad de la naturaleza y una
forma de pedir a la
divinidad que bendiga la tierra con la lluvia. Y usted sabe esto porque es lo
que le cuentan los practicantes ante su intento de comprenderles” (5)
. Los
estudios en este campo refieren usualmente a términos como principios
éticos, valores intersubjetivos, actitudes morales, comprensión mutua,
veracidad, sinceridad, profundidad, integridad, estética, belleza, arte o
cualquier otro concepto de esta clase.
Las categorías presentadas por Ken Wilber nos muestran un campo
multiparadogmática que pueden ser armonizadas en aras de una educación
verdaderamente completa. Por ende, la verdadera educación que se precie de ser
integral requiere de realizar prácticas que consideren los cuatro cuadrantes del
modelo de Wilber.
Los énfasis en la educación en los últimos años se han venido orientado hacia el
modelo de las competencias, los instrumentos técnicos al servicio de la enseñanza
(es decir, las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación) y a las redes
sociopedagógicas derivadas de los anteriores campos.
Tales elementos, propios de las facetas objetivas y empíricas son necesarios,
aunque parciales pues se requiere hacer emerger e incorporar los elementos
propios de los cuadrantes subjetivos individual y colectivo y ello sería
instrumentalizado por los modelos pedagógicos de corte social y cultural, así como
del constructivismo.