Revista educación y familia vol 1Abril 2017

Revista
EDUCACIÓN
Y FAMILIA
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1Educación y Familia. Abril 2017
Vol. 1. Abril 2017.

3 Editorial
4 Escuela y familia: ¿relaciones posibles?
9 Mediación escolar: ¿un recurso eficaz para una sana
convivencia escolar?
13 Tareas escolares ¿en extinción?
16 ¿Filosofía, formación ciudadana o desarrollo Personal?
20 Libro recomendado

Editorial
Nuestra Misión
Lino Pastene O.
Director de Revista Educación y familia
Siendo la educación de los niños y los jóvenes una tarea de la escuela
y el hogar, no cabe duda que ambos mundos deben reflexionar sobre
los problemas que se enfrentan y buscar soluciones eficaces, para lo
cual es necesario y pertinente esgrimir conocimientos valederos y
argumentos claros que permitan fundamentar la dirección que se
otorgue en la formación de las nuevas generaciones. Esta es la razón
de ser de la Revista Educación y Familia, cuya misión es entregar
motivos para la reflexión y discusión entre educadores y padres de
familia sobre temas vinculantes de la tarea educativa.
Esta revista digital se publicará mensualmente y esperamos que los
lectores nos escriban y comenten los temas que daremos a conocer.
No hay afán alguno de imponer verdades, sino simplemente
interpelarnos, ya que la mejor forma de aprender es hacerlo en
compañía de otra persona.
Saludos cordiales.

Escuela y familia: ¿relaciones
posibles?
Si se parte de la base que la escuela es la institución social insustituible
encargada de la formación de la nuevas generaciones y la familia es la
que nutre con sus componentes culturales, sus necesidades y
problemáticas la idea de hacer la educación formal, no cabe
preguntarse si la familia se integra a la escuela, o si la escuela está
supeditada a la familia, sino más bien, ¿cómo dos realidades se
integran en una dinámica más armoniosa y sinérgica?

¿Debo o no debo participar en un grupo de
apoderados que revisará el proyecto
educativo del colegio? Se preguntaba una
mamá ante la invitación que le hacía la
directora del colegio donde estudiaba su hijo
pequeño.
Por qué extrañarse ante la pregunta de esa
mamá, si hace algunas décadas atrás todo lo
competente a la escuela era de la escuela.
Así, el currículo, los elementos normativos y
reglamentarios eran definidos unilateralmente
por la institución escolar, mientras que el
apoderado era un receptor de los lineamentos
centrales y particulares de la escuela a los que
debía someterse. Desde el inicio del proceso
de descentralización de la educación en los
años 90, se ha impuesto la idea que la familia
debería jugar un rol protagónico en la
formación académica y personal del
estudiante en la escuela. Por esta razón, el
Ministerio de Educación en la década de los
noventa hablaba de, “abrir la escuela a las
madres y a las parejas para contribuir a hacer
de ambos sistemas, el familiar y el escolar,
una unidad que contribuya a mejorar el
aprendizaje de los niños y a apoyar su
formación”,
Si se parte de la base que la escuela es la
institución social insustituible encargada de la
formación de la nuevas generaciones y la
familia es la que nutre con sus componentes
culturales, sus necesidades y problemáticas,
cabe preguntarse si la familia se integra a la
escuela, o si la escuela debería estar
subordinada a la familia. ¿Cómo dos
realidades se integran en una dinámica más
armoniosa y sinérgica?
Para el lingüista inglés Basil Berstein, la
escuela es una organización de códigos que
no siempre son coincidentes con los códigos
culturales de la familia. Cuando esto ocurre,
Escuela y familia:
¿relaciones posibles?

la escuela termina avasallando a la familia, -o
en algunos casos- la familia se impone en las
dinámicas internas de la escuela,
transformándola en un instrumento social de
preservación o de reproducción social.
Aceptando la idea que la escuela y la familia
son dos entidades independientes que
interactúan entre sus límites y fronteras,
generando una comunidad mayor de
elementos complementarios, ¿cuál debería ser
el conjunto de interacciones deseables?
¿Quién debería dar el primer paso de
acercamiento? y si ¿corresponde a la
autoridad definir una política pública de
interacciones escuela – familia?
En las sociedades humanas, no todas las
escuelas interactúan de igual forma con la
familia. Desde el cambio del paradigma
autoritario de entendimiento de la relación
escuela – familia al paradigma emergente, la
escuela ha propuesto tres modelos de
interacción. Uno de ellos basado en la lógica
de la oferta y la demanda; otro que destaca la
función cooperadora (financiera; social;
apoyo escolar); y un tercer modelo que
fomenta la participación triestamental
(docente – estudiante – apoderado) como el
funcionamiento de los consejos escolares.
En los últimos años ha surgido una cuarta
forma de interacción, que parte del supuesto
que la escuela es un sistema abierto que
recibe y genera insumos valóricos de la
comunidad en la que se ubica y que la familia
posee un currículo informal de naturaleza
implícita que entraña anhelos y aspiraciones
educacionales para sus hijos, practicando
procesos educativos informales –que algunos
denominan modelos de crianza- algunas veces
disonantes con los procesos educativos
formales o escolares.
La familia posee un
currículo informal de
naturaleza implícita que
entraña anhelos y
aspiraciones educacionales
para sus hijos, practicando
procesos educativos
informales.

El foco de atención y de intervención del
modelo sistémico es la calidad de los
aprendizajes. Desde esta perspectiva, la
función de la escuela es generar aprendizajes
de calidad, significativos y útiles para
escenarios futuros de los estudiantes. Por ello
dispone de un proyecto curricular basado en
el contexto cultural de los estudiantes y las
orientaciones de la Autoridad Ministerial,
junto a las prácticas pedagógicas, evaluativas
y de acciones de aseguramiento de la calidad
de los aprendizajes. No obstante, estos
procesos principales no se facilitan si el
proyecto curricular de la escuela no reconoce
el conjunto de aspiraciones educacionales de
los padres hacia sus hijos y se desaprovechan
los procesos educativos informales que los
padres practican en el seno del hogar como
modelos de crianza.
Si aceptamos la idea que el aprendizaje es un
construcción personal que realiza todo
estudiante acompañado de un educador –
proceso denominado mediación cognitiva y
socioefactiva- y que el ambiente familiar
cultural influye de manera significativa en la
calidad de los aprendizajes de los hijos, la
escuela debería compartir la mediación
cognitiva y socioafectiva con la familia. Para
que esto sea posible se hace necesario crear y
fortalecer las redes comunitarias entre
familias y entre escuelas como enlaces vitales
para mejorar los prácticas educativas de la
escuela y los modelos de crianza del hogar.
Si los padres no van a la universidad a
estudiar para ser buenos padres, es la escuela
la llamada a iniciar el proceso de
acercamiento con la familia. Muchas veces la
escuela fracasa en su afán de acercarse a los
padres cuando intenta hacer “pedagogía” en
las escuelas para padres.
El éxito de una adecuada
relación entre escuela y
familia se inicia cuando el
mundo docente valora el
acervo de experiencias y
conocimientos de los padres.

El éxito de una adecuada relación entre
escuela y familia se inicia cuando el mundo
docente valora el acervo de experiencias y
conocimientos de los padres. Al ser ineludible
la influencia de la familia en la calidad de los
aprendizajes de los estudiantes, el Estado
debiera contar con una política pública que
fomente la generación de relaciones más
armónicas y eficaces entre la escuela y la
familia, dejando libertad para explorar y
validar distintos modos de interacción escuela
- familia, respetando el contexto cultural de la
familia; sus procesos educativos informales y
los anhelos y aspiraciones académicas y
laborales que los padres tienen de sus hijos.

Área de Ingeniería Eléctrica:
Proyectos de alta, media y baja tensión para el sector minero, industrial,
agrícola y domiciliaria – Montajes eléctricos y sistemas de control minero e
industrial – Análisis instrumental de redes eléctricas- Estudios termográficos -
Lavado y mantención de redes aéreas AT y MT – Asesorías y tarifas eléctricas –
Tramitaciones S.E.C.
Área de Construcción:
Proyectos estructurales, sanitarios. Hidráulicos y viales – Ejecución de obras
civiles, edificaciones y urbanizaciones para el sector salud, educacional,
deportes y recreación.
Montesco Ltda.
http://www.montesco.cl/
Pampa Baja, Huerto 71 – La Serena, Chile.
Fono Fax: (56)(51)297928 – (56)(51)297639

Mediación escolar: ¿un recurso
eficaz para una sana convivencia
escolar?
Si la escuela es una comunidad donde se comparten valores, la
mediación escolar, como forma pacífica para superar los conflictos
entre estudiantes, es una expresión genuina de seres humanos que
viven en comunidad y que buscan la cooperación entre ellos.

Los conflictos entre las personas son parte de
la naturaleza humana. Tenemos conflictos
con compañeros de trabajo; con vecinos; y
desde muy temprano en nuestras vidas, con
compañeros de curso. Sin embargo, el
conflicto es visto como algo negativo y rara
vez nos detenemos a pensar que puede ser
una oportunidad para cambiar; para aprender
y para favorecer una mejor adaptación al
contexto en que vivimos.
La conducta violenta, si bien es aprendida
socialmente, se gatilla de manera instintiva,
cuando no se cuentan con modelos de
actuación socialmente aceptables y los modos
de autocontrol no están bien consolidados.
En la escuela donde hay una población de
niños y jóvenes que están aprendiendo a ser
socialmente eficientes con sus pares, los
conflictos menores se transforman en
situaciones más graves cuando no se disponen
de instancias formativas que canalicen las
disputas entre pares hacia oportunidades de
conocerse mejor y de apoyarse mutuamente.
El descontrol docente y de la gestión
deficiente de la convivencia al interior de la
escuela genera violencia sobre violencia
como vía para resolver los conflictos. El
impacto que genera la solución violenta de los
conflictos es tan negativo en el clima de
convivencia de la escuela que pone en riesgo
la calidad de los aprendizajes, porque es
difícil que los niños puedan aprender en un
ambiente tenso y de pérdida de la confianza.
La mediación escolar, como estrategia
opuesta a la solución violenta de los
conflictos, surge como una instancia eficaz
para la resolución de conflictos, junto con dar
la oportunidad para aprender a vivir en forma
pacífica y tolerante con nuestros semejantes.
El hecho educativo es el resultado de un
proceso de interacción del estudiante con su
entorno o con otros seres humanos.
Mediación escolar: ¿un
recurso eficaz para una
sana convivencia
escolar?

Las habilidades sociales, que forman parte del
núcleo de competencias blandas más
importantes de la persona en su
desenvolvimiento eficaz con el entorno social
y cultural, se desarrollan interactuando el
estudiante con sus profesores y compañeros
de curso, donde el diálogo suple al
aprendizaje social informal que muchas veces
entrega modelos de comportamiento de mala
convivencia, como no reconocer errores ante
los demás; o a negarse aceptar las disculpas.
Si el diálogo es la base de la comunicación
eficaz en el aprendizaje escolar, la mediación
escolar es la expresión más genuina de lo que
debe hacer la escuela como institución que
promueve modelos de actuación deseables en
la vida futura adulta del estudiante.
La escuela reúne a niños y jóvenes en forma
azarosa, como a los pasajeros que viajan en
un vagón del metro, con la diferencia que esta
reunión de seres humanos generan lazos de
convivencia en el tiempo y dependencia entre
ellos y los educadores, transformándose poco
a poco esta reunión de personas en una
comunidad. Desde esta perspectiva, la
escuela es vista como un pedazo de la
sociedad; una forma de taller donde se
aprende a vivir socialmente, superando las
conductas antisociales del mundo adulto. Si
la escuela es una comunidad donde se
comparten valores, la mediación escolar,
como forma pacífica para superar los
conflictos entre estudiantes, es una expresión
genuina de seres humanos que viven en
comunidad y que buscan la cooperación entre
ellos.
En todo conflicto humano que se conduce
hacia la violencia, siempre habrá un
contrincante más poderoso que el otro, y que
generalmente termina imponiéndose por la
fuerza.
El impacto que genera la
solución violenta de los
conflictos es tan negativo en
el clima de convivencia de la
escuela que pone en riesgo la
calidad de los aprendizajes,

La mediación escolar coloca a las partes
contrapuestas no en sitios opuestos para un
match, sino en un mismo lugar para buscar un
acuerdo de convivencia. No es precisamente
una negociación, donde uno gana o cede. La
esencia de la medicación escolar es conseguir
un resultado que sería imposible que los
estudiantes en conflicto lo consigan por
separado. En la búsqueda de alternativas de
solución al conflicto se debe dar lugar a que
los mismos involucrados exploren las
soluciones posibles, y el mediador no debe
imponer las soluciones para no perder la
pertinencia del resultado.
Cuando hay conflictos entre estudiantes, los
padres o tutores también resultan involucrados
en la búsqueda de soluciones. Dado que el
éxito del resultado depende en gran parte del
grado de compromiso y apoyo de ellos, es
necesario que el mediador los invite a
respaldar los acuerdos que toman los
estudiantes en conflicto y que lo sellen con
compromiso y ejemplo a seguir por los demás
estudiantes.
Para que la mediación escolar tenga éxito, es
necesario tener claridad de las posturas
personales, con el fin de llegar a soluciones
eficaces y pertinentes. Del mismo modo que
no podemos mirarnos la cara, a no ser que lo
hagamos por medio de un espejo, las
perspectivas de un conflicto y posturas
personales se conocen mejor cuando estamos
dialogando con otro, que se transforma en un
espejo de cómo pensamos y damos juicios de
valor. Con el diálogo rechazamos o
reafirmamos ideas que tenemos de un
conflicto. Cuántas veces nos ha pasado que
cuando hablamos un tema con alguien,
tenemos una mejor comprensión del mismo.
Esta es la riqueza del dialogo como
autoconocimiento.
La mediación escolar coloca a
las partes contrapuestas no en
sitios opuestos para un match,
sino en un mismo lugar para
buscar un acuerdo de
convivencia. No es
precisamente una
negociación, donde uno gana
o cede.

Tareas escolares
¿en extinción?
Las tareas escolares con el apoyo de los padres debieran ser
una oportunidad para desarrollar habilidades y actitudes para
resolver problemas; mejorar la comprensión lectora; y
promover el pensamiento crítico, en un contexto no escolar,
cotidiano y familiar.

Hace un tiempo atrás una madre se expresaba
con vehemencia por una emisora sobre las
tareas escolares que destruyen el tiempo de
esparcimiento de los hijos y que atosigan con
trabajo a los padres que llegan a sus casas
agobiados de sus jornadas laborales. No cabe
duda que en la mayoría de los casos, las tareas
escolares son continuadoras del trabajo
escolar en el hogar, donde los padres tienen
que ayudar a sus hijos hacer informes;
lecturas; manualidades; etc. Esta forma de
entregar tareas escolares son equivalentes a
que los padres se lleven el trabajo a la casa
jornada tras jornada. La manera abusiva de
hacer trabajar al estudiante en sus hogares son
motivos para eliminarlas de las escuelas,
como pedía esa madre angustiada a las
autoridades educacionales, dejando en
definitiva al niño y al joven que ocupe su
tiempo libre en la recreación y esparcimiento
de acuerdo a sus intereses y necesidades.
Como el dios Jano, que tiene dos caras, las
tareas escolares tienen dos facetas. La cara
perversa de las tareas escolares se manifiesta
en la forma de esclavizar al hogar con
obligaciones que impone la escuela más allá
de las capacidades de los estudiantes y los
padres para responder satisfactoriamente a las
exigencias docentes. La cara buena de las
tareas escolares surge de la forma como
valoramos la relación pedagógica entre el
educador y el estudiante. Las posturas
teóricas de Peter Berger y la evidencia
científica, derivada de los hallazgos Vigotsky
y Bandura confirman que mientras más
estrecha es la relación del estudiante con su
educador, mayores son las posibilidades que
desarrolle habilidades de pensamiento
superior. Ahora bien, cuando los padres
ayudan a sus hijos hacer sus tareas surge el
comentario de algunos docentes, que las
tareas no son el reflejo del estudiante sino de
Tareas escolares
¿en extinción?

sus padres. Por lo tanto, el estudiante debería
trabajar solo.
Pero detengámonos en lo que dijimos
anteriormente, si los padres participan en las
tareas de sus hijos se está dando la posibilidad
de que aprendan estrategias cognitivas de
nivel superior. Por ejemplo, cuando un papá
ayuda hacer un informe, el niño aprende a
buscar información; a verificar su
autenticidad; a ordenarla conforme a un
criterio; a interpretarla; etc. Desde esta
perspectiva, las tareas escolares con el apoyo
de los padres debieran ser una oportunidad
para desarrollar habilidades y actitudes para
resolver problemas; mejorar la comprensión
lectora; y promover el pensamiento crítico, en
un contexto no escolar, cotidiano y familiar.
A la pregunta ¿se deberían dar tareas para el
hogar? La respuesta es sí, en la medida que la
escuela racionalice estas actividades,
graduándolas de menor a mayor complejidad;
otorgándose un tiempo acotado y evitando
restar los momentos del descanso; y lo más
fundamental, su vinculación con las
actividades propias de la recreación y el
esparcimiento, por ejemplo, hacer un
resumen de la película que se vio el fin de
semana; confeccionar un plan para ahorrar
energía en la casa; detectar los problemas que
tiene el barrio donde vive. También se hace
necesario, que las tareas escolares se
distribuyen en las semanas de manera
equitativa con todas las asignaturas del
currículum escolar, evitando otorgar una
mayor carga de tareas en una o dos
asignaturas.
Si partimos de la base que la educación de los
niños y los jóvenes es una integración de
esfuerzos de la escuela y la familia, la misma
escuela no puede restarse para aprovechar el
potencial educador de la familia para
contribuir en la formación de sus hijos.
Si los padres participan en
las tareas de sus hijos se está
dando la posibilidad de que
aprendan estrategias
cognitivas de nivel superior.

¿Filosofía, formación ciudadana
o desarrollo Personal?
La incorporación de la asignatura de desarrollo personal y
social se justifica por la esencia y sentido mismo de la
educación secundaria, que por ser la antesala a la educación
superior, el mundo del trabajo y la participación ciudadana,
debe procurar que sus estudiantes alcancen los aprendizajes
necesarios para desempañarse en escenarios académicos,
laborales y sociales futuros.

Las intenciones del Ministerio de Educación
de incluir en los planes y programas de
estudio la formación ciudadana, como un
oportunidad para que los estudiantes
desarrollen capacidades para una adecuada
participación cívica en la comunidad, ha
dado lugar a una discusión en varios sectores
sobre las intenciones, alcances y
repercusiones en el currículo escolar.
La formación ciudadana en la escuela busca
desarrollar en los estudiantes conocimientos,
habilidades y actitudes para que logren una
adecuada participación en una sociedad
democrática. Por ello es necesario que los
estudiantes desarrollen su capacidad de
pensamiento crítico; se apropien de los
valores de la responsabilidad social; la
libertad de elegir y ser elegido por su
comunidad; el respeto y tolerancia por las
personas que piensan y valoran de forma
distinta y el respeto y defensa por los
Derechos Humanos. Esta diversidad de
propósitos no es exclusiva de una asignatura
del currículo, ya que otras asignaturas, como
Historia; Educación Cívica; Religión;
Filosofía; y Orientación, también lo tienen en
sus intenciones educativas. Desde esta
perspectiva, no parece necesario incluir en la
malla curricular de la educación media una
asignatura con estas mismas intenciones
educativas, debido a su carácter transversal.
La formación ciudadana como proceso que da
lagar al desarrollo de las competencias
ciudadanas, definidas como saberes para la
actuación constructiva y responsable en una
sociedad democrática, ha sido valorada como
más útil, pertinente y práctica que las
intenciones educativas de la asignatura de
Filosofía, razón por la cual esgrimen que debe
ser reemplazada por una nueva asignatura
denominada Formación Ciudadana.
¿Filosofía, formación
ciudadana o desarrollo
Personal?

Siendo eminentemente teórica la naturaleza de
los contenidos de la asignatura de filosofía, la
enseñanza de la filosofía ha buscado emplear
estos contenidos como pretextos para
desarrollar habilidades y la autonomía de
pensamiento que son congruentes con algunos
componentes de las competencias ciudadanas.
Lo anterior puede servir de base para tomar la
decisión de reemplazar Filosofía por
Formación Ciudadana. No obstante lo anterior,
los contenidos de filosofía brindan al
estudiante un basamento más sólido para
desarrollar actitudes de participación y
responsabilidad en una sociedad democrática.
Así como no se puede estudiar historia si no se
sabe geografía, no se pueden desarrollar
competencias ciudadanas, si no se estudian las
utopías y sus vínculos con la génesis y el
desarrollo de los conceptos que han dado lugar
a la construcción de la democracia actual.
Quien no conoce su historia está condenado a
repetir sus errores, dice el hispanista Paul
Preston. Así hoy comprendemos la relación
estrecha entre la educación y el Estado por el
texto de La República de Platón; la separación
de poderes del Estado, gracias a la obra de
Monstequieu y John Locke; el concepto de
estado moderno y su concepción de la sociedad
humana, gracias al pensamiento de
Maquiavelo; y el valor de la libertad y la
exhalación de la naturaleza humana, gracias al
pensamiento de Nietzsche. Desde esta
perspectiva, resulta incomprensible cambiar la
enseñanza de la teoría por la enseñanza de la
praxis, si se desconoce la teoría. El examen a la
estructura del currículo, en primer lugar revela
los énfasis y sus intenciones. Los planes y
programas de estudio actuales de la educación
media aun evidencian la herencia humanista y
científica dejada por la educación secundaria
de tiempos pasados.
Así como no se puede
estudiar historia si no se
sabe geografía, no se
pueden desarrollar
competencias ciudadanas, si
no se estudian las utopías y
sus vínculos con la génesis y
el desarrollo de los
conceptos que han dado
lugar a la construcción de
la democracia actual.

Los jóvenes de hoy aprenden historia,
literatura; filosofía y arte, junto a las ciencias,
porque se parte del supuesto que estas
disciplinas son pretextos para desarrollar las
potencialidades intelectuales y afectivas. Sin
embargo, como se ha puesto un mayor
énfasis en la enseñanza de los contenidos
humanísticos y científicos, relegando a un
segundo lugar de importancia a la formación
de la persona, ha hecho repensar si en el
currículo hay espacio y oportunidades para
que se dé lugar al desarrollo personal y social
de los estudiantes. En segundo lugar, el
currículo muestra que hay objetivos de
aprendizajes importantes del desarrollo
personal que están implícitos, como la
formación ciudadana y el relacionamiento
humano, otros simplemente están ausentes,
como la educación financiera; el
emprendimiento individual y social; la
calidad de vida y desarrollo sustentable; el
autoconocimiento y la metacognición.
La incorporación de la asignatura de
desarrollo personal y social se justifica por la
esencia y sentido mismo de la educación
secundaria, que por ser la antesala a la
educación superior, el mundo del trabajo y la
participación ciudadana, debe procurar que
sus estudiantes alcancen los aprendizajes
necesarios para desempañarse en escenarios
académicos, laborales y sociales futuros. El
desarrollo personal y social entrega ese
núcleo de aprendizajes, permitiendo además
que la persona educada pueda reciclar
conocimientos; establecer nuevas redes
sociales; mejorar su calidad de vida; preservar
los valores que sustentan su comunidad y
buscar el bienestar colectivo. La única
persona educada, dice el psicólogo humanista
Carl Rogers, es la que ha aprendido a
aprender y a cambiar.

La falta de reconocimiento social por la
educación y el cuestionamiento hacia la labor
docente, junto a la pérdida de confianza entre
el mundo de la escuela y la familia, son
síntomas de la crisis que sufre la educación
actual, a juicio de María Jesús Comellas,
autora del libro “Familia y escuela:
compartir la educación”. Si a lo anterior se
suma el hecho que todo el mundo habla de
educación, difundiendo generalizaciones
carentes de base teórica, creyéndose que para
educar basta el sentido común, ha
contribuido a confundir más a la gente y a
distanciar mucho más la familia de la escuela.
Para la autora del libro, la acción colaborativa
entre la escuela y la familia es condición
esencial para aumentar la eficacia de la
escuela, y para que ello ocurra, argumenta que
el conocimiento profesional de la educación,
que va más allá de las opiniones personales,
debería ser la base para mejorar los procesos
internos de la tarea educativa de la escuela y
para construir canales de comunicación entre
el mundo de la escuela y el mundo de la
familia.
El texto de María Jesús Comellas expone en
forma clara, ordenada y argumentada un
conjunto de nueve capítulos, donde el número
3 sobre el rol colaborativo de la escuela y la
familia; 4 sobre lo que debe hacer la escuela
y la familia en esta tarea compartida; y 5
sobre la comunicación familia – escuela a lo
largo del proceso educativo, merecen ser
leídos con atención.
Familia y escuela: compartir la educación
Comellas, María Jesús
1 Edición Abril 2009. 149 páginas.
Editorial Grao, Barcelona. España.
Libro
recomendado

Revista
EDUCACIÓN
Y FAMILIA
Director:
Lino Pastene O.
Educación y Familia es una
publicación de Cinap
Consultores.
La Serena, Chile.
cinapconsultores@gmail.com
Vol. 1. Abril, 2017.
Derechos reservados.

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