1. LA CONSTRUCCIÓN DE GUITARRAS EN EL PERÚ
A pesar que la construcción de guitarras en este país comenzó al promediar cien años de iniciada
la conquista - Gaspar de Urbina, en 1621- es un tema que se encuentra poco documentado. El
proceso cultural que empezó en el territorio andino en el siglo XVI, produjo las bases de una nueva
conciencia, la aparición de un sentimiento criollo; en todo este proceso, el constructor de
instrumentos musicales en Lima, Ayacucho, Cuzco, Cajamarca o Arequipa, concilió la tradición
europea con su temperamento. Complementó su destreza y su técnica mestiza a la música que
nacía. En pleno siglo XX podemos afirmar que existen innumerables rasgos que semejan a los
instrumentos de la primera hora.
En cuanto a la falta de nombres de constructores de guitarras, es muy probable que haya pasado
lo mismo que con el músico, el poeta o el escultor: tenían un desarrollado sentido del trabajo
colectivo y carencia de sentimiento de propiedad. Son muy pocos los (pintores mayormente)
artistas que firmaron sus obras; pero no por ello es menor el caudal de arte anónimo que nos han
legado.
Las cosas hoy en día no son muy distintas: Se habla de la bondad de las guitarras ayacuchanas,
arequipeñas o cajamarquinas, en deportiva competencia.
El caso del pueblo de Namora, es digno de mención. En esta pequeña villa rural del departamento
de Cajamarca, en la sierra norte del Perú, sus habitantes, en gran proporción, comparten la vida
agrícola con la construcción de guitarras.
En 1840 Miguel Farfán, luthier cuzqueño, fabrica un numero importante de guitarras de alta factura.
La forma y características de sus instrumentos nos recuerdan a las guitarras de transición de J.
Benedit y J. Pagés, como también a las guitarras románticas franco italianas. Un ejemplar de dicho
instrumento se halla en el Museo de instrumentos del Conservatorio de Barcelona y otro en una
colección privada.
Después de este valioso y solitario hecho, el denso vacío de información sigue su curso hasta el
presente siglo. Alrededor de 1930 algunos constructores locales, pareciera que tomaron conciencia
de la calidad de instrumentos que hacían y posiblemente incentivados por míticos nombres que
venían de Europa, decidieron emularlos.
Emilio Huertas fue el primer gran luthier moderno que firmó sus guitarras. La marca que usó en sus
guitarras de conciertos fue "Huertárious", en clara referencia a los célebres violines.
Entre los años 40 y 50, surgen Federico Fajardo y Rómulo Alaluna que construyeron guitarras
extraordinarias. También se hace conocido Abraham Falcón, prolífico artesano que inicia una
distancia entre los luthiers: Se especializa en instrumentos ideales para el acompañamiento de la
llamada música criolla. Abraham Falcón quedó entre los tres primeros lugares en el concurso de
luthiers realizado en París en 1987.
Poco después, Américo Sánchez entra a competir en un mercado cada vez más exigente, con gran
éxito. Por último nombramos a Daniel Moncloa que a nuestro entender es el mejor constructor de
guitarras habido en el Perú. También citamos a Manuel Baca, como un sobresaliente constructor
de charangos.
Es pertinente hacer un breve comentario acerca de la guitarra "Piagui": Mario Pizarro Aguilar,
ingeniero y guitarrista que ha establecido una escala musical con sutiles diferencias de la
temperada, que ha denominado escala "Piagui". Esta ha sido aplicada a un prototipo de guitarra
construida por Germán Falcón: Cada cuerda tiene su propia serie de trastes situados en el mango
a distancias diferentes. Al ver el instrumento da la impresión que una entrastadura de esta
naturaleza dificulta la pisada, pero no es así; los dedos se posan sobre el diapasón sin ningún
problema, y su afinación también es muy grata al oído.
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2. Terminamos con nuestro reconocimiento y gratitud a la legión de constructores anónimos, que han
trabajado sin alardes, en este noble oficio, y han hecho posible que otros, también anónimos
instrumentistas y compositores, hayan mantenido viva una tradición, que deviene en auténtica
historia.
Cuadernos de Música Peruana
E. Carrillo T.
NAMORA; CAJAMARCA
EDILBERTO CORREA, Una guitarra construida durante cuatro meses en madera de jacarandá y
caoba. Una guitarra deslumbrante que sobresalía entre violines, retintos y otras guitarras que
estaban colgando en proceso de construcción, en el barrio El Tambo, de Namora. Un minúsculo
barrio comparado con el gigantesco colegio que se encuentra en él. Me pregunto si hay alumnos
suficientes, en este pequeño pueblo rodeado de ex haciendas ganaderas y ubicado a unos 35
kilómetros del centro de Cajamarca, para llenar sus instalaciones. Alrededor una cuantas casas
muestran sus letreros de „se venden guitarras‟. Un poco más allá, camino a la hermosa laguna de
San Nicolás, la comunidad de Shilacat también es otro centro de artesanos guitarreros.
Antes de llegar a donde estos maestros he pasado por la
laguna Sulluscocha, uno de los lugares donde los
ceramistas cajamarquinos extraen la arcilla, por las pinturas
rupestres de Callacpuma y por el bello pueblo de
Llacanora. Al llegar a Namora pregunto por los artesanos.
La primera información que me dan es que vaya a visitar a
„El Cabezón‟, que resultó ser Hermógenes Romero. Su hijo
estaba en un pequeño taller terminando una guitarra
construida con pino báltico, mientras su madre desgranaba
las semillas de la piña. A 120 soles el kilo me dijo que las
vende, después se sembrarán y crecerán, regando de
verde oscuro los valles y cerros de esta provincia.
Algunos de estos artesanos también saben tocar. Otros no.
La mayoría envía sus guitarras a la ciudad de Cajamarca y
a Lima, donde se venden en varios de los locales ubicados
en la Plaza 2 de Mayo del centro de la capital. Es rentable
me dicen. A diferencia de otros muchos artesanos con
quien he estado en este viaje por la bella Cajamarca, el
trabajo de elaboración de guitarras parece que es rentable.
Me alegro.
Les dejo en sus talleres y comienzo la subida hacia la laguna de San Nicolás, donde sus
pobladores me muestran orgullosos los pejerreyes que han cosechado de sus aguas, entre
caballitos de totora, porque en este lugar, como en Huanchaco o el Titicaca, también se usan estas
antiguas embarcaciones. Pero esto es tema de otra canción.
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3. Sentido adiós al maestro de la guitarra andina Daniel Kirwayo
Daniel Kirwayo junto al poeta Armando Arteaga
en encuentro organizado por Chirapaq.
Considerado como uno de los más grandes intérpretes de la guitarra andina, el connotado músico
ayacuchano Daniel Kirwayo volvió al seno de la Pacha Mama ayer martes 24 de Enero a los 70
años de edad en la ciudad de Lima. Entre su vasta producción musical se encuentra los discos
“Taqui Oncqoy”, “Identidad Ynka” y “Solos de Guitarra”. Leo Casas, vicepresidente de CHIRAPAQ
lo recuerda como “un gran intérprete de la guitarra andina en diferentes afinaciones, charanguista y
buen constructor de guitarras”.
El maestro Kirwayo tuvo una larga trayectoria, realizando grabaciones como solista y acompañante
de diversos cantantes. Su último trabajo consistió en ponerle la alta calidad de su toque y el hondo
sentimiento de su espíritu sensible al pulcro trabajo de la joven cantante y antropóloga ayacuchana
Sylvia Falcón en su disco Killa Lluqsimun ("Sale la Luna"), un ramillete de expresiones tradicionales
cuidadosamente seleccionadas y pulcramente interpretadas en su genuina autenticidad y
diversidad rítmica, melódica y temática”, explica.
“Felizmente, nuestra cosmovisión andina nos da la certeza de que este es solamente un tránsito a
otra forma de existencia, una manera de retorno momentáneo al seno de la Pacha Mama-Madre
Tierra, de donde un día volveremos convertidos acaso en colibrí, calandria, flor, árbol, cóndor,
puma, lluvia, brisa o puquial”, indicó Casas
En noviembre del 2011 la familia de Chirapaq tuvo la oportunidad de contar con su presencia en el
estreno del corto documental “Arguedas en Nosotros: Rimanakuy hacia el Futuro”, producido por
CHIRAPAQ y el Centro de Antropología Visual del Perú CAVP, en donde compartió una jornada
sobre el legado del amauta José María Arguedas, con quien se encuentra hoy en otro plano de la
existencia. “Las melodías pulsadas por sus diestros dedos seguirán expresando los diferentes
colores de nuestras emociones y sentimientos”, concluyó.
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