1. «¡Aprender a leer es tan natural como aprender a hablar!”:
otra creencia popular que ha cobrado mucha fuerza es que aprender a leer debe
ser tan natural como aprender a hablar. Sin embargo, esto es falso4. Esta
confusión se da porque los niños aprenden a hablar de manera natural y sin
esfuerzo, pero hablar, leer y escribir no son lo mismo. La escritura es un código
inventado por las personas y no todas las culturas utilizan lenguajes alfabéticos.
Cada sistema de escritura presenta diferentes retos para sus aprendices5.
Aprender a leer no es natural. Leer implica descifrar un código y para ello se
requiere rodear a los niños de un ambiente letrado, es decir, de libros y otros
materiales escritos, que por sí mismos no son la garantía de que aprenderán a
leer. Se requiere una enseñanza explícita y progresiva, acompañada paso a paso
de la evaluación formativa.
«Los niños aprenden a leer al llegar a primer grado”:
otro mito perjudicial es el que asegura que la lectura se aprende en los tres
primeros grados de la primaria. Esto es falso. Desde el nacimiento, se inicia la
etapa de lectura emergente6, en la que los niños se preparan para leer y escribir
exitosamente.
La educación inicial es el momento apropiado para desarrollar la lectura
emergente. El primer grado es crítico7 para el aprendizaje de la lectura. Los
estudiantes tienen distintas experiencias y oportunidades en casa, lo que puede
crear desigualdades en el desempeño que muestran en la escuela. Por tanto, la
escuela es el ambiente propicio para brindar una educación de calidad que
disminuya esas desigualdades y apoye a aquellos que más lo necesitan.
2. «Lo importante es comprender, aunque se lea despacio”:
Este mito es en parte cierto. El propósito de leer es comprender, no ser veloz
Pero la velocidad y la exactitud al leer se refieren a un concepto
importante
La fluidez de la lectura oral.
La fluidez no es el objetivo final, pero es un elemento clave ya que la
investigación ha demostrado que, si no está presente, no habrá comprensión. Los
niños que leen despacio o que cometen muchos errores también tienen baja
comprensión. Si un estudiante invierte todas sus energías en decodificar lo que
dice el texto ya no le quedará tiempo, recursos o ganas para aplicar
estrategias de comprensión
Algunas metodologías o propuestas que se enfocan en la comprensión lectora
aseguran que enseñar a decodificar es perder el tiempo.
Esta afirmación además de ser falsa es peligrosa, ya que les quita a los
estudiantes la oportunidad de recorrer los primeros peldaños de una larga
escalera. Asumir que la decodificación de las palabras se puede deducir o
adivinar
por el contexto8 es abrir el espacio a cometer muchísimos errores innecesarios.
Para leer con eficacia, se debe iniciar decodificando, es decir, leyendo letra
por letra.
Después, con la práctica repetida se automatiza la lectura, reconociendo las
palabras completas. Gracias a la automatización se puede leer rápidamente y con
exactitud. Los estudiantes necesitan leer con fluidez para comprender; pero la
fluidez no es lo único que necesitan.
Además, requieren desarrollar habilidades y estrategias de comprensión.
3. «Los estudiantes no aprenden porque los padres no colaboran y no hay
suficientes recursos”:
este mito, en parte, también es cierto. El papel de los padres, la familia y la
comunidad donde viven los niños es muy importante.
Sin embargo, provenir de una familia de escasos recursos o de un entorno
desfavorecido no tiene que ser una sentencia de fracaso. La escuela tiene la
responsabilidad fundamental de brindar las oportunidades para aprender. Gracias
a la educación, los niños pueden tener un mejor futuro. La gran experiencia de
aprendizaje debe suceder en el aula. Un aula amorosa, preparada, dinámica y con
actividades relevantes que promuevan el aprendizaje de calidad.
¿Y qué hacer ante la limitación de recursos? Aunque una buena
infraestructura y una variedad de materiales facilitan las actividades de
enseñanza-aprendizaje, no son garantía del éxito académico. El recurso más
valioso es un docente bien capacitado que identifique las necesidades de sus
estudiantes mientras aprenden a leer y a escribir.
Un maestro que planifique la enseñanza con los recursos que tiene a mano,
observe a sus estudiantes, diseñe actividades para que superen las dificultades y
los acompañe motivando y promoviendo el aprendizaje.
4. «Predecir y adivinar no son lo mismo”:
muchos programas diseñados para mejorar la comprensión de lectura
recomiendan usar la estrategia de predicción. Sin embargo, esta estrategia mal
utilizada es poco útil y puede incluso ser perjudicial.
Predecir no es adivinar. Para predecir los estudiantes necesitan partir de algo
concreto: el título de la historia, las ilustraciones, lo que conocen previamente.
Para adivinar no se necesita partir de nada y no hay límites. Promover que los
estudiantes adivinen tiene el efecto negativo de desincentivar la lectura. Los
estudiantes se quedan con la idea de que adivinaron, sin averiguar si eso era o no
lo que estaba escrito en el texto.
La estrategia de predicción puede utilizarse al inicio y durante la lectura para
verificar si las predicciones hechas se han cumplido. Y para
hacer nuevas durante la lectura. Esta estrategia es útil si hay comprobación.
5. «Los estudiantes no aprenden porque los padres no colaboran y no hay
suficientes recursos”:
este mito, en parte, también es cierto. El papel de los padres, la familia y la
comunidad donde viven los niños es muy importante Sin embargo, provenir de una
familia de escasos recursos o de un entorno desfavorecido no tiene que ser una
sentencia de fracaso. La escuela tiene la responsabilidad fundamental de brindar
las oportunidades para aprender. Gracias a la educación, los niños pueden tener
un mejor futuro. La gran experiencia de aprendizaje debe suceder en el aula. Un
aula amorosa, preparada, dinámica y con actividades relevantes que promuevan
el aprendizaje de calidad.
¿Y qué hacer ante la limitación de recursos?
Aunque una buena infraestructura y una variedad de materiales facilitan las
actividades de enseñanza-aprendizaje, no son garantía del éxito académico. El
recurso más valioso es un docente bien capacitado que identifique las
necesidades de susestudiantes mientras aprenden a leer y a escribir. Un
maestro que planifique la enseñanza con los recursos que tiene a mano, observe
a sus estudiantes, diseñe actividades para que superen las dificultades y los
acompañe motivando y promoviendo el aprendizaje.
6. «Si lo dice un famoso experto, debe ser cierto”:
hay personas que han ganado fama como expertas en lectura y escritura
haciendo recomendaciones basadas en mitos como los que ya se han expuesto.
Muchas de sus recomendaciones suenan bien, pero no tienen respaldo de la
ciencia. Usualmente se les escucha relatar anécdotas de un estudiante que
aprendió prácticamente sin esfuerzo. Las condiciones de un estudiante que
aprende a leer sin intervención del docente no son las mismas del resto de los
niños.
Todo docente debe verificar las fuentes y las cifras antes de hacer
generalizaciones, así como validar si las metodologías han sido puestas a prueba
con distintos estudiantes en diversos grupos, y si sus resultados son consistentes,
es decir, si se repiten cada vez que se aplican de la misma manera.
Este documento se ha diseñado usando los resultados más recientes de la
investigación en educación. Se han tomado en cuenta aquellos que han sido
puestos a prueba con distintos estudiantes en diversos grupos, y que son
consistentes porque los resultados positivos se repiten cada vez que se aplican de
la misma manera.
https://www.youtube.com/watch?v=yV5jgpCazRc