1. LAS RABIETAS
Propuestas para su control
Un dato importante para entender cuáles son los principios que
subyacen al aprendizaje del comportamiento humano es tener en cuenta que
las conductas que exhiben tanto los adultos como los niños dependen de las
consecuencias, de esas conductas, en uno mismo y en los demás.
1. Las consecuencias positivas que siguen a una conducta reciben el nombre
de reforzadores y, siempre, aumentan la probabilidad de que esa conducta
se produzca:
1.1. Reforzador positivo: Cuando la conducta va seguida de un premio
o recompensa, ya sea material o social.
1.2. Reforzador negativo: Cuando la conducta va acompañada de la
desaparición de una situación o experiencia desagradable.
En el caso de las rabietas de algunos niños observamos que se cumple
el segundo de estos casos (reforzador negativo): la rabieta suele ocurrir ante
propuestas de la profesora que no son del agrado del niño; con esta conducta
el niño pretende lograr que la propuesta le sea retirada. Con seguridad está en
su experiencia que con la rabieta suele conseguir los fines que se propone y
por ello la sigue utilizando como arma para manipular las situaciones.
APLICACIÓN DE UN ESTÍMULO AVERSIVO
La profesora da una orden
RESPUESTA INADECUADA DEL ALUMNO
Grita, patalea, llora, etc.
DESAPARICIÓN DEL ESTÍMULO AVERSIVO
La profesora cede y retira la orden
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2. La estrategia más conveniente a utilizar en este caso sería la retirada de
consecuencias: la extinción.
APLICACIÓN DE UN ESTÍMULO AVERSIVO
La profesora da una orden
RESPUESTA INADECUADA DEL ALUMNO
Grita, patalea, llora, etc.
EXTINCIÓN
La profesora ignora la conducta y mantiene la orden
Si una conducta como las rabietas del niño ha estado sometido a un
proceso de reforzamiento (en este caso negativo) mediante el cual el alumno
conseguía evitar los límites que los adultos ponían a sus deseos; en el
momento de iniciar un proceso de extinción (se evita que obtenga refuerzo
por esa conducta), hay que esperar en los momentos inmediatamente
posteriores a la instauración del programa de extinción, un aumento de la
frecuencia de la conducta, un agravamiento de la misma, la aparición de ciertas
conductas agresivas y, posteriormente, una disminución gradual de la tasa de
emisión de dicha conducta.
Es importante para los profesores conocer estos primeros efectos
indeseables de la extinción, con el fin de insistir en el programa a pesar del
aparente empeoramiento de la conducta, ya que si desisten o abandonan no
sólo no ayudarán a la eliminación de dicha conducta, sino que enseñarán al
niño que para ser reforzada ha de manifestar conductas cada vez más
inadecuadas.
Por otra parte, es obvio que las conductas inadecuadas como las
rabietas no sólo se mantienen por refuerzo negativo, sino que también en ello
juega un papel importante el refuerzo positivo: los profesores podemos
aplicar refuerzo positivo, tal como atención verbal o física (afectiva) hacia las
conductas inadecuadas (rabietas) y, por el contrario, a menudo ignoramos los
comportamientos adecuados cuando estos se producen. De esta forma el
alumno puede realizar una gran cantidad de conductas adaptativas a lo largo
del día, pero a cambio de ellas no recibir ningún refuerzo (no se le dice nada
no se le presta atención, etc.)
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3. Además de los procesos de aprendizaje a los que nos hemos referido
hasta ahora, es necesario hacer notar que existen otras variables que influyen
en el comportamiento del alumno y que, en la medida de nuestras
posibilidades, hemos de controlar y modificar:
Rabietas
Situaciones que las
facilitan
Situaciones que las
fortalecen y mantienen
Situaciones que las hacen
disminuir
(A)
Acontecimientos
externos
(B)
Características
de la niña
(C)
Aparición
refuerzo
positivo
(D)
Desaparición
refuerzo
negativo
(E)
Desaparición
refuerzo
positivo
(F)
Aparición
refuerzo
negativo
Situaciones que facilitan la aparición de conductas inadaptadas:
(A) Acontecimientos externos: dos son las variables que pueden
influir en la aparición y mantenimiento de las conductas
inadecuadas: el ambiente psicosocial en el que ha experimentado
la eficacia de sus conductas (experiencia familiar y escolar, clima de
clase, régimen de autoridad...) y el ambiente físico (silencio o
ruido, luminosidad, calor, etc.).
(B) Características del niño: Estado físico (cansancio, enfermedad,
etc.). Habilidades (psicosociales, cognitivas...) para enfrentarse a
las situaciones y actividades propuestas y a las modificaciones que
pretendemos. Variables de personalidad (grado de consciencia
del mundo social, sumisión, docilidad, etc.). Estados afectivos y
emocionales (alegría, tristeza, enfado, etc.).
Situaciones que favorecen y mantienen las conductas inadecuadas:
(C) Aparición de refuerzo positivo: Atención al niño durante la
conducta inadecuada. Caricias y muestras de afecto para que se
calme...
(D) Desaparición del refuerzo negativo: Supresión de la orden,
actividad o propuesta que resultaba desagradable al niño. Éste
consigue hacer lo que le apetece.
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4. Situaciones que las disminuyen:
(E) Desaparición del estímulo positivo: Retirar la atención física,
afectiva y social que se presta al niño en estas situaciones. Retirar
todo ofrecimiento de juguetes, materiales, golosinas que se le
pudieran dar para que se calmase.
(F) Aparición del estímulo aversivo: aplicación de consecuencias
negativas: castigos consecuentes con la conducta, retirada de
recompensas.
Las actuaciones para modificar las rabietas han de centrarse en eliminar
las situaciones que favorecen y mantienen las conductas inadecuadas (puntos
C y D) y potenciar las situaciones que las disminuyen (puntos E y F).
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