La Educación a Distancia y las Tecnologías de la Información y Comunicación, ...
TIC
1. La ruta crítica el trabajo con las tics
En el mes de marzo circularon por la Red los resultados de dos trabajos de
investigación sobre el empleo de computadoras por estudiantes y profesores.
Ambos originados en puntos bien diferentes de la geografía mundial demuestran
que hay una diferencia sustancial entre lo que se pensó y la realidad.
Me refiero al estudio del Observatorio de la Educación Básica de la
Argentina presentado por la Universidad de Buenos Aires y a los comentarios
expresados en más de un blog y en el periódico ABC de España.
En el primer caso se señala que es muy pobre el empleo que profesores y
estudiantes de primaria y secundaria hacen de las casi dos millones de netbooks
entregadas. Sin embargo se explica en dichos comentarios que una buena parte
de los profesores y estudiantes la emplean en sus casas. Según dicho estudio la
mayoría de los docentes se sienten capaces de emplear la computadora y buscar
información en Internet, pero dichas habilidades no se trasladan a las aulas.
En el caso de España, los datos no son claros, con opiniones bien diversas, pero
se destaca que al menos seis de cada diez profesores emplean las computadoras
en clases. Lo que no pudimos encontrar es el cómo la emplean, aunque se señala
que el 45 % de los que no la usan es por falta de capacitación
En cualquiera de los dos ejemplos así como de otros países el esfuerzo realizado
es grande y aunque no rinde los frutos deseados no se puede decir que las
iniciativas sean un fracaso.
Estos temas siempre se manejan y no son nuevos. Por una parte la resistencia al
cambio, la inercia de profesores, directivos y los propios estudiantes a modificar
sus actividades y por la otra la concepción de la capacitación a los profesores,
contribuyen a que no se alcancen los objetivos propuestos.
No se trata de dotar de computadoras a profesores y estudiantes, tampoco de
enseñarles a manejarlas, sino de encontrar el camino adecuado para su empleo en
el aula.
En esta dirección es que quiero compartir la idea de la ruta crítica, que es más un
algoritmo de trabajo necesario para el empleo de las Tics, a las que me permitiré
llamar medios del proceso pedagógico. En ellos estoy incluyendo todos aquellos
componentes materiales o no que en estrecha relación con objetivos, contenidos y
métodos, permiten la construcción del conocimiento y el desarrollo de habilidades,
hábitos y valores en los estudiantes. Me refiero desde la voz del profesor, el libro
sin importar su formato, la pizarra de cualquier tipo, la fotografía, los medios
audiovisuales y cualquier otro medio que empleamos en clases.
El trabajo con los medios tiene un fuerte componente didáctico, no se deben
seleccionar por pasión o por gusto personal, o incluso por manejarlo mejor que
otro. En cualquiera de esos casos la selección del medio no responde a un criterio
pedagógico, sino individual. En esto radican los problemas que observamos.
Entregar la computadora resuelve muy poco, enseñarles a manejar los programas,
tampoco contribuye a la solución, sino el cómo emplear esos dispositivos en
relación con los componentes didácticos de la clase, que es la tarea más
compleja. La ruta crítica tiene tres grandes nodos y estos a su vez un grupo de
actividades de carácter secuencial que tanto profesores como estudiantes deben
cumplir, para garantizar el éxito en el trabajo con los medios.
Los nodos siguen un orden lógico, el primero es la selección adecuada del medio,
le sigue el diseño y su elaboración o en los casos de contar con su existencia
recurrimos a su evaluación y por último el empleo y evaluación del medio
diseñado. No existe contradicción entre los dos momentos de evaluación citados.
En el primero corresponde a los medios que el profesor no elabora, como es el
caso de un video, un libro de texto, una maqueta, una película, o cualquier otro
2. medio, donde se valora sí es adecuado o no para la clase, pero tomando en
cuenta los criterios iniciales de la selección.
En el segundo caso de la evaluación me refiero al medio elaborado directamente
por el profesor y que debe ser valorado en el momento de su empleo con los
estudiantes. En este momento se pueden tomar acciones como las de rediseñar el
medio, mantenerlo igual o desecharlo en el peor de los casos.
Mentiras y fantasías de la capacitación docente
Cuando el ex presidente de los EEUU Bill Clinton visitó la Argentina en 2001, en
ocasión de inaugurarse el portal educ.ar, hizo uno de los comentarios más
desopilantes de la historia de la incorporación de tecnologías a la educación. dijo
clinton a sus huéspedes: "Uno de sus éxitos es que capacitan primero a los
maestros antes de conectar a todas las escuelas. Ustedes lo hacen mejor.
Tendríamos que haberlo hecho así".
Es que por aquel entonces ministros, secretarios de Estado y funcionarios de todo
rango prometían la capacitacion de cientos de milies de docentes en plazos
perentorios, y la conexión de todas las escuelas nacionales en menos que canta
un gallo.
Una extensa nota del prestigioso periódico La Nación titulada "El sueño de la
conectividad global", resumía las múltiples y variadas promesas de los burócratas
de turno, incluída las del gobierno de la ciudad de Buenos Aires para conectar a 50
mil docentes.
Al cabo, como cualquier educador argentino sabe que los aduladores del
oficialismo le presentaron a Clinton era una burda mentira, producto de la
afiebrada fantasía de los funcionarios y una pieza más del siempre torpe
propagandismo político. Nunca se capacitaron 400 mil docentes, ni la mitad, ni la
mitad de la mitad, ni la décima parte mediante programas gubernamentales, en
2001 y en toda la década que le siguió. Cálculos extraoficiales fijan la cifra real en
unos pocos miles de "capacitados", y en cuanto a escuelas conectadas, mejor ni
hablar.
Como si fuera poco pretender que entrenando a unos pocos cientos de docentes
por año se puede generar la masa crítica que arrastre al resto hacia la sublime
transformación deseada, la capacitación docente en el uso de nuevas tecnologías,
tal como la vienen proponiendo los proyectos oficiales desde el principio, también
vulnera los más elementales principios de la pedagogía.
Veamos: operar una computadora es una tarea eminentemente práctica, y por
ende el mejor modo de aprender es practicando, actividad que ya es rara en los
cursos de capacitación, y se vuelve casi una imposibilidad en la escuela, donde los
maestros no disponen de horas libres rentadas para profundizar sus
conocimientos, y si consiguen algunas como dádiva, son de común insuficientes.
Además, operar una computadora es apenas el primer paso hacia su
aprovechamiento pedagógico. Lo importante para un maestro es cómo enseñar
con recursos informáticos, y la ansiedad de los capacitadores por avanzar hacia
esta problemática provoca, casi siempre, que se sobrevuele apresuradamente el
conocimiento operativo, sin el cual ninguna actividad pedagógica será posible o,
cuando menos, sencilla.
En efecto, una mala capacitación técnica de base produce un docente inseguro,
que difícilmente llegue a sentirse cómodo al adentrarse en las complejidades de la
didáctica informatizada, y que naturalmente tratará de escapar al inevitable
enfrentamiento con alumnos que, aunque no necesariamente sean "usuarios
expertos" en un sentido cabal, se sienten como peces en el agua frente a un
3. teclado y confían ciegamente en ellos mismos, incluso en ausencia de todo
fundamento.
Otro aspecto donde fallan seriamente los programas oficiales de capacitación en el
uso de TIC es en la evaluación de los aprendizajes. Por lo general, se los evalúa a
través de un "trabajo práctico" que es calificado positivamente no importa cuán
horrible haya sido el resultado. Aunque tampoco es crucial que haya habido un
resultado, porque todos saben que los maestros tienen poco tiempo libre y puede
disculpárselos si al final de un curso entregan "lo que tengo hasta ahora".
En tales circunstancias, la conciencia de los tutores parece aliviarse aplicando el
recurso de acompañar la inevitable felicitación final con algunas recomendaciones
"críticas" en una vena cordial, "para que la próxima vez te salga mejor". Lo cierto
es que pocas veces hay una próxima vez, o en todo caso nadie lo sabe, porque
tampoco se hace un seguimiento de esos docentes que el sistema registra
automática y generosamente como "capacitados".
Una estrategia particularmente curiosa de la capacitación docente en TIC es la de
"entrenar entrenadores", presumiendo que el conocimiento se propagará en
progresión geométrica al pasar de un maestro a dos, de dos a cuatro, y así
sucesivamente. El que se venga intentando esto desde hace décadas sin
resultados observables parece dejar indiferentes a sus promotores.
Por último, cuando algún burócrata se empecina en averiguar si la capacitación fue
eficaz, se recurre a la fantochada de un cuestionario de "satisfacción del cliente",
compendio de ambigüedad y subjetivismo del que finalmente sólo se atiende a los
comentarios positivos, bajo la presunción de que cualquier crítica o queja tiene
motivaciones políticas o es producto de la "resistencia al cambio".
Estas y otras tantas aberraciones están a la orden del día en la capacitación
docente sobre el uso de nuevas tecnologías, y los resultados están a la vista: tras
décadas de anuncios y promesas la escuela no se transforma. y los esfuerzos por
acercar lo mejor de la tecnología al salón de clases apenas si se traducen en unos
pocos y efímeros proyectos de aula, superficiales e inconducentes, que los
burócratas se encargan de amplificar a niveles ensordecedores amparados en la
ignorancia y el desinterés social.
Hoy, con el modelo 1 a 1 afianzándose en el país y en la región para resolver al
menos la cuestión elemental del equipamiento, es vital que aprendamos de la
experiencia para diseñar un plan de capacitación docente en el uso de nuevas
tecnologías que no esté condenado al fracaso antes de nacer.
Para eso hay una condición fundamental e ineludible: aplicar la más alta exigencia
a todos los procesos.
· Los objetivos pedagógicos y tecnológicos de la capacitación deben ser serios y
pertinentes. Deben definirse metas anuales de creciente demanda, y hace falta
establecer hitos trianuales o quinquenales para revisar lo actuado y aplicar los
correctivos necesarios. Ningún proyecto es perfecto, pero todos son perfectibles.
· Los planes de estudio deben estar adecuados a la complejidad y profundidad de
los aprendizajes requeridos.
· Los tutores deben poseer las más altas calificaciones y experiencia probada en
las materias que enseñan La duración de los cursos debe depender de la densidad
de los temas bajo estudio, ocupando el tiempo que sea necesario para alcanzar los
fines deseados. No se trata de cubrir con cursos las pocas horas libres del
cronograma escolar, sino de generar los espacios de capacitación con la duración
adecuada en función de las necesidades.
· La enseñanza debe apoyarse lo más posible en la práctica intensa y asidua,
facilitando los recursos y las oportunidades que hicieran falta. El sistema educativo
no se transformará si no hace lugar a las transformaciones.
4. · Las evaluaciones deben ser obligatorias, rigurosas y objetivas, a cargo de
terceros sin interés político ni económico en los resultados. Ni el Estado, ni los
funcionarios intervinientes, ni los docentes involucrados deben participar en la
evaluación de sus propios proyectos.
· Las evaluaciones de desempeño docente deben ser vinculantes, porque un
maestro que no es capaz de ponerse al día con sus conocimientos no es un buen
maestro, y debería ser retirado amablemente de su puesto
Que enseñar sobre las TIC
Las TIC no sólo transforman el modo en que los humanos nos conectamos con el
conocimiento y entre nosotros mismos; también redefinen conceptos
fundamentales para las relaciones humanas, como la intimidad, el pudor o la
discreción. Dos décadas atrás, manejar un dispositivo para transmitir información,
requería destrezas que se adquirían empleando tiempo y esfuerzo personal. Hacía
falta, también, cierta prudencia, palabra que tiene origen en pro videntia. Por
ejemplo, las posibles consecuencias de nuestros actos.
Hoy, manejar un dispositivo informático requiere, aparentemente, nada más que
untouch de pantalla o un click de ratón. El dispositivo es amigable y pareciera, por
eso mismo, que estamos entre amigos y podemos dejar de lado la prudencia.
Sin embargo, la prudencia es el punto en el que quiero detenerme, como un
concepto básico en la enseñanza de las TIC.
En un análisis breve del contexto social, podemos comprobar que las formas de
interacción que promueve la Internet, se corresponden con los conceptos de “aldea
global” y “sociedad del espectáculo”, enunciados cuarenta años atrás, antes que
nos encegueciera el brillo de las hoy omnipresentes TIC.
A paso acelerado nos dirigimos hacia lo que anticipó Debord: “…la declinación de
ser en tener, y de tener en simplemente parecer” que propone la cultura de masas:
un daño cerebral colectivo causado por “la industria de la cultura”.
Más cercano en el tiempo, pero en la misma dirección, Baumann alerta sobre la
forma en que la sociedad de consumo ha transformado nuestras necesidades en
demandas, luego en deseos y más tarde en anhelos, alejándonos de esa forma, de
la posibilidad de satisfacerlos.
En ese imposible, es donde la Tecnología, por su racionalidad productiva,
encuentra su nicho de consumo y con las TIC nos vende, en simultáneo, la
posibilidad de ver el mundo entero en tiempo real, la ilusión del control y la de estar
en varios lugares al mismo tiempo. Además, nos permite cumplir la fantasía del
protagonismo.
Cada día más, las cuestiones personales, las que nos constituyen como personas,
están pasando del fuero íntimo al dominio público.
Dejamos de ser individuos para ser una masa de imágenes compartidas que, en la
sonrisa de una foto, exhiben su felicidad.
En Facebook, Twitter, My Space o cualquiera de sus sucedáneos, tenemos diez
veces más amigos y seguidores que en la vida real. Allí nos encontramos y, como
todos, curioseamos y consumimos vidas ajenas.
Pero regresemos a la actividad educativa, que es lo que nos compete, y a la
prudencia, que es lo que nos convoca.
Cuando compruebo que algunos de sus profesores (que debieran estar
previniéndolos) hacen exactamente lo mismo, me horrorizo.
5. Unos y otros, en fotos elocuentes, desnudan intimidades, exhiben conflictos,
muestran su inestabilidad emocional y, en algunos casos, sugieren conductas
insinuantes y las someten al juicio público, que pocas veces es piadoso o positivo.
Sin llegar a casos extremos, es probable que a quien se exhibe alegre en un
festejo se lo asocie con una conducta disipada, y a quien se muestre
sentimentalmente vulnerable tal vez alguien le quiera sacar alguna ventaja. Son
múltiples las interpretaciones y variadas las posibilidades de respuesta, pero en
todos los casos significan una desventaja y una pérdida para quien se expone.
Irrefutables, esas debilidades fugaces quedarán inscriptas en su historial como
marcas permanentes.
Por lo antedicho, la prudencia en la utilización de los recursos informáticos es una competencia
básica a desarrollar en nuestros alumnos. Eso sí, siempre y cuando nosotros la desarrollemos
previamente, junto con las competencias necesarias para transmitirla
Enseñar a enseñar con las TIC
Para los que trabajamos en incorporación de TIC en distintos espacios siempre
existe un desafío,
Desde que inicié en el año 2010, mi reto principal fue generar conciencia de las
oportunidades que se tienen con el uso pedagógico de las TIC y progresivamente
vamos avanzando hacia otros retos como experimentar su uso y apropiación, para
la generación de aprendizajes significativos en las distintas áreas del saber con los
estudiantes, esta debe ser la motivación principal para que un profesor se
arriesgue a dar el salto y salga de su salón corriente a otro que mediado con las
TIC permita potenciar otras formas de aprender, sabiendo que con el uso de
recursos audiovisuales se puede lograr mantener al estudiante cautivo en el
camino del conocimiento.
En muchos lugares de Latinoamérica, nuestros docentes se sienten temerosos al
enfrentarse a un computador y todos los recursos que proporciona ya sea porque
los trae incorporados o porque accedamos a ellos a través de Internet y este temor
crece cuando citamos una frase popular “la juventud de hoy día viene con el chip
incorporado” y esto es innegable, pues estos jóvenes nacieron en una era de la
información y llena de posibilidades de acceso a la tecnología.