Conflicto de principios en caso clínico de paciente anciana
1. INTRODUCCION y EXPOSICIÓN DEL CASO:
En el caso que hemos tratado, nos encontramos una paciente de 87 años de edad, con deterioro
cognitivo grave de 3 años de evolución, dependiente totalmente para la realización de sus
actividades diarias, que vive en una residencia y que pasa la mayor parte del dia encamada. En los
últimos meses, presenta dificultad para masticar, carraspeo-babeo-tos durante la ingesta de
alimentos y en las horas posteriores, lo cual le ha llevado a una mala alimentación y a la pérdida de
6 kg. en el último mes.
Ingresa en el Servicio de Traumatología del Hospital con una fractura de cadera, que tras
deliberación con los familiares de la paciente, se decide intervenir debido a la situación de la
paciente.
Durante su estancia en el hospital, sufre una sepsis grave de origen urinario. para lo cual se inicia
una terapia antibiótica por vía intravenosa que no resuelve el problema infeccioso de base.
Tras dos semanas de ingreso, debido a la negativa de la paciente para poder ingerir los alimentos,
el médico responsable del caso de la paciente decide colocarle una sonda nasogástrica para
alimentar e hidratar a la paciente, a lo cual la familia de la paciente no se muestra conforme puesto
que ésta se presenta quejosa e incómoda, he incluso llega a arrancársela hasta en 3 ocasiones.
La familia muestra su total desacuerdo con dicha técnica, a la cual reciben la negativa del
facultativo responsable, qe expone que su obligación a mantenerla alimentada e hidratada.
Debido al desacuerdo existente entre la familía y algún residente de traumatología y el medico, se
realizan una serie de interconsultas con Geriatría, el cual emite el siguiente informe tras la
exploración de la paciente:
Paciente caquécica, encamada, febril, edematosa, bajo nivel de conciencia, reflejado con un valor 5
en la Escala de Glasgow y con secreciones respiratorias de vías altas, que porta una sonda
nasográstrica y otra vesical y contención mecánica en ambas extremidades superiores e inferiores
para evitar que se arranque las mismas, que además presenta úlceras por presiones con escaras
necróticas en talones, trocánteres y sacro estadio IV en la escala de Wagner y III-D en la escala de la
Universidad de Texas para los talones, que por ende, se entienden que están sobre infectadas.
Todo esto se esta paliando con tratamiento farmacológico que recoge antibioterapia endovenosa
de amplio espectro sin gran mejoría, heparina de bajo peso molecular, además de protección
gástrica y analgesia y de forma puntual administración de cloruro mórfico subcutáneo "por
agitación psicomotriz nocturna"
2. Tras este informe presentado por el Servicio de Geriatría, ambas partes, familiares y medico de
traumatología responsable, siguen manteniendo sus posturas y demandas.
PROBLEMAS BIOÉTICOS PRESENTE:
El problema que presenta este caso que estamos tratando, desde el punto ético, es que se produce
el choque de dos principios de primer nivel, el de AUTONOMIA, que debido a la imposibilidad de la
paciente para tomar sus propias decisiones recae en los familiares directos y el de NO
MALEFICIENCIA por parte del médico responsable, que cree tener oportuno el deber de
proporcionarle a esa persona las necesidades básicas para mantenerle con vida y no causarle mal
alguno.
DESICIONES:
Tras debatir sobre el problema presente, hemos llegado por unanimidad absoluta que, debido a las
circunstancias de la paciente, está prácticamente "terminal", ya que el mismo informe recoge que
el pronóstico es infausto a corto plazo, pensamos que el tratamiento es desmesurado, puesto que
aunque se le alargue la vida a la paciente, la calidad de esta es prácticamente inexistente y lo
correcto sería atender a las demandas familiares, que representan los intereses de la enferma y
afirman que, debido a las quejas que presenta, lo ideal sería corresponderle con un tratamiento
paliativo y darle el alta conjunto un tratamiento paliativo, tanto antibiótico como analgésico, para
que pueda vivir lo mas cómodamente el tiempo que le quede de vida.
De este modo, el medico tiene que ser más transigente con la familia, llegar a un acuerdo cercano o
respetar la AUTONOMÍA de éstos, evitando el sufrimiento y la agonía de la paciente, respetando la
decisión de la familia y la calidad de vida teniendo en cuenta el pronóstico de la paciente y
buscando alternativas paliativas.
Viendo las decisiones tomadas por el facultativo, optamos por poner nuestra opinión cercana a la
postura familiar, como hemos argumentados en los párrafos anteriores.
RESOLUCIÓN:
De este modo, teniendo en cuenta el conflicto de estos dos principios de la ética, moralmente
vemos oportuno y justo que se le retirara la sonda nasográstica, dándole a la paciente una calidad
de vida (DIGNIDAD) el tiempo que le queda, para que pueda vivir y morir como persona,
evaluando las consecuencias de las decisiones del Servicio de Traumatología.
También llegamos a la conclusión, de que en este tipo de casos, sería no oportuno, sino
imprescindible la opinión de un Comité Ético que informase sobre la opción mas coherente y
3. beneficiosa para la persona y así, acabar con esta disputa presentada por estos dos principios.
COMPONENTES DEL GRUPO:
1. Cristina Campos Guerrero
2. Jaime Gracía París
3. Virginia Yot Domínguez
4. Francisco José Rodríguez Delgado
5. Rimmel Ainad-Tabet
6. Samuel Vilar Palom
7. Sandra Reyes Casas
8. Mª del Carmen Gallardo Chamizo
9. Elena Gilabert Jiménez
10. Manuel Alejandro Carrizosa Rodríguez