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1. REDACCIÓN 1: PSICOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA Falta una introducción. Platón 
establece un dualismo antropológico consistente en una clara separación entre el 
cuerpo y el alma. El cuerpo es material, nace y perece y, por tanto, está sujeto a la 
generación y a la corrupción. Sin embargo, el alma, al ser inmaterial, es de 
naturaleza inmortal y eterna, de tal modo que tiende hacia la región inteligible, es 
decir, al mundo de las Ideas, con las que comparte todas sus características o, por 
lo menos, gran parte de ellas: es divina, inmortal e inmaterial. Tras la muerte del 
cuerpo, el alma transmigra de un cuerpo a otro y sufre un proceso de 
reencarnaciones sucesivas hasta que consigue la liberación total del cuerpo, el 
cual constituye como su cárcel. Dicha liberación se consigue paulatinamente 
mediante el cultivo de la filosofía y, con ella, mediante el acercamiento al mundo 
inteligible. Reconocemos en todo esto la influencia pitagórica en la concepción que 
Platón desarrolla acerca del alma. Sin embargo, antes de encarnarse en el cuerpo, 
el alma ha permanecido un tiempo en el mundo de las Ideas, y en él ha conocido la 
verdadera esencia de las cosas: las Ideas; de tal modo que en el alma existe una 
“huella” o recuerdo borroso de las Ideas, unos conocimientos acerca de lo 
inteligible que permanecen ocultos y enmascarados por las apariencias que nos 
proporcionan los sentidos en el mundo sensible. Estos conocimientos innatos se 
corresponden con la teoría de la reminiscencia de Platón (conocer es recordar), 
muy influido por su maestro Sócrates, y por la doctrina de la preexistencia del alma 
en el mundo inteligible, debido al proceso de reencarnación, también defendido por 
los pitagóricos. El alma, según Platón, consta de tres partes: parte racional, parte 
irascible y parte apetitiva, que se corresponden con las virtudes de la sabiduría, la 
valentía y la moderación, respectivamente. Esta división tripartita sirve para 
explicar los conflictos internos y las tendencias opuestas entre las que se debate 
continuamente el alma. El predominio de cada una de las tres partes del alma 
determina tres tipos de personalidad diferentes, paralelos a las tres clases en que, 
—considera Platón—, debe dividirse el Estado: los filósofosgobernantes, en los que 
predomina la parte racional y cuya virtud será la sabiduría; los guardianes, en los 
que predomina la parte irascible y cuya virtud debe ser la valentía; y, por último, los 
productores, en los que predomina la parte apetitiva o concupiscible, y cuya virtud 
debe ser la moderación de los deseos y apetitos que dominan al cuerpo. Mientras 
que la mayoría de las facultades o virtudes del alma, lo mismo que las del cuerpo, 
pueden adquirirse mediante el ejercicio y la práctica, la virtud o facultad del 
conocimiento es eterna e inmortal, como el alma. Esta facultad, mayor desarrollada 
en aquellos que se escogen para ser formados en la filosofía, permite discernir la 
verdad a través del método dialéctico, que Platón toma en parte de su maestro 
Sócrates. Dicho método se basa en la inteligencia, dejando a un lado las creencias 
y opiniones, que tan sólo son apariencias que nos ofrecen los sentidos, habiendo 
comprobado que no son auténticas y verdaderas, y que por lo tanto, no 
corresponden al conocimiento máximo de la verdad, el cual el filósofo es capaz de 
descubrir por sí mismo, pues, de algún modo oscuro y misterioso, está ya, aunque 
de forma borrosa y confusa, dentro de su alma. Recordándolas mediante la 
dialéctica es como el alma conoce las ideas. Por otro lado, la afirmación platónica 
de que existen ciertos conocimientos innatos en el alma humana contrasta con el 
empirismo que defienden los sofistas (contemporáneos de Platón), y que se basan 
en los conocimientos adquiridos mediante la experiencia y que, por lo tanto, deben 
ser “infundidos”. 
En resumen, Platón considera que el hecho de que el alma, por ser inmortal y 
eterna, permanezca en contacto con el mundo inteligible, permite el conocimiento 
de las Ideas, que, aunque de forma oscura y borrosa, es innato en las personas, 
que son capaces de descubrirlo por sí mismas, particularmente si se posee un
alma con predominio de la parte racional sobre las otras dos. COMENTARIO: La 
redacción se centra en el tema propuesto, si bien no se atiene exactamente al 
esquema “Introducción-Desarrollo-Conclusión”, aunque se concluye con una breve 
síntesis de lo fundamental. Se aclaran algunos de los conceptos filosóficos que se 
introducen (“dualismo antropológico”, “cuerpo”, “alma”, “reminiscencia”, etc.); no 
obstante, no se clarifican otros o se explican de forma algo confusa e incompleta 
(“Idea”, “lo inteligible”, “opiniones”, etc.). La redacción y la expresión son buenas; 
no hay errores importantes de contenido, aunque el párrafo subrayado resulta 
confuso, probablemente debido a un problema de expresión y/o de una insuficiente 
asimilación de ciertos contenidos. Tres de los 6 párrafos que conforman la 
redacción son introducidos por partículas conectoras (3º: sin embargo, 5º: mientras 
que, 6º: en resumen), que ayudan a hilvanar mejor el texto y a darle mayor 
coherencia. La alumna contrasta además la opinión de Platón con la de otros 
autores (los sofistas), y menciona además las influencias de Sócrates y a los 
pitagóricos en aspectos que encajan bastante bien con el título de la redacción. 
2. REDACCIÓN 2: ÉTICA Y POLÍTICA [1.Introducción] En el título de la redacción, 
“Ética y política”, se nos propone que expongamos la relación entre estos dos 
términos, que enlazarán el comportamiento humano (virtudes morales) con la 
forma de gobernar un Estado (la política). Para iniciar esta redacción es necesario 
plantear una serie de cuestiones o problemas, como por ejemplo: ¿La ética debe ir 
ligada a la política? Como veremos, para Platón es necesaria esta unión, y la hace 
factible mediante la doctrina del “filósofo-gobernante”, que elabora a partir del 
intelectualismo moral de su maestro Sócrates. A continuación desarrollaré la 
redacción centrándome en la relación entre la ética y la política, y contraponiendo 
el punto de vista de Platón al de los sofistas; también responderé a otros 
problemas, como por ejemplo: ¿Debe ser el político un individuo moralmente 
bueno? ¿La ética influye en la política? ¿De qué modo? [2. Desarrollo] En la “Carta 
VII” Platón deja claro que uno de los objetivos de su filosofía es acabar con los 
males políticos de su época y para ello propone su doctrina del “filósofo-gobernante”, 
que afirma que los males de la humanidad no tendrán fin hasta que 
los que gobiernen sean los verdaderos filósofos. Esta doctrina tiene su fundamento 
en el intelectualismo moral de su maestro Sócrates, ya que para Platón la única 
que puede ofrecernos verdadero conocimiento sobre la esencia del Bien y de la 
Justicia es la filosofía. Esta última afirmación está, como hemos dicho, fuertemente 
ligada al intelectualismo moral (la virtud es conocimiento), y también a la teoría 
platónica de las Ideas, la cual afirma la existencia de ciertas realidades eternas, 
inmutables, absolutas, tales como el Bien en sí y la Justicia en sí. Por lo tanto, para 
Platón la política será un arte que deberá producir una sociedad feliz y armoniosa, 
y para que la sociedad sea de ese modo es muy importante determinar quién la ha 
de gobernar. En efecto, para Platón los gobernantes deberán de ser personas 
sabias y virtuosas, tanto en su vida individual (ética) como en los asuntos públicos 
o en la vida política. De ahí un aspecto de la relación entre ética y política. Alguien 
que no conozca el 
3. Bien en sí y la Justicia en sí, no podrá gobernar bien un Estado, y será igual que si un 
ciego condujera a otros ciegos. En el mito de la caverna esto se ejemplifica claramente 
cuando el prisionero liberado, después de alcanzar la visión de las cosas auténticas 
(Ideas), baja a gobernar al resto de los prisioneros y a conducirlos por el camino 
adecuado. El gobernante filósofo será necesariamente mejor que el gobernante que 
acude a la política para enriquecerse, ya que el filósofo, al ser una persona justa (pues ha 
conocido la Justicia en sí), irá al gobierno como a algo ineludible, por puro sentimiento del 
deber. En contraposición al punto de vista de Platón, tenemos el empirismo político de los
sofistas, que acepta como bueno y justo lo que el pueblo considera como bueno y como 
justo; los sofistas no dan importancia a las cualidades morales de los gobernantes, dará 
igual que sean sabios y virtuosos, a fin de cuentas lo bueno y lo justo son para ellos 
convenciones o simples conceptos relativos. Lo importante es que sean buenos oradores. 
COMENTARIO: La redacción se centra bien en el tema, abordando algunos aspectos de 
la relación ética y política como la relación entre la doctrina del filósofo gobernante y el 
intelectualismo moral, la necesidad de que los gobernantes sean a la vez individuos 
virtuosos y honestos, etc. El tema de la redacción es el hilo conductor de la misma. 
Además, hay que valorar positivamente los interrogantes que se formulan en la 
introducción, la referencia adecuada al mito de la caverna y a otros filósofos, así como el 
intento del alumno de contraponer el punto de vista de Platón con el de los sofistas. El 
alumno logra hilvanar la redacción introduciendo el penúltimo párrafo mediante el 
conector lógico de consecuencia “por lo tanto”, y el último párrafo mediante la expresión 
de arranque “En contraposición a”. Sin embargo, parece que la redacción queda 
inconclusa; falta una breve conclusión y/o síntesis de lo expuesto. Además, algunos 
aspectos de la relación entre ética y política podían haber sido también abordados. Por 
ejemplo, el paralelismo entre la justicia como virtud individual y la justicia del Estado 
(ambas son armonía entre partes); pero fundamentalmente la indisoluble vinculación que 
Platón establece entre el bien individual y el bien del Estado, entre la felicidad del 
individuo, por un lado, y la felicidad y la justicia del Estado, por otro; esta relación se funda 
en la idea griega de que la vida humana sólo tiene sentido en comunidad, por lo que la 
mejor manera de promover la felicidad y la virtud individuales sea lograr, mediante el arte 
de la política, un Estado justo y armónico. REDACCIÓN 3: LA REALIDAD Y SUS 
FORMAS [1. Introducción] El título de esta redacción da por sentado que existen 
diferentes formas de realidad, y nos lleva a plantearnos los siguientes interrogantes: ¿Qué 
es lo real? ¿Hay efectivamente diferentes clases de realidad? ¿Hay cosas más “reales” 
que otras? En relación a esta última cuestión parece claro que, por ejemplo, una sombra 
es menos real que el objeto que la produce, pues sin éste no existirá la sombra. En esta 
redacción nos centraremos en la filosofía platónica y su visión ontológica. Para ello 
trataremos de ir respondiendo poco a poco a preguntas como las siguientes: ¿Qué clases 
o formas de realidad existen, según Platón? ¿Cuáles son sus diferencias y semejanzas? 
¿Cómo se relacionan las distintas clases de realidad? El núcleo de nuestra exposición 
será la Teoría platónica de las Ideas y trataremos de explicar 
4. Nombrar otros autores. también cómo afecta esta teoría de la realidad a otros ámbitos 
como el conocimiento o la política. [2. Desarrollo] Como se sabe, Heráclito defendía que 
la realidad estaba en un permanente devenir. Nada permanece constante, todo cambia. 
Platón acepta esta idea, pero modificándola a su manera. Él dice que no todo deviene, ya 
que si todo cambiara, no existiría conocimiento sobre nada, porque cuando creyéramos 
haber conocido algo, para entonces ya habría cambiado, y el conocimiento verdadero y la 
verdad serían imposibles, tal y como defendían los sofistas con su escepticismo. En 
contra de esta opinión, Platón formula su Teoría de las Ideas, que afirma la existencia de 
un ámbito de realidades, superior al ámbito de las realidades sensibles. Así, aparte de las 
realidades sensibles, materiales, cambiantes, sometidas al nacimiento y a la muerte, 
accesibles a los sentidos y sobre las que no cabe conocimiento, existe otro ámbito de 
realidades (las Ideas) que se caracterizan por no ser materiales, por ser conceptuales, 
eternas (esto es, ingénitas e imperecederas), indivisibles, inmutables, accesibles sólo por 
medio de la inteligencia, y sobre las que sí cabe conocimiento. Platón no se conforma con 
esto, y en el símil de la línea (“Libro VI” de República) divide en dos cada uno de estos 
ámbitos de realidad. Dentro del mundo sensible distingue los objetos naturales y 
fabricados, por una parte, y las sombras o imágenes de éstos. Las realidades inteligibles 
se dividen a su vez en Ideas y objetos matemáticos, que, aunque pertenecen a lo 
inteligible, son sin embargo copias de las Ideas. Además, Platón establece una jerarquía
entre estos cuatro niveles de realidad, según su grado de realidad (más o menos real). 
Las cosas más reales y auténticas son las Ideas, seguidas de los objetos matemáticos, 
seguidos de las cosas naturales y objetos fabricados, y por último se encontrarían lo que 
Platón llama las imágenes. Para Platón lo menos real copia o imita lo más real; Así, las 
cosas sensibles y los entes matemáticos copian a las Ideas o participan de ellas. Por eso 
Platón considera que las Ideas son los modelos o arquetipos ideales que copian las cosas 
pertenecientes a un nivel inferior de realidad, y son, por tanto, la esencia o la causa del 
ser de esas cosas. En la cima de todas las Ideas se halla la Idea de Bien, lo 
máximamente real, pues todas las restantes Ideas participan de ella. Por otra parte, las 
Ideas son además subsistentes, es decir, existen por sí mismas, mientras que las cosas 
sensibles dependen ontológicamente de ellas, esto es, dependen de ellas para existir. 
Pero, ¿qué consecuencias tiene esta concepción de la realidad para el conocimiento? 
Según Platón, a cada nivel de realidad le corresponde un nivel de conocimiento. Así, lo 
sensible se corresponde con la opinión o doxa, mientras que lo inteligible, con el 
conocimiento propiamente dicho o episteme. Especificando más, dentro del nivel de la 
episteme o conocimiento científico, a las Ideas les correspondería el nivel de la 
inteligencia y a los objetos matemáticos el del pensamiento. Luego, dentro del nivel 
inferior de la opinión, los objetos naturales y fabricados se corresponderían con la 
creencia, que es un nivel superior de opinión, mientras que las imágenes se 
corresponderían con la imaginación. Así, los niveles o grados de conocimiento están 
jerarquizados del mismo modo que los niveles de realidad, de modo que cuanto más real 
es algo, más claro y verdadero es el conocimiento que podemos alcanzar de ello y, por 
tanto, el mayor grado de conocimiento se corresponde con los objetos que tienen el 
mayor grado de realidad (las Ideas o esencias eternas). Por otra parte, esta concepción 
dualista de la realidad influye directamente en la formación educativa del futuro filósofo 
gobernante. En efecto, el fin de la educación será alcanzar la verdad, pero la auténtica 
verdad versa sobre lo auténticamente real, y por tanto, sobre las Ideas, y en último 
término sobre la Idea de Bien, que es el fundamento de todo lo real. Todos los campos de 
la filosofía de Platón (política, ética, cosmología, teoría del conocimiento) se basan en la 
Teoría de las Ideas y la distinción entre dos mundos. [3. Conclusión] 
5. En resumen, la Teoría de las Ideas es el núcleo fundamental de la filosofía platónica, y 
tiene consecuencias en todo su pensamiento. Dicha teoría supone la existencia de dos 
niveles o formas de realidad: un nivel superior, al que Platón llama mundo inteligible, 
caracterizado por la inmaterialidad, la eternidad y la inmutabilidad; y un nivel inferior de 
realidad, el mundo sensible, caracterizado por ser material, cambiante, sometido al 
nacimiento y a la destrucción. El mundo sensible es menos real porque depende 
ontológicamente de las Ideas, las cuales constituyen su esencia, y a la cuales copia o 
imita. Toda la obra de Platón gira en torno a la distinción de estos dos niveles básicos de 
realidad, aplicados consecuentemente a los diversos campos. COMENTARIO: La 
redacción se estructura en “Introducción-desarrolloconclusión”. Hay que valorar 
positivamente los interrogantes que se plantean en la introducción, que demuestran que el 
alumno ha captado el problema filosófico que subyace al título. Igualmente, hay que 
valorar la mención de otros autores (Heráclito), aunque el alumno podía haber 
contrapuesto el punto de vista de Platón al de los sofistas, para quienes la apariencia se 
identifica con lo real, y lo real con la apariencia. El tema de esta redacción podía haberse 
abordado también tomando como referente la alegoría de la caverna, a la cual, por cierto, 
no se hace referencia alguna. Las partículas conectoras y las expresiones que figuran 
subrayadas no se hallaban originalmente, y han sido añadidas por nosotros con la 
intención de mejorar la cohesión de la redacción y de hilvanar mejor los párrafos y frases. 
REDACCIÓN 4: LA MATEMÁTICA Y EL PROYECTO POLÍTICO DE PLATÓN [1. 
Introducción] El enunciado de esta redacción plantea la cuestión de la relación entre 
matemáticas y política en Platón: ¿Cuál es el papel que juegan las matemáticas en el
proyecto político de Platón? Para responder a esta pregunta será necesario plantearnos 
antes algunas preguntas previas: ¿Cuál es el papel que juega la educación en general en 
el proyecto político de Platón? ¿Qué relación hay en general entre política y educación? 
Estas cuestiones, sin embargo, nos llevarán a plantear la relación entre ontología, por una 
parte, y educación y buen gobierno, por otra. Una vez aclaradas estas cuestiones 
estaremos en condiciones de determinar posteriormente el papel que las matemáticas 
desempeñan en el programa educativo de Platón así como en su proyecto político. [2. 
Desarrollo] En la “Carta VII” expone Platón la motivación fundamentalmente política de su 
filosofía. Después de haber vivido muy de cerca los avatares políticos que conmovieron la 
Atenas de su tiempo, llegó al convencimiento de que los males Contexto histórico 
6. de la humanidad no tendrían remedio hasta que los gobernantes fueran filósofos, pues 
estaba convencido de que sólo la verdadera filosofía puede proporcionar al gobernante un 
conocimiento adecuado de lo que es justo y bueno. Influido por el intelectualismo moral de 
su maestro Sócrates, piensa que sólo si se conoce adecuadamente qué es la justicia, se 
puede obrar justamente, tanto en el terreno político como en el privado. Pero, frente al 
relativismo moral y al convencionalismo de los sofistas, el bien y la justicia no son para 
Platón conceptos subjetivos ni meras convenciones. En efecto, la teoría de las Ideas de 
Platón afirma la existencia de ciertas realidades eternas, inmutables, subsistentes, únicas, 
inmateriales, objetivas y accesibles al conocimiento. Entre estas realidades se encuentran 
los valores éticos y morales (la Justicia en sí, el Bien en sí, etc.), que el gobernante debe 
conocer, pues deben servirle de guía para el buen gobierno del Estado. Por ello, la 
educación de los futuros filósofos-gobernantes juega un papel importantísimo en el 
proyecto político de Platón y tendrá como objetivo fundamental alcanzar el conocimiento 
de las Ideas, y sobre todo, de la Idea suprema de Bien. Pero, ¿cómo conseguir el objetivo 
que la educación se plantea? Es aquí donde entran en juego las matemáticas, las cuales 
cumplen al menos dos funciones importantes en relación al objetivo que Platón persigue: 
En primer lugar, Platón considera que las matemáticas cumplen la importante función de 
obligar al alma a usar de la inteligencia para alcanzar la verdad en sí, esto es, el 
conocimiento de las Ideas, conocimiento indispensable para el buen gobierno de la polis. 
Como se explica en el “Libro VII”, los objetos de los que se ocupan las distintas disciplinas 
matemáticas (aritmética, geometría bidimensional, geometría tridimensional, astronomía y 
armonía) serían de esa clase de objetos que, al provocar en el alma sensaciones 
contrarias, estimulan la inteligencia y el pensamiento, y con ello hacen que el alma 
despegue de lo sensible y se eleve hacia lo conceptual y abstracto, lo cual es, como 
hemos dicho, el objetivo de la educación. En segundo lugar, como refleja el mito de la 
caverna, el tránsito de la oscuridad a la luz, de la opinión al conocimiento y de lo sensible 
a lo inteligible, no puede realizarse bruscamente, pues la luz acabaría por deslumbrarnos. 
El prisionero liberado, necesita de un período de adaptación hasta poder mirar 
directamente al sol. Y esa es justamente la función que cumplen las matemáticas en la 
educación del filósofogobernante: hacer que su alma se adapte progresivamente a la 
verdad y a la luz. Por otra parte, recordando el símil de la línea (“Libro VI” de República), 
los entes matemáticos pertenecen, al igual que las Ideas, al género de lo inteligible, y, 
aunque se hallan en un nivel ontológico inferior al de las Ideas, tienen características 
similares a ellas: son inmutables, eternos, inmateriales, perfectos y accesibles sólo a la 
inteligencia, y no a los sentidos. Así pues, las matemáticas constituyen para Platón una 
especie de “preludio” o propedéutica de la dialéctica, que es el saber último que interesa 
al filósofo y, por ende, al político. Pero las matemáticas tienen importantes limitaciones, lo 
que lleva a Platón a no considerarlas propiamente conocimiento, sino sólo pensamiento 
(algo superior a la opinión pero inferior al conocimiento). Estas limitaciones tienen que ver 
con el método que utilizan, que parte de hipótesis de las que el matemático no da cuenta. 
De ahí que sólo la dialéctica pueda proporcionarnos la visión clara y precisa de la verdad 
que el gobernante necesita.
7. [3. Conclusión] En conclusión, para Platón la salvación del Estado pasa por una 
educación adecuada de los que en el futuro han de gobernarlo. Esta educación debe 
estar orientada al conocimiento de los valores morales eternos y objetivos (Idea de Bien, 
de Justicia, etc.) que han de servir de guía para el buen gobierno del Estado. Las 
matemáticas cumplen aquí una función propedéutica, es decir, orientan, preparan y 
entrenan adecuadamente el alma antes de dedicarse a la ciencia más elevada (la 
Dialéctica), la cual permitirá la contemplación de las Ideas mismas y, finalmente, de la 
Idea de Bien, cuyo conocimiento resulta imprescindible para el buen gobierno del Estado. 
REDACCIÓN 5: CONOCIMIENTO Y OPINIÓN [1. Introducción] El título de esta redacción 
hace referencia a dos grados o niveles diferentes de conocimiento: la opinión (doxa) y el 
conocimiento propiamente dicho (episteme). En realidad, el problema que bajo este título 
se plantea es el problema del conocimiento de la verdad. ¿Es la verdad relativa a la 
opinión subjetiva de cada cual? ¿Vale lo mismo la opinión del sabio o la del hombre de 
ciencia que la del hombre corriente? ¿Son lo mismo opinar y conocer? En el caso de que 
contestemos que no, cabría preguntarse entonces: ¿es acaso posible alcanzar verdades 
objetivas y universales? ¿Sobre qué cosas u objetos es posible alcanzar tales verdades? 
Como es sabido, estas son algunas de las cuestiones que Platón se plantea y a las que 
intenta responder mediante su filosofía. A lo largo de esta redacción expondremos el 
punto de vista de Platón sobre estos temas que, como veremos, contrasta abiertamente 
con la postura de otros filósofos contemporáneos suyos, los sofistas, para quienes opinar 
y conocer son la misma cosa. [2. Desarrollo] Platón acepta de su maestro Sócrates que el 
conocimiento propiamente dicho (la episteme) ha de ser infalible, universal y objetivo. 
Además el conocimiento ha de tener por objeto lo auténticamente real (“lo que es”), y para 
Platón lo auténticamente real es lo que no cambia, lo que permanece estable y siempre 
idéntico a sí mismo. De todo esto se sigue que el conocimiento de las cosas sensibles no 
es posible, pues éstas no son ni permanentes ni estables, ya que se se encuentran, como 
dijo Heráclito, en permanente devenir, de modo que cuando creyéramos haberlas 
conocido, para entonces ya habrían cambiado. De las cosas sensibles no puede decirse 
propiamente que son verdaderamente, sino que están siempre llegando a ser (devienen). 
Por eso, de ellas tan sólo cabe simple opinión (doxa). En coherencia con este punto de 
vista, Platón considerará que las investigaciones de los filósofos de la naturaleza (Tales, 
los atomistas, etc.), son en cierto sentido inútiles, pues no pueden ofrecernos 
conocimiento, sino sólo opinión, pues se centran en el estudio del cambiante mundo 
físico. 
8. Citas La opinión es para Platón un nivel inferior de conocimiento, que tiene por objeto el 
mundo de las cosas sensibles, lo cambiante, lo aparente, lo que deviene, y no lo que 
verdaderamente es. La opinión es así un conocimiento superficial, aparente, poco fiable, 
relativo, vinculado a los sentidos y a las apariencias y, como su objeto, es cambiante e 
inestable. Pero entonces, si todo cambia, ¿no hay más que opiniones, y no hay 
conocimiento? Más allá de las realidades sensibles, Platón afirma la existencia de una 
clase de objetos inmutables, permanentes, inmateriales, eternos, no accesibles a los 
sentidos, pero sí a la inteligencia. Platón denomina a estas realidades “Ideas”. Al ser 
permanentes y estables, es posible alcanzar sobre ellas un conocimiento objetivo, 
universal e infalible. Por otra parte, habrá que dejar claro que, aunque la opinión no 
constituye verdadero conocimiento, no deja de ser una cierta clase de conocimiento, 
aunque de nivel inferior al de la episteme. Esto es lógico, porque el mundo sensible es 
una copia del mundo inteligible y, en esa medida, la opinión (si es opinión verdadera) nos 
aproxima, siquiera un poco, a las realidades inteligibles, que constituyen el modelo y la 
verdadera realidad. En el mito de la caverna el paso de la oscura caverna a la claridad del 
mundo exterior representa de forma simbólica el paso de la opinión al conocimiento, del 
mundo de lo opinable en el que viven la mayor parte de los hombres, al mundo del 
conocimiento, al que debe acceder el filósofo. Y en el símil de la línea, Platón distingue a
su vez dos niveles de opinión y dos niveles de conocimiento. Así, dentro de la opinión 
distingue entre a) Imaginación, y b) Creencia. Por su parte, dentro del conocimiento 
distingue entre a) Pensamiento, y b) Inteligencia. Cada uno de estos cuatro subniveles 
epistemológicos se corresponde con un subnivel ontológico diferente, de modo que, a 
mayor grado de realidad, mayor claridad en el conocimiento, y viceversa. Por otra parte, 
tal y como señalábamos en la introducción, el punto de vista de Platón es muy diferente al 
de los sofistas que, en general, defienden el relativismo epistemológico, según el cual 
toda verdad es siempre relativa. Expresión de este relativismo es la célebre sentencia de 
Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Así pues, para los sofistas no es 
posible un conocimiento objetivo y universal de lo real. Platón aceptará que el 
conocimiento que nos suministran los sentidos acerca del mundo material y físico es 
relativo, pero no el conocimiento (episteme) que nos suministra la inteligencia acerca de 
“lo que verdaderamente es” (las Ideas). En cambio, para los sofistas, lo que una cosa es, 
no es algo diferente de lo que una cosa parece ser. Para ellos, las cosas son lo que a 
cada uno le parece que son. En suma, ser y parecer son lo mismo. Ser verdadero y lo que 
a mí me parece verdadero son también lo mismo. Por lo tanto, lo mismo es conocer que 
opinar: toda opinión es verdadera para quien la dice y, por consiguiente, no hay distinción 
entre opinión y conocimiento verdadero. [3. Conclusión] En resumen, conocimiento y 
opinión son para Platón dos niveles epistemológicos diferentes, que se corresponden 
respectivamente con dos grados ontológicos diferentes: el mundo inteligible y el mundo 
sensible. Mientras que el conocimiento versa sobre lo verdaderamente real, estable, 
permanente, eterno y perfecto, la opinión versa sobre las apariencias Pregunta 
introductoria tema 
9. sensibles, lo cambiante, lo perecedero, simples copias imperfectas del mundo 
inteligible, y es ontológicamente inferior. Platón está convencido de que el conocimiento 
verdadero y objetivo es posible, pues hay cierta clase de objetos conceptuales, eternos, 
inmateriales, que no cambian y que existen con independencia de las opiniones humanas. 
A estos objetos Platón los denominó Ideas, y sólo sobre ellas es posible el conocimiento. 
Cualquier saber que no verse acerca de ellas, sino acerca de lo cambiante y sensible, 
será tan sólo simple opinión. REDACCIÓN 5: LA FUNCIÓN DE LA DIALÉCTICA EN EL 
PROYECTO POLÍTICO DE PLATÓN [1. Introducción] El título de esta redacción plantea 
el problema de la relación entre política y dialéctica o, dicho de otro modo, entre filosofía y 
gobierno de la polis. Platón expone en la “Carta VII” los avatares y convulsiones políticas 
de la Atenas de su época: la guerra frente a Esparta, el violento gobierno de los 30 
Tiranos, la posterior restauración democrática de Trasíbulo, la injusta condena de su 
maestro Sócrates bajo el gobierno democrático, etc. Todos estos acontecimientos le 
llevaron al convencimiento de que todos los Estados estaban mal gobernados y de que 
los males de la humanidad no tendrían remedio hasta que los gobiernos estuviesen en 
manos de los filósofos. Esta es, en síntesis, la doctrina del filósofo-gobernante, en la que 
se aprecia claramente la influencia del intelectualismo moral de Sócrates. El tema de esta 
redacción nos obliga a preguntarnos por el papel que juega la dialéctica en este proyecto 
político. Pero para contestar a esta cuestión será preciso que respondamos antes a otras 
preguntas previas: ¿Qué papel juega la educación en el proyecto político de Platón? 
¿Qué función cumple la dialéctica en el programa educativo de Platón? Responder a 
estas cuestiones nos llevará a su vez a exponer los presupuestos ontológicos y 
epistemológicos en los que se sustentan tanto la educación como la política de Platón, por 
lo que será inevitable referirnos a la Teoría de las Ideas. [2. Desarrollo] Como dijimos 
antes, Platón propone como remedio a los problemas políticos de su tiempo un gobierno 
de filósofos, al considerar que sólo la filosofía puede ofrecer una visión adecuada de lo 
justo y de lo bueno, imprescindible para que los gobernantes se conduzcan recta y 
sabiamente como individuos y para que gobiernen sabiamente encaminando el Estado 
hacia la justicia, la felicidad y la armonía. Como se sabe, Platón rechaza la democracia
como forma de gobierno, pues ésta se basa en el supuesto de que cualquiera está 
capacitado para dirigir el destino político del Estado. Por contra, propone como gobierno 
ideal una especie de aristocracia o gobierno de los mejores, pero bien entendido, pues se 
trata de una aristocracia del saber y de la virtud, no del linaje o de la sangre. Sólo un 
gobierno así puede ponernos a salvo de la incompetencia, de los abusos y de la ambición 
de los gobernantes corrientes. Este es, en suma, el núcleo fundamental de la propuesta 
política de Platón. 
10. De lo anteriormente dicho puede deducirse el importante papel que la educación de 
los futuros gobernantes juega en esta propuesta política. Es el Estado el que debe de 
educar en la filosofía y en otras disciplinas a los futuros gobernantes. Para ello deben 
elegirse las mejores naturalezas, aquellas que posean dotes naturales adecuadas para el 
estudio y destaquen también por cierta predisposición natural a la virtud. La educación 
consistirá en lograr que estas naturalezas bien dispuestas se encaminen hacia el 
conocimiento de lo verdadero, de lo bueno y de lo justo. Para ello, el alma debe volverse 
hacia lo inteligible, apartándose de lo sensible. Para entender esto es inevitable referirnos 
a la teoría de las Ideas, que constituye el núcleo fundamental de la filosofía platónica. La 
teoría de las Ideas afirma que, aparte de las realidades sensibles, cambiantes, materiales 
y sometidas al nacimiento y a la muerte, existen ciertas realidades superiores, ingénitas e 
imperecederas, inmutables, inmateriales, abstractas, indivisibles, accesibles sólo a la 
inteligencia, y que constituyen las esencias de las cosas sensibles y los paradigmas o 
arquetipos ideales que las cosas sensibles copian. A estas realidades Platón les da el 
nombre de “Ideas”. Sólo de ellas puede haber conocimiento en sentido estricto 
(episteme), mientras que de las realidades sensibles, aparentes y cambiantes, tan sólo 
puede haber simples opiniones (doxa), jamás conocimiento. Entre las Ideas destacan la 
Justicia en sí, la Belleza en sí, etc., y, en la cima de todas ellas, el Bien en sí. Frente al 
relativismo de los sofistas, Platón defenderá, pues, la existencia de ciertos valores éticos y 
estéticos objetivos, inmutables y eternos cuyo conocimiento es indispensable para que 
sirva al gobernante de guía en el gobierno de la ciudad. Y aquí es donde entra en juego la 
dialéctica. La dialéctica es el saber acerca de las Ideas y sus relaciones, el conocimiento 
de las esencias eternas e inmutables de las cosas, cuyo término final es la visión del Bien 
en sí o Idea suprema, la cual es el fundamento de todo lo real y la expresión suprema del 
orden racional que gobierna el mundo, a imitación del cual el gobernante deberá gobernar 
el Estado. Sin embargo, la dialéctica requiere como preparación y entrenamiento previo el 
cultivo de las matemáticas, que constituyen, por así decirlo, su preludio o antesala. Platón 
distingue además entre la dialéctica ascendente y la descendente. La primera representa 
el camino que el alma debe recorrer desde los objetos matemáticos hasta las Ideas, 
partiendo de hipótesis que se tomarán como simples supuestos que servirán de 
trampolines o peldaños para ascender hasta las Ideas. A partir de ahí, el alma, valiéndose 
exclusivamente del poder dialéctico de la razón, de argumentos y refutaciones, debe ir de 
Idea en Idea, sin recurrir a nada sensible, hasta alcanzar el Bien en sí. Esto se refleja muy 
bien en el mito de la caverna, en el que la dialéctica ascendente está representada por el 
camino que recorre el prisionero liberado a partir del momento en que sale al exterior de 
la caverna, y que culmina con la visión del sol (representación metafórica de la Idea de 
Bien). Por otra parte, la dialéctica descendente consistirá en la aplicación del 
conocimiento alcanzado acerca de lo inteligible y eterno, al mundo de lo sensible, y en 
particular al ámbito político. En efecto, una vez contempladas la Idea de Bien y las 
restantes Ideas, el filósofo debe ocuparse de los asuntos humanos y asumir la dirección 
política de la polis, gobernando el Estado y su propia vida a la luz del conocimiento de 
esos principios eternos. En el mito de la caverna esto se representa simbólicamente con 
la 
11. vuelta del prisionero liberado al mundo de sombras en el que viven sus antiguos 
compañeros de prisión. [3. Conclusión] En conclusión, y contestando directamente al título
propuesto, Platón rechaza la democracia y otras formas de gobierno, y en su lugar 
propone, como solución a los problemas políticos de su tiempo, el gobierno de los 
mejores en virtud y en saber. Esta propuesta política se completa con un ambicioso 
programa educativo que persigue como objetivo final formar a ciertos individuos en el 
conocimiento de las esencias inmutables y eternas, a la luz del cual serán capaces de 
gobernar sabia y rectamente. Y justamente este conocimiento es el que nos proporciona 
la ciencia dialéctica, la cual requiere del cultivo de las matemáticas como propedéutica o 
preparación. La dialéctica es, pues, la ciencia suprema y el remate de las demás 
disciplinas en las que deberán educarse los futuros filósofos-gobernantes, los cuales 
tomarán el Bien en sí como guía y modelo para gobernar, tanto a sí mismos como a la 
ciudad. REDACCION VI Educación y conocimiento de la verdad en el pensamiento de 
Platón. (BORRADOR) Introducción: En esta redacción se nos plantea el problema de la 
relación que existe, en el pensamiento platónico, entre la educación y el conocimiento de 
la verdad. De entrada, cabría decir que según el planteamiento platónico el conocimiento 
de lo verdadero depende estrictamente de la educación, en la medida en que sólo a 
través de ella puede alcanzarse un verdadero conocimiento de la realidad que nos rodea. 
Para entender esta idea, es necesario referirse en primer lugar al dualismo ontológico y 
epistemológico característico de Platón. Dualismo ontológico: mundo sensible / inteligible 
Dualismo epistemológico: opinión / episteme Hombre no educado: sólo conoce lo 
sensible, su saber es mera opinión (podemos aludir aquí al mito de la caverna: hombre no 
educado como prisionero de su ignorancia y desconocedor de la verdadera realidad) 
Educación: proceso que consistirá en trascender el ámbito de lo sensible para alcanzar el 
conocimiento de las ideas, verdadera realidad y fundamento de lo sensible, que es mera 
copia o reflejo de ellas y en último término de la idea del bien. Mito de la caverna refleja 
cómo este proceso requiere de un gran esfuerzo y que es un camino no exento de 
dificultades. Concepción platónica de la educación: - Se opone a la sofística: concepción 
dogmática - El alma posee ya la virtud del conocimiento, pero tiene que dirigirla hacia el 
lugar adecuado: función correctiva de la educación (mayéutica socrática) 
12. Conocimiento de las ideas exige un paso previo: matemática como propedéutica. 
Educación termina cuando se alcanza la idea del bien. Quienes han sido educados y 
conocen, por tanto, la idea del bien, deberán dedicarse al gobierno de la polis: sentido 
práctico de la epistemología platónica. Ejemplo de redacción: "Educación y tipos de 
conocimiento en Platón" [introdución] El tema de la educación y los tipos de conocimiento 
en Platón que se nos propone en esta redacción es muy amplio y genérico. Pocas veces 
nos paramos a pensar que Efectivamente existe alguna relación entre conocimiento y 
educación, pues extraño sería Educar en conocimientos falsos, por ello, de educarse, se 
educa uno en lo que se piensa que es verdad. Pero educación hace referencia también a 
la formación, al desarrollo, a la cultura, al proceso por el que uno se socializa y adquiere 
las habilidades básicas para desenvolverse en la sociedad. Centrándonos en Platón 
veremos que la educación y el conocimiento hacen referencia al Bien y que todo 
conocimiento tiene a su raíz una aspiración práctica con implicaciones sociales 
importantes, por ello la educación es tan importante, porque establece el ideal a vida 
humana dentro de la sociedad. Nos podemos plantear la siguiente cuestión: ¿qué relación 
existe entre educación y las diferentes formas de conocimiento? O como se plantea 
Platón al inicio del libro VII ¿qué relación existe entre la educación y la naturaleza humana 
y qué implicaciones tiene para la sociedad en su conjunto? [desarrollo] La filosofía de 
Platón se establece con una intención polémica respecto de los sofistas, en concreto 
contra la intención de los sofistas de que educar consiste en poner “vista a unos ojos 
ciegos”, expresión que significa que mediante las enseñanzas de los sofistas, 
profesionales de la educación que cobraban por sus servicios, eran capaces de introducir 
el conocimiento y la ciencia en las almas de los hijos de los acaudalados ciudadanos que 
requerían sus servicios. Efectivamente, los sofistas planteaban la educación como un
ejercicio que daba sus frutos por el saber enciclopédico, el ejercicio retórico, y la 
elocuencia necesaria para convertir el discurso sugerente y seductor en discurso 
verdadero que convenciera y subyugara a las mentes y voluntades de los ciudadanos 
atenienses que acudían a los juicios o a las asambleas de la ciudad-estado griega para 
decidir sus asuntos. Esta concepción de la educación sofista se acompañaba de cierta 
sabiduría, de cierto saber que desvinculaba la actividad filosófica de la búsqueda de la 
verdad, del bien y de la virtud. Los sofistas se mostraron hábiles manipuladores del 
lenguaje capaces de demostrar y convencer de una cosa y de su contraria en función de 
sus propios intereses, o de los intereses del cliente. Así sus doctrinas mantienen el 
relativismo epistemológico y ético (verdad y bien están en función de las circunstancias 
sociales y culturales) que puede llegar al subjetivismo (bueno y verdad es simplemente lo 
que a mí me aparece como tal) cuando no al nihilismo extremo (no existe ni la verdad ni el 
bien). Todo esto llevado al terreno político aboca la actividad política al oportunismo y al 
medro personal que busca en el terreno de la actividad pública la ocasión para favorecer 
los propios intereses más allá de lo que conviene a la sociedad en su conjunto. Frente a 
este modo de entender la actividad filosófica Platón, siguiendo la estela de su maestro 
Sócrates, intentará establecer una filosofía que supere la actividad sofista mediante una 
teoría que permita fundamentar el Bien como un valor absoluto y la actividad intelectual 
como vinculada a la búsqueda de la verdad permitiendo establecer criterios objetivos para 
13. decidir la verdad de los asuntos más allá de la persuasión subjetiva de cada cual. Ya 
Sócrates había establecido como doctrina el intelectualismo moral según el cual el 
conocimiento del bien hace que actuemos bien, es decir, que seamos virtuosos, y ello nos 
proporciona la felicidad auténtica. También pensaba Sócrates que el conocimiento y la 
verdad residen en cada uno se nosotros y que por ello nadie nos puede enseñar nada, 
sino que sólo se nos puede ayudar a dar a luz esa verdad. De aquí derivará Platón su 
idea de que la educación consiste en despertar y orientar la mirada, es decir, despertar y 
orientar la inteligencia hacia el verdadero objeto de conocimiento que es la comprensión 
de lo que es el Bien. Este dato es importante porque aquí de lo que se trata no es de 
memorizar discursos o artimañas retóricas para discutir por “vanas sombras” sino de 
examinar las cosas en sí mismas por medio de la inteligencia, es decir, de la comprensión 
misma de todos los aspectos de la cosas que estemos considerando a la luz del Bien. 
Ahora bien, este despertar la inteligencia bien acompañado de una educación en el 
sentido de una “poda de excrecencias plúmbeas”, es decir, de una doma de los aspectos 
irracionales del ser humano: los deseos. Por ello la educación debe procurar virtudes para 
ayudar a las mejores naturalezas: la templanza, la fortaleza y la prudencia serán las 
virtudes que se deban educar en los ciudadanos. Ya tenemos un primer elemento de la 
educación, las virtudes. Pero ¿cómo se produce ese despertar de la ecuación? Platón 
sigue siendo heredero de Sócrates: la educación debe servirse de problemas y plantear 
contradicciones al alma para que esta despierte y ascienda hacia la luz buscando la lógica 
de las cosas. Esto no tiene nada que ver con la actividad de los sofistas empeñados en 
mantenerse en el mundo de los sentidos, buscando el bien como utilidad, como placer y la 
verdad como éxito social y político. Efectivamente, Platón busca liberar mediante la 
educación al alma respecto del cuerpo, y conseguir que de alguna manera se enseñoree 
del mismo como el buen auriga que guiado por la razón sabe domar y conducir a los 
caballos del deseo y de la voluntad para llevarlos fuera de la caverna por decirlo de algún 
modo siguiendo el símil platónico. Tal como hemos visto en el texto que se nos ha 
propuesto para analizar, Platón establece tres tipos de artes: las que se refieren los 
objetos del mundo de la generación (cosas fabricadas, materiales), los que se refieren al 
mundo matemático (geometría) y las que versan sobre la verdad en sí. Estas artes se 
corresponden con la doxa, la dianoia (pensamiento discursivo) y la noesis (que 
correspondería al ejercicio de la dialéctica). Siguiendo el pensamiento platónico las artes 
que tienen que ver con el mundo de la opinión y que están relacionadas con el ejercicio, la
repetición y la costumbre, es decir, que no requieren inteligencia no son artes que sirvan 
para el fin que se propone: contemplar el Bien, la verdad. Ello porque el mundo al que 
pertenecen es inestable y contradictorio, es decir, un mismo objeto admite predicados 
contrarios. Platón establecerá que las disciplinas para despertar la inteligencia y elevarla 
hacia el mundo que le es propio, que es la inteligencia misma y las ideas, son las que 
permiten discutir y discurrir sobre su objeto, así le unidad y la multiplicidad son de ese tipo 
de objetos y incitan al alma a aclara lo que son. Por ello Platón establece las enseñanzas 
matemáticas (cálculo, geometría, volumen, astronomía y armonía) como ciencias 
auxiliares de cara a la dialéctica que debe ser, como hemos argumentado en la 2ª 
cuestión de la prueba, la que alcance la verdad en sí. Platón argumenta que esas 
disciplinas auxiliares son útiles para la ciudad y que por ello deben ser fomentadas, lo cual 
significa que deben no sólo ser honradas sino también ser favorecidas económicamente 
en su desarrollo, pero Platón ve su utilidad en que permiten acostumbrar a la inteligencia 
a trabajar sin objetos sensibles, como en un paso intermedio para trabajar con Ideas 
puras que será el objeto de la filosofía auténtica: la contemplación del Bien. La 
contemplación del Bien debe producir en el sujeto una 
14. transformación que le impulse a bajar a la caverna e intentar liberar a los compañeros, 
por ello, el Bien en Platón tiene una función política clara: organizar la ciudad-estado de 
acuerdo a la justicia para que sea la ciudad en su conjunto la que alcance la felicidad y no 
una clase especial de ciudadanos. Por ello, la persuasión o la fuerza debe introducir ese 
orden que descubre el filósofo en la ciudad, orden en el que los ciudadanos alcanzan la 
armonía para vivir sin disensiones egoístas, sin demagogia y sin retórica sofista que solo 
busca el propio bien, para vivir según la idea universal de Bien como un modelo a imitar. 
La ciudad debe formar a los ciudadanos de ese modo, con vistas a la unificación del 
estado y al cumplimiento de sus deberes. [conclusión] Si la educación y el conocimiento 
llegan a tener esta relación en la que el conocimiento se convierte en práctica, es decir, si 
el conocimiento tiene una raíz práctica, o lo que es lo mismo, si conocer es alcanzar el 
conocimiento para actuar sabiamente en la vida pública y privada guiado por ideas 
objetivas, entonces la educación debe ayudarnos a despertar del sueño e incitarnos a 
llevar una vida despierta e inteligente. El resultado de todo ello es una sociedad rica en 
conocimiento lejos de la estafa y el engaño sofista, una sociedad que fomenta las el 
conocimiento científico pero que comprende no es el grado más elevado de conocimiento 
al que debemos aspirar, sino que todavía hay algo que nos incumbe de manera decisiva: 
alcanzar el conocimiento del bien para llevar una vida buena y sabia. La educación nos 
forma pues como seres humanos que somos y nos eleva hacia formas de vida mejores, 
permitiendo que la sociedad se beneficie en su conjunto del esfuerzo que hace por educar 
a sus miembros en los conocimientos que alcanza y comprende como buenos y 
verdaderos. Y sobre esto se podría discutir y objetar mucho pero lo cierto es que entre 
nuestros planes de estudios y los que propone Platón no hay mucha diferencia y de 
momento, no vemos la salida de la caverna. Habrá que volver sobre todo este asunto una 
vez más. -EXAMEN: La teoría de la educación en la filosofía platónica. --Es, pues, labor 
nuestra--dije yo--, labor de los fundadores, el obligar a las mejores naturalezas a que 
lleguen al conocimiento del cual decíamos antes que era el más excelso, y vean el bien y 
verifiquen la ascensión aquella; y una vez que, después de haber subido, hayan gozado 
de una visión suficiente, no permitirles lo que ahora les está permitido. --¿Y qué es ello? 
--Que se queden allí--dije--y no accedan a bajar de nuevo junto a aquellos prisioneros ni a 
participar en sus trabajos ni tampoco en sus honores, sea mucho o poco lo que éstos 
valgan. --Pero entonces --dijo--, ¿les perjudicaremos y haremos que vivan peor, siéndoles 
posible el vivir mejor? --Te has vuelto a olvidar, querido amigo --dije--, de que a la ley no le 
interesa nada que haya en la ciudad una clase que goce de particular felicidad, sino que 
se esfuerza porque ello le suceda a la ciudad entera, y por eso introduce armonía entre 
los ciudadanos por medio de la persuasión o de la fuerza, hace que unos hagan a otros
participes de los beneficios con que cada cual pueda ser útil a la comunidad y ella misma 
forma en la ciudad hombres de esa clase, pero no para dejarles que cada uno se vuelva 
hacia donde quiera, sino para usar ella misma de ellos con miras a la unificación del 
Estado. --Es verdad--dijo--. Me olvidé de ello. 
15. --Pues ahora--dije--observa, ¡oh Glaucón!, que tampoco vamos a perjudicar a los 
filósofos que haya entre nosotros, sino a obligarles, con palabras razonables, a que se 
cuiden de los demás y les protejan. Les diremos que es natural que las gentes tales que 
haya en las demás ciudades no participen de los trabajos de ellas, porque se forman 
solos, contra la voluntad de sus respectivos gobiernos, y cuando alguien se forma solo y 
no debe a nadie su crianza, es justo que tampoco se preocupe de reintegrar a nadie el 
importe de ella. PLATÓN, La República. 2. Define el término "ley" y "armonía" partiendo 
de la información ofracida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas 
de la filosofía del autor. El término ley aparece en el texto en la línea 10 y hace referencia 
a las órdenes realizadas por el gobierno para la posible convivencia entre personas en 
una misma ciudad. Las leyes no deben ser particulares, sino deben ser para todas las 
personas, es decir, normas que deben cumplir todos los ciudadanos. El término armonía 
aparece en el texto en la línea 12 y hace referencia al estado de bienestar o tranquilidad 
que se vive en una ciudad y que se puede conseguir mediante las leyes o mediante la 
persuasión, pero entonces la armonía estará condicionada. Estos dos términos que 
aparecen en el texto están relacionados entre sí. Para Platón, las leyes debían ser regidas 
por los gobernantes filósofos que conocían el bien y sabían hacer el bien, lo que se llama 
intelectualismo ético, ya que habían recibido una educación. Si todas las personas de una 
ciudad son buenas y sus gobernantes también los son, en esa ciudad habrá una armonía, 
esto Platón lo defiende en su teoría política. Las leyes deben ser enunciadas por 
gobernantes filosóficos y la ciudad tendrá una armonía. Platón critica la forma de gobierno 
de una democracia porque en ese sistema de gobierno es el pueblo el que gobierna, y si 
el pueblo no conoce la idea de bien, no podrá enunciar las leyes que logren que en esa 
ciudad haya armonía entre las personas y mediante la fuerza y la persuasión se 
conseguirá la armonía, pero no será verdadera. 3. -Redacción: La teoría de la educación 
en la filosofía platónica. INTRODUCCIÓN: En este apartado se nos plantea la educación 
platónica pero ¿qué es la educación? Es lo necesario para acceder al verdadero 
conocimiento, sin embargo ¿qué podemos conocer? ¿Cómo distinguimos lo conocido de 
lo imaginado, es decir, lo real de lo ficticio? ¿Debemos tener, todos, una educación o ha 
de ser selectiva? Naturalmente he planteado varias dudas y preguntas fundamentales que 
surgen al cuestionarse este problema dilemático, ahora procederé a su análisis, de un 
modo mucho más exhaustivo. DESARROLLO: Teniendo presente la definición exacta de 
educación, según Platón, accedemos a una sala dónde, al mismo tiempo se nos abre la 
puerta de la pregunta que dice, de qué es lo que conocemos. Bien, según este filósofo se 
conoce lo que es real, lo inmutable, no lo que no deviene y no ocupa espacio, (estos son 
esos verdaderos seres, o ideas) y sobre todo la idea máxima, la de Bien y la relación que 
presenta entre las demás ideas que a fin de cuentas son modelos de esta. 
16. CONSECUENTEMENTE: Llegamos a conocer las ideas, esto es obvio, pero la 
cuestión es cómo se ha de educar para acceder a ellas y así al conocimiento. Pues 
claramente despreciando paulatinamente los entes sensibles, pues no son reales y no 
sirven para aprehender verdaderamente, sino para creencias inútiles. Así pues, Platón 
dará comienzo a la educación con ciencias simples como la música o gimnástica para 
comenzar a ejercitar el cuerpo e ir alejándolo lenta pero constantemente de lo 
concupiscible o apetecible. Tras esto, a la edad de 20 años, se centrará, teniendo el 
cuerpo bajo el dominio racional del alma, en la διάνοια, o más conocida dianoia y 
matemáticas deductivas, con el único fin de preparar al alma racional en materia de 
abstracción, y así llegar a la dialéctica, ciencia de las ideas o διαλεκτική, totalmente 
abstractas e inmateriales, a la cual casi ningún estudiante llegará, pero visibles para el ojo
cognoscible, que es el alma racional, iluminado claro está, por la luz natural, blanca y 
bella de la idea de bien. SIN EMBARGO: Se encuentra uno con la duda, después de este 
razonamiento, de si han de ser todos educados. Platón, sin faltar a sus propuestas no 
rechaza el dualismo, por eso se decanta por el sí y por el no. Principalmente habíamos de 
salir de la imaginación o despreciar las sombras de la caverna y contemplar el fuego, el 
cual causó dichas sombras imaginativas, que sólo nos proporcionan el beneficio del 
placer concupiscible o corporal. Es por esto mismo porqué el primer paso educativo es el 
de la música y la gimnástica, para dominar los apetitos y pasiones del cuerpo. Superada 
esta primera fase de selección, accedemos a la de las ciencias deductivas, el pueblo llano 
no llegará a esta etapa pero si lo harán el guardián y filósofo gobernante, llegando a 
adquirir la casi completa abstracción utilizando la herramienta eficaz de los axiomas 
matemáticos. El último paso será el de la dialéctica. El guardián, amigo de lo geométrico, 
no logrará llegar y se quedará en la entrada del mundo de las ideas, pero si lo conseguirá 
el nombrado filósofo. Con esto se conseguirá que la polis sea justa, buena y que todos 
sean educados según sus posibilidades. La polis estará, de este modo, gobernada por 
personas que mediante un educador han subido la escarpada y costosa cuesta, 
accediendo a la superficie, vislumbrando la idea de bien y pudiendo así gobernar 
eficazmente y finalizando, al fin la educación en la práctica justa de lo aprehendido. 
CONCLUSIÓN: Destacando lo dicho en las partes previas, se puede afirmar y solucionar 
las dudas introductorias de que la educación platónica siendo justa, es selectiva, pues 
permite que todos sean educados para acceder al fin de la dialéctica, que será alcanzado 
tan solo por aquellos que logren superar las barreras selectivas corporales y abstractorias, 
domando a los dos caballos, el de lo concupiscible y el de lo irascible, primando de este 
modo el alma racional, lo que es lo justo, debido y bueno. COMENTARIO: Buenas 
preguntas. Pero una introducción corta. Tiene las ideas claras, pero falta información. No 
ha nombrado el símil de la línea, ni la teoría de la reminiscencia. Asimismo aunque ha 
hecho referencia al mito de la caverna no lo ha explicado ni nombrado. 
17. Dibujos esquemáticos:

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Platon diapositiva el bien en si dualismo epistemológico, dualismo ontológico, la poítica, la educación

  • 1. 1. REDACCIÓN 1: PSICOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA Falta una introducción. Platón establece un dualismo antropológico consistente en una clara separación entre el cuerpo y el alma. El cuerpo es material, nace y perece y, por tanto, está sujeto a la generación y a la corrupción. Sin embargo, el alma, al ser inmaterial, es de naturaleza inmortal y eterna, de tal modo que tiende hacia la región inteligible, es decir, al mundo de las Ideas, con las que comparte todas sus características o, por lo menos, gran parte de ellas: es divina, inmortal e inmaterial. Tras la muerte del cuerpo, el alma transmigra de un cuerpo a otro y sufre un proceso de reencarnaciones sucesivas hasta que consigue la liberación total del cuerpo, el cual constituye como su cárcel. Dicha liberación se consigue paulatinamente mediante el cultivo de la filosofía y, con ella, mediante el acercamiento al mundo inteligible. Reconocemos en todo esto la influencia pitagórica en la concepción que Platón desarrolla acerca del alma. Sin embargo, antes de encarnarse en el cuerpo, el alma ha permanecido un tiempo en el mundo de las Ideas, y en él ha conocido la verdadera esencia de las cosas: las Ideas; de tal modo que en el alma existe una “huella” o recuerdo borroso de las Ideas, unos conocimientos acerca de lo inteligible que permanecen ocultos y enmascarados por las apariencias que nos proporcionan los sentidos en el mundo sensible. Estos conocimientos innatos se corresponden con la teoría de la reminiscencia de Platón (conocer es recordar), muy influido por su maestro Sócrates, y por la doctrina de la preexistencia del alma en el mundo inteligible, debido al proceso de reencarnación, también defendido por los pitagóricos. El alma, según Platón, consta de tres partes: parte racional, parte irascible y parte apetitiva, que se corresponden con las virtudes de la sabiduría, la valentía y la moderación, respectivamente. Esta división tripartita sirve para explicar los conflictos internos y las tendencias opuestas entre las que se debate continuamente el alma. El predominio de cada una de las tres partes del alma determina tres tipos de personalidad diferentes, paralelos a las tres clases en que, —considera Platón—, debe dividirse el Estado: los filósofosgobernantes, en los que predomina la parte racional y cuya virtud será la sabiduría; los guardianes, en los que predomina la parte irascible y cuya virtud debe ser la valentía; y, por último, los productores, en los que predomina la parte apetitiva o concupiscible, y cuya virtud debe ser la moderación de los deseos y apetitos que dominan al cuerpo. Mientras que la mayoría de las facultades o virtudes del alma, lo mismo que las del cuerpo, pueden adquirirse mediante el ejercicio y la práctica, la virtud o facultad del conocimiento es eterna e inmortal, como el alma. Esta facultad, mayor desarrollada en aquellos que se escogen para ser formados en la filosofía, permite discernir la verdad a través del método dialéctico, que Platón toma en parte de su maestro Sócrates. Dicho método se basa en la inteligencia, dejando a un lado las creencias y opiniones, que tan sólo son apariencias que nos ofrecen los sentidos, habiendo comprobado que no son auténticas y verdaderas, y que por lo tanto, no corresponden al conocimiento máximo de la verdad, el cual el filósofo es capaz de descubrir por sí mismo, pues, de algún modo oscuro y misterioso, está ya, aunque de forma borrosa y confusa, dentro de su alma. Recordándolas mediante la dialéctica es como el alma conoce las ideas. Por otro lado, la afirmación platónica de que existen ciertos conocimientos innatos en el alma humana contrasta con el empirismo que defienden los sofistas (contemporáneos de Platón), y que se basan en los conocimientos adquiridos mediante la experiencia y que, por lo tanto, deben ser “infundidos”. En resumen, Platón considera que el hecho de que el alma, por ser inmortal y eterna, permanezca en contacto con el mundo inteligible, permite el conocimiento de las Ideas, que, aunque de forma oscura y borrosa, es innato en las personas, que son capaces de descubrirlo por sí mismas, particularmente si se posee un
  • 2. alma con predominio de la parte racional sobre las otras dos. COMENTARIO: La redacción se centra en el tema propuesto, si bien no se atiene exactamente al esquema “Introducción-Desarrollo-Conclusión”, aunque se concluye con una breve síntesis de lo fundamental. Se aclaran algunos de los conceptos filosóficos que se introducen (“dualismo antropológico”, “cuerpo”, “alma”, “reminiscencia”, etc.); no obstante, no se clarifican otros o se explican de forma algo confusa e incompleta (“Idea”, “lo inteligible”, “opiniones”, etc.). La redacción y la expresión son buenas; no hay errores importantes de contenido, aunque el párrafo subrayado resulta confuso, probablemente debido a un problema de expresión y/o de una insuficiente asimilación de ciertos contenidos. Tres de los 6 párrafos que conforman la redacción son introducidos por partículas conectoras (3º: sin embargo, 5º: mientras que, 6º: en resumen), que ayudan a hilvanar mejor el texto y a darle mayor coherencia. La alumna contrasta además la opinión de Platón con la de otros autores (los sofistas), y menciona además las influencias de Sócrates y a los pitagóricos en aspectos que encajan bastante bien con el título de la redacción. 2. REDACCIÓN 2: ÉTICA Y POLÍTICA [1.Introducción] En el título de la redacción, “Ética y política”, se nos propone que expongamos la relación entre estos dos términos, que enlazarán el comportamiento humano (virtudes morales) con la forma de gobernar un Estado (la política). Para iniciar esta redacción es necesario plantear una serie de cuestiones o problemas, como por ejemplo: ¿La ética debe ir ligada a la política? Como veremos, para Platón es necesaria esta unión, y la hace factible mediante la doctrina del “filósofo-gobernante”, que elabora a partir del intelectualismo moral de su maestro Sócrates. A continuación desarrollaré la redacción centrándome en la relación entre la ética y la política, y contraponiendo el punto de vista de Platón al de los sofistas; también responderé a otros problemas, como por ejemplo: ¿Debe ser el político un individuo moralmente bueno? ¿La ética influye en la política? ¿De qué modo? [2. Desarrollo] En la “Carta VII” Platón deja claro que uno de los objetivos de su filosofía es acabar con los males políticos de su época y para ello propone su doctrina del “filósofo-gobernante”, que afirma que los males de la humanidad no tendrán fin hasta que los que gobiernen sean los verdaderos filósofos. Esta doctrina tiene su fundamento en el intelectualismo moral de su maestro Sócrates, ya que para Platón la única que puede ofrecernos verdadero conocimiento sobre la esencia del Bien y de la Justicia es la filosofía. Esta última afirmación está, como hemos dicho, fuertemente ligada al intelectualismo moral (la virtud es conocimiento), y también a la teoría platónica de las Ideas, la cual afirma la existencia de ciertas realidades eternas, inmutables, absolutas, tales como el Bien en sí y la Justicia en sí. Por lo tanto, para Platón la política será un arte que deberá producir una sociedad feliz y armoniosa, y para que la sociedad sea de ese modo es muy importante determinar quién la ha de gobernar. En efecto, para Platón los gobernantes deberán de ser personas sabias y virtuosas, tanto en su vida individual (ética) como en los asuntos públicos o en la vida política. De ahí un aspecto de la relación entre ética y política. Alguien que no conozca el 3. Bien en sí y la Justicia en sí, no podrá gobernar bien un Estado, y será igual que si un ciego condujera a otros ciegos. En el mito de la caverna esto se ejemplifica claramente cuando el prisionero liberado, después de alcanzar la visión de las cosas auténticas (Ideas), baja a gobernar al resto de los prisioneros y a conducirlos por el camino adecuado. El gobernante filósofo será necesariamente mejor que el gobernante que acude a la política para enriquecerse, ya que el filósofo, al ser una persona justa (pues ha conocido la Justicia en sí), irá al gobierno como a algo ineludible, por puro sentimiento del deber. En contraposición al punto de vista de Platón, tenemos el empirismo político de los
  • 3. sofistas, que acepta como bueno y justo lo que el pueblo considera como bueno y como justo; los sofistas no dan importancia a las cualidades morales de los gobernantes, dará igual que sean sabios y virtuosos, a fin de cuentas lo bueno y lo justo son para ellos convenciones o simples conceptos relativos. Lo importante es que sean buenos oradores. COMENTARIO: La redacción se centra bien en el tema, abordando algunos aspectos de la relación ética y política como la relación entre la doctrina del filósofo gobernante y el intelectualismo moral, la necesidad de que los gobernantes sean a la vez individuos virtuosos y honestos, etc. El tema de la redacción es el hilo conductor de la misma. Además, hay que valorar positivamente los interrogantes que se formulan en la introducción, la referencia adecuada al mito de la caverna y a otros filósofos, así como el intento del alumno de contraponer el punto de vista de Platón con el de los sofistas. El alumno logra hilvanar la redacción introduciendo el penúltimo párrafo mediante el conector lógico de consecuencia “por lo tanto”, y el último párrafo mediante la expresión de arranque “En contraposición a”. Sin embargo, parece que la redacción queda inconclusa; falta una breve conclusión y/o síntesis de lo expuesto. Además, algunos aspectos de la relación entre ética y política podían haber sido también abordados. Por ejemplo, el paralelismo entre la justicia como virtud individual y la justicia del Estado (ambas son armonía entre partes); pero fundamentalmente la indisoluble vinculación que Platón establece entre el bien individual y el bien del Estado, entre la felicidad del individuo, por un lado, y la felicidad y la justicia del Estado, por otro; esta relación se funda en la idea griega de que la vida humana sólo tiene sentido en comunidad, por lo que la mejor manera de promover la felicidad y la virtud individuales sea lograr, mediante el arte de la política, un Estado justo y armónico. REDACCIÓN 3: LA REALIDAD Y SUS FORMAS [1. Introducción] El título de esta redacción da por sentado que existen diferentes formas de realidad, y nos lleva a plantearnos los siguientes interrogantes: ¿Qué es lo real? ¿Hay efectivamente diferentes clases de realidad? ¿Hay cosas más “reales” que otras? En relación a esta última cuestión parece claro que, por ejemplo, una sombra es menos real que el objeto que la produce, pues sin éste no existirá la sombra. En esta redacción nos centraremos en la filosofía platónica y su visión ontológica. Para ello trataremos de ir respondiendo poco a poco a preguntas como las siguientes: ¿Qué clases o formas de realidad existen, según Platón? ¿Cuáles son sus diferencias y semejanzas? ¿Cómo se relacionan las distintas clases de realidad? El núcleo de nuestra exposición será la Teoría platónica de las Ideas y trataremos de explicar 4. Nombrar otros autores. también cómo afecta esta teoría de la realidad a otros ámbitos como el conocimiento o la política. [2. Desarrollo] Como se sabe, Heráclito defendía que la realidad estaba en un permanente devenir. Nada permanece constante, todo cambia. Platón acepta esta idea, pero modificándola a su manera. Él dice que no todo deviene, ya que si todo cambiara, no existiría conocimiento sobre nada, porque cuando creyéramos haber conocido algo, para entonces ya habría cambiado, y el conocimiento verdadero y la verdad serían imposibles, tal y como defendían los sofistas con su escepticismo. En contra de esta opinión, Platón formula su Teoría de las Ideas, que afirma la existencia de un ámbito de realidades, superior al ámbito de las realidades sensibles. Así, aparte de las realidades sensibles, materiales, cambiantes, sometidas al nacimiento y a la muerte, accesibles a los sentidos y sobre las que no cabe conocimiento, existe otro ámbito de realidades (las Ideas) que se caracterizan por no ser materiales, por ser conceptuales, eternas (esto es, ingénitas e imperecederas), indivisibles, inmutables, accesibles sólo por medio de la inteligencia, y sobre las que sí cabe conocimiento. Platón no se conforma con esto, y en el símil de la línea (“Libro VI” de República) divide en dos cada uno de estos ámbitos de realidad. Dentro del mundo sensible distingue los objetos naturales y fabricados, por una parte, y las sombras o imágenes de éstos. Las realidades inteligibles se dividen a su vez en Ideas y objetos matemáticos, que, aunque pertenecen a lo inteligible, son sin embargo copias de las Ideas. Además, Platón establece una jerarquía
  • 4. entre estos cuatro niveles de realidad, según su grado de realidad (más o menos real). Las cosas más reales y auténticas son las Ideas, seguidas de los objetos matemáticos, seguidos de las cosas naturales y objetos fabricados, y por último se encontrarían lo que Platón llama las imágenes. Para Platón lo menos real copia o imita lo más real; Así, las cosas sensibles y los entes matemáticos copian a las Ideas o participan de ellas. Por eso Platón considera que las Ideas son los modelos o arquetipos ideales que copian las cosas pertenecientes a un nivel inferior de realidad, y son, por tanto, la esencia o la causa del ser de esas cosas. En la cima de todas las Ideas se halla la Idea de Bien, lo máximamente real, pues todas las restantes Ideas participan de ella. Por otra parte, las Ideas son además subsistentes, es decir, existen por sí mismas, mientras que las cosas sensibles dependen ontológicamente de ellas, esto es, dependen de ellas para existir. Pero, ¿qué consecuencias tiene esta concepción de la realidad para el conocimiento? Según Platón, a cada nivel de realidad le corresponde un nivel de conocimiento. Así, lo sensible se corresponde con la opinión o doxa, mientras que lo inteligible, con el conocimiento propiamente dicho o episteme. Especificando más, dentro del nivel de la episteme o conocimiento científico, a las Ideas les correspondería el nivel de la inteligencia y a los objetos matemáticos el del pensamiento. Luego, dentro del nivel inferior de la opinión, los objetos naturales y fabricados se corresponderían con la creencia, que es un nivel superior de opinión, mientras que las imágenes se corresponderían con la imaginación. Así, los niveles o grados de conocimiento están jerarquizados del mismo modo que los niveles de realidad, de modo que cuanto más real es algo, más claro y verdadero es el conocimiento que podemos alcanzar de ello y, por tanto, el mayor grado de conocimiento se corresponde con los objetos que tienen el mayor grado de realidad (las Ideas o esencias eternas). Por otra parte, esta concepción dualista de la realidad influye directamente en la formación educativa del futuro filósofo gobernante. En efecto, el fin de la educación será alcanzar la verdad, pero la auténtica verdad versa sobre lo auténticamente real, y por tanto, sobre las Ideas, y en último término sobre la Idea de Bien, que es el fundamento de todo lo real. Todos los campos de la filosofía de Platón (política, ética, cosmología, teoría del conocimiento) se basan en la Teoría de las Ideas y la distinción entre dos mundos. [3. Conclusión] 5. En resumen, la Teoría de las Ideas es el núcleo fundamental de la filosofía platónica, y tiene consecuencias en todo su pensamiento. Dicha teoría supone la existencia de dos niveles o formas de realidad: un nivel superior, al que Platón llama mundo inteligible, caracterizado por la inmaterialidad, la eternidad y la inmutabilidad; y un nivel inferior de realidad, el mundo sensible, caracterizado por ser material, cambiante, sometido al nacimiento y a la destrucción. El mundo sensible es menos real porque depende ontológicamente de las Ideas, las cuales constituyen su esencia, y a la cuales copia o imita. Toda la obra de Platón gira en torno a la distinción de estos dos niveles básicos de realidad, aplicados consecuentemente a los diversos campos. COMENTARIO: La redacción se estructura en “Introducción-desarrolloconclusión”. Hay que valorar positivamente los interrogantes que se plantean en la introducción, que demuestran que el alumno ha captado el problema filosófico que subyace al título. Igualmente, hay que valorar la mención de otros autores (Heráclito), aunque el alumno podía haber contrapuesto el punto de vista de Platón al de los sofistas, para quienes la apariencia se identifica con lo real, y lo real con la apariencia. El tema de esta redacción podía haberse abordado también tomando como referente la alegoría de la caverna, a la cual, por cierto, no se hace referencia alguna. Las partículas conectoras y las expresiones que figuran subrayadas no se hallaban originalmente, y han sido añadidas por nosotros con la intención de mejorar la cohesión de la redacción y de hilvanar mejor los párrafos y frases. REDACCIÓN 4: LA MATEMÁTICA Y EL PROYECTO POLÍTICO DE PLATÓN [1. Introducción] El enunciado de esta redacción plantea la cuestión de la relación entre matemáticas y política en Platón: ¿Cuál es el papel que juegan las matemáticas en el
  • 5. proyecto político de Platón? Para responder a esta pregunta será necesario plantearnos antes algunas preguntas previas: ¿Cuál es el papel que juega la educación en general en el proyecto político de Platón? ¿Qué relación hay en general entre política y educación? Estas cuestiones, sin embargo, nos llevarán a plantear la relación entre ontología, por una parte, y educación y buen gobierno, por otra. Una vez aclaradas estas cuestiones estaremos en condiciones de determinar posteriormente el papel que las matemáticas desempeñan en el programa educativo de Platón así como en su proyecto político. [2. Desarrollo] En la “Carta VII” expone Platón la motivación fundamentalmente política de su filosofía. Después de haber vivido muy de cerca los avatares políticos que conmovieron la Atenas de su tiempo, llegó al convencimiento de que los males Contexto histórico 6. de la humanidad no tendrían remedio hasta que los gobernantes fueran filósofos, pues estaba convencido de que sólo la verdadera filosofía puede proporcionar al gobernante un conocimiento adecuado de lo que es justo y bueno. Influido por el intelectualismo moral de su maestro Sócrates, piensa que sólo si se conoce adecuadamente qué es la justicia, se puede obrar justamente, tanto en el terreno político como en el privado. Pero, frente al relativismo moral y al convencionalismo de los sofistas, el bien y la justicia no son para Platón conceptos subjetivos ni meras convenciones. En efecto, la teoría de las Ideas de Platón afirma la existencia de ciertas realidades eternas, inmutables, subsistentes, únicas, inmateriales, objetivas y accesibles al conocimiento. Entre estas realidades se encuentran los valores éticos y morales (la Justicia en sí, el Bien en sí, etc.), que el gobernante debe conocer, pues deben servirle de guía para el buen gobierno del Estado. Por ello, la educación de los futuros filósofos-gobernantes juega un papel importantísimo en el proyecto político de Platón y tendrá como objetivo fundamental alcanzar el conocimiento de las Ideas, y sobre todo, de la Idea suprema de Bien. Pero, ¿cómo conseguir el objetivo que la educación se plantea? Es aquí donde entran en juego las matemáticas, las cuales cumplen al menos dos funciones importantes en relación al objetivo que Platón persigue: En primer lugar, Platón considera que las matemáticas cumplen la importante función de obligar al alma a usar de la inteligencia para alcanzar la verdad en sí, esto es, el conocimiento de las Ideas, conocimiento indispensable para el buen gobierno de la polis. Como se explica en el “Libro VII”, los objetos de los que se ocupan las distintas disciplinas matemáticas (aritmética, geometría bidimensional, geometría tridimensional, astronomía y armonía) serían de esa clase de objetos que, al provocar en el alma sensaciones contrarias, estimulan la inteligencia y el pensamiento, y con ello hacen que el alma despegue de lo sensible y se eleve hacia lo conceptual y abstracto, lo cual es, como hemos dicho, el objetivo de la educación. En segundo lugar, como refleja el mito de la caverna, el tránsito de la oscuridad a la luz, de la opinión al conocimiento y de lo sensible a lo inteligible, no puede realizarse bruscamente, pues la luz acabaría por deslumbrarnos. El prisionero liberado, necesita de un período de adaptación hasta poder mirar directamente al sol. Y esa es justamente la función que cumplen las matemáticas en la educación del filósofogobernante: hacer que su alma se adapte progresivamente a la verdad y a la luz. Por otra parte, recordando el símil de la línea (“Libro VI” de República), los entes matemáticos pertenecen, al igual que las Ideas, al género de lo inteligible, y, aunque se hallan en un nivel ontológico inferior al de las Ideas, tienen características similares a ellas: son inmutables, eternos, inmateriales, perfectos y accesibles sólo a la inteligencia, y no a los sentidos. Así pues, las matemáticas constituyen para Platón una especie de “preludio” o propedéutica de la dialéctica, que es el saber último que interesa al filósofo y, por ende, al político. Pero las matemáticas tienen importantes limitaciones, lo que lleva a Platón a no considerarlas propiamente conocimiento, sino sólo pensamiento (algo superior a la opinión pero inferior al conocimiento). Estas limitaciones tienen que ver con el método que utilizan, que parte de hipótesis de las que el matemático no da cuenta. De ahí que sólo la dialéctica pueda proporcionarnos la visión clara y precisa de la verdad que el gobernante necesita.
  • 6. 7. [3. Conclusión] En conclusión, para Platón la salvación del Estado pasa por una educación adecuada de los que en el futuro han de gobernarlo. Esta educación debe estar orientada al conocimiento de los valores morales eternos y objetivos (Idea de Bien, de Justicia, etc.) que han de servir de guía para el buen gobierno del Estado. Las matemáticas cumplen aquí una función propedéutica, es decir, orientan, preparan y entrenan adecuadamente el alma antes de dedicarse a la ciencia más elevada (la Dialéctica), la cual permitirá la contemplación de las Ideas mismas y, finalmente, de la Idea de Bien, cuyo conocimiento resulta imprescindible para el buen gobierno del Estado. REDACCIÓN 5: CONOCIMIENTO Y OPINIÓN [1. Introducción] El título de esta redacción hace referencia a dos grados o niveles diferentes de conocimiento: la opinión (doxa) y el conocimiento propiamente dicho (episteme). En realidad, el problema que bajo este título se plantea es el problema del conocimiento de la verdad. ¿Es la verdad relativa a la opinión subjetiva de cada cual? ¿Vale lo mismo la opinión del sabio o la del hombre de ciencia que la del hombre corriente? ¿Son lo mismo opinar y conocer? En el caso de que contestemos que no, cabría preguntarse entonces: ¿es acaso posible alcanzar verdades objetivas y universales? ¿Sobre qué cosas u objetos es posible alcanzar tales verdades? Como es sabido, estas son algunas de las cuestiones que Platón se plantea y a las que intenta responder mediante su filosofía. A lo largo de esta redacción expondremos el punto de vista de Platón sobre estos temas que, como veremos, contrasta abiertamente con la postura de otros filósofos contemporáneos suyos, los sofistas, para quienes opinar y conocer son la misma cosa. [2. Desarrollo] Platón acepta de su maestro Sócrates que el conocimiento propiamente dicho (la episteme) ha de ser infalible, universal y objetivo. Además el conocimiento ha de tener por objeto lo auténticamente real (“lo que es”), y para Platón lo auténticamente real es lo que no cambia, lo que permanece estable y siempre idéntico a sí mismo. De todo esto se sigue que el conocimiento de las cosas sensibles no es posible, pues éstas no son ni permanentes ni estables, ya que se se encuentran, como dijo Heráclito, en permanente devenir, de modo que cuando creyéramos haberlas conocido, para entonces ya habrían cambiado. De las cosas sensibles no puede decirse propiamente que son verdaderamente, sino que están siempre llegando a ser (devienen). Por eso, de ellas tan sólo cabe simple opinión (doxa). En coherencia con este punto de vista, Platón considerará que las investigaciones de los filósofos de la naturaleza (Tales, los atomistas, etc.), son en cierto sentido inútiles, pues no pueden ofrecernos conocimiento, sino sólo opinión, pues se centran en el estudio del cambiante mundo físico. 8. Citas La opinión es para Platón un nivel inferior de conocimiento, que tiene por objeto el mundo de las cosas sensibles, lo cambiante, lo aparente, lo que deviene, y no lo que verdaderamente es. La opinión es así un conocimiento superficial, aparente, poco fiable, relativo, vinculado a los sentidos y a las apariencias y, como su objeto, es cambiante e inestable. Pero entonces, si todo cambia, ¿no hay más que opiniones, y no hay conocimiento? Más allá de las realidades sensibles, Platón afirma la existencia de una clase de objetos inmutables, permanentes, inmateriales, eternos, no accesibles a los sentidos, pero sí a la inteligencia. Platón denomina a estas realidades “Ideas”. Al ser permanentes y estables, es posible alcanzar sobre ellas un conocimiento objetivo, universal e infalible. Por otra parte, habrá que dejar claro que, aunque la opinión no constituye verdadero conocimiento, no deja de ser una cierta clase de conocimiento, aunque de nivel inferior al de la episteme. Esto es lógico, porque el mundo sensible es una copia del mundo inteligible y, en esa medida, la opinión (si es opinión verdadera) nos aproxima, siquiera un poco, a las realidades inteligibles, que constituyen el modelo y la verdadera realidad. En el mito de la caverna el paso de la oscura caverna a la claridad del mundo exterior representa de forma simbólica el paso de la opinión al conocimiento, del mundo de lo opinable en el que viven la mayor parte de los hombres, al mundo del conocimiento, al que debe acceder el filósofo. Y en el símil de la línea, Platón distingue a
  • 7. su vez dos niveles de opinión y dos niveles de conocimiento. Así, dentro de la opinión distingue entre a) Imaginación, y b) Creencia. Por su parte, dentro del conocimiento distingue entre a) Pensamiento, y b) Inteligencia. Cada uno de estos cuatro subniveles epistemológicos se corresponde con un subnivel ontológico diferente, de modo que, a mayor grado de realidad, mayor claridad en el conocimiento, y viceversa. Por otra parte, tal y como señalábamos en la introducción, el punto de vista de Platón es muy diferente al de los sofistas que, en general, defienden el relativismo epistemológico, según el cual toda verdad es siempre relativa. Expresión de este relativismo es la célebre sentencia de Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Así pues, para los sofistas no es posible un conocimiento objetivo y universal de lo real. Platón aceptará que el conocimiento que nos suministran los sentidos acerca del mundo material y físico es relativo, pero no el conocimiento (episteme) que nos suministra la inteligencia acerca de “lo que verdaderamente es” (las Ideas). En cambio, para los sofistas, lo que una cosa es, no es algo diferente de lo que una cosa parece ser. Para ellos, las cosas son lo que a cada uno le parece que son. En suma, ser y parecer son lo mismo. Ser verdadero y lo que a mí me parece verdadero son también lo mismo. Por lo tanto, lo mismo es conocer que opinar: toda opinión es verdadera para quien la dice y, por consiguiente, no hay distinción entre opinión y conocimiento verdadero. [3. Conclusión] En resumen, conocimiento y opinión son para Platón dos niveles epistemológicos diferentes, que se corresponden respectivamente con dos grados ontológicos diferentes: el mundo inteligible y el mundo sensible. Mientras que el conocimiento versa sobre lo verdaderamente real, estable, permanente, eterno y perfecto, la opinión versa sobre las apariencias Pregunta introductoria tema 9. sensibles, lo cambiante, lo perecedero, simples copias imperfectas del mundo inteligible, y es ontológicamente inferior. Platón está convencido de que el conocimiento verdadero y objetivo es posible, pues hay cierta clase de objetos conceptuales, eternos, inmateriales, que no cambian y que existen con independencia de las opiniones humanas. A estos objetos Platón los denominó Ideas, y sólo sobre ellas es posible el conocimiento. Cualquier saber que no verse acerca de ellas, sino acerca de lo cambiante y sensible, será tan sólo simple opinión. REDACCIÓN 5: LA FUNCIÓN DE LA DIALÉCTICA EN EL PROYECTO POLÍTICO DE PLATÓN [1. Introducción] El título de esta redacción plantea el problema de la relación entre política y dialéctica o, dicho de otro modo, entre filosofía y gobierno de la polis. Platón expone en la “Carta VII” los avatares y convulsiones políticas de la Atenas de su época: la guerra frente a Esparta, el violento gobierno de los 30 Tiranos, la posterior restauración democrática de Trasíbulo, la injusta condena de su maestro Sócrates bajo el gobierno democrático, etc. Todos estos acontecimientos le llevaron al convencimiento de que todos los Estados estaban mal gobernados y de que los males de la humanidad no tendrían remedio hasta que los gobiernos estuviesen en manos de los filósofos. Esta es, en síntesis, la doctrina del filósofo-gobernante, en la que se aprecia claramente la influencia del intelectualismo moral de Sócrates. El tema de esta redacción nos obliga a preguntarnos por el papel que juega la dialéctica en este proyecto político. Pero para contestar a esta cuestión será preciso que respondamos antes a otras preguntas previas: ¿Qué papel juega la educación en el proyecto político de Platón? ¿Qué función cumple la dialéctica en el programa educativo de Platón? Responder a estas cuestiones nos llevará a su vez a exponer los presupuestos ontológicos y epistemológicos en los que se sustentan tanto la educación como la política de Platón, por lo que será inevitable referirnos a la Teoría de las Ideas. [2. Desarrollo] Como dijimos antes, Platón propone como remedio a los problemas políticos de su tiempo un gobierno de filósofos, al considerar que sólo la filosofía puede ofrecer una visión adecuada de lo justo y de lo bueno, imprescindible para que los gobernantes se conduzcan recta y sabiamente como individuos y para que gobiernen sabiamente encaminando el Estado hacia la justicia, la felicidad y la armonía. Como se sabe, Platón rechaza la democracia
  • 8. como forma de gobierno, pues ésta se basa en el supuesto de que cualquiera está capacitado para dirigir el destino político del Estado. Por contra, propone como gobierno ideal una especie de aristocracia o gobierno de los mejores, pero bien entendido, pues se trata de una aristocracia del saber y de la virtud, no del linaje o de la sangre. Sólo un gobierno así puede ponernos a salvo de la incompetencia, de los abusos y de la ambición de los gobernantes corrientes. Este es, en suma, el núcleo fundamental de la propuesta política de Platón. 10. De lo anteriormente dicho puede deducirse el importante papel que la educación de los futuros gobernantes juega en esta propuesta política. Es el Estado el que debe de educar en la filosofía y en otras disciplinas a los futuros gobernantes. Para ello deben elegirse las mejores naturalezas, aquellas que posean dotes naturales adecuadas para el estudio y destaquen también por cierta predisposición natural a la virtud. La educación consistirá en lograr que estas naturalezas bien dispuestas se encaminen hacia el conocimiento de lo verdadero, de lo bueno y de lo justo. Para ello, el alma debe volverse hacia lo inteligible, apartándose de lo sensible. Para entender esto es inevitable referirnos a la teoría de las Ideas, que constituye el núcleo fundamental de la filosofía platónica. La teoría de las Ideas afirma que, aparte de las realidades sensibles, cambiantes, materiales y sometidas al nacimiento y a la muerte, existen ciertas realidades superiores, ingénitas e imperecederas, inmutables, inmateriales, abstractas, indivisibles, accesibles sólo a la inteligencia, y que constituyen las esencias de las cosas sensibles y los paradigmas o arquetipos ideales que las cosas sensibles copian. A estas realidades Platón les da el nombre de “Ideas”. Sólo de ellas puede haber conocimiento en sentido estricto (episteme), mientras que de las realidades sensibles, aparentes y cambiantes, tan sólo puede haber simples opiniones (doxa), jamás conocimiento. Entre las Ideas destacan la Justicia en sí, la Belleza en sí, etc., y, en la cima de todas ellas, el Bien en sí. Frente al relativismo de los sofistas, Platón defenderá, pues, la existencia de ciertos valores éticos y estéticos objetivos, inmutables y eternos cuyo conocimiento es indispensable para que sirva al gobernante de guía en el gobierno de la ciudad. Y aquí es donde entra en juego la dialéctica. La dialéctica es el saber acerca de las Ideas y sus relaciones, el conocimiento de las esencias eternas e inmutables de las cosas, cuyo término final es la visión del Bien en sí o Idea suprema, la cual es el fundamento de todo lo real y la expresión suprema del orden racional que gobierna el mundo, a imitación del cual el gobernante deberá gobernar el Estado. Sin embargo, la dialéctica requiere como preparación y entrenamiento previo el cultivo de las matemáticas, que constituyen, por así decirlo, su preludio o antesala. Platón distingue además entre la dialéctica ascendente y la descendente. La primera representa el camino que el alma debe recorrer desde los objetos matemáticos hasta las Ideas, partiendo de hipótesis que se tomarán como simples supuestos que servirán de trampolines o peldaños para ascender hasta las Ideas. A partir de ahí, el alma, valiéndose exclusivamente del poder dialéctico de la razón, de argumentos y refutaciones, debe ir de Idea en Idea, sin recurrir a nada sensible, hasta alcanzar el Bien en sí. Esto se refleja muy bien en el mito de la caverna, en el que la dialéctica ascendente está representada por el camino que recorre el prisionero liberado a partir del momento en que sale al exterior de la caverna, y que culmina con la visión del sol (representación metafórica de la Idea de Bien). Por otra parte, la dialéctica descendente consistirá en la aplicación del conocimiento alcanzado acerca de lo inteligible y eterno, al mundo de lo sensible, y en particular al ámbito político. En efecto, una vez contempladas la Idea de Bien y las restantes Ideas, el filósofo debe ocuparse de los asuntos humanos y asumir la dirección política de la polis, gobernando el Estado y su propia vida a la luz del conocimiento de esos principios eternos. En el mito de la caverna esto se representa simbólicamente con la 11. vuelta del prisionero liberado al mundo de sombras en el que viven sus antiguos compañeros de prisión. [3. Conclusión] En conclusión, y contestando directamente al título
  • 9. propuesto, Platón rechaza la democracia y otras formas de gobierno, y en su lugar propone, como solución a los problemas políticos de su tiempo, el gobierno de los mejores en virtud y en saber. Esta propuesta política se completa con un ambicioso programa educativo que persigue como objetivo final formar a ciertos individuos en el conocimiento de las esencias inmutables y eternas, a la luz del cual serán capaces de gobernar sabia y rectamente. Y justamente este conocimiento es el que nos proporciona la ciencia dialéctica, la cual requiere del cultivo de las matemáticas como propedéutica o preparación. La dialéctica es, pues, la ciencia suprema y el remate de las demás disciplinas en las que deberán educarse los futuros filósofos-gobernantes, los cuales tomarán el Bien en sí como guía y modelo para gobernar, tanto a sí mismos como a la ciudad. REDACCION VI Educación y conocimiento de la verdad en el pensamiento de Platón. (BORRADOR) Introducción: En esta redacción se nos plantea el problema de la relación que existe, en el pensamiento platónico, entre la educación y el conocimiento de la verdad. De entrada, cabría decir que según el planteamiento platónico el conocimiento de lo verdadero depende estrictamente de la educación, en la medida en que sólo a través de ella puede alcanzarse un verdadero conocimiento de la realidad que nos rodea. Para entender esta idea, es necesario referirse en primer lugar al dualismo ontológico y epistemológico característico de Platón. Dualismo ontológico: mundo sensible / inteligible Dualismo epistemológico: opinión / episteme Hombre no educado: sólo conoce lo sensible, su saber es mera opinión (podemos aludir aquí al mito de la caverna: hombre no educado como prisionero de su ignorancia y desconocedor de la verdadera realidad) Educación: proceso que consistirá en trascender el ámbito de lo sensible para alcanzar el conocimiento de las ideas, verdadera realidad y fundamento de lo sensible, que es mera copia o reflejo de ellas y en último término de la idea del bien. Mito de la caverna refleja cómo este proceso requiere de un gran esfuerzo y que es un camino no exento de dificultades. Concepción platónica de la educación: - Se opone a la sofística: concepción dogmática - El alma posee ya la virtud del conocimiento, pero tiene que dirigirla hacia el lugar adecuado: función correctiva de la educación (mayéutica socrática) 12. Conocimiento de las ideas exige un paso previo: matemática como propedéutica. Educación termina cuando se alcanza la idea del bien. Quienes han sido educados y conocen, por tanto, la idea del bien, deberán dedicarse al gobierno de la polis: sentido práctico de la epistemología platónica. Ejemplo de redacción: "Educación y tipos de conocimiento en Platón" [introdución] El tema de la educación y los tipos de conocimiento en Platón que se nos propone en esta redacción es muy amplio y genérico. Pocas veces nos paramos a pensar que Efectivamente existe alguna relación entre conocimiento y educación, pues extraño sería Educar en conocimientos falsos, por ello, de educarse, se educa uno en lo que se piensa que es verdad. Pero educación hace referencia también a la formación, al desarrollo, a la cultura, al proceso por el que uno se socializa y adquiere las habilidades básicas para desenvolverse en la sociedad. Centrándonos en Platón veremos que la educación y el conocimiento hacen referencia al Bien y que todo conocimiento tiene a su raíz una aspiración práctica con implicaciones sociales importantes, por ello la educación es tan importante, porque establece el ideal a vida humana dentro de la sociedad. Nos podemos plantear la siguiente cuestión: ¿qué relación existe entre educación y las diferentes formas de conocimiento? O como se plantea Platón al inicio del libro VII ¿qué relación existe entre la educación y la naturaleza humana y qué implicaciones tiene para la sociedad en su conjunto? [desarrollo] La filosofía de Platón se establece con una intención polémica respecto de los sofistas, en concreto contra la intención de los sofistas de que educar consiste en poner “vista a unos ojos ciegos”, expresión que significa que mediante las enseñanzas de los sofistas, profesionales de la educación que cobraban por sus servicios, eran capaces de introducir el conocimiento y la ciencia en las almas de los hijos de los acaudalados ciudadanos que requerían sus servicios. Efectivamente, los sofistas planteaban la educación como un
  • 10. ejercicio que daba sus frutos por el saber enciclopédico, el ejercicio retórico, y la elocuencia necesaria para convertir el discurso sugerente y seductor en discurso verdadero que convenciera y subyugara a las mentes y voluntades de los ciudadanos atenienses que acudían a los juicios o a las asambleas de la ciudad-estado griega para decidir sus asuntos. Esta concepción de la educación sofista se acompañaba de cierta sabiduría, de cierto saber que desvinculaba la actividad filosófica de la búsqueda de la verdad, del bien y de la virtud. Los sofistas se mostraron hábiles manipuladores del lenguaje capaces de demostrar y convencer de una cosa y de su contraria en función de sus propios intereses, o de los intereses del cliente. Así sus doctrinas mantienen el relativismo epistemológico y ético (verdad y bien están en función de las circunstancias sociales y culturales) que puede llegar al subjetivismo (bueno y verdad es simplemente lo que a mí me aparece como tal) cuando no al nihilismo extremo (no existe ni la verdad ni el bien). Todo esto llevado al terreno político aboca la actividad política al oportunismo y al medro personal que busca en el terreno de la actividad pública la ocasión para favorecer los propios intereses más allá de lo que conviene a la sociedad en su conjunto. Frente a este modo de entender la actividad filosófica Platón, siguiendo la estela de su maestro Sócrates, intentará establecer una filosofía que supere la actividad sofista mediante una teoría que permita fundamentar el Bien como un valor absoluto y la actividad intelectual como vinculada a la búsqueda de la verdad permitiendo establecer criterios objetivos para 13. decidir la verdad de los asuntos más allá de la persuasión subjetiva de cada cual. Ya Sócrates había establecido como doctrina el intelectualismo moral según el cual el conocimiento del bien hace que actuemos bien, es decir, que seamos virtuosos, y ello nos proporciona la felicidad auténtica. También pensaba Sócrates que el conocimiento y la verdad residen en cada uno se nosotros y que por ello nadie nos puede enseñar nada, sino que sólo se nos puede ayudar a dar a luz esa verdad. De aquí derivará Platón su idea de que la educación consiste en despertar y orientar la mirada, es decir, despertar y orientar la inteligencia hacia el verdadero objeto de conocimiento que es la comprensión de lo que es el Bien. Este dato es importante porque aquí de lo que se trata no es de memorizar discursos o artimañas retóricas para discutir por “vanas sombras” sino de examinar las cosas en sí mismas por medio de la inteligencia, es decir, de la comprensión misma de todos los aspectos de la cosas que estemos considerando a la luz del Bien. Ahora bien, este despertar la inteligencia bien acompañado de una educación en el sentido de una “poda de excrecencias plúmbeas”, es decir, de una doma de los aspectos irracionales del ser humano: los deseos. Por ello la educación debe procurar virtudes para ayudar a las mejores naturalezas: la templanza, la fortaleza y la prudencia serán las virtudes que se deban educar en los ciudadanos. Ya tenemos un primer elemento de la educación, las virtudes. Pero ¿cómo se produce ese despertar de la ecuación? Platón sigue siendo heredero de Sócrates: la educación debe servirse de problemas y plantear contradicciones al alma para que esta despierte y ascienda hacia la luz buscando la lógica de las cosas. Esto no tiene nada que ver con la actividad de los sofistas empeñados en mantenerse en el mundo de los sentidos, buscando el bien como utilidad, como placer y la verdad como éxito social y político. Efectivamente, Platón busca liberar mediante la educación al alma respecto del cuerpo, y conseguir que de alguna manera se enseñoree del mismo como el buen auriga que guiado por la razón sabe domar y conducir a los caballos del deseo y de la voluntad para llevarlos fuera de la caverna por decirlo de algún modo siguiendo el símil platónico. Tal como hemos visto en el texto que se nos ha propuesto para analizar, Platón establece tres tipos de artes: las que se refieren los objetos del mundo de la generación (cosas fabricadas, materiales), los que se refieren al mundo matemático (geometría) y las que versan sobre la verdad en sí. Estas artes se corresponden con la doxa, la dianoia (pensamiento discursivo) y la noesis (que correspondería al ejercicio de la dialéctica). Siguiendo el pensamiento platónico las artes que tienen que ver con el mundo de la opinión y que están relacionadas con el ejercicio, la
  • 11. repetición y la costumbre, es decir, que no requieren inteligencia no son artes que sirvan para el fin que se propone: contemplar el Bien, la verdad. Ello porque el mundo al que pertenecen es inestable y contradictorio, es decir, un mismo objeto admite predicados contrarios. Platón establecerá que las disciplinas para despertar la inteligencia y elevarla hacia el mundo que le es propio, que es la inteligencia misma y las ideas, son las que permiten discutir y discurrir sobre su objeto, así le unidad y la multiplicidad son de ese tipo de objetos y incitan al alma a aclara lo que son. Por ello Platón establece las enseñanzas matemáticas (cálculo, geometría, volumen, astronomía y armonía) como ciencias auxiliares de cara a la dialéctica que debe ser, como hemos argumentado en la 2ª cuestión de la prueba, la que alcance la verdad en sí. Platón argumenta que esas disciplinas auxiliares son útiles para la ciudad y que por ello deben ser fomentadas, lo cual significa que deben no sólo ser honradas sino también ser favorecidas económicamente en su desarrollo, pero Platón ve su utilidad en que permiten acostumbrar a la inteligencia a trabajar sin objetos sensibles, como en un paso intermedio para trabajar con Ideas puras que será el objeto de la filosofía auténtica: la contemplación del Bien. La contemplación del Bien debe producir en el sujeto una 14. transformación que le impulse a bajar a la caverna e intentar liberar a los compañeros, por ello, el Bien en Platón tiene una función política clara: organizar la ciudad-estado de acuerdo a la justicia para que sea la ciudad en su conjunto la que alcance la felicidad y no una clase especial de ciudadanos. Por ello, la persuasión o la fuerza debe introducir ese orden que descubre el filósofo en la ciudad, orden en el que los ciudadanos alcanzan la armonía para vivir sin disensiones egoístas, sin demagogia y sin retórica sofista que solo busca el propio bien, para vivir según la idea universal de Bien como un modelo a imitar. La ciudad debe formar a los ciudadanos de ese modo, con vistas a la unificación del estado y al cumplimiento de sus deberes. [conclusión] Si la educación y el conocimiento llegan a tener esta relación en la que el conocimiento se convierte en práctica, es decir, si el conocimiento tiene una raíz práctica, o lo que es lo mismo, si conocer es alcanzar el conocimiento para actuar sabiamente en la vida pública y privada guiado por ideas objetivas, entonces la educación debe ayudarnos a despertar del sueño e incitarnos a llevar una vida despierta e inteligente. El resultado de todo ello es una sociedad rica en conocimiento lejos de la estafa y el engaño sofista, una sociedad que fomenta las el conocimiento científico pero que comprende no es el grado más elevado de conocimiento al que debemos aspirar, sino que todavía hay algo que nos incumbe de manera decisiva: alcanzar el conocimiento del bien para llevar una vida buena y sabia. La educación nos forma pues como seres humanos que somos y nos eleva hacia formas de vida mejores, permitiendo que la sociedad se beneficie en su conjunto del esfuerzo que hace por educar a sus miembros en los conocimientos que alcanza y comprende como buenos y verdaderos. Y sobre esto se podría discutir y objetar mucho pero lo cierto es que entre nuestros planes de estudios y los que propone Platón no hay mucha diferencia y de momento, no vemos la salida de la caverna. Habrá que volver sobre todo este asunto una vez más. -EXAMEN: La teoría de la educación en la filosofía platónica. --Es, pues, labor nuestra--dije yo--, labor de los fundadores, el obligar a las mejores naturalezas a que lleguen al conocimiento del cual decíamos antes que era el más excelso, y vean el bien y verifiquen la ascensión aquella; y una vez que, después de haber subido, hayan gozado de una visión suficiente, no permitirles lo que ahora les está permitido. --¿Y qué es ello? --Que se queden allí--dije--y no accedan a bajar de nuevo junto a aquellos prisioneros ni a participar en sus trabajos ni tampoco en sus honores, sea mucho o poco lo que éstos valgan. --Pero entonces --dijo--, ¿les perjudicaremos y haremos que vivan peor, siéndoles posible el vivir mejor? --Te has vuelto a olvidar, querido amigo --dije--, de que a la ley no le interesa nada que haya en la ciudad una clase que goce de particular felicidad, sino que se esfuerza porque ello le suceda a la ciudad entera, y por eso introduce armonía entre los ciudadanos por medio de la persuasión o de la fuerza, hace que unos hagan a otros
  • 12. participes de los beneficios con que cada cual pueda ser útil a la comunidad y ella misma forma en la ciudad hombres de esa clase, pero no para dejarles que cada uno se vuelva hacia donde quiera, sino para usar ella misma de ellos con miras a la unificación del Estado. --Es verdad--dijo--. Me olvidé de ello. 15. --Pues ahora--dije--observa, ¡oh Glaucón!, que tampoco vamos a perjudicar a los filósofos que haya entre nosotros, sino a obligarles, con palabras razonables, a que se cuiden de los demás y les protejan. Les diremos que es natural que las gentes tales que haya en las demás ciudades no participen de los trabajos de ellas, porque se forman solos, contra la voluntad de sus respectivos gobiernos, y cuando alguien se forma solo y no debe a nadie su crianza, es justo que tampoco se preocupe de reintegrar a nadie el importe de ella. PLATÓN, La República. 2. Define el término "ley" y "armonía" partiendo de la información ofracida por el texto y completándola con los conocimientos que tengas de la filosofía del autor. El término ley aparece en el texto en la línea 10 y hace referencia a las órdenes realizadas por el gobierno para la posible convivencia entre personas en una misma ciudad. Las leyes no deben ser particulares, sino deben ser para todas las personas, es decir, normas que deben cumplir todos los ciudadanos. El término armonía aparece en el texto en la línea 12 y hace referencia al estado de bienestar o tranquilidad que se vive en una ciudad y que se puede conseguir mediante las leyes o mediante la persuasión, pero entonces la armonía estará condicionada. Estos dos términos que aparecen en el texto están relacionados entre sí. Para Platón, las leyes debían ser regidas por los gobernantes filósofos que conocían el bien y sabían hacer el bien, lo que se llama intelectualismo ético, ya que habían recibido una educación. Si todas las personas de una ciudad son buenas y sus gobernantes también los son, en esa ciudad habrá una armonía, esto Platón lo defiende en su teoría política. Las leyes deben ser enunciadas por gobernantes filosóficos y la ciudad tendrá una armonía. Platón critica la forma de gobierno de una democracia porque en ese sistema de gobierno es el pueblo el que gobierna, y si el pueblo no conoce la idea de bien, no podrá enunciar las leyes que logren que en esa ciudad haya armonía entre las personas y mediante la fuerza y la persuasión se conseguirá la armonía, pero no será verdadera. 3. -Redacción: La teoría de la educación en la filosofía platónica. INTRODUCCIÓN: En este apartado se nos plantea la educación platónica pero ¿qué es la educación? Es lo necesario para acceder al verdadero conocimiento, sin embargo ¿qué podemos conocer? ¿Cómo distinguimos lo conocido de lo imaginado, es decir, lo real de lo ficticio? ¿Debemos tener, todos, una educación o ha de ser selectiva? Naturalmente he planteado varias dudas y preguntas fundamentales que surgen al cuestionarse este problema dilemático, ahora procederé a su análisis, de un modo mucho más exhaustivo. DESARROLLO: Teniendo presente la definición exacta de educación, según Platón, accedemos a una sala dónde, al mismo tiempo se nos abre la puerta de la pregunta que dice, de qué es lo que conocemos. Bien, según este filósofo se conoce lo que es real, lo inmutable, no lo que no deviene y no ocupa espacio, (estos son esos verdaderos seres, o ideas) y sobre todo la idea máxima, la de Bien y la relación que presenta entre las demás ideas que a fin de cuentas son modelos de esta. 16. CONSECUENTEMENTE: Llegamos a conocer las ideas, esto es obvio, pero la cuestión es cómo se ha de educar para acceder a ellas y así al conocimiento. Pues claramente despreciando paulatinamente los entes sensibles, pues no son reales y no sirven para aprehender verdaderamente, sino para creencias inútiles. Así pues, Platón dará comienzo a la educación con ciencias simples como la música o gimnástica para comenzar a ejercitar el cuerpo e ir alejándolo lenta pero constantemente de lo concupiscible o apetecible. Tras esto, a la edad de 20 años, se centrará, teniendo el cuerpo bajo el dominio racional del alma, en la διάνοια, o más conocida dianoia y matemáticas deductivas, con el único fin de preparar al alma racional en materia de abstracción, y así llegar a la dialéctica, ciencia de las ideas o διαλεκτική, totalmente abstractas e inmateriales, a la cual casi ningún estudiante llegará, pero visibles para el ojo
  • 13. cognoscible, que es el alma racional, iluminado claro está, por la luz natural, blanca y bella de la idea de bien. SIN EMBARGO: Se encuentra uno con la duda, después de este razonamiento, de si han de ser todos educados. Platón, sin faltar a sus propuestas no rechaza el dualismo, por eso se decanta por el sí y por el no. Principalmente habíamos de salir de la imaginación o despreciar las sombras de la caverna y contemplar el fuego, el cual causó dichas sombras imaginativas, que sólo nos proporcionan el beneficio del placer concupiscible o corporal. Es por esto mismo porqué el primer paso educativo es el de la música y la gimnástica, para dominar los apetitos y pasiones del cuerpo. Superada esta primera fase de selección, accedemos a la de las ciencias deductivas, el pueblo llano no llegará a esta etapa pero si lo harán el guardián y filósofo gobernante, llegando a adquirir la casi completa abstracción utilizando la herramienta eficaz de los axiomas matemáticos. El último paso será el de la dialéctica. El guardián, amigo de lo geométrico, no logrará llegar y se quedará en la entrada del mundo de las ideas, pero si lo conseguirá el nombrado filósofo. Con esto se conseguirá que la polis sea justa, buena y que todos sean educados según sus posibilidades. La polis estará, de este modo, gobernada por personas que mediante un educador han subido la escarpada y costosa cuesta, accediendo a la superficie, vislumbrando la idea de bien y pudiendo así gobernar eficazmente y finalizando, al fin la educación en la práctica justa de lo aprehendido. CONCLUSIÓN: Destacando lo dicho en las partes previas, se puede afirmar y solucionar las dudas introductorias de que la educación platónica siendo justa, es selectiva, pues permite que todos sean educados para acceder al fin de la dialéctica, que será alcanzado tan solo por aquellos que logren superar las barreras selectivas corporales y abstractorias, domando a los dos caballos, el de lo concupiscible y el de lo irascible, primando de este modo el alma racional, lo que es lo justo, debido y bueno. COMENTARIO: Buenas preguntas. Pero una introducción corta. Tiene las ideas claras, pero falta información. No ha nombrado el símil de la línea, ni la teoría de la reminiscencia. Asimismo aunque ha hecho referencia al mito de la caverna no lo ha explicado ni nombrado. 17. Dibujos esquemáticos: