Tras el golpe del 10 de agosto de 1809 que instaló la Junta Suprema en Quito, ésta se desbarató debido a la contrarrevolución del depuesto presidente Manuel Urriez y a la mala gestión política de la Junta, cuyos miembros renunciaron. Se propuso restituir en el poder al conde Ruiz de Castilla, pero el pueblo se opuso. Finalmente se nombró a Juan José Guerrero, quien traicionó la revolución al negociar con Ruiz de Castilla, devolviendo el poder a