1. ENTORNO SOCIAL Y FAMILIAR E INTERVENCIÓN
PSICOPEDAGÓGICA
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1. ¿Cómo maniobrar en esta situación para favorecer la participación e implicación de los
propios padres afectados en la definición y resolución de la problemática, teniendo en cuenta
los recursos disponibles?
Lo primero que debemos obviar es enfocar la intervención en lo que no funciona
dando consejos a las familias para que mejoren desde una posición de expertos,
dado el escaso éxito que tiene. Esto les impide, encontrar sus propias soluciones y
fijar sus propios objetivos. En nuestra intervención específica como psicopedagogos
es imprescindible que las familias nos importen, sin anteponer nuestras creencias,
opiniones y formas particulares de concebir los problemas. Ya que las personas no
se permiten reducir tan fácilmente. Nuestra flexibilidad en el actuar psicoeducativo
nos debe permitir adaptarnos e innovar a lo que cada familia quiere. Por lo que
planificaremos la intervención participativa entendida como guía que legitime
sus opiniones y saberes en los siguientes términos concretos:
1. Estrategias para potenciar los canales de comunicación: Comenzaremos
creando canales de comunicación no unidireccionales sino recíprocos con cada
familia. Realizando las entrevistas que sean precisas, hasta comprender
como construyen sus acontecimientos y cómo analizan la demanda como
primer acercamiento. La no participaron de la misma, les puede volver
resistentes al cambio. Debemos darles tiempo y aceptarles tal y como son.
Esto produce cambios en la actitud, generando otras dinámicas. Nos
comprometeremos desde el principio a realizar acciones conjuntas para
que superen sus problemas expuestos. Así, en un primer encuentro
buscaremos esta comprensión de sus situaciones particulares. Con preguntas
descriptivas que nos permitan conocer los hechos desde la percepción que
cada uno tiene de la realidad que vive, preguntas reflexivas, para hacerles
reflexionar sobre algunas conductas suyas y de los demás a fin de que les
induzca a buscar una solución, y preguntas circulares, para conocer la
repercusión de una conducta en los demás. Planteándoles entre otras: ¿qué
opinan de la demanda? ¿por qué creen que el centro la ha realizado? ¿cómo
creen que se solucionan las inquietudes del centro? ¿creen que es útil que su
hijo asista a la escuela? ¿creen que las faltas al mismo son o no importantes?
¿cómo creen que será el futuro de ellos y sus hijos? ¿qué opinan de la
diferencia de lengua escuela/hogar? ¿cómo creen que no conocer la lengua de
la escuela afectará a sus hijos? ¿creen que esto se puede solucionar?
¿cómo?... nos interesará averiguar ¿cuáles son las situaciones y
circunstancias que les preocupan y cuáles han sido las soluciones que han
intentado para resolverlas? Sacarlas pone de manifiesto lo que no ha
funcionado y si existen otras soluciones que aún no se han probado.
2. El abordaje conjunto de los problemas detectados: A partir de la descripción
de las situaciones y de las soluciones intentadas o no, podemos indagar el
mensaje común de estas. Cada familia es un mundo y requiere de todo lo que
les ayude, así deben ser quienes marquen las pautas a seguir en el proceso
psicoeducativo con sus necesidades y recursos desiguales y no nosotros con
nuestro enfoque único. Entresacaremos, cuestiones como la disposición que
tienen al cambio, flexibilidad, grado de rigidez, patrones relacionales que
rigen el funcionamiento de cada familia, estilo de comunicación... Les
corresponde a ellas, la mayor contribución al total del resultado terapéutico y
psicoeducativo. Para que haya cambio, debemos dirigir el esfuerzo a que
comprendan su problema (autocomprensión respecto de su realidad, por
ejemplo, se les debe orientar a reflexionar sobre la gravedad de su adicción a
las drogas aceptando su enfermedad, este es el secreto del éxito). Tendremos
en cuenta sus creencias, esquemas, narrativas y constructos por encima de
los nuestros, realizando con ellos una negociación de las interpretaciones.
Porque en efecto “cuando alguien siente que sus cosas no son tomadas en
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cuenta, difícilmente establecerá una relación de confianza en ese otro y por
tanto no le reconocerá la autoridad necesaria para producir efectos
terapéuticos o de aprendizaje” (Ubieto). Realizaremos entonces un plan
estratégico de acciones participativas, donde las tareas son introducidas
por las familias mismas, motivándoles para encontrar sus propias estrategias
de mejora y donde se aborda la problemática compartiendo la visión que cada
parte aporta, buscándose soluciones consensuadas desde la
corresponsabilización.
3. El fortalecimiento de los espacios de participación: Así podemos hablarles de
servicios comunitarios dirigidos a las familias (espacios de familia o bebé,
concebidos como espacios abiertos) que adoptan formas muy distintas, en
cada ayuntamiento, con un enfoque que favorece el desarrollo global de las
familias, la autoestima y el autoconcepto, proponiendo algunos entre los
que pueden elegir:
• Espacios de familia: De carácter voluntario, con flexibilidad de horarios,
incorporándose en cualquier momento, pudiendo interactuar con los niños o
charlar con otras madres. No tienen una programación previa de los temas a
tratar, son tertulias en torno a un café con pastas donde las familias,
generalmente madres, hablan sobre sus preocupaciones y angustias. Los
diálogos se orientan a hacerles reflexionar individualmente sobre
determinados contenidos. Se deben tratar temas concretos sugeridos por
ellos que respondan a sus necesidades y expectativas, aprovechando sus
propios ejemplos.
• La casa de los árboles (la casa dels Arbres): De acceso a las familias de
forma informal o dirigidas estas desde otros servicios. Es un espacio de
socialización y normalización. Con la ayuda de diferentes profesionales.
• Escuelas de Padres/Madres: De asistencia voluntaria. En varias sesiones
semanales a fin de ajustarlas a las diferentes disponibilidades. Charlas,
mesas redondas, debates sobre los temas que las familias propongan o
actividades en las escuelas o en centros comunitarios concretos que ellos
manifiesten como de su provecho. Son contextos de participación que
suscitan el diálogo desde el interés. Dándole a las temáticas continuidades.
Volviéndose a proponer reiteradas actividades de discusión o profundización
sobre cada tema determinado por ellos.
• Familias en el aula: Rompen con prejuicios establecidos y mejora las
relaciones escuela-familia, y la confianza mutua, mediante tareas conjuntas
con diversas formas de participación, como organizar fiestas, talleres,
elección de materiales, observación, acompañamiento a actividades
externas… El éxito consiste en conocer las propuestas que parten de las
propias familias. No siendo preciso que acudan todos a la vez, adaptando la
frecuencia a cada Padre-Madre.
4. El apoyo de los equipos multidisciplinarios: Crearemos además, la estructura
de colaboración en red, a partir de la cual se pueda planificar, plantear y
resolver las dificultades de la tarea que emprendemos. Realizaremos las
acciones cuidando la comunicación y la relación entre los profesionales.
Elaboraremos los documentos que faciliten la toma de decisiones y el
establecimiento de líneas comunes de actuación, que nos obliguen a
concretar de modo comprensible los temas tratados. Integrando cada
explicación parcial en nuestra práctica. Con planes de acción reajustables y
revisables según un calendario mensual y trimestral de encuentros.
Contando por lo tanto, con la implicación de servicios sociales (que aportan
información sobre la situación de los niños de esa comunidad, participando
en la planificación y desarrollo de estrategias participativas de las familias y
niños, dando continuidad al proyecto), servicios sanitarios (aportan
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información preventiva sobre la salud a las familias y la vigilancia del
crecimiento de los niños) y servicios educativos (que desarrollan actividades
dirigidas a los Padres/Madres, posibilitando acciones conjuntas con las
familias y educadores, como son la elaboración de materiales, la
participación en talleres de cuentos, el acompañamiento en salidas
exteriores, además de la organización de charlas, grupos de debate, de
autoayuda, posibilitando que las familias comprueben, que sus problemas no
son los únicos). Aprovechando los beneficios de la multiplicidad focal de
todas las disciplinas a nuestro alcance.
ANEXO:
Bibliografía y Webliografía:
• Bonals, J., Sánchez-Cano, M. (2007). La evaluación Psicopedagógica.
Barcelona: Graó.
• Bonals, J., Sánchez-Cano, M. (2007). Manual de Asesoramiento
Psicopedagógico. Barcelona: Graó.
• Entorno Social y Familiar e Intervención psicopedagógica. Módulo 2. La
intervención psicoeducativa en el contexto familiar. UOC.
• Proyecto interxarxes 2008. Ayuntament de Barcelona, Horta-Guinardó. (en
línea) http://www.interxarxes.net/html/textos.htm (consulta: 02.05.10)
• Ubieto, J.R. (2002) "Inter-redes" en Grups, xarxa i comunitat. Barcelona:
COPC.
• Ubieto, J.R. (2002) Inter-redes: una experiencia de trabajo en red. La praxi
del psicòleg de la intervenció social. Barcelona: Col·legi Oficial de Psicòlegs
de Catalunya.
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