En la Roma antigua, la educación estaba limitada y dependía del estatus social. Los niños recibían una educación básica de sus padres en casa y solo los hijos de familias ricas podían asistir a la escuela primaria y secundaria para aprender lectura, escritura, aritmética y gramática. Las niñas solo asistían a la escuela primaria y aprendían tareas domésticas en casa.