2. La traducción de la Biblia
desde sus textos originales
tiene sus dificultades,
por eso tenemos tantas
diferencias entre las
distintas Biblias que hoy
tenemos.
3. El vocablo hebreo "hesed", (se pronuncia jesed)
significa amor,
pero es un amor activo, es el amor de Dios,
no es un amor declarativo, muchas veces se ha
traducido
por misericordia pero no es del todo correcto.
4. El término misericordia no existía en el Antiguo
Testamento,
entonces surge la pregunta:
¿Qué término se tradujo por misericordia?.
5. La respuesta es "rahamim“
(se pronuncia rajamim),
que literalmente significa útero.
El hagiógrafo (escritor bíblico)
quiso poner útero,
como misterio de la maternidad
que es sentirse parte del otro.
6. Recordamos también al
profeta, Oseas en el capítulo
11,
nos habla de la parte femenina
de Dios cuando dice de Israel:
“Le enseñé a caminar
tomándole
de los brazos,
le di de comer en la boca,
lo alcé en mis brazos y puse
mi mejilla junto a la suya".
(Oráculo de Yaveh)
7. Es para significar que
existe un cordón umbilical
espiritual,
que nunca se corta
y no importa la edad que
tengan los hijos,
ni que tan lejos estén,
tenemos los padres
necesidad de estar en un
contacto que signifique
una cercanía
y un conocimiento del
otro.
8. Como vemos la misericordia abarca mucho
más que el perdón, y en la biblia tenemos
innumerables ejemplos:
las 3 parábolas de la misericordia de Lucas 15
13. En el Antiguo Testamento hay un profeta: Jonás,
que no ha comprendido la misericordia de Dios
y se opone ir a Nínive a predicar,
porque en el pasado los asirios habían conquistado
a Israel.
(Su historia la pueden leer precisamente en el libro de
Jonás.)
14. la palabra de Dios
es que la
misericordia
es para todos los
pueblos
y Dios quiere que
nosotros también
tengamos
misericordia con
nuestro prójimo.
15. Cuando rezamos el
Padre Nuestro decimos
"perdona nuestras ofensas
como también nosotros
perdonamos
a los que nos ofenden",
estamos diciendo:
"perdona nuestras ofensas,
como nosotros hemos
perdonado
a los que nos ofenden."
16. En Lucas 10, 37
en el final de la
parábola del
"buen samaritano",
Jesús le dice al legista
"Vete y haz tu lo
mismo".
17. El camino para la misericordia divina
si bien pasa por el sacramento de la
reconciliación,
para obtener el perdón de Dios,
también tenemos que perdonarnos a nosotros
mismos
que es lo que más nos cuesta,
para poder perdonar a los demás. Texto:
Jorge Rosenfeld - Lectio Divina.
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Y que permanezcamos unidos en el amor a Jesús.