5. Así pues, introducir la cultura 2.0 en las organizaciones no significa ni mucho menos “virtualizarla”, ni evitar el “cara a cara”. Tampoco significa dejar el activismo o su fin comercial en manos de la red. Significa simplemente aprovechar las posibilidades de estas nuevas tecnologías para construir un sistema de comunicación mucho más rico, innovador y efectivo, cuyo objetivo final es precisamente potenciar la participación del usuario interno y externo facilitando todos los procesos internos de la organización.