1. DIABETES INFANTIL
La diabetes es la enfermedad endocrinológica más frecuente en la edad pediátrica. En
pediatría la diabetes tipo 1 supone el 90% del total de diagnósticos. Sin embargo, en los
últimos años, se está objetivando un aumento en el diagnóstico de otros tipos de diabetes
(diabetes relacionada con fibrosis quística, diabetes tipo MODY, entre otras). En ciertos países
y en ciertas etnias, entre ellos fundamentalmente EE.UU. y Japón, se está incrementando de
manera llamativa la incidencia de diabetes tipo 2, probablemente en relación al aumento de
sobrepeso, obesidad y sedentarismo en la edad infanto-juvenil. En la actualidad encontramos
niños con diabetes tipo 2 y comenzamos a ver en los niños y adolescentes obesos
alteraciones del metabolismo hidrocarbonato, tales como alteración de la glucemia en ayunas
y alteración de la tolerancia a la glucosa, consideradas como estadios prediabéticos.
CLASIFICACIÓN
La diabetes se puede clasificar en las siguientes categorías generales:
1. Diabetes tipo 1 (debido a una destrucción de la célula inmunitaria) que generalmente
conduce a una deficiencia absoluta de insulina
2. Diabetes tipo 2 (debido a una pérdida progresiva de secreción de insulina de células b con
frecuencia en el contexto de resistencia a la insulina)
3. Diabetes mellitus gestacional (DMG) (diabetes diagnosticada en segundo o tercer trimestre
del embarazo que no fue claramente diabético antes de la gestación)
4. Tipos específicos de diabetes en otras causas, p. ej., síndromes diabéticos monogenicos
(como diabetes neonatal y diabetes de inicio en la madurez de los jóvenes [MODY]),
enfermedades del páncreas exocrino (como fibrosis quística y pancreatitis) y diabetes inducida
por drogas o sustancias químicas (como el uso de glucocorticoides, en el tratamiento del VIH /
SIDA o después del trasplante de órganos)
Fuente ADA 2018 GUIDELINES
La diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2 son enfermedades heterogéneas en las que la
presentación clínica y la progresión de la enfermedad pueden variar considerablemente. La
clasificación es importante para determinar la terapia, pero algunas personas no pueden
clasificarse claramente como diabéticas tipo 1 o tipo 2 en el momento del diagnóstico. Los
paradigmas tradicionales de la diabetes tipo 2 que ocurren solo en adultos y la diabetes tipo 1
solo en niños ya no son precisos, ya que ambas enfermedades ocurren en ambos grupos de
edad. Los niños con diabetes tipo 1 típicamente presentan los síntomas característicos de
poliuria / polidipsia, y aproximadamente un tercio presentan cetoacidosis diabética (DKA) . El
inicio de la diabetes tipo 1 puede ser más variable en adultos, y es posible que no se
presenten con los síntomas clásicos que se observan en los niños. Ocasionalmente, los
pacientes con diabetes tipo 2 pueden presentar DKA, particularmente minorías étnicas.
La diabetes tipo 1, anteriormente llamada "diabetes insulinodependiente" o "diabetes de inicio
juvenil", representa del 5 al 10% de la diabetes y se produce a través de la destrucción
2. autoinmune mediada por células b pancreáticas. Los marcadores autoinmunitarios incluyen
autoanticuerpos de células de islotes y autoanticuerpos contra GAD (GAD65), insulina, las
tirosina fosfatasas IA-2 e IA-2b y ZnT8. La diabetes tipo 1 se define por la presencia de uno o
más de estos marcadores inmunológicos. La enfermedad tiene fuertes asociaciones HLA, con
vinculación a los genes DQA y DQB. Estos alelos HLA-DR / DQ pueden ser predisponentes o
protectores. La tasa de destrucción de células B es bastante variable, siendo rápida en
algunos individuos (principalmente bebés y niños) y lenta en otros (principalmente adultos).
Los niños y adolescentes pueden presentar CETOACIDOSIS DIABETICA como primera
manifestación de la enfermedad. Otros tienen hiperglucemia en ayunas modesta que puede
cambiar rápidamente a hiperglucemia severa y / o CETOACIDOSIS DIABETICA con infección
u otro estrés. Los adultos pueden no tener suficiente función de célula-B para prevenir la CAD
durante muchos años; tales individuos finalmente se vuelven dependientes de la insulina para
sobrevivir y están en riesgo de CETOACIDOSIS DIABETICA. En esta última etapa de la
enfermedad, hay poca o ninguna secreción de insulina, como se manifiesta por niveles bajos o
indetectables en sangre de péptido. C La diabetes mediada por el sistema inmunitario ocurre
comúnmente en la infancia y la adolescencia, pero puede ocurrir a cualquier edad, incluso en
el 8vo y Novena décadas de la vida. La destrucción autoinmune de células B tiene múltiples
predisposiciones genéticas y
también se relaciona con factores ambientales que todavía están pobremente definidos.
Aunque los pacientes no son típicamente obesos cuando presentan diabetes tipo 1, la
obesidad no debería impedir el diagnóstico. Los pacientes con diabetes tipo 1 son alérgicos a
otros trastornos autoinmunitarios como la tiroiditis de Hashimoto, la enfermedad de Graves, la
enfermedad de Addison, la enfermedad celíaca, el vitíligo, la hepatitis autoinmune, la miastenia
grave y la anemia perniciosa
OBJETIVOS NUTRICIONALES EN EL PACIENTE CON DIABETES
Al ser la diabetes una enfermedad crónica se deben dar unas normas sencillas que posibiliten
una nutrición variada y faciliten un adecuado cumplimiento, intentado sustituir el término dieta,
con connotaciones restrictivas, por el de “aporte nutricional” o “plan de comidas”.
En la práctica hay pocas restricciones en la alimentación de un paciente con diabetes, de
manera que el niño y el adolescente pueden seleccionar su dieta basándose en sus gustos o
preferencias personales con la ayuda del equipo diabetológico.
Objetivos
1. Conseguir y mantener un óptimo control metabólico:
• Niveles de glucemia próximos a la normalidad de manera segura (sin hipoglucemias).
• Niveles lipídicos normales para reducir riesgo de enfermedad cardiovascular.
2. Asegurar un aporte adecuado de energía y nutrientes que permita un normal crecimiento y
desarrollo.
3. Inculcar estilos de vida saludables incluyendo la práctica de ejercicio de forma regular.
4. Enseñar a prevenir y tratar las hipoglucemias.
3. 5. Instruir sobre los cambios dietéticos necesarios ante las enfermedades agudas y los
problemas relacionados con el ejercicio.
6. Prevenir y tratar las complicaciones crónicas de la diabetes.
Todo ello teniendo en cuenta las preferencias culturales, personales y estilo de vida de cada
paciente/familia, como se ha comentado previamente.
TERAPIA NUTRICIONAL
La terapia nutricional juega un papel importante en los distintos niveles de prevención de la
diabetes:
1) prevención primaria: medidas de salud pública para reducir la prevalencia de obesidad y
evitar sedentarismo;
2) prevención secundaria: manejo del paciente diabético para reducir o retrasar la aparición de
complicaciones crónicas; y
3) prevención terciaria: para controlar y enlentecer dichas complicaciones cuando ya han
aparecido.
Las medidas nutricionales, junto con el régimen insulinico y la práctica de ejercicio físico,
constituyen los tres pilares del tratamiento de la diabetes tipo 1 en la infancia y adolescencia.
Este tratamiento debe adaptarse a los resultados de las glucemias capilares realizadas por el
paciente o la familia tras haber recibido una adecuada educación diabetológica impartida por
un equipo especializado en diabetes pediátrica.
Todo niño o adolescente con diabetes debe ser controlado en una Unidad de Diabetes
Pediátrica; sin embargo, es importante que los pediatras de Atención Primaria conozcan las
particularidades que la diabetes tiene en este grupo de edad.
Desde Atención Primaria se debe:
• Reforzar los conocimientos adquiridos en la educación diabetológica.
• Ayudar en la toma de decisiones de autocontrol.
• Estar en contacto con la escuela y el equipo diabetológico del hospital.
• Realizar los controles habituales de salud para asegurar un crecimiento y maduración sexual
adecuada, previniendo la obesidad y detectando precozmente enfermedades asociadas.
Reforzar hábitos de vida saludable, potenciando la realización de ejercicio físico de forma
regular y la prevención de futuros hábitos tóxicos.
• Prevenir y actuar ante las complicaciones agudas que puedan aparecer y manejar
correctamente las enfermedades intercurrentes tan frecuentes a esta edad.
Todo ello en un intento de prevenir y/o retrasar la aparición de las complicaciones crónicas de
la diabetes.
Los requerimientos nutricionales de los niños con diabetes no difieren a las del resto de los
niños de igual edad, sexo y grado de actividad física. Sin embargo, hay que adaptarlos de
forma individualizada, insistiendo en la regularidad de la ingesta, teniendo en cuenta la pauta
y tipo de insulina, el grado de ejercicio y los gustos del niño y la familia, para favorecer el
cumplimiento y preservar el aspecto placentero de la alimentación.
DISEÑO DE LA ALIMENTACIÓN EN NIÑOS Y ADOLESCENTES DIABÉTICOS
Necesidades energéticas
4. 1. Los requerimientos energéticos son semejantes al niño sano de igual edad, sexo y actividad
física.
• RN: 120 kcal/kg peso.
• Lactantes: 80-100 cal/kg peso.
• Desde el 1er año vida hasta pubertad: aplicar fórmula 1.000 + (años x 100).
• Niñas púberes: entre 1.500 y 2.000 calorías al día (mayor requerimiento si la actividad física
es importante).
• Niños púberes: entre 2.000 y 2.500 calorías al día (mayor requerimiento si la actividad física
es importante).
• Después de la pubertad disminuyen las necesidades energéticas. Si no se ajusta la ingesta
puede aparecer sobrepeso, sobre todo en las mujeres.
El aporte calórico debe ser distribuido a lo largo del día en múltiples tomas enfatizando en la
necesidad de un adecuado desayuno, respetando el apetito del niño y ajustando las dosis de
insulina a la ingesta. El control de peso y talla permite valorar si la ingesta es la adecuada.
Se debe evitar el sobrepeso u obesidad, que aumenta la insulinoresistencia y el riesgo
cardiovascular, que ya está elevado por el hecho de tener diabetes.
2. Distribución calórica entre los diferentes nutrientes:
• Hidratos de carbono: 50-60% de las calorías totales.
• Grasas: 25-30% de las calorías totales.
- < 10% ácidos grasos saturados e insaturados trans.
- < 10% ácidos grasos poliinsaturados.
- > 10% ácidos grasos monoinsaturados.
- < 300 mg/día de colesterol.
• Proteínas: 12-15% de las calorías totales.
• Aporte de fibra 30-35 g/día.
Contenido de hidratos de carbono (HC)
• No debe restringirse el consumo de carbohidratos. Estos deben aportar el 50- 60% de las
calorías totales.
• Estas dietas con alto contenido en carbohidratos sólo mejoran el control glucèmico si se
acompañan de alto contenido en fibra.
• En la respuesta glucémica a los alimentos influyen varios factores
- La cantidad total de carbohidratos.
- El tipo de azúcar (monosacáridos, disacáridos…).
- El tipo de almidón (amilopeptina, almidones resistentes).
- La manera de cocinar y procesar los alimentos.
Factores que influyen en el vaciado gástrico.
Vaciado gástrico más rápido Vaciado gástrico más lento
- Bocados pequeños - Bocados grandes
- Alimentos líquidos - Alimentos sólidos
- Beber mientras se come - Beber después de comer
- Hipoglucemia - Alimentos grasos
- Ejercicio suave - Alimentos ricos en fibra
- Alimentos muy fríos/muy calientes
- Hiperglucemia
- Fumar
5. - Gastroenteritis
- Ejercicio intenso
Adaptado de: Type 1. Diabetes in children, adolescent and adults. En: Hanas R, ed. 2ª edición.
Londres: Class Publishing; 2004
La composición de los alimentos (la grasa y la fibra enlentecen la digestión por provocar un
vaciado gástrico más lento).
- El nivel de glucemia antes de la ingesta.
• Se preconiza el consumo de carbohidratos complejos que requieren una digestión más
prolongada, con una absorción más lenta y por tanto producen menores oscilaciones
glucémicas.
• La ingesta de hidratos de carbono más simples (azúcares: fructosa, sacarosa) puede
permitirse, siempre y cuando no supongan más del 5-10% de las calorías totales y estén
sustituyendo a otros hidratos de carbono. Si se añaden, hay que aportar la cantidad suficiente
de insulina. Es preferible su uso junto con otros alimentos que hagan más lenta su absorción.
Tienen especial
indicación cuando queremos que aumente la glucemia de forma rápida (en situación de
hipoglucemia).
• Con la finalidad de poder regular el aporte de hidratos de carbono, se utiliza el sistema de
intercambio de raciones. Una ración de un alimento es el peso del mismo cuyo contenido en
hidratos de carbono es de 10 g. Hay que tener en cuenta, que aunque es útil, no es fisiológico,
puesto que los diferentes nutrientes que contenga una ración de hidratos de carbono no
elevan en igual cuantía la glucemia. Hay que tener en cuenta que las proteínas pueden
trasformarse en una pequeña proporción en glucosa.
• En los últimos años se ha propuesto la utilización del índice glucémico de cada alimento para
conocer cómo elevan la glucemia cada uno de ellos . El índice glucémico se define como el
área bajo la curva de glucosa hasta 3 horas después de la ingestión del alimento estudiado en
comparación con 100 g de pan blanco. Los alimentos que son rápidamente digeridos son los
que tienen un índice glucémico más alto.
.Factores que incrementan la glucemia de manera más o menos rápida.
Factores que incrementan la glucemia Factores que incrementan la glucemia
más rápidamente más lentamente
1. El cocinado: desdobla la estructura 1. La estructura del almidón: el arroz y
del almidón la pasta elevan la glucosa más
2. La manera de preparación de la comida: lentamente que las patatas hervidas
- Arroz normal más que integral o en puré
- Pure de patatas más que patata entera 2. El alto contenido en fibra
- Zanahoria rallada más rápida que 3. El contenido en grasa
en trozos 4. La estructura celular:
3. El beber con el alimento: acelera el - Las lentejas, judías, guisantes
vaciado gástrico mantienen su estructura celular
4. El contenido de glucosa: el tamaño de al cocinarla
las partículas y la estructura de la comida - Las frutas enteras elevan más
elevan la glucemia de forma distinta lentamente la glucosa que la fruta
5. El contenido de sal: la sal con los pelada o en zumo
6. alimentos incrementa la absorción 5. El tamaño del bocado: bocados grandes
de la glucosa llevan a un vaciado gástrico más lento
Adaptado de: Type 1 diabetes in children, adolescent and adults. En: Hanas R, ed. 2ª edición. Londres: Class
Publishing; 2004
Sin embargo, también tiene limitaciones puesto que existe gran variabilidad del índice
glucémico en las distintas situaciones en las que se usa, ya que depende también de la
glucemia previa a la ingesta. Se debe aconsejar el consumo de alimentos con un índice
glucémico bajo, y estimular a los pacientes y a sus familias para que de una forma práctica
sean ellos quienes, con la realización de determinaciones de glucemia anteriores y posteriores
a la ingesta, tengan una idea aproximada de cómo un determinado alimento modifica su nivel
glucémico.
En los casos en que el control de peso sea un problema añadido, hay que hacer especial
hincapié en desaconsejar alimentos con alto índice glucémico que inducirían un aumento de
insulina (en los sujetos sanos o en los pacientes con DM tipo 2), empeorando la
insulinorresistencia y paralelamente aumentando la sensación de hambre, llevando así a un
incremento de la ingesta calórica.
• Debe recomendarse leer el etiquetado de los alimentos y así calcular las raciones que
contiene. Se debe tener en cuenta que, según los distintos países, el término light en
ocasiones hace referencia a bajo en azúcar y en otras ocasiones a bajo en grasa. Aquellos
alimentos con una etiqueta que no detalle la composición deben excluirse de la alimentación
de los pacientes con diabetes.
• Hay que adecuar la ingesta al régimen insulínico: el contenido total de hidratos de
carbono en la comida es el factor fundamental para decidir la dosis de insulina preingesta
(importando menos el tipo y fuente de hidratos de carbono). Para adecuar la insulina a
administrar se usa el índice insulina hidratos de carbono que expresa la cantidad de
insulina necesaria para cubrir una ración de hidratos de carbono. Este índice hay que
calcularlo para cada ingesta del día ya que es diferente en los distintos momentos y ello está
en relación con la mayor o menor sensibilidad a la insulina en ese momento. En general, se
precisan dosis más altas de insulina por ración en el desayuno, algo menores en cena e
inferiores en la comida. Este índice se calcula en días normales con glucemia preingesta (80
a120 mg/dL) y glucemia correcta a las 2 horas (100 a 140 mg/dL). Vemos que dosis de
insulina se ha utilizado para mantener dichas cifras y se calcula dividiendo la dosis de insulina
por el número de raciones dehidratos de carbono ingeridos. La cuantificación correcta del
contenido de HC es imprescindible para conseguir un buen control metabólico. Aquellos niños
o adolescentes con régimen insulínico de 2 dosis fijas deben mantener constante la hora y la
cantidad de ingesta de HC todos los días, siendo en ellos importante la ingesta antes de ir a la
cama para prevenir la hipoglucemia nocturna.
La terapia intensiva permite una mayor flexibilidad: deben ajustar la dosis de insulina
preingesta según el contenido de HC de cada comida, la glucemia preingesta y la actividad
que vayan a desarrollar. Dado que la sensibilidad a la insulina varía de unos pacientes a otros
(depende de edad del paciente, tiempo evolución de la diabetes…), son los propios pacientes
o familiares los que mejor saben, por la automonitorización, qué cantidad de insulina necesitan
para cubrir cada ración de alimento.
Hay que tener en cuenta que los análogos de insulina tienen un comienzo de acción más
rápido que las insulinas regulares. En el niño pequeño, sobre todo si no sabemos lo que va a
7. comer o en el caso de glucemia en el límite bajo de la normalidad, se puede administrar este
tipo de insulina a mitad de comida e incluso finalizada ésta, adaptando la dosis a lo que haya
ingerido.
Alimentos permitidos libremente:
Aquellos que contienen menos del 5% de carbohidratos. Entre ellos están la carne, el queso y
la mayoría de las verduras. Estos alimentos no hay que restringirlos
Alimentos que no deben ingerirse en circunstancias normales:
- jugos de frutas naturales o envasados
- Leche condensada
- Leche de almendras
- Miel
- Mermeladas
- Bebidas azucaradas
- Pasteles, tortas, chocolates.
- azúcar blanca, morena, melaza, panela
Índice glucémico de los HC:
Es el efecto que tienen los diferentes HC sobre la elevación de la glucemia postprandial. Se
obtiene comparando el aumento de la glucemia tras la ingesta de un determinado HC, con el
aumento de la glucemia producida por el pan blanco, con la siguiente fórmula:
Índice glucémico (IC) = Área de incremento de glucemia (alimento concreto) x 100
Área de incremento de glucemia (pan blanco)
De aquí se deduce que:
1. Alimentos con la misma cantidad de HC, pueden originan incrementos variables de la
glucemia.
2. Existe una relación directamente proporcional entre la velocidad de digestión de los
alimentos y el índice glucémico. Los HC simples tienen un IC alto, al contrario de los HC
complejos.
3. El IC en un mismo alimento puede ser diferente dependiendo de los otros alimentos que le
acompañan y de la forma de preparación de los mismos
Índice glucémico de los alimentos comparado con el pan blanco.
Alimento Índice glucémico
Almidón/pan
- Contenido tostado 95
- Trigo blanco 100
- Grano integral centeno 58
- Trigo integral 99
Productos de cereales
- Arroz integral 96
- Arroz blanco 83
- Espagueti blanco 66
- Espagueti integral 61
- Maíz dulce 87
8. Cereales desayuno
- Copos de maíz 119
- Muesli 96
Galletas
- Digestivas 82
- Harina de avena 78
Tubérculos
- Papa 116
Legumbres secas
- frejol 60
- arverjitas 56
- Habas 45
- Lentejas 43
Frutas
- Manzana 53
- guineo 79
- Cerezas 32
- Uvas 62
- Naranja 66
- jugo de naranja 67
- Pera 47
- Durazno 40
- Uvas pasas 93
Azúcares
- Fructosa 30
- Glucosa 138
- Miel 126
- Maltosa 152
Sacarosa 86
Productos lácteos
- Helado 52
- Leche descremada 46
- Leche entera 49
- Yogur natural 52
Lípidos
Debe suponer en la preparación de la dieta un 30% de las calorías del día cumpliendo los siguientes
objetivos: 1) Disminuir la ingesta total de grasa, sobre todo grasa saturada. 2) Los ácidos
monosaturados y poliinsaturados deben ser usados como sustitutos para conseguir el perfil lipídico
adecuado.
··Acidos grasos saturados: Se recomienda menos del 10% del total calórico. Se encuentra en
casi todos los productos de comida rápida, carnes grasas y snacks. Tambien en margarinas, cocinados
grasos, productos como plumcakes y cookies, aceite de coco y en los productos lácteos enteros.
··Acidos grasos monosaturados y poliinsaturados: Debe estimularse su consumo. Los
primeros se encuentran en los vegetales (aceite de oliva) y en ciertas grasas animales, los segundos se
encuentran en el reino vegetal (maíz y soja) y en el animal (pescados). Por ello se recomienda: utilizar
9. productos lácteos descremados; consumir preferentemente carne de aves y de caza; garantizar que el
niño tome 1-2 veces por semana entre 100-150 g de pescado.
Proteínas
Deben consumirse en un 15% de las calorías totales, excepto si el paciente presenta
microalbuminuria, en cuyo caso debe valorarse disminuir el aporte proteico. El poder nutritivo
de las proteínas de origen animal es superior al de las de origen vegetal
ACTITUD ANTE LA HIPOGLUCEMIA
Se considera hipoglucemia cifras de glucemia inferiores a 70 mg/dL. La hipoglucemia es una
complicación aguda frecuente en el niño con diabetes tipo 1 y puede ser debida a un exceso
de insulina, a una escasa ingesta o a un ejercicio físico excesivo no habitual, aunque
frecuentemente se debe a una asociación de estas causas.
Ante la sospecha clínica de hipoglucemia, lo ideal, es realizar la determinación de la glucemia
capilar para confirmarla. Se aportarán de 5 a 10 g de hidratos de carbono de absorción rápida
por vía oral (la cantidad a ingerir se individualizará en cada paciente según la edad, tiempo de
evolución de la diabetes y nivel de glucemia). Esto se puede dar mediante pastillas o solución
de glucosa “glucosport”, azúcar, líquidos azucarados. Hay que repetir la determinación de
glucemia capilar a los 10-15 minutos para ver si se ha normalizado la glucemia, ya que,
habitualmente, ésta se normaliza antes de que desaparezcan los síntomas y en ocasiones, se
hace una ingesta excesiva de hidratos de carbono que condiciona una hiperglucemia posterior.
Después se administrará una pequeña cantidad de hidratos de carbono de absorción lenta
para prevenir la recurrencia de la hipoglucemia. En el caso de que corresponda la dosis de
insulina, después de salir de la hipoglucemia se comenzará la ingesta y cuando la glucemia
sea estable se administrará la insulina a una dosis algo menor.
ACTITUD ANTE CETOSIS
La cetosis suele ocurrir en periodos de enfermedad intercurrente, estrés importante u olvidos
de ponerse la dosis adecuada de insulina. En caso de cetosis el niño debe hacer reposo, por
lo que no debe ir al colegio ni hacer ejercicio hasta que desaparezca la misma.
Además de determinar la glucemia capilar, hay que verificar la presencia de cuerpos cetónicos.
Esto puede hacerse en sangre (cetonemia) con una tiras reactivas especiales y un aparato (es
lo más fiable) o en orina (cetonuria). Deben ponerse suplementos de insulina de acción muy
rápida (lispro o aspártico) según pautas que proporcionará el equipo diabetológico para cada
niño.
Alimentación: si la glucemia es superior a 250 mg/dl solo se administrarán líquidos con iones
en forma de limonada alcalina, caldo desgrasado,
Si la glucemia es inferior a 250 mg/dL, junto al aporte de líquidos abundantes hay que
administrar hidratos de carbono de absorción rápida de manera paulatina, procurando dar
alimentos bajos en grasa y proteínas (leche desnatada, yogur desnatado, galletas, puré de
patatas...). La dosis de insulina a aportar se adecuará a la glucemia y a la capacidad de
ingesta del paciente.
Es importante tener en cuenta que los niños con diabetes, al igual que cualquier otro niño,
también pueden presentar cetosis, debido a una insuficiente ingesta de hidratos de carbono,
pero en este caso no se acompañaría de hiperglucemia y la actitud terapéutica sería distinta.
ACTITUD ANTE ENFERMEDADES INTERCURRENTES
Durante los primeros años de la vida son muy frecuentes los procesos infecciosos. Ellos o
cualquier otra enfermedad intercurrente pueden provocar una descompensación en el control
10. metabólico de la diabetes. Ante cualquier proceso intercurrente hay que intensificar el
autocontrol monitorizando frecuentemente la glucemia y la cetonemia/cetonuria.
Es importante no omitir nunca la dosis de insulina. Habitualmente no es necesario modificar
la dosis de insulina retardada y se pondrán suplementos de insulina rápida en función de las
cifras de glucemia capilar y la existencia o no de cetonemia/cetonuria.
Debe asegurarse un aporte calórico adecuado, cuidando siempre de aportar las mismas
raciones de hidratos de carbono, pero en forma de alimentos más apetecibles y de forma más
fraccionada, sabiendo que, si su ingesta es muy baja, habrá que adaptar las dosis de insulina.
En caso de vómitos se aportará la glucosa en forma de hidratos de carbono de absorción
rápida de manera fría, lenta y fraccionada. Si los vómitos no se corrigen debe acudirse a un
centro hospitalario.
ACTITUD ANTE LA PRÁCTICA DE EJERCICIO
Al igual que en la población sana se debe recomendar la práctica de ejercicio de forma regular,
como un hábito saludable, siendo la actividad física uno de los pilares del tratamiento de la
diabetes tipo 1.
En caso de ejercicio planificado es preferible reducir la dosis de insulina. Si el ejercicio no se
ha planificado, se puede plantear tomar una cantidad extra de hidratos de carbono. Un
ejercicio moderado-intenso incrementa la captación de glucosa en 2-3 mg/kg/minuto por
encima de los requerimientos normales, así que se pueden necesitar de 10 a 15 g de hidratos
de carbono por
cada hora de ejercicio moderado en el adolescente.
El incremento de la actividad física en pacientes con diabetes tipo 2, mejora la glucemia,
disminuye la resistencia a la insulina y reduce el riesgo cardiovascular, independientemente
del cambio en el peso corporal.
OBESIDAD Y TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO ALIMENTARIO
La incidencia de sobrepeso y obesidad en la infancia y adolescencia está aumentando en los
últimos años. Hay estudios que revelan que este aumento es más marcado en la población
con diabetes. Parece estar relacionado con el aporte de dosis altas de insulina y el exceso de
ingesta calórica. Por otra parte, la incidencia de trastornos de comportamiento alimentario es
dos veces más frecuente en adolescentes y mujeres con diabetes que en la población general,
por lo que el pediatra debe vigilar su aparición para un abordaje temprano. La aparición de
estos trastornos lleva asociado una alteración del control glucémico y una mala colaboración
de la paciente en el manejo de su enfermedad.