El documento discute la importancia de cambiar el paradigma de la evaluación educativa de ser una actividad sumativa a ser un proceso formativo continuo. Explica que la evaluación debe usarse para mejorar tanto la enseñanza como el aprendizaje al proveer retroalimentación a lo largo del proceso. También enfatiza la necesidad de que los estudiantes participen en su propia evaluación a través de la autoevaluación y coevaluación para guiar su aprendizaje.
1. Universidad Autónoma de Zacatecas
“Francisco García Salinas”
Unidad Académica Preparatoria
Diplomado en Tecnología Educativa
“La Evaluación Educativa”
Yanira Xiomara de la Cruz Castañeda
Sonia Esperanza García Mayorga
Enero 2015
2. La evaluación educativa
Aunque en la mayoría de los casos, los docentes al escuchar de evaluación
se relaciona con exámenes y se le concentra en un determinado tiempo del
proceso de enseñanza-aprendizaje, se hace porque se es, en su mayoría
docentes tradicionalistas que basan su experiencia en maestros clásicos, sin
embargo, hay que ver que con esta manera de ver la evaluación, sólo se puede
informar a los estudiantes de su calificación obtenida como producto de sus
conocimientos declarativos y, en algunos casos, por la naturaleza de la asignatura,
su conocimiento procedimental en la aplicación de fórmulas. Pero en ninguno de
estos casos se proporciona información sobre otros recursos con los que cuentan
los estudiantes y tampoco se permite realizar ajustes a la enseñanza para
enriquecer el aprendizaje, debido a que esta forma de evaluar concibe la
evaluación como la fase posterior a la enseñanza.
A partir de lo anterior, es importante resaltar que enseñanza y evaluación no son
etapas ordenadas de un proceso, más bien trabajan en conjunción y se
acompañan a lo largo del mismo. De esta forma, no es posible concebir la
enseñanza de manera aislada, pues mediante las actividades de enseñanza es
posible desarrollar la evaluación y a través de ésta, se obtiene información valiosa
que retroalimente a este proceso para mejorarlo. Esto cobra mayor sentido en el
desarrollo de competencias, cuyo desempeño requiere ser demostrado en la
acción durante una actividad significativa.
En este sentido, la labor del profesor es sumamente importante, en él descansa el
deber de formar al alumno para su desempeño no sólo profesional sino durante
toda su vida, de él depende que sea un gran ciudadano, con las herramientas
necesarias para enfrentarse a los problemas de la vida y para salir adelante en el
ámbito laboral. Por lo que es necesaria nuestra reflexión sobre las características
que debemos contar para mejorar nuestra práctica educativa y avancemos hacia
3. la calidad en la enseñanza y aprendizaje de nuestros alumnos y el conocimiento
de cómo evaluar.
Concepto de Evaluación:
Se entiende por evaluación a un proceso continuo a través del cual se
enjuician una serie de evidencias de aprendizaje asociados al desarrollo de las
competencias, que permiten al alumno reflexionar sobre su propia construcción de
conocimientos y las dificultades o errores con que se presenta, así como la
oportunidad de corregirlos y mejorar sus resultados (autorreflexión, autoevaluación
Para ello es que debemos planear una serie de actividades que generen
aprendizajes significativos y que sean medidas de una manera en la cual incluya
tanto una evaluación diagnostica aplicada al comienzo del proceso para obtener
información pertinente sobre el conocimiento previo de los alumnos y apoyar de
esta forma la planeación de estrategias de enseñanza que promuevan el
aprendizaje.
Así mismo, es de suma importancia, la práctica de una evaluación formativa, ésta
se lleva a cabo a lo largo del tiempo, para conocer el proceso de aprendizaje del
estudiante, se realiza a través de una serie de estrategias de aprendizaje que
reflejarán la apropiación de las diversas competencias tanto genéricas como
disciplinares que garantizarán el aprendizaje de éste.
La evaluación formativa, permite la retroalimentación del alumno al darse cuenta
mediante la autoevaluación, coevaluación, de las fallas en su proceso de
enseñanza-aprendizaje y le otorga la oportunidad de intentar superarlas.
El enfoque de formación basado en competencias implica que el aprendizaje
comienza a ser el centro de la educación, más que la enseñanza, lo que significa
que el docente debe conocer profundamente a sus alumnos, cuáles son sus
debilidades, sus fortalezas, sus necesidades, estilos de aprendizaje,
conocimientos previos, para que a partir de ahí el profesor oriente su práctica
4. educativa y formule metas, estrategias didácticas y una evaluación en base a esos
objetivos, que corresponda a un enfoque de créditos.
.
Los docentes, utilizan una evaluación tomando en cuenta únicamente el producto
y muchas veces se olvida del proceso si no hay forma de que sea cuantificado con
el número, la evaluación se vuelve más difícil de expresar, es decir, realizamos
una evaluación, la mayoría de las veces, sumativa, sólo para otorgar una
calificación al alumno, tal vez esto se deba a la costumbre o a el número de
alumnos que generalmente tiene un maestro de Nivel Medio Superior (un número
excesivo para atenderlo de manera debida).
En este sentido, el alumno se le asigna un papel pasivo en el proceso de
evaluación, ya que esto le compete sólo al profesor y de esta manera el alumno
aprende únicamente para pasar el examen, de forma memorística, olvidándose
de la retroalimentación y del aprender para toda la vida, ve importante, lo que al
parecer, al profesor resulta de esa manera.
Ahora bien, Biggs, 2009 Bordas, 2001, McDonald, 1995, y otros opinan que la
evaluación como proceso debe ser continua, auténtica, holística, multicultural,
participativa, consensuada, y formativa, incluso Bordas va más allá y dice más
que formativa es formadora, es decir, que el alumno sea el que aprenda a evaluar
sus propias acciones, procedimientos y productos, utilice técnicas de evaluación y
adopte modelos de autoevaluación, incluso señalan la necesidad de formar un
curso de formadores de evaluación, para dedicarse exclusivamente a este
aspecto, y así contribuir a que el alumno logre aprender ciertamente las
competencias a través de la práctica de una Evaluación Auténtica (Santos, Ancira
Carlos, 2011).
Se le llama Evaluación Auténtica al proceso evaluativo que incluye varias formas
de medición del desempeño de las y los estudiantes. Estas reflejan el aprendizaje,
los logros, la motivación y las actitudes respecto a las actividades más sustantivas
del proceso de instrucción (Callison, 2002). La evaluación auténtica enfrenta a los
5. jóvenes bachilleres a retos del mundo real, que para resolverlos requieren aplicar
conocimientos, habilidades y destrezas pertinentes y relevantes (Guba y Lincoln,
1989).
Biggs, Bordas, McDonal (op. Cit) mencionan que es importante que la evaluación
arranque desde los mismos dicientes porque se fundamenta de ese modo su auto
aprendizaje, al reconocer sus errores, van aprendiendo a corregirlos, viendo sus
dificultades, carencias y cualidades, así mismo piensan, deciden y actúan en
relación a éstos, por lo que aprende hasta del mismo acto de evaluación.
Esto refiere la importancia de la evaluación formativa que se encamina a
recolectar información a lo largo del tiempo, para conocer el desarrollo de
aprendizaje del estudiante, con el propósito de evaluar un proceso y no sólo un
producto. Hay que tomar en cuenta, también la alineación de las estrategias de
aprendizaje con la metodología de evaluación.
Lo importante es que los docentes cambien el paradigma sobre el proceso de
evaluación y que se trate de implementar estrategias de enseñanza y aprendizaje
que verdaderamente contribuyan al desarrollo de habilidades cognitivas que
orienten al estudiante hacia aprendizajes significativos enfocados en las
competencias.
De igual forma, se deben considerar los diversos instrumentos de evaluación
formativa, como el portafolio, las tablas de cotejo y sus características. Para lo
cual, es fundamental reconocer la importancia de la evaluación, que sea capaz de
valorar las acciones, procedimientos y productos, a base de criterios que den
cuenta real del proceso cognitivo del alumno, mediante el diálogo, el consenso, la
flexibilidad, auto reflexión, participación y coevaluación.
Finalmente el tema de la evaluación no está acabado, es necesaria la discusión
académica para lograr criterios uniformes sobre las rúbricas que deben regir los
instrumentos de evaluación y seguir avanzando en el terreno de la calidad
educativa para la mejora del estudiante.
6. Referencias
Borda, Y. (Enero-Abril 2001), Estrategias de evaluación de los aprendizajes
centrados en el proceso. Revista española de Pedagogía. Año LIX.
Biggs, John. (2009), Principios para evaluar la calidad del aprendizaje, del libro:
Calidad del Aprendizaje Universitario. Capítulo 8. Pp. 177-202.
Rod, McDonald, D. B, & John, Francis, G. (1995), Nuevas perspectivas sobre
evaluación.
Santos, Ancíra C. (2011), Director General del Bachillerato. Secretaria de
Educación Pública. SEP- México.