2. Editorial Poesía
… es difícil olvidar esta palabra en estos
tiempos. Ya vivas en el centro de Ma- No ser lo que se era (es decir,
Crisis, drid o en la Patagonia; estés en el paro AJUSTE DE CUENTAS ser finalmente lo que se es) es
o tengas el mejor trabajo del mundo; ponerse
Cr isis , seas un optimista irredento o un pesi- Para la noche suave de tu habitación,
frente a un espejo que no nos
mista, parece que alguien quiere obli- para pegarte un viaje. refleja.
Crisis garnos a pensar en tantos por cientos
Un corazón que late con silenciador
al conectar los cables...
Pero descubrirlo de repente,
por un latigazo de luz infringido
e hipotecar nuestras vidas. Suave es la noche –Quique González-
Por eso, y por tantos otros motivos, desde en el alma,
Colectivo Iletrados queremos traeros este remanso azul para que olvi- es desconcertante,
déis los agüeros de tanto periódico de papel naranja y de televisiones con porque no queda herida ni marca
Sería bueno tener memoria de pez
información bursátil en su parte inferior. Te ofrecemos unos minutos de sobre la piel
en ocasiones,
nuestra creatividad para que te relajes y disfrutes de esta nueva edición de pero su sabor se mezcla con la
para que el dolor o el remordimiento
Manifiesto Azul. sangre
no nos pudieran robar ni un ápice
Otra vez son 52 las páginas y otra vez son nueve las secciones de sin dejar de girar.
de lo que nuestros ojos tristes han
este número; todo lo demás es nuevo. En esta ocasión encontrarás desde visto.
recomendaciones de uno de nuestros autores de cabecera, como Roberto Sería bueno tener memoria
Bolaño, hasta la traducción de dos poemas de un poeta israelí poco cono- de elefante
No se lo digas a nadie (yo prometo
cido fuera de su país, en la sección “Transiciones”. Entre las colaboracio- en ocasiones,
no hacerlo) pero todo el mundo
nes que nos han llegado y que a lo largo de estas 52 páginas te invitamos para que la belleza nos asaltara
tiene un precio al que está dispuesto
a conocer, podrás encontrar desde poemas de jóvenes que comienzan en a punta
vender el alma para convertir las
la Literatura, hasta los microrrelatos inéditos de un clásico del género: el de pistola y nos demandara,
cuentas
argentino David Lagmanovich. de forma discreta,
pendientes que se fueron adquiriendo
Mantenemos nuestra apuesta por la poesía callejera de “Escrito en los labios o la vida.
en cuentas corrientes del día a día.
la calle” e incluimos, por primera vez, una breve obra teatral. Si la lectura
de MA no te es suficiente para alejar la funesta palabra, prueba con la mú- Y eso me asusta. Me asusta que ya
sica de Alondra Bentley, a la que entrevistamos en este número, o a ver no exista el siempre o el jamás
una película, por ejemplo uno de los westerns sobre los que escribe Ana PASOS DE CEBRA
para mí,
Aitana Fernández. Todos estos textos los podrás disfrutar acompañados yo que puse mi mano en el fuego
por las ilustraciones de Raúl Estal y de Cristina Franco Roda, que nos Nunca volverás a caminar dos
cientos de veces y no me quemé.
ha diseñado una portada especial para nuestro fanzine. veces
Me asusta poder descubrir mi precio
por el mismo paso de cebra,
y que sea de mercadillo, de marca
Desde sólo nos queda agra- no al menos al son de la misma
blanca,
decerte que hayas elegido ser un miembro más de Manifiesto Azul, el más melodía
de falsificación que vendí como
importante, y recordarte que puedes encontrarnos las 24 horas del día en y el mismo cielo.
auténtica.
colectivoiletrados.blogspot.com. Te esperamos. Podrás cruzar hacia la otra orilla
3. del tiempo SIETE TRISTEZAS Y TÚ QUÉ TRISTE es pensar ahora en (pueril jeroglífico
cuantas veces quieras tu espalda de repente, desnuda. que me salva y me aniquila)
pero nunca dejando sobre el asfalto En mitad del pasillo, la verdad ha les hablaré hasta que duela la luz
las mismas huellas. Apretar los labios. Sentir cómo el puesto una silla. y se apaguen,
aire no me arranca las ganas de ti. Me pasé toda la tarde corriendo y callen hasta poder hablar.
La contingencia de nuestra vida En la iglesia no espera más que el detrás de ti, los dos disimulamos Los miraré tanto...
queda sueño de un perro gigante, blanco. bien. Los miraré tanto...
marcada en la geometría de sus que pestañear será como
líneas, QUÉ TRISTE es pensar ahora en QUÉ TRISTE es pensar ahora el reflujo de un mar
en ese pentagrama urbano donde todo este tiempo pensándote. que te quise como seguramente se vetusto y cansado
interpretamos Vamos a alcanzar el final del paseo quieran nuestros padres, como se de oleaje débil que aún
parte de lo que fuimos y seremos sin que nadie nos mire. quisieron nuestros abuelos. cree ondular enérgico.
con la huella caduca de nuestro Ayer alguien preguntó con tu voz Estás despeinado, fuera de aquí.
caminar. cosas que yo pensaba, y no me Y los miraré tanto...
Me coloqué ante el amor, te vi.
dejó contestar. los amaré tanto...
Y es precioso que así sea. QUÉ TRISTE es pensarlo ahora. que creeré ver,
Que la música escrita por nuestro QUÉ TRISTE es pensar ahora en abandonando la ceguera
devenir ese muro. del inexorable yo
sea siempre distinta en cada esquina, Los tres días, dos llamitas, un beso que me hace sujeto
como una obra constantemente que no ha llegado. LANA de mi oscuridad,
escrita Tiendo la ropa mojada, la mancho de tu inexistencia.
por anónimos pasos. de tiza, de palabras.
LOS MIRARÉ TANTO...
Sólo los edificios que desde lo alto QUÉ TRISTE es pensar ahora en Tama Imrani Ruiz
nos ven esa foto, y nosotros allí. En el descompensado
como notas dispersas cruzarlos, Último trago, casi vacía, huyamos. e intranquilo equilibrio
serán testigo de esta breve sinfonía, No dije nunca “quédate”, tú no pondré tus noches a remojo,
de ese arte efímero que representa sabías espiarme cuando todo era deshojaré las horas ABRE LA VENTANA
la vida del hombre. grave. tras los despojos Y ENTRA
de madrugadas náufragas
QUÉ TRISTE es pensar ahora en de apasionados rojos Todo comenzó
el principio, desde el final. amarillentos verdes Cuando el grillo
Aquella tímida y primera luz pasó y versos cojos. Ladró al perro:
sobre nuestras cabezas. Deja en el pasillo
Alberto Caride Brocal Si me partiesen ahora por la mitad, Siguiendo el orden lógico Las cosas
partirían tu nombre. de un palpitar acróstico Que no quiero.
someteré a tus ojos a mil preguntas
4. Desafía al arco iris IN MEMORIAM aquella noche romperse como un cristal,
con un cenicero. que me visita cada día quemarse en una vela,
Viola a la diosa Isis con nocturnidad y alevosía. lucirse en la oscuridad,
Vestido de jilguero Batalla diaria contra el olvido, pelearse con el acero,
Ábrete la cabeza me esfuerzo Entre el dolor y el olvido relacionarse con la obviedad,
Chocando contra un beso. en recordar cada momento elegí el dolor. escribir siendo coherente,
de la última noche bailarse la sordera,
Ok… perfecto, que he pasado contigo. agarrarle un pie a un coyote,
El mundo no está loco, y derrotarse en la violencia.
Pero simplemente La oscuridad nos fue envolviendo, Pascual Pérez Navarro La vida es una condena.
yo no lo acepto. como una pesada manta de invierno
o una canción de Serrat que me vino EXILIO
Y subes la escalera a la memoria
enroscada al cuello mientras la ciudad, ebria, de “Pisadas sin huella” CUANDO TODO SUCEDA
de mi cremallera. iba poco a poco esfumándose con la
música. El exilio Cuando todo suceda
Y los peldaños algunos dirán que sí,
debe ser frío, rugoso y cortante.
Son la vereda de los años Nos tambaleamos hasta tu cama, que siempre se puede.
Algo así como el lugar que surge
Que me quedan. negra. Otros dirán que no,
en mi cama- pese a sus limitadas
dimensiones- cuando te enojas que ya es tarde.
Y no te preocupó Baja las persianas, que no sepan y giras tu cuerpo Otros pasearemos desnudos
Que viniera cualquiera nuestros cuerpos y me condenas al amanecer.
Y nos viera. que ya se hizo de día. al abandono de tu espalda. Otros permanecerán sentados
Acurruquémonos, así, desnudos, esperando la vuelta
Arrancarle las uñas parece que nos hicieron a medida de las aves migratorias.
a la tormenta, para encajar el uno junto al otro. Cuando todo suceda,
sentarnos a las afueras Juguemos al cíclope, juntar los ojos, Adrián Ballester Cerezo sólo algunos perderán
de una estrella, Besarnos hasta sentir que perdemos sus certezas viajeras.
o provocar al viento diciendo: el conocimiento
te espero fuera. Rozar cada parte del cuerpo DE ARRIBA A ABAJO
Abrazar
Ok… lo entiendo, Y luego, Mecerse en una sirena, Alfonso Torre
Los sueños sólo son sueños Vuelta a empezar. dispararse con un reloj,
Pero simplemente desplegarse en el humo,
Yo sí me los creo. Así lo haré cada noche, te prometí, correr debajo de un grifo,
como si todas las noches malearse en un papel,
Fran García Pujante se fundiesen en una única noche: quedarse cuadrado en la mesa,
5. KIRK DOUGLAS nuevos, y las puntas de los dedos se donde podemos encontrarnos juntos
Si puede ser, resienten, los pasos se invierten e y levantar los ojos sollozando.
Préstame un gramo de tu droga Provista de poemas nuevos inconscientemente borran Tenemos la razón y la discordia ya
Y yo te daré un kilo de mi dignidad. Que están por escribir. sus huellas, va quedado infectada.
No necesito correr para estar cansa- Necesitamos certezas sin corteza pensando en los rastros, El filtro de los años nos drena las
do Y esperanzas limpias, creíbles, los síntomas, los indicios, penurias, aunque también se nos
Tu necesitas estar cansado Necesitamos más futuro. que hay en el suelo, en mi cuello y escapen por el agujero todas las
Para correr Precisamos de más vidas, para vivir- en mi cabeza. riquezas.
Y correr te hace perseguir las y desvivirlas, Algo ha vetado el paso al edificio, Pero al final todo es un escudo,
Paranoias de infinito, Y amar y ser amadas, lo ha puesto en cuarentena, hecho de maleza, así, a lo natural,
Fantasías de televisor, Leer hasta dormidas, Sin precinto que valga, ni guardas, pero también, incluso siendo
Que hace más ricos Rincones de soledad para seguir ni fronteras. vástago de nuestra carne, tiende
A los más ricos. leyendo Pero yo sí que noto esa aduana, hacia el bronce,
Y quedadas iletradas con cerveza y ese cobro de un tributo forjando un nuevo paracaídas astuto
Que se muera el comunismo humo, de sudor e hipocondría, e incrédulo,
Que se muera el fascismo Que también salvan. esa picazón que me coloniza. fuerte en su debilidad, casto en sus
Que se muera el anarquismo Ante la puerta de una habitación devaneos.
Que se mueran los ocupas “Para salvarme, para salvarnos, cerrada a los espías, Puede que pienses que estoy ciego,
Y los hippys y los punkis O nos salvamos las dos, donde sólo estoy yo y un aleteo si no me ves,
No sois nada O no existe tal salvación”. sordo y alarmante, Puede que como hipótesis valió lo
No valéis para nada (Lana) una espalda se revuelve hasta que que perdimos.
No estáis salvando el mundo irrumpe la insolente luz del día. Suerte es la del que sabe hacerse
Solo estáis dentro de él. daño inoculándose una extemporá-
nea inyección de intemperie.
EME DOS MÁS DOS Desafortunado aquel que no sufra
en el éxtasis de tanta insolación;
Tomás Mula Regalaste un libro de poemas, pobre de aquel que no se quede
que ahora sirve como escudo a oscuras y desnudo,
a un espadachín inquieto para comprender que dos más dos
PARA SALVARME METAMORFOSIS y barbudo al que le va quedando nunca serán uno, y que uno más
poco pelo en la sesera. uno, nunca fueron dos.
Para salvarme, para salvarnos, Esquinas que corren despavoridas sin Alguna vez has creído, como yo,
Hace falta mucha voluntad, rumbo que me iba a perder
Y alguien que nos eche un capote. Han decidido morder las atmósfera en los entresijos del recuerdo,
y afilarla hasta hacer con ella, una Pero creo que precisamente es allí
Necesitamos, por lo pronto, dama de hierro, donde todos volvemos, de vez en Juan Manuel Sánchez Meroño
Una escoba nueva con poderes El hormigueo entumece los extremos cuando,
6. Transiciones
CORAZÓN. Esta palabra vale para toda clase de movimientos y de de-
seos, pero lo que es constante es que el corazón se constituya en objeto de
donación -aunque sea mal apreciado o rechazado.
(Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso)
El ser humano es un animal cubierto de ropa.
Surge, a veces, en la chica, la necesidad de quitársela. Vivir, dijo Luis, es
plegar banderas. Por qué no también doblar toda tela y dejarla a un lado.
No puede, la chica, por mucho que quiera, desvelar su piel. Busca quien
la desentrañe como quien busca una canción que cure. Quiere revelarse
como papel fotográfico y al final descansar con la sensación de haber con-
seguido algo sin adjetivo. Entregarse es lo contrario a una rendición. Des-
Desnudez nudos los cuerpos, comprenderemos que todos guardan un mismo rasgo.
Y después la siguiente pregunta, qué es íntimo.
El lenguaje funciona como un escaparate lleno de cosas brillantes. Entre
ellas y tú, el cristal. Pero mis palabras -piensa la chica- ojalá fueran un
martillo. Escribe, la chica, como quien se baja la cremallera del vestido,
cada oración es un tirante que se desliza, camisetas tiradas en el suelo, las
botas solas en una esquina de la habitación y los pies volando al otro lado
de la ventana. Quién eres tú para desnudarte, se duda a sí misma, esas co-
sas no se hacen. Y sin embargo, no puede evitar seguir confiando en que
se debe a la desnudez.
(Y, algún día, mostrar el lunar que nadie tiene y que nadie ha visto.)
Reme Perni
7. UN DÍA CUALQUIERA ciona con la mirada desde muy cerca). Ah, seguro que sí está casado pero
no se acuerda. Claro, a ver si es verdad que a veces perdemos la cabeza.
(X vuelve a su lectura.) Pues hace muy mal de no casarse, el hombre tiene
que estar acompañado. Un hombre sin mujer es como un ajedrez sin piezas
(X está de pie en mitad de la calle. Lleva un libro en la mano. Y aparece blancas. No se puede ir por la vida así, solo, como un animal. Te conviertes
por un lateral). en una bestia sin sentimientos. La degradación del ser humano empieza
por la soledad. Estamos solos y todo está permitido. Es asqueroso; un día
Y: ¿Está usted esperando? empiezas porque no te afeitas, al siguiente repites ropa interior, después
la casa sin limpiar, comes de las sobras, te tiras pedos en el salón sin nin-
X: Sí guna vergüenza, además que los hueles, te da gusto olerlos. ¡Y todo por
(Larga pausa). dejadez, no por otra cosa! Luego pasan los días y uno no se lava, y se tira
más pedos, hoy no me ducho que tengo prisa, y venga más pedos y al final
Y: ¿Y qué espera? crea una nebulosa alrededor que es como un campo de fuerza, inmune para
el que lo lleva encima, pero destructivo a todo aquel que se acerca. No, si
X: El autobús. sólo hay que verlo a usted, tiene la pinta del perfecto soltero.
(Pausa).
X(que conforme iba escuchando ha ido prestando atención): ¿Está usted
Y: ¿Le importa que espere con usted? casado?
(X se encoge de hombros, señal inequívoca de que no le importa. Se sienta
en un banco y lee). Y: ¡No! (ofendido por la pregunta). Vaya insinuación, ¿por quién me ha to-
mado? ¿Qué pasa, que hay que seguir el patrón de lo establecido? No sé en
Y: Pensé que se me hacía tarde. ¡Qué vergüenza, imagínese! Llevo toda qué mundo vive usted, pero hoy existe una cosa llamada “libertad”. ¿Qué
la semana pensando en lo mismo, y cuando llega el momento casi se me pasa, que no se entera? Las personas ya no necesitamos tener a alguien
olvida. Siempre me decían que un día perdería la cabeza. (Ríe). Pero eso a nuestro lado para reafirmarnos como seres perfectamente equilibrados.
debe ser difícil, ¿no? Vamos, digo yo. Así, pegada al cuello, no creo que Esa época ya pasó. Ah, claro, pero para usted no. Usted es de la vieja es-
sea muy fácil que se pierda. cuela, de los que les gusta tener a la mujer como una esclava. Y si se le da
un cachete a tiempo, mucho mejor, ¿verdad?
X(irónico): No está usted molestando…
X: Oiga, pero si yo no…
Y(no se da por aludido): Usted parece una persona muy ordenada. Seguro
que guarda todos los calcetines bien dobladitos en los cajones, y las cami- Y: Ya entiendo, usted aplica la ley del rey de la selva. Deja la señora en
sas perfectamente planchadas. ¿Está usted casado? casa y se va como una bestia buscando hembras en celo para aparearse. Se
le ve en cara que es un depravado.
X(le mira casi de reojo, sin inmutarse): No.
X: ¿Pero qué está…
Y(visiblemente sorprendido) ¿No? ¿Seguro que no? (X asiente con la ca-
beza). Pues qué raro, tiene usted la pinta del perfecto casado. (Lo disec- Y: ¿Y además me interrumpe? ¿Qué pasa, que no ha hablado ya bastante?
9. X: Estoy esperando un autobús. gente como si fueran peces en el acuario, con admiración pero con pena.
¿Cree que no me he dado cuenta? Odia lo diferente, lo que se aleja de usted.
Y: Esta mañana me he levantado y he puesto la tele. Mientras cambiaba de Piensa que las cosas pasan y no se pueden evitar, ¿verdad? Lo que le ha pa-
canal para evitar la mierda que ponen a diario, una cosa me ha llamado la sado a esa niña era algo irremediable. Incluso se lo merecía, ¿no es cierto?
atención. Esta madrugada han detenido a un hombre. ¿Sabe por qué lo han
detenido? (X se encoge de hombros). Porque había secuestrado a una niña X: ¡Usted no me conoce!
y la ha retenido durante diez años en su casa. Estaba encadenada a la pata
de una cama en un sótano oscuro y pequeño donde se colaba la humedad. Y: ¿Se hubiera cambiado por ella? ¿Desearía haber estado en su lugar
Se pasaba el día sola, sin ver ninguna cara, ni escuchar voces, sin una mientras la niña estaba a salvo? Sólo hay un modo de saberlo. (Y saca un
ventana por donde entrara la luz. Sólo tenía la compañía de este hombre cuchillo de su ropa). Ahora veremos hasta donde llega su decencia. Le voy
al anochecer, cuando entraba allí para darle comida, maltratarla o violarla. a proponer un juego: usted coge este cuchillo y me mata, o yo lo mato a
Han podido rescatarla y la niña, que ahora tiene diecinueve años, estaba usted, elija. (X permanece en pie, aterrado, pero sin moverse). Vamos, no
en un estado lamentable. Cuando iba a entrar en la ambulancia, le han pre- es tan difícil, es un simple ejercicio de supervivencia. Sólo tiene que cla-
guntado qué quería hacer, y ha contestado que lo único que desea es vivir vármelo. (Se acerca a él y trata de dárselo, pero X retrocede).
con ese hombre, necesita volver al sótano donde estaba. Se ha convertido
en su vida y dice que no puede vivir sin él. ¿No le parece grotesco? Querer X: ¡No, déjeme, está usted loco!
revivir la pesadilla una y otra vez. ¿Cree que hablarían entre ellos cuando
la visitaba? ¿Acaso puede existir amor entre un preso y su carcelero? No Y: ¡No sea idiota! ¿Es preferible morir a vivir con la conciencia manchada
lo sé, lo único que tengo claro es que la dependencia te va consumiendo de sangre? Piénselo bien, si usted no lo evita, voy a hundir este cuchillo en
poco a poco hasta hacerte débil, y esa debilidad mezclada con la violencia su pecho, muy lentamente, y una vez que lo haya hecho, lo retorceré para
te vuelve dócil como un perro, y al final ya sabemos qué sienten los perros asegurarme que sus tripas se esparcen por todos lados. Después, mientras
por sus dueños. El amo puede ejercer su poder de cualquier modo, como usted nota como un hilo de sangre le sale por la boca, pasaré la hoja del cu-
y donde quiera, sin que se le pueda exigir ninguna responsabilidad. ¿Qué chillo por su cuello, pero no será un corte brusco, no, lo haré de tal manera
nos mueve a cometer esas barbaridades? Aún más, ¿qué puede mover a que siga viviendo, que pueda sentir cómo se le nubla la vista, el corazón va
una persona a sentir devoción por quién lo trata así? Si tuviera que ser fallando y nota un sudor frío que le recorre la espalda. Y tendrá conciencia
uno de los dos, ¿en qué lado le gustaría estar? ¿Ser víctima o verdugo? de que se muere cuando me vea clavarle el cuchillo por distintas partes
A primera vista, nadie querría vivir un calvario así. Rechazaríamos esa de su cuerpo, pero ni siquiera lo note. Y oirá, ya desde muy lejos, mi voz
posibilidad, pero ¿sería capaz de cometer esas atrocidades con alguien? recordándole que pudo haberlo evitado. Me escuchará cómo le insulto por
La libertad la ponemos nosotros, hoy todo vale. El único argumento que ser tan estúpido, por elegir el camino equivocado cuando tuvo elección.
existe es el de la sinrazón, porque si no nos mostramos fuertes pensamos ¿No lo entiende? Le estoy dando una oportunidad, ¡aprovéchela! La niña
que los demás nos pisotearán. ¡Y puede que sea cierto! No he conocido a no pudo elegir, usted sí. Vamos, sálvese, coja el cuchillo y máteme. No
nadie que se cambiara por otro que estuviera peor que él. ¿Cómo llamaría pudo salvar a esa niña pero si me mata, podrá salvar a muchas o tras. ¡Tiene
eso, síndrome de salvar el culo? (X se ha girado y lee su libro). Muy típico, que hacerlo, tiene que ayudar a todas esas niñas! ¡Vamos, acabe con este
usted es de esos, un hipócrita que aparta la cara del mundo porque lo único monstruo!
que le preocupa es coger un puto autobús que le lleve a ninguna parte. Sí, (FIN)
con su cara seria y su libro pretende aparentar que la gente no le preocupa,
que tiene bastante con lo suyo, pero en el fondo es una escoria. Mira a la Óscar Gallego
11. AUNQUE NO PUEDAS VER todo el rato. La gente te admira mucho y quiere hablar conmigo de lo mu-
cho que les gustan tus cuadros. Yo sólo puedo decir que sí, que parece que
a la gente le gustan. Que a los pintores buenos les pareces prometedor. Que
Es duro no poder ver lo que pinta tu pareja, más aún cuando a tu trabajas muy duro y que te importa de verdad. Que he pasado la mano por
alrededor no paran de llamarlo para que muestre los cuadros, dé confe- la pintura, y que a veces las líneas son suaves, y a veces son rugosas. Que
rencias, o envíe fotografías. Hubo un tiempo en el que quise operarme, hay cuadros con los que has sufrido durante meses, y otros pequeños que
pero me dijeron que tendría que dejarlo todo durante diez años: que iría son el fruto de una noche en vela. De cuando me acuesto y estás pintando,
de quirófano en quirófano, y que no había garantías de que al final pudiera y me despierto y sigues en el mismo lugar. De cuando vamos en el coche,
distinguir formas o colores con claridad. Lo pensé y decidí seguir con mi y estás callado, y sé que piensas en tu cuadro.
profesión y mi vida, aunque no pudiera ver las cosas a las que él estaba —A mí no me importa que no puedas ver. Hay cosas en el mundo que no
dedicando la suya. son pintura.
—¿Qué haces, amor? —Sí, pero no te importan tanto.
—Estoy pintando. —Tú me importas más que todos los cuadros.
—¿Y... cómo vas? ¿consigues avanzar? —¡Pero no podemos hablar de ellos! No puedo decirte lo que pienso, no
—No acabo de conseguir lo que quiero conseguir. Pero sé que si lo sigo puedo ayudarte.
intentando, llegará un punto en el que o lo habré conseguido, o sabré que —Sí que me ayudas. Pones música, y te encargas de que el ordenador
es imposible para mí. siga funcionando.
—¿Y el último cuadro que hiciste? ¿Sabes ya algo de la galería que te —Eres un desastre con la informática. No te interesa nada.
gusta? —Sólo me interesa lo que me ayuda a trabajar. Lo demás no.
—Lo tienen allí parado ya seis meses, y siguen haciéndome esperar. Si no —Podrías poner interés y aprender miles de cosas.
lo quieren allí tengo pensada otra, pero claro, no es igual. La gente irá a —Sé que si sale algo útil, te enterarás por mí. Como con la web que me
verlo si saben que está allí, los que me conocen y los que no. Pero sabes hiciste con las estadísticas de visitantes. O cuando me instalaste el correo
que la gente asocia el nivel de la galería con el del cuadro. Cuanto peor sea en el móvil, o lo de los blogs.
la galería, y menos céntrica esté, menos interés tendrá la gente en darse el —Ya.
viaje para ir a verlo. Y mientras no me lo devuelvan, no puedo hacer nada. —Por cierto, me han invitado a otra cosa.
—¿Pero lo subiste a la web, no? La gente sabe que existe. —¿A otra? ¿dónde? ¿cuándo?
—Sí, pero no se ve igual, no se entiende igual. Además no hablarán tanto —Es algo conmemorativo en Brasilia. Entre Seúl en noviembre y Forta-
de él hasta que haya una exposición. leza en mayo.
—¿Se ha secado el último que hiciste? Puedo ayudarte con el marco. —Puf. ¿Y vas a ir?
—Sí, bueno... lo he enmarcado yo, al final. Pero si quieres darle un repa- —No lo sé aún.
so a las juntas, estaría bien. —¿No es mucho con lo de la India el verano que viene?
—Cada día lo haces mejor tú solo. Sabes que yo sólo lo hago porque me —A lo mejor sí. Es mucho trote.
hace ilusión participar en algo. —Yo no sé a cuántas cosas puedo ir, paseando por salas donde no veo lo
—Lo sé. que hay colgado en las paredes, escuchando conferencias en las que no sé
—Ojalá pudiera ver tus cuadros. de qué hablan.
—No importa. —Está claro, lo entiendo.
—Sí, sí que importa. Vamos a esas fiestas y todo el mundo habla de pintura —A las tuyas voy porque me gusta oír el entusiasmo con el que cuentas
12. qué has aprendido, y escuchar lo que murmura la gente. —Sabes que cuando salgo tengo compromisos, que es por lo que me
—Je, je, eso es divertido. pagan el viaje.
—Me acuerdo de aquel chico se puso a hablarme como si pudiera ver. Fue —... y si no fuera por ello no podríamos pagarlo.
horrible. __Ya.
—Horrible, ¿por qué? __Tus padres sí que lo disfrutan. Como también son artistas, tienes suerte.
—En cuanto le dije que yo no podía ver, se quedó callado, como si yo ya —Sí, bueno, hacen cosas parecidas, pero no son de pintura exactamente.
no estuviera allí. —Otros sólo sabrían que sales en la radio.
—El pobre, ya no sabría qué tema sacarte. Pasan mucho tiempo con otros —Calla, calla, qué vergüenza. Y qué difícil es hablar con periodistas.
pintores ¿sabes? Quizá no se le ocurría de qué te podría hablar. Explicar lo que hago... para gente que no lo está viendo...
—Supongo. —Supongo que por eso me gustan tus entrevistas.
—No te lo tomes a mal. Porque haces ese esfuerzo para otros, y yo lo entiendo un poco mejor.
—No, después en la fiesta me sacó a bailar salsa. —Me cuesta mucho.
—Es buena gente, pero le cuesta salir de su tema. —Pero a tus padres sí que se lo puedes explicar más o menos. Además sus
—¡Tuvo que pedirle a otro que me lo preguntara! compañeros sí que lo aprecian, y les dan la enhorabuena por lo que haces.
—¿Ves? Y el otro sí estaba hablando contigo. Es una suerte que comprendan a qué te dedicas, y estén orgullosos. Otros
—Es verdad. Él y ese otro señor mayor tan majo que me dijo que eras no lo entenderían.
muy creativo. —Es que soy un chico con suerte.
—Te apuesto lo que quieras a que no ha dedicado diez minutos a un cua- —¿Aunque yo no pueda ver?
dro mío en la vida. —Aunque no puedas ver.
—Qué exagerado eres. Ése sí era majete. No me habló de pintura ni un
solo minuto.
—Pues qué suerte, porque no tiene fama de eso.
—¿No?
—Pues no. Dedicado a los que me preguntan
—Qué cosas. En fin, ya cómo es estar casada con un matemático,
sabes que yo sólo voy por sin ser matemática. Es más o menos así.
viajar contigo, probar la
comida de todos esos si-
tios, pasear por otras pla-
yas, sentir otras brisas
del mar... oír otras olas...
—¡Y esos los bufés de
desayuno! ¡Qué bue-
nos! ¿A que sí?
—Sí, pero de vez en cuan-
do estaría bien ir a un sitio en el que no Begoña Martínez Pagán
hubiera ninguna exposición, y te tuviera para mí sola. (blog.bmartinez.com)
13. HIJAS DE LA MUERTE Microrrelato
Salgo a la calle húmeda, una pegajosa letanía seduce al crepúsculo
y me recuerda que ésta es la hora de los muertos. Una bohemia y trágica
secuencia se repite caminando, las veredas desprendidas, el crujir de las LA TRADUCCIÓN
hojas secas, mirar por las ventanas abiertas, una sensación de soledad y Aterrado, soñaba con bérquidos, con moltunes, con fastenados. No con-
de hastío que atrapa a toda una ciudad. La plaza está vacía por el frío, ya seguía librarse de las persilviguas, aunque recibía algún alivio de las bru-
han huido los niños, sin ellos las farolas parecen piquetas de una cancha miscas y mordigeras que encontraba a su paso. Cuando le pudo contar sus
de batalla, feos graffitis se insultan y se declaran. La tarde se acuesta sobre sueños al analista, éste le sugirió que intentase una traducción.
el asfalto que tan poco delicado se va helando, la luna casi llena, aún en
creciente, parece más helada todavía. De un colectivo emergen dos chicas REGRESAR
góticas, pálidas y frías (descubro que el negro es un color que se ha comi- Le costaba mucho regresar a la vigilia. Allá, en el sueño del soñar, se
do todos los brillos) bajan los escalones como si un cadalso las esperara sentía bien. Era un exilio gozosamente aceptado. Pero cuando por fuerza
en la calzada, se mueven sobre un velo de sensación y parece que nunca quedó del otro lado, descubrió dentro de sí un sentimiento distinto: la nos-
se preguntaron a dónde van. El frío de julio abruma y la neblina es una talgia por lo que había dejado atrás.
de las tantas metáforas del fuego. Nada pega a esta hora como ese porro
picante que se quema en los labios de los chicos de la otra esquina. Se me
cruzan los estallidos huérfanos de una risa colectiva, se retuercen en la jo-
CONQUISTADOR
Su ambición era simple: conquistar el mundo, según la estrategia que ela-
ven noche detenida detrás de la oscuridad. El sábado tiene su enigma bien
boraba cada noche. En un sueño agitado surgió el plan que juzgó perfecto.
guardado como el deseo exquisito de un genio loco. Los focos ambarinos
Al día siguiente lo expuso en el consejo vecinal de su aldea, pero ninguno
de este vértice del mundo son de un amarillo viejo, parecido
de sus colegas lo entendió.
al de algunos sueños. Sumergidas por un extraño
efecto las cáscaras de las paredes lucen
menos corroídas, sin embargo están ahí,
latentes y agonizan. Camino mirando DÍA DEL PADRE
el piso, las baldosas se pierden en el Éramos una multitud y celebrábamos el Día del Padre. Todos éramos hijos
paisaje y desaparecen detrás de mí. e hijas, pero no había padre alguno: los habíamos exterminado mucho an-
Finalmente las chicas de negro y fuc- tes. Fue una hermosa fiesta.
sia se eclipsan en un portal que abre
y cierra en un pestañeo, lo hacen sin
vergüenza, lo hacen sin sentido y lo David Lagmanovich
hacen como si sólo ellas fueran las únicas
hijas de la muerte que descreen de todo a esta
hora y en esta ciudad.
Don Cósimo
14. LA AMENAZA Se preguntó a sí mismo quien habría apagado la luz de la sala y bajado to-
das las persianas sin avisar. A tientas logró llegar hasta el interruptor que,
Enciendo el computador, un cigarrillo, acomodo mi recordaba, estaba junto al espejo. Sólo cuando estuvo delante del cristal
café e inicio la rutina de revisar lo que he escrito la noche fue capaz de darse cuenta de que se había quedado ciego.
anterior. Luz, me digo, necesito luz y descorro la cortina
de la ventana que da al patio. CRISIS
Busco un archivo y de pronto siento
una presencia tras la ventana. Levanto la Agobiado por tanta deuda y con una familia a la que sacar adelante, a
vista y lo veo: su mano derecha sostiene sus 55 años estaba decidido a hacerlo. Sería doloroso y el recuerdo que
una lanza que se pierde en lo alto; en su esa acción podría dejar entre los que lo conocían quizá fuera imborrable.
testa, un casco con una visera movi- Después de mucho pensarlo la decisión estaba tomada: Mañana mismo
ble que protege sus ojos, las man- comenzaría a buscar su primer trabajo.
díbulas, la nuca y que remata
en un penacho con una cola que Álvaro Pintado González
onde al viento; un peto de cuero
dibuja sus músculos del tórax; un manto de piel de cabra cae desde sus
hombros; un escudo en el brazo izquierdo; una espada al cinto; un arco y
un carcaj terciados a su espalda.
SABIDURÍAS
El centinela barre con su mirada el infinito, más allá de los muros.
Cuando vayas caminando y se te aparezca un pájaro y te vuele muy cer-
Desde la explanada Aquiles, desnudo, como loco, le hace gestos exhi-
ca, trata que te escuche decir “Ave María purísima”.
biendo sus testículos. No le hace caso, el soldado está acostumbrado a
Cuando vayas volando y alguien te camine muy cerca, tanto que escu-
estas obscenidades después que Aquiles perdió a Patroclo en la última
chés decirle “Ave María purísima”, andate.
batalla.
Los consejos que le da una madre a un hijo, un maestro a un aprendiz,
Una barba de días cubre el rostro ceñudo del centinela. Adivino
deben ser escuchados, porque como dice el dicho, más sabe el diablo por
que observa a los Aqueos que acampan en lontananza en este largo asedio
viejo que por diablo. y puede llegar a ser cierto, ya que muchas veces lo es.
que se prolonga por diez años.
Pero además vale recordar que el Diablo, además de tener sapiencias, tiene
¡Mierda!, murmuro, aprieto la tecla “Suprimir” y el Troyano
creencias, y no siempre son correspondientes entre sí y con la realidad.
desaparece.
El Diablo sabe por viejo, sabe por diablo, sabe por dualidades, y si
él sabe que existe él, entonces seguro que existe también otra cosa. Pero
Pedro Guillermo Jara además sabe que tiene oídos: y dicen “que siempre le gana al Diablo”.
Pero nadie, ni el mismo Diablo, lo ha visto jamás y saber (o acordarse) de
cuándo le ganó, ni hablar.
EL SENTIDO DE LA VIDA Pero de tanto escucharlo de tan viejo ya lo cree.
Pero no se lo digan nunca: no todo tiene opuestos.
Aturdido aún por el lento despertar y la oscuridad del salón miró hacia la
televisión, el portátil, la fotografía de boda. Pero no consiguió ver nada. Inés Eguaburo
Ningún objeto le servía de guía.
15. EL OJO Y LAS NARICES FUEGO CRUZADO
Para el ojo humano que señala y asiente, la parte _ ¡Fuego!_ solicitó la dama con un cigarrillo entre sus dedos.
visible del iceberg, esa montaña blanca de cristal _ ¡Fuego!_ gritó el hombre al ver cómo se incendiaba su casa.
helado, es la porción hermosa del evento, por más _ ¡Fuego!_ ordenó el capitán al pelotón de fusilamiento.
conocida. Sin embargo, los marinos desconfían de Sucedió que la dama murió acribillada a balazos en su suite privada, el
la proporción volumétrica oculta. Ellos saben que el hombre miró estupefacto como le acercaban un encendedor frente a las
bello espectáculo no les causará daño alguno; es el cenizas de su casa y un baldazo de agua empapó al capitán ante las carca-
misterio, el enigma escondido bajo las aguas, lo que jadas de sus soldados. Resulta que la amada del escritor de este cuento se
romperá sus narices. marchó para siempre, y fue en ese estado de absoluta perturbación cuando
aparecieron los finales de estas historias.
CONFESIÓN DEL SUICIDA
Un balazo de cuando en cuando constituye una práctica COLABORADORES
muy saludable. Inmuniza, o al menos cura, contra cual- … y en esta extensa pradera descansan los valientes que le permitieron a
quier pretensión de inmortalidad. Guillermo Tell adquirir la experiencia suficiente para poder presentar su
espectáculo en público.
APORÍA
Sabes muy bien que todo lo mío es tuyo. Pero si DRAMA ESCOLAR
me privas de ello, dejará inmediatamente de La niña lloraba sin consuelo en el patio de la escuela. Había entendido que
ser mío y por tanto, de la misma mane- fue víctima de una broma cruel, nada de cierto había en las cartas de amor
ra, también dejará de ser tuyo. que había encontrado en su mochila, nada real en ese encuentro tan anhe-
lado al lado del árbol durante el recreo. Pobrecita, ¿cómo podía imaginarse
que otros ojos también lloraban desde el aula de sexto grado, en el primer
DESHACER EL AMOR piso, que lloraban y no se animaban a bajar?
Y como ella seguía sin quererme después de incontables
abordajes, primeramente hicimos un preámbulo de dia-
tribas, denuestos, porfías, odios comunes, mordacidades, NO EXISTE BELLEZA QUE RESISTA UN BOSTEZO
sarcasmos, imprecaciones a voz en cuello, críticas ácidas, El joven la miraba encantado mientras ella hablaba. Lo que ignoraba es
rencores no solucionados, y más tarde nos hicimos el des- que ella no había pasado bien la noche anterior. “Qué hermosa es”, ni
amor más cáustico, en camas separadas, por supuesto. cuando el mozo trajo la cena le quitó los ojos de encima. “Qué ojos, qué
labios, qué naricita. Es sencillamente perfecta”. De repente, un cansancio
profundo venido desde muy adentro la hizo boquear, antes de que pudiera
LITERATURA cubrirse con la mano, el joven observó cómo se le arrugaba, se le compri-
Desde aquel día fueron felices. Luego el príncipe se
mía, se le afeaba la cara. Qué grotesca esa boca tan abierta, esa garganta…
casó con la princesa ante todos los súbditos y co-
No quiso ver más, simplemente se levantó y se fue.
menzó verdaderamente el cuento.
Saturnino Rodríguez Riverón
Diego Kochmann
19. el Maratón de Nueva York y se jacta
LOS CAMINOS DE LA LITERATURA de una rutina atlética estricta que
puede resumirse en dos hechos:
HARUKI MURAKAMI: What I Talk About When I Talk
corre todas las mañanas des-
About Running,(trad. Philip Gabriel) Londres:
de hace más de veinte años
Harvill Secker, 2008.
y participa por lo menos en
un maratón cada temporada.
Semejante palmarés no podía
Un extendido cliché,
estar desprovisto de memora-
en gran medida alimentado
bles recuerdos, como lo prue-
por la estética romántica y
ban las páginas imperdibles de su
decadentista, asocia la acti-
crónica de una carrera espontánea,
vidad intelectual y del arte
recorrida sobre el arcén recalentado
con la degradación física.
por el sol del verano helénico en la ca-
No obstante, un vistazo rá-
rretera que une Atenas con la ciudad de
pido por el anecdotario de
Maratón, con ocasión de un viaje motivado
la historia del pensamiento
por el encargo de una revista japonesa; o,
sugiere que los hombres de
menos pintoresca en su organización pero no
letras han practicado a su
menos fascinante en sus resultados, la narración
modo la divisa de “mens
del traumático ultramaratón (con aristas lindantes con
sana in corpore sano”. Des-
el misticismo fisiológico), una carrera de 100 kilóme-
de las clases ambulantes de
tros en el lago Saroma, en Hokkaido, cuya participación lo
Aristóteles, que terminarían
marcó tan profundamente que tras ella nunca volvió a disfrutar de correr
por bautizar a la suya como
como antes, autodiagnosticándose víctima de la melancolía del corredor
la escuela peripatética (o es-
(runner’s blues).
cuela itinerante), hasta las
caminatas diarias de Kant,
Si el libro se limitara a una enumeración de planes dietarios, tablas
regladas por una exactitud
de tiempos y técnicas psicológicas de motivación, “De qué hablo cuando
tal que los habitantes de Königsberg ajustaban sus relojes al ver pasar
hablo de correr” no dejaría de ser uno de esos intrascendentes volúmenes
al filósofo a paso firme bajo los tilos que bordeaban el camino a la uni-
consagrados a revelar una faceta desconocida de la vida de una persona
versidad, los intelectuales han practicado el ejercicio físico con diversa
más o menos famosa (género típico en el que celebridades hacen públicas
elegancia, efectividad o éxito. En su libro “De qué hablo cuando hablo de
aficiones o pasatiempos insospechados, pregonando, en su proselitismo, el
correr”, el escritor japonés Haruki Murakami agrega un testimonio más a
alcance universal de los beneficios de los que ellos disfrutaron practicán-
nuestro catálogo, pero apretando el tranco y pasando de la apacible cami-
dolos). Éste sería sin dudas el destino del libro, más allá de que Murakami
nata al trote a secas.
narre las anécdotas de su vida como atleta con un ostensible oficio para la
comicidad y la self-deprecation. Sin embargo, el libro escapa a ese vere-
En sus nueve capítulos, estructurados a la manera de un diario per-
dicto, y lo hace a través de su funcionamiento metafórico, de su modo de
sonal, el autor nos informa de su plan de entrenamiento para participar en
20. hablar de algo, hablando de otra cosa. ¿De qué habla Murakami cuando de un autobús, en el tumulto de un café o al abrigo de las sábanas antes
habla de correr? Está claro que habla de correr; es decir, de su vida como de dormir, avanza el lector, pasando páginas, como quien franquea obstá-
atleta amateur: de sus lesiones, de su equipamiento para correr triatlones culos con el corazón puesto en la meta. Por la otra, sujeto a la postración
(merece una mención especial la descripción de su bicicleta Panasonic de del escritorio, del cuaderno o del teclado, avanza el escritor, cuesta arriba,
titanio, que lleva inscripta en su cuadrante la leyenda “18 Till I Die”, el sumando páginas al manuscrito, con la esperanza incierta de una meta
título de un hit de Bryan Adams), de su régimen alimentario, de la envidia cuya distancia es siempre difícil de calcular. En ese cruce que reúne a esa
que le genera el vigor muscular y aeróbico que exuda el trote juvenil de operación aditiva, productiva, que es la escritura, con el apetito sustracti-
las estudiantes de la Universidad de Harvard. Pero sobre todo, o mejor, por vo, consumidor característico de la lectura, se constituye el acto literario
debajo, subrepticiamente, habla siem- que denominamos libro.
pre de otra cosa: de su vida como escri-
tor, o, en menos palabras, de literatura. En uno de los episodios dedicados
Cuando habla de correr, Murakami afir- a las sesiones diarias de entrenamiento,
ma que el novelista necesita de riguro- Murakami evoca una época en la que solía
sidad, constancia y resistencia, es decir, cruzarse con un importante equipo de at-
las virtudes del maratonista; cuenta que letismo japonés: “Por aquel entonces tenía
tras descubrir sus dedos teñidos por la la costumbre de trotar antes de las siete de
nicotina, resolvió que deseaba escribir la mañana —cuando el tránsito no es tan
muchas novelas, y para ello necesitaba pesado, cuando no hay tantos peatones y
llevar una vida sana y disciplinada; se- cuando el aire está relativamente limpio—
ñala que fantasea con entrenarse duro para carreras extremas, como las y los miembros del equipo S&B y yo solíamos cruzarnos y saludarnos
Ironman, pero que aquello le quitaría tiempo a su escritura, que es final- inclinando la cabeza. En días lluviosos, intercambiábamos una sonrisa, esa
mente lo único que importa en verdad. ¿De qué habla entonces el autor? sonrisa que dice qué mal que la estamos pasando”. Ya sea en el trote ligero
De la carrera literaria, del maratón de la escritura. Su meta, su punto de de un pasaje plácido o en el ascenso pesado de una prosa ardua, el camino
llegada es siempre la literatura. Tanto es así que el goce estilístico con el literario siempre está compuesto por dos vías: la del escritor y la del lec-
que el autor describe los distintos sufrimientos del ejercicio aeróbico invi- tor, que se saludan con la visera o una sonrisa irónica según el paso que
ta a esa lectura malhonnête convencida de que Murakami se somete a esa puedan llevar. Es esa metáfora de la literatura como camino, entre lo zen
ascesis —o nos dice que se somete a ella; distinción que, en última instan- y el pop, lo más estimulante en esta obra del escritor–atleta que demuestra
cia (la instancia de la ficción), no tiene ningún interés— sólo para poder ser nuestro autor; obra feliz que, con mucho oficio, combina profundidad
contarla, para poder transformar ese ejercicio físico en ejercicio literario. y frescura, y que prueba que, por más que se queje de los achaques de la
vejez a la hora de enfrentar el recorrido de 42 kilómetros del maratón, el
El volumen (bellamente encuadernado en rojo y tapas duras para Murakami escritor se mantiene en buena forma.
la edición británica de Harvill Secker) está compuesto por apenas 180
páginas, y se recorre con soltura hasta el final, lo cual lo hace compatible Bruno Ampel
con una lectura itinerante e intermitente. Esto que puede parecer a primera
vista un modo de devaluar la empresa del libro, por el contrario, delata un
rasgo no siempre evidente del acto literario: si la literatura es un camino,
ese camino tiene dos vías. Por una de ellas, entre sacudones en la butaca
21. Hugh Thomas: Barreiros. El motor de España, de construyó los motores Taino hasta que
editorial Planeta, 2007, Barcelona. allí hizo justicia a los versos de Sánchez
Rosillo: “muchos son los caminos que
“Algo que elude a las palabras como el agua del arroyo elude a la piedra, porque las recorre / un hombre hasta encontrar
palabras sólo están hechas para decirse a sí mismas, para decir lo decible, es decir, el lugar de su muerte.”
todo lo que nos gobierna o hace vivir […]”
Javier Cercas: Soldados de Salamina. Ya en la introducción, Hugh Thomas
denuncia la ausencia de bibliografías
en España, teniendo en cuenta el sus-
trato material que hay para tal fin. Me
Afirmó muy senten- quedé un tanto perplejo cuando leí la
ciosamente Eduardo biografía que Ian Gibson hizo sobre
Barreriros, en el en- Machado, porque, mientras duró la
sayo-carta que envió lectura, me sentí como Dios: es como si hubiese tenido ante mí
a Fidel castro, que la el mapa de la vida de Antonio Machado, como si supiese, por una
historia de la huma- serie de casuística lógico matemática, donde iban a dar los pasos de este
nidad es una historia poeta y entendí las citas de versos y prosa como un mecanismo especular
de lucha. Pero no se de juego intertextual para explicar la vida de un creador de textos litera-
refiere aquí Barrei- rios. No obstante, esta vez me resultó todavía más extraño encontrar esos
ros a la historia de textos literarios, no ya para explicar la vida de un hacedor literario, sino
los hombres ilustres para construir el contexto referencial mediante descripciones y paratextos
que aparecen en los de Pardo Bazán, junto con Dionisio Ridruejo, Azorín, Martín Gaite, Ro-
manuales o que to- salia de Castro, Torrente Ballester…, recreando el paisaje para dibujar el
dos, en mayor o me- cronotopo, para en definitiva contar la vida de un genio, pero al fin y al
nor medida, recuer- cabo un empresario. Esa consulta de fuentes propicia la construcción de
dan como un vago un personaje que, aunque histórico parece novelesco y ejemplar, al ser
eco, sino que, por el contada su historia como el periplo de un héroe trágico – cuanto más tra-
contrario, se refiere tó de evitar su destino más se aproximaba a él- que lucho innumerables
a la historia sí ejem- batallas para construir una serie de máquinas que por las características
plar que cada uno de nosotros realiza diariamente para surcar y quebrar los que su autor imprimió en ellas han sobrevivido a su creador. La misma
escollos que el destino nos va imponiendo. Acudan y visiten la vida de este operatividad textual tiene el conocimiento plasmado de la historia de la
hombre que, con menos de 12 años, montó la primera carrocería a un auto- lengua. Hugh Thomas se muestra en este libro como un brillante cono-
bús, siendo todavía un jovenzuelo logró transformar, “dieselizar”, motores cedor de la gramática histórica de nuestra lengua y de las cooficiales así
de gasolina en diesel, creó una factoría en Villaverde con dos millones de como sus dialectos. Esto le permite abordar cuestiones tan actuales como
metros cuadrados y empleo directo para más de veinte mil personas, por la política lingüística y entender el presente del problema desde el pasado
motivos empresariales se vio relegado a la ganadería experimental en un que lo explica, por ejemplo: Eduardo Barreiros hablaba Gallego debido a
finca de Ciudad Real y finalmente volvió a la mecánica, en Cuba, don- la zona geográfica donde se crió, y no aprendió Español hasta la edad de
22. doce años en la que su familia se vio obligada a viajar
en busca de ese futuro más prometedor. H.
Thomas utiliza este conocimiento con el
fin de caracterizar –a la vez que crea- el
entorno más próximo, el familiar, de
ese genio que llegaría a ser E. Ba-
rreiros.
Cuando era pequeña los veranos los pasaba en la casa de campo
que tenían mis abuelos a unos kilómetros de la ciudad junto a mis padres,
Al tratarse de un libro creado
tíos y abuelos. Lo que más me gustaba de todo era que entre mis primos y
por un historiador, el panorama li-
mi hermano yo era la única niñita de la casa, lo que suponía más de un pri-
terario y cultural, la etnografía, la
vilegio. Lo que menos las películas de vaqueros que mi tío ponía religiosa-
sociología, la arquitectura, la demo-
mente cada día después de comer. Con ellas aprendí que los indios eran los
grafía, la teología… se convierten en
malos y que con el technicolor todos parecían seres de colores brillantes e
elementos y herramientas subsidiarios de la
intensos, increíblemente sobrenaturales. Evidentemente, aprendí también
historia. Uno de los mecanismos que acertadamente
a dudar de la calidad y veracidad de sus historias, pues todas acababan de
emplea Hugh Thomas con el fin de ambientar o, mejor
la misma forma. Fui creciendo, mis tíos dejaron de veranear en la casita
dicho, con el fin de crear ambiente es el contraste para explicar la evolu-
y cesó el suplicio de ver a la caballería defender el fuerte contra el ataque
ción de una personalidad. Un cambio exterior repercute directamente en la
de los malditos pieles rojas. Comenzaron entonces la imposiciones de mi
forma de ser de la persona, ya que ésta ha de adaptarse a su circunstancia.
hermano mayor, entre las que se encontraban los “espaguetti western”.
Con ellos descubrí que el Oeste americano era, en realidad, Almería y, por
El problema que yo encuentro, siguiendo los parámetros de La
supuesto, que el impertérrito que se escondía tras un som-
poética de Aristóteles, es que la recreación del contexto en todas su dimen-
brero, un poncho y una barba de tres días era Clint
siones (visual, plástica, desde el ámbito de las sensaciones…) parten de
Eastwood. Evidentemente, Sergio Leone tampo-
textos literarios escritos por autores que dejaron impresa su subjetividad
en ellos y que, por tanto, la historia en este caso no deja de ser literatura,
porque cuenta las cosas como podrían haber sido, pero nunca exactamente
como fueron, aunque en este caso, a excepción de un par de capítulos que
se hacen pesados por el acopio de datos, es un libro que merece la pena ser
leído.
Miguel Ángel Rubio Sánchez
23. co me convirtió en devota del género y acabé desterrando de mis prefe- fue así como descubrí
rencias todo aquello que oliera a pistolas, sheriff o a vaqueros de “saloon” el western. Repasando
junto a alegres señoritas con enaguas. esta historia en mi ca-
Con los años y tras abrazar la cinefilia como única religión reco- beza pienso en lo iróni-
nocible, alguien me invitó a ver una de esas historias del Oeste de las que co que resulta que fuera
tanto había renegado. El director, John Ford, en la primera colaboración – el protagonista de The
trabajaron juntos en más de diez ocasiones- con uno de sus actores fetiche, Good, the Bad and the
el otro John, de peculiares andares e impávida actitud, el duro Wayne. La Ugly (El bueno, el feo
película, Stagecoach (La diligencia, 1939). Una historia en blanco y ne- y el malo, 1966, Sergio
gro, filmada al más puro estilo clásico. Habría que ser muy tonto para no Leone) quien recupe-
ver más allá de estereotipos. La historia narra el arriesgado viaje entre dos rara la grandilocuencia
ciudades, cerca de la frontera con México, asediadas por el indio Geróni- del plano americano,
mo y sus apaches, de un grupo de personas para al- como la consiguió con
canzar sus destinos, cada uno por diferentes causas Ford, gracias a Un-
más o menos morales (eso no lo juzgo yo, ya forgiven (Sin perdón,
lo hace Ford por todos nosotros). Un abanico 1992). Una gran obra
de personas, nueve en total, reflejo de la socie- que se mira en otra más
dad americana de la época, de las disputas entre grande todavía, The
norte y sur, de las diferencias de clase y, so- searchers (Centau-
bre todo, un retrato perfecto del antihéroe. ros del desierto, 1956,
Lo mejor de la película no es que su John Ford). Decidí,
director sea uno de los mayores ge- entonces, que había
nios del séptimo arte, ni que sea una llegado el momento de
joya del género, ni la calidad de sus rendirse a la evidencia y me agencié con esos buscadores. Una vez más el
actores, no. Lo mejor de la película, director irlandés recurría al verdadero “duke” del celuloide, encarnando a
sin duda, es que podría tratarse de Ethan. Ese héroe antisocial ávido de venganza que busca sin descanso a
cualquier lugar del mundo, en una su sobrina, la actriz Natalie Wood, raptada por los mismos comanches que
época cualquiera y todos y cada han asesinado cruelmente a su familia. Y fue en ese preciso momento, des-
uno de los ojos que disfrutaran de el primer plano de esa épica historia, cuando sucumbí plenamente a la
de sus imágenes entenderían gloria de ese cine de acción. Nunca más volvería a mencionar un “jamás”
el mensaje que transmite. No ante la propuesta de degustar uno de los títulos que engrosan sus filas. Ésta
creo que yo pueda aportar es la historia de cómo descubrí el legendario western.
más de lo que ya hay escri-
to sobre esta obra maestra,
un millón de textos en di-
ferentes idiomas lo certifi- Ana Aitana Fernández
can. En cualquier caso, no