1. SÀNGO
Es uno de los Òrìsà más contraversiales del
panteon yorùbá . Esta catálogado como el
Dios del fuego y del rayo, es aficionado al
baile, a (Ayan) caoba y al sexo, sus colores
son el blanco y el rojo, sus comidas
prediléctas son el quimbombo (ilá), el
carnero (àgbò), la jicotea (ìjàpá), el gallo
(akuko), la gallina de guinea (etu), los
platanos frutas de todo tipo (ogede),el
aceite de palma (epo), el colorante vegetal
osun, las semillas de ñame, la semilla del
orógbó, las plumas de avestruz, el mamey,
la harina de ñame y el maiz. Su forma mas
representativa son las èdán- àrá o piedras
de rayos las cuales son el símbolo de el
conflicto que tuvo en el signo de Ìretè Òsá
con uno de sus discipulos que lo sustituyo
y en esa ocasion tuvo que hacer la magia de
transformar a seis de sus soldados en
èdán- àrá para demostrar su identidad
robada y recuperar su trono. Se dice
descendio a tierra en el signo Òkànràn
Méjì y lleva seis piedras u ota. La secta que
se dedica directamente a su culto se le
denomina Magba. Es hermano de Abòkún,
Òranmiyàn y Dada Igbayin. Su trono es
custodiado por Obakolaba. Es hijo de
Ayalua o Ìyàmase quien lo tuvo en el fondo de los oceanos de donde surgio. Se
relaciona mucho con Ekùn, el leopardo. Respeta la calabaza por ser esta la que
en el odu Òbàrà Méjì le dio el ashe de la sagrada palabra de Olódùmarè, la cual
posee.
Es el padre de los Ibeji, los cuales tuvo con Osun. Sàngó al ver que su esposa
habia parido Ibeji golpeo a Osun pues creyo que eso se debía a una bigamia de
esta. Osun tomo a los Ibeji y los dejo debajo de una mata de malanga de donde
los recogio Oya, la cual posteriormente los crío. Osun en su huida llego a donde
Òrúnmìlà y ya allí tuvo al llamado Idewú (el trillizo). Òrúnmìlà al llegar Sàngó
trás Osun sentencio que desde ese dia se pondria el ewe ikoko en el Igbódù
Òrìsà para recordar a los Ibeji y que se pondria siempre un racimo de platano
para recordarle a Sàngó que debia aprobar el Òrìsà que se estuviese asentando.
En el odun Òkànràn Òyèkú, aparece el hecho de que los omo Sàngó deben ser
sometidos a una ceremonia especial para anular de estos la accion de
2. Òranmiyàn, considerado un hermano de Sàngó que representaria la sombra y
que se manifiesta precisamente en una sombra que los omo Sàngó observan de
vez en cuando por detras de ellos. La anulacion de esta sombra es necesaria para
buscar un asentamiento en la vida de los hijos de este Òrìsà.
Cuenta una leyenda historica que Sàngó fue el cuarto Rey de la ciudad yorùbá de
Òyó y junto con Obàtálá el Rey de los Igbo mantenia una guerra territorial
contra Odúdùwà el Rey de Ifè. Diariamente los guerreros de Obàtálá disfrazados
con hojas secas de palma (mariwo) asediaban el territorio de Ifè y hacian huir a
los pobladores de esa region, pues estos creian que los asaltantes eran
fantasmas. Mucho antes de las hostilidades, uno de los capitanes del ejercito de
Odúdùwà, mantuvo relaciones amorosas a escondidas con una de las hijas del
monarca de Igbo. Un dia, despues de que se desatase el conflicto. La hija de
Obàtálá le confeso a su amante, que las huestes de su padre no eran fantasmas
ni espiritus, sino hombres disfrazados con mariwo. Al enterarse Odúdùwà de la
realidad, ordeno incendiar los campos en el momento del ataque, con lo cual
salieron cubiertos de fuego los atacantes . Acto seguido, Odúdùwà paso a la
ofensiva y ocupo rapidamente la ciudad de Igbo, destronando a Obàtálá y
quedando este libre, pero sin reino. Poco antes del salto final a los Igbo. Obàtálá
habia enviado emisarios al reino de Òyó para pedirle su apoyo militar a Sàngó el
cual ni se inmuto, pues estaba con sus tres concubinas, Oya, Oba y Osun.
Odúdùwà emprendio el ataque contra la ciudad de Òyó y Sàngó antes de verse
capturado incendio su casa y huyo, horcandose posteriormente en una caoba
(Ayan). Sus concubinas se suicidaron porque era ley hacerlo si el Rey moria. Los
seguidores de Sàngó al enterarse de la muerte de su Rey comenzaron a gritar:
Sàngó Oba koso (El Rey no se ahorco), frase que continúa hasta hoy dia cuando
mencionamos el nombre de Sàngó.
Cuenta la leyenda que donde sus concubinas se suicidaron, el rio se subdividio
en tres afluentes que hoy dia llevan sus nombres: Odo Osun, Odo Oya, Odo Oba.
A la muerte de su Rey, los pobladores de Òyó continuaron haciendo resistencia
al ataque de las huestes de Odúdùwà y cogieron toda la polvora que los Fulani le
habia obsequiado a Sàngó, las metieron en unas guiras secas y las hicieron
explotar, cosa que hizo retroceder al ejercito invasor. Además se dice que acto
seguido comenzo una terrible tormenta de rayos y centellas y todos asustados
creyendo que era la ira desatada de Sàngó, comenzaron a decir:
Kawo kabie sile Shango
(Bienvenido a la tierra, Sàngó.)
Otra leyenda nos cuenta que, Sàngó reinaba como cuarto Rey de Òyó, al este de
la actual Nigeria. Se mantuvo durante siete años en el poder. A pesar de los
altibajos de su gobierno, se le atribuyen muchas campañas victoriosas. Sin
embargo, sus éxitos no se debían exclusivamente a su gran heroísmo, sino
también a determinados dones mágicos, por la boca y la nariz podía echar fuego
y humo, lo que hacía huir a sus enemigos y ser temido por sus subordinados.
Entre sus artes mágicas se encontraba también un procedimiento para originar
el rayo.
Cuenta la mitología que un día subió en compañía de sus hombres de confianza
3. al monte, al pie del cual se encontraba su palacio. Durante el camino decidió de
pronto que debía poner a prueba su medicina de rayo, porque dudaba de su
eficacia, se produjo una tormenta, desde el cielo se dispararon rayos y en muy
pocos segundos convirtieron el palacio en un mar de fuego. La mayoría de sus
mujeres y todos sus hijos fueron víctimas de las llamas. Con el corazón
destrozado Sàngó abdicó. Dejó Òyó, para buscar refugio en Elempe, al norte de
la tierra Nupe de su abuelo materno. Sus súbditos recurrieron incluso a la
violencia para hacerle regresar. Sin embargo Sàngó dirigía su espada contra
todo el que se le interponía. Le prometieron sustituir las mujeres perdidas, de
forma que volviera a tener hijos, pero nada pudo hacerle cambiar de opinión. De
manera que, acompañado de unas pocas personas de su confianza, entre ellas su
mujer preferida, Oya, se dirigió hacia Elempe.
Durante el camino sus acompañantes no tardaron en lamentar haberle
acompañado y dieron media vuelta. Incluso Oya, su fiel esposa, perdió el coraje
cuando llegaron a Ira, su ciudad de origen. Solo, Sàngó tampoco quería seguir,
pero su orgullo le impedía dar marcha atrás. Así pues decidió poner fin a su
vida. Sobre la manera en que hizo efectiva su decisión existen varias historias.
Una versión legendaria no le permite una muerte normal sino que le hace
penetrar en el suelo; en Koso, mientras permanecía sentado bajo un árbol de la
manteca (Butyrospermum parkii), rayos y truenos sacudieron súbitamente la
tierra, en la que se fue hundiendo poco a poco.
Oríkì Sàngó
(Alabando al espíritu del relámpago y el trueno)
Alaafin, ekun bu, a sa
Alaafin, rey de Òyó quien gruñe como un leopardo y hace a la gente correr lejos.
Eleyinju ogunna
Al que los ojos le brillan como fuego encendido.
Olukoso lalu
Olukoso, el famoso de la ciudad.
A ri igba ota, segun
Quién utiliza centenares de cartuchos para ganar la victoria en la guerra.
Eyi ti o fi alapa segun ota re
Quién utilizó los pedazos de paredes quebradas para derrotar a sus enemigos.
Kabiyesi o
Te honramos.
Ase