4. El Salvador
Tierra de café
Imprenta
Diseñarte , S.A.
San Salvador, El Salvador
2008
III
Roberto Llach-Hill
Tel.: 2263-4284
Emal: Roberto@llach.net
www. Wildforestcoffee.com
El Salvador exclama:
¡Soy pequeño cuando me considero y grande cuando me comparo!
6. PRÓLOGO
Esta obra tiene el propósito de presentar un cuadro, lo más claro y objetivo
posibles, sobre la semilla que cambió la historia de El Salvador: el café. Ha
sido un trabajo enriquecedor y constructivo, pues, por una parte, me ha
obligado a recopilar datos, investigar e intercambiar experiencias con la
sabiduría de los campesinos y, por la otra, a aprender de los expertos,
contrastar prácticas y ensayar nuevas técnicas. A ellos les debo una parte muy
importante de esta obra. Entre los estudios que más me han impactado están
las investigaciones del ingeniero agrónomo Félix Choussy, que se
caracterizan por su rigor científico, honestidad intelectual y visión del futuro.
Él dijo en 1934: “La caficultura es nuestra única fuente de oro, de donde en
definitiva sacamos todos nuestros recursos. Ella es la obra por la que
podemos envanecernos pues es la que crea la personalidad salvadoreña”.
Otro motivo de este trabajo, además del placer de compartir experiencias con
los amigos caficultores, es fortalecer la empatía entre el hombre del campo y
la tierra, entre el caficultor y la naturaleza. En el café esta relación es intensa y
permanente; diferente a los cultivos anuales donde es temporal y transitoria,
pero no por ello menos vinculante. Por lo tanto, la caficultura exige una unión
indisoluble, como un matrimonio religioso en donde el divorcio no existe.
Por ser la topografía de las fincas de café muy agreste y accidentada se
complica su mecanización, lo que hace muy difícil sustituirlo por otro más
rentable y que, a la vez, conserve la vida del suelo. El agricultor y el cafeto
terminan así, irremediablemente, unidos de por vida.
Me sentiría muy satisfecho si el agricultor, después de haber leído estas
páginas, considerara la finca no sólo como una máquina productora, sino
también como un ente colmado de mucha vida, la cual debe salvaguardar y
querer. Es sorprendente cómo el caficultor, al preocuparse por la conservación
de los suelos y del medio ambiente, multiplica la vida y riqueza integral de la
finca: las orquídeas en los árboles, las aves migratorias y nativas, los animales
de toda clase y tamaño; unos imposibles de ver, como los microorganismos, y
otros grandes, como los venados evasivos, que tenemos la oportunidad de
encontrar sus huellas y con suerte el placer de verlos, auque sea por una
fracción de segundo, antes que desaparezcan de un salto. Lo que más deseo es
despertar en los caficultores, administradores y trabajadores el aprecio y
respeto por la vida de la finca, ya que es precisamente ésta la que nutre al
suelo y, por consiguiente, al cafeto, para que su cosecha sea más productiva,
duradera y estable.
V
7. En los seres humanos, la empatía —que ha sido una de las premisas de todas
las civilizaciones, religiones y filosofías— es la médula de la inteligencia
emocional, tan en boga hoy en día por ser indispensable para lograr la
armonía social. De igual forma debemos cultivar esa armonía con la
naturaleza, identificándonos con su parte viva, incluso dentro de la materia
orgánica del suelo, que no la vemos, pero que tiene la maravillosa facultad de
retornar lo que ya no tiene vida, como los desechos de animales y vegetales,
para convertirlos nuevamente en nutrientes de las plantas y del hombre.
En el tema de la caficultura, como en muchos otros cultivos, nadie tiene la
verdad absoluta debido a que la naturaleza es misteriosa, el conocimiento
limitado y la tecnología cambiante. La verdad, como diría un pensador, es
virgen y solamente digna de buscarse, perseguirse y apreciarse, pero jamás
podrá poseerse. Por lo tanto, lo único que se puede pretender es a transmitir
entusiasmo y optimismo por el cultivo del café. Esta motivación es la mejor
forma para enfrentar y superar las adversidades.
Las crisis de la caficultura a lo largo de la historia han ocasionado graves y
severas pérdidas a nivel nacional y, por consiguiente, a nuestros caficultores.
Sin embargo, tengo la convicción de que el café, a mediano o largo plazo,
tendrá una nueva época de oro. Las economías emergentes como las de China,
India y Rusia, consumidores tradicionales de té, representan la mitad de la
población mundial y, por esto, debemos conquistar sus mercados con
creatividad y espíritu competitivo. En la medida que se liberalicen y se
occidentalicen aumentarán sus preferencias por una buena taza de café
Arábigo. Así sucedió en el Japón y se convirtió en un mercado pujante para
los países productores de café.
Esta obra que lleva por título El Salvador, tierra de café está dividida en
cinco partes. En la primera, se expone la importancia primordial del suelo,
su cuidado, mantenimiento y conservación, así como el manejo de los tejidos
del cultivo; en la segunda, la materia orgánica, su importancia y
recomendaciones prácticas, como el lombricompostaje; en la tercera, aspectos
básicos de la producción de café. Esta es la sección más técnica porque toca
temas relacionados con el inicio y la formación del suelo, principios
elementales de química, nutrición, fertilización y los efectos dañinos de los
suelos ácidos. En la cuarta, las variedades de café, híbridos o mutantes, y la
biotecnología orientada al mejoramiento genético. Finalmente, en la quinta,
una breve historia sobre la caficultura salvadoreña. Por ser una obra de
divulgación, he agregado un glosario de las palabras más técnicas o desusadas
con la finalidad de explicar sus significados o definirlas.
VI
8. Siempre he admirado y respetado las experiencias de nuestros antepasados
quienes, además de ser pioneros en el campo tecnológico, despejaron el
horizonte con sus sabios consejos durante la época de oro. Entre ellos
permítanme mencionar a James Hill, mi abuelo, caficultor acucioso, quien
dejó valiosas recomendaciones sobre diversos temas, especialmente sobre la
poda, el trato a la finca como si fuera un jardín y haber popularizado la
variedad Bourbon en el país. Del mismo modo, he de mencionar a mi tío
Prudencio Llach, impulsor de las técnicas modernas del beneficiado del café
e inventor del beneficio ecológico. Asimismo, debo mencionar a Félix
Choussy, científico del café; Juan Pablo Duque, agrónomo colombiano
especializado en la caficultura salvadoreña; Napoleón Viera Altamirano,
fundador de la asociación ambientalista “Amigos de la Tierra” y pionero de su
conservación en el país; Francisco de Sola Maduro, amante de la naturaleza y
la conservación, fue Presidente del Zamorano y Amigos de la Tierra; Alfonso
Rochac, autor del Diccionario del Café. En igual forma son dignos de
recordar Héctor Herrera, caficultor experimentado; Roberto Pacas, por sus
originales inventos sobre mecánica aplicada al beneficiado de café; Alfredo
Pacas y su distinguida familia, por haber propagado la variedad “Pacas” en El
Salvador; Carlos Álvarez y su celebre familia cafetalera y Carlos Avilés, por
su liderazgo en el cultivo y beneficiado del café. No podemos dejar de
mencionar a importantes agricultores y caficultores como Ernesto Regalado
Dueñas, Antonio Cabrales, Juan Antonio Tinoco, Antonio y Alfredo Cristiani
y Salvador Portillo por sus valiosos aportes a nuestra caficultura y agricultura.
La verdad es que todos los caficultores merecen un homenaje de gratitud por
sus invaluables contribuciones al desarrollo y fortalecimiento de la economía
salvadoreña. Ellos han dado una muestra de patriotismo y estoicismo
ejemplares para las presentes y futuras generaciones.
Con mucha insistencia se comenta sobre la obsolescencia de nuestra
caficultura, el alto promedio de vida de nuestros cafetales y la edad avanzada
de los trabajadores experimentados. Por esa percepción quiero que este libro
interese y entusiasme a los jóvenes agricultores a renovar y conservar las
fincas. Estoy seguro de que comprenden que la caficultura, además de su
importancia económica, social y cultural, es la que mantiene, en gran medida,
el régimen de lluvias, los mantos acuíferos, los caudales de los ríos y los
manantiales. La juventud debe ser consciente de que los cafetales son la
principal fuente de energía, de captura de carbono, de conservación de la
fauna y flora, de protección de los suelos volcánicos contra la erosión y
proveedor de la leña para los hogares rurales. En suma, representan la
subsistencia del país. Quisiera que este patrimonio, esencial para la calidad
de vida de los salvadoreños, se preserve y se vigorice ahora y siempre.
VII
9. Quiero dar gracias a mi esposa Leonor por el apoyo que me dio a lo largo del
proceso de escritura de este libro y su comprensión por el tiempo que le robé
al hogar. A mi hijo Diego, por su vocación agrícola y por haberme
sensibilizado con la responsabilidad ecológica del caficultor. Igualmente a
mis hijos Roberto, Alexia y Marcos por su guía financiera para priorizar
inversiones y gastos en estos momentos difíciles y, sobre todo, darle gracias a
Dios por darme tan excelente esposa, hijos, sobrinas y fabulosos nietos, lo
que me asegura que continuarán unidos más allá de nuestros esfuerzos.
El horizonte, cada vez más cerca, nos hace pensar en lo inevitable con
entereza y claridad. En este período otoñal de la vida, vemos la primavera
más inmediata y con optimismo, pues es la señal del inicio de una nueva vida.
Espero que este libro despierte sensibilidad por la caficultura y su incidencia
en la calidad de vida de los salvadoreños.
Roberto Llach-Hill San Salvador, 18 de septiembre de 2008
VIII
12. PRIMERA PARTE
El cultivo del café
1
Capítulo 1
Una buena taza de café comienza con una buena semilla
Suelos y clima
Los suelos y condiciones climáticas representan los principales factores para
la producción agrícola y el café no es una excepción.
En El Salvador los suelos en las zonas cafetaleras son mayormente de origen
volcánico, formados por arenas y cenizas, con subsuelos del mismo material.
Estos se consideran como los mejores del mundo para el cultivo del cafeto,
13. como sucede en el resto de Centro América, el occidente de Colombia, Java
y África Oriental. Los suelos formados por arenas, cenizas y escorias
volcánicas se caracterizan por sus magníficas condiciones físicas, buen
contenido de poros y tierra blanda que facilita a las raíces explorar zonas
extensas en la superficie y en profundidad. Permiten, además, un buen
intercambio de gases, respiración de las raíces y expeler el ácido carbónico.
La lluvia puede infiltrarse con facilidad, sin ocasionar encharcamientos
perjudiciales. La presencia de minerales básicos evita que los suelos sean
excesivamente ácidos. Sin embargo, no todas las tierras en nuestro país
gozan de condiciones óptimas. Épocas de bonanza nos han llevado a
sembrar en terrenos demasiado compactos, con temperaturas altas, afectados
por el viento y en zonas donde los períodos secos generan demasiado estrés,
condiciones todas ellas difíciles para el cultivo del café.
En cuanto a la temperatura y humedad, El Salvador dispone de excelentes
condiciones de clima para el cultivo del café. La precipitación anual oscila
entre 1,500 y 4,000 milímetros, siendo la media entre 1,800 y 2,200
milímetros en épocas normales. Con respecto a la lluvia hay que tomar en
cuenta que nuestro clima pacífico no permite una distribución anual ideal, ya
que tenemos una estación lluviosa de seis meses y otra seca el resto del año.
Esto limita que los cafetales puedan cultivarse adecuadamente en zonas muy
bajas con temperaturas altas durante la estación seca, especialmente si el
suelo es muy arcilloso y compacto.
La transpiración* es una función esencial del café. Por la influencia de la
luz, el calor y el viento, la transpiración del cafeto es muy activa y la mata
pierde grandes cantidades de humedad, la cual debe reponer absorbiéndola
del suelo por medio de sus raíces. La intensidad de la evaporación del cafeto
varía según las condiciones ambientales. Según Augusto Chevalier, un
cafeto sano puede perfectamente evaporar al día 15 litros de agua, si no está
sombreado, lo cual daría un promedio de 30,000 litros por hectárea.
Precisamente por esto la sombra del cafeto y las prácticas de cultivo que
conserven su humedad en la época seca son la condición más exigente del
éxito.
En zonas de suelos volcánicos, franco-arenosos, con cafetos sombreados,
esta humedad puede lograrse con precipitaciones de 1,800 a 2,500
milímetros en la época lluviosa. En terrenos compactos, arcillosos, con muy
poco potencial de retención y de infiltración, la precipitación debería ser
mayor, sobre todo si los suelos son escasos en humus y hojarasca. A mayor
2
14. compactación del suelo más necesidad de hojarasca y humus, pues sólo así
existen defensas para conservar la humedad en períodos de sequía. A eso se
debe la enorme importancia de mantener el suelo flojo, poroso y protegido
con una buena cubierta de materiales orgánicos para impedir el grado de
evaporación de la humedad y la erosión.
El cafeto agota el suelo
Las reservas de fertilidad del suelo no son inagotables. El cafeto es una
planta muy agotadora del suelo. Por eso es importante restituirle los
elementos sustraídos por las cosechas, los cuales fueron perdidos por la
erosión y procesos de insolubilidad de los nutrientes.
La materia orgánica no solo retiene la humedad y evita la erosión. Ella,
además, restituye al suelo los nutrientes sustraídos y lo mantiene vigoroso al
solubilizar los minerales por medio de los microorganismos, transformando
la fertilidad potencial en fertilidad inmediata.
Etapas de desarrollo del árbol de café
Estas sugerencias que a continuación exponemos para las diferentes etapas
del desarrollo del café son, a nuestro juicio, las ideales. Sin embargo,
siempre hay limitaciones financieras, de disponibilidad de trabajadores,
entre otras, que no permiten realizar todas como quisiéramos.
• Del semillero al vivero
El semillero se prepara con arena de río, la cual se desinfecta con agua
hirviendo. Para mayor seguridad, acostumbramos regarle una solución de
flor de muerto, conocida también como marigold (Tagetes spp). La solución
se prepara de una forma sencilla: en un barril de agua se introduce alrededor
de 70 libras del monte de la flor de muerto y se le pone una piedra encima
para que despida, como una típica infusión. Una semana después se cuela y
está lista para aplicarse. Es un repelente orgánico de insectos y, en menor
intensidad, de hongos.
Una semana después del tratamiento de la arena con agua caliente y flor de
muerto, se puede sembrar la semilla, con la parte plana hacia abajo, a razón
de 1 libra por metro cuadrado y a 5 cm de distancia entre surcos. Al nacer se
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15. puede aplicar la flor de muerto, preventivamente, hasta su transplante al
vivero.
Lo ideal es trasplantar las plántulas cuando se encuentran en patacón
(soldadito), antes de abrir sus hojas cotiledóneas. De esta forma se tiene la
ventaja de que la plantita todavía se está nutriendo en parte de las reservas
alimenticias de la semilla. Al no tener aún hojas o tejidos verdes, no existe la
función de la clorofila y es menor o nula la transpiración y al ser esta escasa,
la planta sufre menos con el trasplante.
• Vivero
El terreno de los viveros debe ser suelto, poroso y blando para que las raíces
delgadas puedan crecer sin grandes esfuerzos y con buena cantidad de
actividad química y biológica.
Las bolsas de polietileno deben llenarse con tierra franca pero ligeramente
arcillosa (alrededor de un 15%) para que amarre. Algunos caficultores
acostumbran mezclar la tierra con un pequeño porcentaje de cascajo y
hojarasca descompuesta para aumentar su porosidad. Otros caficultores le
incorporan un porcentaje reducido de materia orgánica, proveniente del
compostaje o lombriabono* de la pulpa del café, proporcionándole al suelo
una buena capacidad de retención de humedad, aumentándole la flora
bacteriana del mismo, impidiendo su compactación y creándole una mejor
aireación.
En la preparación del suelo del vivero es recomendable inocular
biorreguladores* junto con los hongos micorrícicos para que luego, al
trasladar las plantías al campo definitivo, se propaguen estos hongos
antagónicos a los nematodos y hongos patógenos. Además, ellos mejoran la
nutrición por su acción simbiótica. Entre los biorreguladores más
importantes, además de las micorrizas*, están los hongos Trichoderma y
Gliocladium y rizobacterias como Bacillus, Pseudomonas, Ascochyta y
Pasteuria. Estos microorganismos colonizan agresivamente la rizosfera* y la
superficie de las raíces. Su presencia hace que las raíces sean menos
atractivas a los nemátodos, reduciendo su desarrollo y reproducción.
Nosotros acostumbramos, en la bolsa de polietileno ya llena de tierra, hacer
un hoyo cónico con una estaca en el centro del pilón. Allí introducimos la
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16. conchita y luego la llenamos con el lodo de la misma tierra antes
mencionada. Simultáneamente halamos ligeramente la conchita para que las
raíces queden en posición normal. Con esto se logra compactar la plántula
con el resto de la tierra cuando se solidifica el lodo. Es sumamente
importante que la raicilla principal de ésta quede vertical; es decir, que no se
doble al introducirla en la bolsa de polietileno.
Las bolsas de polietileno, ya con la plantía, es ideal distanciarlas a unas 14
pulgadas de centro a centro para que ésta crezca gruesa de tallo (zapatona,
como se dice en el campo) con laterales bien desarrollados para que no se
vaya en vicio, que luego necesitaría de tutores para detenerla. Al primer
mes, que ya está en naranjito, se le pone la primera abonada de fórmula con
nitrógeno y fósforo o completa, a razón de 5 gramos por plantía y se repite
cada mes. En medio de cada fertilización granular se le puede poner un
fertilizante foliar, el cual idealmente debería incluir nitrógeno, fósforo,
potasio, azufre, calcio, boro y zinc.
• El trasplante del vivero al campo
Cuando las raicillas de la plantía tienen mayor longitud que la altura del
pilón o cuando este se desmorona con el transporte y la raíz queda
parcialmente desnuda, es recomendable cortar la extremidad de la raíz que lo
sobresale. Esta operación es indispensable pues, de lo contrario, al tropezar
el pilón con el fondo de la casilla, la raíz pivotante queda torcida, en forma
de gancho o “pie de gallina” y el cafeto se resentirá de este defecto toda su
existencia. A este recorte de raíz se le da el nombre de “desnabe”. Es
siempre mejor una raíz bífida que una “ganchuda”. Por eso la amputación de
la raíz, al igual que el descope o suspensión en la parte aérea, tiene como
propósito suspender el crecimiento de la raíz pivotante y provocar el
crecimiento de las raíces secundarias y horizontales del cafeto. Si al
trasplante se derrumba el pilón, se hará la siembra de escoba y en este caso
se cortan todas las raicillas y se despuntan los laterales largos.
• Preparación anticipada del terreno de la siembra nueva de cafetos
en el campo definitivo
El área nueva se marca con el estaquillado donde se hará el hoyo. El
ahoyado, con su respectiva banquina, debe estar hecho desde el año anterior
a la época de siembra para que le entre sol y aire, lo que desinfecta y
ventila la tierra. La siembra nueva se prepara, desde entonces, con la
5
17. siembra de sombra permanente, con árboles leguminosos, a una distancia de
8 varas por 8 varas y con sombra provisional, como por ejemplo Cuernavaca
o Tapalayote, a una distancia de 6 varas por 6 varas. Con la buena tierra
extraída al hacer los hoyos de siembra se levanta el borde o pestaña de la
terraza y en su lugar se siembran los cinturones verdes, como vara negra u
otras leguminosas, como Crotalarea, Alverja, Retama, Frijol de Espada
(Canavalia), Frijol Caupí, Gandul o Chipilín. Las barreras de izote en
sentido contrario a las pendientes fuertes evitan la erosión al detener el agua
en forma suave, pero sólo si se siembran en curvas de nivel. Toda esta
preparación se realiza con tiempo para que el año siguiente la plantía, al
momento de la siembra, tenga la sombra adecuada, lo que le proporciona la
humedad y frescura necesaria para enfrentar, seis meses después, su primera
época seca en campo abierto y esté protegida contra la erosión y el viento.
Es recomendable tratar de no sembrar café en hoyos acabados de abrir.
• Hoyos para siembra
Un error muy frecuente son los hoyos de abono grandes y profundos para
siembras nuevas o resiembras. Estos suelen ser hasta de 30 pulgadas al
cuadrado y 30 pulgadas de profundidad. No cabe duda que la plantación
mejora el primer año con el ahoyado profundo. Pero con el tiempo todo el
terreno queda perforado y el suelo vivo sepultado con aquella tierra inerte
que se sacó de la parte profunda de los hoyos. Esta capa inerte no deja que la
capa viva del suelo, rica en microorganismos, pueda tener acceso al aire y a
la humedad. Se detiene así la descomposición del suelo y la hojarasca nueva
termina en la parte profunda de los ahoyados, donde ni las raíces
“comelonas” ni las raíces laterales más hondas lo aprovechan. Esta práctica
de hoyos profundos es más grave en suelos compactos y arcillosos. Por eso
los hoyos deben ser de no más de dos cuartas de profundidad y luego picar el
fondo del hoyo, en su centro, con un “suacho” para que las pivotantes
penetren sin dificultad y tengan acceso a la humedad en la época seca. La
práctica de hoyos de 30 pulgadas cúbicas no solo cubren el suelo vivo con
tierra inerte, sino que luego, al abonarlos, se saca tierra rica en materia
orgánica de los suelos adyacentes y se entierra y comprime a profundidades
donde no llegan las raíces alimenticias de la planta. Estos hoyos dentro del
cafetal deben perforarse fuera de la banda de fertilización durante la época
lluviosa, pues el cafeto está alimentando su cosecha y no debe sufrir ninguna
rotura de sus raíces.
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18. • El abonado de hoyos
El abonado de los hoyos debe hacerse durante la poda de café, en febrero y
marzo, llenando solamente dos terceras partes de estos con buena tierra seca.
Luego, a entradas de la época lluviosa, dejar que este hoyo, parcialmente
abonado, se llene de agua con las primeras precipitaciones para que
compacte la tierra. Luego de varios aguaceros se llena la otra tercera parte,
asegurándose de que la tierra quede bien apelmazada. Esto evitará que la
plantía recién sembrada quede enterrada y ahogada, lo que sucede cuando el
cafetal se abona y se siembra al mismo tiempo, quedando el cafeto sobre
rellenos flojos. Muchas de las pérdidas de plantías suceden cuando el nudo
vital (ombligo) de la plantía queda enterrado, paralizando el crecimiento.
La mejor época de siembra es en mayo, cuando la tierra tiene ya la humedad
necesaria pero guarda aún el calor. En todo caso, la siembra continúa en
junio, pero no debe pasarse de mediados de julio, para lograr el mayor
crecimiento durante la época lluviosa.
Con anterioridad a la siembra, se le pone media libra de cal viva a las
paredes del hoyo y otra media libra a la tierra alrededor del hoyo, la cual se
utilizará después para abonar la casilla del pilón. En esta, donde se colocará
el pilón, aplicarle al momento de la siembra una onza de fertilizante con
nitrógeno y fósforo y un insecticida de la siguiente manera: la mitad en el
fondo y se cubre con tierra para que no toque directamente las raicillas de la
plantía, y el resto a la mitad de la casilla, rodeando el pilón. De esta forma se
aprovecha el fósforo que tiene poca movilidad en el suelo. Al momento de la
siembra, la tierra alrededor del pilón de la plantía debe quedar bien
compactada, lo que se hace con el puño mientras se va llenando la casilla y
luego, al final, con los pies. La compactación es bien importante para que no
entre aire y sol a las raíces y la deshidraten. Al mes, que ya las raíces están
adaptadas, se le pone una onza de fertilizante.
La planta adulta prefiere vivir bajo la sombra regulada de árboles; con
mayor razón la planta joven. Al dejar la planta joven al sol, se provoca una
cosecha tempranera, lo que no es conveniente, pues perjudica su desarrollo y
acorta la vida de la planta.
7
19. Significado de las cosechas excesivas
Para una vida larga de la planta es conveniente que las primeras cosechas de
plantías sean poco abundantes y protegidas del sol; es decir, que las cosechas
sean tardías. De esta forma se desarrollan mejor sus organismos
reproductivos, a la vez que desarrollan más resistencia y larga vida.
La poda de sombra debe hacerse al terminar la cosecha y seguida por la poda
de café, ambas preferiblemente antes de la época de floración. La poda
severa de los árboles de sombra poco antes de la floración con el fin de
aumentar el rendimiento de la cosecha no es aconsejable, pues influye en la
corta vida de las plantaciones, especialmente en terrenos arcillosos con poca
altura sobre el mar o con exposición al Sur o Sur-Poniente. En estos últimos
es mejor podar la sombra cuando suba la humedad del suelo en abril.
Las hojas son las que elaboran el alimento de los tejidos verdes y las
raíces
La ausencia de hojas indica que el cafeto está sometido a un descanso
forzado vegetativo, ya que estas son los órganos de elaboración del
alimento. Las raíces de árboles desfoliados se están alimentando a expensas
de las reservas alimenticias de los pocos tejidos verdes que quedan, por lo
cual el sistema radicular de tales árboles termina en malas condiciones.
Como la raíz no puede permanecer sin alimentarse, lo hace a expensas de las
reservas alimenticias que haya logrado acumular en sus escasos tejidos
verdes y posiblemente en la base del tronco. Fincas que han sembrado izote
en forma sistemática, como El Carmen, de la familia Cristiani, en San
Vicente, han logrado conservar la materia orgánica arriba de 7 y 8% y la
acidez en el 5%. Estas fincas aprovechan el fertilizante químico en un
porcentaje alto por su bajo contenido de acidez y alto contenido de materia
orgánica.
En suelos donde no se practican barreras para detener la erosión, las
plantaciones toman un color clorótico del follaje, con un tono amarillento y
les falta el vigor indicando la clara escasez de nitrógeno y ausencia de
carbohidratos. La pobreza de suelos muertos en materia orgánica y poca vida
microbial termina en árboles desfoliados, sobre todo, en la época seca.
Las mejoras del suelo deben planificarse para irse haciendo gradualmente,
por zonas o tablones en un período de varios años, comenzando por los que
8
20. den mejores cosechas para recuperar más pronto la inversión. Otro criterio,
valedero también, si las finanzas lo permiten, es comenzar por donde más se
necesita y, en ese sentido, los filos de las lomas es donde más han sufrido los
suelos y donde más rápido se pierde la humedad en la época seca.
Fertilidad actual y fertilidad potencial
La fertilidad actual es la que tiene la capacidad de producir cosechas en
función del dinamismo del suelo. Por lo tanto, es la que permite poner a
disposición de la planta nutrientes minerales que antes se encontraban
insolubles; es decir, que antes formaban parte de la riqueza potencial. Las
raíces solo pueden alimentarse de la solución del suelo.
Un suelo puede contener riqueza actual y riqueza potencial
simultáneamente. La primera es la que está disponible para la planta y la
segunda, los nutrientes minerales en estado potencial, es la que no puede ser
aprovechada inmediatamente, requiriendo que sea movilizada hasta
transformarse en fertilidad presente. Esta movilización la hacen los
microorganismos de la materia orgánica y a este proceso se le llama
mineralización*.
Vemos entonces que el mantenimiento de condiciones de fertilidad presente
es función principal de los microorganismos del suelo que lo mantienen en
constante actividad creadora y que sostienen el balance favorable de la
fertilidad.
Entre las causas de la pérdida de la fertilidad actual, diferentes de la
sustracción natural causada por las cosechas anuales, se destacan aquellas
por la erosión: lluvias fuertes en poco tiempo, vientos violentos y métodos
equivocados de labranza. Por eso el viento es uno de los peores enemigos
del suelo y del cafeto.
La sombra y el follaje
Debe preferirse árboles de sombra leguminosos de hoja ancha que
proporcionen un alto volumen de material orgánico fácilmente
descompuesto. El sombrío no debería ser de una sola especie, ya que la
biodiversidad es indispensable para el desarrollo de la flora y fauna. Además
de los pepetos peludos y de río (ingas), existen varios árboles leguminosos
que están en proceso de extinción, como el Copinol, Brasil, Guachipilín,
9
21. Granadillo, Memble, Melón, Funera, Chapulatapa, entre otros. Sin embargo,
debe escogerse sólo aquellos que en la época lluviosa no tengan una sombra
espesa, sino más bien rala y que no boten las hojas en la época seca,
condiciones que cambian según la zona y el suelo. En Costa Rica ha tenido
mucho éxito los Porós, conocidos en El Salvador como Búcaros,
especialmente el Poro gigante —Erythrina poeppigiana— por la cantidad de
nitrógeno exudado por sus raíces y en su hojarasca.
La agricultura es básicamente un sistema de explotación de fotosíntesis y las
hojas son las que captan la radiación solar, esta maravillosa energía
luminosa. Es por ello que la superficie foliar es la base de los rendimientos
tanto biológicos como económicos. Se ha demostrado que la variación en el
área foliar es el factor de mayor influencia en la acumulación de tejidos
verdes por las plantas. Debemos alegrarnos mucho cuando vemos ese follaje
verde oscuro, azulado, que brilla plateado cuando lo ilumina el sol. Por lo
tanto, si el cultivo de café mantiene por más tiempo esa área foliar activa,
serán potencialmente más productivos y más rentables. La clave está en
luchar por mantener la humedad el mayor tiempo posible en la época seca.
Distancia de siembra
Las mejores cosechas de café se logran por el mayor número de ramas
cosecheras por manzana y no por el mayor número de árboles por
manzana
Las mejores cosechas no se logran por el número de árboles de café por
manzana, sino por una mejor distribución de la luz y del espacio entre las
ramas fructíferas y por la mayor cosecha por área de producción. En dos
sentidos necesita el cafeto espacio vital; en primer lugar la parte aérea, para
obtener el mayor número de ramas bien distribuidas a fin de lograr el
máximo aprovechamiento de la luz y el espacio; y en segundo lugar la parte
subterránea, para garantizarle la expansión suficiente al sistema radicular. Si
el cafeto cuenta con una raíz extensa y vigorosa, el desarrollo de la parte
aérea será proporcionalmente mayor. A su vez, un buen desarrollo foliar
implica mayor capacidad de elaboración del alimento y, por consiguiente,
mejor y más abundante nutrición del sistema radicular. Así se cierra el
círculo virtuoso de la planta. Por el contrario, si el árbol tiene poco follaje,
el sistema radicular sufre por desnutrición y tendrá que alimentarse con las
reservas del leño; es decir, de los tejidos verdes, provocando el círculo
vicioso en la producción del cafeto.
10
22. La siembra a distancia demasiado cerrada permite lograr una alta producción
por unidad de superficie, pero sólo en un tiempo más corto. Estas distancias
cortas, sin embargo, pueden obtener suficiente luz y aire cuando la poda es
por surcos o por lotes en lugar de por apreciación. Además, las variedades
pequeñas, compactas, abrigadas, con entrenudos cortos, son de muy buena
productividad y permiten sembrarse a densidades altas por su tamaño. Estas
plantas de porte bajo son siempre muy recomendables, sobre todo en
terrenos arcillosos, tierras expuestas a los períodos secos o a vientos fuertes,
por ser muy resistentes a todas estas adversidades, incluyendo enfermedades.
Las fincas con exposición al Sur o Poniente, expuestas a los rayos
perpendiculares del sol durante la estación seca, están más protegidas por el
follaje espeso de las variedades pequeñas. Mayor información sobre este
tema se encontrará en “Evolución de variedades e hibridación”, en los
capítulos 13 y 14.
El suelo y la planta
El suelo está formado por dos partes: el suelo vivo (la parte orgánica y
mineral) y otra inerte, que es la roca madre.
La parte viva del suelo podemos subdividirla, a su vez, en dos: una parte
mineral, formada por fragmentos o partículas de este tipo de suelo, y otra
orgánica y menos profunda, constituida por despojos de vidas anteriores y
que han de desintegrarse antes de volver a entrar al ciclo de la vida como
nutrientes para la planta viva.
La parte mineral y la parte orgánica del suelo están íntimamente mezcladas,
formando un todo único que es el suelo vivo. Unidos ambos, operando el
proceso de descomposición de las materias orgánicas, se encuentran
millones y millones de seres vivos microscópicos: hongos, algas, bacterias y
protozoarios*, que al nutrirse con ese despojo vuelven al ciclo de la vida los
materiales que provienen de vidas anteriores. La planta solamente se
alimenta con materias solubles del suelo y las absorbe por medio de las
raíces capilares. Por eso la planta prospera a expensas del complejo vivo que
es el suelo solubilizador de los nutrientes.
Entre 4 y 6 pulgadas, las poblaciones de microorganismos en un centímetro
cúbico son en millones. La riqueza microbial disminuye por debajo de 9 a 12
pulgadas. Y sólo existe en miles por debajo de 24 pulgadas. Los abonos
orgánicos, aunque no son fertilizantes, sino correctores de suelos, llevan
11
23. nitrógeno al suelo por medio de la mineralización de la materia orgánica que
producen los microorganismos. Además, llevan pequeñas cantidades de
otros elementos esenciales y vitales.
Los operarios entre la muerte y la vida y viceversa, son los microorganismos
pues desintegran las cosas muertas para que las plantas, en una síntesis
extraordinaria, vuelvan a reconstruir nuevas vidas.
El despojo orgánico del suelo no suministra directamente cantidades
suficientes de nutrientes minerales para la planta viva. Y para recibir una
ración balanceada, acomodada a sus necesidades, la planta los toma de la
parte mineral. Pero los procesos vivos del suelo superficial, proveniente del
despojo, influyen en la movilización de la riqueza potencial mineral del
suelo, para ponerle a disposición de la planta los nutrientes que ella necesita.
Un cafetal nuevo en tierra virgen
Al establecer un cafetal en tierra virgen, con grandes reservas de muchos
siglos, sucede lo siguiente: se suprime la vegetación primitiva y se coloca el
terreno en condiciones más abiertas, se acelera la combustión de grandes
reservas de material orgánico, proceso que acidifica el suelo. Se disminuye
así la cobertura vegetal que impedía la erosión y la total infiltración del agua
en esa masa esponjosa. El cafeto que sustituye el bosque virgen trae consigo
las fuerzas destructoras, rompiéndose el balance favorable de la fertilidad.
Años después, con la pérdida del humus, el suelo pierde lo siguiente: la
capacidad de absorber y retener la humedad, la viscosidad de las partículas
de su tierra esponjosa, la riqueza microbial y la capacidad de aprisionar una
cantidad de nutrientes solubles que ahora se pierden en parte por infiltración
o por la erosión.
En este estado de decadencia del suelo, muchas veces con un pH ácido,
aparecen las enfermedades y plagas que encuentran los árboles desnutridos,
desfoliados y amarillentos, que desmoralizan al caficultor.
Defensa, conservación y tratamiento del suelo
No se debe permitir el debilitamiento de la planta tanto por disminución de
la fertilidad del suelo como por podas fuertes de sombra o profundas del
cafeto cuando las condiciones de la planta no lo permitan.
12
24. La selección de ciertas malezas apropiadas, blandas, con raíces muy
superficiales, de rápido crecimiento y de abundante follaje, ayuda mucho en
este plan de mejoramiento del suelo y suplen a las leguminosas, que no
siempre prosperan a la sombra. El Matalío, Centavito, Limoncillo y la Pluma
de Gallina son algunas de estas malezas nobles.
La peina negra
La peina negra, que se ejecuta a salidas de la estación lluviosa para facilitar
la pepena del grano caído, favorece la acción erosiva del viento y contribuye
a la evaporación del suelo durante la estación seca. Las cortinas
rompevientos protegen la planta, pero no el suelo si este permanece
descubierto. Por eso preferimos la peina blanca y dejar cierta cobertura de
hierba buena para la época seca.
El suelo representa dos cultivos
El suelo es un complejo vivo, dinámico y en constante transformación. Esto
significa que el suelo representa en sí dos cultivos que debemos proteger y
alimentar: el de los microorganismos, que son factores de fertilidad estable,
y el de la planta misma. Si el suelo no es rico en flora microbiana es inútil
tratar de cultivar plantas en él, aun cuando disponga de elementos minerales
pues estos permanecerán insolubles en la fertilidad potencial.
El cafeto no puede prosperar en condiciones adecuadas si los
microorganismos del suelo no le preparan el ambiente para las raíces y no le
sirven la mesa. Los microorganismos preparan y sirven el alimento del
cafeto, pero ellos también necesitan que se les nutra para poder cumplir con
su cometido de preparar el sustento para el cafeto, y esa tarea es nuestra con
los mecanismos de defensa del suelo: la humificación superficial es el
primer paso, con los mecanismos de defensa del suelo.
Humificación* superficial del suelo
“El humus es el compuesto más valioso del suelo”.
Con las defensas contra la erosión queda listo el suelo para conservar los
despojos de las podas de café y de sombra, malezas de las peinas y hojarasca
de la sombra, siendo todas ellas descompuestas por los microorganismos
(hongos, bacterias, protozoarios*, algas, etc.), formándose así el humus en la
13
25. superficie del suelo, el compuesto más valioso que no puede sustituirse con
fertilizantes químicos, sino que debe producirse en el terreno o agregarse
como abono orgánico preparado (compostaje o lombricompostaje). Es así
como se forma la humificación superficial del suelo.
De donde predomina un sombrío de plantas leguminosas, se encuentran
también las bacterias nitrificantes simbióticas* que se albergan en los
nódulos de las raíces y fijan nitrógeno atmosférico en el terreno. Hay
también hongos benéficos, como las micorrizas, abundantes en terrenos
humíferos, especialmente cuando se incorpora humus hecho de estiércol de
animales o de pulpa del café. El cafeto es una de las plantas que viven en
asociación con estos hongos notables. El humus, además de retener la
humedad, oxigena el suelo y también aumenta la cohesión de las partículas
del suelo, imprimiéndole una como gomina que lo hace más resistente a la
erosión.
Humificación superficial del suelo debe ser complementada con la
humificación profunda
La labor que venimos recomendando de un colchón o manto rico en materia
orgánica —la humificación superficial del suelo— no es suficiente si no la
incorporamos profundizándola en la masa mineral, a unas dos cuartas de
profundidad. No es suficiente que el cafeto desarrolle solo una cabecera
radicular en la superficie si ignoramos la nutrición de las raíces laterales
profundas. Ellas necesitan que los microorganismos se profundicen y
mineralicen los nutrientes para que las raíces los puedan asimilar. Esto nos
lleva al próximo paso: la humificación profunda.
Humificación profunda del suelo
Cuando el suelo disponga ya de un buen colchón superficial constituido por
material orgánico se procede con la humificación profunda, que consiste en
profundizar unas dos cuartas el horizonte vivo, la cobertura de humus creada
previamente por la humificación superficial. El procedimiento es el
siguiente:
• El primer año se abre una cajuela al mismo lado de cada árbol, fuera
de la penumbra que da el follaje y a distancia prudente de la base del
tronco. Esta cajuela tiene las dimensiones de tres cuartas de largo, una
cuarta de ancho, que es el ancho del azadón. La profundidad puede
14
26. variar dependiendo de la cantidad de materia orgánica disponible y las
condiciones físicas del suelo. Si este es suelto, puede tener dos cuartas
y en terrenos arcillosos un poco menos. La tierra extraída se distribuye
uniformemente y en capa delgada sobre la superficie después que se
haya aplicado el abono. Inmediatamente después viene una cuadrilla
de trabajadores llenándola con el abono orgánico retenido con la
humificación de la superficie. Este abono orgánico simplemente se
arroja en la cajuela sin prensarlo y se procura que quede más alto que
el nivel del suelo. En terrenos inclinados la cajuela apuntará no en
dirección al desnivel, sino en dirección diagonal para servir de borda.
• Al año siguiente o a los dos o tres años, según las disponibilidades
económicas, se abrirá y abonará una segunda cajuela al otro lado de
los árboles, paralela a la anterior.
• Al cuarto o quinto año se abre la tercera en la parte superior de la
planta. Con éste proceso de las tres cajuelas se practica una poda
suave de las raíces del árbol, provocando una proliferación de la
cabellera radicular, pero lo más importante es que se va llevando
humus a los horizontes inferiores, profundizando la parte activa o viva
del suelo, sin el exceso de material inerte de los hoyos profundos que
enterraba el horizonte vivo del suelo. Éste proceso parece difícil hoy
en día por la escasez de gente y la falta de liquidez del caficultor, pero
se puede hacer paulatinamente por tablones. Además, el proceso en sí
se supone que requerirá de muchos años. Sin embargo, es la inversión
más efectiva y duradera que se puede realizar para la fertilidad del
suelo y la nutrición del cafeto.
Las defensas antierosivas protegen el suelo
La defensa del suelo, con los cinturones de abonos verdes que humifican
superficialmente y las perforaciones que lo profundizan, se va logrando una
defensa rápida del suelo, con el objetivo de lograr lo siguiente:
• Proteger contra la erosión de la lluvia y el viento.
• Contribuir, lentamente, a formar terraza, en el terreno inclinado.
• Ayudar al drenaje lento del terreno y a la descomposición de los
suelos.
Las zanjas deben seguir las curvas de nivel y sus dimensiones son el ancho
15
27. del azadón, dos de profundidad y la longitud acondicionada a la inclinación
del terreno. En terrenos semiplanos, pueden tener hasta 10 varas de largo. A
medida que aumenta la inclinación del terreno, se reduce la longitud de la
zanja a 4 ó 2 varas. Ellas sirven para mantener la humedad en la próxima
época seca y al colocarlas en forma alterna y triangulada defienden los
suelos contra la erosión.
Revelación de las raíces
El cafeto es una planta cuya raíz es del tipo pivotante; es decir, que el eje de
su sistema radicular está constituido por un soporte central que se ancla
verticalmente en el suelo a mayor o menor profundidad y del cual nacen
raíces laterales, que se desarrollan a veces en forma considerable, sirviendo
también, las más profundas, de anclaje. De las raíces laterales,
especialmente, nace la cabellera radicular, sobre las cuales se localizan las
capilares o “comelonas”, órganos de absorción que representan el porcentaje
mayor de raíces nutritivas ubicadas en los horizontes superiores del suelo.
El cafeto muestra una marcada tendencia a desarrollar un sistema superficial
de raíces. Su raíz pivotante le sirve de anclaje, como eje del cual se
desprenden las raíces laterales y es instrumento para excavar horizontes
profundos del suelo en busca de humedad durante largas sequías. Pero el
anclaje no es función exclusiva de la raíz pivotante, sino que la comparte
con las raíces laterales profundas.
Por medio de la humificación profunda se logra, hasta en suelos arenosos o
cenicientos, convertir cafetos de raíces de tipo superficial en rizomas con
laterales profundos que llegan hasta el fondo de la cajuela. No obstante, en
zonas donde se prolongan demasiado los períodos secos lo ideal es un
sistema de raíces desarrollado en todos los sentidos: superficial, lateral y
profundo.
Conclusiones sobre el tratamiento del suelo en un cafetal: Plan de
trabajos de restauración
La retención de un porcentaje alto de la flor de tierra ya es un paso hacia la
restauración de la fertilidad. Desde el momento que se defiende el suelo, se
inicia el proceso de humificación del horizonte superficial. El suelo se va
tornando menos propenso a la erosión con la mayor cohesión de las
partículas, por lo que se inicia un mejoramiento del sistema de raíces y al
16
28. final del período seco siguiente, que comienza a subir la humedad, hay un
vigoroso crecimiento de brotes.
Con un suelo vivo en materia orgánica se nota que las aguas que salen de los
cafetales serán más limpias y transparentes porque arrastran muy poco
sedimento o limos y, por consiguiente, llevan menos velocidad y fuerza de
arrastre. El colchón de materia orgánica es el material ideal para suavizar el
impacto de la lluvia, permitiendo su infiltración lenta entre el suelo, como
ocurre en la selva. Las zanjas y cajuelas acumulan y retienen la humedad
para las futuras épocas.
La humificación superficial y profunda logra detener y almacenar el agua
para no solo evitar la erosión sino conservar la humedad cuando es más
escasa e impedir la pérdida de hojas en esta época.
El suacho y el azadón
El proceso de descomposición de la materia orgánica se acelera con la
remoción periódica. El “suacho” es la mejor herramienta para perforar el
suelo. El azadón es más propio para incorporar el humus dentro del suelo
mineral donde están las raíces laterales profundas. La mejor época para
remover el suelo es después de la cosecha: fines de enero, febrero o
principios de marzo, época que existe poca actividad de crecimiento de
raíces y por eso el “suacho” hace poco daño a las raíces. Al remover la
superficie se airea el suelo y favorece la humificación de la materia orgánica.
Debe desarrollarse un plan de defensa y restauración de suelos, pero solo se
puede llevar a cabo en forma paulatina y gradual por zonas o tablones, pues
los beneficios de esta inversión no se ven el mismo año. Deben priorizarse
los sectores que respondan más pronto, continuando después con los
inferiores.
El humus es la base de toda agricultura permanente y autosostenible
Más que todas las especies vegetales, escribe M. Piettre, el cafeto agota el
terreno hasta sus límites, si no se recurre en su ayuda. Sus granos, en efecto,
acumulan una enorme proporción de fertilizantes tomados del suelo tales
como ácido fosfórico, cal, potasio, magnesio, nitrógeno orgánico, entre
otros. Cada manzana de café pierde anualmente 22 libras de nitrógeno, 26
libras de potasio, 3 libras de ácido fosfórico y 4 libras de cal. Es por eso que
17
29. el cafeto busca estos nutrientes, especialmente el nitrógeno, con tal avidez
que deja la tierra completamente agotada, incapaz de producir, sin
intervención adecuada, más que una poca cosecha.
La extracción de fertilizantes antes enunciados por las cosechas anuales del
café no representa el único factor de empobrecimiento del suelo o la causa
principal de la pérdida de su fertilidad. De hecho, las cosechas sólo
representan una disminución mínima. La mayor pérdida es causada por la
erosión, que puede provocar daños de quince a veinte veces mayores que las
condiciones de cultivo. El deslave causa la modificación de las propiedades
físicas del suelo, disminuye la actividad microbiana y forma toxinas
endógenas y exógenas (plagas).
Los nutrientes que faltan al suelo pueden reponerse mediante la aplicación
de fertilizantes comerciales, pero hay una cosa que no puede devolverse por
medio de los abonos químicos como es la fertilidad natural: el suelo vivo.
El suelo está vivo y vigoroso, en capacidad de producir cosechas por medio
de las plantas, mientras haya actividad viva. En cambio, el suelo se enferma
y puede llegar a morir cuando disminuye o desaparece totalmente la
actividad de los microorganismos que le dan vida.
La pérdida del humus es el primer paso hacia la pérdida de la fertilidad del
suelo. Faltando el humus y la materia orgánica en proceso de humificación,
se modifican las propiedades físicas del suelo y se descompone el medio
para el cultivo de los microorganismos. Faltando la materia orgánica no hay
alimento para los microorganismos. Si se disminuye la vida de la microflora,
cesan las actividades de movilización permanente de materiales de fertilidad
potencial a fertilidad actual y entonces el suelo se desnaturaliza como medio
para las plantas y sus cosechas.
La pérdida de fertilidad y, en general, el desmejoramiento del suelo vuelve a
la planta más susceptible al ataque de enfermedades y plagas, porque se
disminuye su vigor al carecer de buena nutrición. Muchas plagas y
enfermedades se aprovechan de la debilidad del cafeto, de los suelos
desequilibrados biológico y nutricionalmente, para infectarlos. Como dice el
refrán “al perro flaco se le pegan las pulgas”.
El contenido de nutrientes en el humus no es muy alto, pero en cambio su
valor agrícola y biológico como corrector de suelos es muy superior al de
18
30. fertilizantes químicos.
Propiedades del humus*
• Su color oscila entre carmelita oscuro y negro.
• Es prácticamente insoluble en el agua.
• Su mayor contenido es de carbono, que oscila entre el 55% y 58%.
• El humus contiene bastante nitrógeno, usualmente alrededor de 1% al
4%.
• La relación carbono nitrógeno es de 10 a 1. Esta relación varía
dependiendo de la naturaleza del humus y su grado de descomposición.
• El humus no se encuentra en condición estática sino dinámica, ya que
continuamente se está descomponiendo por los microorganismos. Este
proceso se conoce como humificación.
• El humus es una fuente de energía para los microorganismos y durante su
descomposición desprende una corriente continua de dióxido de carbono
y amoníaco.
• El humus se caracteriza por su alta capacidad de intercambio de bases, de
absorción de agua, de inflación o hinchazón del suelo lo que le permite
capturar aire y agua, así como otras propiedades físicas y químicas que
hacen del sustrato el sostén de la vida vegetal y animal.
• Si el suelo carece de fertilidad natural (humus) no se consigue el buen
aprovechamiento de fertilizantes sintéticos.
El cambio de una agricultura extensiva a una intensiva no se puede realizar
si no aprovechamos el suelo mismo como campo de fabricación permanente
de humus y esto se logra solo con un sistema de defensas antierosivas que
permitan acondicionar el suelo para una activa vida microbiana.
El uso directo de la pulpa de café o el estiércol de ganado bovino fresco no
es la mejor solución pues acidifican el suelo y afectan la vida microbiana
favoreciendo la aparición de hongos oportunistas y, además, una buena parte
del contenido de nitrógeno se evapora en forma de amoníaco. Es necesario
que ambos pasen por un proceso de descomposición. Es así como aparece la
solución más apropiada: el uso del humus.
Entendemos entonces como cultivo intensivo el implante de métodos
agrícolas que persigan el aprovechamiento de todos los residuos de la finca
en la producción de abonos verdes. En la “Importancia de la materia
19
31. orgánica”, capítulo 5, se expondrán sus bondades, indispensables para la
agricultura convencional. En la actualidad, estos principios toman mayor
relevancia por los altos precios del petróleo, que inciden en los fertilizantes
sintéticos, herbicidas e insecticidas.
Calcio o potasio, para neutralizar la acidez excesiva
En la formación del humus, la mezcla fermentante pronto se torna de
reacción ácida. Esta acidez debe ser neutralizada pues de otra manera el
trabajo de los microorganismos no puede continuar a la velocidad requerida.
Por consiguiente se necesita una base. Lo ideal es carbonato de calcio o de
potasio en forma de piedra caliza molida o cenizas de los hornos de las
secadoras de café o de los pantes de leña en las cocinas de las fincas. Estos
materiales solos o en conjunto proporcionan una base conveniente para
mantener la reacción óptima de pH 5.5 a pH 6.0 que necesitan los
microorganismos para desintegrar la celulosa de los residuos vegetales y
animales. También puede aplicarse cal apagada. La cal viva es demasiado
fuerte. La acidez en el suelo es de las limitantes más drásticas para que las
raíces del cafeto puedan absorber los nutrientes del suelo. Más sobre este
tema en “La química de los suelos ácidos”, capítulo 12.
Otras creencias
Una creencia generalizada es que una excesiva cosecha, que no guarda
proporción con su estado de vigor general ni con el poco volumen de follaje,
es una muestra de su fuerza latente. La realidad es otra: el árbol debilitado
acumula sus últimas reservas alimenticias porque en él prevalece el sentido
de la conservación de la especie sobre la conservación del mismo. Este es un
principio aplicable a todos los seres vivientes. En estos árboles débiles, con
cosechas excesivas, la floración se presenta hasta en los extremos de la
rama; es decir, en sectores tiernos, de muy poca edad, en el extremo de
ramillas delgadas que carecen de suficientes reservas alimenticias. Por eso se
ennegrece la extremidad de la rama o se muere. Este ennegrecimiento de la
rama se debe casi siempre al ataque de hongos, como el conocido como
“antracnosis o paloteo”. En estos casos, de cosechas excesivas hasta en las
extremidades de las ramas, se están dando dos cosechas en una a expensas
de la futura cosecha, que debería estar desarrollándose en la extremidad de la
rama pero como “preparo” de la misma.
20
32. La decadencia del suelo y las enfermedades de las plantas
La causa más común de pérdida de vigor es la nutrición deficiente y como
casi la totalidad de los nutrientes proceden del suelo, es lógico deducir que la
desnutrición obedece especialmente a deficiencias en él. Decíamos que el
suelo también padece de enfermedades y entre ellas quizás la más grave es la
pérdida de la fertilidad.
En suelos vírgenes con grandes reservas de humus y nutrientes minerales en
estado aprovechable son casi desconocidas las enfermedades del cafeto.
La cura de enfermedades y plagas del cafeto no puede basarse
exclusivamente en aplicación de insecticidas y fungicidas; es preciso
también atender los problemas del suelo para estimular la resistencia de la
planta y así restaurar su vigor.
Antracnosis de las ramas del cafeto
Las enfermedades de las plantas son de origen parasitario y de origen
fisiológico. Sin embargo, la mayoría de las veces los trastornos fisiológicos
procedan al ataque de parásitos por predisposición de la planta.
Una de las enfermedades que más estrecha relación tiene con la degradación
del suelo es la antracnosis —Colletotrichum coffeanum noack— de las
ramas del cafeto. El parásito, que ataca las ramas, es un parásito débil.
Siempre sus consecuencias son serias solo en plantas debilitadas por otras
causas, siendo la principal la desnutrición de la planta debido a la
degradación del suelo. La razón de comentar sobre este hongo, que aparece
hasta el final de la época lluviosa y que es cobarde al combatirlo, es porque
representa una advertencia o alerta de problemas fisiológicos en la planta,
que a su vez provienen de un suelo desnutrido y, por consiguiente, de otras
plagas que prosperan cuando el suelo pierde su vigor y resistencia
Síntomas
El primer síntoma característico e inconfundible del paloteo es una floración
excesiva, descompensada en relación con su estado de vigor y volumen de
follaje de todo el árbol. La enfermedad se presenta a veces solo atacando
ciertas ramas y otras veces atacando todo el árbol. Esta enfermedad pasa
desapercibida pues el caficultor interpreta esta excesiva cosecha como una
21
33. bondad del árbol de café, sobre todo, porque la cosecha se da hasta los
extremos de las ramas. De ocho a diez meses después de la floración se
notará que las ramas están adelgazadas o enflaquecidas excesivamente,
fenómeno que está más evidente en el nudo o entrenudo. No quedan zonas
de preparación de cosecha para el año siguiente, pues la floración cubre no
solo el año presente sino también la cosecha para el año futuro. Al no tener
la rama delgada reservas alimenticias, el grano se ennegrece, pasando de
verde a negro.
La antracnosis aparece con mayor frecuencia en los siguientes suelos:
• Suelos lavados, escasos en materia orgánica.
• Humedad excesiva en suelos arcillosos.
• Una sequía prolongada, especialmente en suelos arcillosos.
• Un cambio brusco de ambiente.
• Una intensa poda de sombra.
• Pérdida de follaje de la sombra por una plaga que atacó las hojas.
• Una poda profunda del cafeto que lo dejó con muy poco follaje.
• Por la pérdida de follaje por una enfermedad de la hoja como, por
ejemplo, ojo de gallo, minador de la hoja o roya, lo cual equivale a
una poda profunda del follaje.
• La iluminación excesiva del cafeto, sobre todo en suelos arcillosos.
• Es muy frecuente también en cafetos jóvenes levantados con muy
poca sombra o a plena exposición.
• Debido a la descomposición fisiológica del cafeto por quedarse sin
reservas alimenticias, después de una excesiva cosecha que no guarda
proporción con el poco vigor del árbol.
• Por una mala siembra cuando la raíz central queda torcida (ganchuda).
Medidas preventivas
• Selección de semillas para el semillero de árboles vigorosos.
• Desarrollo de la planta joven con sombra adecuada en el vivero y
luego en la finca.
• Defensa del suelo contra la erosión y conservación de la fertilidad.
• La materia orgánica, como corrector del suelo, es el que más hace
sentir sus efectos en el restablecimiento del vigor de la planta.
• El vigor que se pierde en la primera edad del cafeto, cuando el
organismo todavía no ha completado su desarrollo, difícilmente se
logra recuperar en el árbol adulto. De allí la necesidad de prestar gran
22
34. atención al levantamiento de plantaciones jóvenes, especialmente con
cuidos de sombra y buenas prácticas de labranza, hechos con
anticipación.
23
36. Métodos de poda en el país: análisis constructivo
25
Capítulo 2
Poda racional
Una poda racional lleva consigo, en orden cronológico, una poda de
formación inicial adecuada, con una distancia conveniente a la variedad del
cafeto y al medio ambiente (suelo, clima, exposición, etc.), luego una poda
de conservación, después otra poda de selección y, solo si es necesaria, una
poda de reconstrucción, cuando la poda de formación inicial se ha
envejecido. En los próximos dos capítulos se tratan las podas con mayor
detalle.
Una crítica constructiva a los métodos usuales de trabajo es la tendencia
cada vez más marcada a las podas profundas y frecuentes. Esta tendencia
que dejan al árbol sin su follaje es el resultado de tres causas:
• Una poda incompleta y defectuosa (ausencia de una poda racional que
más adelante se explica).
37. • Árboles que desde muy temprana edad están deformados (ausencia de
una poda de formación inicial adecuada).
• Siembras a una distancia demasiada corta para su iluminación y
aireación. Para cada especie se debe tomar en cuenta sus
características de vegetación y hábitos de fructificación para
determinar su población óptima.
La “Poda Inicial de Formación” por medio del agobio
“El árbol de café debe parecer una copa abierta y no una copa cerrada”.
Una vez formado el árbol de café con la poda inicial de formación —
preferible en el caso nuestro— por medio del agobio del cafeto joven, se
debe completar el desarrollo del árbol adulto por el método del cafeto
abierto en la copa, lo cual se consigue por el sistema del agobio de las astas
y el agobio natural. El agobio de astas puede hacerse durante la época seca y
durante la primera mitad de la época lluviosa con la poda de conservación
para que los hijos tengan el mayor desarrollo posible antes de la próxima
época seca. Este agobio, cuando el árbol es sano y con buena cosecha, se
logra naturalmente y sólo se requiere de una distancia conveniente para que
las ramas fructíferas puedan desarrollarse, ya que son las que con su cosecha
agobian las astas. Al abrirse el árbol, le entra la luz al centro y nacen brotes
cerca del tronco, que son los mejores, los más vigorosos y de más larga vida.
La falta de métodos adecuados de poda es una de las causas principales
de las fluctuaciones grandes de cosechas de un año a otro
1-Podas profundas y frecuentes
“Las podas profundas dejan al cafeto sin hojas y tejidos verdes que son los
medios de alimentos del árbol”.
Cuando una planta esta sana elabora una mayor cantidad de alimentos
indispensables para su vegetación. El sobrante lo almacena en forma de
reserva alimenticia en tallos y raíces. De esta reserva hace uso para las
cosechas y para atender funciones vitales en épocas de descanso o cuando la
planta se ve privada de follaje.
El árbol con poco follaje está en proceso de debilitamiento y si en ese
momento se hace una poda intensa, por ejemplo una recepa profunda, se
26
38. acentúa su debilidad porque con el leño recepado se le priva de las reservas
alimenticias (hojas y tejidos verdes). Recordemos que el debilitamiento del
café expresado en la caída de las hojas es casi siempre el resultado de lo
siguiente:
• Poca sombra.
• Árboles de sombra que botan las hojas durante la estación seca.
• Pérdida de humedad en la estación seca por la poca capa de materia
orgánica, causada por no tener las defensas contra la erosión.
• Plagas causadas por un suelo ácido.
• Falta de buenas cortinas rompevientos, entre otras.
Si el árbol esta débil por las causas antes mencionadas, es mejor no podar la
sombra antes de la floración y solamente ejercer una poda muy liviana del
cafeto en abril, cuando empieza a subir la humedad del suelo.
2-Siembras a distancias muy cerradas
Las siembras a distancias muy cortas y sometidos a una poda de formación
de verticales múltiples, sin la subsiguiente poda de conservación, sus varios
tallos verticales disminuyen a un mismo tiempo su producción,
convirtiéndose en un conjunto de tallos leñosos sin ramas en la parte inferior
o con ramas alargadas, que sólo fructifican en sus extremidades. Al perderse
la escala de crecimiento nos lleva, irremediablemente, a una poda profunda,
que es lo que se desea evitar.
En la poda de múltiples verticales en cafetales muy cerrados por sus altas
densidades, generalizados en muchas áreas del país, el orden de
fructificación del cafeto es en sentido vertical, es decir, primero florecen las
ramas inferiores hasta cierta altura, luego las de más arriba, mientras las
inferiores dan una segunda cosecha más alejada del tallo. Así,
sucesivamente, hasta que al cabo de cuatro o cinco años el árbol presenta
varias astas leñosas solamente con producción en la copa. Llega entonces el
momento de la poda y el podador no encuentra otra cosa que hacer una
recepa baja o profunda de estas astas leñosas, privando especialmente a la
raíz de las reservas alimenticias contenidas en sus tejidos aéreos. De aquí se
deriva la costumbre de podar fuertemente cada año o cada dos años, después
de la cosecha y antes de la floración. A mediados del año se practica el
deshije, lo cual se hace a mano y en una forma muy severa, eliminando casi
todos los hijos o chupones que están muy altos, o mal ubicados. Al ser el
27
39. deshije muy severo y quitarle al árbol demasiados tejidos verdes, se acentúa
el debilitamiento de los árboles y al hacerlo a mano los que están ya
crecidos, se destruyen las yemas abajo del hijo desgarrado, anulando la
posibilidad de que nazcan nuevas ramas de fruto.
Si la distancia de la siembra fuera mayor, las astas podrían agobiarse
espontáneamente y dar lugar a que nazcan nuevas ramas fructíferas,
formándose así una escala de crecimiento, sin que estas se agoten a un
mismo tiempo. Al tener distancias demasiado cortas de siembra, las astas no
se doblan de manera espontánea sino que crecen verticalmente y sólo se
doblan al estar muy altas y no lo suficiente por impedírselo los árboles
vecinos. Por ello las cosechas sucesivas se presentan en los lugares más altos
formando las famosas “banderas” que succionan mucha savia para unos
pocos granos en la copa y en las extremidades de ramas delgadas. Además,
son granos que resultan de muy mala calidad. En nuestra jerga los llamamos
cafetales “engalerados”.
En la parte media del tronco y en las bifurcaciones de las astas cerca del
tronco quedan yemas latentes de ramas verticales que no revientan por faltar
el estímulo en la poda de conservación, por la falta del agobio espontáneo y
de iluminación al estar el cafeto convertido en forma de copa recogida y no
abierta a la luz.
3-Poda moderada y racional
El cafeto, sea cual fuese el método de poda escogido, debe podarse en forma
moderada y de manera racional, pero debe podarse durante toda su vida.
Además de una poda racional cada año durante la época seca, cada finca
debe tener una pequeña cuadrilla permanente, digamos de un grupo reducido
y selecto de podadores bien entrenados y especializados en una poda de
conservación. Insistimos en la conveniencia y la necesidad de mantener un
número muy reducido de trabajadores agobiando hasta mediados de la epoca
lluviosa y deshijando en la segunda mitad, pues de esta manera el personal
adquiere habilidad y el árbol recibe una poda suave, manteniendo el
equilibrio del follaje. Sin embargo, los mejores hijos del agobio son los que
se hacen en la época seca y a principios de la estación lluviosa para que
cuando venga el próximo tiempo seco estén bastante desarrollados y
contribuyan a guardar la humedad.
28
40. 4- Poda de reconstrucción racional
Para árboles con exceso de astas leñosas desde la base y de rendimientos
bajos es necesario rehacerlos con una poda racional que la llamaremos “poda
de reconstrucción” para separarla de la poda de conservación, de la poda
inicial de formación y de la poda de selección.
Una poda regularmente severa, de reconstrucción, solo debe hacerse cuando
el árbol ha perdido su formación inicial y en la época seca después de la
cosecha, cuando el árbol y sus raíces están descansando y antes que la
humedad del suelo empiece a subir a finales de marzo y abril.
Una vez se le devuelva al árbol una forma aceptable por medio de la poda de
reconstrucción, es necesario mantenerlo en condiciones de fructificación por
medio de la poda de conservación.
La poda es un arte y lo que más exige es el sentido común y la aplicación de
un criterio racional. Por eso no se pueden dar recomendaciones precisas pues
cada árbol constituye un caso especial. Sin embargo, vamos a intentar dar
algunas directrices o normas para la reconstrucción de árboles que han
perdido ya la forma y requieren un arreglo para ponerlos en condiciones de
producir fruto y no leña.
Iluminación del tronco antes de proceder con las recepas (solamente si
se cuenta con suficiente mano de obra y recursos)
La primera operación será, con tijeras, eliminar todo el ramaje lateral
inferior del tronco principal y de las astas hasta la altura aproximada de un
metro con veinte centímetros. La altura no puede determinarse como norma.
Se trata solamente de descubrir el tronco y las astas en su parte inferior. Por
último, se suprimen las astas “varejonudas” por medio de recepas, tratando,
si fuese posible, de provocar una escala de crecimiento.
La eliminación de las ramas laterales improductivas, por delgadas que sean,
provocan la desviación de la savia y la producción de nuevos brotes.
Por medio de esta primera operación se trata de descubrir y de iluminar la
parte inferior del árbol y la parte central, que son las mejores, porque sobre
los tallos gruesos nacen los hijos más vigorosos y con más larga vida.
29
41. Para completar la iluminación, es necesario tratar de inclinar suavemente
hacia los lados tallos de la parte superior que no se eliminaron por llevar
cosecha, a fin de descubrir la parte central y permitirle el acceso de la luz. El
árbol va tomando así la forma de una copa abierta o jarrón amplio.
Recepas por apreciación como parte de la reconstrucción del cafeto
(podas por surco o lote no se contemplan)
Las recepas profundas y frecuentes, como la única forma de reconstruir los
cafetales, debilita el árbol y reducen su vida útil, además lo priva de hojas
tan necesarias para alimentar las raíces y el fruto. En cafetales muy cerrados
es mejor eliminar árboles improductivos y así optimizar la entrada de aire y
luz para los árboles que se queden. Sin embargo, ramas terminadas, agotadas
y/o envejecidas que ya no soportan un agobio o no hay espacio para ello, no
queda más que proceder a eliminarlas mediante la recepa. Lo mismo con una
rama “lavada”, con muy escasa cosecha y que por su grosor no permite
agobiarse, también es necesario receparla. De lo contrario estaríamos
cosechando leña en lugar de tejidos jóvenes, que son los que dan frutos. Por
ejemplo, astas o tallos con posición en el centro del árbol interfieren la
iluminación del tronco. También se recepa el árbol cuando tiene demasiadas
astas y se desea cambiar por uno más abierto en el centro. En estos casos es
necesario que el corte del asta o tallo se realice en un ángulo inclinado hacia
fuera de la planta, de 45 grados, lo que comúnmente se llama un corte de
“casco de mula” y luego se cubra la herida con cubre-cortes.
Un árbol muy lleno de astas, pero con escaso follaje o aniquilado por una
cosecha excesiva, no debe ser recepado durante la poda principal de
reconstrucción. Es mejor esperar la época lluviosa para agobiarlo con el
objeto de aprovechar estas reservas en la producción de tejidos verdes de
elaboración de alimentos, aun cuando más tarde sea preciso eliminar el asta
con todo y los hijos.
El número de astas que se recepan en una poda de reconstrucción depende
del vigor del árbol. Esta primera poda de reconstrucción racional es la base
para la restauración del árbol.
Poda de Conservación
Con una pequeña cuadrilla de tres o cuatro podadores bien capacitados, se
agobian las astas que no se eliminaron en la época seca por tener aún vigor y
30
42. cosecha, para que entre más luz al centro del árbol. El agobio debe ser suave,
a cuarenta y cinco grados del suelo (medio cañón), formando un arco
completo en la base. Si la rama tiene un buen preparo, la inclinación del
agobio debe ser más suave, para evitar que se quiebre cuando madure el
grano. Si el agobio es muy inclinado, tocarán sus ramas el suelo cuando
engruese la cosecha. Si el asta es muy vieja o el cafetal está muy cerrado, no
se puede agobiar y se necesita receparla en la próxima época seca. Para
facilitar el agobio, se puede usar bolsas de polietileno llenas de tierra para
domar la rama.
Con la poda de tallos y laterales improductivos e iluminación del tronco se
estimulan las yemas dormidas y vendrá una reacción del árbol con nuevos
hijos vigorosos.
Poda de selección
A mediados de la época lluviosa se inicia la poda de selección o deshije,
operación que en ningún caso debe hacerse a mano, sino con tijeras de poda
bien afiladas. La tijera debe emplearse colocando siempre la arista del lado
de la rama que va a quedar. Hijos muy pequeños sí pueden suprimirse a
mano, pero no desgarrándolos en sentido contrario a su nacimiento, sino
haciendo una tracción en sentido lateral, en ángulo recto a su dirección de
crecimiento, para no lastimar ni destruir las yemas de la base y poder utilizar
utilizarlas si esa rama se agobia.
Por medio de la poda de selección, durante la segunda mitad de la época
lluviosa, se escogen los mejores hijos para destinarlos a ramas fructíferas,
sean éstos de recepas o de agobios. Se les da distancia adecuada a fin de que
tengan buen espacio para su desarrollo y suficiente cantidad de luz para sus
necesidades de alimentación y fructificación. Los hijos estancados, mal
posicionados y/o encerrados, hasta la altura de la mano alzada del podador,
se eliminan. Mas altos no se debe pues se bota cosecha al bajar la rama.
Otra creencia es que el hijo debilita al árbol. Es cierto que este nace a
expensas de reservas alimenticias, pero una vez que abren sus hojas,
empieza también a elaborar alimento por sus tejidos verdes, los que emplea
para crecer y para alimentar las raíces. La razón de quitárselos al cafeto debe
ser solo para:
• Darle una buena distancia y luz suficiente a otros hijos en mejores
posiciones o más vigorosos.
31
43. • Cuando le hacen sombra a otros más cercanos al tronco.
• Cuando está estancados o mal posicionados.
• Los árboles debilitados se deben deshijar muy moderadamente para
conservar sus escasas hojas, tejidos y sus pocas reservas alimenticias.
Los hijos nacidos en marzo, abril, mayo y hasta junio darán su primera
cosecha el año siguiente. Algunos de ellos se notarán poco vigorosos y en
este caso se les permite dar una cosecha. Los más vigorosos producirán dos
cosechas. Por último, los mejores y sobre todo bien colocados, en cuanto a
luz y otros factores, podrán conservarse para ser agobiados más tarde,
después de la tercera cosecha. Si no hay posibilidad de agobiarlos se deben
eliminar.
32
44. Poda racional del cafeto
33
Capítulo 3
Generalidades
Las grandes fluctuaciones en el
volumen de las cosechas
obedecen principalmente a suelos
empobrecidos y falta de métodos
adecuados de poda que no
permiten la alternabilidad de
ramas fructíferas; es decir, que
posibiliten tener sobre el mismo
arbusto, simultáneamente, ramas
cosecheras con preparo de fruto
para el año siguiente.
Un cafeto que sostiene un
volumen apreciable de leño
grueso y poco follaje y
producción sobre extremidades
delgadas y enclenques de ramas
laterales lavadas, no puede mantenerse vigoroso ni rendir una producción
regular y sostenida. Para lograr una buena cosecha es necesario disponer de
zonas de elaboración de reservas alimenticias y de producción de leño joven
para preparar sobre él la cosecha del año siguiente.
Sin embargo, para que un árbol de café se mantenga vigoroso, cosechero, sin
grandes fluctuaciones, resistente a enfermedades o inclemencias del
ambiente, es esencial que esté bien nutrido.
Una buena nutrición se obtiene con cuidados especiales del suelo, un follaje
proporcional a su tamaño y un buen sistema radicular. La raíz, por su parte
para desarrollase bien, necesita que el árbol disponga de buena zona de
elaboración, representada por abundancia de tejidos verdes, que son los
órganos que procesan los alimentos.
45. En la poda periódica de cafetales viejos se observan dos tendencias
distintas:
1) Podas intensas y profundas de recepas de muchos o todos los hijos o
astas viejas. Esta poda la llamaremos “poda muy radical”.
2) Podas tan suaves que muy poco efecto tienen en la reconstrucción del
árbol, pues se reduce a eliminar laterales secos o improductivos y
despuntar ramas enteras muertas. Esta poda la podemos llamar “poda de
cariño”.
En contraposición a estas dos podas inconvenientes, lo más recomendable es
practicar una “poda racional” basada en el conocimiento del árbol, en la
observación diaria y en la experiencia propia, con miras a regularizar la
producción. Para poder alcanzar este objetivo, se requiere tener presente
algunos principios fundamentales derivados de las características botánicas y
otros establecidos por la observación y la experiencia.
Los principios fundamentales de la fisiología del café de acuerdo con la
poda racional
Primero: El café fructifica siempre sobre las ramas laterales —
plagiotrópicas*— sean estas primarias, secundarias o terciarias.
Segundo: El cafeto florece y fructifica normalmente sobre leño joven no
mayor de un año, nacido el año anterior o la estación anterior.
Tercero: Normalmente el cafeto fructifica solamente una vez en cada lugar;
es decir, no repite fructificación en el mismo sitio donde ya dio cosecha.
Cuarto: La primera cosecha de una rama lateral tiene lugar en una extensión
que cubre más o menos las dos terceras o las tres cuartas partes de esta,
desde su base hacia la extremidad. Ella conserva una zona de defensa y de
elaboración de alimento, representada por su parte joven, en donde se
localizará la cosecha del próximo año. De esta manera la rama lateral va
creciendo cada año y desplazando su zona de fructificación hacia la
extremidad. Por último, solamente dos nudos y a veces un nudo del extremo
llevará cosecha para el año siguiente. De la misma manera, en los años
sucesivos, la zona de cosecha continúa desplazándose desde la base hacia el
ápice del árbol, hasta que, por último, éste solamente da fruto en el copo y
en los extremos de las ramas laterales que son cada vez más angostas, por la
34
46. forma cónica del cafeto. Podemos concluir que el orden de fructificación del
árbol se desplaza cada año en dos sentidos: horizontal y vertical, en forma
decreciente, desplazándose hacia las extremidades de las ramas laterales y
hacia la copa del árbol, en forma piramidal.
Quinto: Una buena cosecha en tamaño, cantidad y posiblemente calidad
depende del vigor y grueso de la rama, condiciones de iluminación, distancia
de siembra y otros factores externos. Los hijos o ramas laterales muy
aglomeradas, con poca iluminación, son de escasa producción y de
maduración tardía. En estos sitos, en los extremos y en la parte superior del
arbusto, se dan el mayor porcentaje de granos mal conformados y en general
los cafés de clases inferiores.
Sexto: El vigor de los hijos o ramas verticales jóvenes (chupones)
generalmente están en relación directa con el vigor del tallo o astas donde
nacen. Cuando estos están más separados son más fuertes que cuando están
amontonados.
Séptimo: Los hijos de un método de poda basado en el tallo múltiple
obtenido por agobio son más vigorosos y robustos cuando nacen de un árbol
o tallo grueso bien desarrollado que aquellos que nacen de un agobio de un
árbol tierno o muy joven.
Octavo: En cualquier método de poda, no debe perderse de vista la relación
estrecha entre la parte subterránea o sistema radicular y la parte aérea del
árbol. Por eso, un cafeto aniquilado por un exceso de cosecha no debe
podarse fuertemente por uno o dos años mientras no nazcan suficientes
brotes para restablecerse. Un árbol expuesto a demasiado sol no debe
someterse a una poda severa.
Noveno: Cada práctica de poda debe ir acompañada de operaciones de
labranza del suelo para estimular una mejor nutrición. La aplicación de un
abono orgánico es el mejor complemento de una poda.
Décimo: Una poda fuerte debe hacerse solamente en períodos de descanso
vegetativo del árbol, entre la terminación de la cosecha y la floración
próxima. A esta poda la llamamos “poda de reconstrucción”. Una poda más
suave, agobio o entresaque de ramas puede hacerse en cualquier época, pero
preferiblemente antes del deshije o poda de selección. A esta la llamamos
“poda de conservación”.
35
47. Undécimo: La poda racional requiere de una habilidad que sólo la da la
experiencia. Para mantener regulada la producción en una plantación de
café se requiere la poda constante. Por ello, es más conveniente preparar en
cada finca una cuadrilla especializada y pequeña de podadores que se
dediquen a esta importante operación. Las podas son moderadas si se
establece la alternabilidad de las ramas fructíferas y se atiende a las podas
suaves de sostenimiento o conservación.
Duodécimo: Los hijos desarrollados no deben desgarrarse con la mano, sino
cortarse con tijeras. Cuando se hacen a mano generalmente se desgarran las
yemas. El deshije en árboles debilitados o pobres en follaje no debe
realizarse temprano en la estación lluviosa o en forma muy severa. Es
necesario dejarlos desarrollar para que, con sus hojas, contribuyan a la mejor
nutrición de la planta.
Aplicaciones prácticas
Ya hemos visto que la primera cosecha cubre la mayor parte de la extensión
de la rama; que la segunda y las subsiguientes se desplazan hacia la
extremidad de la rama lateral, cada vez en una longitud más corta y delgada,
hasta que después de algunos años esta solamente se produce en uno o dos
nudos del extremo de la rama lateral y que sus granos en las extremidades
del árbol y en la copa del mismo son de inferior calidad.
Todo esto quiere decir que después de la poda inicial de formación del árbol
joven, es preciso atender en los años siguientes a las podas de conservación
y selección (deshije). Por último, ya en edad avanzada, se requiere a veces la
poda de reconstrucción o la renovación total del arbusto o de las astas,
porque el árbol ha perdido su forma inicial y la producción ha disminuido.
Operaciones generales de poda:
1.-Poda de formación inicial o poda de reconstrucción (después de la
cosecha y antes de la fluoración).
2.-Poda de conservación, (se realiza en cualquier época antes del deshije).
3.-Poda de selección (deshije).
36
48. Diferencia entre astas, tallos —ramas verticales o ortotrópicas*— y
ramas laterales —horizontales o plagiotrópicas—
Entendemos por astas cada uno de los tallos primarios que forman el
esqueleto de un árbol, como los que resultan para formar el candelabro de la
primera y segunda capa o los hijos que resultan del agobio de una plantía
joven y que después son los ejes que estructuran un árbol. Las astas solo
forman el esqueleto en su formación inicial. Las ramas verticales o tallos son
las que nacen sobre estas y, al igual que ellas, sólo crecen verticalmente.
Ambas, cuando son muy vigorosas y bien situadas, al agobiarse o cortarse
pueden dar nacimiento a buenos retoños y se les conoce técnicamente como
brotes ortotrópicos. Las otras ramas fructíferas o laterales son las que crecen
horizontalmente, conocidas técnicamente como brotes plagiotrópicos.
Modalidades de poda por apreciación
Se observarán muchas modalidades en cuanto a la forma característica de los
cafetos, que son modificaciones de uno o de otro sistema de poda. Pero en
términos generales, se notarán tres formas características de arbusto:
1.- La del árbol de libre crecimiento.
2.- La del árbol formado por el sistema de astas o ramas verticales,
generalmente de tallo múltiple, ya sea por medio del agobio o de las
cuatro capas que forman el candelabro.
3.- La del árbol suspendido o descopado con el cual se reprime por toda su
vida el crecimiento vertical y se obtiene un crecimiento lateral (poda
colombiana o poda Vaugahn).
Si descartamos el primero de libre crecimiento, tenemos dos modalidades: el
de astas o ramas verticales preferiblemente por agobio y el del árbol
suspendido o descopado para el desarrollo de ramas laterales.
Método de astas o tallos verticales
La poda de formación puede ser por medio del agobio de tallos gruesos o
por medio de una capa primero y luego dos más para formar un candelabro
de cuatro astas. De estos dos métodos, el agobio de tallos que no sean tiernos
es el que mejor se adapta, hoy en día, para lograr hijos vigorosos, debido a la
escasez de mano de obra con experiencia calificada.
37
49. Método de cafeto suspendido o descopado
En muchos sectores de Colombia se suspende el crecimiento vertical con un
descope único cuando el árbol ha llegado a una altura entre 1.50 y 1.70
metros, dependiendo de la variedad y la inclinación del terreno. En la poda
de Vaugahn, practicada en Nicaragua, el árbol es suspendido más bajo, a
unos 0.80 metros, y una vez desarrollada la crenolina* en este primer piso
lateral se deja crecer un hijo, el cual más tarde se suspende también y se crea
un segundo piso. A veces se deja crecer un tercer piso.
Diferencia entre los dos métodos
Con el método vertical de astas se forma un árbol alto con varios tallos. Con
el método de árbol suspendido se reprime definitivamente el crecimiento
vertical, con lo cual se logra un gran desarrollo de las ramas laterales que se
conservaron, llamadas primarias y sobre ellas nacen las secundarias y sobre
estas últimas nacen las terciarias. En el método de astas, se seleccionan los
hijos más vigorosos; en el árbol suspendido se eliminan sistemáticamente los
hijos para no alterar la forma del árbol, pues el desarrollo de ramas verticales
inhibe el crecimiento lateral, que es el que se desea.
En el método de astas, la cosecha tiende a localizarse en las partes altas y, en
cambio, en el árbol suspendido la producción se logra exclusivamente sobre
las laterales (primarias, secundarias y terciarias).
El cafeto fructifica siempre sobre ramas laterales, horizontales, cualquiera
que sea el método de formación del árbol. El criterio que se aplica en cada
método varía fundamentalmente. El método del árbol suspendido requiere
mayor distanciamiento entre los cafetos y el de astas, en cambio, permite
una mayor densidad de árboles, sin llegar a impedir esta la entrada de
ventilación y la posibilidad de agobios. En ambos métodos, si la poda es por
apreciación, las distancias de siembra son más abiertas. Si la poda es por
surcos o por lotes, o el terreno muy inclinado, las distancias pueden ser más
cortas, por la mayor penetración del sol. Igualmente si los cafetos son de
porte bajo.
Características vegetativas
No debe aplicarse un método unificado para todas las regiones o climas. Más
bien, los métodos de poda deben adaptarse teniendo en cuenta las
38
50. características de vegetación de cada zona y las variedades. Por eso
enfatizamos que todas las podas son útiles, unas más que otras, dependiendo
de las preferencias de cada finquero y características de cada finca.
Las características de las fincas varían, a grandes rasgos, en la forma
siguiente: en las zonas bajas, el cafeto muestra la tendencia marcada al
crecimiento rápido en el sentido vertical y es muy escaso el desarrollo
espontáneo de ramas laterales y también lo es el crecimiento provocado por
estímulo, en comparación con las zonas altas. En la zona media, puede
considerarse normal tanto el crecimiento vertical como el desarrollo de
ramas laterales. Por último, en las zonas más altas (arriba de 1,200 metros)
el desarrollo vertical del árbol es muy lento por permanecer más nublado, lo
cual ocasiona una tendencia muy definida a una abundante ramificación
lateral. En estas zonas altas de lento crecimiento vertical el leño es menos
flexible, es más quebradizo y tiende a engrosar más. La hoja es también
diferente, siendo esta más gruesa y más pequeña en las zonas altas. El grano
tarda más en madurar y es más denso, mejorando esto su calidad.
La longitud del entrenudo varía con la variedad y con las condiciones de
sombra, siendo más largo bajo sombra y en ramas muy próximas.
Poda por la suspensión del crecimiento vertical
No se pretende hacer un relato completo sobre podas sino trazar algunas
orientaciones. En zonas muy altas, por la abundante ramificación de
laterales, algunas caficultores adoptan una poda basada en la suspensión del
crecimiento vertical, dando a las ramas primarias una distancia adecuada de
15 a 20 cm entre ellas, suprimiendo por medio de poda los pares muy
próximas entre sí, al mismo tiempo que evitan el nacimiento de ramas
secundarias muy cercanas al tronco.
El cafeto suspendido desarrolla lateralmente una estructura más fuerte, la
cual ofrece buena resistencia al viento y está menos expuesto a
descomposiciones fisiológicas por tener más follaje. Este método emplea
mano de obra calificada y abundante y por ello se practica poco hoy en día.
Sin embargo, se relata como referencia a lo que puede ser práctico cuando
se cuenta con trabajadores disponibles y calificados.
39
51. Poda del cafeto por medio del agobio
No se debe agobiar el árbol muy joven, cuando no tiene gran desarrollo en
longitud ni un buen diámetro en el tronco. La madera joven, de color rosado
y rallada, debe dejarse desarrollar sin alterar su crecimiento. Otra
consecuencia perjudicial en la formación inicial de la planta joven es la
necesidad de recurrir muy pronto a la práctica de podas profundas que lo
debilitan y le preparan una decadencia temprana. Las podas profundas en
árboles adultos pudieran, si no justificarse, al menos aceptarse o tolerarse si
al mismo tiempo el suelo recibiera cuidados adecuados de labranza y
defensas contra la erosión.
Las labores del suelo que protejan la materia orgánica y lo mantengan vivo
son más importantes que la poda misma.
Reacción del agobio
Como reacción al primer agobio nacen varias astas muy cercanas entre sí en
la base del tronco, especialmente en el sitio más próximo al agobio. De estas
astas se conservan por lo general tres o cuatro y a veces más. Cuando el
agobio procede de una planta muy joven y de un tronco delgado, el
desarrollo de las astas no es tan vigoroso como el de aquellas que nacen de
una plantía ya desarrollada con un tronco grueso y una base agobiada ancha.
Cuando la rama es demasiado vieja, los hijos salen delgados y raquíticos, si
a caso logran nacer. Ésta toca mejor receparla si apenas tiene cosecha en la
copa.
Otro problema con el agobio en la planta joven es que los hijos delgados y
poco vigorosos crecen simultáneamente y llegan a su período de
rendimientos decrecientes al mismo tiempo. A los pocos años la producción
se desplaza hasta colocarse en la extremidad de las ramas laterales y en la
copa. Entre tanto se ha acumulado un exceso de leño en los troncos y en los
laterales, cuyo sostenimiento demanda a la planta un gasto considerable de
alimento y una acumulación abundante de reservas para mantenerlos, que en
otra condición podrían emplearse en una mayor producción del fruto.
El agobio, aunque difiere de la suspensión, tiene resultados similares ya que
la desviación de la movilidad tradicionalmente vertical de los tallos provoca
que las yemas se activen y resulten en retoños nuevos. Recordemos que las
yemas seriadas en los tallos sólo se activan cuando se suspende o se desvía
40
52. el crecimiento apical*. Ellas no tienen conexión vascular con el tallo por su
propio esfuerzo a no ser que se estimulen al suprimir la dominancia apical.
Por eso la poda de los tallos es un imperativo. En cambio, las ramas
horizontales donde las yemas tienen vida propia —conexión vascular desde
el principio— sí producen ramas secundarias y terciarias sin necesidad del
estimulo.
El cafeto que no ha sido suspendido, agobiado o recepado no produce
retoños que generen espontáneamente ramificación lateral. Por eso las
diversas astas formadas por el libre crecimiento solamente tienen follaje en
las extremidades de los laterales y en la copa.
En un árbol que habitualmente mantiene escaso follaje, la raíz no puede ser
vigorosa, por insuficiencia de nutrición, ya que el alimento del sistema
radicular es elaborado por los órganos verdes aéreos (hojas y tejidos
nuevos). Ahora bien, un órgano, como los brotes o ramas nuevas, que no
recibe su dosis necesaria de alimento termina gastando sus propias reservas
acumuladas durante los tiempos buenos y no cuenta con esas reservas en la
época seca. A la vez, si las raíces carecen de vigor, el desarrollo de la parte
aérea no puede mantenerse en condiciones óptimas por la relación tan
estrecha entre esta y el sistema radicular.
En los cafetos viejos y desfoliados formados de varias astas, en vez de
practicar una poda severa de eliminación de todas o varias de las astas, es
más aconsejable una poda racional, eliminando paulatinamente, y no de una
vez, varios de estos troncos gruesos y tratar de agobiar los que se presten
para esta operación, para promover un desarrollo activo de órganos de
vegetación. Además de la renovación de rama que nace sobre los tallos
agobiados, se va desplazando o prolongando lateralmente la base del árbol,
lo que hará que el cafeto sea más ancho en su parte inferior y más abierto en
su copa. El desplazamiento lateral de la base del árbol permitirá en el futuro
disponer de mayor espacio para distanciar las ramas cosecheras.
En los agobios espontáneos de astas gruesas y largas, no se debe practicar un
deshije total de las ramas verticales que nacen en el arco del agobio y en el
tronco. Cuando el agobio natural sucede en ramas delgadas por el peso de su
cosecha, se puede suspender cortando con los dedos el tallito extremo que
tiene la yema terminal para que esta engruese. Estos agobios, al igual que el
provocado, se deben distanciar los hijos por medio de la poda de selección
41
53. (deshije), pero no es conveniente hacerlos con la mano si tienen ya algún
desarrollo.
Árboles que han sufrido por estar al sol o con muy poca sombra no pueden
recibir una poda fuerte. Estos árboles débiles hay que mejorarles su
vitalidad, sobre todo su nutrición, con labranza al suelo y esperar un follaje
para tratar de reconstruir después su forma.
Objetivos de la poda racional de acuerdo al Doctor J. P. Duque:
Primero: proporcionar al cafeto una formación adecuada y conveniente que
permita la mayor estabilidad en cuanto a su conservación y que no implique
la necesidad futura de practicar podas severas para mantener la producción.
No es posible esperar todo de la poda, porque la respuesta del árbol es
limitada. Es mejor la poda racional con la frecuencia requerida que podas
intensas a períodos más largos y complementar esta operación con buenas
prácticas de cultivo.
Segundo: la poda racional busca una vida larga del árbol, una producción
buena, uniforme, sin descomposiciones de orden fisiológico y sin grandes
fluctuaciones en las cosechas.
Tercero: el cafeto que solo sostiene ramas fructíferas pero carentes de zonas
de vegetación y preparación de la próxima cosecha es un árbol
descompensado fisiológicamente, porque está gastando sus reservas sin
elaborar alimento para mantener las funciones vegetativas.
Cuarto: una poda racional de formación debe proporcionar espacio
suficiente para poder establecer el cambio de ramas, la alternabilidad. Es
antieconómico conservar por más tiempo de una cosecha ramas fructíferas
que solamente deberían rendir solo una. Entre tanto se le da oportunidad en
otro sitio a otra que la sustituya en la cosecha venidera.
Quinto: en la poda de formación por el método de astas (múltiples
verticales) y distancias muy cortas de siembra, la tendencia del árbol es a
desarrollarse en altura, concentrándose la producción en las ramas
superiores. Este caso es muy común en los árboles formados en candelabro
por capas repetidas, pues debido a la corta distancia de las ramas no pueden
doblarse o agobiarse espontáneamente. También ocurre en las plantaciones
agobiadas cuando la siembra es a muy corta distancia.
42
54. Sexto: la siembra a muy corta distancia cubre todo el terreno impidiendo el
acceso de la luz; esto retarda el crecimiento de plantías, encarece la
recolección por lograr cosechas solo en la parte superior y no permite que
las ramas laterales se desarrollen o se agobien.
Séptimo: debe evitarse la acumulación de leño improductivo. Esto se
consigue eliminando anualmente parte de las ramas fructíferas,
sustituyéndolas por leño nuevo. La escasez de mano de obra dificulta esta
práctica en ciertas zonas.
Octavo: ramas de fruto crecidas sobre leño delgado solamente rinden una
cosecha. Ramas mejores y nacidas sobre madera más gruesa pueden rendir
dos y en ocasiones hasta tres cosechas.
Noveno: con la poda de formación se debe dar al árbol una base
suficientemente amplia a poca altura, constituida por troncos fuertes y
gruesos que acondicionen mejor la distribución de la luz y la ventilación.
Décimo: muchas ramas que crecen en el mismo sitio de inserción o muy
próximas, no desarrollan bien ni son de alta producción. Sus tallos y ramas
laterales sufren de alargamiento de entrenudos por falta de luz.
Método de poda aconsejable: no es recomendable un método único de
poda, sino uno de racionalización en cada lugar, respetando los métodos
y experiencias propias.
No se pretende sustituir el método de astas por el del árbol suspendido
como es la poda Vaugahn o poda colombiana, que requiere de mayores
distancias entre un árbol y otro. Lo que se pretende es un sistema de podas
racionales, moderadas, periódicas y constantes en toda época del año para
mantener el cambio de ramas fructíferas mediante el agobio. Una poda
profunda puede hacerse solo en épocas de descanso del árbol, en la estación
seca, pero una poda suave de ramas, como es el agobio, puede ejecutarse en
cualquier tiempo menos durante la florescencia y preferiblemente en la
primera mitad de la estación lluviosa, para que estén bien desarrollados los
hijos antes de la próxima época seca.
Las prácticas a sugerir están basadas en la tradición salvadoreña de astas o
renuevos verticales con árbol de tallo múltiple y puede adaptarse
perfectamente en varias zonas de diferentes altitudes. Sin embargo, debemos
43