1. Silvina Cohen Imach
LA FAMILIA EN LAPOSMODERNIDAD.
Historia y actualidad
Autora: Lic. Silvina Cohen Imach
La familia. Objeto de estudio de las Ciencias Sociales
La familia, como objeto de estudio de las Ciencias Sociales ha sido
abordada desde diferentes marcos teóricos y desde distintos campos
disciplinares. Desde la Antropología, la Sociología, la Historia, el Psicoanálisis,
la Psicología se han aproximado el tema de la familia y desde cada una de ellas,
con un enfoque teórico y metodológico que le es propio, se ha recortado un
sector del objeto de estudio a partir de consideraciones epistemológicas y
teóricas particulares.
Desde un enfoque antropológico, se considera a la familia como un
sistema de relaciones interpersonales en el que influyen factores económicos,
religiosos, culturales, sociales, geográficos, entre otros. Se investigan desde
aquí los principios fundamentales que regulan la vida en sociedad de todos los
hombres, las instituciones y las formas de comportamiento cultural.
Desde la perspectiva sociológica, se comprende que la familia
constituye un medio por el cual un ser humano se socializa, es decir se
trasmiten valores, pautas culturales, ideales sociales. Por ello, desde esta
perspectiva la familia es considerada un aparato ideo-socializador. Gidddens,
desde este campo, va a definir a la familia como aquél “grupo de personas
directamente ligadas por nexos de parentesco, cuyos miembros adultos asumen
la responsabilidad del cuidado de los hijos” (1989, 1996).
Desde la concepción histórica, se la entiende como una unidad o
agrupamiento social en el cual el individuo enfrenta una serie de tareas del
desarrollo, que va sufriendo transformaciones conforme a los distintos
contextos históricos.
Desde el Psicoanálisis se la entiende como una estructura nodular en la
configuración psíquica de un sujeto, ya que soporta el pasaje de naturaleza a
cultura, de individuo a sujeto, de ser-biológico a ser-humano, a través de la
configuración edípica. Le interesa investigar el impacto que produce la familia,
en los distintos momentos de estructuración subjetiva.
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Todas estas disciplinas, pero especialmente la Historia y la
Antropología, han intentado dar una respuesta sobre el enigma del origen de las
familias, sobre la manera en que en el pasado una agrupación biológica de
individuos unidos por lazos de consanguinidad pudo ir más allá de lo que las
leyes naturales prescribían, y convertirse en un sistema de elevada complejidad,
donde las relaciones y el intercambio entre los miembros se encuentran
reglados, sujetos a restricciones, subordinados a una legalidad del orden de la
cultura, y que en tanto tal, garantiza la circulación y la distribución de valores
por mediación del lenguaje.
Así, si bien cada una de las disciplinas aporta su singular manera de
conceptualizar a la familia, todas coinciden en señalar que constituye un
espacio esencial, en tanto agente de socialización del niño y de subjetivación,
puesto que es allí donde el niño internaliza modos de vínculos, modelos
referenciales, valores, creencias, que van a determinar de algún modo, su
derrotero por la vida.
Algunos autores señalan que la familia constituye una institución social
que parte, en esencia, de un sustrato biológico ligado a la sexualidad y a la
procreación. Otros, como Sigmund Freud (1929), consideran que “la fundación
misma de la familia se enlazó con la necesidad de compartir el trabajo” (Freíd,
1929, Pág. 99).
Elizabeth Jelin (1998), socióloga argentina contemporánea, y
sintetizando ambas posturas, postula que la familia regula, canaliza y confiere
un significado social y cultural a estas tres necesidades: sexualidad, procreación
y trabajo. Pero a la vez incluye también la convivencia cotidiana expresada en
la idea de hogar y techo (un espacio), se comparte una economía y una
domesticidad colectiva, a través del trabajo. Desde esta concepción entonces la
familia parte de sustrato biológico ligado a la sexualidad, la procreación y la
necesidad de trabajo para conseguir los alimentos. Pero a la vez, regula y
confiere un significado social a esas tres necesidades.
Sobre el origen de la familia y su historización
Antropólogos y sociólogos funcionalistas (generalmente de origen
alemán) han interpretado la existencia del grupo familiar como una respuesta
social a una necesidad biológica, resultante de la extrema dependencia del
sujeto humano cuando nace de sus adultos progenitores. Desde aquí la familia
es algo universal en toda sociedad humana.
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Por su parte, antropólogos y sociólogos estructuralistas (la mayoría de
origen francés) defienden la tesis del surgimiento de la institución familiar a
partir de un parentesco político, más que por la necesidad biológica de
reproducción y dependencia. Desde aquí se entiende al vínculo familiar como
eminentemente legal, especialmente a través de derechos e interdicciones
sexuales. Desde Durkheim (1895; 1897) hasta Levy-Strauss (1998), se piensa
en general a la familia como el resultante del pasaje del estado de salvajismo
del hombre a la sociedad civilizada. Una sociedad se considera civilizada en
tanto impera una doble legalidad: la prohibición del incesto y la exogamia.
Distintas sociedades con organización social y política y estructuras
productivas diversas, fueron conformando formas familiares muy variadas. La
antropología clásica ha dedicado un gran capítulo a estudiar estas distintas
formas de parentesco y ha desarrollado una compleja taxonomía. La
bibliografía menciona distintas formas de clasificación de los grupos familiares
que en definitiva tienen que ver con el modo en que organizan la convivencia,
la sexualidad y la procreación: matrilineales/patrilineales;
matrilofocales/patrifocales; linajes; clanes; monogamia/poligamia; familia
nuclear/familia extensa, entre otras.
Engels, en su libro “El origen de la Familia, la propiedad Privada y el
Estado” (1884) hace una revisión histórica de la institución familia y propone
tres grandes modos familiares: Matrimonios por grupos, familia sindiásmica y
familia monogámica.
1. Matrimonios por grupos: será aquella estructura familiar que surge en
una sociedad caracterizada aún por el salvajismo. Es el momento relatado por
Freud en su artículo “Malestar en la Cultura” (1929) sobre la horda primitiva.
2. Familia sindiásmica: Aparece en el límite entre el salvajismo y la
barbarie, siendo la expresión específica de la barbarie. Constituyen matrimonios
por arreglo de los padres, donde la compra de mujeres es común y el
matrimonio tiene un carácter eminentemente público. Esta forma familiar fue
muy común en América, hasta antes de la Conquista (Engels, 1884).
3. Familia monogámica: Para asegurar la fidelidad de la mujer y, por
consiguiente, la paternidad de los hijos, se da el tránsito del matrimonio
sindiásmico a la monogamia, y es la característica de la sociedad actual. Dada
la extensión del tema, en este trabajo se hará referencia solamente a este tipo de
familia.
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Familia Monogámica
Constituye la primera forma familiar que tiene una base social y no
biológica y fue el triunfo de la propiedad privada sobre el primitivo comunismo
espontáneo. En esta forma familiar gana preponderancia el hombre sobre la
mujer, y la procreación de los hijos, con la garantía de ser suyos, destinados a la
herencia.
Si bien esto supone un progreso en algunos aspectos, inaugura a la vez
dos procesos: el sometimiento del hombre sobre la mujer y la existencia de la
propiedad privada. En general, sólo es monogamia para la mujer, entrando en
conflicto entre los sexos, que hasta entonces era desconocido.
Desde la Edad Media a la Edad moderna, se describen tres tipos de
familias monogámicas (familia de linaje abierto, familia patriarcal restringida y
familia nuclear cerrada).
a) Familia de linaje abierta (siglo XV-Siglo XVI): Constituía una familia
nuclear cuyo hogar era bastante pequeño, y sus miembros muy integrados
en las relaciones con la comunidad. La familia no estaba separada
claramente de la comunidad y no era el principal centro de vinculación
emocional. El sexo matrimonial era sólo con fines reproductivos.
La libertad de elección para contraer matrimonio y para otros aspectos de la
vida familiar, estaba subordinada a intereses de terceros (padres, parientes,
comunidad). La familia, por consiguiente, era una institución abierta y de
escasa intensidad emocional.
b) Familia Patriarcal restringida (Siglo XVI a principios del siglo XVIII):
Con el comienzo de la industrialización, y el consiguiente traslado de la
producción de bienes y servicios hacia fuera (talleres, fábricas, oficinas) y
no ya en el ámbito doméstico, la aldea o la comunidad local, la familia
también se ve trasformada en su estructura. En este marco, surge la familia
patriarcal.
Este tipo de familia tuvo una importancia fundamental, cuya influencia
continúa hasta la actualidad. La familia nuclear se volvió más
independiente de los parientes y la comunidad. Posibilita la emergencia del
amor sexual moderno, que supone un creciente amor entre los esposos y
desde los padres hacia los hijos) y se da un aumento del poder autoritario
de la figura paterna.
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c) Familia Nuclear cerrada (desde fines del siglo XVIII hasta1970): Se
caracteriza por sus estrechos lazos emocionales entre sus miembros y alto
grado de privacidad doméstica. Los padres están sumamente preocupados
por la crianza de los hijos.
Dentro de la estructura familiar, se ven transformados todos sus integrantes:
padres, madres e hijos. Los padres fuera del hogar, en el mundo del trabajo;
las madres, además de ocuparse de la crianza de los hijos, tuvieron que salir
a trabajar, principalmente las de las clases más bajas. Las mujeres de clases
latas sostenían la creencia de que el lugar de la mujer es la casa, mientras
que es el hombre quien debía ganar el pan y mantener la familia.
Los hijos, a partir de la legislación que restringe su empleo, comienzan a
asistir a las escuelas, dejando de participar de la producción económica
familiar.
Para mantener cerrada esta forma familiar es importante sostener cierto
individualismo afectivo, con vínculos matrimoniales basados en la elección
personal y guiados por el amor, por lo cual la familia pasa a ser un espacio
de realización personal, un refugio para el amor del hombre y la mujer, y de
contención frente al avasallamiento de la sociedad.
Este modelo familiar llegó a expandirse ampliamente por el proceso
mundial de industrialización, pero no llegó a ser universal, aunque se lo
visualiza como “natural”, aunque no la sea. Se trata de una familia
patriarcal, donde el jefe de familia concentra el poder, y tanto la esposa
como los hijos/hijas están subordinados a la autoridad del jefe, a quien
otorgan respeto y obediencia. El rol principal de la mujer es atender al
marido y cuidar de sus hijos.
A partir de la Revolución Industrial, se da la salida laboral de las mujeres y
de los jóvenes, ganando así independencia económica. Con ello se da una
expansión de la escolaridad, que brinda nuevas posibilidades de
individuación de los hijos. Todo esto se traduce en la emergencia nuevos
vínculos intergeneracionales e intersexos.
La familia actual
En la sociedad occidental, dos son las grandes “crisis” por las que ha
pasado la institución familiar: la primera fue la crisis de la familia tradicional,
es decir aquella que generó el pasaje de la familia “extensa” a la familia
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“nuclear”; y la segunda, por la que transitamos en nuestra época, sociedad
capitalista y de la fragilidad de los lazos, que origina la transformación de la
familia “nuclear” hacia otro modelo de familia que se denomina “posmoderna”.
Mientras la primera crisis redujo el número de integrantes del núcleo
familiar y reorganizó las funciones de la familia, la segunda, además de volver
a transformar las relaciones intrafamiliares y las funciones sociales, “rompe”
con las reglas de inicio, de estructura y de finalización. Conviven diferentes
formas familiares, ligadas a la concepción de la sexualidad (heterosexual,
homosexual), al trabajo (familias en que ambos padres trabajan, donde los
padres están desocupados, donde trabaja solo el padre), a la procreación
(familias ensambladas, adopción, reproducción asistida), al número de
integrantes (madre y padre, madre sola, padre solo, por divorcios, abandonos).
Así, comparten un mismo espacio la familia nuclear tradicional, las familias
ensambladas, las familias de padres homosexuales, las monoparentales, las
familias de padres divorciados, las familias que viven con un solo padre y con
los abuelos, entre otras tantas.
Es admitido en general, que hasta los años sesenta, la institución
familiar había gozado de una situación de estabilidad, mientras que después, y
en un corto período de tiempo, ha llegado a una situación de crisis. Crisis
debida a múltiples fracturas: la de la institución matrimonial, de la natalidad, de
las relaciones entre los sexos e, incluso, del conjunto de relaciones familiares
(padre, madre e hijos).
Uno de los aspectos relevantes que producen modificaciones en la vida
familiar es el gran número de mujeres que trabajan en empleos remunerados y
fuera del hogar. Si bien desde el comienzo de la industrialización numerosas
mujeres se emplearon, es recién después de la Segunda Guerra Mundial cuando
el porcentaje de mujeres que trabajan es altamente significativo, produciendo
esto grandes cambios en las pautas familiares. El trabajo brinda a la mujer la
posibilidad de independencia económica, a la vez que le permite concretar su
realización personal y profesional. El éxito profesional comienza a ser valorado
y pasa a ser ahora, también para la mujer, una fundamental aspiración en la
vida. Ya no acepta al hogar como su único lugar, y quiere salir al afuera a
conquistar nuevos espacios. Así, surgen en la década de 1960`numerosos
movimientos de mujeres que luchan por la igualdad en el mundo del trabajo, de
la política, de lo social, y por ende, de lo doméstico.
Otro aspecto que debilita las relaciones familiares está vinculado a la
Ley de Herencia, que se instituye a partir de la Revolución Francesa, aunque
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recién en el siglo XX se pone en plena vigencia, que prescribe la partición
igualitaria para todos los herederos, con lo que el patrimonio familiar deja de
ser un valor en sí mismo, que hasta entonces encarnaba el status y el honor
familiar. Con esto la figura del padre comienza a debilitarse y por lo tanto, su
autoridad también.
En la actualidad, la autoridad paterna se ve otra vez resquebrajarse, con
la consiguiente desvalorización de la figura paterna. El imaginario del “jefe de
familia” y de la “familia-tronco”, que garantizaban las relaciones jerárquicas y
de subordinación tanto entre generaciones como entre los sexos comienza a
debilitarse.
Más allá si se trata de una crisis de la familia o no, lo cierto es que a
partir de los años setenta comienza a vislumbrarse una "nueva" familia, que
viene a romper con modelo de familia nuclear. En la actualidad se ha pasado de
un modelo familiar tradicional y hegemónico a una gran diversidad de modelos
y de formas familiares, que se enmarcan bajo el nombre de "nuevas formas
familiares", que presentan dificultades a la hora de definirlas tanto teórica como
culturalmente. Parejas que conviven sin casarse legalmente, familias
ensambladas, parejas homosexuales y familias monoparentales (donde solo
existe la madre o el padre) son los casos más citados que parecen caracterizar
este universo de relaciones familiares. Así Roussel en 1989, sostiene la idea de
la familia "incierta"; idea que sigue vigente tanto en los estudios sobre el tema
como hasta en la forma en que las personas se expresan sobre las familias
(Roigé, Robot y Rico, 1999).
Se las denomina así ya que el sello particular de esta diversidad de
agrupamientos, a los que se denominan “familias posmodernas”, es la
incertidumbre y la inseguridad, debido a la fragilidad y liquidez de sus vínculos
y, en consecuencia, de sus miembros.
Con frecuencia no sabemos ni siquiera cómo referirnos a las nuevas
realidades familiares. La terminología de la familia nuclear, que constituye un
elemento decisivo para comprender el carácter de las relaciones entre personas,
muestra que hablar de la "esposa" o del "suegro" nos remite a conceptos claros,
con una significación específica y una serie de derechos y deberes asociados.
En cambio, en las familias posmodernas, las definiciones terminológicas no son
claras, y hasta se registra la inexistencia de términos para referirse a algunas
formas familiares, o al menos, la creación instantánea de términos (“el esposo
de mi madre”; “el hijo de mi pareja”; “la compañera de la hija de la novia de mi
padre”).
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Sin embargo, como contrapartida, a pesar de la precariedad de los lazos
conyugales de la familia actual, Segalen (1995) vaticina que sus miembros
siguen apostando a las relaciones de parentesco, por lo cual los fenómenos de
perpetuación familiar se reforzarán en los próximos años. Así, más allá de la
liquidez de los lazos dentro de estas nuevas formas familiares, es clara la
pervivencia y la importancia de los lazos familiares, además de ser una de las
principales consecuencias de la adopción de las nuevas familias.
Referencias Bibliográficas
Engels, F. (1884) El origen la familia, la Propiedad Privada y el Estado.
Colombia: Panamericana. 1993.
Giddens, A. (1989). A Constituição da Sociedade. San Pablo: Martins Fontes.
Jelin, E. (1998). Pan y afectos. La transformación de las familias. Buenos
Aires: Fondo de Cultura Económica.
Freud, S. (1929). El Malestar en la Cultura. En Obras Completas. Tomo XXI.
Buenos Aires: Editorial Amorrortu. 1975.
Roussel, L. (1989). La famille incertaine. Paris: Editorial Odile Jacob.
Segalen, M. (1995). "Introduction", en M. Gullestad y M. Segalen (dir.), La
famille en Europe. parenté et perpétuation familiale. Paris: La
Découverte, pp. 7-19.
Théry, I. y Davernas, M.J. (1993). "La parenté aux frontières de l'amitié: statut
et rôle du beau-parent dans les familles recomposées", en M.T.
Meulders-Klein y I. Théry, Les recompositions familiales aujourd'hui.
Paris: Nathan.
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