El documento describe el contexto histórico y económico de España entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En este periodo, España experimentó grandes cambios políticos y sociales como el resto de Europa, incluyendo el establecimiento de la democracia de masas. Sin embargo, la economía española seguía dependiendo en gran medida de la agricultura, lo que resultó en bajos niveles de vida para muchos campesinos. Además, sectores como la viticultura entraron en crisis durante este tiempo.
Criterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficios
Siglo xix y primeros del siglo xx
1. Siglo XIX Y primeros del siglo XX.
El siglo XIX fue testigo de grandes cambios en
Europa, España no fue una excepción. a finales del
siglo, llevó algo de riqueza a una clase media que se
ampliaba en algunos centros principales, sin embargo
la Guerra hispanoamericana de 1898 condujo a la
pérdida de casi todas las colonias restantes.
Durante el primer tercio del siglo XX el panorama
histórico español presenta más similitudes con los
países europeos occidentales de lo que en principio
se ha supuesto. En toda Europa asistimos a la crisis
de los sistemas políticos del liberalismo de los
notables que había predominado a lo largo del siglo
XIX. Las masas irrumpen en los espacios de poder; es
la época de la primera construcción de la democracia
de masas, lo que genera un conjunto de reacciones
defensivas por parte de las tradicionales elites de
poder que difícilmente asimilan las nuevas realidades
sociales que emergen al compás de los procesos de
modernización. Así los primeros decenios del siglo
XX, más que entenderlos bajo la clave de la
inestabilidad política permanentemente, resulta
preciso articularlos en un marco más amplio de
comprensión que tenga en cuenta los desfases y
desajustes entre los diversos ámbitos en los que se
2. realizan las prácticas políticas y económicas de los
conjuntos sociales en sus múltiples diversidades.
se inserta entre 1890 y 1914 la actuación del P.S.O.E.
en el marco fijado por las normativas electorales
mencionadas (la ley del sufragio universal masculino
de 1890 y la ley de reforma electoral de 1907) y más
en general en los fenómenos sociopolíticos más
relevantes de esos años, y, por otra parte, cómo se
plasma la voluntad participativa y democrática de
esta organización
de integración social de clase y reformista, es
conveniente tomar en consideración dos aspectos de
su trayectoria muy relacionados entre sí.
En los últimos años del siglo XIX y aún en el primer
decenio del XX se experimentan en España los
resultados de una política económica que había
llevado a escoger claramente el mantenimiento de un
sector cerealícola expansivo e insuficiente para las
necesidades del país, con una numerosa población
campesina subempleada, con unos muy bajos niveles
de subsistencia, produciendo alimentos a precios
relativamente altos, con costes igualmente altos para
la industria y las actividades urbanas y unas
condiciones de vida malas y hasta perjudiciales para
las clases obreras y las capas populares de la
sociedad.
3. A partir de 1890, además, la viticultura, tras los años
dorados en que la filoxera francesa había permitido
la expansión del mercado hispano, entró en un
período de crisis; y la desesperación de los
viticultores vino a sumarse al coro amplio y reiterado
de las lamentaciones proteccionistasl .
Consecuentemente, también el desarrollo de la
ganadería se vio negativamente afectado por esta
expansión de los cereales; y la alimentación
española, a precios y con costes altos en exceso,
compitió con la producción de forrajes.
Tanto el consumo de carne, que era insignificante
entre la población menos pudiente, como las
exportaciones de lana se vieron gravemente
afectadas2•
Sólo la minería de exportación experimenta un auge
en 1900, en el centro del período que comprende este
análisis, el fenómeno demográfico español, dentro de
una nación sólo geográficamente europea, continúa
ofreciendo las características de un régimen
poblacional antiguo o, como mucho, pretransicional
Entre 1890 y 1910 la población española crece en
2.366.798 habitantes, aunque es en el primer decenio
del siglo cuando el incremento resulta mayor, de
1.360.000 personas; pero el descenso de 3,5% de la
población activa agraria
4. entre 1900 y 1910, que apenas se manifiesta en el
sector secundario, sólo el 0,5%, se acumula en el
sector terciario, con un total de 312.282 personas,
cifra realmente insignificante también para una
población activa por encima de los 7,58 millones de
trabajadores6•
En 1900, además, la población activa española no
significa más que el 40,60% de la población total,