La ley de defensa del consumidor protege los derechos de las personas que compran bienes o contratan servicios. Los consumidores tienen derecho a reclamar por cualquier deficiencia y pueden exigir la sustitución, devolución del dinero o descuento del precio si un bien es defectuoso. Las empresas que proveen bienes o servicios son responsables por cualquier daño causado y no pueden limitar su responsabilidad mediante cláusulas abusivas.