El documento describe la organización de la Iglesia en sus orígenes, incluyendo las iglesias locales y la Iglesia universal, la diversidad de formas de organización, y los principales ministerios. Explica que cada iglesia local tenía autonomía pero estaba abierta a la comunión con otras, formando la Iglesia universal. También describe la evolución de la jerarquía de obispos, presbíteros y diáconos, y la importancia de la sucesión apostólica.