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1 CRÓNICAS
Los dos libros de Crónicas (como los de Samuel y Reyes) formaban
un solo volumen en la Biblia Hebrea, con el título de «Palabrasde
los días», es decir, una especie de Anales breves de Israel desde
Adán hasta el edicto de Ciro que permitió a los judíos volver a su
país. Los LXX le dieron el título de «Paralipómenos», que significa
«omitido» o «dejado aparte». Jerónimo los llamó «Crónica de toda
la historiadivina». Finalmente, fue Lutero quien, al seguir el título de
Jerónimo,les puso el nombre de «Crónicas», contal éxito que ha
sido adoptado incluso por la Iglesiade Roma. Su redacciónse
atribuye a Esdras. Aparte del espacio que abarcan (desde Adán
hasta Ciro), tres detalles son dignos de mención acerca de estos
libros: 1) El texto original presenta muchas variantes en
comparacióncon el de los libros de Samuely Reyes, porlo que
varias equivocaciones cometidas porlos copistas en Samuel y
Reyes quedan subsanadas en Crónicas, y viceversa. 2) Abundan
los detalles importantes omitidos en los otros libros. 3) Como el
objetivo de Esdras era renovar el estado espiritual del pueblo,al
componerestos libros se preocupó de enfatizar los factores
religiosos:La Ley, el templo y el sacerdocio,y omitió episodios
sociopolíticosde reyes y profetas;y, aparte de la mención de
Jeroboam porcausa del cisma se omite completamente la historia
del reino del norte, puesto que nada tenía que ver con el templo ni
con el sacerdocio.
1 Crónicas se divide en tres partes: I. Una colecciónde
genealogías desde Adán hasta David (caps. 1 al 9). II. Historia del
reinado de David con importantes añadiduras a lo que ya sabemos
por 1 y 2 Samuel (caps. 10 al 21). III.Un informe original de la
organización que llevó a cabo David en asuntos del sacerdocioy del
tabernáculo, y las instrucciones que dejó para la edificacióndel
templo (caps. 22 al 29).
CAPÍTULO 1
Las genealogías que aquí hallamos son de gran utilidad, no sólo
para preservar los linajes de las tribus respectivas,sino
especialmente para establecerla genealogíadel Mesías, el hijo de
David, de Judá, de Abraham y de Adán. I. Los descendientes de
Adán hasta Noé y sus hijos (vv. 1–4). II.Posteridad de los hijos de
Noé, mediante la cual fue repobladala tierra después delDiluvio
(vv. 5–23).III.Descendientesde Sem hasta Abraham (vv. 24–28).
IV. Posteridad de Ismael y de los hijos que Abraham tuvo con su
concubina Queturá (vv. 29–35).V. Posteridad de Esaú (vv. 36–43).
Los nombres aparecen transcritos (nota del traductor) conforme ala
RV 1977,pues el ajuste total al original resultaría demasiado
revolucionario para la mayoría de los lectores hispanoparlantes.
Versículos 1–27
Esta porcióncomienza por Adán y termina por Abraham. Adán
fue el primer padre de la humanidad; Abraham, el primer padre de
los creyentes.Con la ruptura que el primero efectuó delpacto de
obras en la dispensaciónde la inocencia, todos caímos en la
miseria; por el pacto de gracia que Dios hizo con el segundo,todos
podemos salir de la miseria. Por naturaleza, todos somos,como
posteridad de Adán, ramas del olivo silvestre. Procuremos ser,por
fe, posteridad de Abraham (Ro. 4:11,12), para ser injertados en el
buen olivo y participar de su raíz y savia.
I. Los cuatro primeros versículos de esta porción y los cuatro
últimos, unidos entrambos por Sem (vv. 4, 24), contienen el linaje
de Cristo y aparecen, en orden ascendente,en Lucas 3:34–38.
II. En los versículos 5–23 el historiador sagrado comienza con los
ajenos al pacto, los hijos de Jafet,pobladores especialmente de
Europa. Los hijos de Cam se esparcieronpor el África y los
territorios de Asia que caen hacia ese lado. La posteridad de Sem
(vv. 17–23)pobló Asia extendiéndose hacia el oriente. De Sem
descendíanlos asirios, sirios, caldeos,persas,árabes, etc. Al
principio se distinguían bien los aborígenesde las respectivas
naciones. Hoy, en cambio,están mezclados de tal manera los
habitantes de la tierra, que lo único que sabemos es que Dios ha
hecho de una misma sangre toda nación de los hombres (Hch.
17:26).La gran promesadel Mesías pasó de Adán a Set, de Set a
Sem, de Sem a Héber y, así, a la nación hebrea, a la cual fue
confiada, por encima de las demás naciones, hasta que se
cumpliese en la venida del Mesías.
Versículos 28–54
Desde ahora, sólo en la posteridad de Abraham se hallará la
heredad de Jehová, con exclusión de las demás naciones y
familias. Esto no significa que no hallasen favor con Dios otros
individuos de otras naciones; siempre hubo buenas personas que
aun no perteneciendo al pueblo escogido,porla gracia de Dios y
una fe virtual en un futuro Salvador, tuvieron sus nombres inscritos
en el libro de la vida. Sólo el Señorconocelos que son suyos (2 Ti.
2:19). Pero Israelera la nación escogida,con todos los privilegios y
honores que esto comportaba.Ésta es la nación santa, objeto
principal de la historia sagrada; por eso,veremos pronto excluida de
esta historia la restante posteridad de Abraham, y queda sólo la
posteridad de Jacob.
I. Poco vamos a ver de los descendientes de Ismaelpues
procedíande la esclava y, por tanto, no podían heredar junto con el
hijo de la promesa.Se nombran aquí los doce hijos de Ismael(vv.
29–31),a fin de mostrar el cumplimiento de la promesaque hizo
Dios a Abraham de que ese hijo llegaría a ser una gran nación y, en
particular, que engendraríadoce príncipes (Gn. 17:20).
II. Tampoco vamos a leer mucho de los madianitas,
descendientes de Abraham por medio de Queturá, separados de
Isaac el heredero de la promesa(Gn. 25:6).Por eso se les nombra
únicamente aquí (v. 32).
III.Justamente un poco más vemos aquí acerca de los edomitas,
pues fueron desde antiguo enemigos acérrimos de Israel; pero,al
ser descendientes de Esaú (o Edom), hijo de Isaac, se nos da un
breve informe de sus familias y de los nombres de algunos de sus
hombres famosos (vv. 35–54).
CAPÍTULO 2
Registro de los hijos de Israel. I. Nombres de los doce hijos (vv.
1, 2). II. Informe especialde la tribu de Judá, que tenía la
precedenciadel cetro, no precisamente en atención a David, sino
en atención al Hijo de David, Jesucristo,quien procedíade Judá
(He. 7:14).
Versículos 1–17
I. La familia de Jacob.Se nombran aquí sus doce hijos, ese
ilustre número (símbolode autoridad) tan celebrado a lo largo de
casi toda la Biblia. A cada paso nos encontramos con las doce
tribus, descendientes de los docepatriarcas. El carácter personal de
muchos de ellos dejaba mucho que desear,especialmente de los
cuatro primeros;con todo, el pacto de Dios quedó ligado a su
posteridad,pues era por gracia;no por obras,para que nadie se
gloríe (Ef. 2:8). «A Jacob amé» (Ro.9:13).
II. La familia de Judá. Esta tribu, tan alabada y multiplicada, más
que cualquiera de las otras, aparece la primera con su larga
genealogía.Ya en las primeras ramas de este ilustre árbol, cuya
copa cimera sería Cristo, hallamos: 1. Algunos que fueron muy
malos: Er, el primogénito de Judá,que fue malo delante de Jehová
y cortado en la flor de la edad (v. 3). No lo pasó mejor Onán, el
segundo.Aquí está Tamar, de quien su suegro Judá tuvo dos
mellizos al cometerincesto por ignorancia (v. 4). Es muy
significativo que el historiador haya cambiado el nombre de Acán
(Jos. 7:1) por el de Acar, que significa «perturbar» y añade «el que
perturbó a Israel» (v. 7). 2. Otros que fueron muy buenos y
prudentes,como Etán, Hemán, Calcol y Dara, no precisamente
hijos, sino descendientes,de Zera, son mencionados aquí como
gloria de la casa de su padre (1 R. 4:31). 3. Otros fueron muy
importantes, como Naasón (v. 10), que fue príncipe de los hijos de
Judá cuando los israelitas acampaban en el desierto,y su hijo
Salmón (llamado aquí, Salmá), que ocupó este lugar cuando
entraron en Canaán, y casó con Rahab (vv. 10, 11; comp.Mt. 1:5).
III.La familia de Isaí (vv. 13 y ss.), cuyo detallado informe se
debe a que el Hijo de David sería una vara del tronco de Isaí (Is.
11:1). Aquí vemos que David era el séptimo hijo de Isaí y que sus
tres generales—Joab,Abisayy Asael—eran hijos de una hermana
suya (Sarvia), y Amasá de otra (Abigail).
Versículos 18–55
Muy pocos de los mencionados en esta porción aparecen en
ningún otro lugar de la Biblia. Hallamos aquí a: Bezaleel (v. 20),
artífice principal de la construccióndel tabernáculo (Éx. 31:2). 2.
Hezrón (hebr. Jesrón),nieto de Judá y uno de los setenta que
descendieroncon Jacob a Egipto (Gn. 46:12).Los hechos de Jaír,
que aquí se mencionan (vv. 22, 23), tuvieron lugar mucho después
de la conquista de Canaán. La genealogíade algunos termina, no
en una persona, sino en una ciudad, pues a uno se le llama «padre
de Quiratjearim»(v. 50), y a otro «padre de Belén» (v. 51), donde
nació David. Ello significa que sus respectivosdescendientes
poblaron dichas ciudades.Entre estas grandes familias hallamos
algunas de escribas(v. 55), expertos en la Ley. ¡Ojalá todas las
familias de los hijos de Dios estuviesentan bien instruidas en el
Reino de los Cielos!
CAPÍTULO 3
De todas las familias de Israel, ninguna tan ilustre como la de
David. Aunque mencionada en 2:15,aquí tenemos un informe
detallado de ella. I. Los hijos de David (vv. 1–9). II. Sus sucesores
en el trono hasta la deportación(vv. 10–16).III.El resto de su
familia en, y después de,la cautividad de Babilonia (vv. 17–24).
Versículos 1–9
Vemos repetidala lista de los hijos de David, que ya conocemos
por 2 Samuel 3:2 y ss. y 5:14 y ss. Tres de los mayores, Amnón,
Absalón y Adonías sirvieron de gran pesadumbre a su padre y aun
el que más imitó la piedad y devociónde su padre, Salomón, quedó
muy por debajo de él en esto.Uno de los que Betsabé le dio, Natán
(probablemente en honor del profetaNatán), fue antepasado del
Señor por la línea (lo más probable)de su madre María (Lc. 3:31).
Aparecendos Elisamas y dos Elifélets (vv. 6, 8); es probable que
los primeros se muriesen y David quisiera preservar sus nombres.
Se notan algunos cambios:1. Samúa (2 S. 5:14) es llamado aquí (v.
5) Simeá. 2. Betsabé,hija de Eliam (2 S. 11:3),se la llama aquí (v.
5) Bat-súa, hija de Amiel (inversión de Eliam). 3. Al tercer hijo de
David se le llama Daniel (v. 1); Quileab, en 2 Samuel 3:3.
Versículos 10–24
Aunque David tuvo diecinueve hijos, sólo se nos informa aquí de
los descendientes de Salomón, y en Lucas 3 de los de Natán. 1.
Los nombres famosos y celebrados de los descendientes de David
y reyes de Judá en sucesiónlineal hasta la cautividad. Raras veces
en la historia ha pasado la corona de padre a hijo durante diecisiete
sucesiones comoaquí. Esto fue una recompensade la piedad de
David. Hacia el tiempo de la deportación,esta sucesiónde padre a
hijo se interrumpió y pasó la corona de un hermano a otro mayor, y
de un sobrino a un tío. 2. Los nombres menos famosos,la mayoría
muy oscuros,del linaje de David después de la deportación.El
único hombre famoso de esa casa, después de ladeportación,es
Zorobabel,quien (con toda probabilidad) era hijo de Pedaías (v. 19),
aunque legalmente,por la ley del levirato (Dt. 25:5–10),es tenido
por hijo de Sealtiel en todos los demás lugares (Esd. 3:2, 8; 5:2;
Neh. 12:1; Hag. 1:12; Mt. 1:12; Lc. 3:27). Extrañará ver a Jeconías
con siete hijos (es necesario corregir «Asir» de nuestras versiones y
sustituirlo por «el cautivo»—notadel traductor) cuando en Jeremías
22:30 se dice de él «privado de descendencia». El propio versículo
explica posteriormente que no se le niega descendenciaen general,
sino descendientesque se sienten en el trono.
CAPÍTULO 4
Continuación de la descendenciade Judá (vv. 1–23).II. Un
informe de la descendenciay de las ciudades de Simeón, y sus
victorias sobre los habitantes de Guedory los amalecitas (vv. 24–
43).
Versículos 1–10
El motivo principal por el que Esdras registra más
detalladamente la genealogíade Judá, aparte de ser la tribu de
David y del Hijo de David, es por ser la que, con los «apéndices» de
Benjamín, Simeón y Leví, formaba el reino de Judá, y la única que
regresó del exilio, mientras la mayoría absoluta de los de las tribus
del norte se perdieronen el reino de Asiria. El personaje más
importante de esta porciónes Jabés (hebr. Yabés),jefe de una
estirpe ilustre dentro de las familias de Aharhel (vv. 8, 9). (En el v. 1,
téngase en cuenta que sólo Peres fue hijo de Judá, los demás son
jefes de distintos clanes dentro de la tribu, pero no hermanos.) De
este Jabés se nos dice:
I. El motivo de su nombre. Su madre se lo puso por haberlodado
a luz con dolor (en un juego de palabras con oseb = dolor). De
ordinario, el dolordel parto se olvida al nacer la criatura (Jn. 16:21),
pero aquí el recuerdo del dolor se perpetúa: 1. Para que la madre
misma recordara con gratitud que Dios le había conservado la vida,
después de pasar por los dolores delparto. 2. Para que Jabés
aprendiera a amar y honrar a su madre y se esforzase en ser un
consuelo para quien le había traído a este mundo con tanto dolor.
II. La bondad de su carácter, que aparece aquí especialmente en
su piedad de hombre orante. Pronunció la oración que aquí se
menciona, cuando se preparaba para las empresas de su vida.
Sobre esta oración, obsérvese:
1. A quién oró: al Dios de Israel (v. 10). Al Dios que había
pactado con su pueblo,al Dios que había luchado por Jacob,y por
haber éste prevalecido le fue cambiado el nombre por el de Israel.
2. Cuál fue la naturaleza de su oración. (A) Hay quienes ven en
ella una especie de voto, y deja el párrafo sin apódosis: «Si me
dieras bendición,etc., tú serás mi Dios», como si ofreciese a Dios
un cheque en blanco para que Él lo llene como le plazca. (B) Con
mayor probabilidad,expresa un deseo ferviente: «¡Oh, si me dieras
bendición,etc.!»
3. Cuál fue la materia de su oración. Cuatro cosas le pidió a Dios:
(A) Que Dios le bendijera en todo lo que iba a emprender.(B) Que
Dios ensancharasu territorio. (C) Que la mano de Dios estuviese
con él a fin de tener éxito en su empresa,y le diese sabiduría,
medios y fuerzas. ¡Cuán grande es nuestro privilegio al tener a un
Dios Todosuficiente!(D) Que Dios le librasede todo daño. Sin duda,
recordabasu propio nombre: Jabés = dado a luz con dolor.
4. «Y le otorgó Dios lo que le pidió»: Prosperó,tuvo éxito en sus
empresas,en sus conflictos conlos cananeos, en sus negocios yen
sus estudios,pues es tradición judía que fue un eminente doctorde
la Ley, y fue al atraer atrayendo a su lado tal cantidad de discípulos
que por eso se dio su nombre a la ciudad (2:55).
Versículos 11–23
1. Tenemos a toda una familia de artesanos que se dedicarona
muchas clases de manufacturas, en las que eran expertos y
laboriosos (v. 14); tanto es así que el valle donde vivían se llamó
Valle de los Artífices (hebr. Gue-Jarasim). 2. Uno de ellos se casó
con la hija de Faraón (v. 18), que era el nombre común de los reyes
de Egipto.3. De otro se dice que fue padre de las familias que
trabajan lino (v. 21). Eran los mejores tejedores delpaís,y
enseñaron el oficio a sus hijos, de generaciónen generación. Sus
descendientes habitaron en la ciudad de Maresá, donde se
trabajaba el lino del que iban vestidos los reyes y los sacerdotes. 4.
Otra familia dominóen Moab (v. 22), pero ahora estaban al servicio
del rey de Babilonia (v. 23). (A) Fue en los registros antiguos donde
se halló que habían tenido dominio sobre Moab; es probable que se
trasladasen allá en tiempo de David, cuando fue conquistado aquel
país. (B) Sus descendientes eran ahora alfareros y jardineros de
Babilonia, donde morabancon el rey, con quien disfrutaban de
comodidad ybuen sueldo,por lo que no les interesó volverse a su
país después que expiró el plazo de la cautividad.
Versículos 24–43
Algunas genealogías de latribu de Simeón. De esta tribu se nos
dice que, aunque tuvieron muchos descendientes, no multiplicaron
su familia con los hijos de Judá (v. 27). 1. En cuanto a las ciudades
que se les asignaron, véase Josué 19:1 y ss. Cuando leemos que
éstas fueron sus ciudadeshasta el reinadode David» (v.32), se
nos insinúa que la tribu de Simeón había desaparecido como tal
cuando subió al trono David, pues por 1 Samuel 27:6; 30:27–30
sabemos que las ciudades del v. 30 ya no eran simeonitas.2. Los
supervivientes se dispersaron.En tiempo de Ezequías, grupos de
simeonitas se animaron a obtener residenciafija. (A) Unos atacaron
un lugar de Arabia llamado la entrada de Gedor (v. 39), del que se
apoderaron, y residieron allí. Esto es un nuevo timbre de gloria para
el reinado de Ezequías,pues al prosperar el reino, también
prosperabanlas familias particulares. (B) Otros, en número de 500,
bajo el mando de cuatro hermanos cuyos nombres se mencionan
fueron hasta el monte Seír,exterminaron a los amalecitas que
habían quedado y tomaron posesiónde aquel territorio (vv. 42, 43).
CAPÍTULO 5
Las dos tribus y media que habían quedado al otro lado del
Jordán. I. Rubén (vv. 1–10).II.Gad (vv. 11–17).III.La media tribu
de Manasés (vv. 23, 24). IV. De las tres tribus en conjunto se nos
dice que: 1. Derrotaron a los agarenos (vv. 18–22).2. Al fin, ellos
mismos fueron hechos cautivos por el rey de Asiria, por haberse
rebelado contra el Dios de sus padres (vv. 25, 26).
Versículos 1–17
Extracto de las genealogías:
I. De la tribu de Rubén.
1. Motivo por el que esta tribu fue pospuesta.Rubén perdió el
derecho a la primogenitura al acostarse con la concubina de su
padre (Gn. 49:4). Los privilegios del primogénito eran dominio y
doble porción. Al perderlos Rubén Jacob pensó que eran
demasiados como para pasárselos a un solo hijo y, por ello, los
dividió: (A) José tuvo la doble porción, pues de él descendieronlas
dos tribus de Efraín y Manasés; cada uno tenía los derechos de
«hijos de Jacob»,conforme ala bendiciónde éste (Gn. 48:15,22;
He. 11:21)y cada una de estas dos tribus creció de forma
considerable hasta llegar al nivel de crecimiento de cualquier otra
de las tribus, excepto Judá. (B) Judá tuvo el dominio,pues a su
descendenciaasignó el cetro el moribundo patriarca (Gn. 49:10).De
Judá salió el principal gobernante, primero David, y, en el
cumplimiento del tiempo, el Mesías-Rey(Mi. 5:2).
2. La genealogíade los principales de esta tribu hasta llegar a
Beerá, que era el jefe del clan cuando el rey de Asiria se llevó
cautivas a las tribus del norte (vv. 4–6).
3. La ampliación del territorio de esta tribu. Al multiplicarse ellos y
sus ganados, se metieron en tierra de los agarenos, donde
extendieron sus conquistas (vv. 9–10).
II. De la tribu de Gad. Se mencionan aquí algunas importantes
familias de esta tribu (v. 12), entre ellas las de Abiháyil, con sus
siete hijos, y cuya genealogíase traza hacia arriba por siete
generaciones (vv. 14, 15), así como la de Beerá se había trazado
de arriba abajo (vv. 4–6).
Versículos 18–26
Se mencionan ahora los cabezas de familia de la media tribu de
Manasés que se había quedado al otro lado del Jordán (vv. 23, 24).
La heredad que les correspondióal principio fue solamente Basán;
pero aumentaron después tanto en riqueza y poderque se
extendieron mucho hacia el norte hasta llegar a Hermón. Dos cosas
se nos refieren aquí de estas tribus del otro lado del Jordán, de las
que todas ellas participaron:
I. Una gloriosa victoria sobre los agarenos (como eran llamados
los descendientes de Ismael),para recordar a éstos que eran hijos
de la esclava(Agar), que fue echadafuera.
1. Reunieron un formidable ejército de hombres expertos y
aguerridos: 44.760 hombres,que entraron en batalla contra los
agarenos (vv. 18, 19).
2. Clamaron a Dios en la guerra y esperaron en Él (v. 20). A
pesar de contar con un ejército tan poderoso,no pusieron su
confianza en el número, la bravura o la experiencia de sus
soldados,sino sólo en el poderde Dios (v. 2 Cr. 13:14).En nuestras
luchas espirituales hemos de buscar fuerzas en el Cielo; la oración
del creyente es la prevaleciente.
3. Al ser de Jehová la batalla, por fuerza habían de tener éxito en
esta guerra (vv. 20–22).
II. Una ignominiosa cautividad. Si se hubiesen mantenido
adheridos a su Dios,habrían continuado disfrutando de su herencia
y de sus conquistas,pero se rebelaron contra el Dios de sus padres
(v. 25). Sus fronteras daban hacia países idólatras, y de ellos
aprendieron costumbres idolátricas y transmitieron la infeccióna
otras tribus. Estas tribus fueron las primeras en ser establecidas y
las primeras en ser desplazadas de su heredad. Quisieron poseerlo
mejor del país, sin considerarel peligro al que se exponían; así lo
hizo también Lot. Quienes se rigen por los sentidos,más bien que
por la razón y la fe, en sus decisiones,han de esperar que reciban
de acuerdo con lo que escogieron.
CAPÍTULO 6
Aunque José y Judá compartieron los derechos de la
primogenitura, fue Leví la principal tribu, al ser distinguida con el
sacerdocio,honor más valioso que la precedenciadel dominio o la
de doble porción.Fue la tribu que Dios separó para sí. De ella
surgió Moisés, lo que añadió nuevo honor a la tribu. De esta tribu
tenemos:I. Las genealogías (vv. 1–30).II. La obra de los levitas y
de los sacerdotes (vv. 31–53).III.Las ciudades que les fueron
asignadas (vv. 54–81).
Versículos 1–30
Los sacerdotes y los levitas estaban más interesados que los
demás israelitas en conservar sus genealogías,por dependerdel
linaje los honores y privilegios de su oficio.Con todo,es poco lo que
aquí se nos dice de las genealogías de esta tribu sagrada.
1. Dos veces se nombran los tres primeros padres de esta tribu
(vv. 1–16):Gersón, Coat y Merarí, nombres con los que nos hemos
familiarizado al leer el libro de Números.Todavíaconocemos más y
mejor los nombres de Aarón, Moisés y María, descendientes de
Coat, pues Dios les confirió el honor de ser instrumentos en la
liberación de Israel, y tipos del que había de venir; Moisés como
profeta, y Aarón como sacerdote.La mención de Nadab y Abiú no
puede menos de traernos a la memoria el terror de la justicia divina.
2. La línea del sumo sacerdote Eleazar, hijo y sucesorde Aarón,
es trazada aquí hasta el tiempo de la cautividad (vv. 4–15).
Comienza con Eleazar, que salió de la casa de esclavitud en Egipto,
y termina con Josadac, quien fue a otra casa de esclavitud en
Babilonia. No todos fueron sumos sacerdotes,ya que, en tiempo de
los Jueces,la dignidad pasó, por el motivo que fuese, de la familia
de Eleazar a la de Itamar, de quien procedíaElí; pero en tiempo de
David y Salomón volvió, con Sadoc,a la línea de Eleazar.
3. De Azarías se nos dice (v. 10) que tuvo el sacerdocioen la
casa que Salomón edificó en Jerusalén. Se supone que éste fue el
Azarías que se opuso valientemente al rey Uzías cuando usurpó el
ministerio sacerdotal(2 Cr. 26:17,18), con lo que mostró así el celo,
propio de un sumo sacerdote,porla santidad del ministerio
sacerdotal. Una de las familias de Leví es trazada aquí hasta
Samuel, quien tuvo el honor de profetaademás del de levita. Otra
familia levítica (por Merarí) es mencionada también por varias
generaciones (vv. 29, 30).
Versículos 31–53
Cuando los levitas fueron primeramente designados en el
desierto,gran parte del trabajo que se les encomendó consistíaen
cuidar del tabernáculo y transportarlo, con todos sus utensilios,
cuando tenían que marchar de un lugar a otro. En tiempo de David,
su número había aumentado mucho; y aun cuando gran parte de
ellos estaban esparcidos portodo el país, a fin de instruir al pueblo
en el conocimiento de Dios, los que quedaron al servicio del
santuario eran aún tan numerosos que no había trabajo suficiente
para todos;por ello, David, bajo el encargo y la direcciónde Dios,
reorganizó a los levitas, como veremos en la última parte de este
libro. Aquí se nos dice el trabajo que les fue asignado.
I. La obra del canto (v. 31). David había sido el dulce cantor de
Israel (2 S. 23:1), no sólo por los salmos que compuso,sino
también por la designaciónde cantores en la casa de Jehová, una
vez que el Arca tuvo reposo (v. 31). Continuaron con el servicio del
canto cuando Salomón edificó el templo (v. 32), sin abandonar los
demás ministerios. Especialmenciónreciben entre los cantores las
tres figuras señeras de Hemán, Asaf y Etán; tan importantes, que se
traza su genealogíahasta llegar a Leví.1. Hemán, nieto de Samuel,
parece ser que anduvo en los caminos de su abuelo, aun cuando su
padre, Joel, no había andado así (1 S. 8:2, 3). Parece ser que este
Hemán compuso el Salmo 88; quizá le tenía David en gran estima,
no sólo por su valía como músico, sino en atención a Samuel, su
gran amigo. 2. Asaf,llamado su hermano (a pesarde ser
descendiente de Gersón, mientras Hemán lo era de Coat) por ser
del mismo oficio,estaba a la derecha de Hemán en el coro de
cantores (v. 39). Se le llama vidente en 2 Crónicas 29:30.Llevan su
nombre varios salmos.3. Etán, de la casa de Merarí (v. 44), se
situaba en el coro a la izquierda de Hemán.
II. La obra del servicio, muy abundante en el tabernáculode la
casa de Dios (v. 48): proveerla de agua y combustible,lavarla y
barrerla, transportar las cenizas, degollar las víctimas,
descuartizarlas y cocerlas.Todos estos servicios serían
encomendados a los levitas que no tenían buena voz o buen oído
para ser cantores. Cada uno ha de servir conforme al don que ha
recibido.
III.La obra del sacrificio,exclusiva de los sacerdotes(v. 49),
pues eran los únicos designados para rociar con sangre y quemar el
incienso. En el Lugar Santísimo,sólo el sumo sacerdote podía
hacerlo una vez al año. Cada uno tenía su trabajo, y todos se
ayudaban unos a otros, pues se necesitaban mutuamente. Con
respecto a la obra de los sacerdotes,se nos dice aquí que hacían
las expiaciones porIsrael, esto es, servían de mediadores entre el
pueblo y Dios, no para engrandecerse a sí mismos,sino para servir
al público.Presidíanen la casa de Dios,pero debíanhacer lo que
se les pedía, conformea todo lo que Moisés siervo de Dioshabía
mandado.
Versículos 54–81
Ciudades de los levitas. Lo mismo ellos que sus posesiones
estaban a cargo de la Providencia de una manera especial;al ser
Dios su porción, también era su provisión; y una cabaña puede ser
un palacio para los que están cobijados bajo las alas del
Omnipotente y protegidosporsu sombra. Podemos notar que
algunas de estas ciudades tuvieron diversos nombres,como ocurre
también entre nosotros.Al designar las ciudades de los levitas Dios
quería: 1. Que estuvieran esparcidas por todo Israel, conforme a la
predicciónde Jacob con respectoa esta tribu (Gn. 49:7).2. Que
pudieran así impartir a todos los israelitas el conocimiento de Dios y
de su Ley. Por eso había ciudades de levitas en todas las tribus. 3.
Que tuviesen acomodo y sustento convenientes,por eso, varias de
las más importantes ciudades de Israel correspondierona los
levitas.
CAPÍTULO 7
Genealogías:I. De Isacar (vv. 1–5). II. De Benjamín (vv. 6–12).
III.De Neftalí (v. 13). IV. De Manasés (vv. 14–19).V. De Efraín (vv.
20–29).VI. De Aser(vv. 30–40).
Versículos 1–19
Breve informe:
I. De la tribu de Isacar, que Jacob había comparado a un asno
fuerte que se recuesta entre los apriscos (Gn.49:19);tribu
laboriosa, que se esmeraba en llevar bien sus negocios y se
alegraba en sus tiendas (Dt.33:18).Tan fructífero era su territorio
que podíaproveer para una poblaciónextraordinaria. De este
aumento de poblaciónda la razón el historiador sagrado al decir (v.
4) que tuvieron muchasmujeres e hijos. El número cincodel v. 3 se
debe,sin duda, a que se incluye a Israhías con sus cuatro hijos.
II. De la tribu de Benjamín. Para más detalles, véase el capítulo
8. Es notable el detalle, repetido tres veces (vv. 7, 9, 11), de que
todos los jefes de familias eran hombres muy valerosos y
esforzados.A esta tribu cupo el honor de que el primer rey de Israel
surgiese de ella; el segundo Saúl, el ApóstolPablo, añadió un honor
todavía mayor a la tribu. Tambiénes digno de alabanza el hecho de
que, cuando las tribus del norte se sublevaron contra la casa de
David, la de Benjamín continuó adherida a Judá.
III.De la tribu de Neftalí (v. 13). Sólo se mencionan los primeros
padres de esta tribu, los mismos que figuran en Génesis 46:24,
excepto que el Silem de allí es llamado aquí Salum. Se les llama
hijos, esto es, nietos de Bilhá, concubina de Jacob.Ninguno de sus
descendientes se menciona,quizá porque se habían perdido los
registros genealógicos.
IV. De la media tribu de Manasés, la que residíade este lado del
Jordán, pues de la otra mitad ya se nos habló en 5:23 y ss. Asriel
era, en realidad, bisnieto de Manasés (v. Nm. 26:29–33).Los vv.
14–19 ofrecenun texto resumido y aun complicado,que ha de
interpretarse a la luz de otros lugares, especialmente Números 26.
Versículos 20–40
Informe:
I. De la tribu de Efraín. Grandes cosas leemos de esta tribu
cuando llegó a la madurez, pero aquí tenemos los desastres de su
infancia en Egipto.
1. La mortandad que los de Gat hicieron entre los hijos de Efraín
porque vinieron a tomarlessus ganados (v. 21). Son varios los
autores que traducen la conjunción hebrea por «cuando», en vez de
«porque»,y hacen de los hijos de Gat los agresores ya que alega
que los israelitas eran pastores,no soldados (M. Henry es de esta
opinión—nota del traductor—), y tenían abundante ganado; por lo
que no necesitaban robarlo a los de Gat. Otros, con mayor razón,
piensan que fueron los efrainitas los que fueron a robar los ganados
de los de Gat. El propio texto hebreo parece favorecersta opinión.
2. Lo cierto es que esta mortandad llenó de pesar a Efraín quien
para entonces debíade ser de edad avanzada. Sus hermanosesto
es, los parientes de las otras tribus, vinieron a consolarle; además,
Dios le permitió, aun en su avanzada edad, tener un hijo (como
Adán y Eva tuvieron a Set después de la muerte de Abel). Dios
alegra muchas veces a sus hijos a la medida de los días en que los
afligió (Sal. 90:15)y les imparte sus favores por encima de sus
cruces.Con todo, el nacimiento de este hijo no le hizo a Efraín
olvidar la muerte de los otros, pues le puso por nombre Beriá, que
significa «en la desgracia», pues nació cuando la familia hacía gran
duelo por la muerte de los otros hijos. Para honor de la familia de
Efraín, se menciona al gran introductor de Israel en el país de
Canaán, Josué el hijo de Nun (v. 27), cuya genealogíase traza
desde el propio patriarca.
II. De la tribu de Aser. Se mencionan ciertos hombres de nota de
esta tribu. Sus soldados no eran tan numerosos como los de otras
tribus: sólo 26.000 en total, pero los cabezas de familia fueron gente
escogida,esforzados guerreros,jefes de príncipes (v.40); quizá fue
la prudencia la que les indujo a tener pocas tropas, pero bien
entrenadas y expertas.
CAPÍTULO 8
Algo leímos ya de Benjamín en el capítulo anterior; en éste se
nos dan más detalles de los grandes hombres de esta tribu, por ser
la tribu de Saúl y por ser la que se adhirió a Judá en la rebeliónde
las otras tribus. Tenemos:I. La menciónde los principales de esta
tribu (vv. 1–32).II. Un informe más detallado de la familia de Saúl
(vv. 33–40).
Versículos 1–32
Poco o nada de historia tenemos en estos versículos.En éstas y
en otras genealogías,unos linajes son ascendentes;otros,
descendentes;de unas, se nos dan los números; de otras, los
lugares; algunas abundan en detalles históricos;otras carecende
ellos; unas son cortas; otras, largas; algunas están de acuerdo con
otros lugares; otras difieren; es probable que varias de ellas
sufriesendesperfectosporobra de los copistas y, más aún, por
romperse o borrarse con el paso del tiempo o por otras
circunstancias. Con todo se conservan de Israel muchísimas más
noticias históricas y mayor número de personajes que de cualquier
otra nación.
Como se recordará, la tribu de Benjamín llegó casi a extinguirse
en tiempo de los Jueces por causa de la iniquidad de los habitantes
de Guibeá, cuando solamente 600 hombres escaparonde la
espadade la justicia. Con todo, como puede verse por Esdras 2,
volvió de la deportacióna Babilonia más gente de esta tribu que de
cualquier otra, excepto Judá. El autor sagrado parece remontarse a
una emigración masiva, que llama «transportación»,a Moab, de las
que les habría librado Eúd hijo de Guerá en tiempo de los Jueces
(v. 6). Especialmencióntienen los que habitaron en Jerusalén (vv.
30, 32).
Versículos 33–40
Entre todas las genealogías de las tribus no se menciona a
ningún rey de Israel después de la rebelióncontra la casa de David,
ni por supuesto,a sus familias: ni una palabra de la casa de
Jeroboam,de Baasá, de Omrí, de Jehú, pues todos ellos fueron
idólatras. Pero de la familia de Saúl, con la que se inauguró la
monarquía de Israel, tenemos aquí un informe detallado. 1 Antes de
Saúl sólo se menciona Cis como padre suyo, y Ner como abuelo (v.
33–9:39),en contraste con 1 Samuel 9:1–2; 14:51 y 1 Crónicas
9:35, 36, donde Jehiel aparece como padre de Cis y de Ner. La
única solución posible es una equivocacióndel copista, pues tanto
en 1 Crónicas 8:33 como en 9:39 deberíadecir: «Nerengendróa
Abnery Cis engendró a Saúl». Por otra parte, 1 Samuel 14:51 nos
asegura que el abuelo de Saúl fue Abiel, siendo Cis y Ner hijos
suyos; por lo que es fácil deducirque Jehiel es un segundo nombre
de Abiel. 2. Después deSaúl se menciona a sus hijos, pero sólo de
Jonatán se da una genealogíamuy larga, en atención a su sincera y
profunda amistad con David. Es de notar el cambio de Is-bósetpor
Es-báal, y de Mefi-bósetpor Merib-báal (o Meribáal). «Báal»
significa «amo» o «dueño» en este caso, no el nombre del ídolo de
Baal. Aun así, los nombres aparecena veces con el componente
«bóset», que significa «vergüenza», como eufemismo paraevitar el
vocablo ambiguo «báal» o «baal».
CAPÍTULO 9
Este capítulo tiene por objeto informarnos de los que regresaron
de la deportaciónde Babilonia. Al final aparece una repeticiónde la
genealogíade Saúl, quizá para dar paso al desgraciado final de él y
de sus hijos. I. Tras el registro de los de Judá y Benjamín que
regresaron de Babilonia (vv. 1–9), II.Se mencionan especialmente
los sacerdotes ylevitas que volvieron con ellos (vv. 10–34).III.Se
repite la genealogíade Saúl (vv. 35–44).
Versículos 1–9
El primer versículo nos habla del «libro de los reyes de lsrael y
Judá». No se refiere a 1 y 2 Reyes, sino a crónicas o anales de la
corte, los cuales no nos han sido conservados.Sigue un informe de
los primeros que regresaron de Babilonia. Con el nombre genérico
de «israelitas» se daa entender que, además de los de las tribus de
Judá y Benjamín había muchos de otras tribus, especialmente de
Efraín y de Manasés (vv. 2, 3), que habían escapado a Judá cuando
la masa de las diez tribus fue deportadaa Asiria, o que habían
regresado a Judá durante las revoluciones de Asiria y habían
marchado a Babilonia con los del reino de Judá. Estaba predicho
(Os. 1:11) que un día se congregarían los hijosde Judá y de lsrael y
que volverían a ser una sola nación (Ez. 37:22). Las piezas de
metal que se han separado por rotura, puedenunirse de nuevo si se
derriten en el mismo crisol. Todavía, sin embargo,quedaron
muchos de Judá y de Israel en cautividad hasta más tarde.
Versículos 10–13
A continuación se mencionan los sacerdotes (v. 10). Son de
alabar por haber regresado con los de la primera expedición.1.De
Azarías se dice que era «príncipe(esto es, inspectorjefe) de la
casa de Dios» (v.11), no sumo sacerdote,pues lo era Josué,sino
el que los judíos llamaban sagán, el segundo en autoridad. 2. De
muchos de ellos se dice que eran hombresmuy eficacesen la obra
del ministerioen la casa de Dios (v. 13). En la casa de Dios siempre
hay servicios que desempeñar; y bien va la iglesia cuando dispone
de ministros capacitados de un nuevo pacto (2 Co. 3:6). El hebreo
llama a esos 1.770 sacerdotes poderosos hombres de valor, pues el
servicio del templo requería temple de ánimo, mente clara y vigor
físico.
Versículos 14–34
El buen estado en que fueron puestos los asuntos religiosos tan
pronto como regresó de Babilonia el pueblo. El haber carecido por
tanto tiempo de los servicios del templo les hizo más celosos de
restaurar entre ellos el culto de Dios,así que comenzaron a adorar
a Dios por donde se debíaempezar.
I. Antes de ser edificado eltemplo,el tabernáculo era la casa de
Dios, una gran tienda de campaña, sencilla y transportable. Los que
no disponende fondos para edificarun templo no debenquedar sin
un tabernáculo, sino que han de estar agradecidos porello y sacar
de él el mejor partido posible.La obra de Dios no ha de dejarse sin
hacer por carecer de un lugar tan conveniente como desearíamos.
II. Al asignar a los sacerdotesy levitas sus respectivos oficios
tenían el modelo que habían trazado David y Samuel el vidente (v.
22). Samuel, en su tiempo,había trazado como un esbozo,aun
cuando el Arca estaba entonces en la oscuridad;David perfeccionó
después el modelo,y ambos actuaron bajo la inmediata dirección
de Dios.
III.La mayoría de sacerdotesy levitas habitaban en Jerusalén (v.
34), aunque algunos vivían en las aldeas y villas (vv. 16, 22),
porque tal vez no había sitio para todos en Jerusalén; sin embargo,
venían cada siete díassegúnsu turno (v. 25).
IV. Muchos levitas eran empleados como porterosen las puertas
de la casa de Dios; cuatro de ellos eran jefes de los porteros (v. 26)
y tenían bajo su mando a otros hasta la cifra de 212 (v. 22). Estaban
encargados de guardarlas puertas del tabernáculo (vv. 19, 23).
Podríapensarse que éste era un oficio muy bajo; sin embargo,el
autor del Salmo 84 (v. 10) preferíamorar allí antes que en las
moradas de iniquidad. Su oficio era: 1. Abrir cada mañana (v. 27)
las puertas de la casa de Dios y cerrarlas al anochecer. 2. Impedir
que entrasen los ceremonialmente inmundos y que metiesenallí
cosas prohibidas por la Ley. 3. Guiar e introducir a los atrios a
quienes venían a adorar. Los actuales ministros de Dios tienen que
cumplir también servicios parecidos a éstos.
V. Se menciona especialmente a Fineés(v. 20)—hebreo,
Pinjás—comoquien estuvo antiguamente al frente de los porteros;
sin duda, en vida de su padre Eleazar. Se dice aquí que Jehová
estaba con él. Es posible que esta frase aluda al episodio
mencionado en Números 25:6–13.
VI. De algunos se dice que moraban(mejor, pasabanla noche)
alrededorde la casa de Dios (v. 27), como hacían los levitas cuando
el pueblo estuvo caminando por el desierto.Su oficio consistía
ahora en vigilar las cámaras del tesoro;por eso, pernoctaban
alrededor,a fin de que por ningún lado pudiese filtrarse ningún
intruso.
VII.Cada uno sabía el cargo que había de desempeñar.Unos
estaban encargados de los utensilios sagrados,para sacarlos y
meterlos (v. 28). Otros preparaban la flor de harina, el vino, el
aceite, etc. (v. 29). Otros, pertenecientes alas familias sacerdotales
(v. 30), confeccionabanlos perfumes y el aceite de la unción. Otros
(v. 31) se encargaban de preparar los alimentos de las ofrendas de
paz. Otros, de los panes de la proposición(v. 32). Dios es Dios de
orden, no de confusión(v. 1 Co. 14:33,40); y, como dice el
proverbio inglés «everybody’sbusinessnobody’s business» =
negocio de todos,negocio de ninguno. De ahí la necesidad de
organizar los ministerios y oficios,a fin de que cada hombre esté en
su lugar, y cada lugar sea ocupado por su hombre.
VIII.Finalmente se mencionan los cantores(v. 33), de los que no
se nos han conservado los nombres.Eran jefes de familiasde los
levitas, pordonde vemos la prominenciaque se daba al canto. No
era cosa de cualquiera ni un servicio de mercenarios.Éstos
moraban en las cámaras del templo, a fin de que estuviesen
siempre prestos para su servicio,y estaban exentos de otros
servicios, para dedicarse de lleno a este ministerio. Así el Señor era
alabado constante y dignamente. Esto nos ha de enseñar la
importancia de un canto esmeradamente preparado y dignamente
ejecutado en las reuniones de nuestras iglesias.
Versículos 35–44
Estos versículos sonidénticos a los de 8:29–38 ynos repiten el
informe sobre los antepasados de Saúl y la posteridad de Jonatán.
En el capítulo 8 servían de conclusión a la genealogíade Benjamín;
aquí sirven de introduccióna la historia de Saúl.
CAPÍTULO 10
Aquí vemos:I. La fatal derrota que los filisteos infligieronal
ejército de Saúl, y la herida fatal que él se produjo a sí mismo (vv.
1–7). II. El consiguiente triunfo de los filisteos (vv. 8–10).III.El
respeto que los hombres de Jabés de Galaad mostraron al regio
cadáver (vv. 11, 12). IV. El motivo por el que fue rechazado Saúl
(vv. 13, 14).
Versículos 1–7
Este informe de la muerte de Saúl es similar al que ya vimos en 1
Samuel 31:1 y ss. Observemos únicamente aquí que: 1. Pecan los
príncipes y, por ello, sufre las consecuencias el pueblo.2. Pecan los
padres y sufren por eso los hijos. Cuando se colmó la medida de la
iniquidad de Saúl y le llegó su día (como había previsto David—1 S.
26:10—),no sólo él descendióa la batalla para pereceren ella, sino
también sus hijos (excepto Is-bóset);entre ellos, Jonatán, aquel
amigo tan bueno y generoso de David.
Versículos 8–14
I. Del triunfo de los filisteos sobre el cuerpo de Saúl hemos de
aprender: 1. Que cuanto más alto es el puesto que una persona
ocupa, mayor es el peligro de caer en un lugar tanto más bajo. 2.
Que, si no damos a Dios la gloria por nuestros éxitos, hasta los
filisteos se levantarán contra nosotros en el juicio y nos condenarán;
pues, tras obtener su victoria sobre Saúl, enviaron sus noticias y
sus trofeos a sus ídolos (vv. 9, 10)—¡pobres ídolos,que no pudieron
enterarse de lo que pasaba a unos cuantos kilómetros de distancia,
ni tampoco se enteraron cuando les llevaron las noticias, pues
tenían orejas, pero no oían!
II. Del triunfo de los hombres de Jabés de Galaad al rescatar
valientemente los cadáveres de Saúl y de sus hijos aprendemos el
respeto debido a los restos mortales de los fallecidos.Hemos de
tratar los cadáveres como a parte integrante, con el alma inmortal,
de la persona, y que, en el caso de los creyentes,han de resucitar
con gloria para unirse de nuevo al alma.
III.De la justicia divina en la ruina de Saúl hemos de aprender: 1.
Que los pecadosde los pecadores han de alcanzarles tarde o
temprano. 2. Que no hay hombre tan encumbrado como para
quedar exento de los juicios de Dios.
CAPÍTULO 11
Aquí se repite: 1. La elevación de David al trono, inmediatamente
después de la muerte de Saúl, por consenso unánime (vv. 1–3). 2.
Su conquista de la fortaleza de Sion de manos de los jebuseos (vv.
4–9). 3. Catálogo de los valientes de David (vv. 10–47).
Versículos 1–9
David entra aquí en posesión:
I. Del trono de Israel, despuésde reinar siete años y medio en
Hebrón, sólo sobre Judá. En consideracióna su parentesco con él
(v. 1), a los anteriores buenos servicios que había prestado al país
y, en especial,a su designaciónpor Dios (v. 2) le ungieron por rey.
Él se obligó por pacto a protegerles,y ellos se obligaron a prestarle
fidelidad (v. 3).
II. De la fortaleza de Sion, que había estado en poderde los
jebuseos hasta el tiempo de David. Ya fuese que David la
considerase como ellugar más apropiado para una ciudad regia, o
que Dios se lo hubiese prometido,parece ser que uno de sus
primeros planes fue hacerse con ella; y, cuando la tuvo en sus
manos, la llamó «la Ciudadde David» (v. 7). A esto se hace
referencia,como tipo del Mesías,cuando se dice en el Salmo 2:6:
«Yo mismo he ungido a mi rey sobre Sion,mi santo monte».
Versículos 10–47
Catálogo de los valientes de David. Ya vimos una primera
ediciónde este catálogo en 2 Samuel 23:8 y ss. Únicamente difiere
ahora en que se añaden aquí los que se mencionan desde el
versículo 41 hasta el final.
I. La conexiónde este catálogo con lo que se dice de David (v.
9): «… Jehová de las huestesestaba con él»; y, a continuación (v.
10) «He aquílos jefes de los valientes que David tuvo,y los que le
ayudaron en su reino». Dios estaba con él y actuaba para él, pero
por medio de hombres y de otras causas segundas.Estos valientes
al fortalecera David, se fortalecierona sí mismos y sus intereses
pues los éxitos de David eran también éxitos de ellos.
II. Lo que confirió mayor honor a estos hombres fue el buen
servicio que prestaron a su rey y a su país: «le ayudaronen su
reino» (v. 10). ¡Buena obra! Mataron a los filisteos y a otros
enemigos públicos y fueron así instrumentos de salvación para
Israel. Los honores del reino de Cristo están preparados para los
que pelean labuenabatalla de lafe (1 Ti. 6:12); para los que se
fatigan, sufren y están dispuestosa arriesgarlo todo, incluida la vida
misma, por Cristo y por una buena conciencia.
III.Entre las grandes hazañas de estos valientes de David sólo
se menciona aquí, en lo que concierne a la persona misma de
David, lo de derramarel agua para Jehová, un agua que tanto
deseababeber(vv. 17–19).En esta acción se muestran cuatro
buenas cualidades de David: 1. El arrepentimiento por su debilidad.
2. Rehusar satisfacersu deseo.Su anhelo por beberdel agua de
Belén era muy grande; sin embargo,cuando la tuvo no la quiso
beber,para no satisfacersus caprichos.3. Devocióna Dios.El agua
aquella, que él consideró demasiadovaliosa para beberla, la
derramó en ofrendade libación a Jehová. 4. Ternura para con sus
ayudantes. Le conmovió profundamente el pensamiento de que
estos tres valientes habían arriesgado sus vidas únicamente por
traerle agua.
IV. En las grandiosas hazañas de estos valientes es menester
reconocerel poderde Dios y su amor hacia el pueblo.
V. En esta lista hallamos un amonita(v. 39) y un moabita (v.46)
a pesarde que la Ley (Dt. 23:3) decía: «No serán admitidos
amonitas ni moabitas en lacongregación de Jehová». Es muy
probable que estos hombres hubiesen desempeñadootros muchos
buenos servicios por el bienestar de Israel, suficientes para que, en
su caso, se les considerase comoverdaderos israelitas a pesarde
su origen. Esto era también una insinuación de que el Hijo de David
contaría con creyentes de extracción gentil entre sus valientes.
CAPÍTULO 12
No fue de una vez, sino gradualmente, como se hizo David con
el trono. Como su reino había de ser duradero, maduró lentamente,
como los frutos que más duran. Aquí vemos: I. La ayuda que le vino
en Siclag para hacerle rey de Judá (vv. 1–22).II. La ayuda que le
vino en Hebrón para hacerle rey sobre todo Israel (vv. 23–40).
Versículos 1–22
Informe de los que actuaron como amigos de David, a la muerte
de Saúl, para ayudarle a sentarse en el trono. Todas las fuerzas de
que disponíacuando era perseguidopor Saúl sumaban 600
hombres,pero cuando llegó la hora en que tenía que pasar a la
ofensiva, la Providenciatrajo mayor número de amigos en su
ayuda. Incluso cuando estaba él encerradopor causa de Saúl (v. 1),
cuando él no se mostraba en público para invitar y animar a sus
amigos a que viniesen a él (pues no podíaprever que estuviese tan
cercana la muerte de Saúl), Dios los inclinaba y preparaba para que
se unieran a él. Quienes confíanen que Dios actuará a favor de
ellos en el tiempo y por los medios que Dios mismo escoja,hallarán
que su Providencia supera todos los planes y pronósticos de ellos.
I. Hasta de la tribu de Benjamín, la de Saúl y de entre sus
parientes, vinieron algunos en ayuda de David (v. 2). Se nos
describenestos benjaminitas como hombres de extraordinaria
destreza, honderos expertos y ambidextros (v. Jue. 20:16).
II. Algunos de la tribu de Gad, aunque residentes al otro lado del
Jordán, estaban convencidos de los derechos y de las aptitudes de
David hasta tal punto que se separaron de sus hermanos para
pasarse a David, aunque él estaba aún en el desierto (v. 8). Eran
pocos, once son los que aquí se mencionan, pero añadieron mucho
a la fuerza de David. Los que anteriormente se habían unido a
David eran gente descontentay en bancarrota, que acudían a él
más para que les protegiera que por servirle a él (1 S. 22:2). Pero
estos gaditas eran valientes y diestros (v. 8), hombres de mando,
orden y disciplina dentro de su propia tribu (v. 14). Con qué
enemigos se enfrentaron al pasar el Jordán (v. 15), no se nos dice;
pero lo cierto es que les hicieron huir dispersos porlos valles en
todas direcciones.
III.Se mencionan otros de Benjamíny de Judá que vinieron a él
(v. 16). Al jefe de los treinta se le llama Amasay (v. 18); es muy
probable que se refiera a Amasá.
1. Prudente trato que hizo David con ellos (v. 17). Se sorprendió
de verlos, al haber estado tantas veces en peligro a causa de la
traición de los hombres de Zif y de Keilá, todos ellos de la tribu de
Judá. No es extraño que los recibiera con ciertas precauciones.
Véase:(A) Cuán noblemente se dirige a ellos: (a) Si le son fieles,él
les protegerá;(b) pero si son falsos y vienen a entregarle en manos
de Saúl bajo capa de amistad, invoca a Dios como su vengador.
Nunca hubo hombre (excepto el Hijo de David) tan injusta y
violentamente perseguido;con todo,la concienciale daba
testimonio de que no había mal en sus manos. (B) Es de observar
en las palabras de David: (a) Que llama a Dios el Dios de nuestros
padres, tanto de David como de ellos. Así les daba a entender que
no debíanhacerle ningún daño, pues descendíande los mismos
patriarcas y dependíandel mismo Dios. (b) No lanza ninguna
imprecacióncontra ellos.
2. Ellos cerraron trato con él de todo corazón (v. 18). Amasay fue
el portavoz de ellos, sobre quien vino entonces elEspíritu.«Porti,
oh David,y contigo,hijo de Isaí», dijo Amasay; y no pudo decirnada
mejor ni más pertinente. Al llamarle hijo de Isaí, reconocíanque
descendíadirectamente de Naasón y Salmón, quienes en su tiempo
habían sido príncipes en la tribu de Judá. Saúl le llamó así por
desdén(1 S. 20:27; 22:7), pero ellos lo hacían por honor. «Paz,paz
contigo, todo bien que tu corazón desee,y paz con tus ayudadores,
entre los que deseamos contarnos,para que también con nosotros
haya paz». Y añadió, completamente seguro de la ayuda que el
Cielo prestaba a David: «Pues tambiénDios te ayuda». De estas
expresiones de Amasay hemos de aprender a dar testimonio de
nuestra fidelidad y nuestro amor al Señor Jesús.
3. David los aceptó gozosamente entre sus amigos y partidarios:
«Davidlos recibió», y los promocionó alinstante, pues «los puso
entre los capitanes de la tropa».
IV. También se unieron a él algunos de Manasés (v. 19). Les dio
la Providenciauna buena oportunidad de hacerlo así cuando David
marchó con sus hombres por el territorio de Manasés, como
sabemos por1 Samuel 29:4 y ss. A su regreso,algunos hombres
importantes de Manasés ayudaron a David contra la banda de
merodeadores (v. 21) que habían saqueado a Siclag, como
sabemos por1 Samuel 30:1 y ss.
Versículos 23–40
Ahora tenemos la lista de las tropas que cada tribu puso a
disposiciónde David tras la muerte de Is-bóset,a fin de asegurar su
accesiónal trono contra cualquier oposiciónque pudiese surgir (v.
23).
I. Las tribus más cercanas fueron las que menor número de
soldados aportaron: Judá, solamente 6.800 (v. 24); Simeón,7.100
(v. 25), en cambio, Zabulón, tan remota, aportó 50.000 (v. 33); Aser,
40.000 (v. 36); y las dos tribus y media que residían al otro lado del
Jordán, 120.000.Esto no significa que las tribus adyacentes
mostrasenfrialdad hacia la causa de David, sino que mostraron
prudencia al aportar pocos,puesto que el resto quedabaen reserva,
prestos para cualquier llamada.
II. Los levitas y los sacerdotes(llamados éstos aquí los del linaje
de Aarón, para distinguirlos de los levitas) también se adhirieron de
corazón a la causa de David, prestos,si se presentaba la ocasión,a
luchar por él, así como a orar por él, pues sabían que había sido
designado por Dios para el gobierno de la nación (vv. 26–28).
III.Incluso algunos de los parientes de Saúl se adhirieron a David
(v. 1ch 12).
IV. De la mayoría de ellos se dice que eran valientesy
esforzados (vv. 25, 28, 30); de otros, que eran dispuestos (esto es,
expertos) para pelear (vv. 35, 36). De todos ellos se dice que
estaban dispuestospara guerrearo, mejor, formadosen orden de
batalla(v. 38). Algunos venían con toda clase de armas (vv. 33, 37).
V. La tribu de Isacar aportó un número no determinado de tropas,
pues sólo se mencionan 200 principales, pero estos 200 eran de
inestimable valor para David, pues eran duchos en discernirlas
oportunidades y saberlo que Israel debía hacer; en otras palabras,
eran expertos en los asuntos públicos,sociales o políticos,conocían
el estado en que se hallaba el país y sabían discernirel sesgo que
tomaban los acontecimientos.En Jueces 5:15 se mencionan los
caudillos de Isacar. Sus jefes sabían mandar, y sus hermanos de
tribu sabían obedecer: «cuyo dicho seguían todossus hermanos»,
conocedoresde las aptitudes que los jefes poseíanpara mandar.
VI. De todos ellos se dice también que estaban de unmismo
ánimo para ponera David porrey (v. 38). Una de las mayores
bendiciones de un país (y, sobre todo, de una iglesia—v. Hch. 4:24,
32; Fil. 2:2—) es la unanimidad de sentimientos y de afectos.
VII.Los hombres de Judá y otros de tribus adyacentes trajeron
víveres de sus respectivoscampamentos cuando vinieron a Hebrón
(vv. 39, 40).
CAPÍTULO 13
En este capítulo vemos que: I. David consulta con los
representantes del pueblo acerca de traer a un lugar manifiesto el
Arca de Dios,la cual permanecíaen la oscuridad (vv. 1–4). II. Con
gran solemnidad y regocijo es transportada desde Quiryat-jearim
(vv. 5–8). III.Uzá muere por tocarla (vv. 9–14).
Versículos 1–8
I. Piadosapropuestade David de traer a Jerusalén el Arca de
Dios para que la ciudad regia fuese también la ciudad santa (vv. 1–
3).
1. Tan pronto como David estuvo bien asentado en su trono
comenzó a pensar en el Arca de Dios (v. 3): «Traigamosel Arca de
nuestro Dios a nosotros». (A) Para honrar a Dios, y mostrar respeto
al Arca, que era la señal de su presencia. (B) Para tener el consuelo
y el beneficio de tan sagrado oráculo. Quienes tienen que enredarse
en los negocios delmundo, bien harán en llevar consigo el Arca de
Dios que es su Palabra, a fin de que sus oráculos les sirvan de guía
y sus leyes les sirvan de norma.
2. Consultó acerca de ello a los jefes del pueblo (v. 1). (A) Para
honrar así a los principales del reino. Ningún monarca prudente
codiciael ser absoluto. (B) Para recibir direcciónde la multitud de
consejeros encuanto al proyecto que tenía, así como al modo de
llevarlo a cabo.
3. Se nos dice que David dijo a toda la asambleade Israel (v. 2),
esto es, a todo el pueblo, que deseabauna convocatoria general,
tanto para mejor honrar el Arca como para satisfaccióny edificación
de todo el pueblo (v. 2). (A) Llama hermanos a todos los israelitas,
lo cual muestra la humildad y condescendenciade David. (B) Habla
de ellos como de nuestros hermanosque han quedado en todas las
tierras de Israel, ya que habían pasado por experiencias dolorosas
de dispersióny separación. (C) Muestra especialinterés en que
acudan los sacerdotesy levitas.
4. En todo ello se somete a los designios de laProvidencia: «Si
es voluntad de Jehovánuestro Dios».
5. Así debe hacerse para reparar el olvido en que se había tenido
el Arca durante el reinado anterior (v. 3): «Porque desdeel tiempo
de Saúl no hemos hecho casode ella». Nótese la delicadeza,
exenta de todo resentimiento personal, con que David habla de ese
descuido,y compartir él mismo la culpabilidad general al hablar en
primera persona de plural.
II. El pueblo acepta unánime la propuestade David (v. 4): «La
cosa parecía bien a todo el pueblo».
III.La solemnidad en el traslado del Arca (vv. 5 y ss.), que ya
vimos en 2 Samuel 6:1 y ss.
Versículos 9–14
Ya vimos en 2 Samuel 6:6 y ss., la desgraciaque sobrevino a
Uzá, con lo que cesó el regocijo popular. El pecado de Uzá ha de
servirnos de aviso para no caer en la presunción, la precipitacióny
la irreverencia al tratar las cosas sagradas (v. 9). No pensemosque
una buena intención justifica una mala acción.
CAPÍTULO 14
I. Fortalecimiento del reinado de David (vv. 1, 2). II. Su familia
(vv. 3–7). III.Sus enemigos los filisteos,son derrotados en dos
campañas (vv. 8–17).Esto es una repeticiónde lo que ya vimos en
2 Samuel 5:11 y ss.
Versículos 1–7
1. Nadie se basta a sí mismo como para no necesitar de sus
vecinos, de cuya ayuda debe estar agradecido.David tenía un reino
grande, el de Hiram era pequeño;no obstante, David no pudo
construirse una casa a su gusto a menos que Hiram le suministrase
tanto obreros como materiales (v. 1). 2. Para un rey prudente es
una satisfacciónver su trono bien establecido y para un buen rey lo
es el ver la providencia especialde Dios en el establecimiento de su
trono. El pueblo había aclamado a David por rey; pero él no estuvo
tranquilo hasta que entendió que Jehová lehabía confirmado como
rey sobre Israel (v. 2). 3. En cada promociónque consigamos,
hemos de ver el designio de Dios para que le sirvamos mejor y
seamos más útiles a los demás. Somos bendecidos para ser
bendición(Gn. 12:2).
Versículos 8–17
El relato del triunfo de David sobre los filisteos es similar al que
vimos en 2 Samuel 5:17 y ss. Este ataque que los filisteos llevaron
a cabo contra David nos enseña a no sentirnos demasiado seguros
en ninguna posiciónen que nos hallemos. Cuanto más cómodos
nos sintamos, tanto mayor es el peligro de que nos sobrevengauna
aflicción u otra. También el reino de Cristo es tanto más atacado por
la simiente de la serpiente cuanto mayor sea el auge está alcance.
El agradecimiento que David muestra al reconocerla mano de Dios
en sus éxitos nos ha de enseñar a llevar al altar de Dios todos
nuestros sacrificios de alabanza. «No a nosotros,oh Jehová noa
nosotros,sinoa tu nombreda gloria» (Sal.115:1).
CAPÍTULO 15
A causa de la muerte de Uzá, el Arca de Dios no fue entonces
traída a Jerusalén, sino que se quedó en casa de Obed-edom.En
este capítulo vemos completadala traída del Arca a Jerusalén. I.
Ahora se observaron las normas pertinentes: 1. Se le preparó lugar
adecuado (v. 1). 2. Se dio orden a los sacerdotesde transportarla
(vv. 2–15).3. A los levitas se les asignó el cometido que les
correspondía(vv. 16–24).II. Ahora se obtuvo en el traslado el éxito
deseado (v. 25). 1. Los levitas no cometieronningún error en esta
ocasión (v. 26). 2. Ni David ni el pueblo vieron empañado su gozo
(vv. 27, 28).
Versículos 1–24
Preparativos para trasladar el Arca desde la casa de Obed-edom
hasta la ciudad de David.
1. David preparó lugar para el Arca antes de traerla junto a sí. No
tenía tiempo para edificarle un templo, pero le levantó una tienda (v.
1), probablemente semejante al tabernáculo, conforme al modelo
mostrado a Moisés en el monte. Siempre que edifiquemos casa
para nuestra familia, hemos de hacer sitio para el Arca de Dios,una
pequeña iglesia en la casa.
2. David ordenó a los levitas que transportasen a hombros el
Arca (v. 2). En las marchas ordinarias estaban encargados de ello
los coatitas, por eso se les daban carros (Nm. 7:9). Pero en casos
muy especiales,como al cruzar el Jordán y al rodear Jericó,los
sacerdotes fueronquienes la transportaron. Esta norma era
explícita, y, con todo, tanto David como los levitas la habían
olvidado anteriormente al ponerla sobre una carreta tirada por
bueyes. David se preocupó ahora, no sólo de convocar a la
solemnidad a los levitas, así como a todo Israel (v. 3), sino también
de hacer que, en efecto,se reunieran los levitas y los sacerdotes
(vv. 4, 11). A estos últimos dio el solemne encargo (v. 12): Vosotros
que sois los principalespadres de las familiasde los levitas…
pasad el Arca de Jehová Diosde Israel.
3. Los levitas y los sacerdotes se santificaron (v. 14), es decir, se
purificaron para estar en condicionesde transportar el Arca
conforme a la Ley (v. 15).
4. Fueron designados cantores y jefes de cantores, que se
acompañasen de címbalos,salterios y cítaras (éstas, a la octava—
baja o alta—), para dirigir el canto (vv. 16–21).Ya conocemos a los
jefes de los cantores: Hemán, Asaf y Etán aun cuando aparecen
aquí como designadosporprimera vez. Los sacerdotes(v. 24)
tocaban las trompetas,como solían hacerlo en los traslados del
Arca (Nm. 10:8) y en las fiestas solemnes (Sal. 81:3). Además de
los tres jefes de los cantores, aparece aquí (v. 22) un director
general de la música.
Versículos 25–29
Al estar ya todo listo para el traslado del Arca a la ciudad de
David y para su recepciónallí, tenemos ya el relato del traslado
desde la casa de Obed-edom.
I. Dios ayudóa los levitas que la transportaban. Si no nos ayuda
Dios, ni un paso podemosdar. Es probable que, al tomar el Arca, se
echaran a temblar recordando la desgraciade Uzá; pero Dios les
ayudó, les quitó el miedo y les fortaleció la fe. Los ministros de Dios
que llevan el tesoro del Evangelio en vasos frágiles (v. 2 Co. 4:7)
tienen especialnecesidad de la ayuda de Dios para que en ellos
sea glorificado Él mismo, y su Iglesiasea edificada.
II. Al experimentar las señales de la presenciadivina entre ellos,
le ofrecieronsacrificios de alabanza (v. 26).
III.Hubo grandes muestras de regocijo:los cantores entonaron
música sagrada, David danzó, y el pueblo lanzaba gritos de júbilo
(vv. 27, 28). De ello estamos ya enterados por 2 Samuel 6:14, 15.
CAPÍTULO 16
Con este capítulo se concluye el establecimiento delculto público
a Jehová durante el reinado de David. I. La solemnidad con que fue
asentada el Arca (vv. 1–6).II. El salmo que David dio a cantar en
esta ocasión (vv. 7–36).III.La ordenación del culto público para en
adelante (vv. 37–43).
Versículos 1–6
El día en que el Arca de Dios fue asentada en la tienda que
David había levantado para ella fue un día verdaderamente
glorioso.
I. El Arca había estado en la oscuridad de una aldea, en la
campiña; ahora era trasladada a un lugar público,a la ciudad capital
del reino. Había sido descuidaday hasta despreciada;ahora se le
rendía la debidaveneración y se consultaba a Dios por medio de
ella. No había todavía más que una tienda de campaña, una
habitación muy modesta,con todo, éste era el tabernáculo del que
David habla en los Salmos con tanto afecto. David levantó para el
Arca una modestatienda de campaña pero se portó mucho mejor
que Salomón, a pesar de que éste le edificó un magnífico templo,
pues despuésle volvió la espalda. Los tiempos más pobres de la
Iglesiasuelen ser los más puros.
II. Ahora que David está satisfecho portener el Arca acomodada
y próxima a él, se preocupa:1. De que a Dios le sea dada por ello la
gloria: (A) Por medio de sacrificios (v. 1): holocaustos, en adoración
de sus perfecciones,y ofrendas de paz, en reconocimiento de sus
favores. (B) Por medio de cánticos; encargó a los levitas que
hicieran constar por escrito la historia de este acontecimiento,
mediante un cántico, para beneficio de otros. 2. De que el pueblo
disfrute del regocijo consiguiente.Lo van a pasar muy bien a causa
de la solemnidad de este día, pues él les va a dar, no sólo un regalo
como rey, sino también una bendición en el nombre de Jehová (v.
2) como padre y como profeta.
Versículos 7–36
El salmo de acción de gracias que compuso David por
inspiración de Dios, lo entregó a los jefes de los cantores (v. 7) para
que fuese cantado con ocasión de la entrada del Arca en la tienda
preparada para ella. Está tomado de varios salmos: Desde el
comienzo hasta el versículo 23, del Salmo 105:1 y ss.; del versículo
23 al 34 es todo el Salmo 96 con ligeras variaciones; el versículo 34
está tomado del Salmo 136:1 y algunos otros; y los dos últimos
versículos están tomados del final del Salmo 106.Algunos
comentaristas aseguran que esto nos garantiza el derecho de hacer
lo mismo,de componerhimnos con extractos de los Salmos, según
parezca mejor para expresar y excitar la devociónde los creyentes.
En medio de nuestras alabanzas, no hemos de olvidar orar por
ayuda y alivio para los creyentes y siervos de Dios que se hallan en
apuros y aflicciones (v. 35): Sálvanos,oh Dios,salvaciónnuestra,
recógenos,y líbranos de las naciones, de los paganos entre los que
estamos dispersos y, con frecuencia,oprimidos.Cuando nos
regocijemos de los favores que Dios nos dispensa,acordémonos de
nuestros hermanos afligidos y perseguidosy oremos porsu
liberación como oraríamos por la nuestra, pues somos miembros
unos de otros (Ro. 12:5), por lo que no es impropio dar a entender:
«Sálvanos», cuando decimos: «Sálvales», y viceversa. David
comienza con: «Alabada Jehová» (v. 8), y concluye con «Bendito
sea Jehová»(v. 36). Alabar y bendecira Dios ha de ser el Alfa y
Omegade nuestras oraciones.
Versículos 37–43
El culto a Dios no ha de ser obra solamente de un día solemne o
de un día de triunfo, sino que debe ser obra de cada día. Por eso
David se preocupade que haya continuidad en el culto. 1. En
Jerusalén, donde estaba el Arca, fueron designados Asaf y sus
compañeros para que ministrasen de continuodelante del Arca (v.
37). Allí no se ofrecíansacrificios ni se quemaba incienso, puesto
que los altares no estaban allí, pero las oraciones de David eran
como el incienso,y el alzarde sus manos como la ofrenda de la
tarde (Sal. 141:2), así de temprano ocupó el culto espiritual el lugar
del ceremonial. 2. No por eso había de omitirse el culto ceremonial,
al ser de institución divina; por eso estaban en Gabaón los altares
donde los sacerdotes ministraban, pues su oficio era sacrificar y
quemar incienso,lo cual hacían continuamente,mañanay tarde,
conforme a la ley de Moisés (vv. 39, 40). Aun cuando, por su
naturaleza, estos servicios ceremoniales eraninferiores a los
servicios espirituales de oración y alabanza, sin embargo,por ser
tipo de la mediaciónde Cristo, se les honraba grandemente y su
observancia era de gran importancia. En Gabaón, donde estaban
los altares, David nombró también cantores para glorificara Jehová
por ser eterna su misericordia (v. 41). Al final de la solemnidad:(A)
El pueblo se fue satisfecho a sus casas. (B) David regresó para
bendecirsu casa, pues el culto congregacionalno significa la
abolición del culto familiar.
CAPÍTULO 17
Este capítulo es idéntico a 2 Samuel 7. I. Dios acepta la buena
intención de David al proponerseedificarle casa; y la promesaque
Dios le hace a raíz de ello (vv. 1–15).II. David acepta la benévola
promesade Dios de edificarle casa; y la oración que eleva en
agradecimiento a Dios (vv. 16–27).
Versículos 1–15
I. David no se sentía a gusto en su casa de cedro mientras el
Arca moraba entre cortinas (v. 1). 1. Quienes considerancómo
emplear el fruto de sus labores o negocios,harán bien en inquirir en
qué condiciónse halla el Arca de Dios (el Evangelio y la iglesia),
para ofrendarsegún el Señor les haya prosperado.
II. También vemos cuán dispuestos debenhallarse los profetas y
ministros de Dios para ofreceránimos a todo buen propósito (v.2).
III.Cuán poco le afecta a Dios la pompaexterior en el culto. Su
Arca se había contentado con un tabernáculo (v. 5). Dios había
mandado a los jueces que apacentasena su pueblo,pero no que le
edificasena Él casa de cedro (v. 6).
IV. Cuán benignamente acepta Dios los buenos propósitose
intenciones de los suyos, aun en el caso en que impide llevarlos a la
práctica. No quiere que David edifique casa (v. 4). Ha de proveer
para su construcción, pero no la ha de construir él. TambiénMoisés
condujo a Israel hasta la vista de Canaán, pero tuvo que dejar a
Josué el honor de introducir al pueblo en la Tierra Prometida. Pero
no por prohibirle Dios edificarel templo ha de pensar que: 1. Su
elevación al trono fue en vano (v. 7): «Yo te tomé del redil, no para
que me edificases templo,sino para que fueses príncipesobre mi
puebloIsrael». 2. Ni ha de pensar que su buena intención fue en
vano y que va a perderla recompensapor no llevarla a cabo, pues
Dios le va a recompensarcomo si la pusiera por obra (v. 10):
«Jehová te edificarácasa y, aneja a ella, la corona de Israel».3. Ni
ha de pensar que, puesto que él no ha de llevar a cabo esta buena
obra, nadie la va a hacer y que en vano pensó él hacerla, pues
«levantarédescendencia después de ti … Él me edificará casa» (vv.
11, 12). 4. Además,Dios le promete confirmarsu trono eternamente
en el reinado del Mesías (v. Lc. 1:32,33).
Versículos 16–27
David se dirige ahora a Dios del modo más solemne en
respuestaal mensaje amoroso que ha recibido de Él. Recibe por fe
las promesas,las acoge y queda persuadido de ellas, como los
antiguos patriarcas (He. 11:13). ¡Qué estupendo ejemplo,para
nosotros,de oración humilde, creyente y ferviente! Observemos
únicamente aquellos puntos en que dicha oración, conforme la
vemos aquí, difiere de la que consta en 2 Samuel 7:
I. Lo que allí estaba en forma de interrogación («¿Es así como
procede elhombre,SeñorJehová?»), aquí está en forma de
reconocimiento (v. 17): «Me has miradocomoa un hombre
excelente,oh Jehová Dios». Por la relación pactada en la que
admite a los creyentes,Dios los consideracomo a personas de alto
rango, aunque de su natural sean bajos y viles.
II. Después de lafrase: «¿Qué más puedeañadirDavidpidiendo
de ti», se añade aquí: «para glorificara tu siervo?» (v. 18). El honor
con que Dios favorece a sus siervos al admitirlos, por pacto, a la
comunión con Él es tan grande, que ellos no necesitan, ni pueden,
desearser exaltados más honrosamente.
III.Es muy de notar que lo que en 2 Samuel 7:21 se dice ser
«por tu palabra», aquí se cambia en «por amorde tu siervo» (v. 19).
Jesucristo es «el Verbo (la Palabra) de Dios» (Ap.19:13) y, al
mismo tiempo, «el siervo de Dios» (Is.42:1), y es en atención a Él y
a su mediación por lo que se hacen y se cumplen a los creyentes
todas las promesas.
IV. En Samuel,el Dios de las huestes es llamado«Diossobre
Israel», aquí se le llama «Dios de Israel,Dios para Israel» (v. 24).
Había en las naciones limítrofes los llamados diosesde tal y tal
nación, pero no eran dioses para ellos,pues eran meras figuras que
no les servían para nada. Pero el Dios de Israel es un Dios para
Israel pues todas sus perfecciones y todas sus obras redundan en
beneficio de su pueblo.
V. Las últimas palabras de la oración eran en 2 Samuel 7:29: «y
con tu bendiciónserá bendita la casa de tu siervo para siempre»; es
éste el lenguaje de un santo deseo.Pero aquí las frases finales
expresan una fe ardiente: «porque lo que tú, oh Jehová,bendices,
será bendito para siempre» (v.27). La oración de David concluye,
como la promesade Dios (v. 14), con un «para siempre». La
palabra de Dios apunta hacia lo eterno, y a lo eterno debenapuntar
nuestros deseosy esperanzas.
CAPÍTULO 18
A quienes buscan primero el reino de Dios y su justicia, las
demás cosas les serán añadidas (Mt. 6:33).Así le pasó a David. I.
Sus éxitos en el exterior. Derrotó a los filisteos (v. 1), a los moabitas
(v. 2), al rey de Sobá (vv. 3, 4), a los sirios (vv. 5–8) y a los
edomitas (vv. 12, 13), además de hacer tributario suyo al rey de
Hamat (vv. 9–11). II.Su prosperidad en el interior. Florecimiento de
su corte y de su reino (vv. 14–17).De todo esto ya se nos informó
en 2 Samuel 8.
Versículos 1–8
«Despuésde estas cosas» (v. 1), David tuvo muchos éxitos.
Después de la suave comunión con Dios, prosiguió en sus
empresas conun vigor y una bravura extraordinarios. Los filisteos
habían oprimido a los israelitas durante varias generaciones,pero
ahora David los derrotó y los humilló (v. 1). Tal es la incertidumbre
de las cosas de este mundo que, con frecuencia,los hombres
pierdensu riqueza y su podercuando piensan que los tienen
seguros.David derrotó a Hadad-ézer cuando éste iba a asegurarsu
dominio sobreel río Éufrates (v. 3). Y los sirios de Damasco fueron
derrotados cuando vinieron en ayuda de Hadad-ézer.
Versículos 9–17
Con aquello con que Dios nos bendice,con eso mismo hemos de
honrarle. Ya vimos antes (v. 6), y se repite ahora (v. 13), que
Jehovádaba el triunfo a Daviddondequiera que iba. Dios da poder
a los hombres,no para que se engrandezcan con él, sino para que
hagan el bien con él.
CAPÍTULO 19
Se repite aquí el relato de la guerra de David con los amonitas y
los sirios, que ya vimos en 2 Samuel 10. I. Cortesíade David al
enviar mensajeros al rey de Amón para darle el pésame porla
muerte de su padre (vv. 1, 2). II. Gran descortesíadelrey de Amón
al tratar tan vilmente a los mensajeros de David (vv. 3, 4). III.Justo
resentimiento de David, y la guerra que estalló por esta causa, en la
que los amonitas obraron con prudencia al conseguirla ayuda de
los sirios (vv. 6, 7), pero Israel alcanzó una completavictoria (vv. 8–
19).
Versículos 1–5
Bien les cae a los buenos ser buenos vecinos y, especialmente,
ser agradecidos.David presentó sus respetos a Hanún por ser
vecino suyo; la religión nos enseña a ser cortesesy amables con
quienes viven entre nosotros,y la diferencia de creencias no debe
ser obstáculo a esto. Pero,además, David recuerda la amistad que
le había mostrado el padre de Hanún. Vemos también que quienes
vilmente traman hacer daño, suelen sospecharde otros, sin motivo
alguno, lo mismo que ellos piensan hacer. Los servidores de Hanún
le dijeron que los mensajeros de David eran espías como siun
hombre tan grande y poderoso comoDavid necesitase hacer cosa
tan vil. Hanún se dejó persuadir y trató villanamente a los emisarios.
Versículos 6–19
El corazón de los pecadores se endurece para su destrucción.
Los amonitas se dieron cuenta de que se habían hechoodiosos a
David (v. 6); si hubiesen sido prudentes,habrían ofrecido
compensaciónpor la injuria que habían cometido.Pero,en vez de
eso,se prepararon para la guerra, con lo que no hicieron otra cosa
que atraer sobre sí mismos la ruina por mano de David. La valentía
de los bravos se crece ante las dificultades.Cuando Joab se vio
atacado de frente y por la retaguardia (v. 10), en vez de tocar a
retirada, redobló su resolución, y no sólo habló, sino que actuó
como un caballero al mostrar gran presenciade ánimo cuando se
vio rodeado.Se comprometió consu hermano a ayudarse
mutuamente (v. 12), se animó a sí mismo y animó a sus oficiales a
actuar vigorosamente en sus respectivos puestos,y dejó a Dios el
resultado (v. 13): «Haga Jehová lo que bien le parezca». Los
amonitas hicieron cuanto pudieron para sacar partido de su buena
posición,trajeron al campo de batalla buen ejército, pero luchaban
por una mala causa, por lo que perdieronla guerra. Los sirios que
habían luchado como mercenarios al lado de los amonitas, al verse
derrotados,buscaron el apoyo de los sirios del otro lado del
Éufrates, pero todo fue en vano (v. 18): «el pueblo sirio huyó
delantede Israel»,y al ver que la fortuna estaba de parte de Israel,
no sólo rompieron su alianza con los amonitas, sino que
concertaron la paz con David (v. 19), hasta quedarlesometidos.
CAPÍTULO 20
Se repite aquí el relato de las guerras de David. I. Con los
amonitas (vv. 1–3). II. Con los gigantes de los filisteos (vv. 4–8).
Versículos 1–3
Destrucciónde Rabá, la capital de los amonitas (v. 1), tras lo cual
David se ciñó la corona de su rey (v. 2) y sometió a la gente a duros
trabajos (v. 3). De este episodio tenemos más detalles en 2 Samuel
capítulos 11 y 12. Fue durante el sitio de Rabá cuando David cayó
en el gran pecado del asunto de Urías, cosa que el autor de
Crónicas no menciona.
Versículos 4–8
Los filisteos habían sido sometidos (18:1),pero quedaban por
abatir los gigantes de Gat. En los conflictos espirituales hay
pecados que,como estos gigantes, no se dominan sino tras larga
lucha y con gran dificultad. 1. Vemos gigantes entre los filisteos,
pero nunca entre los israelitas; vemos gigantes en Gat, pero no en
Jerusalén. Es que el crecimiento de las plantas de Dios no se
efectúaen volumen, sino en utilidad. 2. Los ayudantes de David
aunque de estatura ordinaria, resultaban demasiado fuertes para los
gigantes de Gat en cada encuentro, por cuanto tenían a Dios de su
parte. No tenemos por qué temer a los hombres grandes que se nos
opongan, pues es más grande el Dios que está por nosotros.¿Qué
puede significar un dedo más o menos en cada mano y en cada pie
(v. 6), frente al Dios Todopoderoso?
CAPÍTULO 21
Pecado de David al censar al pueblo, y expiación que hizo por
ese pecado,después de arrepentirse. Ya conocemosesta historia
por 2 Samuel 24.
Versículos 1–6
Habría de pensarse que censar no tenía nada malo. ¿Por qué no
ha de conocerel pastor el número de sus ovejas? Pero David obró
a impulso de su orgullo, y no hay pecado que más ofenda a Dios.
I. Cuán activo se mostró en esto el tentador (v. 1): «Satanásse
levantócontra Israel e incitó a David». En 2 Samuel 24:1 leemos
que «Volvió a enojarse Jehová contra Israel e incitó a David».
Hemos de entender que Dios permitió que Satanás incitase a David.
La diferenciaentre ambos relatos se explica por la diferenciade
tiempo en la redacciónde las respectivas fuentes. Crónicasse
escribió despuésdeldestierro,cuando la menciónde Satanás ya no
ofrecíatropiezo a los judíos confirmadosen su monoteísmo,
mientras que los libros de Samuel seescribieronmuchos siglos
antes, cuando (como en el libro de Job)no podían concebirque
Satanás pudiese actuar al margen de Dios,sino a su servicio.
Notemos que Satanás no movió a Dios contra Israel, sino que incitó
a David, el mejor amigo de Israel, a censar al pueblo,con lo que
atrajo la ira de Dios contra Israel. El diablo nos causa mayor
perjuicio cuando nos incita a pecar contra Dios que cuando nos
acusa delante de Dios.
II. Joab, a quien David encargó este cometido,fue forzado a
cumplir la orden del rey, después de haber opuesto la resistencia
que pudo. Nadie estaba tan presto como él para todo que
redundase en honor del rey o en beneficio delreino, pero en este
asunto le habría gustado que se le excusara de actuar, pues lo veía
como algo innecesario y peligroso.Hubo disgusto general ante la
orden de David, lo cual confirmó a Joab en el desagrado que sentía.
Dejó sin censar (vv. 5, 6) dos importantes tribus, Leví y Benjamín, y
no procuró ser exacto en el censo de las demás porque lo hacía de
mala gana. Ésta parece ser la mejor explicación de las diferencias
que hallamos entre las cifras de 2 Samuel 24 y las de aquí.
Versículos 7–17
David bajo la vara de Dios,vara de correcciónporel pecado de
censar al pueblo.
I. Cómo se le aplicó la corrección.Dios se percata de los
pecados de los suyos y se disgusta sumamente con ellos, y no hay
pecado que le disguste tanto como el orgullo. David se empeña en
hacer el censo (v. 2): «Hacedcenso.… e informadmesobre el
número». Pero Dios los cuenta ahora de otra manera diferente a la
del informe que él recibe de Joab. Para su confusión,recibe
amenaza de mortandad y ve al ángel con una espada desenvainada
en su mano extendida contra Jerusalén (v. 16). La peste produce la
mayor devastación en las ciudades más populosas.
II. Cómo recibió la corrección.Reconoció supecado y su
necedad,y suplicó que, fuese cual fuese la forma de expiación, le
fuese perdonado su pecado: «Yo fui quien pequé…» Como si
dijese:«Yo soy el culpable, así que yo debo sufrir el castigo, ya que
soy yo el pecador».1. Se echa en brazos de la misericordiade Dios
(aunque sabía que Dios estaba disgustado con él), sin quejarse de
su justicia (v. 13): «Ruego que yo caiga en la mano de Jehová,
porque sus misericordias son muchas en extremo». Los buenos,
aun cuando Dios se enoje contra ellos, siempre piensan bien de
Dios. 2. Expresagran preocupaciónporel pueblo,y le llega al
corazón verles atormentados con la plaga por culpa de él (v. 17):
«Estas ovejas,¿qué han hecho?»
Versículos 18–30
Tan pronto como David se arrepintió de su pecado,se arrepintió
Dios del castigo y ordenó al ángel exterminador que volviera su
espadaa la vaina (v. 27). David recibió instrucciones de erigir un
altar en la era de Ornán, como se llama aquí a Arauna (v. 18). La
orden de erigir un altar fue para David una bendita señal de
reconciliación. David ofreció a Ornán pagarle por la era. Ornán se la
cedíagratis. Dios mostró su aceptacióndel sacrificio respondiendo
por fuego desde los cielosen el altardel holocausto (v. 26). El altar
de bronce que había hecho Moisés estaba en Gabaón (v. 29), y allí
se ofrecíantodos los sacrificios de Israel, pero David se aterrorizó
de tal forma al ver al ángel con la espada desenvainada, que no se
atrevía a ir allá (v. 30). La cosa requeríaprisa, ante la extensión de
la plaga, y, por ello, Dios, en su misericordia,le ordenó levantar allí
mismo un altar. Ante la urgencia, en cualquier lugar podíaDios ser
aplacado. Cuando se pasó esta calamidad, David sacrificó allí
siempre,a pesar de que todavía subsistíael altar de Gabaón. «Aquí
me salió Dios al encuentro—parece pensarDavid—; y aquí espero
volver a encontrarle.»
CAPÍTULO 22
Fue tan grande la impresiónque recibió David en aquel lugar,
que se sintió movido por Dios a edificarallí el templo (v. 1). I.
Animado para esta empresa,se puso a hacer los preparativos (vv.
2–5). II. Dio instrucciones a su hijo Salomón acerca de la obra (vv.
6–16).III.Ordenó a los jefes o principales de Israel que ayudasen a
Salomón en dicha obra. ¡Qué diferenciaentre el comienzo del
capítulo anterior y el de éste! Allí, David, en su orgullo, se disponía
a censar al pueblo;aquí, en su humildad, se dispone a hacer los
preparativos para el servicio de Dios.
Versículos 1–5
I. Se fija el lugar para la construccióndel templo (v. 1). El suelo
era una era, pues el pueblo de Dios es muchas veces trillado y
aventado (Is.21:10).El aventador está en la mano de Cristo, a fin
de purificar el suelo de su era. Aquí ha de estar la casa de Dios,
porque aquí está el altar de Dios;el templo fue edificado en
atención al altar. Existen muchos altares antes de que allí haya
templos.
II. Preparativos para el edificio.David no lo va a construir, pero
va a hacer todo cuanto pueda (v. 5): «David,antes de su muerte,
hizo preparativosen gran abundancia».
1. Lo que le impulsó a ello. (A) Salomón era aún joven y no podía
esperarse de él que se dedicase de inmediato a llevar adelante esta
empresacon el vigor y la resoluciónque requería el caso, de forma
que, a no ser que hallase ya las ruedas funcionando, estaba en
peligro de perdermucho tiempo en los comienzos.(B) El templo
había de ser majestuoso y suntuoso, fuerte y hermoso;todos los
materiales habían de ser de lo mejor de sus clases respectivas,
puesto que estaba destinado a servir y honrar al Señor del Universo
entero, y a ser tipo de Cristo, en quien habita la plenitud de la
Deidad y en quien están escondidostodos los tesoros.La grandeza
del edificio ayudaría a los adoradores a sentir un santo pavor y una
piadosa reverencia hacia Dios, e invitaría a los extranjeros a venir
para ver esta maravilla, por la que podríanllegar tal vez al
conocimiento delverdadero Dios.
2. Lo que preparó para la obra. En general, preparó abundante
cantidad de madera de cedro,de piedras, hierro y bronce (vv. 2–4).
El cedro lo adquirió de los de Tiro y Sidón. También escogiócomo
canteros extranjerosque había en la tierra de Israel (v. 2).
Versículos 6–16
Salomón había de edificarcasa a Jehová Dios de lsrael (v. 6).
I. David le dice por qué no podíaedificarla él mismo.Pensaba
hacerlo (v. 7), pero Dios se lo había prohibido por haberderramado
muchasangre (v.8). Hay quienes opinan que Dios se referíaa la
sangre de Urías, pero tal honor le fue negado antes de que David
cometiesedicho pecado;por tanto, debe indicar la sangre
derramada en las guerras, aun cuando éstas tuviesen una causa
justa.
II. Le indica la razón por la que esta empresaestaba reservada a
él. 1. Porque Dios le había designado como el hombre que había de
llevarla a cabo (vv. 9, 10). 2. Porque él disfrutaría de la comodidad y
de la oportunidad para hacerla, pues tenía reposo de sus enemigos
de fuera y disfrutaba de paz y tranquilidad en el país.
III.Le da cuenta de los preparativos que ha hecho para el edificio
(v. 14), para animarle a poner manos en una obra de tan sólidos
fundamentos;el dinero que David había atesorado para esta obra
era (v. 14) cien mil talentosde oro y un millón de talentos de plata
(en 1976,y a juicio del Dr. Ryrie, el equivalente a unos dieciséis o
diecisiete mil millones de dólares.Nota del traductor).
IV. Le encarga la observancia de los mandamientos de Dios (v.
13). No ha de pensar Salomón que la construccióndel templo le va
a dispensarde guardar la ley de Dios.
V. Le anima grandemente a emprenderla obra y a llevarla a
cabo (v. 13): Es una obra para Dios, y debe ser lo más perfecta
posible.
VI. Le anima a que no se contente con los preparativos que ha
hecho su padre (v. 14). Ora por él (v. 12): «Jehová te de
entendimiento y prudencia». Y concluye (v. 16): «Levántate,y
manosa la obra;y Jehováesté contigo».
Versículos 17–19
David ordena aquí a los principales de Israel que ayuden a
Salomón en la gran obra que tiene que llevar a cabo. Dios les ha
dado victoria, reposo y una buena tierra por heredad (v. 18). Por
tanto, les urge a poner todo esfuerzo en aquello que debe estimular
su celo (v. 19).
CAPÍTULO 23
Después de las órdenes que ha dado acerca de la construcción
del templo, David procede ahora a organizar el servicio del templo y
poner en orden los oficios y los oficiales que han de servir allí. I.
Nombra por sucesorsuyo a Salomón(v. 1). II. Cuenta a los levitas y
les asigna sus respectivosoficios(vv. 2–5).III.Hace la cuenta de
varias familias de levitas (vv. 6–23).IV. Hace un nuevo alistamiento
de los levitas desde los veinte años de edad y les asigna sus oficios
respectivos (vv. 24–32).
Versículos 1–23
I. David nombró rey a Salomón, no para que reinase con él o
bajo él, sino después que él. Lo nombró en solemne asamblea de
todos los jefes de Israel, con lo que la intentona de Adonías de
hacerse con el trono resultó tanto más desvergonzaday ridícula.
II. Enumeración de los levitas, de treinta años para arriba hasta
cincuenta, conforme a la norma vigente desde tiempos de Moisés
(Nm. 4:2, 3). Su número en tiempos de Moisés según esta norma
era de 8.580 (Nm. 4:47,48), pero ahora era de 38.000.
III.Distribución de los levitas en sus respectivos oficios (vv. 4, 5),
a fin de que todas las manos tengan algo que hacer, pues un levita
ocioso es,más que ningún otro hombre,un mal parásito. La obra
asignada a los levitas era de cuatro clases:1. Al mayor número de
ellos se les asignó la direcciónde la obra de la casa de Jehová. De
este servicio fueron encargados 24.000,casi dos tercios,a fin de
que ayudasen a los sacerdotes a matar a las víctimas, lavarlas y
quemarlas, tener a punto las ofrendas y las libaciones, conservar
limpios todos los utensilios del templo y procurar que cada cosa
estuviese en su lugar. Cada semana eran empleados1.000 en este
servicio; así que había 24 turnos. Quizás éstos,mientras se llevaba
a cabo la construccióndel templo, eran empleados enayudar a los
albañiles. 2. Otros cumplían su oficio de enseñar y juzgar, no en los
asuntos del templo,sino dispersos porel país.De éstos había en el
reino 6.000,encargados de ayudar a los jefes y ancianos de cada
tribu en la administración de la justicia. 3. Otros estaban encargados
de guardar todas las entradas de la casa de Dios,examinar a los
que deseaban entrar, y prohibir la entrada a los que no eran aptos
para entrar en el templo. 4. Otros eran cantores y músicos para
tomar parte en los servicios;éste era un oficio recién creado.
IV. Los levitas fueron alistados en sus respectivas familias, para
mejor conservar sus recíprocos registros,tarea que cada familia
tenía que hacer para sí.En esta enumeración de las familias de los
levitas, la posteridad de Moisés quedó al mismo nivel que los
demás levitas, mientras que la posteridad de Aarón fue toda ella
promocionadaal oficio sacerdotal: «para ser dedicados a las cosas
más santas» (v. 13). La nivelación de la familia de Moisés con las
demás familias de los levitas fue un ejemplo de humildad y de
abnegación por su parte. No era Moisés un hombre que buscase su
propio interés ni el de su familia, como se ve por el hecho de no
haber dejado a sus hijos ninguna distinción, lo que era señal de que
poseíael espíritude Dios, no el del mundo. La elevación de Aarón y
de su familia al sacerdociofue una recompensapor su abnegación.
Cuando Moisés,su hermano menor, fue hecho como un «dios»
para Faraón, mientras él le servía de «boca» o portavoz para deciry
hacer lo que se ordenase,Aarón no le discutió el puesto (más tarde
lo hizo a instigación de su hermana María). Al someterseasí a su
hermano menor, conforme a la voluntad de Dios, Dios exaltó
grandemente a su familia.
Versículos 24–32
I. Se hace una alteración en el alistamiento de los levitas para el
servicio, pues mientras anteriormente no eran admitidos al servicio
hasta que tenían treinta años (aunque eran admitidos a entrenarse
a los veinticinco—Nm. 8:24—), David ordenó, bajo instrucción de
Dios, que se les alistase para el ministerio de la casa de Jehová
desde veinte años arriba (v. 24). Quizá los jóvenes levitas, al no
serles asignado ningún servicio hasta los veinticinco años de edad,
se volvían haraganes y, para impedirla formaciónde este mal
hábito David quiere que se les emplee de veinte años arriba,
poniéndolos así bajo disciplina. Ya no había que transportar el
tabernáculo ni sus utensilios, el servicio era así mucho más fácil, y
al entrar en él a los veinte años nadie quedaría sobrecargado de
trabajo y, al haber tantos, todo israelita que trajese una ofrenda
podríahallar un levita listo para atenderle.
II. El servicio de los sacerdotes era(v. 13): «Quemarincienso
delantede Jehová,ministrarley bendeciren su nombre». En este
servicio no se habían de interferir los levitas; ya tenían suficientes
oficios que cumplir (vv. 4, 5). 1. Los que habían sido designados
para dirigirla obra de la casa de Jehová (v. 4) estaban bajo las
órdenes de los hijosde Aarón (v. 28). Tenían a su cargo todo el
trabajo de ordenación y limpieza en la casa de Dios. También
habían de preparar los panes de la proposiciónque los sacerdotes
colocaríandespués en la mesa, y suministrar la flor de harina y las
tortas para ofrendas a fin de que los sacerdotes tuviesentodo a
mano. 2. Los modelos de todas las pesas y medidas se guardaban
en el santuario, y a los levitas correspondíacuidar de ellas,
observar si eran exactas y contrastar con ellas toda otra clase de
pesas y medidas cuando se les pedía.3. El servicio de los cantores
era dar gracias y tributar alabanzas a Jehová (v. 30) mientras se
ofrecíanlos sacrificios de la mañana y de la tarde, así como durante
otras ofrendas de los sábados,novilunios, etc. (v. 31). Moisés les
había encargado de tocar las trompetas sobre los holocaustos y los
sacrificios de paz, así como en otras solemnidades (Nm.10:10). El
sonido de la trompeta era estremecedory podíaafectar a los que
asistían a los servicios,pero no era modulado como éste que David
ordenaba ahora. Conforme la comunidad judía crecía, también se
hacía más inteligente en sus devociones.4. El oficio de los porteros
(v. 5) era tener la guarda del tabernáculo de reunióny la guarda del
santuario (v. 32), a fin de que sólo se acercasen aquellos a quienes
estaba permitido.
CAPÍTULO 24
Especialdistribuciónde sacerdotes y levitas en sus respectivas
clases,para mayor regularidad en el descargo de sus funciones.I.
De los sacerdotes (vv. 1–19).II. De los levitas (vv. 20–31).
Versículos 1–19
La referenciaespecialque a estas regulaciones hizo Esdras fue
de gran utilidad para poner en orden, al regreso de la cautividad, las
cosas de Dios. Comienza el capítulo con la distribución de los
sacerdotes de acuerdo con los hijos de Aarón (v. 1).
1. Esta distribución se hizo para reglamentar con orden el
descargo de las funciones del ministerio sacerdotal. Así también en
la iglesia, reino de sacerdotesy sacerdociode reyes, cada miembro
tiene su oficio para bien de todo el Cuerpo de Cristo (Ro. 12:4,5; 1
Co. 12:12).
2. La distribuciónse hizo por suertes, para que su disposición
fuese de Dios y se evitasen así disputas. Dios es Dios de paz tanto
como de orden.
3. Las suertes se echaron en público con gran solemnidad,en
presenciadel rey, de los príncipes yde los sacerdotes,para que no
cupiese ni sospechade manipulaciones fraudulentas.
4. El oficio que se les encomendóa estos sacerdotesfue presidir
en las cosas del santuario (v. 5), en sus diversos turnos y clases.Lo
que se había de decidira suerte era sólo la precedencia,es decir,
quién había de servir primero y quién después.De los 24 jefes de
los sacerdotes,16 eran de la casa de Eleazar y 8 de la de Itamar.
Se da a entender(v. 6) que el método de sacar las suertes era
designaruna casa paterna para Eleazary otra para Itamar. Los
dieciséis nombres de lade Eleazar se pusieron en una urna, los
otros ocho de Itamar en otra y se sacaban alternativamente hasta
que se acabasen los de Itamar, y los demás se adjudicaban a los de
Eleazar; pero es más probable que se sacasen por suerte dos de
Eleazar por cada uno de Itamar.
5. Entre las veinticuatro clases escogidas porsuerte, la octava es
la de Abías (v. 10), la cual se menciona en Lucas 1:5 por ser la de
Zacarías, el padre del Bautista, con lo que se muestra que estos
turnos que David estableció,aunque se interrumpieron
probablemente en algunos malos reinados, y del todo durante la
cautividad de Babilonia, volvieron a funcionar hasta que los
romanos destruyeron el segundo templo.
Versículos 20–31
La mayoría de los levitas aquí citados se mencionaron ya en el
capítulo 23:16 y ss. Pero aquí se mencionan como cabezas de los
veinticuatro turnos de levitas que habían de asistir a los sacerdotes
de los correspondientesveinticuatro turnos. Se hace notar (v. 31)
que fueron tratadas las primerasfamilias igualque las últimas, lo
cual significa que la precedenciase determinó,no por antigüedad,
sino conforme Dios indicó por medio de las suertes. Los hermanos
más jóvenes son tan aceptables para Cristo como los padres más
antiguos.
CAPÍTULO 25
Después de organizar los turnos de sacerdotes ylevitas, procede
David a distribuir igualmente por sus turnos a los cantores. I. Las
personas que fueron empleadas en este ministerio: Asaf, Hemán
Jedutún (v. 1), sus hijos (vv. 2–6)y otros expertos en el oficio (v. 7).
II. Se determina por suertes el orden en que habían de asistir (vv.
8–31).
Versículos 1–7
I. Cantar las alabanzas de Dios es llamado aquí profetizar (vv. 1–
3). Ya tuvimos una indicación de esto en 1 Samuel 10:5;19:20,
aunque allí entra el elemento probable de «trance», como es claro
en el caso de Eliseo (2 R. 3:15). No significa, pues, que hablasen en
nombre de Dios ni que tuviesen visiones, aunque de Hemán se nos
dice (v. 5) que era «vidente del rey en las cosas de Dios».
II. Este servicio se llama «la obra del ministerio» (v. 1; comp.Ef.
4:12). Así que estos cantores eran ministros y obreros. En nuestro
presente estado de corrupcióny debilidad,ni aun este elevado
servicio puede ejecutarse sin trabajo y fatiga.
III.Hallamos aquí una gran variedad de instrumentos musicales
para acompañar al canto: arpas, salterios, címbalos (vv. 1, 6) y, si
traducimos literalmente la frase «para exaltarsu poder», tenemos
«para levantarel cuerno», lo que podríaquizá significar que Hemán
tocaba el único instrumento de viento (trompa o trompeta) entre los
de cuerda, o que estaba al frente de los que tocaban instrumentos
de viento (v. 5).
IV. El principal objetivo de esta música, tanto vocal como
instrumental, era la gloria y el honor de Dios. Y el objetivo de
perpetuar en la iglesia el canto sagrado es salmodiaral Señor
desde el fondo de nuestro corazón (v. Ef. 5:19); es de notar que el
Apóstolmenciona eso a continuación de su exhortación a ser llenos
del Espíritu, como primer fruto de tal llenura.
V. Se toma nota (vv. 2, 6) de que esto se llevaba a cabo bajo las
órdenes del rey. Su interés por la observancia correcta de las
divinas instituciones, tanto antiguas como recientes,es un ejemplo
a todos los constituidos en autoridad para usar su podera favor de
la religión.
VI. Los padres de las respectivas familias presidíaneste servicio:
Asaf, Hemán y Jedutún (v. 1), y los hijos, lo llevaban a cabo bajo la
dirección de sus padres (vv. 2, 3, 6). Es probable que Hemán Asaf y
Jedutún hubiesen sido educados en las escuelas de los profetas por
Samuel, quien había sido su fundador y presidente;entonces
habrían sido alumnos, pero ahora eran maestros.Salomón
perfeccionó lo que David había comenzado,así como David
perfeccionó lo que había comenzado Samuel.
VII.Había también otros, además de los hijos de esos grandes
maestros,que son llamados hermanos de ellos, instruidos en el
canto para Jehová,todos ellos maestros,en número de 288 (v. 7).
Estarían al frente de los 4.000 que David había designado para
alabara Jehová(23:5)en todos los lugares en que hubiese sagrada
convocación,pues aun cuando los sacrificios instituidos por medio
de Moisés habían de ofrecerse sólo en un lugar, las alabanzas a
Dios han de ser expresadas y cantadas en todo lugar.
Versículos 8–31
Al comienzo del presente capítulo se mencionan 24 personas
como hijos de Asaf, Hemán y Jedutún. Etán había sido el tercero
(6:44), pero es probable que hubiese muerto antes de esta nueva
organización del culto y que hubiese sido designado Jedutún en su
lugar (a no ser que Etán y Jedutún sean dos nombres de una
misma persona). Todos los 24, mencionados porsus nombres en
los versículos 2–4,habían de servir según el orden que determinara
la suerte.
I. Las suertes se echaron imparcialmente. Fueron distribuidos en
24 grupos de doce hombres cada uno, lo que hace la suma de 288,
quienes servían una semana por turno. La mención de las tres hijas
de Hemán se debe,probablemente,a que eran cantoras o
acompañaban el canto con instrumentos musicales (v. Sal. 68:25).
II. Dios determinó el orden como le plugo, sin tener en cuenta la
precedenciade edad o de aptitudes musicales (v. 8).
III.Es probable que fueran doce,unos para el canto y otros para
los instrumentos, los que formasencada coro. Aprendamos también
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1 crónicas

  • 1. 1 CRÓNICAS Los dos libros de Crónicas (como los de Samuel y Reyes) formaban un solo volumen en la Biblia Hebrea, con el título de «Palabrasde los días», es decir, una especie de Anales breves de Israel desde Adán hasta el edicto de Ciro que permitió a los judíos volver a su país. Los LXX le dieron el título de «Paralipómenos», que significa «omitido» o «dejado aparte». Jerónimo los llamó «Crónica de toda la historiadivina». Finalmente, fue Lutero quien, al seguir el título de Jerónimo,les puso el nombre de «Crónicas», contal éxito que ha sido adoptado incluso por la Iglesiade Roma. Su redacciónse atribuye a Esdras. Aparte del espacio que abarcan (desde Adán hasta Ciro), tres detalles son dignos de mención acerca de estos libros: 1) El texto original presenta muchas variantes en comparacióncon el de los libros de Samuely Reyes, porlo que varias equivocaciones cometidas porlos copistas en Samuel y Reyes quedan subsanadas en Crónicas, y viceversa. 2) Abundan los detalles importantes omitidos en los otros libros. 3) Como el objetivo de Esdras era renovar el estado espiritual del pueblo,al componerestos libros se preocupó de enfatizar los factores religiosos:La Ley, el templo y el sacerdocio,y omitió episodios sociopolíticosde reyes y profetas;y, aparte de la mención de Jeroboam porcausa del cisma se omite completamente la historia del reino del norte, puesto que nada tenía que ver con el templo ni con el sacerdocio. 1 Crónicas se divide en tres partes: I. Una colecciónde genealogías desde Adán hasta David (caps. 1 al 9). II. Historia del reinado de David con importantes añadiduras a lo que ya sabemos por 1 y 2 Samuel (caps. 10 al 21). III.Un informe original de la organización que llevó a cabo David en asuntos del sacerdocioy del
  • 2. tabernáculo, y las instrucciones que dejó para la edificacióndel templo (caps. 22 al 29). CAPÍTULO 1 Las genealogías que aquí hallamos son de gran utilidad, no sólo para preservar los linajes de las tribus respectivas,sino especialmente para establecerla genealogíadel Mesías, el hijo de David, de Judá, de Abraham y de Adán. I. Los descendientes de Adán hasta Noé y sus hijos (vv. 1–4). II.Posteridad de los hijos de Noé, mediante la cual fue repobladala tierra después delDiluvio (vv. 5–23).III.Descendientesde Sem hasta Abraham (vv. 24–28). IV. Posteridad de Ismael y de los hijos que Abraham tuvo con su concubina Queturá (vv. 29–35).V. Posteridad de Esaú (vv. 36–43). Los nombres aparecen transcritos (nota del traductor) conforme ala RV 1977,pues el ajuste total al original resultaría demasiado revolucionario para la mayoría de los lectores hispanoparlantes. Versículos 1–27 Esta porcióncomienza por Adán y termina por Abraham. Adán fue el primer padre de la humanidad; Abraham, el primer padre de los creyentes.Con la ruptura que el primero efectuó delpacto de obras en la dispensaciónde la inocencia, todos caímos en la miseria; por el pacto de gracia que Dios hizo con el segundo,todos podemos salir de la miseria. Por naturaleza, todos somos,como posteridad de Adán, ramas del olivo silvestre. Procuremos ser,por fe, posteridad de Abraham (Ro. 4:11,12), para ser injertados en el buen olivo y participar de su raíz y savia. I. Los cuatro primeros versículos de esta porción y los cuatro últimos, unidos entrambos por Sem (vv. 4, 24), contienen el linaje de Cristo y aparecen, en orden ascendente,en Lucas 3:34–38.
  • 3. II. En los versículos 5–23 el historiador sagrado comienza con los ajenos al pacto, los hijos de Jafet,pobladores especialmente de Europa. Los hijos de Cam se esparcieronpor el África y los territorios de Asia que caen hacia ese lado. La posteridad de Sem (vv. 17–23)pobló Asia extendiéndose hacia el oriente. De Sem descendíanlos asirios, sirios, caldeos,persas,árabes, etc. Al principio se distinguían bien los aborígenesde las respectivas naciones. Hoy, en cambio,están mezclados de tal manera los habitantes de la tierra, que lo único que sabemos es que Dios ha hecho de una misma sangre toda nación de los hombres (Hch. 17:26).La gran promesadel Mesías pasó de Adán a Set, de Set a Sem, de Sem a Héber y, así, a la nación hebrea, a la cual fue confiada, por encima de las demás naciones, hasta que se cumpliese en la venida del Mesías. Versículos 28–54 Desde ahora, sólo en la posteridad de Abraham se hallará la heredad de Jehová, con exclusión de las demás naciones y familias. Esto no significa que no hallasen favor con Dios otros individuos de otras naciones; siempre hubo buenas personas que aun no perteneciendo al pueblo escogido,porla gracia de Dios y una fe virtual en un futuro Salvador, tuvieron sus nombres inscritos en el libro de la vida. Sólo el Señorconocelos que son suyos (2 Ti. 2:19). Pero Israelera la nación escogida,con todos los privilegios y honores que esto comportaba.Ésta es la nación santa, objeto principal de la historia sagrada; por eso,veremos pronto excluida de esta historia la restante posteridad de Abraham, y queda sólo la posteridad de Jacob. I. Poco vamos a ver de los descendientes de Ismaelpues procedíande la esclava y, por tanto, no podían heredar junto con el
  • 4. hijo de la promesa.Se nombran aquí los doce hijos de Ismael(vv. 29–31),a fin de mostrar el cumplimiento de la promesaque hizo Dios a Abraham de que ese hijo llegaría a ser una gran nación y, en particular, que engendraríadoce príncipes (Gn. 17:20). II. Tampoco vamos a leer mucho de los madianitas, descendientes de Abraham por medio de Queturá, separados de Isaac el heredero de la promesa(Gn. 25:6).Por eso se les nombra únicamente aquí (v. 32). III.Justamente un poco más vemos aquí acerca de los edomitas, pues fueron desde antiguo enemigos acérrimos de Israel; pero,al ser descendientes de Esaú (o Edom), hijo de Isaac, se nos da un breve informe de sus familias y de los nombres de algunos de sus hombres famosos (vv. 35–54). CAPÍTULO 2 Registro de los hijos de Israel. I. Nombres de los doce hijos (vv. 1, 2). II. Informe especialde la tribu de Judá, que tenía la precedenciadel cetro, no precisamente en atención a David, sino en atención al Hijo de David, Jesucristo,quien procedíade Judá (He. 7:14). Versículos 1–17 I. La familia de Jacob.Se nombran aquí sus doce hijos, ese ilustre número (símbolode autoridad) tan celebrado a lo largo de casi toda la Biblia. A cada paso nos encontramos con las doce tribus, descendientes de los docepatriarcas. El carácter personal de muchos de ellos dejaba mucho que desear,especialmente de los cuatro primeros;con todo, el pacto de Dios quedó ligado a su posteridad,pues era por gracia;no por obras,para que nadie se gloríe (Ef. 2:8). «A Jacob amé» (Ro.9:13).
  • 5. II. La familia de Judá. Esta tribu, tan alabada y multiplicada, más que cualquiera de las otras, aparece la primera con su larga genealogía.Ya en las primeras ramas de este ilustre árbol, cuya copa cimera sería Cristo, hallamos: 1. Algunos que fueron muy malos: Er, el primogénito de Judá,que fue malo delante de Jehová y cortado en la flor de la edad (v. 3). No lo pasó mejor Onán, el segundo.Aquí está Tamar, de quien su suegro Judá tuvo dos mellizos al cometerincesto por ignorancia (v. 4). Es muy significativo que el historiador haya cambiado el nombre de Acán (Jos. 7:1) por el de Acar, que significa «perturbar» y añade «el que perturbó a Israel» (v. 7). 2. Otros que fueron muy buenos y prudentes,como Etán, Hemán, Calcol y Dara, no precisamente hijos, sino descendientes,de Zera, son mencionados aquí como gloria de la casa de su padre (1 R. 4:31). 3. Otros fueron muy importantes, como Naasón (v. 10), que fue príncipe de los hijos de Judá cuando los israelitas acampaban en el desierto,y su hijo Salmón (llamado aquí, Salmá), que ocupó este lugar cuando entraron en Canaán, y casó con Rahab (vv. 10, 11; comp.Mt. 1:5). III.La familia de Isaí (vv. 13 y ss.), cuyo detallado informe se debe a que el Hijo de David sería una vara del tronco de Isaí (Is. 11:1). Aquí vemos que David era el séptimo hijo de Isaí y que sus tres generales—Joab,Abisayy Asael—eran hijos de una hermana suya (Sarvia), y Amasá de otra (Abigail). Versículos 18–55 Muy pocos de los mencionados en esta porción aparecen en ningún otro lugar de la Biblia. Hallamos aquí a: Bezaleel (v. 20), artífice principal de la construccióndel tabernáculo (Éx. 31:2). 2. Hezrón (hebr. Jesrón),nieto de Judá y uno de los setenta que descendieroncon Jacob a Egipto (Gn. 46:12).Los hechos de Jaír,
  • 6. que aquí se mencionan (vv. 22, 23), tuvieron lugar mucho después de la conquista de Canaán. La genealogíade algunos termina, no en una persona, sino en una ciudad, pues a uno se le llama «padre de Quiratjearim»(v. 50), y a otro «padre de Belén» (v. 51), donde nació David. Ello significa que sus respectivosdescendientes poblaron dichas ciudades.Entre estas grandes familias hallamos algunas de escribas(v. 55), expertos en la Ley. ¡Ojalá todas las familias de los hijos de Dios estuviesentan bien instruidas en el Reino de los Cielos! CAPÍTULO 3 De todas las familias de Israel, ninguna tan ilustre como la de David. Aunque mencionada en 2:15,aquí tenemos un informe detallado de ella. I. Los hijos de David (vv. 1–9). II. Sus sucesores en el trono hasta la deportación(vv. 10–16).III.El resto de su familia en, y después de,la cautividad de Babilonia (vv. 17–24). Versículos 1–9 Vemos repetidala lista de los hijos de David, que ya conocemos por 2 Samuel 3:2 y ss. y 5:14 y ss. Tres de los mayores, Amnón, Absalón y Adonías sirvieron de gran pesadumbre a su padre y aun el que más imitó la piedad y devociónde su padre, Salomón, quedó muy por debajo de él en esto.Uno de los que Betsabé le dio, Natán (probablemente en honor del profetaNatán), fue antepasado del Señor por la línea (lo más probable)de su madre María (Lc. 3:31). Aparecendos Elisamas y dos Elifélets (vv. 6, 8); es probable que los primeros se muriesen y David quisiera preservar sus nombres. Se notan algunos cambios:1. Samúa (2 S. 5:14) es llamado aquí (v. 5) Simeá. 2. Betsabé,hija de Eliam (2 S. 11:3),se la llama aquí (v. 5) Bat-súa, hija de Amiel (inversión de Eliam). 3. Al tercer hijo de David se le llama Daniel (v. 1); Quileab, en 2 Samuel 3:3.
  • 7. Versículos 10–24 Aunque David tuvo diecinueve hijos, sólo se nos informa aquí de los descendientes de Salomón, y en Lucas 3 de los de Natán. 1. Los nombres famosos y celebrados de los descendientes de David y reyes de Judá en sucesiónlineal hasta la cautividad. Raras veces en la historia ha pasado la corona de padre a hijo durante diecisiete sucesiones comoaquí. Esto fue una recompensade la piedad de David. Hacia el tiempo de la deportación,esta sucesiónde padre a hijo se interrumpió y pasó la corona de un hermano a otro mayor, y de un sobrino a un tío. 2. Los nombres menos famosos,la mayoría muy oscuros,del linaje de David después de la deportación.El único hombre famoso de esa casa, después de ladeportación,es Zorobabel,quien (con toda probabilidad) era hijo de Pedaías (v. 19), aunque legalmente,por la ley del levirato (Dt. 25:5–10),es tenido por hijo de Sealtiel en todos los demás lugares (Esd. 3:2, 8; 5:2; Neh. 12:1; Hag. 1:12; Mt. 1:12; Lc. 3:27). Extrañará ver a Jeconías con siete hijos (es necesario corregir «Asir» de nuestras versiones y sustituirlo por «el cautivo»—notadel traductor) cuando en Jeremías 22:30 se dice de él «privado de descendencia». El propio versículo explica posteriormente que no se le niega descendenciaen general, sino descendientesque se sienten en el trono. CAPÍTULO 4 Continuación de la descendenciade Judá (vv. 1–23).II. Un informe de la descendenciay de las ciudades de Simeón, y sus victorias sobre los habitantes de Guedory los amalecitas (vv. 24– 43). Versículos 1–10 El motivo principal por el que Esdras registra más detalladamente la genealogíade Judá, aparte de ser la tribu de
  • 8. David y del Hijo de David, es por ser la que, con los «apéndices» de Benjamín, Simeón y Leví, formaba el reino de Judá, y la única que regresó del exilio, mientras la mayoría absoluta de los de las tribus del norte se perdieronen el reino de Asiria. El personaje más importante de esta porciónes Jabés (hebr. Yabés),jefe de una estirpe ilustre dentro de las familias de Aharhel (vv. 8, 9). (En el v. 1, téngase en cuenta que sólo Peres fue hijo de Judá, los demás son jefes de distintos clanes dentro de la tribu, pero no hermanos.) De este Jabés se nos dice: I. El motivo de su nombre. Su madre se lo puso por haberlodado a luz con dolor (en un juego de palabras con oseb = dolor). De ordinario, el dolordel parto se olvida al nacer la criatura (Jn. 16:21), pero aquí el recuerdo del dolor se perpetúa: 1. Para que la madre misma recordara con gratitud que Dios le había conservado la vida, después de pasar por los dolores delparto. 2. Para que Jabés aprendiera a amar y honrar a su madre y se esforzase en ser un consuelo para quien le había traído a este mundo con tanto dolor. II. La bondad de su carácter, que aparece aquí especialmente en su piedad de hombre orante. Pronunció la oración que aquí se menciona, cuando se preparaba para las empresas de su vida. Sobre esta oración, obsérvese: 1. A quién oró: al Dios de Israel (v. 10). Al Dios que había pactado con su pueblo,al Dios que había luchado por Jacob,y por haber éste prevalecido le fue cambiado el nombre por el de Israel. 2. Cuál fue la naturaleza de su oración. (A) Hay quienes ven en ella una especie de voto, y deja el párrafo sin apódosis: «Si me dieras bendición,etc., tú serás mi Dios», como si ofreciese a Dios un cheque en blanco para que Él lo llene como le plazca. (B) Con
  • 9. mayor probabilidad,expresa un deseo ferviente: «¡Oh, si me dieras bendición,etc.!» 3. Cuál fue la materia de su oración. Cuatro cosas le pidió a Dios: (A) Que Dios le bendijera en todo lo que iba a emprender.(B) Que Dios ensancharasu territorio. (C) Que la mano de Dios estuviese con él a fin de tener éxito en su empresa,y le diese sabiduría, medios y fuerzas. ¡Cuán grande es nuestro privilegio al tener a un Dios Todosuficiente!(D) Que Dios le librasede todo daño. Sin duda, recordabasu propio nombre: Jabés = dado a luz con dolor. 4. «Y le otorgó Dios lo que le pidió»: Prosperó,tuvo éxito en sus empresas,en sus conflictos conlos cananeos, en sus negocios yen sus estudios,pues es tradición judía que fue un eminente doctorde la Ley, y fue al atraer atrayendo a su lado tal cantidad de discípulos que por eso se dio su nombre a la ciudad (2:55). Versículos 11–23 1. Tenemos a toda una familia de artesanos que se dedicarona muchas clases de manufacturas, en las que eran expertos y laboriosos (v. 14); tanto es así que el valle donde vivían se llamó Valle de los Artífices (hebr. Gue-Jarasim). 2. Uno de ellos se casó con la hija de Faraón (v. 18), que era el nombre común de los reyes de Egipto.3. De otro se dice que fue padre de las familias que trabajan lino (v. 21). Eran los mejores tejedores delpaís,y enseñaron el oficio a sus hijos, de generaciónen generación. Sus descendientes habitaron en la ciudad de Maresá, donde se trabajaba el lino del que iban vestidos los reyes y los sacerdotes. 4. Otra familia dominóen Moab (v. 22), pero ahora estaban al servicio del rey de Babilonia (v. 23). (A) Fue en los registros antiguos donde se halló que habían tenido dominio sobre Moab; es probable que se trasladasen allá en tiempo de David, cuando fue conquistado aquel
  • 10. país. (B) Sus descendientes eran ahora alfareros y jardineros de Babilonia, donde morabancon el rey, con quien disfrutaban de comodidad ybuen sueldo,por lo que no les interesó volverse a su país después que expiró el plazo de la cautividad. Versículos 24–43 Algunas genealogías de latribu de Simeón. De esta tribu se nos dice que, aunque tuvieron muchos descendientes, no multiplicaron su familia con los hijos de Judá (v. 27). 1. En cuanto a las ciudades que se les asignaron, véase Josué 19:1 y ss. Cuando leemos que éstas fueron sus ciudadeshasta el reinadode David» (v.32), se nos insinúa que la tribu de Simeón había desaparecido como tal cuando subió al trono David, pues por 1 Samuel 27:6; 30:27–30 sabemos que las ciudades del v. 30 ya no eran simeonitas.2. Los supervivientes se dispersaron.En tiempo de Ezequías, grupos de simeonitas se animaron a obtener residenciafija. (A) Unos atacaron un lugar de Arabia llamado la entrada de Gedor (v. 39), del que se apoderaron, y residieron allí. Esto es un nuevo timbre de gloria para el reinado de Ezequías,pues al prosperar el reino, también prosperabanlas familias particulares. (B) Otros, en número de 500, bajo el mando de cuatro hermanos cuyos nombres se mencionan fueron hasta el monte Seír,exterminaron a los amalecitas que habían quedado y tomaron posesiónde aquel territorio (vv. 42, 43). CAPÍTULO 5 Las dos tribus y media que habían quedado al otro lado del Jordán. I. Rubén (vv. 1–10).II.Gad (vv. 11–17).III.La media tribu de Manasés (vv. 23, 24). IV. De las tres tribus en conjunto se nos dice que: 1. Derrotaron a los agarenos (vv. 18–22).2. Al fin, ellos mismos fueron hechos cautivos por el rey de Asiria, por haberse rebelado contra el Dios de sus padres (vv. 25, 26).
  • 11. Versículos 1–17 Extracto de las genealogías: I. De la tribu de Rubén. 1. Motivo por el que esta tribu fue pospuesta.Rubén perdió el derecho a la primogenitura al acostarse con la concubina de su padre (Gn. 49:4). Los privilegios del primogénito eran dominio y doble porción. Al perderlos Rubén Jacob pensó que eran demasiados como para pasárselos a un solo hijo y, por ello, los dividió: (A) José tuvo la doble porción, pues de él descendieronlas dos tribus de Efraín y Manasés; cada uno tenía los derechos de «hijos de Jacob»,conforme ala bendiciónde éste (Gn. 48:15,22; He. 11:21)y cada una de estas dos tribus creció de forma considerable hasta llegar al nivel de crecimiento de cualquier otra de las tribus, excepto Judá. (B) Judá tuvo el dominio,pues a su descendenciaasignó el cetro el moribundo patriarca (Gn. 49:10).De Judá salió el principal gobernante, primero David, y, en el cumplimiento del tiempo, el Mesías-Rey(Mi. 5:2). 2. La genealogíade los principales de esta tribu hasta llegar a Beerá, que era el jefe del clan cuando el rey de Asiria se llevó cautivas a las tribus del norte (vv. 4–6). 3. La ampliación del territorio de esta tribu. Al multiplicarse ellos y sus ganados, se metieron en tierra de los agarenos, donde extendieron sus conquistas (vv. 9–10). II. De la tribu de Gad. Se mencionan aquí algunas importantes familias de esta tribu (v. 12), entre ellas las de Abiháyil, con sus siete hijos, y cuya genealogíase traza hacia arriba por siete generaciones (vv. 14, 15), así como la de Beerá se había trazado de arriba abajo (vv. 4–6). Versículos 18–26
  • 12. Se mencionan ahora los cabezas de familia de la media tribu de Manasés que se había quedado al otro lado del Jordán (vv. 23, 24). La heredad que les correspondióal principio fue solamente Basán; pero aumentaron después tanto en riqueza y poderque se extendieron mucho hacia el norte hasta llegar a Hermón. Dos cosas se nos refieren aquí de estas tribus del otro lado del Jordán, de las que todas ellas participaron: I. Una gloriosa victoria sobre los agarenos (como eran llamados los descendientes de Ismael),para recordar a éstos que eran hijos de la esclava(Agar), que fue echadafuera. 1. Reunieron un formidable ejército de hombres expertos y aguerridos: 44.760 hombres,que entraron en batalla contra los agarenos (vv. 18, 19). 2. Clamaron a Dios en la guerra y esperaron en Él (v. 20). A pesar de contar con un ejército tan poderoso,no pusieron su confianza en el número, la bravura o la experiencia de sus soldados,sino sólo en el poderde Dios (v. 2 Cr. 13:14).En nuestras luchas espirituales hemos de buscar fuerzas en el Cielo; la oración del creyente es la prevaleciente. 3. Al ser de Jehová la batalla, por fuerza habían de tener éxito en esta guerra (vv. 20–22). II. Una ignominiosa cautividad. Si se hubiesen mantenido adheridos a su Dios,habrían continuado disfrutando de su herencia y de sus conquistas,pero se rebelaron contra el Dios de sus padres (v. 25). Sus fronteras daban hacia países idólatras, y de ellos aprendieron costumbres idolátricas y transmitieron la infeccióna otras tribus. Estas tribus fueron las primeras en ser establecidas y las primeras en ser desplazadas de su heredad. Quisieron poseerlo mejor del país, sin considerarel peligro al que se exponían; así lo
  • 13. hizo también Lot. Quienes se rigen por los sentidos,más bien que por la razón y la fe, en sus decisiones,han de esperar que reciban de acuerdo con lo que escogieron. CAPÍTULO 6 Aunque José y Judá compartieron los derechos de la primogenitura, fue Leví la principal tribu, al ser distinguida con el sacerdocio,honor más valioso que la precedenciadel dominio o la de doble porción.Fue la tribu que Dios separó para sí. De ella surgió Moisés, lo que añadió nuevo honor a la tribu. De esta tribu tenemos:I. Las genealogías (vv. 1–30).II. La obra de los levitas y de los sacerdotes (vv. 31–53).III.Las ciudades que les fueron asignadas (vv. 54–81). Versículos 1–30 Los sacerdotes y los levitas estaban más interesados que los demás israelitas en conservar sus genealogías,por dependerdel linaje los honores y privilegios de su oficio.Con todo,es poco lo que aquí se nos dice de las genealogías de esta tribu sagrada. 1. Dos veces se nombran los tres primeros padres de esta tribu (vv. 1–16):Gersón, Coat y Merarí, nombres con los que nos hemos familiarizado al leer el libro de Números.Todavíaconocemos más y mejor los nombres de Aarón, Moisés y María, descendientes de Coat, pues Dios les confirió el honor de ser instrumentos en la liberación de Israel, y tipos del que había de venir; Moisés como profeta, y Aarón como sacerdote.La mención de Nadab y Abiú no puede menos de traernos a la memoria el terror de la justicia divina. 2. La línea del sumo sacerdote Eleazar, hijo y sucesorde Aarón, es trazada aquí hasta el tiempo de la cautividad (vv. 4–15). Comienza con Eleazar, que salió de la casa de esclavitud en Egipto, y termina con Josadac, quien fue a otra casa de esclavitud en
  • 14. Babilonia. No todos fueron sumos sacerdotes,ya que, en tiempo de los Jueces,la dignidad pasó, por el motivo que fuese, de la familia de Eleazar a la de Itamar, de quien procedíaElí; pero en tiempo de David y Salomón volvió, con Sadoc,a la línea de Eleazar. 3. De Azarías se nos dice (v. 10) que tuvo el sacerdocioen la casa que Salomón edificó en Jerusalén. Se supone que éste fue el Azarías que se opuso valientemente al rey Uzías cuando usurpó el ministerio sacerdotal(2 Cr. 26:17,18), con lo que mostró así el celo, propio de un sumo sacerdote,porla santidad del ministerio sacerdotal. Una de las familias de Leví es trazada aquí hasta Samuel, quien tuvo el honor de profetaademás del de levita. Otra familia levítica (por Merarí) es mencionada también por varias generaciones (vv. 29, 30). Versículos 31–53 Cuando los levitas fueron primeramente designados en el desierto,gran parte del trabajo que se les encomendó consistíaen cuidar del tabernáculo y transportarlo, con todos sus utensilios, cuando tenían que marchar de un lugar a otro. En tiempo de David, su número había aumentado mucho; y aun cuando gran parte de ellos estaban esparcidos portodo el país, a fin de instruir al pueblo en el conocimiento de Dios, los que quedaron al servicio del santuario eran aún tan numerosos que no había trabajo suficiente para todos;por ello, David, bajo el encargo y la direcciónde Dios, reorganizó a los levitas, como veremos en la última parte de este libro. Aquí se nos dice el trabajo que les fue asignado. I. La obra del canto (v. 31). David había sido el dulce cantor de Israel (2 S. 23:1), no sólo por los salmos que compuso,sino también por la designaciónde cantores en la casa de Jehová, una vez que el Arca tuvo reposo (v. 31). Continuaron con el servicio del
  • 15. canto cuando Salomón edificó el templo (v. 32), sin abandonar los demás ministerios. Especialmenciónreciben entre los cantores las tres figuras señeras de Hemán, Asaf y Etán; tan importantes, que se traza su genealogíahasta llegar a Leví.1. Hemán, nieto de Samuel, parece ser que anduvo en los caminos de su abuelo, aun cuando su padre, Joel, no había andado así (1 S. 8:2, 3). Parece ser que este Hemán compuso el Salmo 88; quizá le tenía David en gran estima, no sólo por su valía como músico, sino en atención a Samuel, su gran amigo. 2. Asaf,llamado su hermano (a pesarde ser descendiente de Gersón, mientras Hemán lo era de Coat) por ser del mismo oficio,estaba a la derecha de Hemán en el coro de cantores (v. 39). Se le llama vidente en 2 Crónicas 29:30.Llevan su nombre varios salmos.3. Etán, de la casa de Merarí (v. 44), se situaba en el coro a la izquierda de Hemán. II. La obra del servicio, muy abundante en el tabernáculode la casa de Dios (v. 48): proveerla de agua y combustible,lavarla y barrerla, transportar las cenizas, degollar las víctimas, descuartizarlas y cocerlas.Todos estos servicios serían encomendados a los levitas que no tenían buena voz o buen oído para ser cantores. Cada uno ha de servir conforme al don que ha recibido. III.La obra del sacrificio,exclusiva de los sacerdotes(v. 49), pues eran los únicos designados para rociar con sangre y quemar el incienso. En el Lugar Santísimo,sólo el sumo sacerdote podía hacerlo una vez al año. Cada uno tenía su trabajo, y todos se ayudaban unos a otros, pues se necesitaban mutuamente. Con respecto a la obra de los sacerdotes,se nos dice aquí que hacían las expiaciones porIsrael, esto es, servían de mediadores entre el pueblo y Dios, no para engrandecerse a sí mismos,sino para servir
  • 16. al público.Presidíanen la casa de Dios,pero debíanhacer lo que se les pedía, conformea todo lo que Moisés siervo de Dioshabía mandado. Versículos 54–81 Ciudades de los levitas. Lo mismo ellos que sus posesiones estaban a cargo de la Providencia de una manera especial;al ser Dios su porción, también era su provisión; y una cabaña puede ser un palacio para los que están cobijados bajo las alas del Omnipotente y protegidosporsu sombra. Podemos notar que algunas de estas ciudades tuvieron diversos nombres,como ocurre también entre nosotros.Al designar las ciudades de los levitas Dios quería: 1. Que estuvieran esparcidas por todo Israel, conforme a la predicciónde Jacob con respectoa esta tribu (Gn. 49:7).2. Que pudieran así impartir a todos los israelitas el conocimiento de Dios y de su Ley. Por eso había ciudades de levitas en todas las tribus. 3. Que tuviesen acomodo y sustento convenientes,por eso, varias de las más importantes ciudades de Israel correspondierona los levitas. CAPÍTULO 7 Genealogías:I. De Isacar (vv. 1–5). II. De Benjamín (vv. 6–12). III.De Neftalí (v. 13). IV. De Manasés (vv. 14–19).V. De Efraín (vv. 20–29).VI. De Aser(vv. 30–40). Versículos 1–19 Breve informe: I. De la tribu de Isacar, que Jacob había comparado a un asno fuerte que se recuesta entre los apriscos (Gn.49:19);tribu laboriosa, que se esmeraba en llevar bien sus negocios y se alegraba en sus tiendas (Dt.33:18).Tan fructífero era su territorio que podíaproveer para una poblaciónextraordinaria. De este
  • 17. aumento de poblaciónda la razón el historiador sagrado al decir (v. 4) que tuvieron muchasmujeres e hijos. El número cincodel v. 3 se debe,sin duda, a que se incluye a Israhías con sus cuatro hijos. II. De la tribu de Benjamín. Para más detalles, véase el capítulo 8. Es notable el detalle, repetido tres veces (vv. 7, 9, 11), de que todos los jefes de familias eran hombres muy valerosos y esforzados.A esta tribu cupo el honor de que el primer rey de Israel surgiese de ella; el segundo Saúl, el ApóstolPablo, añadió un honor todavía mayor a la tribu. Tambiénes digno de alabanza el hecho de que, cuando las tribus del norte se sublevaron contra la casa de David, la de Benjamín continuó adherida a Judá. III.De la tribu de Neftalí (v. 13). Sólo se mencionan los primeros padres de esta tribu, los mismos que figuran en Génesis 46:24, excepto que el Silem de allí es llamado aquí Salum. Se les llama hijos, esto es, nietos de Bilhá, concubina de Jacob.Ninguno de sus descendientes se menciona,quizá porque se habían perdido los registros genealógicos. IV. De la media tribu de Manasés, la que residíade este lado del Jordán, pues de la otra mitad ya se nos habló en 5:23 y ss. Asriel era, en realidad, bisnieto de Manasés (v. Nm. 26:29–33).Los vv. 14–19 ofrecenun texto resumido y aun complicado,que ha de interpretarse a la luz de otros lugares, especialmente Números 26. Versículos 20–40 Informe: I. De la tribu de Efraín. Grandes cosas leemos de esta tribu cuando llegó a la madurez, pero aquí tenemos los desastres de su infancia en Egipto. 1. La mortandad que los de Gat hicieron entre los hijos de Efraín porque vinieron a tomarlessus ganados (v. 21). Son varios los
  • 18. autores que traducen la conjunción hebrea por «cuando», en vez de «porque»,y hacen de los hijos de Gat los agresores ya que alega que los israelitas eran pastores,no soldados (M. Henry es de esta opinión—nota del traductor—), y tenían abundante ganado; por lo que no necesitaban robarlo a los de Gat. Otros, con mayor razón, piensan que fueron los efrainitas los que fueron a robar los ganados de los de Gat. El propio texto hebreo parece favorecersta opinión. 2. Lo cierto es que esta mortandad llenó de pesar a Efraín quien para entonces debíade ser de edad avanzada. Sus hermanosesto es, los parientes de las otras tribus, vinieron a consolarle; además, Dios le permitió, aun en su avanzada edad, tener un hijo (como Adán y Eva tuvieron a Set después de la muerte de Abel). Dios alegra muchas veces a sus hijos a la medida de los días en que los afligió (Sal. 90:15)y les imparte sus favores por encima de sus cruces.Con todo, el nacimiento de este hijo no le hizo a Efraín olvidar la muerte de los otros, pues le puso por nombre Beriá, que significa «en la desgracia», pues nació cuando la familia hacía gran duelo por la muerte de los otros hijos. Para honor de la familia de Efraín, se menciona al gran introductor de Israel en el país de Canaán, Josué el hijo de Nun (v. 27), cuya genealogíase traza desde el propio patriarca. II. De la tribu de Aser. Se mencionan ciertos hombres de nota de esta tribu. Sus soldados no eran tan numerosos como los de otras tribus: sólo 26.000 en total, pero los cabezas de familia fueron gente escogida,esforzados guerreros,jefes de príncipes (v.40); quizá fue la prudencia la que les indujo a tener pocas tropas, pero bien entrenadas y expertas. CAPÍTULO 8
  • 19. Algo leímos ya de Benjamín en el capítulo anterior; en éste se nos dan más detalles de los grandes hombres de esta tribu, por ser la tribu de Saúl y por ser la que se adhirió a Judá en la rebeliónde las otras tribus. Tenemos:I. La menciónde los principales de esta tribu (vv. 1–32).II. Un informe más detallado de la familia de Saúl (vv. 33–40). Versículos 1–32 Poco o nada de historia tenemos en estos versículos.En éstas y en otras genealogías,unos linajes son ascendentes;otros, descendentes;de unas, se nos dan los números; de otras, los lugares; algunas abundan en detalles históricos;otras carecende ellos; unas son cortas; otras, largas; algunas están de acuerdo con otros lugares; otras difieren; es probable que varias de ellas sufriesendesperfectosporobra de los copistas y, más aún, por romperse o borrarse con el paso del tiempo o por otras circunstancias. Con todo se conservan de Israel muchísimas más noticias históricas y mayor número de personajes que de cualquier otra nación. Como se recordará, la tribu de Benjamín llegó casi a extinguirse en tiempo de los Jueces por causa de la iniquidad de los habitantes de Guibeá, cuando solamente 600 hombres escaparonde la espadade la justicia. Con todo, como puede verse por Esdras 2, volvió de la deportacióna Babilonia más gente de esta tribu que de cualquier otra, excepto Judá. El autor sagrado parece remontarse a una emigración masiva, que llama «transportación»,a Moab, de las que les habría librado Eúd hijo de Guerá en tiempo de los Jueces (v. 6). Especialmencióntienen los que habitaron en Jerusalén (vv. 30, 32). Versículos 33–40
  • 20. Entre todas las genealogías de las tribus no se menciona a ningún rey de Israel después de la rebelióncontra la casa de David, ni por supuesto,a sus familias: ni una palabra de la casa de Jeroboam,de Baasá, de Omrí, de Jehú, pues todos ellos fueron idólatras. Pero de la familia de Saúl, con la que se inauguró la monarquía de Israel, tenemos aquí un informe detallado. 1 Antes de Saúl sólo se menciona Cis como padre suyo, y Ner como abuelo (v. 33–9:39),en contraste con 1 Samuel 9:1–2; 14:51 y 1 Crónicas 9:35, 36, donde Jehiel aparece como padre de Cis y de Ner. La única solución posible es una equivocacióndel copista, pues tanto en 1 Crónicas 8:33 como en 9:39 deberíadecir: «Nerengendróa Abnery Cis engendró a Saúl». Por otra parte, 1 Samuel 14:51 nos asegura que el abuelo de Saúl fue Abiel, siendo Cis y Ner hijos suyos; por lo que es fácil deducirque Jehiel es un segundo nombre de Abiel. 2. Después deSaúl se menciona a sus hijos, pero sólo de Jonatán se da una genealogíamuy larga, en atención a su sincera y profunda amistad con David. Es de notar el cambio de Is-bósetpor Es-báal, y de Mefi-bósetpor Merib-báal (o Meribáal). «Báal» significa «amo» o «dueño» en este caso, no el nombre del ídolo de Baal. Aun así, los nombres aparecena veces con el componente «bóset», que significa «vergüenza», como eufemismo paraevitar el vocablo ambiguo «báal» o «baal». CAPÍTULO 9 Este capítulo tiene por objeto informarnos de los que regresaron de la deportaciónde Babilonia. Al final aparece una repeticiónde la genealogíade Saúl, quizá para dar paso al desgraciado final de él y de sus hijos. I. Tras el registro de los de Judá y Benjamín que regresaron de Babilonia (vv. 1–9), II.Se mencionan especialmente
  • 21. los sacerdotes ylevitas que volvieron con ellos (vv. 10–34).III.Se repite la genealogíade Saúl (vv. 35–44). Versículos 1–9 El primer versículo nos habla del «libro de los reyes de lsrael y Judá». No se refiere a 1 y 2 Reyes, sino a crónicas o anales de la corte, los cuales no nos han sido conservados.Sigue un informe de los primeros que regresaron de Babilonia. Con el nombre genérico de «israelitas» se daa entender que, además de los de las tribus de Judá y Benjamín había muchos de otras tribus, especialmente de Efraín y de Manasés (vv. 2, 3), que habían escapado a Judá cuando la masa de las diez tribus fue deportadaa Asiria, o que habían regresado a Judá durante las revoluciones de Asiria y habían marchado a Babilonia con los del reino de Judá. Estaba predicho (Os. 1:11) que un día se congregarían los hijosde Judá y de lsrael y que volverían a ser una sola nación (Ez. 37:22). Las piezas de metal que se han separado por rotura, puedenunirse de nuevo si se derriten en el mismo crisol. Todavía, sin embargo,quedaron muchos de Judá y de Israel en cautividad hasta más tarde. Versículos 10–13 A continuación se mencionan los sacerdotes (v. 10). Son de alabar por haber regresado con los de la primera expedición.1.De Azarías se dice que era «príncipe(esto es, inspectorjefe) de la casa de Dios» (v.11), no sumo sacerdote,pues lo era Josué,sino el que los judíos llamaban sagán, el segundo en autoridad. 2. De muchos de ellos se dice que eran hombresmuy eficacesen la obra del ministerioen la casa de Dios (v. 13). En la casa de Dios siempre hay servicios que desempeñar; y bien va la iglesia cuando dispone de ministros capacitados de un nuevo pacto (2 Co. 3:6). El hebreo llama a esos 1.770 sacerdotes poderosos hombres de valor, pues el
  • 22. servicio del templo requería temple de ánimo, mente clara y vigor físico. Versículos 14–34 El buen estado en que fueron puestos los asuntos religiosos tan pronto como regresó de Babilonia el pueblo. El haber carecido por tanto tiempo de los servicios del templo les hizo más celosos de restaurar entre ellos el culto de Dios,así que comenzaron a adorar a Dios por donde se debíaempezar. I. Antes de ser edificado eltemplo,el tabernáculo era la casa de Dios, una gran tienda de campaña, sencilla y transportable. Los que no disponende fondos para edificarun templo no debenquedar sin un tabernáculo, sino que han de estar agradecidos porello y sacar de él el mejor partido posible.La obra de Dios no ha de dejarse sin hacer por carecer de un lugar tan conveniente como desearíamos. II. Al asignar a los sacerdotesy levitas sus respectivos oficios tenían el modelo que habían trazado David y Samuel el vidente (v. 22). Samuel, en su tiempo,había trazado como un esbozo,aun cuando el Arca estaba entonces en la oscuridad;David perfeccionó después el modelo,y ambos actuaron bajo la inmediata dirección de Dios. III.La mayoría de sacerdotesy levitas habitaban en Jerusalén (v. 34), aunque algunos vivían en las aldeas y villas (vv. 16, 22), porque tal vez no había sitio para todos en Jerusalén; sin embargo, venían cada siete díassegúnsu turno (v. 25). IV. Muchos levitas eran empleados como porterosen las puertas de la casa de Dios; cuatro de ellos eran jefes de los porteros (v. 26) y tenían bajo su mando a otros hasta la cifra de 212 (v. 22). Estaban encargados de guardarlas puertas del tabernáculo (vv. 19, 23). Podríapensarse que éste era un oficio muy bajo; sin embargo,el
  • 23. autor del Salmo 84 (v. 10) preferíamorar allí antes que en las moradas de iniquidad. Su oficio era: 1. Abrir cada mañana (v. 27) las puertas de la casa de Dios y cerrarlas al anochecer. 2. Impedir que entrasen los ceremonialmente inmundos y que metiesenallí cosas prohibidas por la Ley. 3. Guiar e introducir a los atrios a quienes venían a adorar. Los actuales ministros de Dios tienen que cumplir también servicios parecidos a éstos. V. Se menciona especialmente a Fineés(v. 20)—hebreo, Pinjás—comoquien estuvo antiguamente al frente de los porteros; sin duda, en vida de su padre Eleazar. Se dice aquí que Jehová estaba con él. Es posible que esta frase aluda al episodio mencionado en Números 25:6–13. VI. De algunos se dice que moraban(mejor, pasabanla noche) alrededorde la casa de Dios (v. 27), como hacían los levitas cuando el pueblo estuvo caminando por el desierto.Su oficio consistía ahora en vigilar las cámaras del tesoro;por eso, pernoctaban alrededor,a fin de que por ningún lado pudiese filtrarse ningún intruso. VII.Cada uno sabía el cargo que había de desempeñar.Unos estaban encargados de los utensilios sagrados,para sacarlos y meterlos (v. 28). Otros preparaban la flor de harina, el vino, el aceite, etc. (v. 29). Otros, pertenecientes alas familias sacerdotales (v. 30), confeccionabanlos perfumes y el aceite de la unción. Otros (v. 31) se encargaban de preparar los alimentos de las ofrendas de paz. Otros, de los panes de la proposición(v. 32). Dios es Dios de orden, no de confusión(v. 1 Co. 14:33,40); y, como dice el proverbio inglés «everybody’sbusinessnobody’s business» = negocio de todos,negocio de ninguno. De ahí la necesidad de
  • 24. organizar los ministerios y oficios,a fin de que cada hombre esté en su lugar, y cada lugar sea ocupado por su hombre. VIII.Finalmente se mencionan los cantores(v. 33), de los que no se nos han conservado los nombres.Eran jefes de familiasde los levitas, pordonde vemos la prominenciaque se daba al canto. No era cosa de cualquiera ni un servicio de mercenarios.Éstos moraban en las cámaras del templo, a fin de que estuviesen siempre prestos para su servicio,y estaban exentos de otros servicios, para dedicarse de lleno a este ministerio. Así el Señor era alabado constante y dignamente. Esto nos ha de enseñar la importancia de un canto esmeradamente preparado y dignamente ejecutado en las reuniones de nuestras iglesias. Versículos 35–44 Estos versículos sonidénticos a los de 8:29–38 ynos repiten el informe sobre los antepasados de Saúl y la posteridad de Jonatán. En el capítulo 8 servían de conclusión a la genealogíade Benjamín; aquí sirven de introduccióna la historia de Saúl. CAPÍTULO 10 Aquí vemos:I. La fatal derrota que los filisteos infligieronal ejército de Saúl, y la herida fatal que él se produjo a sí mismo (vv. 1–7). II. El consiguiente triunfo de los filisteos (vv. 8–10).III.El respeto que los hombres de Jabés de Galaad mostraron al regio cadáver (vv. 11, 12). IV. El motivo por el que fue rechazado Saúl (vv. 13, 14). Versículos 1–7 Este informe de la muerte de Saúl es similar al que ya vimos en 1 Samuel 31:1 y ss. Observemos únicamente aquí que: 1. Pecan los príncipes y, por ello, sufre las consecuencias el pueblo.2. Pecan los padres y sufren por eso los hijos. Cuando se colmó la medida de la
  • 25. iniquidad de Saúl y le llegó su día (como había previsto David—1 S. 26:10—),no sólo él descendióa la batalla para pereceren ella, sino también sus hijos (excepto Is-bóset);entre ellos, Jonatán, aquel amigo tan bueno y generoso de David. Versículos 8–14 I. Del triunfo de los filisteos sobre el cuerpo de Saúl hemos de aprender: 1. Que cuanto más alto es el puesto que una persona ocupa, mayor es el peligro de caer en un lugar tanto más bajo. 2. Que, si no damos a Dios la gloria por nuestros éxitos, hasta los filisteos se levantarán contra nosotros en el juicio y nos condenarán; pues, tras obtener su victoria sobre Saúl, enviaron sus noticias y sus trofeos a sus ídolos (vv. 9, 10)—¡pobres ídolos,que no pudieron enterarse de lo que pasaba a unos cuantos kilómetros de distancia, ni tampoco se enteraron cuando les llevaron las noticias, pues tenían orejas, pero no oían! II. Del triunfo de los hombres de Jabés de Galaad al rescatar valientemente los cadáveres de Saúl y de sus hijos aprendemos el respeto debido a los restos mortales de los fallecidos.Hemos de tratar los cadáveres como a parte integrante, con el alma inmortal, de la persona, y que, en el caso de los creyentes,han de resucitar con gloria para unirse de nuevo al alma. III.De la justicia divina en la ruina de Saúl hemos de aprender: 1. Que los pecadosde los pecadores han de alcanzarles tarde o temprano. 2. Que no hay hombre tan encumbrado como para quedar exento de los juicios de Dios. CAPÍTULO 11 Aquí se repite: 1. La elevación de David al trono, inmediatamente después de la muerte de Saúl, por consenso unánime (vv. 1–3). 2.
  • 26. Su conquista de la fortaleza de Sion de manos de los jebuseos (vv. 4–9). 3. Catálogo de los valientes de David (vv. 10–47). Versículos 1–9 David entra aquí en posesión: I. Del trono de Israel, despuésde reinar siete años y medio en Hebrón, sólo sobre Judá. En consideracióna su parentesco con él (v. 1), a los anteriores buenos servicios que había prestado al país y, en especial,a su designaciónpor Dios (v. 2) le ungieron por rey. Él se obligó por pacto a protegerles,y ellos se obligaron a prestarle fidelidad (v. 3). II. De la fortaleza de Sion, que había estado en poderde los jebuseos hasta el tiempo de David. Ya fuese que David la considerase como ellugar más apropiado para una ciudad regia, o que Dios se lo hubiese prometido,parece ser que uno de sus primeros planes fue hacerse con ella; y, cuando la tuvo en sus manos, la llamó «la Ciudadde David» (v. 7). A esto se hace referencia,como tipo del Mesías,cuando se dice en el Salmo 2:6: «Yo mismo he ungido a mi rey sobre Sion,mi santo monte». Versículos 10–47 Catálogo de los valientes de David. Ya vimos una primera ediciónde este catálogo en 2 Samuel 23:8 y ss. Únicamente difiere ahora en que se añaden aquí los que se mencionan desde el versículo 41 hasta el final. I. La conexiónde este catálogo con lo que se dice de David (v. 9): «… Jehová de las huestesestaba con él»; y, a continuación (v. 10) «He aquílos jefes de los valientes que David tuvo,y los que le ayudaron en su reino». Dios estaba con él y actuaba para él, pero por medio de hombres y de otras causas segundas.Estos valientes
  • 27. al fortalecera David, se fortalecierona sí mismos y sus intereses pues los éxitos de David eran también éxitos de ellos. II. Lo que confirió mayor honor a estos hombres fue el buen servicio que prestaron a su rey y a su país: «le ayudaronen su reino» (v. 10). ¡Buena obra! Mataron a los filisteos y a otros enemigos públicos y fueron así instrumentos de salvación para Israel. Los honores del reino de Cristo están preparados para los que pelean labuenabatalla de lafe (1 Ti. 6:12); para los que se fatigan, sufren y están dispuestosa arriesgarlo todo, incluida la vida misma, por Cristo y por una buena conciencia. III.Entre las grandes hazañas de estos valientes de David sólo se menciona aquí, en lo que concierne a la persona misma de David, lo de derramarel agua para Jehová, un agua que tanto deseababeber(vv. 17–19).En esta acción se muestran cuatro buenas cualidades de David: 1. El arrepentimiento por su debilidad. 2. Rehusar satisfacersu deseo.Su anhelo por beberdel agua de Belén era muy grande; sin embargo,cuando la tuvo no la quiso beber,para no satisfacersus caprichos.3. Devocióna Dios.El agua aquella, que él consideró demasiadovaliosa para beberla, la derramó en ofrendade libación a Jehová. 4. Ternura para con sus ayudantes. Le conmovió profundamente el pensamiento de que estos tres valientes habían arriesgado sus vidas únicamente por traerle agua. IV. En las grandiosas hazañas de estos valientes es menester reconocerel poderde Dios y su amor hacia el pueblo. V. En esta lista hallamos un amonita(v. 39) y un moabita (v.46) a pesarde que la Ley (Dt. 23:3) decía: «No serán admitidos amonitas ni moabitas en lacongregación de Jehová». Es muy probable que estos hombres hubiesen desempeñadootros muchos
  • 28. buenos servicios por el bienestar de Israel, suficientes para que, en su caso, se les considerase comoverdaderos israelitas a pesarde su origen. Esto era también una insinuación de que el Hijo de David contaría con creyentes de extracción gentil entre sus valientes. CAPÍTULO 12 No fue de una vez, sino gradualmente, como se hizo David con el trono. Como su reino había de ser duradero, maduró lentamente, como los frutos que más duran. Aquí vemos: I. La ayuda que le vino en Siclag para hacerle rey de Judá (vv. 1–22).II. La ayuda que le vino en Hebrón para hacerle rey sobre todo Israel (vv. 23–40). Versículos 1–22 Informe de los que actuaron como amigos de David, a la muerte de Saúl, para ayudarle a sentarse en el trono. Todas las fuerzas de que disponíacuando era perseguidopor Saúl sumaban 600 hombres,pero cuando llegó la hora en que tenía que pasar a la ofensiva, la Providenciatrajo mayor número de amigos en su ayuda. Incluso cuando estaba él encerradopor causa de Saúl (v. 1), cuando él no se mostraba en público para invitar y animar a sus amigos a que viniesen a él (pues no podíaprever que estuviese tan cercana la muerte de Saúl), Dios los inclinaba y preparaba para que se unieran a él. Quienes confíanen que Dios actuará a favor de ellos en el tiempo y por los medios que Dios mismo escoja,hallarán que su Providencia supera todos los planes y pronósticos de ellos. I. Hasta de la tribu de Benjamín, la de Saúl y de entre sus parientes, vinieron algunos en ayuda de David (v. 2). Se nos describenestos benjaminitas como hombres de extraordinaria destreza, honderos expertos y ambidextros (v. Jue. 20:16). II. Algunos de la tribu de Gad, aunque residentes al otro lado del Jordán, estaban convencidos de los derechos y de las aptitudes de
  • 29. David hasta tal punto que se separaron de sus hermanos para pasarse a David, aunque él estaba aún en el desierto (v. 8). Eran pocos, once son los que aquí se mencionan, pero añadieron mucho a la fuerza de David. Los que anteriormente se habían unido a David eran gente descontentay en bancarrota, que acudían a él más para que les protegiera que por servirle a él (1 S. 22:2). Pero estos gaditas eran valientes y diestros (v. 8), hombres de mando, orden y disciplina dentro de su propia tribu (v. 14). Con qué enemigos se enfrentaron al pasar el Jordán (v. 15), no se nos dice; pero lo cierto es que les hicieron huir dispersos porlos valles en todas direcciones. III.Se mencionan otros de Benjamíny de Judá que vinieron a él (v. 16). Al jefe de los treinta se le llama Amasay (v. 18); es muy probable que se refiera a Amasá. 1. Prudente trato que hizo David con ellos (v. 17). Se sorprendió de verlos, al haber estado tantas veces en peligro a causa de la traición de los hombres de Zif y de Keilá, todos ellos de la tribu de Judá. No es extraño que los recibiera con ciertas precauciones. Véase:(A) Cuán noblemente se dirige a ellos: (a) Si le son fieles,él les protegerá;(b) pero si son falsos y vienen a entregarle en manos de Saúl bajo capa de amistad, invoca a Dios como su vengador. Nunca hubo hombre (excepto el Hijo de David) tan injusta y violentamente perseguido;con todo,la concienciale daba testimonio de que no había mal en sus manos. (B) Es de observar en las palabras de David: (a) Que llama a Dios el Dios de nuestros padres, tanto de David como de ellos. Así les daba a entender que no debíanhacerle ningún daño, pues descendíande los mismos patriarcas y dependíandel mismo Dios. (b) No lanza ninguna imprecacióncontra ellos.
  • 30. 2. Ellos cerraron trato con él de todo corazón (v. 18). Amasay fue el portavoz de ellos, sobre quien vino entonces elEspíritu.«Porti, oh David,y contigo,hijo de Isaí», dijo Amasay; y no pudo decirnada mejor ni más pertinente. Al llamarle hijo de Isaí, reconocíanque descendíadirectamente de Naasón y Salmón, quienes en su tiempo habían sido príncipes en la tribu de Judá. Saúl le llamó así por desdén(1 S. 20:27; 22:7), pero ellos lo hacían por honor. «Paz,paz contigo, todo bien que tu corazón desee,y paz con tus ayudadores, entre los que deseamos contarnos,para que también con nosotros haya paz». Y añadió, completamente seguro de la ayuda que el Cielo prestaba a David: «Pues tambiénDios te ayuda». De estas expresiones de Amasay hemos de aprender a dar testimonio de nuestra fidelidad y nuestro amor al Señor Jesús. 3. David los aceptó gozosamente entre sus amigos y partidarios: «Davidlos recibió», y los promocionó alinstante, pues «los puso entre los capitanes de la tropa». IV. También se unieron a él algunos de Manasés (v. 19). Les dio la Providenciauna buena oportunidad de hacerlo así cuando David marchó con sus hombres por el territorio de Manasés, como sabemos por1 Samuel 29:4 y ss. A su regreso,algunos hombres importantes de Manasés ayudaron a David contra la banda de merodeadores (v. 21) que habían saqueado a Siclag, como sabemos por1 Samuel 30:1 y ss. Versículos 23–40 Ahora tenemos la lista de las tropas que cada tribu puso a disposiciónde David tras la muerte de Is-bóset,a fin de asegurar su accesiónal trono contra cualquier oposiciónque pudiese surgir (v. 23).
  • 31. I. Las tribus más cercanas fueron las que menor número de soldados aportaron: Judá, solamente 6.800 (v. 24); Simeón,7.100 (v. 25), en cambio, Zabulón, tan remota, aportó 50.000 (v. 33); Aser, 40.000 (v. 36); y las dos tribus y media que residían al otro lado del Jordán, 120.000.Esto no significa que las tribus adyacentes mostrasenfrialdad hacia la causa de David, sino que mostraron prudencia al aportar pocos,puesto que el resto quedabaen reserva, prestos para cualquier llamada. II. Los levitas y los sacerdotes(llamados éstos aquí los del linaje de Aarón, para distinguirlos de los levitas) también se adhirieron de corazón a la causa de David, prestos,si se presentaba la ocasión,a luchar por él, así como a orar por él, pues sabían que había sido designado por Dios para el gobierno de la nación (vv. 26–28). III.Incluso algunos de los parientes de Saúl se adhirieron a David (v. 1ch 12). IV. De la mayoría de ellos se dice que eran valientesy esforzados (vv. 25, 28, 30); de otros, que eran dispuestos (esto es, expertos) para pelear (vv. 35, 36). De todos ellos se dice que estaban dispuestospara guerrearo, mejor, formadosen orden de batalla(v. 38). Algunos venían con toda clase de armas (vv. 33, 37). V. La tribu de Isacar aportó un número no determinado de tropas, pues sólo se mencionan 200 principales, pero estos 200 eran de inestimable valor para David, pues eran duchos en discernirlas oportunidades y saberlo que Israel debía hacer; en otras palabras, eran expertos en los asuntos públicos,sociales o políticos,conocían el estado en que se hallaba el país y sabían discernirel sesgo que tomaban los acontecimientos.En Jueces 5:15 se mencionan los caudillos de Isacar. Sus jefes sabían mandar, y sus hermanos de
  • 32. tribu sabían obedecer: «cuyo dicho seguían todossus hermanos», conocedoresde las aptitudes que los jefes poseíanpara mandar. VI. De todos ellos se dice también que estaban de unmismo ánimo para ponera David porrey (v. 38). Una de las mayores bendiciones de un país (y, sobre todo, de una iglesia—v. Hch. 4:24, 32; Fil. 2:2—) es la unanimidad de sentimientos y de afectos. VII.Los hombres de Judá y otros de tribus adyacentes trajeron víveres de sus respectivoscampamentos cuando vinieron a Hebrón (vv. 39, 40). CAPÍTULO 13 En este capítulo vemos que: I. David consulta con los representantes del pueblo acerca de traer a un lugar manifiesto el Arca de Dios,la cual permanecíaen la oscuridad (vv. 1–4). II. Con gran solemnidad y regocijo es transportada desde Quiryat-jearim (vv. 5–8). III.Uzá muere por tocarla (vv. 9–14). Versículos 1–8 I. Piadosapropuestade David de traer a Jerusalén el Arca de Dios para que la ciudad regia fuese también la ciudad santa (vv. 1– 3). 1. Tan pronto como David estuvo bien asentado en su trono comenzó a pensar en el Arca de Dios (v. 3): «Traigamosel Arca de nuestro Dios a nosotros». (A) Para honrar a Dios, y mostrar respeto al Arca, que era la señal de su presencia. (B) Para tener el consuelo y el beneficio de tan sagrado oráculo. Quienes tienen que enredarse en los negocios delmundo, bien harán en llevar consigo el Arca de Dios que es su Palabra, a fin de que sus oráculos les sirvan de guía y sus leyes les sirvan de norma. 2. Consultó acerca de ello a los jefes del pueblo (v. 1). (A) Para honrar así a los principales del reino. Ningún monarca prudente
  • 33. codiciael ser absoluto. (B) Para recibir direcciónde la multitud de consejeros encuanto al proyecto que tenía, así como al modo de llevarlo a cabo. 3. Se nos dice que David dijo a toda la asambleade Israel (v. 2), esto es, a todo el pueblo, que deseabauna convocatoria general, tanto para mejor honrar el Arca como para satisfaccióny edificación de todo el pueblo (v. 2). (A) Llama hermanos a todos los israelitas, lo cual muestra la humildad y condescendenciade David. (B) Habla de ellos como de nuestros hermanosque han quedado en todas las tierras de Israel, ya que habían pasado por experiencias dolorosas de dispersióny separación. (C) Muestra especialinterés en que acudan los sacerdotesy levitas. 4. En todo ello se somete a los designios de laProvidencia: «Si es voluntad de Jehovánuestro Dios». 5. Así debe hacerse para reparar el olvido en que se había tenido el Arca durante el reinado anterior (v. 3): «Porque desdeel tiempo de Saúl no hemos hecho casode ella». Nótese la delicadeza, exenta de todo resentimiento personal, con que David habla de ese descuido,y compartir él mismo la culpabilidad general al hablar en primera persona de plural. II. El pueblo acepta unánime la propuestade David (v. 4): «La cosa parecía bien a todo el pueblo». III.La solemnidad en el traslado del Arca (vv. 5 y ss.), que ya vimos en 2 Samuel 6:1 y ss. Versículos 9–14 Ya vimos en 2 Samuel 6:6 y ss., la desgraciaque sobrevino a Uzá, con lo que cesó el regocijo popular. El pecado de Uzá ha de servirnos de aviso para no caer en la presunción, la precipitacióny
  • 34. la irreverencia al tratar las cosas sagradas (v. 9). No pensemosque una buena intención justifica una mala acción. CAPÍTULO 14 I. Fortalecimiento del reinado de David (vv. 1, 2). II. Su familia (vv. 3–7). III.Sus enemigos los filisteos,son derrotados en dos campañas (vv. 8–17).Esto es una repeticiónde lo que ya vimos en 2 Samuel 5:11 y ss. Versículos 1–7 1. Nadie se basta a sí mismo como para no necesitar de sus vecinos, de cuya ayuda debe estar agradecido.David tenía un reino grande, el de Hiram era pequeño;no obstante, David no pudo construirse una casa a su gusto a menos que Hiram le suministrase tanto obreros como materiales (v. 1). 2. Para un rey prudente es una satisfacciónver su trono bien establecido y para un buen rey lo es el ver la providencia especialde Dios en el establecimiento de su trono. El pueblo había aclamado a David por rey; pero él no estuvo tranquilo hasta que entendió que Jehová lehabía confirmado como rey sobre Israel (v. 2). 3. En cada promociónque consigamos, hemos de ver el designio de Dios para que le sirvamos mejor y seamos más útiles a los demás. Somos bendecidos para ser bendición(Gn. 12:2). Versículos 8–17 El relato del triunfo de David sobre los filisteos es similar al que vimos en 2 Samuel 5:17 y ss. Este ataque que los filisteos llevaron a cabo contra David nos enseña a no sentirnos demasiado seguros en ninguna posiciónen que nos hallemos. Cuanto más cómodos nos sintamos, tanto mayor es el peligro de que nos sobrevengauna aflicción u otra. También el reino de Cristo es tanto más atacado por la simiente de la serpiente cuanto mayor sea el auge está alcance.
  • 35. El agradecimiento que David muestra al reconocerla mano de Dios en sus éxitos nos ha de enseñar a llevar al altar de Dios todos nuestros sacrificios de alabanza. «No a nosotros,oh Jehová noa nosotros,sinoa tu nombreda gloria» (Sal.115:1). CAPÍTULO 15 A causa de la muerte de Uzá, el Arca de Dios no fue entonces traída a Jerusalén, sino que se quedó en casa de Obed-edom.En este capítulo vemos completadala traída del Arca a Jerusalén. I. Ahora se observaron las normas pertinentes: 1. Se le preparó lugar adecuado (v. 1). 2. Se dio orden a los sacerdotesde transportarla (vv. 2–15).3. A los levitas se les asignó el cometido que les correspondía(vv. 16–24).II. Ahora se obtuvo en el traslado el éxito deseado (v. 25). 1. Los levitas no cometieronningún error en esta ocasión (v. 26). 2. Ni David ni el pueblo vieron empañado su gozo (vv. 27, 28). Versículos 1–24 Preparativos para trasladar el Arca desde la casa de Obed-edom hasta la ciudad de David. 1. David preparó lugar para el Arca antes de traerla junto a sí. No tenía tiempo para edificarle un templo, pero le levantó una tienda (v. 1), probablemente semejante al tabernáculo, conforme al modelo mostrado a Moisés en el monte. Siempre que edifiquemos casa para nuestra familia, hemos de hacer sitio para el Arca de Dios,una pequeña iglesia en la casa. 2. David ordenó a los levitas que transportasen a hombros el Arca (v. 2). En las marchas ordinarias estaban encargados de ello los coatitas, por eso se les daban carros (Nm. 7:9). Pero en casos muy especiales,como al cruzar el Jordán y al rodear Jericó,los sacerdotes fueronquienes la transportaron. Esta norma era
  • 36. explícita, y, con todo, tanto David como los levitas la habían olvidado anteriormente al ponerla sobre una carreta tirada por bueyes. David se preocupó ahora, no sólo de convocar a la solemnidad a los levitas, así como a todo Israel (v. 3), sino también de hacer que, en efecto,se reunieran los levitas y los sacerdotes (vv. 4, 11). A estos últimos dio el solemne encargo (v. 12): Vosotros que sois los principalespadres de las familiasde los levitas… pasad el Arca de Jehová Diosde Israel. 3. Los levitas y los sacerdotes se santificaron (v. 14), es decir, se purificaron para estar en condicionesde transportar el Arca conforme a la Ley (v. 15). 4. Fueron designados cantores y jefes de cantores, que se acompañasen de címbalos,salterios y cítaras (éstas, a la octava— baja o alta—), para dirigir el canto (vv. 16–21).Ya conocemos a los jefes de los cantores: Hemán, Asaf y Etán aun cuando aparecen aquí como designadosporprimera vez. Los sacerdotes(v. 24) tocaban las trompetas,como solían hacerlo en los traslados del Arca (Nm. 10:8) y en las fiestas solemnes (Sal. 81:3). Además de los tres jefes de los cantores, aparece aquí (v. 22) un director general de la música. Versículos 25–29 Al estar ya todo listo para el traslado del Arca a la ciudad de David y para su recepciónallí, tenemos ya el relato del traslado desde la casa de Obed-edom. I. Dios ayudóa los levitas que la transportaban. Si no nos ayuda Dios, ni un paso podemosdar. Es probable que, al tomar el Arca, se echaran a temblar recordando la desgraciade Uzá; pero Dios les ayudó, les quitó el miedo y les fortaleció la fe. Los ministros de Dios que llevan el tesoro del Evangelio en vasos frágiles (v. 2 Co. 4:7)
  • 37. tienen especialnecesidad de la ayuda de Dios para que en ellos sea glorificado Él mismo, y su Iglesiasea edificada. II. Al experimentar las señales de la presenciadivina entre ellos, le ofrecieronsacrificios de alabanza (v. 26). III.Hubo grandes muestras de regocijo:los cantores entonaron música sagrada, David danzó, y el pueblo lanzaba gritos de júbilo (vv. 27, 28). De ello estamos ya enterados por 2 Samuel 6:14, 15. CAPÍTULO 16 Con este capítulo se concluye el establecimiento delculto público a Jehová durante el reinado de David. I. La solemnidad con que fue asentada el Arca (vv. 1–6).II. El salmo que David dio a cantar en esta ocasión (vv. 7–36).III.La ordenación del culto público para en adelante (vv. 37–43). Versículos 1–6 El día en que el Arca de Dios fue asentada en la tienda que David había levantado para ella fue un día verdaderamente glorioso. I. El Arca había estado en la oscuridad de una aldea, en la campiña; ahora era trasladada a un lugar público,a la ciudad capital del reino. Había sido descuidaday hasta despreciada;ahora se le rendía la debidaveneración y se consultaba a Dios por medio de ella. No había todavía más que una tienda de campaña, una habitación muy modesta,con todo, éste era el tabernáculo del que David habla en los Salmos con tanto afecto. David levantó para el Arca una modestatienda de campaña pero se portó mucho mejor que Salomón, a pesar de que éste le edificó un magnífico templo, pues despuésle volvió la espalda. Los tiempos más pobres de la Iglesiasuelen ser los más puros.
  • 38. II. Ahora que David está satisfecho portener el Arca acomodada y próxima a él, se preocupa:1. De que a Dios le sea dada por ello la gloria: (A) Por medio de sacrificios (v. 1): holocaustos, en adoración de sus perfecciones,y ofrendas de paz, en reconocimiento de sus favores. (B) Por medio de cánticos; encargó a los levitas que hicieran constar por escrito la historia de este acontecimiento, mediante un cántico, para beneficio de otros. 2. De que el pueblo disfrute del regocijo consiguiente.Lo van a pasar muy bien a causa de la solemnidad de este día, pues él les va a dar, no sólo un regalo como rey, sino también una bendición en el nombre de Jehová (v. 2) como padre y como profeta. Versículos 7–36 El salmo de acción de gracias que compuso David por inspiración de Dios, lo entregó a los jefes de los cantores (v. 7) para que fuese cantado con ocasión de la entrada del Arca en la tienda preparada para ella. Está tomado de varios salmos: Desde el comienzo hasta el versículo 23, del Salmo 105:1 y ss.; del versículo 23 al 34 es todo el Salmo 96 con ligeras variaciones; el versículo 34 está tomado del Salmo 136:1 y algunos otros; y los dos últimos versículos están tomados del final del Salmo 106.Algunos comentaristas aseguran que esto nos garantiza el derecho de hacer lo mismo,de componerhimnos con extractos de los Salmos, según parezca mejor para expresar y excitar la devociónde los creyentes. En medio de nuestras alabanzas, no hemos de olvidar orar por ayuda y alivio para los creyentes y siervos de Dios que se hallan en apuros y aflicciones (v. 35): Sálvanos,oh Dios,salvaciónnuestra, recógenos,y líbranos de las naciones, de los paganos entre los que estamos dispersos y, con frecuencia,oprimidos.Cuando nos regocijemos de los favores que Dios nos dispensa,acordémonos de
  • 39. nuestros hermanos afligidos y perseguidosy oremos porsu liberación como oraríamos por la nuestra, pues somos miembros unos de otros (Ro. 12:5), por lo que no es impropio dar a entender: «Sálvanos», cuando decimos: «Sálvales», y viceversa. David comienza con: «Alabada Jehová» (v. 8), y concluye con «Bendito sea Jehová»(v. 36). Alabar y bendecira Dios ha de ser el Alfa y Omegade nuestras oraciones. Versículos 37–43 El culto a Dios no ha de ser obra solamente de un día solemne o de un día de triunfo, sino que debe ser obra de cada día. Por eso David se preocupade que haya continuidad en el culto. 1. En Jerusalén, donde estaba el Arca, fueron designados Asaf y sus compañeros para que ministrasen de continuodelante del Arca (v. 37). Allí no se ofrecíansacrificios ni se quemaba incienso, puesto que los altares no estaban allí, pero las oraciones de David eran como el incienso,y el alzarde sus manos como la ofrenda de la tarde (Sal. 141:2), así de temprano ocupó el culto espiritual el lugar del ceremonial. 2. No por eso había de omitirse el culto ceremonial, al ser de institución divina; por eso estaban en Gabaón los altares donde los sacerdotes ministraban, pues su oficio era sacrificar y quemar incienso,lo cual hacían continuamente,mañanay tarde, conforme a la ley de Moisés (vv. 39, 40). Aun cuando, por su naturaleza, estos servicios ceremoniales eraninferiores a los servicios espirituales de oración y alabanza, sin embargo,por ser tipo de la mediaciónde Cristo, se les honraba grandemente y su observancia era de gran importancia. En Gabaón, donde estaban los altares, David nombró también cantores para glorificara Jehová por ser eterna su misericordia (v. 41). Al final de la solemnidad:(A) El pueblo se fue satisfecho a sus casas. (B) David regresó para
  • 40. bendecirsu casa, pues el culto congregacionalno significa la abolición del culto familiar. CAPÍTULO 17 Este capítulo es idéntico a 2 Samuel 7. I. Dios acepta la buena intención de David al proponerseedificarle casa; y la promesaque Dios le hace a raíz de ello (vv. 1–15).II. David acepta la benévola promesade Dios de edificarle casa; y la oración que eleva en agradecimiento a Dios (vv. 16–27). Versículos 1–15 I. David no se sentía a gusto en su casa de cedro mientras el Arca moraba entre cortinas (v. 1). 1. Quienes considerancómo emplear el fruto de sus labores o negocios,harán bien en inquirir en qué condiciónse halla el Arca de Dios (el Evangelio y la iglesia), para ofrendarsegún el Señor les haya prosperado. II. También vemos cuán dispuestos debenhallarse los profetas y ministros de Dios para ofreceránimos a todo buen propósito (v.2). III.Cuán poco le afecta a Dios la pompaexterior en el culto. Su Arca se había contentado con un tabernáculo (v. 5). Dios había mandado a los jueces que apacentasena su pueblo,pero no que le edificasena Él casa de cedro (v. 6). IV. Cuán benignamente acepta Dios los buenos propósitose intenciones de los suyos, aun en el caso en que impide llevarlos a la práctica. No quiere que David edifique casa (v. 4). Ha de proveer para su construcción, pero no la ha de construir él. TambiénMoisés condujo a Israel hasta la vista de Canaán, pero tuvo que dejar a Josué el honor de introducir al pueblo en la Tierra Prometida. Pero no por prohibirle Dios edificarel templo ha de pensar que: 1. Su elevación al trono fue en vano (v. 7): «Yo te tomé del redil, no para que me edificases templo,sino para que fueses príncipesobre mi
  • 41. puebloIsrael». 2. Ni ha de pensar que su buena intención fue en vano y que va a perderla recompensapor no llevarla a cabo, pues Dios le va a recompensarcomo si la pusiera por obra (v. 10): «Jehová te edificarácasa y, aneja a ella, la corona de Israel».3. Ni ha de pensar que, puesto que él no ha de llevar a cabo esta buena obra, nadie la va a hacer y que en vano pensó él hacerla, pues «levantarédescendencia después de ti … Él me edificará casa» (vv. 11, 12). 4. Además,Dios le promete confirmarsu trono eternamente en el reinado del Mesías (v. Lc. 1:32,33). Versículos 16–27 David se dirige ahora a Dios del modo más solemne en respuestaal mensaje amoroso que ha recibido de Él. Recibe por fe las promesas,las acoge y queda persuadido de ellas, como los antiguos patriarcas (He. 11:13). ¡Qué estupendo ejemplo,para nosotros,de oración humilde, creyente y ferviente! Observemos únicamente aquellos puntos en que dicha oración, conforme la vemos aquí, difiere de la que consta en 2 Samuel 7: I. Lo que allí estaba en forma de interrogación («¿Es así como procede elhombre,SeñorJehová?»), aquí está en forma de reconocimiento (v. 17): «Me has miradocomoa un hombre excelente,oh Jehová Dios». Por la relación pactada en la que admite a los creyentes,Dios los consideracomo a personas de alto rango, aunque de su natural sean bajos y viles. II. Después de lafrase: «¿Qué más puedeañadirDavidpidiendo de ti», se añade aquí: «para glorificara tu siervo?» (v. 18). El honor con que Dios favorece a sus siervos al admitirlos, por pacto, a la comunión con Él es tan grande, que ellos no necesitan, ni pueden, desearser exaltados más honrosamente.
  • 42. III.Es muy de notar que lo que en 2 Samuel 7:21 se dice ser «por tu palabra», aquí se cambia en «por amorde tu siervo» (v. 19). Jesucristo es «el Verbo (la Palabra) de Dios» (Ap.19:13) y, al mismo tiempo, «el siervo de Dios» (Is.42:1), y es en atención a Él y a su mediación por lo que se hacen y se cumplen a los creyentes todas las promesas. IV. En Samuel,el Dios de las huestes es llamado«Diossobre Israel», aquí se le llama «Dios de Israel,Dios para Israel» (v. 24). Había en las naciones limítrofes los llamados diosesde tal y tal nación, pero no eran dioses para ellos,pues eran meras figuras que no les servían para nada. Pero el Dios de Israel es un Dios para Israel pues todas sus perfecciones y todas sus obras redundan en beneficio de su pueblo. V. Las últimas palabras de la oración eran en 2 Samuel 7:29: «y con tu bendiciónserá bendita la casa de tu siervo para siempre»; es éste el lenguaje de un santo deseo.Pero aquí las frases finales expresan una fe ardiente: «porque lo que tú, oh Jehová,bendices, será bendito para siempre» (v.27). La oración de David concluye, como la promesade Dios (v. 14), con un «para siempre». La palabra de Dios apunta hacia lo eterno, y a lo eterno debenapuntar nuestros deseosy esperanzas. CAPÍTULO 18 A quienes buscan primero el reino de Dios y su justicia, las demás cosas les serán añadidas (Mt. 6:33).Así le pasó a David. I. Sus éxitos en el exterior. Derrotó a los filisteos (v. 1), a los moabitas (v. 2), al rey de Sobá (vv. 3, 4), a los sirios (vv. 5–8) y a los edomitas (vv. 12, 13), además de hacer tributario suyo al rey de Hamat (vv. 9–11). II.Su prosperidad en el interior. Florecimiento de
  • 43. su corte y de su reino (vv. 14–17).De todo esto ya se nos informó en 2 Samuel 8. Versículos 1–8 «Despuésde estas cosas» (v. 1), David tuvo muchos éxitos. Después de la suave comunión con Dios, prosiguió en sus empresas conun vigor y una bravura extraordinarios. Los filisteos habían oprimido a los israelitas durante varias generaciones,pero ahora David los derrotó y los humilló (v. 1). Tal es la incertidumbre de las cosas de este mundo que, con frecuencia,los hombres pierdensu riqueza y su podercuando piensan que los tienen seguros.David derrotó a Hadad-ézer cuando éste iba a asegurarsu dominio sobreel río Éufrates (v. 3). Y los sirios de Damasco fueron derrotados cuando vinieron en ayuda de Hadad-ézer. Versículos 9–17 Con aquello con que Dios nos bendice,con eso mismo hemos de honrarle. Ya vimos antes (v. 6), y se repite ahora (v. 13), que Jehovádaba el triunfo a Daviddondequiera que iba. Dios da poder a los hombres,no para que se engrandezcan con él, sino para que hagan el bien con él. CAPÍTULO 19 Se repite aquí el relato de la guerra de David con los amonitas y los sirios, que ya vimos en 2 Samuel 10. I. Cortesíade David al enviar mensajeros al rey de Amón para darle el pésame porla muerte de su padre (vv. 1, 2). II. Gran descortesíadelrey de Amón al tratar tan vilmente a los mensajeros de David (vv. 3, 4). III.Justo resentimiento de David, y la guerra que estalló por esta causa, en la que los amonitas obraron con prudencia al conseguirla ayuda de los sirios (vv. 6, 7), pero Israel alcanzó una completavictoria (vv. 8– 19).
  • 44. Versículos 1–5 Bien les cae a los buenos ser buenos vecinos y, especialmente, ser agradecidos.David presentó sus respetos a Hanún por ser vecino suyo; la religión nos enseña a ser cortesesy amables con quienes viven entre nosotros,y la diferencia de creencias no debe ser obstáculo a esto. Pero,además, David recuerda la amistad que le había mostrado el padre de Hanún. Vemos también que quienes vilmente traman hacer daño, suelen sospecharde otros, sin motivo alguno, lo mismo que ellos piensan hacer. Los servidores de Hanún le dijeron que los mensajeros de David eran espías como siun hombre tan grande y poderoso comoDavid necesitase hacer cosa tan vil. Hanún se dejó persuadir y trató villanamente a los emisarios. Versículos 6–19 El corazón de los pecadores se endurece para su destrucción. Los amonitas se dieron cuenta de que se habían hechoodiosos a David (v. 6); si hubiesen sido prudentes,habrían ofrecido compensaciónpor la injuria que habían cometido.Pero,en vez de eso,se prepararon para la guerra, con lo que no hicieron otra cosa que atraer sobre sí mismos la ruina por mano de David. La valentía de los bravos se crece ante las dificultades.Cuando Joab se vio atacado de frente y por la retaguardia (v. 10), en vez de tocar a retirada, redobló su resolución, y no sólo habló, sino que actuó como un caballero al mostrar gran presenciade ánimo cuando se vio rodeado.Se comprometió consu hermano a ayudarse mutuamente (v. 12), se animó a sí mismo y animó a sus oficiales a actuar vigorosamente en sus respectivos puestos,y dejó a Dios el resultado (v. 13): «Haga Jehová lo que bien le parezca». Los amonitas hicieron cuanto pudieron para sacar partido de su buena posición,trajeron al campo de batalla buen ejército, pero luchaban
  • 45. por una mala causa, por lo que perdieronla guerra. Los sirios que habían luchado como mercenarios al lado de los amonitas, al verse derrotados,buscaron el apoyo de los sirios del otro lado del Éufrates, pero todo fue en vano (v. 18): «el pueblo sirio huyó delantede Israel»,y al ver que la fortuna estaba de parte de Israel, no sólo rompieron su alianza con los amonitas, sino que concertaron la paz con David (v. 19), hasta quedarlesometidos. CAPÍTULO 20 Se repite aquí el relato de las guerras de David. I. Con los amonitas (vv. 1–3). II. Con los gigantes de los filisteos (vv. 4–8). Versículos 1–3 Destrucciónde Rabá, la capital de los amonitas (v. 1), tras lo cual David se ciñó la corona de su rey (v. 2) y sometió a la gente a duros trabajos (v. 3). De este episodio tenemos más detalles en 2 Samuel capítulos 11 y 12. Fue durante el sitio de Rabá cuando David cayó en el gran pecado del asunto de Urías, cosa que el autor de Crónicas no menciona. Versículos 4–8 Los filisteos habían sido sometidos (18:1),pero quedaban por abatir los gigantes de Gat. En los conflictos espirituales hay pecados que,como estos gigantes, no se dominan sino tras larga lucha y con gran dificultad. 1. Vemos gigantes entre los filisteos, pero nunca entre los israelitas; vemos gigantes en Gat, pero no en Jerusalén. Es que el crecimiento de las plantas de Dios no se efectúaen volumen, sino en utilidad. 2. Los ayudantes de David aunque de estatura ordinaria, resultaban demasiado fuertes para los gigantes de Gat en cada encuentro, por cuanto tenían a Dios de su parte. No tenemos por qué temer a los hombres grandes que se nos opongan, pues es más grande el Dios que está por nosotros.¿Qué
  • 46. puede significar un dedo más o menos en cada mano y en cada pie (v. 6), frente al Dios Todopoderoso? CAPÍTULO 21 Pecado de David al censar al pueblo, y expiación que hizo por ese pecado,después de arrepentirse. Ya conocemosesta historia por 2 Samuel 24. Versículos 1–6 Habría de pensarse que censar no tenía nada malo. ¿Por qué no ha de conocerel pastor el número de sus ovejas? Pero David obró a impulso de su orgullo, y no hay pecado que más ofenda a Dios. I. Cuán activo se mostró en esto el tentador (v. 1): «Satanásse levantócontra Israel e incitó a David». En 2 Samuel 24:1 leemos que «Volvió a enojarse Jehová contra Israel e incitó a David». Hemos de entender que Dios permitió que Satanás incitase a David. La diferenciaentre ambos relatos se explica por la diferenciade tiempo en la redacciónde las respectivas fuentes. Crónicasse escribió despuésdeldestierro,cuando la menciónde Satanás ya no ofrecíatropiezo a los judíos confirmadosen su monoteísmo, mientras que los libros de Samuel seescribieronmuchos siglos antes, cuando (como en el libro de Job)no podían concebirque Satanás pudiese actuar al margen de Dios,sino a su servicio. Notemos que Satanás no movió a Dios contra Israel, sino que incitó a David, el mejor amigo de Israel, a censar al pueblo,con lo que atrajo la ira de Dios contra Israel. El diablo nos causa mayor perjuicio cuando nos incita a pecar contra Dios que cuando nos acusa delante de Dios. II. Joab, a quien David encargó este cometido,fue forzado a cumplir la orden del rey, después de haber opuesto la resistencia que pudo. Nadie estaba tan presto como él para todo que
  • 47. redundase en honor del rey o en beneficio delreino, pero en este asunto le habría gustado que se le excusara de actuar, pues lo veía como algo innecesario y peligroso.Hubo disgusto general ante la orden de David, lo cual confirmó a Joab en el desagrado que sentía. Dejó sin censar (vv. 5, 6) dos importantes tribus, Leví y Benjamín, y no procuró ser exacto en el censo de las demás porque lo hacía de mala gana. Ésta parece ser la mejor explicación de las diferencias que hallamos entre las cifras de 2 Samuel 24 y las de aquí. Versículos 7–17 David bajo la vara de Dios,vara de correcciónporel pecado de censar al pueblo. I. Cómo se le aplicó la corrección.Dios se percata de los pecados de los suyos y se disgusta sumamente con ellos, y no hay pecado que le disguste tanto como el orgullo. David se empeña en hacer el censo (v. 2): «Hacedcenso.… e informadmesobre el número». Pero Dios los cuenta ahora de otra manera diferente a la del informe que él recibe de Joab. Para su confusión,recibe amenaza de mortandad y ve al ángel con una espada desenvainada en su mano extendida contra Jerusalén (v. 16). La peste produce la mayor devastación en las ciudades más populosas. II. Cómo recibió la corrección.Reconoció supecado y su necedad,y suplicó que, fuese cual fuese la forma de expiación, le fuese perdonado su pecado: «Yo fui quien pequé…» Como si dijese:«Yo soy el culpable, así que yo debo sufrir el castigo, ya que soy yo el pecador».1. Se echa en brazos de la misericordiade Dios (aunque sabía que Dios estaba disgustado con él), sin quejarse de su justicia (v. 13): «Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo». Los buenos, aun cuando Dios se enoje contra ellos, siempre piensan bien de
  • 48. Dios. 2. Expresagran preocupaciónporel pueblo,y le llega al corazón verles atormentados con la plaga por culpa de él (v. 17): «Estas ovejas,¿qué han hecho?» Versículos 18–30 Tan pronto como David se arrepintió de su pecado,se arrepintió Dios del castigo y ordenó al ángel exterminador que volviera su espadaa la vaina (v. 27). David recibió instrucciones de erigir un altar en la era de Ornán, como se llama aquí a Arauna (v. 18). La orden de erigir un altar fue para David una bendita señal de reconciliación. David ofreció a Ornán pagarle por la era. Ornán se la cedíagratis. Dios mostró su aceptacióndel sacrificio respondiendo por fuego desde los cielosen el altardel holocausto (v. 26). El altar de bronce que había hecho Moisés estaba en Gabaón (v. 29), y allí se ofrecíantodos los sacrificios de Israel, pero David se aterrorizó de tal forma al ver al ángel con la espada desenvainada, que no se atrevía a ir allá (v. 30). La cosa requeríaprisa, ante la extensión de la plaga, y, por ello, Dios, en su misericordia,le ordenó levantar allí mismo un altar. Ante la urgencia, en cualquier lugar podíaDios ser aplacado. Cuando se pasó esta calamidad, David sacrificó allí siempre,a pesar de que todavía subsistíael altar de Gabaón. «Aquí me salió Dios al encuentro—parece pensarDavid—; y aquí espero volver a encontrarle.» CAPÍTULO 22 Fue tan grande la impresiónque recibió David en aquel lugar, que se sintió movido por Dios a edificarallí el templo (v. 1). I. Animado para esta empresa,se puso a hacer los preparativos (vv. 2–5). II. Dio instrucciones a su hijo Salomón acerca de la obra (vv. 6–16).III.Ordenó a los jefes o principales de Israel que ayudasen a Salomón en dicha obra. ¡Qué diferenciaentre el comienzo del
  • 49. capítulo anterior y el de éste! Allí, David, en su orgullo, se disponía a censar al pueblo;aquí, en su humildad, se dispone a hacer los preparativos para el servicio de Dios. Versículos 1–5 I. Se fija el lugar para la construccióndel templo (v. 1). El suelo era una era, pues el pueblo de Dios es muchas veces trillado y aventado (Is.21:10).El aventador está en la mano de Cristo, a fin de purificar el suelo de su era. Aquí ha de estar la casa de Dios, porque aquí está el altar de Dios;el templo fue edificado en atención al altar. Existen muchos altares antes de que allí haya templos. II. Preparativos para el edificio.David no lo va a construir, pero va a hacer todo cuanto pueda (v. 5): «David,antes de su muerte, hizo preparativosen gran abundancia». 1. Lo que le impulsó a ello. (A) Salomón era aún joven y no podía esperarse de él que se dedicase de inmediato a llevar adelante esta empresacon el vigor y la resoluciónque requería el caso, de forma que, a no ser que hallase ya las ruedas funcionando, estaba en peligro de perdermucho tiempo en los comienzos.(B) El templo había de ser majestuoso y suntuoso, fuerte y hermoso;todos los materiales habían de ser de lo mejor de sus clases respectivas, puesto que estaba destinado a servir y honrar al Señor del Universo entero, y a ser tipo de Cristo, en quien habita la plenitud de la Deidad y en quien están escondidostodos los tesoros.La grandeza del edificio ayudaría a los adoradores a sentir un santo pavor y una piadosa reverencia hacia Dios, e invitaría a los extranjeros a venir para ver esta maravilla, por la que podríanllegar tal vez al conocimiento delverdadero Dios.
  • 50. 2. Lo que preparó para la obra. En general, preparó abundante cantidad de madera de cedro,de piedras, hierro y bronce (vv. 2–4). El cedro lo adquirió de los de Tiro y Sidón. También escogiócomo canteros extranjerosque había en la tierra de Israel (v. 2). Versículos 6–16 Salomón había de edificarcasa a Jehová Dios de lsrael (v. 6). I. David le dice por qué no podíaedificarla él mismo.Pensaba hacerlo (v. 7), pero Dios se lo había prohibido por haberderramado muchasangre (v.8). Hay quienes opinan que Dios se referíaa la sangre de Urías, pero tal honor le fue negado antes de que David cometiesedicho pecado;por tanto, debe indicar la sangre derramada en las guerras, aun cuando éstas tuviesen una causa justa. II. Le indica la razón por la que esta empresaestaba reservada a él. 1. Porque Dios le había designado como el hombre que había de llevarla a cabo (vv. 9, 10). 2. Porque él disfrutaría de la comodidad y de la oportunidad para hacerla, pues tenía reposo de sus enemigos de fuera y disfrutaba de paz y tranquilidad en el país. III.Le da cuenta de los preparativos que ha hecho para el edificio (v. 14), para animarle a poner manos en una obra de tan sólidos fundamentos;el dinero que David había atesorado para esta obra era (v. 14) cien mil talentosde oro y un millón de talentos de plata (en 1976,y a juicio del Dr. Ryrie, el equivalente a unos dieciséis o diecisiete mil millones de dólares.Nota del traductor). IV. Le encarga la observancia de los mandamientos de Dios (v. 13). No ha de pensar Salomón que la construccióndel templo le va a dispensarde guardar la ley de Dios.
  • 51. V. Le anima grandemente a emprenderla obra y a llevarla a cabo (v. 13): Es una obra para Dios, y debe ser lo más perfecta posible. VI. Le anima a que no se contente con los preparativos que ha hecho su padre (v. 14). Ora por él (v. 12): «Jehová te de entendimiento y prudencia». Y concluye (v. 16): «Levántate,y manosa la obra;y Jehováesté contigo». Versículos 17–19 David ordena aquí a los principales de Israel que ayuden a Salomón en la gran obra que tiene que llevar a cabo. Dios les ha dado victoria, reposo y una buena tierra por heredad (v. 18). Por tanto, les urge a poner todo esfuerzo en aquello que debe estimular su celo (v. 19). CAPÍTULO 23 Después de las órdenes que ha dado acerca de la construcción del templo, David procede ahora a organizar el servicio del templo y poner en orden los oficios y los oficiales que han de servir allí. I. Nombra por sucesorsuyo a Salomón(v. 1). II. Cuenta a los levitas y les asigna sus respectivosoficios(vv. 2–5).III.Hace la cuenta de varias familias de levitas (vv. 6–23).IV. Hace un nuevo alistamiento de los levitas desde los veinte años de edad y les asigna sus oficios respectivos (vv. 24–32). Versículos 1–23 I. David nombró rey a Salomón, no para que reinase con él o bajo él, sino después que él. Lo nombró en solemne asamblea de todos los jefes de Israel, con lo que la intentona de Adonías de hacerse con el trono resultó tanto más desvergonzaday ridícula. II. Enumeración de los levitas, de treinta años para arriba hasta cincuenta, conforme a la norma vigente desde tiempos de Moisés
  • 52. (Nm. 4:2, 3). Su número en tiempos de Moisés según esta norma era de 8.580 (Nm. 4:47,48), pero ahora era de 38.000. III.Distribución de los levitas en sus respectivos oficios (vv. 4, 5), a fin de que todas las manos tengan algo que hacer, pues un levita ocioso es,más que ningún otro hombre,un mal parásito. La obra asignada a los levitas era de cuatro clases:1. Al mayor número de ellos se les asignó la direcciónde la obra de la casa de Jehová. De este servicio fueron encargados 24.000,casi dos tercios,a fin de que ayudasen a los sacerdotes a matar a las víctimas, lavarlas y quemarlas, tener a punto las ofrendas y las libaciones, conservar limpios todos los utensilios del templo y procurar que cada cosa estuviese en su lugar. Cada semana eran empleados1.000 en este servicio; así que había 24 turnos. Quizás éstos,mientras se llevaba a cabo la construccióndel templo, eran empleados enayudar a los albañiles. 2. Otros cumplían su oficio de enseñar y juzgar, no en los asuntos del templo,sino dispersos porel país.De éstos había en el reino 6.000,encargados de ayudar a los jefes y ancianos de cada tribu en la administración de la justicia. 3. Otros estaban encargados de guardar todas las entradas de la casa de Dios,examinar a los que deseaban entrar, y prohibir la entrada a los que no eran aptos para entrar en el templo. 4. Otros eran cantores y músicos para tomar parte en los servicios;éste era un oficio recién creado. IV. Los levitas fueron alistados en sus respectivas familias, para mejor conservar sus recíprocos registros,tarea que cada familia tenía que hacer para sí.En esta enumeración de las familias de los levitas, la posteridad de Moisés quedó al mismo nivel que los demás levitas, mientras que la posteridad de Aarón fue toda ella promocionadaal oficio sacerdotal: «para ser dedicados a las cosas más santas» (v. 13). La nivelación de la familia de Moisés con las
  • 53. demás familias de los levitas fue un ejemplo de humildad y de abnegación por su parte. No era Moisés un hombre que buscase su propio interés ni el de su familia, como se ve por el hecho de no haber dejado a sus hijos ninguna distinción, lo que era señal de que poseíael espíritude Dios, no el del mundo. La elevación de Aarón y de su familia al sacerdociofue una recompensapor su abnegación. Cuando Moisés,su hermano menor, fue hecho como un «dios» para Faraón, mientras él le servía de «boca» o portavoz para deciry hacer lo que se ordenase,Aarón no le discutió el puesto (más tarde lo hizo a instigación de su hermana María). Al someterseasí a su hermano menor, conforme a la voluntad de Dios, Dios exaltó grandemente a su familia. Versículos 24–32 I. Se hace una alteración en el alistamiento de los levitas para el servicio, pues mientras anteriormente no eran admitidos al servicio hasta que tenían treinta años (aunque eran admitidos a entrenarse a los veinticinco—Nm. 8:24—), David ordenó, bajo instrucción de Dios, que se les alistase para el ministerio de la casa de Jehová desde veinte años arriba (v. 24). Quizá los jóvenes levitas, al no serles asignado ningún servicio hasta los veinticinco años de edad, se volvían haraganes y, para impedirla formaciónde este mal hábito David quiere que se les emplee de veinte años arriba, poniéndolos así bajo disciplina. Ya no había que transportar el tabernáculo ni sus utensilios, el servicio era así mucho más fácil, y al entrar en él a los veinte años nadie quedaría sobrecargado de trabajo y, al haber tantos, todo israelita que trajese una ofrenda podríahallar un levita listo para atenderle. II. El servicio de los sacerdotes era(v. 13): «Quemarincienso delantede Jehová,ministrarley bendeciren su nombre». En este
  • 54. servicio no se habían de interferir los levitas; ya tenían suficientes oficios que cumplir (vv. 4, 5). 1. Los que habían sido designados para dirigirla obra de la casa de Jehová (v. 4) estaban bajo las órdenes de los hijosde Aarón (v. 28). Tenían a su cargo todo el trabajo de ordenación y limpieza en la casa de Dios. También habían de preparar los panes de la proposiciónque los sacerdotes colocaríandespués en la mesa, y suministrar la flor de harina y las tortas para ofrendas a fin de que los sacerdotes tuviesentodo a mano. 2. Los modelos de todas las pesas y medidas se guardaban en el santuario, y a los levitas correspondíacuidar de ellas, observar si eran exactas y contrastar con ellas toda otra clase de pesas y medidas cuando se les pedía.3. El servicio de los cantores era dar gracias y tributar alabanzas a Jehová (v. 30) mientras se ofrecíanlos sacrificios de la mañana y de la tarde, así como durante otras ofrendas de los sábados,novilunios, etc. (v. 31). Moisés les había encargado de tocar las trompetas sobre los holocaustos y los sacrificios de paz, así como en otras solemnidades (Nm.10:10). El sonido de la trompeta era estremecedory podíaafectar a los que asistían a los servicios,pero no era modulado como éste que David ordenaba ahora. Conforme la comunidad judía crecía, también se hacía más inteligente en sus devociones.4. El oficio de los porteros (v. 5) era tener la guarda del tabernáculo de reunióny la guarda del santuario (v. 32), a fin de que sólo se acercasen aquellos a quienes estaba permitido. CAPÍTULO 24 Especialdistribuciónde sacerdotes y levitas en sus respectivas clases,para mayor regularidad en el descargo de sus funciones.I. De los sacerdotes (vv. 1–19).II. De los levitas (vv. 20–31). Versículos 1–19
  • 55. La referenciaespecialque a estas regulaciones hizo Esdras fue de gran utilidad para poner en orden, al regreso de la cautividad, las cosas de Dios. Comienza el capítulo con la distribución de los sacerdotes de acuerdo con los hijos de Aarón (v. 1). 1. Esta distribución se hizo para reglamentar con orden el descargo de las funciones del ministerio sacerdotal. Así también en la iglesia, reino de sacerdotesy sacerdociode reyes, cada miembro tiene su oficio para bien de todo el Cuerpo de Cristo (Ro. 12:4,5; 1 Co. 12:12). 2. La distribuciónse hizo por suertes, para que su disposición fuese de Dios y se evitasen así disputas. Dios es Dios de paz tanto como de orden. 3. Las suertes se echaron en público con gran solemnidad,en presenciadel rey, de los príncipes yde los sacerdotes,para que no cupiese ni sospechade manipulaciones fraudulentas. 4. El oficio que se les encomendóa estos sacerdotesfue presidir en las cosas del santuario (v. 5), en sus diversos turnos y clases.Lo que se había de decidira suerte era sólo la precedencia,es decir, quién había de servir primero y quién después.De los 24 jefes de los sacerdotes,16 eran de la casa de Eleazar y 8 de la de Itamar. Se da a entender(v. 6) que el método de sacar las suertes era designaruna casa paterna para Eleazary otra para Itamar. Los dieciséis nombres de lade Eleazar se pusieron en una urna, los otros ocho de Itamar en otra y se sacaban alternativamente hasta que se acabasen los de Itamar, y los demás se adjudicaban a los de Eleazar; pero es más probable que se sacasen por suerte dos de Eleazar por cada uno de Itamar. 5. Entre las veinticuatro clases escogidas porsuerte, la octava es la de Abías (v. 10), la cual se menciona en Lucas 1:5 por ser la de
  • 56. Zacarías, el padre del Bautista, con lo que se muestra que estos turnos que David estableció,aunque se interrumpieron probablemente en algunos malos reinados, y del todo durante la cautividad de Babilonia, volvieron a funcionar hasta que los romanos destruyeron el segundo templo. Versículos 20–31 La mayoría de los levitas aquí citados se mencionaron ya en el capítulo 23:16 y ss. Pero aquí se mencionan como cabezas de los veinticuatro turnos de levitas que habían de asistir a los sacerdotes de los correspondientesveinticuatro turnos. Se hace notar (v. 31) que fueron tratadas las primerasfamilias igualque las últimas, lo cual significa que la precedenciase determinó,no por antigüedad, sino conforme Dios indicó por medio de las suertes. Los hermanos más jóvenes son tan aceptables para Cristo como los padres más antiguos. CAPÍTULO 25 Después de organizar los turnos de sacerdotes ylevitas, procede David a distribuir igualmente por sus turnos a los cantores. I. Las personas que fueron empleadas en este ministerio: Asaf, Hemán Jedutún (v. 1), sus hijos (vv. 2–6)y otros expertos en el oficio (v. 7). II. Se determina por suertes el orden en que habían de asistir (vv. 8–31). Versículos 1–7 I. Cantar las alabanzas de Dios es llamado aquí profetizar (vv. 1– 3). Ya tuvimos una indicación de esto en 1 Samuel 10:5;19:20, aunque allí entra el elemento probable de «trance», como es claro en el caso de Eliseo (2 R. 3:15). No significa, pues, que hablasen en nombre de Dios ni que tuviesen visiones, aunque de Hemán se nos dice (v. 5) que era «vidente del rey en las cosas de Dios».
  • 57. II. Este servicio se llama «la obra del ministerio» (v. 1; comp.Ef. 4:12). Así que estos cantores eran ministros y obreros. En nuestro presente estado de corrupcióny debilidad,ni aun este elevado servicio puede ejecutarse sin trabajo y fatiga. III.Hallamos aquí una gran variedad de instrumentos musicales para acompañar al canto: arpas, salterios, címbalos (vv. 1, 6) y, si traducimos literalmente la frase «para exaltarsu poder», tenemos «para levantarel cuerno», lo que podríaquizá significar que Hemán tocaba el único instrumento de viento (trompa o trompeta) entre los de cuerda, o que estaba al frente de los que tocaban instrumentos de viento (v. 5). IV. El principal objetivo de esta música, tanto vocal como instrumental, era la gloria y el honor de Dios. Y el objetivo de perpetuar en la iglesia el canto sagrado es salmodiaral Señor desde el fondo de nuestro corazón (v. Ef. 5:19); es de notar que el Apóstolmenciona eso a continuación de su exhortación a ser llenos del Espíritu, como primer fruto de tal llenura. V. Se toma nota (vv. 2, 6) de que esto se llevaba a cabo bajo las órdenes del rey. Su interés por la observancia correcta de las divinas instituciones, tanto antiguas como recientes,es un ejemplo a todos los constituidos en autoridad para usar su podera favor de la religión. VI. Los padres de las respectivas familias presidíaneste servicio: Asaf, Hemán y Jedutún (v. 1), y los hijos, lo llevaban a cabo bajo la dirección de sus padres (vv. 2, 3, 6). Es probable que Hemán Asaf y Jedutún hubiesen sido educados en las escuelas de los profetas por Samuel, quien había sido su fundador y presidente;entonces habrían sido alumnos, pero ahora eran maestros.Salomón
  • 58. perfeccionó lo que David había comenzado,así como David perfeccionó lo que había comenzado Samuel. VII.Había también otros, además de los hijos de esos grandes maestros,que son llamados hermanos de ellos, instruidos en el canto para Jehová,todos ellos maestros,en número de 288 (v. 7). Estarían al frente de los 4.000 que David había designado para alabara Jehová(23:5)en todos los lugares en que hubiese sagrada convocación,pues aun cuando los sacrificios instituidos por medio de Moisés habían de ofrecerse sólo en un lugar, las alabanzas a Dios han de ser expresadas y cantadas en todo lugar. Versículos 8–31 Al comienzo del presente capítulo se mencionan 24 personas como hijos de Asaf, Hemán y Jedutún. Etán había sido el tercero (6:44), pero es probable que hubiese muerto antes de esta nueva organización del culto y que hubiese sido designado Jedutún en su lugar (a no ser que Etán y Jedutún sean dos nombres de una misma persona). Todos los 24, mencionados porsus nombres en los versículos 2–4,habían de servir según el orden que determinara la suerte. I. Las suertes se echaron imparcialmente. Fueron distribuidos en 24 grupos de doce hombres cada uno, lo que hace la suma de 288, quienes servían una semana por turno. La mención de las tres hijas de Hemán se debe,probablemente,a que eran cantoras o acompañaban el canto con instrumentos musicales (v. Sal. 68:25). II. Dios determinó el orden como le plugo, sin tener en cuenta la precedenciade edad o de aptitudes musicales (v. 8). III.Es probable que fueran doce,unos para el canto y otros para los instrumentos, los que formasencada coro. Aprendamos también