El documento describe el orden que los religiosos tenían para enseñar la doctrina cristiana y otras materias a los niños indígenas en Nueva España. Mantenían escuelas dentro de las iglesias donde enseñaban lectura, escritura y canto religioso. Los domingos y días festivos, se reunían en los patios de la iglesia y castigaban a los que faltaban. También fundaron el Colegio de Santa Cruz para educar a 80 niños indígenas en gramática y otras ciencias.