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Literatura Universal: ¿qué opinas de la expresión de sentimientos a través de la literatura? 
Segundo trimestre 
Volumen 1, nº 2 
Puntos de interés es-pecial: 
• La literatura sirve para 
expresar el interior del ser 
humano y su percepción 
de lo que le rodea. 
• Esa expresión busca nuevas 
formas como cauce; así, 
por ejemplo, la prosa poé-tica 
del siglo XX. 
• Desde el Romanticismo, la 
libertad ha guiado la expre-sión 
literaria. 
Contenido: 
El amor petrarquista 2-3 
El Romanticismo 4-11 
Simbolismo y parnasia-nismo 
12- 
13 
Bohemia y Modernismo 14 
Las vanguardias 15- 
17 
El existencialismo 18 
El teatro 19 
Este trimestre está 
orientado a la expresión 
del interior del ser 
humano a través de la 
literatura. Obviamente, 
los momentos en que 
esto se ha dado son mu-chos 
más que los que 
aquí se estudian, que son 
sólo los más representa-tivos. 
El amor petrar-quista, 
por ejemplo, mar-có 
la poesía amorosa del 
Renacimiento y el Barro-co, 
aunque estaba basa-do 
en una serie de con-venciones 
que muchas 
veces disfrazaban el sen-timiento. 
La primacía de 
este se da especialmente 
en el Romanticismo, y 
por ello se le dedica bue-na 
parte del trimestre. 
En esta época, el escritor 
defiende ante todo su 
libertad creadora y cree 
que la literatura le per-mitirá 
expresar su ver-dadero 
Yo, o, al menos, 
buscar la comu-nión 
con la Natu-raleza 
y con el 
Todo. Dentro del 
Romanticismo, 
con todo, hay que 
distinguir entre 
diversas tenden-cias 
que depen-den 
además del 
país en que nos 
encontremos, si 
bien se trató de 
un movimiento 
fundamentalmente eu-ropeo. 
La crisis de fin de 
siglo y la renovación en 
la literatura no se cen-tran 
sólo en Europa sino 
que también tienen co-mo 
foco expansivo His-panoamérica, 
sobre todo 
en el caso del Modernis-mo, 
así como en las van-guardias. 
A pesar de 
ello, y por centrarnos en 
literaturas no hispanas, 
se repasa someramente 
la presencia de movi-mientos 
renovadores en 
Europa, sobre todo en la 
primera mitad del siglo. 
El existencialismo es el 
resultado de la crisis de 
la Guerra Mundial, y el 
absurdo de la vida se 
reflejará no sólo en poe-sía 
sino también en pro-sa 
y teatro. Para finali-zar, 
dos ejemplos de pro-sa 
poética de tipo orien-tal 
y de gran influjo en 
todo el mundo. 
Presentación 
IES Ramón y Cajal. 2006-2007 
Al acabar el trimestre sabrás... 
• Los rasgos princi-pales 
de los dife-rentes 
movimien-tos. 
• Los nombres de 
los principales 
autores y obras 
que los represen-tan. 
• Comentar textos 
de las épocas y 
tendencias princi-pales. 
• Relacionar los mo-vimientos 
litera-rios 
con los mo-mentos 
de la his-toria 
del pensa-miento 
y el hom-bre, 
sobre todo en 
el siglo XX. 
• Relacionar la lite-ratura 
y otras for-mas 
de arte que 
parten de las mis-mas 
ideas básicas. 
Prosa poética “oriental” 20- 
21
PÁGINA 2 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 
El amor petrarquista 
Tetrarca, 1304-1374 
eta laureado en Roma. Su mayor 
trabajo está inspirado por un 
amor de juventud, Laura, que ha 
quedado sin 
identificar pero 
ha sido inmor-talizado 
por sus 
poemas, mucho 
después de su 
muerte. Aunque 
la pasion parece 
surgir de un 
sentimiento verdadero, no se 
plantea la convivencia ni el matri-monio 
en esa relación. Imitó con-scientemente 
a los 
clásicos. Los poemas 
líricos dedicados a 
Laura se recogen en el 
Cancionero, basado en 
literature popular. 
Hizo famoso el soneto 
en Europa. 
Aunque podemos considerar que lo 
que se entiende por “amor román-tico” 
comienza con los trovadores 
de los siglos XIII-XIV (el amor cor-tés, 
que veneraba a la dama como 
la representación terrena de la 
belleza espiritual), fue 
Petrarca quien desarro-lló 
los tópicos amorosos 
en una serie de poe-mas: 
la belleza deslum-brante 
de la dama, la 
pureza angelical, la 
angustia del rechazo 
frente al deseo de pose-sión… 
Petrarca intro-duje 
el catálogo de per-fecciones 
físicas y me-táforas 
que ven los 
ojos como ventanas del 
Se puede decir que la literatura 
humanística comienza con Pet-rarca, 
que nació en Arezzo y se crió 
en el sur de Francia, ya que sus 
padres fueron exiliados por el 
mismo decreto florentino que ex-pulsó 
a Dante. Pasó su juventud 
en Avignón, donde volvió tras edu-carse 
en Bolonia, para trabajar de 
oficinista a la muerte de su padre. 
Su poesía erudita en latín lo hizo 
famoso y en 1341 fue coronado po- 
alma, etc., rasgos que han perdu-rado 
durante trescientos años de 
poesía renacentista. El influjo de 
Petrarca fue inmediato y arrolla-dor: 
todas las grandes figuras de la 
literatura europea desarrollaron y 
extendieron su legado: 
Chaucer, Ariosto, Tasso, 
Ronsard, Gracilazo, Góngo-ra, 
Camoes, Shakespeare… 
Posteriormente, autores del 
XVIII, XX y XX, como Pope, 
Byron, Rossetti o incluso 
Ezra Pound han continuado 
la tradición, que aún sigue 
viva, sobre todo en la litera-tura 
popular. 
propio poeta, hacia un 
atractivo joven cuya belleza 
y virtud admira, y hacia 
una oscura y misteriosa 
dama de la que el poeta 
está encaprichado. El joven 
se siente irresistiblemente 
atraído por la dama, con lo 
cual se cierra un triángulo, 
descrito por el poeta con 
La publicación de dos poemas 
eróticos según la moda de la 
época, Venus y Adonis (1593) 
y La violación de Lucrecia 
(1594), y sus Sonetos (1609) le 
dieron la reputación de bri-llante 
poeta renacentista. Los 
Sonetos describen la devoción 
de un personaje que a menu-do 
ha sido identificado con el 
una apasionada intensidad que, no 
obstante, no llega a alcanzar los 
extremos de sus tragedias, sino 
que tiende al refinamiento en el 
análisis de los sentimientos de los 
personajes. Fue principalmente su 
actividad como dramaturgo lo que 
le dio fama en la época. Otros poe-tas 
renacentistas ingleses: Ed-mund 
Spenser y Philip Sidney. 
Petrarca 
Shakespeare y la lírica inglesa 
Shakespeare 
Si no recuerdas la más ligera 
locura en la que el amor te 
hizo caer, es que no has 
amado 
Un ejemplo de belleza renacen-tista: 
“El nacimiento de Venus”, 
de Sandro Boticelli
VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 3 
SONETO A LAURA 
Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra, 
y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo; 
y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra; 
y nada aprieto y todo el mundo abrazo. 
Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra, 
ni me retiene ni me suelta el lazo; 
y no me mata Amor ni me deshierra, 
ni me quiere ni quita mi embarazo. 
Veo sin ojos y sin lengua grito; 
y pido ayuda y parecer anhelo; 
a otros amo y por mí me siento odiado. 
Llorando grito y el dolor transito; 
muerte y vida me dan igual desvelo; 
por vos estoy, Señora, en este estado. 
" Cuando trémula avives el fuego que destella, 
hilando y devanando cabe el hogar sentada, 
al modular mis versos dirás maravillada: 
--Ronsard cantó mis años, yo era joven y bella. 
Velando tu fatiga, te hablará la doncella, 
viendo cómo se enturbia de sueño tu mirada: 
-El amó tu belleza, y en su canción alada 
puso tu nombre y puso toda su gloria en ello. 
The little Love-God lying once asleep 
Laid by his side his heart-inflaming brand, 
Whilst many Nymphs that vow'd chaste life to keep, 
Came tripping by, but in her maiden hand, 
The fairest votary took ip that fire, 
Which many Legions of true hearts had warm'd, 
And so the General of hot desire, 
Was sleeping by a Virgin hand disarm'd. 
This brand she quenched in a cool Well by, 
Which from Love's fire took heat perpetual, 
Growing a bath and healthful remedy, 
For men diseas'd: but I my Mistress' thrall, 
Came there for cure and this by that I prove, 
Love's fire heats water, water cools not love. 
Shakespeare, 
Sonnet 154. 
Yo dormiré en el césped, fantasma vagaroso, 
y los mirtos oscuros me darán reposo; 
tú, blancos los cabellos, en tu sillón rendida, 
Lamentarás llorando mi amor y tu desvío... 
No espero a la tarde, que fuera desvarío: 
Coge desde temprano las rosas de la vida. " 
Fragmento de Sonetos a Elena. 
Textos 
Ronsard (1524-1585): un ejemplo en Francia. 
Una imagen del poeta 
Estaba un bello día, dormido el Niño-Amor 
A su lado está el fuego que incendia corazones. 
Mientras que varias Ninfas con voto de pureza, 
pasaron por allí. La mano virginal 
de la más bella virgen, tomó la dulce llama, 
que a legiones de almas había calentado, 
y así, el suave jastial del ardiente deseo, 
fue tomado del sueño por la casta doncella. 
Luego apagó la antorcha, en una fuente fría, 
que del fuego de Amor, tomó calor perpetuo, 
convertida en un baño que alivia a los enfermos. 
Esclavo de mi amada, llegué para curarme, 
y aprendí sólo esto: que el fuego del Amor, 
aunque calienta el agua, no enfría el corazón. 
Shakespeare, 
soneto 154 
Ilustración para los Sonetos 
All the world´s 
a stage. And 
all the men 
and women 
merely 
players. 
Shakespeare
PÁGINA 4 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 
Es difícil definir qué es el Roman-ticismo. 
Su carácter revoluciona-rio 
es incuestionable. Supone una 
ruptura con una tradición, con un 
orden anterior y con una jerarquía 
de valores culturales y sociales, en 
nombre de una libertad auténtica. 
Se proyecta en todas las artes y 
constituye la esencia de la moder-nidad. 
Aunque la unani-midad 
del movimien-to 
romántico reside 
en una manera de 
sentir y de concebir al 
hombre, la naturaleza 
y la vida, cada país 
produce un movi-miento 
romántico 
particular, distinto; 
incluso cada romanti-cismo 
Representación alegórica de la 
libertad 
nacional desarrolla distin-tas 
tendencias. En Francia o en 
España se suelen distinguir un 
romanticismo de apariencia católi-ca 
y nacional de otro más liberal y 
materialista. En Alemania o In-glaterra 
se diferencia un primer 
romanticismo de un segundo mo-vimiento, 
más maduro y menos 
teórico. 
El Romanticismo significó un 
cambio de gusto de la 
época y de las teorías 
estéticas de la creación. 
Lo moderno frente a lo 
neoclásico, simbolizado 
en lo francés y en la imi-tación 
de los modelos 
antiguos. Lessing ataca 
el teatro francés clasi-cista, 
propone imitar a 
Shakespeare y crear un 
drama nacional. Herder 
defiende la existencia de un espí-ritu 
nacional ligado al idioma cuyo 
desarrollo es la historia de cada 
país; la manifestación de ese espí-ritu 
en las creaciones del pueblo y 
en los grandes poetas, sobre todo 
en la Edad Media cristiana. Afir-ma 
el nacionalismo y el populismo 
que Schiller practicaría en su tea-tro. 
En Inglaterra revive el interés 
por la mitología y tradiciones me-dievales 
escandinavas o celtas 
(Ossian) y se cultiva un nuevo sen-timiento 
ante la Naturaleza 
(Wordsworth y Coleridge). Goethe, 
en Werther, dibuja el "mal del si-glo", 
y en su Fausto, busca un sue-ño 
imposible de inmortalidad. F. 
Schlegel, contra la necesidad de-fendida 
por los neoclásicos de ajus-tar 
la creación a unas reglas o le-yes, 
sostiene que la poesía crea sus 
propias normas pues es engendra-da 
por la fuerza original invisible 
de la Humanidad. 
racional. El romántico, además de 
su rebeldía co-ntra 
el orden 
del mundo here-dado, 
se opone a 
la separación 
entre razón y 
s e n t i m i e n t o , 
entre lo real y lo 
irreal. Para el 
romántico la 
Naturaleza no es un objeto, un 
todo mecánico como quería Descar-tes, 
sino un todo orgánico, vivo. El 
yo romántico rechaza formar parte 
de la Naturaleza como una pieza 
más de su engranaje, y, por 
el contrario, hace constar su 
individualidad, su capaci-dad 
creadora y transforma-dora 
que extrae de sí mis-mo, 
de su interior, y plantea 
una relación con la Natura-leza 
como una comunicación 
del Uno al Todo. El conflicto 
del hombre romántico, el 
La Ilustración, heredera del Rena-cimiento, 
significó una reordena-ción 
del mundo y un impulso al 
progreso de las ciencias, todo ello 
necesario para acabar con los pre-juicios 
y la superstición. La Ilus-tración 
cumplió su misión: afirmar 
al hombre, concediéndole el poder 
de conquistar la Naturaleza y do-minarla 
en un sueño de progreso 
hacia la felicidad. Pero los pensa-dores 
ilustrados imponen límites al 
conocimiento: ante la imposibili-dad 
de conocer la cosa en sí, sólo se 
interesan por el conocimiento de 
los fenómenos, de la realidad sen-sible, 
considerando que 
aquello que nuestros senti-dos 
no pueden concebir no 
tiene ninguna utilidad. El 
romántico, sin embargo, en-tiende 
que en el interior del 
hombre actúan distintas 
fuerzas, y que la esencia de 
lo humano rebasa la esfera 
de lo inconsciente y de lo 
"mal del siglo", su crisis religiosa y 
existencial es conse-cuencia 
de su propia 
singularidad y de la 
imposibilidad de fun-dir 
su Yo con la alteri-dad, 
con el Todo; de, 
siendo finito, desear 
unirse y transformar-se 
en infinito. 
El romántico hereda del ilustra-do 
el tedio de la civilización, que 
produce seres artificiales e insensi-bles; 
hereda la admiración hacia el 
primitivismo del buen salvaje, es-tropeado, 
según Rousseau, por la 
cultura y la civilización. Al román-tico 
le asusta el futuro que la cien-cia 
y el progreso anuncian, y qui-siera 
volver a la plena integración 
con la Naturaleza, al árbol de la 
vida, que existió en el Paraíso an-tes 
de que se interpusiera el árbol 
de la ciencia. 
El Romanticismo 
Ilustración frente a Romanticismo 
Descartes 
"imagínate lo finito bajo la 
forma de lo infinito y pensarás 
al hombre" (F. Schlegel).
VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 5 
Temas del Romanticismo. 
Egocentrismo: El alma romántica 
no es dada desde fuera al indivi-duo, 
sino que éste la crea cuando 
tiene conciencia de sus sentimien-tos. 
Convierte al 
individuo en sin-gular 
y universal, 
de modo que el 
Universo sólo es 
posible concebirlo 
partiendo del 
conocimiento de 
sí mismo, pues el 
hombre es la ima-gen 
del Macrocos-mos. 
Libertad: El reino 
de la libertad 
absoluta es el 
ideal romántico, 
el principio de 
toda ética romántica: libertad for-mal 
“Don Juan” es una de las figuras que simboliza 
el espíritu romántico. 
en el arte, entendida como 
necesidad del individuo para ex-plorarse 
y explorar el mundo exte-rior. 
El romántico se concibe como 
un ser libre, el cual se manifiesta 
como un querer ser y un buscador 
de la verdad. La libertad, como el 
infinito, es más una aspiración 
que una realidad. 
El amor y la muerte: El 
romántico asocia amor y 
muerte, como ocurre en el 
Werther de Goethe. El 
amor atrae al romántico 
como vía de conocimiento, 
como sentimiento puro, fe 
en la vida y cima del arte y 
la belleza. Pero el amor 
acrecienta su sed de infini-to. 
En el objeto del amor 
proyecta una dimensión 
más de esta fusión del Uno 
y el Todo, que es su princi-pal 
no alcanzará la 
armonía en el 
amor. En el amor romántico hay 
una aceptación de la autodestruc-ción. 
En el amor se encarna toda 
la rebeldía romántica: "Todas las 
pasiones terminan en tragedia, 
todo lo que es limitado termina 
La literatura romántica. 
objetivo. Pero 
muriendo, toda poesía tiene algo 
de trágico" (Novalis). En la muer-te, 
el alma romántica encuentra la 
liberación de la finitud. 
La religión: Lo que hay de esen-cialmente 
nuevo en la religión de 
los románticos, sobre todo en Ale-mania, 
es el sentimiento interior. 
Para todos los románticos no existe 
Dios fuera del mundo y del hom-bre, 
y debemos actuar motivados 
por el entusiasmo y el amor 
("sintiéndose lleno de Dios", F. 
Schlegel. 
Nacionalismo: La reivindicación 
del espíritu nacional (Volkgeist), la 
manifestación de ese espíritu en 
las creaciones del pueblo y en los 
grandes poetas y la oposición al 
clasicismo francés favoreció el cul-tivo 
de literaturas nacionales mo-dernas 
o románticas. 
El Romanticismo en literatura significa libertad, en la elección de la forma y en la elección del 
contenido. Se trata de una literatura revolucionaria por cuanto supone la liquidación de la nor-ma 
clásica y la enemiga de los neoclasicistas. En Francia se dio la más cruenta batalla entre 
“El sueño de la razón”, 
de Goya 
clásicos y románticos. 
Si bien la poesía vio la aparición de nuevas formas como el lied alemán, la balada o el poema dramático, es en 
el teatro donde se producen los mayores cambios respecto a la normativa neoclasicista. El drama nuevo exige 
una libertad que sólo se había alcanzado en la obra de Shakespeare, y en casi todos los países europeos es pro-ducto 
entre otros factores de un desarrollo del espíritu nacional y nacionalista que propugna la necesidad de 
suprimir la influencia extranjera y la importación del programa clásico procedente de Francia, y de crear una 
literatura nacional. De ahí que los temas históricos y nacionales desempeñen en este nuevo drama un papel de 
suma importancia, en la medida que se reivindica la propia identidad. Frente a las unidades que los clásicos 
defendían como necesarias para componer un drama, los románticos consideran que cada tema impone reglas 
particulares. Es decir que la forma debe ser orgánica y no mecánica. Los temas los prefieren históricos y que 
expresen los derechos de los oprimidos. Shakespeare, Lope de Vega, Calderón o Schiller pasan a ser los modelos 
invocados. 
La nueva novela se convierte en un medio de describir sensaciones y pasiones, y se crea la novela histórica, 
cuyo maestro fue Walter Scott. El protagonista frecuentemente es el doble del autor, el cual penetra en su inter-ior 
y describe sus sentimientos, al igual que recrea lo maravilloso, lo exótico o la aventura. Werther, de Goethe, 
fue para los románticos el modelo bajo la forma una novela-diario que penetra en la interioridad del personaje, 
comunica sus sentimientos, y los hace universales.
PÁGINA 6 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 
El Yo Romántico 
La rebelión romántica es un tipo 
de Yo prometeico; la energía irre-frenable 
del deseo del rebelde, 
que reclama libertad y poder, 
hace estallar todo tipo de barre-ras, 
políticas, estéticas, físicas y 
morales. Lord Byron, 
que fusiona vida y 
literatura, resume la 
coincidencia de lo eró-tico 
y lo político del 
prometeísmo románti-co. 
El mito prometeico 
también arroja aspec-tos 
negativos: el Ti-tán, 
Lucifer, por su 
rebeldía son condena-dos 
al castigo y al do-lor 
eternos. 
Mientras el Yo prometeico se 
centra en el deseo en relación a 
su objeto, el Yo solitario está 
construido en el espacio vacío 
inevitable que hay entre ambos. 
En la poesía inglesa, la aliena-ción 
del sujeto soli-tario 
suele presen-tarse 
en relación a 
la naturaleza, pero 
en el continente eu-ropeo 
el mundo del 
que está alienado 
tiende a ser el mun-do 
social e histórico. 
Los románticos con-ceptuaron 
el Yo co-mo 
un desdobla-miento 
rousse-niano 
en un Yo social y un Yo 
profundo. La individualidad, y 
especialmente el Yo no social 
más profundo -las "cavernas del 
espíritu de Shelley- es el punto 
de partida inevitable para una 
literatura romántica. Gran parte 
de la literatura romántica adopta 
la forma de un diálogo íntimo, de 
comunicación con la capacidad 
inventiva del espíritu. Por tanto, 
el Yo poético que puede trascen-der 
las fronteras de lo subjetivo y 
lo objetivo mediante su actividad 
creativa está construido como 
diálogo de dos entidades: la men-te 
consciente y las fuerzas in-conscientes 
de la fantasía. 
El bandolero representa los ideales románticos 
de libertad, individualismo y exotismo. 
timientos y de la pasión. Tradicio-nalmente 
la valoración de lo irra-cional 
y sentimental se otorga al 
siglo XIX, pero 
la centuria ante-rior 
también 
asumirá la im-portancia 
de 
estas zonas de 
la psique huma-na, 
como se 
aprecia en la 
importancia que 
el siglo XVIII da a la sublimidad. 
Para los clasicistas la belleza de-pende 
de las cualidades materia-les 
de los objetos (unidad, varie-dad, 
regularidad, orden, propor-ción, 
etc.) más que de la sensación 
que producen éstos en 
quien los contempla. La 
belleza, en consecuencia, 
ha de proporcionar un esta-do 
de placer sereno, fruto 
del orden y la proporción, 
como ocurre con el arte 
griego. Pero junto a la be-lleza 
clásica y serena, los 
Entre 1770 y 1800 "Europa se 
acostó absolutista y neoclásica y se 
levantó demócrata y romántica". 
Gracias a la revolución industrial 
inglesa (1760-1840), que desarrolla 
una clase burguesa y sienta las 
bases del liberalismo; gracias a la 
revolución francesa (1789), que 
proclama los principios de libertad, 
igualdad y fraternidad; gracias 
igualmente a la revolución ameri-cana 
con su Declaración de Inde-pendencia 
(1776), que hace de los 
derechos del hombre su centro y 
establece la república como forma 
de gobierno y al pueblo como fuen-te 
exclusiva del poder; gracias a 
todos estos hechos la Libertad re-emplaza 
a la tiranía, el poder abso-luto 
se ve limitado y la demo-cracia 
se erige en ideal de go-bierno. 
Pero el siglo XVIII no 
es sólo despotismo ilustrado, 
racionalismo y neoclasicismo. 
Conviven con estas tendencias 
dominantes las corrientes de-ístas 
y místicas, y se reivindi-ca 
también el valor de los sen-neoclásicos 
también disfrutaron de 
la sublimidad, de las emociones 
fuertes en el arte, de la Naturaleza 
majestuosa y sublime, 
de los motivos fúne-bres, 
macabros o so-b 
r e n a t u r a l e s . 
La revalorización de 
nuestros sentidos que 
llevaron a cabo los 
pensadores ilustrados 
haciendo depender de 
ellos la certidumbre o 
incertidumbre de aquello que se 
quiere conocer presupone de algu-na 
manera la subjetividad radical 
que defienden los románticos. Pero 
estos últimos rechazaron las limi-taciones 
que apresaban la activi-dad 
del conocimiento guiado única-mente 
por la Razón y la experien-cia, 
basándose en la unidad del 
hombre, en el hombre como una 
totalidad, imagen del Universo. 
Diderot y Rousseau rehabilitan la 
sensibilidad, la pasión y el amor 
por la naturaleza. El Romanticis-mo 
hará de ellos el centro de la 
existencia humana. 
Los precedentes del Romanticismo 
Kant 
La noche es sublime, el día es 
bello 
Kant
VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 7 
Se puede decir que Goethe está a 
caballo entre dos épocas, ya que 
vive entre 1749 y 1832. Sus prime-ras 
obras están vinculadas al mo-vimiento 
prerromántico Sturm 
und Drang (tempestad y empuje). 
Su libro juvenil Las tribulaciones 
del joven Werther es una novela 
epistolar que narra una historia de 
amor no correspondido que termi-na 
con el suicidio del protagonista. 
Tuvo un éxito extraordinario en 
Europa. Su obra más famosa es el 
poema dramático de tema filosófico 
Fausto. En la primera generación 
romántica, destacan Novalis, von 
Kleist y Hölderlin, este último fa-moso 
por su novela epistolar Hipa-rión. 
En su obra destaca la presen-cia 
de elementos clásicos. En una 
segunda generación de escritores, 
se potencia la recuperación de la 
literatura oral (Grima) y el género 
del cuento, en el que destaca 
E.T.A. Hoffmann (Cascanueces y el 
rey de los ratones, por ejemplo). 
Heine fue famoso sobre todo por su 
Libro de canciones, es sobre todo 
un gran prosista; entre sus traba-jos 
hay que señalar las crónicas 
periodísticas de tema sociopolítico 
con las que se ganaba la vida. 
sando los dos, pone su mano enci-ma 
cementerio (…) ¡Pero tú brillas 
todavía, sol del cielo! ¡Tú verdeas 
aún, sagrada tierra! Todavía van 
los ríos a dar en la mar y los árbo-les 
umbrosos sombrean al medio-día. 
El placentero canto de 
la primavera acuna mis mor-tales 
pensamientos. La ple-nitud 
del mundo infinita-mente 
vivo nutre y sacia con 
embriaguez mi indigente 
ser. ¡Feliz naturaleza! No sé 
lo que me pasa cuando alzo 
los ojos ante tu belleza, 
pero en las lágrimas que 
lloro ante ti, la bienama- 
No tengo nada de lo que pueda 
decir: esto es mío. 
Lejos y muertos están mis seres 
queridos, y ya no hay voz alguna 
que me hable de ellos. Mi 
negocio aquí en la tierra ha 
terminado. Emprendí la 
tarea pleno de voluntad, me 
desangré en ella, y no he 
enriquecido el mundo en un 
solo céntimo. 
Desconocido y solitario 
vuelvo a mi patria y vago 
por ella como por un vasto 
da de las bienamadas, hay toda la 
alegría del cielo. Todo mi ser calla y 
escucha cuando las dulces ondas del 
aire juegan en torno a mi pecho. 
Perdido en el inmenso azul, levanto 
a menudo los ojos al éter y los incli-no 
hacia el sagrado mar, y es como 
si un espíritu familiar me abriera 
los brazos, como si se disolviera el 
dolor de la sociedad en la vida de la 
divinidad. Ser uno con todo, esa es 
la vida de la divinidad, ese es el cielo 
del hombre. Ser uno con todo lo vi-viente, 
volver, en un feliz olvido de 
sí mismo, al todo de la Naturaleza, 
esta es la cima de los pensamientos. 
Romanticismo alemán 
Textos: Hiperión. 
Hölderlin 
de la mía, y en la animación 
del diálogo se me acerca más, has-ta 
el punto de sentir yo el divino 
aliento de su boca en mis labios…, 
creo rodar por tierra cual herido 
del rayo (…) Ella es para mí sagra-da. 
Todo deseo calla en su presen-cia. 
No sé jamás lo que me pasa 
cuando estoy a su lado: es algo así 
como si el alma me palpitase en 
todos mis nervios… Tiene una me-lodía 
que toca en le clave con todo 
el poder de un ángel, tan sencilla y 
tan ideal. Es su canción favorita, y 
a mí se me quitan toda pena, toda 
confusión y mal humor en cuanto 
percibo su primera nota. 
¡Oh, y cómo me corre la sangre por 
todas mis venas cundo impensada-mente 
rozan mis dedos los suyos o 
nuestros pies se encuentran por 
debajo de la mesa! Me aparto como 
el fuego, y un secreto poder me 
obliga a acercarme de nuevo. ¡Y 
qué vértigo el que me marea todos 
mis sentidos! ¡Oh… y su inocencia, 
su alma despreocupada, no siente 
cuánto me hacen sufrir sus peque-ñas 
confianzas! Cuando, conver- 
Fausto 
El cuento “Cascanueces” es 
famoso por el ballet del mismo 
nombre de Tchaikovski. 
Textos: Las tribulaciones del joven Werther.
PÁGINA 8 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 
Romanticismo francés 
Versión infantil del personaje de 
Víctor Hugo 
so hasta el pecho. Tenía una combi 
-nación de muslos y de piernas tan 
extravagante que sólo se toca-ban 
en las rodillas y, además, mirándo-las 
de frente, parecían dos hojas de 
hoz que se juntaran en los mangos; 
unos pies enormes y unas manos 
monstruosas y, por si no bastaran 
todas esas deformidades, tenía 
también un aspecto de vigor y de 
agilidad casi terribles; era, en fin, 
algo así como una excepción a la 
regla ge-neral, que supone que, 
canto la belleza como la fuerza, 
deben ser el resultado de la armo-nía. 
Ése era el papa de los locos 
que acababan de elegir; algo así 
como un gigante roto y mal recom-puesto. 
En Francia, de gran tradición cla-sicista, 
el Romanticismo aparece 
tardíamente, y ofrece desde el 
principio una tendencia liberal 
(basada en la rebeldía) y otra con-servadora 
(centrada en las tradi-ciones 
y el pasado nacional). Se 
manifiesta poco en 
poesía y la gran figu-ra 
es Víctor Hugo 
(1802-1885), que evo-lucionó 
en su larga 
vida y prolífica obra 
(cultivó todos los gé-neros) 
desde el con-servadurismo 
al pro-gresismo. 
Se le consi-dera 
el introductor de 
la nueva estética ro-mántica, 
sobre todo 
La aclamación fue unánime. 
Todo el mundo se dirigió hacia la 
capilla y sacaron en triunfo al 
bienaventurado papa de los locos y 
fue entonces cuando la sorpresa y 
la admiración llegaron al colmo, al 
ver que la mueca no era tal; era su 
propio rostro. Más bien toda su 
persona era una pura mueca. Una 
enorme cabeza erizada de pelos 
rojizos y una gran joroba entre los 
hom-bros que se proyectaba inclu- 
para el drama, como demuestra su 
prefacio a la obra Cromwell. Con 
ella y Hernán rompe la normativa 
de la tragedia clásica francesa. En 
sus primeros libros de poesía, co-mo 
Baladas o Las hojas de otoño, 
se expresa con gran pureza for-mal, 
y en obras posterioes 
adquirió mayor gravedad y 
profundidad (Los castigos, 
Las contemplaciones). En sus 
novelas, de tema histórico, 
planteaba temas de carácter 
humano y social. Destaca 
Nuestra señora de París, am-bientada 
en la Edad Media, y 
Los Miserables, que recrea 
episodios revolucionarios de 
1832 en París. 
Otros autores son: Prosper Meri-mée, 
que se inspira en España pa-ra 
escribir relatos como Carmen, y 
que cultivó sobre todo la novela 
histórica; Théophile Gautier, que 
es uno de los cultivadores del cuen-to 
fantástico en el Romanticismo, 
en su caso tratado con gran esteti-cismo. 
Defiende el arte por el arte, 
con un fin puramente estético, idea 
que estará en vigor en los poetas 
franceses del último tercio de siglo, 
sobre todo en los parnasianistas. 
Como periodista, escribió ensayos 
y crónicas de viajes, una de ellas 
sobre España. Gérard de Nerval es 
un autor cuya obra, vida y suicidio 
anticipan la poesía maldita poste-rior. 
Con lo onírico preludia el su-rrealismo. 
en otras publicaciones, y cada ca-pítulo 
termina en suspense 
para suscitar la curiosidad 
del lector. Su principal au-tor 
es Alexandre Dumas 
(1802-1870), con obras co-mo 
Los tres mosqueteros o 
El conde de Montecristo. 
Julio Verne (1828-1905) 
escribió novelas de aventu- 
En esta época surge una novela 
popular llamada “folletín”; 
constituye un subgénero ca-racterizado 
por la simplicidad 
psicológica y el argumento 
dramático y sentimental, con 
recurrencia a temas amoro-sos, 
pero también al misterio 
y lo escabroso. Se publica por 
partes y capítulos, a menudo 
ras y de anticipación científica, por 
lo que es considerado uno de los 
padres de la literatura de ciencia 
ficción. En sus novelas describe 
máquinas e ingenios que se han 
hecho realidad (submarino, cohete 
espacial…). Destacan Veinte mil 
leguas de viaje submarino, Viaje al 
centro de la Tierra, La vuelta al 
mundo en ochenta días... 
Víctor Hugo: Nuestra Señora de París. 
El folletín y la novela de aventuras. 
Versión infantil 
de Los tres mos-queteros 
Esta obra es famosa por haber 
sido llevada repetidas veces al 
cine, incluso en versión infantil.
VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 9 
Romanticismo inglés 
Los escritores ingleses de princi-pios 
del XX manifiestan la rebel-día 
propia del Romanticismo de 
dos maneras: a través del rechazo 
a la burguesía 
industrial (huida 
al pasado, exotis-mo) 
y a través de 
un lenguaje libre 
e irracional, regi-do 
sólo por el sen-timiento. 
Arranca 
con las Baladas 
líricas de Words-worth 
(1770- 
1850) y Coleridge 
(1772-1834). El 
máximo esplen-dor 
del Romanti-cismo 
inglés se 
alcanza con Lord Byron, Shelley y 
Kyats, conocidos como “poetas 
satánicos”. Sus propias vidas, con 
muertes prematuras, son ejemplo 
de Romanticismo (busca 
información sobre ellas). De 
Byron (1788-1824) desta-can 
I had a dream, which was not all a dream. Tuve un sueño, que no era del todo un sueño. 
The bright sun was extinguish'd, and the stars El brillante sol se apagaba, y los astros 
Did wander darkling in the eternal space, Vagaban apagándose por el espacio eterno, 
Rayless, and pathless, and the icy earth Sin rayos, sin rutas, y la helada tierra 
Swung blind and blackening in the moonless air; Oscilaba ciega y oscureciéndose en el aire sin luna; 
Morn came, and went - and came, and brought no day, La mañana llegó, y se fue, y llegó, y no trajo consigo el día, 
And men forgot their passions in the dread Y los hombres olvidaron sus pasiones ante el terror 
Of this desolation; and all hearts De esta desolación; y todos los corazones 
Were chill'd into a selfish prayer for light: Se congelaron en una plegaria egoísta por luz 
Byron: “Darkness”. 
This living hand, now warm and capable 
Of earnest grasping, would, if it were cold 
And in the icy silence of the tomb, 
So haunt thy days and chill thy dreaming nights 
That thou wouldst wish thine own heart dry of blood 
So in my veins red life might stream again, 
And thou be conscience-calmed—see here it is— 
I hold it towards you. 
Keats, “This living hand” 
Las peregrinaciones de 
Childe Harold, El corsario 
y Don Juan, narraciones en 
verso. Shelley (1792-1822) 
fue amigo y compañero de 
viaje de Byron. Escribió 
extensas obras entre dra-máticas 
y poéticas, como 
Prometeo liberado, en la 
que expresa su fe en la 
Humanidad, y La reina 
Mab. Kyats 
(1795-1821) escri-bió 
largos poemas narrativos, como 
Endimión, homenaje a la cultura 
griega, pero su fama se debe a sus 
poemas breves, donde, con imáge-nes 
sugestivas en busca de la belle-za, 
reflexiona sobre la condición 
humana, el tiempo y el arte, dando 
rienda suelta a sus sentimientos. 
En paralelo a la poesía, se cultiva 
la novela histórica, uno de los gé-neros 
románticos preferidos, por su 
atracción hacia los tiempos pasa-dos 
y el deseo de evasión. Destaca 
en este campo el escocés Walter 
Scout (1771-1832), cuyas novelas, 
ambientadas en la Edad Media, 
tienen un tono rebelde y naciona-lista. 
Las más famosas son Ivan-hoe, 
La flecha negra o Quintin 
Durward. 
Textos: 
Retrato de Lord Byron, máximo representante. 
Solo, solo, totalmente solo, 
solo en la ancha inmensidad del mar; 
y Cristo no tuvo piedad 
de mi alma en agonía. 
¡Tantos hombres tan hermosos, 
y todos ellos muertos yacían! 
Y miles de cosas repugnantes 
seguían vivas, como yo. 
Miré hacia el mar putrefacto, 
y en seguida aparté los ojos; 
miré hacia la cubierta fantasma, 
y allí yacían los hombres muertos. 
Miré al cielo, e intenté rezar; 
pero en cuanto había terminado una oración, 
un maligno susurro me alcanzaba y me volvía 
el corazón tan seco como el polvo. 
Coleridge: “Balada del viejo marinero”
PÁGINA 10 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 
Frankenstein o El moderno Prometeo 
Mary Shelley nació en 1797 y mu-rió 
en 1851. Los hechos más im-portantes 
de su vida, los que más 
interés revisten, son los siguien-tes: 
era hija de dos pensadores 
progresistas, William Godwin y 
Mary Wollstonecraft, quienes es-tablecieron 
las bases 
esenciales de su tena-cidad 
intelectual y 
avanzada educación. 
Fue compañera y, 
luego, segunda esposa 
del poeta Percy 
Bysshe Shelley, unión 
que duró 8 años, has-ta 
la muerte de éste 
en 1822. Fruto de 
esta convivencia fue-ron 
varios embarazos, 
el vívido recuerdo de 
una apasionante juventud, y un 
único hijo, un varón. Escribió no-velas 
y relatos, dos de ellos extra-ordinarios: 
Frankenstein, la céle-bre 
obra de ciencia ficción, y la 
novela futurista The last man (El 
último hombre). Fue, además, 
editora de las obras de Shelley y 
contribuyó enormemente, tanto a 
la comprensión de sus textos como 
a la historia de la critica biográfi-co- 
literaria, de la que fue pionera. 
Sobre cómo surgió Frankenstein, 
afirma: 
"En el verano de 1816 visitamos 
Suiza y nos convertimos en veci-nos 
de Lord Byron. "Cada uno 
de nosotros escribirá una his-toria 
de fantasmas", dijo Lord 
Byron, y su propuesta fue 
aceptada. Éramos cuatro. (...) 
Yo me urgí a mí misma a pen-sar 
una historia, una historia 
que pudiese rivalizar con las 
que nos habían arrastrado a 
aquella empresa. Una historia 
que hablase de los mis-teriosos 
temores de la 
naturaleza y que des-pertase 
el más intenso 
de los terrores, una historia que 
creara en el lector miedo a mirar a 
su alrededor, que helase la sangre 
y acelerase los latidos del corazón. 
Si no conseguía todas esas cosas 
mi historia de fantasmas demos-traría 
ser indigna de ese nombre. 
Pensé y reflexioné, en vano. (...) 
La invención, debe admitirse 
humildemente, no consiste en 
crear desde el vació, sino desde el 
caos (...). Muchas y largas fueron 
las conversaciones entre Lord By-ron 
y Shelley, a las que yo asistía 
como una devota pero, casi siem-pre, 
silenciosa oyente. Durante 
una de esas conversaciones, se dis-cutieron 
varias doctrinas filosófi-cas 
y, entre ellas, las referidas a la 
naturaleza del principio de la vida, 
y también la posibilidad de que 
dicho principio llegara a ser algún 
día descubierto y divulgado. 
Hablaron de los experimentos del 
doctor Darwin (...). Cuando apoyé 
la cabeza sobre la almohada no 
pude dormir, tampoco podría ase-gurar 
que estuviese pensando. Mi 
imaginación, sin yo requerirlo, me 
poseyó y me guió (...). La idea 
había tomado posesión de mi men-te 
de tal manera que el miedo reco-rría 
todo mi cuerpo como un esca-lofrío 
y traté de cambiar las fan-tasmales 
imágenes de mi fantasía 
por la realidad que me circundaba. 
(...) Al día siguiente anuncié que 
había pensado una historia." 
Un Prometeo transformado en Lucifer 
Jugando a ser Dios había creado a 
Lucifer. Había dado a luz a un ser 
sin belleza, más bien era la anti-belleza, 
de tal modo que “no había 
mortal capaz de soportar el horror 
de aquel semblante (…). Los sue-ños 
que habían sido mi alimento y 
mi plácido descanso durante tanto 
tiempo, se habían convertido aho-ra 
en un infierno para mí.” Al 
ver su obra, Víctor transmuta 
su entusiasmo inicial en des-dicha 
y pánico ante lo creado, 
buscando refugio y consuelo 
en sus seres queridos. Los 
sentimientos que el moderno 
Prometeo había puesto entre 
paréntesis mientras reali-zaba 
su labor científica, y 
que ahora desea rescatar 
El Dr. Frankenstein puede ser 
considerado como un prototipo del 
hombre moderno en quien el im-pulso 
prometeico que constituye 
su ser ha puesto las bases para 
dar a luz una nueva “creatura” 
influido por las teorías del Dr. 
Darwin y por fisiólogos de la época 
(“el suceso en el que se basa este 
relato no es considerado im-posible 
por el Dr. Darwin y 
algunos tratadistas alemanes 
de fisiología”). De este modo, 
el Dr. Quería regalar a la 
humanidad la inmortalidad, 
“podría renovar la vida allí 
donde la muerte había some-tido 
al cuerpo aparentemente 
a la corrupción” Pero Víctor 
había creado un “monstruo”. 
del olvido de antaño, son sin em-bargo 
atacados por la propia crea-tura 
a la que él dio vida, “casi como 
si fuera mi propio vampiro, mi pro-pio 
espíritu de la tumba, obligado 
a destruir cuanto me era querido.” 
La vida que el había hecho nacer 
cubría de muerte el mundo, su 
mundo: Justina fue condenada a 
muerte acusada del asesinato del 
niño William, condena que recibía 
la autorización de la justicia 
humana; así no se podría objetar 
arbitrariedad divina a la senten-cia. 
Víctor no podía evitar sentirse 
culpable: “yo, no por el acto sino 
por el efecto, era el verdadero 
homicida” Busca refugio en la na-turaleza, 
pero allí también está la 
creación. 
Mary Shelley 
Prometeo, según 
Rubens
VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 11 
Texto 
(Casi) últimas palabras: "Fear not 
that I shall be the instrument of 
future mischief. My work is nearly 
complete. Neither yours nor man's 
death is needed to consummate 
the series of my being, 
and accomplish that 
which must be done; 
requires my own. Do 
not think that I shall 
be slow to perform 
this sacrifice. I shall 
quit your vessel on 
the ice-raft which 
brought me hither, 
and shall seek the 
most northern ex-tremity 
of the globe; I 
shall collect funeral 
pile, and consume to 
ashes this miserable frame, that 
its remains may afford no light to 
any curious and unhallowed 
wretch, who would create such 
another as I have been. I shall die. 
I shall no longer feel ago-nies 
which now consume 
me, or be the prey of feel-ings 
unsatisfied, yet un-quenched. 
He is dead 
who called me into being; 
and when I shall be no 
more, the very remem-brance 
of us both will 
speedily vanish. I shall 
no longer see the sun or 
stars, or feel the winds 
play on my cheeks. 
Light, feeling, and 
sense, will away; and in 
this condition must I find my hap-piness. 
Some years ago, when the 
images which this world affords 
first opened upon me, when I felt 
the cheering warmth of summer, 
and heard the rustling of the and 
the chirping of the birds, and these 
were all to me, I should have wept 
to die; now it is my only consola-tion. 
Polluted by crimes, and torn 
by the bitterest remorse, where 
can I find rest but in death? 
"Farewell! I leave you, and in you 
the last of human kind whom 
these eyes will ever behold. Fare-well, 
Frankenstein! If thou wert 
yet alive, and yet cherished a de-sire 
of revenge against me, it 
would be better satiated in my life 
than in my destruction”. 
Una de las muchas versiones al 
cine que se han hecho de esta 
historia. 
Pervivencia del mito. 
bajo, todo mi esfuerzo, no es más 
que un intento por burlar el gran 
sacrilegio de la creación… 
Le vi tomar una jeringuilla y lle-narla 
con un líquido esmeralda 
que guardaba en un frasco. Nues-tros 
ojos se encontraron brevemen-te 
y entonces Mijail hundió la agu-ja 
en el cráneo del cadáver. Vació 
el contenido. La retiró y permane-ció 
inmóvil un instante, observan-do 
el cuerpo inerte. Segundos más 
tardes sentí que se me helaba la 
sangre. Las pestañas de uno de los 
párpados estaban temblando. Es-cuché 
el sonido de los engranajes 
de las articulaciones de madera y 
metal. Los dedos aletearon. Súbi-tamente, 
el cuerpo de la mujer se 
irguió con una sacudida violenta. 
Un alarido animal inundó la sala, 
ensordecedor. Hilos de espuma 
blanca ascendían de los labios ne-gros, 
tumefactos. La mujer se des-prendió 
de los cables que perfora-ban 
su piel y cayó al suelo como un 
títere roto. Aullaba como un lobo 
herido. Alzó la cara y clavó sus ojos 
en mí. Fui incapaz de apartar la 
vista del horror que leí en ellos. Su 
mirada desprendía una fuerza ani-mal 
escalofriante. Quería vi-vir” 
(221-222) 
“Shelley sostuvo mi mirada sin 
pestañear. Sospeché que había 
reconocido mi desesperación y los 
recuerdos que le traía le asusta-ban. 
Me sorprendió a mí mismo 
comprobar que, si de mí hubiese 
dependido, en aquel mismo instan-te 
hubiese tomado el mismo cami-no 
de Kolvenik. Nunca más volve-ría 
a juzgarle. 
-El territorio de los seres humanos 
es la vida –dijo el doctor-. La muer-te 
no nos pertene-ce” 
(281). 
Ruiz Zafón, Carlos: 
Marina. Barcelo-na, 
Edebé, 1999. 
“Cuando Mijail encendió las luces 
de la sala, desperté de mi sueño de 
aquellas semanas. Estaba en el 
infierno. 
Los tanques de formol contenían 
cadáveres que giraban en un ma-cabro 
ballet. Sobre una mesa metá-lica 
yacía el cuerpo desnudo de una 
mujer diseccionada desde el vien-tre 
a la garganta. Los brazos esta-ban 
extendidos en cruz y advertí 
que las articulaciones de sus bra-zos 
y sus manos eran piezas de 
madera y metal. Unos tubos des-cendían 
por su garganta y cables 
de bronce se hundían en las extre-midades 
y en las caderas. La piel 
era traslúcida, azulada como la de 
un pez. Observé a Mijail, sin habla 
mientras él se acercaba al cuerpo y 
lo contemplaba con tristeza. 
-Esto es lo que hace la naturaleza 
con sus hijos. No hay mal en el 
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simple lucha por sobrevivir a lo 
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Kenneth Branagh

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  • 1. Literatura Universal: ¿qué opinas de la expresión de sentimientos a través de la literatura? Segundo trimestre Volumen 1, nº 2 Puntos de interés es-pecial: • La literatura sirve para expresar el interior del ser humano y su percepción de lo que le rodea. • Esa expresión busca nuevas formas como cauce; así, por ejemplo, la prosa poé-tica del siglo XX. • Desde el Romanticismo, la libertad ha guiado la expre-sión literaria. Contenido: El amor petrarquista 2-3 El Romanticismo 4-11 Simbolismo y parnasia-nismo 12- 13 Bohemia y Modernismo 14 Las vanguardias 15- 17 El existencialismo 18 El teatro 19 Este trimestre está orientado a la expresión del interior del ser humano a través de la literatura. Obviamente, los momentos en que esto se ha dado son mu-chos más que los que aquí se estudian, que son sólo los más representa-tivos. El amor petrar-quista, por ejemplo, mar-có la poesía amorosa del Renacimiento y el Barro-co, aunque estaba basa-do en una serie de con-venciones que muchas veces disfrazaban el sen-timiento. La primacía de este se da especialmente en el Romanticismo, y por ello se le dedica bue-na parte del trimestre. En esta época, el escritor defiende ante todo su libertad creadora y cree que la literatura le per-mitirá expresar su ver-dadero Yo, o, al menos, buscar la comu-nión con la Natu-raleza y con el Todo. Dentro del Romanticismo, con todo, hay que distinguir entre diversas tenden-cias que depen-den además del país en que nos encontremos, si bien se trató de un movimiento fundamentalmente eu-ropeo. La crisis de fin de siglo y la renovación en la literatura no se cen-tran sólo en Europa sino que también tienen co-mo foco expansivo His-panoamérica, sobre todo en el caso del Modernis-mo, así como en las van-guardias. A pesar de ello, y por centrarnos en literaturas no hispanas, se repasa someramente la presencia de movi-mientos renovadores en Europa, sobre todo en la primera mitad del siglo. El existencialismo es el resultado de la crisis de la Guerra Mundial, y el absurdo de la vida se reflejará no sólo en poe-sía sino también en pro-sa y teatro. Para finali-zar, dos ejemplos de pro-sa poética de tipo orien-tal y de gran influjo en todo el mundo. Presentación IES Ramón y Cajal. 2006-2007 Al acabar el trimestre sabrás... • Los rasgos princi-pales de los dife-rentes movimien-tos. • Los nombres de los principales autores y obras que los represen-tan. • Comentar textos de las épocas y tendencias princi-pales. • Relacionar los mo-vimientos litera-rios con los mo-mentos de la his-toria del pensa-miento y el hom-bre, sobre todo en el siglo XX. • Relacionar la lite-ratura y otras for-mas de arte que parten de las mis-mas ideas básicas. Prosa poética “oriental” 20- 21
  • 2. PÁGINA 2 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 El amor petrarquista Tetrarca, 1304-1374 eta laureado en Roma. Su mayor trabajo está inspirado por un amor de juventud, Laura, que ha quedado sin identificar pero ha sido inmor-talizado por sus poemas, mucho después de su muerte. Aunque la pasion parece surgir de un sentimiento verdadero, no se plantea la convivencia ni el matri-monio en esa relación. Imitó con-scientemente a los clásicos. Los poemas líricos dedicados a Laura se recogen en el Cancionero, basado en literature popular. Hizo famoso el soneto en Europa. Aunque podemos considerar que lo que se entiende por “amor román-tico” comienza con los trovadores de los siglos XIII-XIV (el amor cor-tés, que veneraba a la dama como la representación terrena de la belleza espiritual), fue Petrarca quien desarro-lló los tópicos amorosos en una serie de poe-mas: la belleza deslum-brante de la dama, la pureza angelical, la angustia del rechazo frente al deseo de pose-sión… Petrarca intro-duje el catálogo de per-fecciones físicas y me-táforas que ven los ojos como ventanas del Se puede decir que la literatura humanística comienza con Pet-rarca, que nació en Arezzo y se crió en el sur de Francia, ya que sus padres fueron exiliados por el mismo decreto florentino que ex-pulsó a Dante. Pasó su juventud en Avignón, donde volvió tras edu-carse en Bolonia, para trabajar de oficinista a la muerte de su padre. Su poesía erudita en latín lo hizo famoso y en 1341 fue coronado po- alma, etc., rasgos que han perdu-rado durante trescientos años de poesía renacentista. El influjo de Petrarca fue inmediato y arrolla-dor: todas las grandes figuras de la literatura europea desarrollaron y extendieron su legado: Chaucer, Ariosto, Tasso, Ronsard, Gracilazo, Góngo-ra, Camoes, Shakespeare… Posteriormente, autores del XVIII, XX y XX, como Pope, Byron, Rossetti o incluso Ezra Pound han continuado la tradición, que aún sigue viva, sobre todo en la litera-tura popular. propio poeta, hacia un atractivo joven cuya belleza y virtud admira, y hacia una oscura y misteriosa dama de la que el poeta está encaprichado. El joven se siente irresistiblemente atraído por la dama, con lo cual se cierra un triángulo, descrito por el poeta con La publicación de dos poemas eróticos según la moda de la época, Venus y Adonis (1593) y La violación de Lucrecia (1594), y sus Sonetos (1609) le dieron la reputación de bri-llante poeta renacentista. Los Sonetos describen la devoción de un personaje que a menu-do ha sido identificado con el una apasionada intensidad que, no obstante, no llega a alcanzar los extremos de sus tragedias, sino que tiende al refinamiento en el análisis de los sentimientos de los personajes. Fue principalmente su actividad como dramaturgo lo que le dio fama en la época. Otros poe-tas renacentistas ingleses: Ed-mund Spenser y Philip Sidney. Petrarca Shakespeare y la lírica inglesa Shakespeare Si no recuerdas la más ligera locura en la que el amor te hizo caer, es que no has amado Un ejemplo de belleza renacen-tista: “El nacimiento de Venus”, de Sandro Boticelli
  • 3. VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 3 SONETO A LAURA Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra, y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo; y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra; y nada aprieto y todo el mundo abrazo. Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra, ni me retiene ni me suelta el lazo; y no me mata Amor ni me deshierra, ni me quiere ni quita mi embarazo. Veo sin ojos y sin lengua grito; y pido ayuda y parecer anhelo; a otros amo y por mí me siento odiado. Llorando grito y el dolor transito; muerte y vida me dan igual desvelo; por vos estoy, Señora, en este estado. " Cuando trémula avives el fuego que destella, hilando y devanando cabe el hogar sentada, al modular mis versos dirás maravillada: --Ronsard cantó mis años, yo era joven y bella. Velando tu fatiga, te hablará la doncella, viendo cómo se enturbia de sueño tu mirada: -El amó tu belleza, y en su canción alada puso tu nombre y puso toda su gloria en ello. The little Love-God lying once asleep Laid by his side his heart-inflaming brand, Whilst many Nymphs that vow'd chaste life to keep, Came tripping by, but in her maiden hand, The fairest votary took ip that fire, Which many Legions of true hearts had warm'd, And so the General of hot desire, Was sleeping by a Virgin hand disarm'd. This brand she quenched in a cool Well by, Which from Love's fire took heat perpetual, Growing a bath and healthful remedy, For men diseas'd: but I my Mistress' thrall, Came there for cure and this by that I prove, Love's fire heats water, water cools not love. Shakespeare, Sonnet 154. Yo dormiré en el césped, fantasma vagaroso, y los mirtos oscuros me darán reposo; tú, blancos los cabellos, en tu sillón rendida, Lamentarás llorando mi amor y tu desvío... No espero a la tarde, que fuera desvarío: Coge desde temprano las rosas de la vida. " Fragmento de Sonetos a Elena. Textos Ronsard (1524-1585): un ejemplo en Francia. Una imagen del poeta Estaba un bello día, dormido el Niño-Amor A su lado está el fuego que incendia corazones. Mientras que varias Ninfas con voto de pureza, pasaron por allí. La mano virginal de la más bella virgen, tomó la dulce llama, que a legiones de almas había calentado, y así, el suave jastial del ardiente deseo, fue tomado del sueño por la casta doncella. Luego apagó la antorcha, en una fuente fría, que del fuego de Amor, tomó calor perpetuo, convertida en un baño que alivia a los enfermos. Esclavo de mi amada, llegué para curarme, y aprendí sólo esto: que el fuego del Amor, aunque calienta el agua, no enfría el corazón. Shakespeare, soneto 154 Ilustración para los Sonetos All the world´s a stage. And all the men and women merely players. Shakespeare
  • 4. PÁGINA 4 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 Es difícil definir qué es el Roman-ticismo. Su carácter revoluciona-rio es incuestionable. Supone una ruptura con una tradición, con un orden anterior y con una jerarquía de valores culturales y sociales, en nombre de una libertad auténtica. Se proyecta en todas las artes y constituye la esencia de la moder-nidad. Aunque la unani-midad del movimien-to romántico reside en una manera de sentir y de concebir al hombre, la naturaleza y la vida, cada país produce un movi-miento romántico particular, distinto; incluso cada romanti-cismo Representación alegórica de la libertad nacional desarrolla distin-tas tendencias. En Francia o en España se suelen distinguir un romanticismo de apariencia católi-ca y nacional de otro más liberal y materialista. En Alemania o In-glaterra se diferencia un primer romanticismo de un segundo mo-vimiento, más maduro y menos teórico. El Romanticismo significó un cambio de gusto de la época y de las teorías estéticas de la creación. Lo moderno frente a lo neoclásico, simbolizado en lo francés y en la imi-tación de los modelos antiguos. Lessing ataca el teatro francés clasi-cista, propone imitar a Shakespeare y crear un drama nacional. Herder defiende la existencia de un espí-ritu nacional ligado al idioma cuyo desarrollo es la historia de cada país; la manifestación de ese espí-ritu en las creaciones del pueblo y en los grandes poetas, sobre todo en la Edad Media cristiana. Afir-ma el nacionalismo y el populismo que Schiller practicaría en su tea-tro. En Inglaterra revive el interés por la mitología y tradiciones me-dievales escandinavas o celtas (Ossian) y se cultiva un nuevo sen-timiento ante la Naturaleza (Wordsworth y Coleridge). Goethe, en Werther, dibuja el "mal del si-glo", y en su Fausto, busca un sue-ño imposible de inmortalidad. F. Schlegel, contra la necesidad de-fendida por los neoclásicos de ajus-tar la creación a unas reglas o le-yes, sostiene que la poesía crea sus propias normas pues es engendra-da por la fuerza original invisible de la Humanidad. racional. El romántico, además de su rebeldía co-ntra el orden del mundo here-dado, se opone a la separación entre razón y s e n t i m i e n t o , entre lo real y lo irreal. Para el romántico la Naturaleza no es un objeto, un todo mecánico como quería Descar-tes, sino un todo orgánico, vivo. El yo romántico rechaza formar parte de la Naturaleza como una pieza más de su engranaje, y, por el contrario, hace constar su individualidad, su capaci-dad creadora y transforma-dora que extrae de sí mis-mo, de su interior, y plantea una relación con la Natura-leza como una comunicación del Uno al Todo. El conflicto del hombre romántico, el La Ilustración, heredera del Rena-cimiento, significó una reordena-ción del mundo y un impulso al progreso de las ciencias, todo ello necesario para acabar con los pre-juicios y la superstición. La Ilus-tración cumplió su misión: afirmar al hombre, concediéndole el poder de conquistar la Naturaleza y do-minarla en un sueño de progreso hacia la felicidad. Pero los pensa-dores ilustrados imponen límites al conocimiento: ante la imposibili-dad de conocer la cosa en sí, sólo se interesan por el conocimiento de los fenómenos, de la realidad sen-sible, considerando que aquello que nuestros senti-dos no pueden concebir no tiene ninguna utilidad. El romántico, sin embargo, en-tiende que en el interior del hombre actúan distintas fuerzas, y que la esencia de lo humano rebasa la esfera de lo inconsciente y de lo "mal del siglo", su crisis religiosa y existencial es conse-cuencia de su propia singularidad y de la imposibilidad de fun-dir su Yo con la alteri-dad, con el Todo; de, siendo finito, desear unirse y transformar-se en infinito. El romántico hereda del ilustra-do el tedio de la civilización, que produce seres artificiales e insensi-bles; hereda la admiración hacia el primitivismo del buen salvaje, es-tropeado, según Rousseau, por la cultura y la civilización. Al román-tico le asusta el futuro que la cien-cia y el progreso anuncian, y qui-siera volver a la plena integración con la Naturaleza, al árbol de la vida, que existió en el Paraíso an-tes de que se interpusiera el árbol de la ciencia. El Romanticismo Ilustración frente a Romanticismo Descartes "imagínate lo finito bajo la forma de lo infinito y pensarás al hombre" (F. Schlegel).
  • 5. VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 5 Temas del Romanticismo. Egocentrismo: El alma romántica no es dada desde fuera al indivi-duo, sino que éste la crea cuando tiene conciencia de sus sentimien-tos. Convierte al individuo en sin-gular y universal, de modo que el Universo sólo es posible concebirlo partiendo del conocimiento de sí mismo, pues el hombre es la ima-gen del Macrocos-mos. Libertad: El reino de la libertad absoluta es el ideal romántico, el principio de toda ética romántica: libertad for-mal “Don Juan” es una de las figuras que simboliza el espíritu romántico. en el arte, entendida como necesidad del individuo para ex-plorarse y explorar el mundo exte-rior. El romántico se concibe como un ser libre, el cual se manifiesta como un querer ser y un buscador de la verdad. La libertad, como el infinito, es más una aspiración que una realidad. El amor y la muerte: El romántico asocia amor y muerte, como ocurre en el Werther de Goethe. El amor atrae al romántico como vía de conocimiento, como sentimiento puro, fe en la vida y cima del arte y la belleza. Pero el amor acrecienta su sed de infini-to. En el objeto del amor proyecta una dimensión más de esta fusión del Uno y el Todo, que es su princi-pal no alcanzará la armonía en el amor. En el amor romántico hay una aceptación de la autodestruc-ción. En el amor se encarna toda la rebeldía romántica: "Todas las pasiones terminan en tragedia, todo lo que es limitado termina La literatura romántica. objetivo. Pero muriendo, toda poesía tiene algo de trágico" (Novalis). En la muer-te, el alma romántica encuentra la liberación de la finitud. La religión: Lo que hay de esen-cialmente nuevo en la religión de los románticos, sobre todo en Ale-mania, es el sentimiento interior. Para todos los románticos no existe Dios fuera del mundo y del hom-bre, y debemos actuar motivados por el entusiasmo y el amor ("sintiéndose lleno de Dios", F. Schlegel. Nacionalismo: La reivindicación del espíritu nacional (Volkgeist), la manifestación de ese espíritu en las creaciones del pueblo y en los grandes poetas y la oposición al clasicismo francés favoreció el cul-tivo de literaturas nacionales mo-dernas o románticas. El Romanticismo en literatura significa libertad, en la elección de la forma y en la elección del contenido. Se trata de una literatura revolucionaria por cuanto supone la liquidación de la nor-ma clásica y la enemiga de los neoclasicistas. En Francia se dio la más cruenta batalla entre “El sueño de la razón”, de Goya clásicos y románticos. Si bien la poesía vio la aparición de nuevas formas como el lied alemán, la balada o el poema dramático, es en el teatro donde se producen los mayores cambios respecto a la normativa neoclasicista. El drama nuevo exige una libertad que sólo se había alcanzado en la obra de Shakespeare, y en casi todos los países europeos es pro-ducto entre otros factores de un desarrollo del espíritu nacional y nacionalista que propugna la necesidad de suprimir la influencia extranjera y la importación del programa clásico procedente de Francia, y de crear una literatura nacional. De ahí que los temas históricos y nacionales desempeñen en este nuevo drama un papel de suma importancia, en la medida que se reivindica la propia identidad. Frente a las unidades que los clásicos defendían como necesarias para componer un drama, los románticos consideran que cada tema impone reglas particulares. Es decir que la forma debe ser orgánica y no mecánica. Los temas los prefieren históricos y que expresen los derechos de los oprimidos. Shakespeare, Lope de Vega, Calderón o Schiller pasan a ser los modelos invocados. La nueva novela se convierte en un medio de describir sensaciones y pasiones, y se crea la novela histórica, cuyo maestro fue Walter Scott. El protagonista frecuentemente es el doble del autor, el cual penetra en su inter-ior y describe sus sentimientos, al igual que recrea lo maravilloso, lo exótico o la aventura. Werther, de Goethe, fue para los románticos el modelo bajo la forma una novela-diario que penetra en la interioridad del personaje, comunica sus sentimientos, y los hace universales.
  • 6. PÁGINA 6 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 El Yo Romántico La rebelión romántica es un tipo de Yo prometeico; la energía irre-frenable del deseo del rebelde, que reclama libertad y poder, hace estallar todo tipo de barre-ras, políticas, estéticas, físicas y morales. Lord Byron, que fusiona vida y literatura, resume la coincidencia de lo eró-tico y lo político del prometeísmo románti-co. El mito prometeico también arroja aspec-tos negativos: el Ti-tán, Lucifer, por su rebeldía son condena-dos al castigo y al do-lor eternos. Mientras el Yo prometeico se centra en el deseo en relación a su objeto, el Yo solitario está construido en el espacio vacío inevitable que hay entre ambos. En la poesía inglesa, la aliena-ción del sujeto soli-tario suele presen-tarse en relación a la naturaleza, pero en el continente eu-ropeo el mundo del que está alienado tiende a ser el mun-do social e histórico. Los románticos con-ceptuaron el Yo co-mo un desdobla-miento rousse-niano en un Yo social y un Yo profundo. La individualidad, y especialmente el Yo no social más profundo -las "cavernas del espíritu de Shelley- es el punto de partida inevitable para una literatura romántica. Gran parte de la literatura romántica adopta la forma de un diálogo íntimo, de comunicación con la capacidad inventiva del espíritu. Por tanto, el Yo poético que puede trascen-der las fronteras de lo subjetivo y lo objetivo mediante su actividad creativa está construido como diálogo de dos entidades: la men-te consciente y las fuerzas in-conscientes de la fantasía. El bandolero representa los ideales románticos de libertad, individualismo y exotismo. timientos y de la pasión. Tradicio-nalmente la valoración de lo irra-cional y sentimental se otorga al siglo XIX, pero la centuria ante-rior también asumirá la im-portancia de estas zonas de la psique huma-na, como se aprecia en la importancia que el siglo XVIII da a la sublimidad. Para los clasicistas la belleza de-pende de las cualidades materia-les de los objetos (unidad, varie-dad, regularidad, orden, propor-ción, etc.) más que de la sensación que producen éstos en quien los contempla. La belleza, en consecuencia, ha de proporcionar un esta-do de placer sereno, fruto del orden y la proporción, como ocurre con el arte griego. Pero junto a la be-lleza clásica y serena, los Entre 1770 y 1800 "Europa se acostó absolutista y neoclásica y se levantó demócrata y romántica". Gracias a la revolución industrial inglesa (1760-1840), que desarrolla una clase burguesa y sienta las bases del liberalismo; gracias a la revolución francesa (1789), que proclama los principios de libertad, igualdad y fraternidad; gracias igualmente a la revolución ameri-cana con su Declaración de Inde-pendencia (1776), que hace de los derechos del hombre su centro y establece la república como forma de gobierno y al pueblo como fuen-te exclusiva del poder; gracias a todos estos hechos la Libertad re-emplaza a la tiranía, el poder abso-luto se ve limitado y la demo-cracia se erige en ideal de go-bierno. Pero el siglo XVIII no es sólo despotismo ilustrado, racionalismo y neoclasicismo. Conviven con estas tendencias dominantes las corrientes de-ístas y místicas, y se reivindi-ca también el valor de los sen-neoclásicos también disfrutaron de la sublimidad, de las emociones fuertes en el arte, de la Naturaleza majestuosa y sublime, de los motivos fúne-bres, macabros o so-b r e n a t u r a l e s . La revalorización de nuestros sentidos que llevaron a cabo los pensadores ilustrados haciendo depender de ellos la certidumbre o incertidumbre de aquello que se quiere conocer presupone de algu-na manera la subjetividad radical que defienden los románticos. Pero estos últimos rechazaron las limi-taciones que apresaban la activi-dad del conocimiento guiado única-mente por la Razón y la experien-cia, basándose en la unidad del hombre, en el hombre como una totalidad, imagen del Universo. Diderot y Rousseau rehabilitan la sensibilidad, la pasión y el amor por la naturaleza. El Romanticis-mo hará de ellos el centro de la existencia humana. Los precedentes del Romanticismo Kant La noche es sublime, el día es bello Kant
  • 7. VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 7 Se puede decir que Goethe está a caballo entre dos épocas, ya que vive entre 1749 y 1832. Sus prime-ras obras están vinculadas al mo-vimiento prerromántico Sturm und Drang (tempestad y empuje). Su libro juvenil Las tribulaciones del joven Werther es una novela epistolar que narra una historia de amor no correspondido que termi-na con el suicidio del protagonista. Tuvo un éxito extraordinario en Europa. Su obra más famosa es el poema dramático de tema filosófico Fausto. En la primera generación romántica, destacan Novalis, von Kleist y Hölderlin, este último fa-moso por su novela epistolar Hipa-rión. En su obra destaca la presen-cia de elementos clásicos. En una segunda generación de escritores, se potencia la recuperación de la literatura oral (Grima) y el género del cuento, en el que destaca E.T.A. Hoffmann (Cascanueces y el rey de los ratones, por ejemplo). Heine fue famoso sobre todo por su Libro de canciones, es sobre todo un gran prosista; entre sus traba-jos hay que señalar las crónicas periodísticas de tema sociopolítico con las que se ganaba la vida. sando los dos, pone su mano enci-ma cementerio (…) ¡Pero tú brillas todavía, sol del cielo! ¡Tú verdeas aún, sagrada tierra! Todavía van los ríos a dar en la mar y los árbo-les umbrosos sombrean al medio-día. El placentero canto de la primavera acuna mis mor-tales pensamientos. La ple-nitud del mundo infinita-mente vivo nutre y sacia con embriaguez mi indigente ser. ¡Feliz naturaleza! No sé lo que me pasa cuando alzo los ojos ante tu belleza, pero en las lágrimas que lloro ante ti, la bienama- No tengo nada de lo que pueda decir: esto es mío. Lejos y muertos están mis seres queridos, y ya no hay voz alguna que me hable de ellos. Mi negocio aquí en la tierra ha terminado. Emprendí la tarea pleno de voluntad, me desangré en ella, y no he enriquecido el mundo en un solo céntimo. Desconocido y solitario vuelvo a mi patria y vago por ella como por un vasto da de las bienamadas, hay toda la alegría del cielo. Todo mi ser calla y escucha cuando las dulces ondas del aire juegan en torno a mi pecho. Perdido en el inmenso azul, levanto a menudo los ojos al éter y los incli-no hacia el sagrado mar, y es como si un espíritu familiar me abriera los brazos, como si se disolviera el dolor de la sociedad en la vida de la divinidad. Ser uno con todo, esa es la vida de la divinidad, ese es el cielo del hombre. Ser uno con todo lo vi-viente, volver, en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la Naturaleza, esta es la cima de los pensamientos. Romanticismo alemán Textos: Hiperión. Hölderlin de la mía, y en la animación del diálogo se me acerca más, has-ta el punto de sentir yo el divino aliento de su boca en mis labios…, creo rodar por tierra cual herido del rayo (…) Ella es para mí sagra-da. Todo deseo calla en su presen-cia. No sé jamás lo que me pasa cuando estoy a su lado: es algo así como si el alma me palpitase en todos mis nervios… Tiene una me-lodía que toca en le clave con todo el poder de un ángel, tan sencilla y tan ideal. Es su canción favorita, y a mí se me quitan toda pena, toda confusión y mal humor en cuanto percibo su primera nota. ¡Oh, y cómo me corre la sangre por todas mis venas cundo impensada-mente rozan mis dedos los suyos o nuestros pies se encuentran por debajo de la mesa! Me aparto como el fuego, y un secreto poder me obliga a acercarme de nuevo. ¡Y qué vértigo el que me marea todos mis sentidos! ¡Oh… y su inocencia, su alma despreocupada, no siente cuánto me hacen sufrir sus peque-ñas confianzas! Cuando, conver- Fausto El cuento “Cascanueces” es famoso por el ballet del mismo nombre de Tchaikovski. Textos: Las tribulaciones del joven Werther.
  • 8. PÁGINA 8 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 Romanticismo francés Versión infantil del personaje de Víctor Hugo so hasta el pecho. Tenía una combi -nación de muslos y de piernas tan extravagante que sólo se toca-ban en las rodillas y, además, mirándo-las de frente, parecían dos hojas de hoz que se juntaran en los mangos; unos pies enormes y unas manos monstruosas y, por si no bastaran todas esas deformidades, tenía también un aspecto de vigor y de agilidad casi terribles; era, en fin, algo así como una excepción a la regla ge-neral, que supone que, canto la belleza como la fuerza, deben ser el resultado de la armo-nía. Ése era el papa de los locos que acababan de elegir; algo así como un gigante roto y mal recom-puesto. En Francia, de gran tradición cla-sicista, el Romanticismo aparece tardíamente, y ofrece desde el principio una tendencia liberal (basada en la rebeldía) y otra con-servadora (centrada en las tradi-ciones y el pasado nacional). Se manifiesta poco en poesía y la gran figu-ra es Víctor Hugo (1802-1885), que evo-lucionó en su larga vida y prolífica obra (cultivó todos los gé-neros) desde el con-servadurismo al pro-gresismo. Se le consi-dera el introductor de la nueva estética ro-mántica, sobre todo La aclamación fue unánime. Todo el mundo se dirigió hacia la capilla y sacaron en triunfo al bienaventurado papa de los locos y fue entonces cuando la sorpresa y la admiración llegaron al colmo, al ver que la mueca no era tal; era su propio rostro. Más bien toda su persona era una pura mueca. Una enorme cabeza erizada de pelos rojizos y una gran joroba entre los hom-bros que se proyectaba inclu- para el drama, como demuestra su prefacio a la obra Cromwell. Con ella y Hernán rompe la normativa de la tragedia clásica francesa. En sus primeros libros de poesía, co-mo Baladas o Las hojas de otoño, se expresa con gran pureza for-mal, y en obras posterioes adquirió mayor gravedad y profundidad (Los castigos, Las contemplaciones). En sus novelas, de tema histórico, planteaba temas de carácter humano y social. Destaca Nuestra señora de París, am-bientada en la Edad Media, y Los Miserables, que recrea episodios revolucionarios de 1832 en París. Otros autores son: Prosper Meri-mée, que se inspira en España pa-ra escribir relatos como Carmen, y que cultivó sobre todo la novela histórica; Théophile Gautier, que es uno de los cultivadores del cuen-to fantástico en el Romanticismo, en su caso tratado con gran esteti-cismo. Defiende el arte por el arte, con un fin puramente estético, idea que estará en vigor en los poetas franceses del último tercio de siglo, sobre todo en los parnasianistas. Como periodista, escribió ensayos y crónicas de viajes, una de ellas sobre España. Gérard de Nerval es un autor cuya obra, vida y suicidio anticipan la poesía maldita poste-rior. Con lo onírico preludia el su-rrealismo. en otras publicaciones, y cada ca-pítulo termina en suspense para suscitar la curiosidad del lector. Su principal au-tor es Alexandre Dumas (1802-1870), con obras co-mo Los tres mosqueteros o El conde de Montecristo. Julio Verne (1828-1905) escribió novelas de aventu- En esta época surge una novela popular llamada “folletín”; constituye un subgénero ca-racterizado por la simplicidad psicológica y el argumento dramático y sentimental, con recurrencia a temas amoro-sos, pero también al misterio y lo escabroso. Se publica por partes y capítulos, a menudo ras y de anticipación científica, por lo que es considerado uno de los padres de la literatura de ciencia ficción. En sus novelas describe máquinas e ingenios que se han hecho realidad (submarino, cohete espacial…). Destacan Veinte mil leguas de viaje submarino, Viaje al centro de la Tierra, La vuelta al mundo en ochenta días... Víctor Hugo: Nuestra Señora de París. El folletín y la novela de aventuras. Versión infantil de Los tres mos-queteros Esta obra es famosa por haber sido llevada repetidas veces al cine, incluso en versión infantil.
  • 9. VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 9 Romanticismo inglés Los escritores ingleses de princi-pios del XX manifiestan la rebel-día propia del Romanticismo de dos maneras: a través del rechazo a la burguesía industrial (huida al pasado, exotis-mo) y a través de un lenguaje libre e irracional, regi-do sólo por el sen-timiento. Arranca con las Baladas líricas de Words-worth (1770- 1850) y Coleridge (1772-1834). El máximo esplen-dor del Romanti-cismo inglés se alcanza con Lord Byron, Shelley y Kyats, conocidos como “poetas satánicos”. Sus propias vidas, con muertes prematuras, son ejemplo de Romanticismo (busca información sobre ellas). De Byron (1788-1824) desta-can I had a dream, which was not all a dream. Tuve un sueño, que no era del todo un sueño. The bright sun was extinguish'd, and the stars El brillante sol se apagaba, y los astros Did wander darkling in the eternal space, Vagaban apagándose por el espacio eterno, Rayless, and pathless, and the icy earth Sin rayos, sin rutas, y la helada tierra Swung blind and blackening in the moonless air; Oscilaba ciega y oscureciéndose en el aire sin luna; Morn came, and went - and came, and brought no day, La mañana llegó, y se fue, y llegó, y no trajo consigo el día, And men forgot their passions in the dread Y los hombres olvidaron sus pasiones ante el terror Of this desolation; and all hearts De esta desolación; y todos los corazones Were chill'd into a selfish prayer for light: Se congelaron en una plegaria egoísta por luz Byron: “Darkness”. This living hand, now warm and capable Of earnest grasping, would, if it were cold And in the icy silence of the tomb, So haunt thy days and chill thy dreaming nights That thou wouldst wish thine own heart dry of blood So in my veins red life might stream again, And thou be conscience-calmed—see here it is— I hold it towards you. Keats, “This living hand” Las peregrinaciones de Childe Harold, El corsario y Don Juan, narraciones en verso. Shelley (1792-1822) fue amigo y compañero de viaje de Byron. Escribió extensas obras entre dra-máticas y poéticas, como Prometeo liberado, en la que expresa su fe en la Humanidad, y La reina Mab. Kyats (1795-1821) escri-bió largos poemas narrativos, como Endimión, homenaje a la cultura griega, pero su fama se debe a sus poemas breves, donde, con imáge-nes sugestivas en busca de la belle-za, reflexiona sobre la condición humana, el tiempo y el arte, dando rienda suelta a sus sentimientos. En paralelo a la poesía, se cultiva la novela histórica, uno de los gé-neros románticos preferidos, por su atracción hacia los tiempos pasa-dos y el deseo de evasión. Destaca en este campo el escocés Walter Scout (1771-1832), cuyas novelas, ambientadas en la Edad Media, tienen un tono rebelde y naciona-lista. Las más famosas son Ivan-hoe, La flecha negra o Quintin Durward. Textos: Retrato de Lord Byron, máximo representante. Solo, solo, totalmente solo, solo en la ancha inmensidad del mar; y Cristo no tuvo piedad de mi alma en agonía. ¡Tantos hombres tan hermosos, y todos ellos muertos yacían! Y miles de cosas repugnantes seguían vivas, como yo. Miré hacia el mar putrefacto, y en seguida aparté los ojos; miré hacia la cubierta fantasma, y allí yacían los hombres muertos. Miré al cielo, e intenté rezar; pero en cuanto había terminado una oración, un maligno susurro me alcanzaba y me volvía el corazón tan seco como el polvo. Coleridge: “Balada del viejo marinero”
  • 10. PÁGINA 10 SEGUNDO TRIMESTRE VOLUMEN 1, Nº 2 Frankenstein o El moderno Prometeo Mary Shelley nació en 1797 y mu-rió en 1851. Los hechos más im-portantes de su vida, los que más interés revisten, son los siguien-tes: era hija de dos pensadores progresistas, William Godwin y Mary Wollstonecraft, quienes es-tablecieron las bases esenciales de su tena-cidad intelectual y avanzada educación. Fue compañera y, luego, segunda esposa del poeta Percy Bysshe Shelley, unión que duró 8 años, has-ta la muerte de éste en 1822. Fruto de esta convivencia fue-ron varios embarazos, el vívido recuerdo de una apasionante juventud, y un único hijo, un varón. Escribió no-velas y relatos, dos de ellos extra-ordinarios: Frankenstein, la céle-bre obra de ciencia ficción, y la novela futurista The last man (El último hombre). Fue, además, editora de las obras de Shelley y contribuyó enormemente, tanto a la comprensión de sus textos como a la historia de la critica biográfi-co- literaria, de la que fue pionera. Sobre cómo surgió Frankenstein, afirma: "En el verano de 1816 visitamos Suiza y nos convertimos en veci-nos de Lord Byron. "Cada uno de nosotros escribirá una his-toria de fantasmas", dijo Lord Byron, y su propuesta fue aceptada. Éramos cuatro. (...) Yo me urgí a mí misma a pen-sar una historia, una historia que pudiese rivalizar con las que nos habían arrastrado a aquella empresa. Una historia que hablase de los mis-teriosos temores de la naturaleza y que des-pertase el más intenso de los terrores, una historia que creara en el lector miedo a mirar a su alrededor, que helase la sangre y acelerase los latidos del corazón. Si no conseguía todas esas cosas mi historia de fantasmas demos-traría ser indigna de ese nombre. Pensé y reflexioné, en vano. (...) La invención, debe admitirse humildemente, no consiste en crear desde el vació, sino desde el caos (...). Muchas y largas fueron las conversaciones entre Lord By-ron y Shelley, a las que yo asistía como una devota pero, casi siem-pre, silenciosa oyente. Durante una de esas conversaciones, se dis-cutieron varias doctrinas filosófi-cas y, entre ellas, las referidas a la naturaleza del principio de la vida, y también la posibilidad de que dicho principio llegara a ser algún día descubierto y divulgado. Hablaron de los experimentos del doctor Darwin (...). Cuando apoyé la cabeza sobre la almohada no pude dormir, tampoco podría ase-gurar que estuviese pensando. Mi imaginación, sin yo requerirlo, me poseyó y me guió (...). La idea había tomado posesión de mi men-te de tal manera que el miedo reco-rría todo mi cuerpo como un esca-lofrío y traté de cambiar las fan-tasmales imágenes de mi fantasía por la realidad que me circundaba. (...) Al día siguiente anuncié que había pensado una historia." Un Prometeo transformado en Lucifer Jugando a ser Dios había creado a Lucifer. Había dado a luz a un ser sin belleza, más bien era la anti-belleza, de tal modo que “no había mortal capaz de soportar el horror de aquel semblante (…). Los sue-ños que habían sido mi alimento y mi plácido descanso durante tanto tiempo, se habían convertido aho-ra en un infierno para mí.” Al ver su obra, Víctor transmuta su entusiasmo inicial en des-dicha y pánico ante lo creado, buscando refugio y consuelo en sus seres queridos. Los sentimientos que el moderno Prometeo había puesto entre paréntesis mientras reali-zaba su labor científica, y que ahora desea rescatar El Dr. Frankenstein puede ser considerado como un prototipo del hombre moderno en quien el im-pulso prometeico que constituye su ser ha puesto las bases para dar a luz una nueva “creatura” influido por las teorías del Dr. Darwin y por fisiólogos de la época (“el suceso en el que se basa este relato no es considerado im-posible por el Dr. Darwin y algunos tratadistas alemanes de fisiología”). De este modo, el Dr. Quería regalar a la humanidad la inmortalidad, “podría renovar la vida allí donde la muerte había some-tido al cuerpo aparentemente a la corrupción” Pero Víctor había creado un “monstruo”. del olvido de antaño, son sin em-bargo atacados por la propia crea-tura a la que él dio vida, “casi como si fuera mi propio vampiro, mi pro-pio espíritu de la tumba, obligado a destruir cuanto me era querido.” La vida que el había hecho nacer cubría de muerte el mundo, su mundo: Justina fue condenada a muerte acusada del asesinato del niño William, condena que recibía la autorización de la justicia humana; así no se podría objetar arbitrariedad divina a la senten-cia. Víctor no podía evitar sentirse culpable: “yo, no por el acto sino por el efecto, era el verdadero homicida” Busca refugio en la na-turaleza, pero allí también está la creación. Mary Shelley Prometeo, según Rubens
  • 11. VOLUMEN 1, Nº 2 SEGUNDO TRIMESTRE PÁGINA 11 Texto (Casi) últimas palabras: "Fear not that I shall be the instrument of future mischief. My work is nearly complete. Neither yours nor man's death is needed to consummate the series of my being, and accomplish that which must be done; requires my own. Do not think that I shall be slow to perform this sacrifice. I shall quit your vessel on the ice-raft which brought me hither, and shall seek the most northern ex-tremity of the globe; I shall collect funeral pile, and consume to ashes this miserable frame, that its remains may afford no light to any curious and unhallowed wretch, who would create such another as I have been. I shall die. I shall no longer feel ago-nies which now consume me, or be the prey of feel-ings unsatisfied, yet un-quenched. He is dead who called me into being; and when I shall be no more, the very remem-brance of us both will speedily vanish. I shall no longer see the sun or stars, or feel the winds play on my cheeks. Light, feeling, and sense, will away; and in this condition must I find my hap-piness. Some years ago, when the images which this world affords first opened upon me, when I felt the cheering warmth of summer, and heard the rustling of the and the chirping of the birds, and these were all to me, I should have wept to die; now it is my only consola-tion. Polluted by crimes, and torn by the bitterest remorse, where can I find rest but in death? "Farewell! I leave you, and in you the last of human kind whom these eyes will ever behold. Fare-well, Frankenstein! If thou wert yet alive, and yet cherished a de-sire of revenge against me, it would be better satiated in my life than in my destruction”. Una de las muchas versiones al cine que se han hecho de esta historia. Pervivencia del mito. bajo, todo mi esfuerzo, no es más que un intento por burlar el gran sacrilegio de la creación… Le vi tomar una jeringuilla y lle-narla con un líquido esmeralda que guardaba en un frasco. Nues-tros ojos se encontraron brevemen-te y entonces Mijail hundió la agu-ja en el cráneo del cadáver. Vació el contenido. La retiró y permane-ció inmóvil un instante, observan-do el cuerpo inerte. Segundos más tardes sentí que se me helaba la sangre. Las pestañas de uno de los párpados estaban temblando. Es-cuché el sonido de los engranajes de las articulaciones de madera y metal. Los dedos aletearon. Súbi-tamente, el cuerpo de la mujer se irguió con una sacudida violenta. Un alarido animal inundó la sala, ensordecedor. Hilos de espuma blanca ascendían de los labios ne-gros, tumefactos. La mujer se des-prendió de los cables que perfora-ban su piel y cayó al suelo como un títere roto. Aullaba como un lobo herido. Alzó la cara y clavó sus ojos en mí. Fui incapaz de apartar la vista del horror que leí en ellos. Su mirada desprendía una fuerza ani-mal escalofriante. Quería vi-vir” (221-222) “Shelley sostuvo mi mirada sin pestañear. Sospeché que había reconocido mi desesperación y los recuerdos que le traía le asusta-ban. Me sorprendió a mí mismo comprobar que, si de mí hubiese dependido, en aquel mismo instan-te hubiese tomado el mismo cami-no de Kolvenik. Nunca más volve-ría a juzgarle. -El territorio de los seres humanos es la vida –dijo el doctor-. La muer-te no nos pertene-ce” (281). Ruiz Zafón, Carlos: Marina. Barcelo-na, Edebé, 1999. “Cuando Mijail encendió las luces de la sala, desperté de mi sueño de aquellas semanas. Estaba en el infierno. Los tanques de formol contenían cadáveres que giraban en un ma-cabro ballet. Sobre una mesa metá-lica yacía el cuerpo desnudo de una mujer diseccionada desde el vien-tre a la garganta. Los brazos esta-ban extendidos en cruz y advertí que las articulaciones de sus bra-zos y sus manos eran piezas de madera y metal. Unos tubos des-cendían por su garganta y cables de bronce se hundían en las extre-midades y en las caderas. La piel era traslúcida, azulada como la de un pez. Observé a Mijail, sin habla mientras él se acercaba al cuerpo y lo contemplaba con tristeza. -Esto es lo que hace la naturaleza con sus hijos. No hay mal en el corazón de los hombres, sino una simple lucha por sobrevivir a lo inevitable. No hay más demonio que la madre naturaleza… Mi tra- Cartel de la versión de Kenneth Branagh