Las células plasmáticas se originan a partir de los linfocitos y secretan grandes cantidades de inmunoglobulinas. Se localizan principalmente en la médula ósea y los ganglios linfáticos, donde ayudan a combatir infecciones produciendo anticuerpos. Un exceso de proliferación de células plasmáticas puede dar lugar a trastornos como el mieloma múltiple, que causa una producción anormal de inmunoglobulinas.