La sociedad ejerce una influencia mayor sobre las acciones individuales de lo que se podría esperar de la suma de las acciones individuales. Limita nuestras actividades a través de la socialización y la asignación de significados simbólicos compartidos. Las sociedades tienden a la continuidad y el consenso, aunque también existen conflictos de intereses según Marx y Weber. La identidad de género depende en gran medida de factores sociales como la división sexual del trabajo y la capacidad reproductiva, no de diferencias biológicas innatas.