La agricultura en las nuevas tierras no prosperó tanto como en el antiguo Perú debido a que los españoles no desarrollaron la ganadería y se dedicaron a la ociosidad en lugar del trabajo digno. Los indígenas eran forzados a trabajar de forma casi gratuita y obligatoria en grandes talleres llamados obrajes, donde producían telas de varias calidades. Los repartimientos, encomiendas y mita determinaron el trabajo inhumano de los indígenas en minas, agricultura, obrajes y obras públicas