Abraham Valdelomar fue un escritor peruano nacido en 1888 que destacó como periodista, poeta y narrador. Publicó varios libros y colaboró en numerosas revistas limeñas. Fundó la revista vanguardista Colónida en 1916 para promover a nuevos escritores peruanos. Murió prematuramente en 1919 a los 31 años mientras se desempeñaba como diputado regional. Su obra literaria, que exploró diversos géneros, lo convirtió en una figura clave de las letras peruanas de inicios
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Abraham valdelomar
1. Abraham Valdelomar
Escritor peruano. Nació en la ciudad de Ica el 27 de abril de 1888 y murió
en Ayacucho el 3 de noviembre de 1919. Abraham Valdelomar fue hijo de
Anfiloquio Valdelomar Fajardo y de Carolina Pinto. Siguió sus estudios
primarios en la ciudad de Pisco y en la Escuela Municipal Nº 3 de Chincha,
y los secundarios en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe
de Lima (1900-04), donde fundó la revista La Idea Guadalupana (1903) al
lado de su compañero Manuel A. Bedoya.
En 1905 Valdelomar se matriculó en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, pero dejó las clases al año siguiente para emplearse como
dibujante en las revistas Aplausos y silbidos, Monos y Monadas,
Actualidades, Cinema y Gil Blas, donde también trabajó como director
artístico.
En 1909 publicó sus primeros versos de estilo modernista en la revista Contemporáneos y al año
siguiente decidió reanudar sus estudios, aunque la universidad nunca le interesó mucho, y en
1913 terminó por abandonarla definitivamente.
En 1910, a raíz de un conflicto con Ecuador, Abraham Valdelomar sentó plaza de soldado como
integrante del "Batallón Universitario", formado por estudiantes de San Marcos, y durante el
acuartelamiento escribió una serie de crónicas bajo el título "Con la argelina al viento" que
fueron publicadas en El Diario y La Opinión Nacional de Lima entre abril y junio de 1910, y que
le valieron un premio por parte del Municipio de Lima; posteriormente viajó con una delegación
universitaria al sur del país, visitando Arequipa, Cuzco y Puno.
El mismo año de 1910 aparecieron publicados los primeros cuentos de Valdelomar en las
revistas Variedades e Ilustración Peruana, y al año siguiente aparecieron por entregas en las
mismas revistas sus novelas cortas La ciudad de los tísicos y La ciudad muerta -donde hizo
manifiesta la influencia recibida por parte del escritor italiano Gabriele D´Annunzio-, iniciando
también su colaboración con el diario La Prensa de la capital peruana. En 1912 participó en la
campaña presidencial de Guillermo Billinghurst, siendo elegido presidente del Centro
Universitario billinghurista, y, luego del triunfo de su candidato, llegó a ser nombrado
administrador de la Imprenta del Estado y director del diario oficial El Peruano (X-1912 a V-
1913).
Valdelomar renunció a ambos cargos luego de ser nombrado Segundo Secretario de la Legación
del Perú en Italia (12-V-1913), embarcándose con destino a Europa el 30 de mayo. Después de
pasar por Panamá, Cuba y Nueva York, llegó a Roma (7-VIII-1913), asumiendo inmediatamente
sus funciones. Su estancia en esta ciudad la aprovechó para escribir una serie de artículos que
bajo el nombre de "Crónicas de Roma" publicó en los diarios limeños La Nación (XI-1913 a I-
1914) y La Opinión Nacional (V-1914 a VII-1914), pero definitivamente lo más importante de su
estancia en Italia fue su participación en el concurso literario organizado por La Nación con el
cuento "El Caballero Carmelo", que resultó ganador del primer premio (3-I-1914). Luego de
enterarse del derrocamiento del presidente Billinghurst, renunció a su cargo diplomático (6-II-
1914) y regresó a Lima.
De nuevo en la capital peruana, y luego de una fugaz detención por conspirar contra el nuevo
gobierno (VI-1914), Valdelomar comenzó a trabajar como secretario personal del polígrafo
peruano José de la Riva-Agüero (1914-15). Bajo la influencia de Riva-Agüero escribió su primer
libro titulado La Mariscala (Lima, 1914), biografía novelada de Francisca Zubiaga (1803-35),
esposa del presidente Agustín Gamarra y figura importante de la política peruana durante
algunos años. Para entonces Valdelomar ya era un colaborador frecuente de numerosas
publicaciones limeñas como los diarios El Comercio y La Crónica, y las revistas Balnearios,
Mundo Limeño y Variedades, en las que publicaba sus poemas, cuentos y artículos.
2. Sin embargo, su labor como periodista estuvo ligada al diario La Prensa, donde tuvo a cargo la
sección "Palabras" desde julio de 1915 hasta su alejamiento del diario en 1918. También publicó
en La Prensa sus "Crónicas frágiles", donde hizo conocido su seudónimo de El Conde de Lemos;
y los "Diálogos máximos", a manera de conversaciones entre dos personajes, Manlio y Aristipo,
a través de los cuales descubrimos las personalidades de Valdelomar y del escritor José Carlos
Mariátegui.
Abraham Valdelomar también publicó en el mismo diario sus crónicas tituladas "Impresiones"; la
columna "Fuegos fatuos", donde desplegó todo su humorismo e ironía; y finalmente sus
comentarios sobre la guerra mundial, aparecidos en 1917 bajo el rótulo de "Al margen del
cable". En 1917 ganó el concurso organizado por el Círculo de Periodistas del Perú con su
artículo "Ensayo sobre la sicología del gallinazo".
Valdelomar, quien a su regreso de Europa se había convertido en el líder de un grupo de jóvenes
escritores, decidió fundar su propia revista literaria, donde pudiera exponer los trabajos que
estuvieran acordes con los gustos literarios de la nueva generación que representaba. Así, el 15
de enero de 1916 apareció el primer número de Colónida, revista dirigida por Valdelomar que a
pesar de su corta duración -sólo publicó cuatro números, el último de mayo de 1916- tuvo una
gran repercusión en el ambiente cultural peruano, al punto que comenzó a hablarse de un
"movimiento Colónida".
Sin embargo, la importancia de esta revista no puede ser magnificada. Se ha sostenido que la
revista pretendía ser una bandera de revolución estética y un intento de dar a conocer a los
nuevos escritores provincianos, pero es indudable que sus resultados no fueron siempre los
deseables. A pesar de todo, habría que reconocerle el mérito de rescatar del olvido la figura de
José María Eguren (1874-42), el primer escritor peruano que merece con justicia el calificativo
de poeta.
El mismo año se publicó el libro Las Voces Múltiples (Lima, 1916), que reunía poesías de ocho
escritores vinculados a Colónida, entre ellos Valdelomar. El libro recoge los poemas "El hermano
ausente en la cena de Pascua ..." y "Tristitia", considerados los mejores de su producción
poética, donde se describe el ambiente familiar y la sensación de ausencia y soledad que
embarga al poeta.
Posteriormente publicó los que serían sus últimos libros: Belmonte, el trágico, Ensayo de una
estética futura a través del arte nuevo (Lima 1918), sobre la filosofía estética del toreo en Juan
Belmonte -tema sobre el que confiesa no encontrarse versado-, y su exitoso primer volumen de
cuentos bajo el título de El Caballero Carmelo (Lima, 1918).
En enero de 1918 renunció a su puesto de redactor en La Prensa y comenzó una breve
colaboración con la revista Sud América. Es entonces cuando el escritor decide recorrer el
territorio peruano como conferenciante, para lo cual emprendió un viaje al norte del país (V-
1918 a XII-1918) visitando las ciudades de Trujillo, Cajamarca, Chiclayo y Piura, así como
diversos pueblos en los cuales dio charlas sobre temas estéticos, patrióticos y sociales. Mientras,
tanto había postulado a la diputación regional de Ica y, al ser elegido para el cargo (24-VIII-
1919), viajó a la ciudad de Ayacucho, sede del Congreso Regional del Centro.
El 1º de noviembre de 1919 Abraham Valdelomar sufrió un accidente mientras participaba en la
segunda sesión preparatoria del Congreso, a consecuencia del cual murió al cabo de dos días,
siendo trasladados sus restos a Lima, luego de ser embalsamados. Póstumamente se publicó Los
hijos del sol (cuentos incaicos, Lima, 1921), conjunto de relatos escritos alrededor del año 1910,
y Tríptico heroico (Lima, 1921), libro de poemas patrióticos dedicados a los niños de las escuelas
del Perú. Su obra literaria, formada por los pocos libros que publicó y sus trabajos que se
encuentran desperdigados en numerosas publicaciones periódicas, ha sido objeto de diversas
recopilaciones, la última -y también la más completa- con el título de Obras (2 vols., Lima
1988).
3. Abraham Valdelomar es un caso excepcional dentro de la literatura peruana. Elogiado y atacado
en vida como ningún otro escritor de su país, estuvo decidido a triunfar en su medio para lo cual
no dudó en adoptar posturas desafiantes y escandalosas a la manera de Oscar Wilde, a quien
seguramente quiso imitar. Sin embargo, detrás del decadentismo que solía mostrar en público y
su apego a las frases brillantes e irónicas, se descubre un auténtico temperamento artístico,
lleno de sentimiento y nostalgia, que se manifiesta en sus mejores poemas y en los cuentos
criollos que forman su libro El Caballero Carmelo. Este contiene algunos de los mejores relatos
escritos en el Perú.