Los caudillos provinciales desempeñaron un papel político fundamental después de 1820 al ejercer como las máximas autoridades en sus provincias. Eran personas reconocidas localmente de buena familia que habían luchado por la independencia. Intentaron establecer las bases de la administración y el gobierno provincial a través de la sanción de constituciones y otros marcos legales, y promovieron instituciones como las salas de representantes compuestas por personas elegidas en las ciudades y zonas rurales, las cuales sancionaban leyes y constituían y