Existen dos tipos principales de accidentes cerebrovasculares: isquémicos y hemorrágicos. Los accidentes cerebrovasculares isquémicos ocurren cuando un vaso sanguíneo que transporta sangre al cerebro se bloquea debido a un coágulo de sangre o estrechamiento arterial, interrumpiendo el flujo sanguíneo e impidiendo que el cerebro reciba oxígeno y sangre, lo que puede causar daño cerebral permanente si el flujo no se restablece rápidamente.