El documento habla sobre el alumbrado público y las instalaciones eléctricas. Explica que el alumbrado público es un servicio municipal que ilumina calles, parques y otros espacios públicos para mejorar la visibilidad. También discute las tecnologías más eficientes como lámparas de sodio y mercurio y medidas para reducir el consumo energético, como optimizar la intensidad lumínica y zonificar las áreas a iluminar.
2. El alumbrado público es el servicio público
consistente en la iluminación de las vías públicas,
parques públicos, y demás espacios de libre
circulación que no se encuentren a cargo de
ninguna persona natural o jurídica de derecho
privado o público, diferente del municipio, con el
objetivo de proporcionar la visibilidad adecuada
para el normal desarrollo de las actividades.
Por lo general el alumbrado público es un
servicio municipal que se encarga de su
instalación y mantenimiento, aunque en
carreteras o infraestructuras viales importantes
corresponde esta tarea al gobierno central o
regional.
Es un servicio que presta la Administración
municipal a todos los habitantes de la
localidad y está compuesto por toda la
infraestructura eléctrica y luminarias
instaladas en calles, parques, escenarios
deportivos, etc. No es solo la iluminación del
barrio donde vives, sino un servicio que se
presta para toda la comunidad en calles,
parques, polideportivos, plazas, avenidas, etc.
Las luminarias instaladas dentro de predios
privados, deben ser mantenidas por sus
propietarios y cancelar el valor de su
consumo.
3. El alumbrado público puede llegar a representar el
40-50% del consumo energético de un
ayuntamiento, por lo que se hace necesario definir
algunas de las tecnologías más eficientes que se
encuentran en el sector y algunas medidas que
pueden aplicarse para reducir el consumo.
Lámparas
Las lámparas utilizadas en el alumbrado
público deben presentar algunas características
que permitan un ahorro energético y, a su vez,
económico:
• Intensidad luminosa y tipo de luminaria (reproducción cromática): las lámparas
utilizadas deben adaptarse a las necesidades de uso. La demanda lumínica de emplazamientos
turísticos no es la misma que en puntos únicamente de tráfico, por lo que las necesidades de
intensidad y tipo de luz en estos emplazamientos no es la misma. Tener presente estas
diferencias debe permitir reducir la demanda energética total y optimizar la potencia instalada.
4. • Calidad energética de las lámparas (eficiencia):
no todos los tipos de lámparas presentan el mismo
rendimiento energético. Hacer una correcta
selección de las lámparas (dentro de la misma
función), teniendo en cuenta el rendimiento
(lumen/W), puede derivar en un ahorro energético
importante.
• Zonificación: establecer cuál es el área que se
necesita iluminar permite optimizar las potencias de
las lámparas y, por lo tanto, reducir el consumo.
• Duración de la vida económica: las lámparas
presentan una reducción del rendimiento con el
tiempo (lumen/potencia). Tener presente esta
variación de propiedades y establecer un óptimo
(económico y energético) en la sustitución de
lámparas debe permitir un mejor rendimiento
del sistema lumínico.
5. La mayor parte de las lámparas utilizadas en el alumbrado público utilizan un sistema de descarga eléctrica en un gas,
generalmente lámparas de mercurio con rendimientos inferiores a otras opciones que se encuentran en el mercado. Los
sistemas de descarga consisten en dos electrodos que generan un flujo de electrones por medio de un gas; la excitación
de los átomos del gas permite generar luz, cuyas características están en función de la lámpara utilizada. Los tipos más
utilizados en el alumbrado público son:
• Lámparas fluorescentes • Lámparas de vapor de mercurio de
alta presión.
• Lámparas de vapor de
sodio a baja presión.
6. • Lámparas de vapor de sodio a
alta presión
• Lámparas de mercurio con
halógenos metálicos.
• Lámparas con
descarga por
inducción.
La sustitución de las lámparas es un proceso que se ha desarrollado en la mayor parte de las ciudades, aunque en
muchas zonas se continúan utilizando sistemas de mercurio. En este sentido, se recomienda el uso de lámparas del
tipo descarga, si bien su elección tiene que ser la adecuada para obtener las finalidades previstas. En carreteras, se
recomiendan lámparas de vapor de sodio a alta presión, a causa de su eficacia luminosa (lumen/W) y mejor
rendimiento cromático que las lámparas de vapor de sodio a baja presión. Estas características de las lámparas de
baja presión las convierten en adecuadas para puntos con poca necesidad de intensidad lumínica, como pueden ser
las carreteras en campo abierto o las zonas rurales.
7. Ventajas energéticas y ambientales
• Reducción del consumo energético.
• Ahorro en las emisiones de CO2.
• Ahorro económico. La inversión en materiales de calidad deriva en una inversión
inicial superior, aunque se acaba amortizando con la optimización del consumo
energético.
• Adecuación de la intensidad lumínica para cada necesidad. Esto permite minimizar
la contaminación lumínica de cada emplazamiento.
• Optimización de las necesidades lumínicas para cada necesidad.