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Área de Influencia, Mina Pierina
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Presentación
En 1998 Barrick comenzó operaciones en Mina Pierina, dando inicio a una gestión minera moderna y a la
vanguardia de las nuevas normas ambientales que se crearon en la década de los 90s, lo que sumado a los
estándares internacionales que trajo Barrick, representaron una nueva forma de hacer minería en el Perú.
En este contexto, la gestión de Barrick en Pierina a lo largo de estos años se ha caracterizado por un compromiso
con el medio ambiente que se traduce en evitar o minimizar el impacto de nuestras operaciones, para ello se han
realizado una serie de inversiones y programas dirigidos a proteger el agua, el suelo y el aire. Sin embargo, eso no
ha sido todo. Sabemos que nuestro territorio alberga vestigios arqueológicos en diferentes zonas y Ancash es una
de las que más riqueza arqueológica presenta, no en vano, en su suelo se desarrolló una cultura de la magnitud de
Chavín de Huántar, entre otras culturas prehispánicas. Asimismo, la zona del Callejón de Huaylas fue un área que
recorrieron los antiguos peruanos en los distintos procesos de migración que se dieron a lo largo de los Andes
dejando a su paso diversos vestigios de lo que fue su forma de vida.
En ese sentido, identificar, documentar y proteger los restos arqueológicos en el área de influencia de nuestra
zona de operación fue un objetivo primordial para Barrick desde el inicio, estipulado además en el Estudio de
Impacto Ambiental de mina Pierina. Para este fin, se contó con el importante apoyo del Instituto Nacional de
Cultura, actual Ministerio de Cultura, que a través de un equipo de especialistas liderados por el arqueólogo Victor
Ponte Rosalino, realizó durante cerca de cuatro años una labor que ha permitido documentar y conocer más
acerca de las sociedades que se asentaron en el área de influencia de mina Pierina, las mismas que corresponden
culturalmente al intervalo entre el periodo Chavín y el periodo Recuay (800 a.C – 600 d.C).
Gracias a esta labor se cumplió con la conservación y mantenimiento de las zonas arqueológicas ubicadas dentro y
fuera de la propiedad de la mina en un área que abarcó aproximadamente 4,600 hectáreas. Esto convirtió a esta
operación de Barrick como una importante fuente de investigación prehispánica en el Callejón de Huaylas.
Hoy en día, que mina Pierina se encuentra en proceso de cierre progresivo- el mismo que aspiramos se convierta
en un ejemplo en el país- nos complace poder presentar y difundir los resultados de esta investigación al pueblo de
Ancash.
Esta publicación representa una contribución a la puesta en valor y protección del patrimonio cultural e histórico
del país, a través de una mirada al pasado que nos permite conocer y reconocer el legado que nos dejaron los
antiguos, aquel que nos une y contribuye a forjar nuestra identidad como país.
Manuel Fumagalli Drago
Director Ejecutivo Barrick Peru
Prólogo
La Mina Pierina, pionera del auge económico que vive nuestra región, ya en las postrimerías de su labor en nuestra
zona, nos sorprende con la presente entrega, “Arqueología en el Área de Influencia Mina Pierina, Ancash, Perú” del
arqueólogo Victor Ponte actual estudiante post graduado en la Universidad de Wisconsin Milwaukee, EEUU. Es un
elaborado estudio sobre el proceso de mitigación arqueológica que se desarrolló a finales de la década de los
noventa, al iniciar sus labores Minera Barrick Misquichilca en un vasto territorio de la Cordillera Negra, sector
comprendido en las alturas de Jangas, en donde indudablemente, por la vastedad del territorio afectado, se tenían
que encontrar vestigios arqueológicos con el movimiento de tierras que exigía la concesión otorgada.
Fueron años de labor los que dedico Victor Ponte, reconocido por sus trabajos sobre arqueología en la costa central
del Perú, en el rescate de los sitios que ubico dentro del área de las 1,700 Ha de concesión minera entre las regiones
quechua y puna que ancestralmente pertenecían a las comunidades de Antahuran, Tinyash y Cuncashca. Todo este
trabajo se encontraba a espera de ser dado a conocer a la comunidad cultural de nuestra región. Y ahora, tenemos
la oportunidad de adentrarnos en los arcanos de nuestro pasado histórico, a la luz de la investigación arqueológica
realizada por el equipo que dirigió Victor Ponte.
Este trabajo se inicia, como debería ser, con un estudio de la zona en su primer capítulo, la geología, los suelos, clima,
flora y fauna; habida cuenta que la Cordillera Negra es un verdadero capricho de la naturaleza, un apéndice de la
Cordillera Occidental que nace a la altura de Conococha y muere doscientos kilómetros al norte, en las cercanías de
Macate. Pierina se ubica exactamente en la parte central de la Cordillera Negra, como una bella joya que se engarza
en la diadema rocosa de ese macizo andino. Somos conscientes de que en esta zona de Ancash se dio inicio a un
proceso de largo aliento en el que el hombre llegado sin mayores elementos culturales, desarrolla tecnología y
ciencia andina en el lugar. Testigo de este proceso es la ya famosa Piedra Isabelita, exhibida ahora en el Patio Lítico
del Museo Regional de Ancash, a la que el autor dedica un concienzudo análisis en el segundo capítulo del texto,
poniendo énfasis en su ritualidad que asocia huancas a espacios funerarios en plena época de la influencia Chavín.
Con la misma acuciosidad, en el tercer capítulo de la obra, Ponte analiza la Fase Cotojirca I-II que coincide con la
extinción de Chavín y nos da luces sobre el periodo de inestabilidad religiosa que se vivió en nuestro prodigioso valle
del rio Santa. Estudia los asentamientos de pastores altoandinos dedicados a la crianza de camélidos quienes
habitaban en casas y en abrigos rocosos en los momentos aurorales de la Cultura Recuay.
En el capítulo quinto de esta magnífica obra, Victor Ponte nos conduce por el periodo final de nuestro desarrollo
histórico prehispánico. Abarca los años 1000 a 1470 con el estudio de Carhuac Punta y Auquish Corral, dos sitios
amurallados que dan cuenta de la actividad desarrollada por nuestros antepasados en los tiempos previos a la
presencia Inca en nuestra región. Finalmente, en el capítulo sexto, tenemos un concienzudo estudio sobre illas y
conopas, esas miniaturas de piedra que representan llamas y alpacas y que eran utilizados como ofrendas rituales
para mantener lozanos los rebaños comunales.
Estamos pues, frente a una obra fundamental para comprender nuestro remoto pasado histórico. De la mano del
arqueólogo Victor Ponte y con el auspicio de Minera Barrick Misquichilca, tenemos entre manos un exquisito trabajo
que servirá para futuras investigaciones y dará luces a quienes quieran adentrarse en el estudio de nuestra
arqueología regional. Si alguien pensaba que la mina Pierina tenía una deuda con nuestra cultura, esta ha sido
saldada brillantemente con la presente publicación.
José Antonio Salazar
Director de Cultura de Ancash
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo es parte de la mitigación del aspecto cultural que Barrick Misquichilca asumió desde el momento que
comprendió la importancia de los asentamientos prehispánico en el territorio de su influencia. Esperamos sea un aporte
al conocimiento del pasado que mediante la Arqueología nos acercamos a través del estudio de los restos materiales.
La Gerencia de Medio Ambiente de la Mina Pierina, apoyó y financió el presente estudio, a ellos, representado desde
el inicio por Holton Burns hasta José Castro y Carlos Pompilio damos las gracias lo mismo que a los Gerentes
Generales Raymond Threlkeld, Igor Gonzales quienes consideraron también viable el proyecto. El departamento de
Ingeniería nos apoyó en la elaboración de los planos, los respectivos agradecimientos a ellos.
Cuando hacemos trabajo de campo la labor se hace en equipo, cada miembro desempeña una función específica. En
el laboratorio se trató mantener la misma política, acudiendo a personal especializado para los análisis respectivos.
Como el Proyecto ha durado más de cuatro años, no quiero dejar de mencionar a la cantidad de personas que
colaboraron conmigo desde el principio. La mayoría proviene de la Universidad Mayor de San Marcos, entre los
Licenciados participaron Emma Eyzaguirre y en ese entonces Henry Tantaleán, ambos estuvieron en 1997 y Emma
regresó para hacer los dibujos de cerámica en 1998. Carmen Pérez Maestro de la Universidad Complutense de
Madrid, estuvo en el Proyecto hasta mediados de 1998. Los egresados y bachilleres fueron: Jenny Alcántara, Santiago
Morales, Lylian Soto, Emily Baca y Gabriel More. La lista de estudiantes es algo numerosa; Bebel Ibarra, Mariella
Franco, Rodolfo Peralta, David Chavez, Jackie Bernuy y Luisa Espejo de la Universidad Nacional de Trujillo.
Los estudios especializados fueron encargados a jóvenes que actualmente se dedican a realizar análisis en laboratorios;
Juan Rofes de la Universidad Católica hizo la parte de paleofauna, Alexandre Chevalier de la Universidad de Géneva,
Suiza realizó una corta estadía en Huaraz para analizar los restos vegetales en las muestras de sedimentos tomadas de
las excavaciones. Florencia Bracamonte de la Universidad de Trujillo contribuyó con sus observaciones en torno a las
enfermedades y demás estudios de los huesos humanos de los sitios funerarios. Creemos es la primera vez que se
hace un análisis óseo humano provenientes de excavaciones sistemáticas en el Callejón de Huaylas. El análisis de los
artefactos líticos fue encomendado a Claudia Grimaldo que pese a su corta experiencia fue bueno en hacer un análisis
único y comparable al de Joan Gero en Huaricoto y Thomas Lynch en la Cueva Guitarrero. Sergio Anchi, joven
arquitecto egresado de la Universidad Ricardo Palma hizo los dibujos de arquitectura.
Entre la gente local, Cesar Aguirre ex Director del INC – Ancash, fue importante por su experiencia en la arqueología
del Callejón de Huaylas no bien comprendida aún. Un especial gracias a Martín Justiniano por acompañarme en
muchos de los viajes y reconocimientos no oficiales, que sirvieron para acrecentar nuestro conocimiento de la región.
A Martín Vega por su labor de mano de obra calificada también le doy las gracias.
Un especial reconocimiento al Laboratorio de Física de la Universidad de Arizona por el procesamiento de las
muestras Carbono 14 mediante el acelerador AMS, especialmente al Dr. Douglas Donahue por concedernos una
especial consideración en los costos operativos.
No quiero dejar de mencionar a todas las personas que nos ayudaron en las múltiples actividades que desplegamos
tanto al personal que labora en la Mina Pierina como las comunidades campesinas de los alrededores, especialmente
la gente de Marenayoc, muchos de ellos nos enseñaron sitios arqueológicos que hubiesen pasado por alto ante
cualquier experto.
Los colegas y maestros que estuvieron de paso por Huaraz nos ayudaron con sus consejos y sugerencias, especialmente
Juan Paredes, John Rick, George Lau, Steven Wegner, Alex Herrera y Richard Burger.
Por último, mi pequeña familia, mi hijo Joseph, Adriano y mi compañera Jennifer por soportar mis ausencias en casa.
Este libro es dedicado a ellos.
ARQUEOLOGIA
EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS
PERÚ
Área de Influencia Mina Pierina
Por:
Victor M. Ponte Rosalino
2 3
Copyright © 2014 por Victor M. Ponte Rosalino
Derechos Reservados
Minera Barrick Misquichilca
Av. Manuel Olguin 375, Piso 11
Monterrico, Surco - Peru
T: +511.612.4100
www.barricklatam.com
Conceptos, Diseño y Diagramación
MOTIVA/www.motivadpd.com
de Influencia, Mina Pierina
4 5
I. Introducción								 6
I.1. Área de Estudio								 8
I.2 Geología Regional							 	
I.3 Geología Local								 	
I.4. Suelos									 14
I.5. Clima y Metereología							 16
I.6. Flora y Fauna								 17
I.7. Secuencia Desarrollo Cultural Prehispánico
en Pierina									 18
I.8. Referencias Citadas							 36
II. Análisis del Petrograbado Isabelita y su contexto
arqueológico, Callejón de Huaylas, Perú				 38
III. La Fase Cotojirca I (400 – 150 a.C.) en el Área
de Influencia Mina Pierina						 70
IV. Agro-Pastores Prehispánicos del Callejón de Huaylas,
Actividades Domésticas 							 106
V. Carhuac Punta y Auquish Corral: Sitios Amurallados
Fase Cotojirca V (1,000 – 1472 AD)					 146
VI. Conopas e Illas, La Ocupación Inka en el Área
de Influencia Mina Pierina, Perú					 164
VII. Bibliografía								 224
Índice
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
Victor M. Ponte Rosalino
6 7
La naturaleza de los trabajos de “evaluación arqueológica” tiene que ver con el mundo globalizado
de hoy, que afronta retos de diseño y planificación y al mismo tiempo protección y defensa del
patri-monio cultural. Esta es una práctica muy común en Estados Unidos, donde se le conoce con las
siglas en Inglés CRM (administración de recursos culturales), que tienen como principal objetivo
proteger todo bien cultural mueble e inmueble localizado en un área que esta destinada a ser utilizada
para el desarrollo de un proyecto que puede provenir de diversos sectores tales como el energético,
vivienda, agricultura, transporte, telecomunicaciones, turismo, etc. Es así que por ejemplo para
construir un complejo habitacional, es necesario que antes de ejecutar la obra se inspeccione el
terreno minuciosamente en búsqueda de artefactos, para así evitar cualquier impacto cultural. En el
Perú, el patrimonio cultural material e inmaterial es protegido por el estado y constituye polo de
desarrollo social e identidad de los pueblos promoviendo su investigación, conservación y puesta en
valor (Ministerio de Cultura 2012). Actualmente existe todo un sistema regulatorio legal, y muy
burocrático, en el cual se enmarcan los proyectos de evaluación y que constituyen una fuente de
trabajo importante para muchos arqueólogos Peruanos. Aunque la actividad todavía no se ha
consolidado, se está paulatinamente reconociendo como una actividad genuina y parte importante
de la arqueología tal como si sucede en otras partes del globo, donde es una actividad primaria y muy
común en el quehacer arqueológico. Al mismo tiempo el concepto de arqueología y desarrollo está
causando controversia política para algunos (por ejemplo, Herrera 2013), debido al papel
“facilitador” de los arqueólogos al servicio de corporaciones multinacionales “extractivistas”.
La presente publicación es producto final de un largo proceso de investigación y evaluación arque-
ológica que empezó en 1997 cuando se realizaron los primeros recorridos exploratorios de superficie
en un área de más de 1,700 hectáreas de concesión minera. El objetivo principal consistíó en encontrar
cualquier indicio de actividad humana del pasado, evidenciado en la forma de restos materiales disper-
sos en el suelo y de mayormente elementos constructivos, como restos arquitectónicos antiguos que
fueron luego reutilizados por pobladores actuales de la zona. En una segunda fase de trabajo de campo,
se hicieron excavaciones de prueba en sitios representativos con arquitectura visible localizados en el
área de la mina Pierina, con el propósito de conocer el potencial y diagnóstico de las evidencias cultura-
les. Nos interesaba saber la posición cronología de los sitios, y la única manera de saberlo, era a través
de muestras sometidas a fechados radiocarbónicos y en base a la cronología estilística de los artefactos
diagnósticos. Sin embargo, nuestra labor se enriqueció cuando nos encargamos de prospectar, exca-
var y monitorear muchos nuevos sitios que encontramos a lo largo de la construcción de la carretera
Jangas – Pierina. El trazo de la carretera, que empieza en Jangas, a 2,900 msnm y termina en la mina
Pierina a más de 4,000 msnm, consiguió dar al proyecto un tono regional pues fue posible registrar
una total de 80 sitios arqueológicos de diferentes períodos culturales y que cubren por lo menos 3,000
años de historia regional. Era evidente la complejidad social que exhibían los sitios, y la manera como
eran relacionados unos a otros a través de un sistema interconectado de utilización del paisaje en pisos
ecológicos sucesivos. Varios tipos de sitios responden a esta necesidad, entre estos resaltan los abrigos
rocosos como lugares estacionales de cazadores y sitios de enterramiento, aldeas fortificadas, montí-
culo y plataformas escalonadas, casas aisladas, corrales, santuarios, cementerios con la construcción
tipo chullpa, tumbas subterráneas, escultura lítica y petroglifos. Como resultado de la investigación
se pueden proponer varias líneas de mayor análisis; por ejemplo el número de cámaras funerarias hal-
ladas, junto a sus ofrendas y número de individuos enterrados, nos puede ilustrar sobre las costumbres
funerarias practicadas por la sociedad Recuay, y establecer diferencias entre el Recuay (400 – 650 AD)
y la parte final de la tradición Recuay (700 – 900 AD). Hasta ahora no se documentado un conjunto
de tumbas de esta tradición en el Callejón de Huaylas, y sería un aporte importantísimo a la Historia
Regional de Ancash.
De modo que debido al largo trabajo de campo que duró hasta comienzos del 2000, se ha podido re-
cuperar una inmensa cantidad de información, la cual poco a poco se ha ido procesando. Se señala que
la norma actual del Ministerio de Cultura referida a los trabajos de evaluación arqueológica es la de
preparar informes los cuales incluyen los protocolos del trabajo de campo, inventarios completos, ilus-
traciones, y breve análisis de los materiales arqueológicos, pero no se exige interpretación de los datos
obtenidos ni publicación de los resultados. Y es aquí donde existe mixtura de intereses creados entre
la investigación académica y arqueología de contratos. Si bien los trabajos de evaluación se limitan a
verificar o no la existencia de restos arqueológicos, muchos de estos proyectos alcanzan la realización
de un rescate, en la cual se acumula una cantidad importante de información arqueológica, es decir,
las excavaciones revelan un conjunto de importantes datos que son vitales para entender el proceso
histórico de un sitio, región o valle donde se realizan los estudios. Esa información en la mayoría de los
casos, va a parar en los escritorios y anaqueles del Ministerio de Cultura, sin realizarse ningún
intento por difundirse públicamente. Si por ejemplo, se investigó un alero rocoso con importante
evidencia de un nuevo estilo de puntas de proyectil, este conjunto de datos y evidencias nunca
serán de conocimiento público ni tampoco disponible para la comunidad científica.
Entendiendo de la ocurrencia de este desfase, se presenta este esfuerzo por corregirlo, al poner en
manos de los interesados y habitantes de la región del Callejón de Huaylas, este libro que resume de
alguna manera los quehaceres del arqueólogo en el área de influencia de la mina Pierina. No creemos
todavía que el problema de falta de interacción entre el público y los recursos culturales de su locali-
dad sea resuelto, pero la presente publicación es un intento por llenar un vacío en el conocimiento de
sus monumentos y obras que antiguos moradores hicieron a lo largo de miles de años. Se señala al
mismo tiempo, que deberían existir mecanismos de mayor integración entre los restos testimoniales
del pasado, y la población nativa. En el Perú, se nota claramente que existe una total desconexión
con referencia a los lugares de los “abuelos” y la gente aborigen. En este sentido los arqueólogos son
los encargados de incentivar iniciativas, algo especialmente importante para los que se desenvuelven
como consultores de obras de desarrollo tanto públicas como privadas. Se necesita pues desarrollar e
incrementar planes trabajos en la interpretación de los sitios arqueológicos, de manera que puedan ser
apreciados de manera efectiva por el público en general y la comunidad académica (Cleere 2010:9).
Los sitios arqueológicos localizados en Pierina guardan mucha información histórica, la cual es revelada
por primera vez, por el especialista, sintetizando el dato en forma narrativa y con poco uso del lenguaje
técnico. Pese al amplio desenvolvimiento de las operaciones mineras, los sitios aún se conservan, lucen
señalizados y preservados. Solo dos sitios: Piruro (PAn 5-8) y Ancosh Punta (PAn 5-5) fueron someti-
dos a intensas excavaciones arqueológicas con fines de rescate debido a la necesidad de dichas zonas
para desarrollo minero. El proceso histórico de ambos sitios se relata en el capítulo IV. En síntesis,
el trabajo en Pierina siguió sucesivas etapas de descripción, análisis, e interpretación de los
artefactos arqueológicos, de lo cual se presenta aquí la difusión de los resultados.
Introducción
Por: Víctor M. Ponte
Rosalino
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
Victor M Ponte Rosalino
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La Mina Pierina se ubica en el lado oriental de la Cordillera Negra en el centro norte del Perú, a una
altitud promedio de 4,100 msnm. Una distancia de 37 Km lo separa de la ciudad de Huaraz, hacia el
sudeste, que tiene una población de 111,000 habitantes y es la capital del departamento de Ancash.
Huaraz se encuentra a 400 Km al norte de la ciudad de Lima y a 150 Km al sudeste de la ciudad costera
de Chimbote. Pierina ocupa gran parte del distrito de Jangas y, en menor grado en el lado sur, parte del
distrito de Independencia. Ambos pertenecen a la provincia de Huaraz.
La cuenca del río Santa discurre al fondo del Callejón de Huaylas entre los macizos secos de la Cor-
dillera Negra al oeste y las montañas nevadas de la Cordillera Blanca al este. La máxima altura en la
Cordillera Negra se ubica bien al norte y sobrepasa los 5,000 msnm (Kinzl 1950:36). El área de Pierina
es un gran mirador natural, pues desde sus planicies es posible observar los picos y nevados más
altos del Perú, entre los cuales destaca el Nevado Huascarán con una altitud de 6,768 msnm
(Figura 1). El Huascarán no sólo predomina por su altura sino también por su gran base hacia el
oeste formada por roca de granodiorita (ibid, 37). El nevado de más cercana visualización al área del
proyecto es el Urus (5,490 msnm), que forma parte de los nevados de la quebrada Ishinca: Tocllaraju
(5,510 m), Palcaraju (6,150 m) y Ocshapalca (5,630 m). Lamentablemente, debido a la rápida
desglaciación de los últimos decenios la capa de hielo del frontis oeste del Urus casi ha desaparecido
quedando una amplia morrena de difícil ascenso. Esto se debe al fenómeno de calentamiento global
que influye en la recesión de los glaciares y el gran impacto que producirá con la escasez de agua en la
región en tiempos no muy lejanos (Fraser 2012; Mark et al 2005; Byers 2000).
El valle del Santa (Callejón de Huaylas) tiene un carácter singular, es el único valle en el Perú que corre
longitudinalmente. Tiene un largo aproximado de 165 km, desde las nacientes del río en la laguna
Conococha a una altura de 4,000 msnm y discurre hacia el Cañon del Pato al norte. Luego de atravesar
el Cañón del Pato, el río Santa da un giro al oeste para desaguar al Océano Pacífico luego de 270 Km de
recorrido desde sus nacientes.
El Área de Estudio
Figura 1.
Nevado Huascarán,
6,768 metros sobre
el nivel del mar. Vista
tomada desde ingreso
Mina Pierina. Foto del
autor.
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
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Figura 2. Localización
sitios arqueológicos y
centros poblados en el
Área de Influencia
Pierina
El área de estudio incluye cuatro zonas ecológicas:
› El piso del Callejón de Huaylas (a un promedio de 2,900 msnm) es cultivado casi enteramente, espe-
cialmente al norte de Jangas y Tarica. Actualmente, frutas y flores son sembrados para exportación.
Pacay, avocado y lúcuma son frutales que no requieren mucho cuidado y han podido ser base alimen-
ticia para sociedades tempranas. La existencia de una moderna comunidad de alfareros en el pueblo de
Tarica tiene ciertas implicancias para prácticas en el pasado.
› La Quebrada Llancash/Cuncashca es un paso natural a la puna, y a los flancos occidentales de la
Cordillera Negra y consecuentemente a la costa. Esta zona tiene agua permanente e incluye las mejores
tierras agrícolas (Figura 3).
› La ecozona Quechua (con elevaciones promedio de 3,500 m) es donde maíz, tubérculos (oca, olluco
[Ullucus tuberosus], papas) y árboles de eucalipto son sembrados. Aquí hay evidencia de terrazas
agrícolas y canales de irrigación. Sin embargo, la zona no ofrece de mucho espacio para cultivos y el
suelo no es rico en nutrientes.
› El área de pastos de la puna (con elevaciones promedio de 4,000 metros), consiste de pastizales en
pampas utilizados hoy en día como en el pasado, para el mantenimiento del ganado.
Estas zonas ecológicas son integradas por un camino antiguo que conecta varios sitios arqueológicos
de varios períodos pre-hispánicos. El camino se extiende desde Jangas (2,900 m) en el piso del valle
de Santa, a Cuncashca, en la puna (4,000 m). El control de recursos de varios pisos ecológicos pu-
ede haber sido mantenidos en el pasado, tal como lo postuló John V. Murra (1975). El mayor centro
estuvo en Mareniyoc. Su posición en el centro del modelo vertical de zonas ecológicas permitió el
control económico adoptado por un incipiente grupo rural que consumió productos de las cuatro zonas
ecológicas.
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
Victor M. Ponte Rosalino
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Figura 3.
Parte alta Quebrada
Cuncashca, mirando al
noreste.
Cuadro 1.
Variedad de rocas
en la manufactura
instrumentos líticos en el
sitio arqueológico
PAn 5-58
En la zona donde se ubica la Mina Pierina se han identificado tres unidades fisiográficas principales: la
meseta altoandina, el valle de erosión y el cañón de erosión (Klohn Crippen 1997:2). La meseta altoan-
dina se caracteriza por una topografía ondulante a moderadamente empinada. La ladera nor-oriental
de la meseta acoge la cuenca de Puca Uran la cual forma tres quebradas entre los 3,200 y 3,000 msnm:
Atupa al norte, Antahuran al sur y Puca Uran en la zona central. En la parte oeste de la planicie se en-
cuentra el valle profundo del sistema de la Quebrada Cuncashca/río Llancash el cual desemboca en el
Río Santa (Figura 3). Al sur, la quebrada Pacchac tiene orientación oeste - este, en la parte intermedia
a la altura del poblado de Tinyash la quebrada se torna muy abrupta y empinada descargando en las
laderas planas cercanas al río Santa.
La otra banda del río Santa que recibe los afluentes de la Cordillera Blanca ha sido prospectada en
menor intensidad. La quebrada Lucma, es el acceso de entrada a los nevados de Ishinca. El río Lucma
tiene aguas claras, es de caudal regular y se puede pescar truchas. Los poblados de Lucma y Collón se
localizan en zona de quebrada mientras que Pashpa y Cochapampa en áreas de altiplanicies irregulares.
I. 2 Geología Regional
La Cordillera Blanca es un gran batolito de granodiorita y rocas ígneas intrusivas de edad Terciaria su-
perior (16.0 a 2.7 millones de años (Ma), limitada por sedimentos del Cretáceo y por depósitos de mor-
renas glaciares del Pleistoceno (Klohn Crippen 1997). Localmente, la Cordillera Negra está cubierta por
sedimentos más antiguos y por rocas volcánicas de la Formación Volcánica Calipuy. Es un material íg-
neo extrusivo, de grano fino tal como la andesina, feldespato y basalto. Muchas de las venas y brechas
se componen de andesitas, riolitas y dacitas, lo mismo que inclusiones de carbonatos (Blasco, Chaverra
y Reinoso 1984:38). En general, el Callejón de Huaylas ofrece una gama importante de material ge-
ológico para la fabricación de instrumentos líticos, que sin embargo, no ha sido aprovechado al máximo
como podría suponerse. Por ejemplo Lynch (1970:17-8), menciona la existencia de chert, en forma de
lentes en la Formación Pariatambo que sin embargo no fue aprovechada en tiempos pre-hispánicos.
Mayormente las herramientas se elaboraron en cuarzitas, jaspe y calcedonia, y también cherts pero en
la muestra de Pierina vienen muy impuros.
An
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
Victor M. Ponte Rosalino
14 15
I.3 Geología Local
El depósito de Pierina se ubica en el lado oriental de la Cordillera Negra, que está conformada por sedi-
mentos del Jurásico Superior al Cretáceo Superior (margas, pizarras, calizas, y clásticos continentales),
la cual es la base del depósito. Los sedimentos están cubiertos por material volcánico del Grupo Calipuy
(andesitas, dacitas y riodacitas) depositado desde el Eoceno Superior al Mioceno Inferior (52.5 hasta
14.6 Ma). La mayor parte del área del proyecto está constituido por lavas basales andesíticas de la
formación Calipuy. Afloran en superficie, tobas riodacíticas pomáceas y líticas sobreyacen a la andesita.
Las mayores deposiciones de oro se encuentran preferentemente en la toba pomácea riodacítica y en
sulfatos de alunita (Rainbow et al.2005). La roca del área es una sílice porosa en el cual ha ocurrido
por diversos eventos geológicos epi-termales (no profundos) una mineralización aurífera en un área
aproximada de 300 m de ancho por 900 m de largo. El mayor contenido de oro se ubica al norte del
yacimiento (más de 8 g/t de oro y hasta 300 g/t de plata).
I.4 Suelos
La ubicación fisiográfica predominante de las unidades de suelos es en laderas. El actual estado de
erosión del suelo se clasifica generalmente como de moderado a severo, debido sobre todo a las laderas
inclinadas y moderadas, no aptas para agricultura intensiva o semi-intensiva (Gomero et al. 1992:30).
La erosión se incrementa también por el abandono de las terrazas agricolas, y la consecuente pérdida
del sedimento arcilloso (Inbar y Llerena 2000) . En las laderas de la parte oriental de la Cordillera Neg-
ra, los suelos son mayormente coluviales y residuales. Se derivan de rocas parentales como andesita,
calcio carbonatos, cuarzitas y tufos volcánicos (ONERN 1973). Son materiales de grano fino producto
de la meteorización. Las texturas predominantes de los suelos son de tierra vegetal arcillosa, tierra
vegetal arenosa y tierra vegetal arcillo - arenosa con grava. Los contenidos de grava varían desde in-
significantes hasta 50 por ciento. El pH varía de 4.1 hasta 8.4. La profundidad efectiva del suelo varía
desde 15 cm hasta 90 cm. Los suelos en las zonas altas entre los 3500 a 4000 msnm, son usados para
pastizales y cultivos. La capacidad agrícola de los suelos es limitada, no son muy fértiles, a mayor altura
se usa preferentemente para pastos. A una altitud entre 2800 a 3400 msnm los cultivos sobre laderas
son intensivos a pesar de su poca estabilidad. El relieve topográfico es accidentado con pendientes de
25 a 50%, lo que origina que los suelos no sean estables y con poco potencial agrícola.
Los principales centros poblados que se ubican dentro del área de estudio son:
› Centros urbanos ubicados entre 2,950 y 3,400 msnm, Taricá, ubicada en la ribera oriental del Río
Santa; Jangas, ubicada en la confluencia del Río Santa y de la Quebrada Llancash y Huantallón (ver
Figura 2).
› Pueblos rurales: Antahurán, Atupa, Shecta, Tinyash, Marenayoc y Huanja. En la otra margen del río
Santa; Lucma, Pashpa, Collón y Chawin.
› Pequeños poblados: Mataquita, Chontayoc y Cuncashca.
Los pueblos rurales y pequeños poblados están ubicados a altitudes mayores.
Cuadro 2.
Columna Estratigráfica
Callejón de Huaylas, el
número en paréntesis en
Millones de Años
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
Victor M. Ponte Rosalino
16 17
En cuanto al uso de las tierras, se da un sistema distinto de rotación de las tierras, aunque el cultivo de
secano es más generalizado. Esta práctica agrícola tiene un ciclo productivo de 3 a 5 años, después de
los cuales se deja abandonada la tierra (sin usar o sin cultivar) durante un lapso similar, antes de reanu-
darse el ciclo productivo. La agricultura con riego, sólo se da en áreas anexas a quebradas y manantia-
les. La agricultura bajo riego tiene ciclos más intensos y largos de producción, con períodos más cortos
de descanso de la tierra. A pesar de ser tierras no aptas para cultivo, estas laderas del lado oriental de la
Cordillera Negra han tenido uso intensivo, produciendo e intensificando más erosión y produciéndose
cárcavas tal como se aprecia en la zona de Yarcok y en la parte baja de Horno Jirca.
El manejo de las parcelas y de las cosechas es, en general, tradicional y rudimentario con poca incor-
poración de material sintético y orgánico, sin existencia de ofertas de tecnologías alternativas. Se sigue
utilizando el arado con tracción animal de bueyes, tal como fue observado en Cuncashca. Esas tierras,
por localizarse en el fondo de la quebrada, disponen de un mayor riego debido a riachuelos que manan
de las alturas y suelos algo más profundos. Sin embargo, de manera general, los surcos en las laderas
están orientadas en pendiente abajo, hacia la máxima inclinación de las laderas. Esta característica
promueve un escurrimiento acelerado y empeora los efectos de la erosión. La mayoría de los cultivos
existentes tienen períodos vegetativos relativamente cortos y se emplea preferentemente el método
de cultivos de secano. Los principales cultivos son de papas, habas, trigo, cebada y maíz, que generan
auto abastecimiento. La siembra se da entre octubre y diciembre y los cultivos se cosechan entre abril
a fines de junio. A altitudes entre 3,400 a 3,900 msnm, muchas parcelas son independientes, durante la
estación húmeda se cultivan en peque-ños terrenos menores a una hectárea, donde se siembran
tubérculos (papas, ollucos) y cereales (trigo, avena, cebada). Bajo la cota 3,400 es posible observar
cultivos de maíz y cerca de Jangas y los poblados ribereños del Río Santa ciertos frutales (duraznos) y
extensos campos permanentes de alfalfa.
I.5 Clima y Meteorología
Existen dos estaciones bien marcadas en el área andina de la sierra; éstas son determinadas por la
temporada de lluvias. La estación de lluvias se da entre octubre y abril, normalmente el clima es húm-
edo y nublado, algunas veces con presencia de horas soleadas dependiendo de los días de nubosidad
y tempestades. Las lluvias se dan en las tardes después de mañanas con fuerte incidencia solar. La
intensidad de las precipitaciones depende mucho del piso altitudinal; mayor precipitación ocurre en
zonas elevadas que en el fondo del valle (ver ONERN 1973: gráficos 1a-1e). El paisaje cambia de color
con cerros verdes y nevados ocultos por las nubes. La precipitación es mayor en la Cordillera Blanca
respecto a la Cordillera Negra (F. Diaz 1989:16; ONERN 1973:4). Durante la época seca que es entre
mayo a setiembre, destaca la gran incidencia solar, que rápidamente torna los pastos amarillos decreci-
endo los caudales y manifestándose la sequía. En esta temporada la temperatura es más baja; el frío en
las noches baja los termómetros hasta los 5°C y en muchas mañanas se manifiestan heladas. El día en
cambio, es caluroso con un cielo azul limpio con posibilidades de observar los nevados de la Cordillera
Blanca, en un hermoso contraste (Raimondi 2006:105).
Existen tres principales regiones climáticas en el área de estudio: la región de Clima Templado 2,000 a
3,000 msnm, con fuerte insolación y diferencia térmica no muy marcada. Frío Templado entre 3,200
– 3,800 msnm con la aparición de heladas durante la estación seca y la región de Clima de Tundra Seco
de la Alta Montaña, entre 3,800 – 4,800 msnm, con la aparición de nubes baja la temperatura rápida-
mente. Normalmente, la temperatura varía entre 15 a 6 C en un día cualquiera en la Alta Montaña. A
lo largo de casi una década de mediciones de la estación Pierina, La temperatura anual promedio en la
mina fluctúa entre 5.9 a 6.6 C. Aunque puede parecer rígida, Portocarrero et al (2008:13) aduce lo
contrario, sugiriendo que en los últimos años la temperatura ha variado mucho debido a los cambios
climáticos que están experimentando los Andes y en especial el área del Callejón de Huaylas. Las pre-
cipitaciones se han incrementado, pero también existe inestabilidad, la temperatura ha aumentado y
las heladas son más frecuentes ahora, afectando el régimen de cultivos. El aumento de temperaturas
es un fenómeno global, que está propiciando un rápido retroceso glacial que sobretodo se ha incremen-
tado en el último decenio (Thompson et al 2006).
I.6 Flora y Fauna
La flora registrada en el área de estudio consiste de 285 especies. Además hay que considerar 22 espe-
cies que son cultivadas. 19 plantas son endémicas, entre las más importantes se encuentra el cactus
Oroya borchersii, y arbustivas como el Huarango (Acacia tortuosa), y Retama (Sparteum juncium)
que se aprecia en las zonas bajas aledañas al poblado de Atupa y Jangas. Aliso (Alnus jorullensis) se
observaba en las inmediaciones de Mareniyoc. Carrizo (Arundo donax) crece en áreas aledañas a que-
bradas con agua, como Yarcok y en la ribera del río Santa. Los árboles Fresno (Fraxinus pensilvánica),
Nogal (Juglans neotrópica), Molle (Schinus molle) y Sauce (Salix humboltiana) crecen cerca a los po-
blados, lo mismo que el arbusto Tara (Caesalpinia tinctoria) y Capulí (Prunus capuli). Dos especies de
“queñoa” (Polylepis racemosa y weberbaueri) existen en el área de estudio y están siendo re-introdu-
cidas en el vivero forestal de Pierina. Eucalipto una especie importada, tiene significativa importancia
económica debido al recurso maderero, pues su madera se utiliza para elaboración de cercos, puertas,
mesas, y como leña para la cocina. De rápido incremento su efecto devastador en el suelo no propicia
el desarrollo de plantas nativas.
Un total de 76 especies de vertebrados se registraron para el área: 16 mamíferos, 56 aves, 2 reptiles
y 2 anfibios. Entre los invertebrados, los insectos y arácnidos son los grupos más grandes. El grupo
predominante entre los mamíferos son los roedores (9 nativos y una especie introducida). Otras espe-
cies importantes: el Zorro Andino (Lycalopex culpaeus) y Venado Gris (Odocoileus virginianus) se le
pueden encontrar actualmente en la parte noroeste de la mina Pierina, en zonas rocosas dentro y fuera
del perímetro de la propiedad. Es muy raro ver en las proximidades del área al Gato Montés (Felis
silvestris) y Cóndor Andino (Vultur gryphus). De los camélidos Sud-americanos, aunque oriundos de
los Andes, no han sido posible ser advertidos en la actualidad pese a la persistente popularidad en el
registro arqueológico.
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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18 19
I.7. Secuencia Desarrollo Cultural Pre-hispánico en Pierina
En base a las investigaciones desarrolladas en Pierina, se puede discernir una secuencia cultural pre-
hispánica que puede ayudar a entender el proceso civilizatorio en esta parte de los Andes, en especial
en la región del Callejón de Huaylas. Se recalca que debido a la naturaleza del trabajo de evaluación
arqueológica en torno al área de influencia de la mina Pierina, no se cuenta con un espacio geográfico
definido por un valle o una quebrada, pero sí con un amplio sector de la puna, y muestreos represen-
tativos de otros pisos ecológicos, como suni y quechua, zonas que fueron prospectadas en relación a la
construcción de la carretera Jangas – Pierina. Así se cuenta con información valiosa acerca del “pasado”
que es rescatado en el marco de administración de recursos culturales (Birch 2006:7).
De manera esquemática, los sitios investigados han sido separados en períodos culturales ordenados
cronológicamente en fases sucesivas. Por comparación a estilos cerámicos y líticos, y coadyuvado por
fechados radiocarbónicos, los materiales arqueológicos son clasificados en fases locales que se insertan
en la periodificación estándar disponible para el área andina. Se enfatiza que hay una falta de aten-
ción de los investigadores por el Callejón de Huaylas, si bien existen ciertos proyectos arqueológicos
funcionando, éstos se encasillan en un solo sitio; un único lugar no puede dar explicaciones sintéticas
del desarrollo y cambios en la historia prehispánica regional. De manera que la propuesta secuencial
en Pierina se encaja más como una herramienta metodológica útil en la forma de presentar los sitios
y su evolución cultural (Ramón Joffré 2005:8). Esto es debido a la naturaleza de los componentes
arqueológicos y su largo desarrollo cultural, pues los artefactos presentan una larga duración histórica
y no se envuelven en una única tradición cultural u horizonte estilístico. Se procederá a evaluar y
rápidamente mencionar las características principales de cada fase y período cronológico propuesto.
a. Llaca Ama Caca (7000 - 5000 a.C)
Básicamente la fase se define por el material lítico diagnóstico encontrado relativamente en niveles más
profundos del sector IV en el abrigo rocoso Llaca Ama Caca (PAn 5-58). Este material fue analizado
por Claudia Grimaldo (1999) y se va a respetar su clasificación. Se indica que el alto grado de distur-
bamiento ocasionado por sucesivas ocupaciones pre-hispánicas y en tiempos modernos no permite
asociar los instrumentos líticos a estratos definidos. Esto es problemático pues no se puede establecer
una secuencia en base a superposición de estratos. Sin embargo, por comparación con otros materiales,
especialmente de la Cueva Guitarrero (Lynch 1980) y el abrigo rocoso de Lauricocha excavado por
Augusto Cardich, tenemos un tipo de punta bifacial en forma de hoja lanceolada ancha y pequeña que
bien se enmarca en el tipo 6 de Quishqui Puncu 1980: figuras 9.1n, o) y tipo I de Lauricocha (Lanning
y Hammel 1961: Fig. 2b). Salcedo (2012: figura 11) lo sitúa en el Arcaico Inferior (7,400 – 5,000 a.C.)
sugerencia que puede ser tomada en cuenta para la seriación estilística en base a puntas de proyectil
del sitio de Llaca Ama Caca (Figura 4, a). El otro tipo que claramente se correlaciona con la fase II de
Lauricocha es la punta alargada con lados rectilíneos convergentes, y base sub-rectilínea convexa con
retoque a presión (Lanning y Hammel 1961: Fig. 2a). Lynch (1967: figura 2 (a); 1980: figura 9.1p)
menciona como la más temprana en el Callejon de Huaylas y su posible relación con la fase
Ayampitín. Puede atribuirse como la punta más antigua de Llaca Ama Caca (Figura 4, b). Por lo que
a pesar de lo puntual de las evidencias presentadas, estamos seguros de tener una presencia temprana
en la zona de estudio contemporánea al sitio de Guitarrero en el Callejón de Huaylas.
b. Quitapampa 500 – 200 a.C.
En el sitio de Quitapampa (Pan-5-50), se localizó una estructura de piedra tipo “horno” encontrada
en la terraza anexa a las cámaras subterráneas de Quitapampa C (PAn 5-50). Carbones asociados al
piso de la estructura fueron sometidos a fechados radiocarbónicos.
AA32488: Quitapampa C PAn 5-50 , Sector II , Cateo 9, Capa 3
C14 2305 + 55 B.P. 355 a.C.
La muestra fue tomada de un lente de ceniza ubicada en el extremo noroeste de la estructura abierta
con planta en U, posiblemente un horno o fogón, el lente de ceniza (5025) se hallaba contenido por la
capa 3 (5023).
El material ceramográfico asociado pertenece a ollas sin cuello y cántaros grandes de pasta semi com-
pacta color naranja con temperante grueso abundante por lo que todo el material recuperado se hal-
laba erosionado. Al parecer el corpus cerámico tiene una misma fuente de procedencia, debido a que
las pastas exhiben similares características, no tienen decoración ni acabado superficial exterior, por lo
que es imposible que pueda ser asociado a materiales conocidos de la época en el Callejón de Huaylas.
Al mismo tiempo, podemos afirmar que no existe ninguna correlación con las cámaras
subterráneas localizadas a 7 m al norte de la estructura tipo horno (ver Figura 68).
Cuadro 4.
Períodos y Estilos
Culturales en el Área de
Influencia Mina Pierina
ce
-
-
-
- RECUAY
WARI
(
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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20 21
Figura 4.
a. pequeña punta lan-
ceolada 5850. Material
cuarzo, Sector VI, Uni-
dad A: Capa superficial.
Largo 33 mm.
Cuadro 5.
Lista de Sitios Arque-
ológicos con fechados
radiocarbonicos.
0
5 cm.
b. Punta alargada 5866/
IB-5. Material cuarcita.
Sector IV, Unidad C:
Capa 4. Largo 47 mm.
0
1
2
3
4
5 cm.
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22 23
d. Cotojirca II (150 a.C – 300 AD)
En esta fase los materiales arqueológicos asociados al estilo Huarás Blanco sobre Rojo, son pre-
dominantes y aparecen con claridad en contextos funerarios en el sitio Amá II (PAn 5-49). En el
sector I se hallaron tumbas secundarias bajo peñas grandes (Figura 7, corte C-C), que contenían
ofrendas funerarias como una jarra pequeña de acabado lustroso gris, cantimplora doble con
decoración lineal en negativo y dos cuencos abiertos de paredes rectas con diseños geométricos en
blanco sobre fondo engobado rojo (Figura 5). Asìmismo la arquitectura funeraria de Cotojirca II,
localizada en una terraza denominada sector III, consistió en dos cistas de piedra con coberturas
de lajas medianas a gruesas (Amá II N y O), de 0.5 m de diámetro por 0.5 m y 0.88 m de
profundidad respectivamente. Ambas contenían restos óseos humanos muy deteriorados,
posiblemente debido a sus reducidas dimensiones, sólo un individuo por cista fue enterrado y en
forma flexionada. En el exterior de la cista Amá II O, se tuvo el hallazgo de un cuenco fino con
pedestal y diseños geométricos Blanco sobre Rojo.
Cistas subterráneas funerarias con cerámica Blanco sobre Rojo han sido observados en la parte media
y alta del valle de Nepeña, vinculándose a los petroglifos de Chacuascucho, Pocos y Vinchamarca
(Samaniego 1992). Este hecho puede sugerir un patrón de enterramiento similar al observado en
Amá II, en donde se distribuyen tumbas bajo peñones en el área anexa al petroglifo Isabelita. Sin
embargo, se recalca que en este mismo espacio, también se hallaron estructuras subterráneas de
estilo Recuay, lo que puede confirmar la transición o la anticipación a expresiones funerarias y
religiosas que continuarán en el estilo Recuay (Lau 2004:180).
c. Cotojirca I (400 – 150 A.C)
Evidenciado en los sitios Chonta Ranra Punta (PAn 5-1), Amá II (PAn 5-49), Mareniyoc (PAn
5-37), Maquellouan Punta (PAn 5-4), Llaca Amá Caca (PAn 5-58) y Urpay Coto (PAn 5-39).
Durante esta época se elige la empinada montaña de Maquellouan Punta (ver Figura 45) como lugar
de residencia de un grupo que también tuvo a Chonta Ranra Punta como sitio defensivo y de
refugio. Estos dos sitios localizados en la puna, dependieron bastante del pastoreo y caza,
teniendo una estación temporal en el abrigo de Llaca Amá Caca. De acuerdo a las evidencias
arqueológicas y relaciones con la zona Quechua de Mareniyoc, existe semejanza de los artefactos
del mismo estilo ceramográfico, especialmente en Amá II y por la dependencia a recursos propios
de esta ecología. En base a los restos arquitectónicos de Mareniyoc, y su funcionalidad ritual, éste
sitio se presenta como el principal sitio arqueológico de esta fase, asociado a una fuerte presencia
de rituales, tanto por la presencia de la piedra “Isabelita”, como por la monumentalidad del
montículo artificial de plataformas escalonadas existente en cercanías a la actual plaza de
Mareniyoc. La variable ideológica se destaca entre otras variables para la unificación del grupo social
local lo mismo que la dependencia económica, pues debió haber movimiento vertical de
intercambio de productos y/o enclaves entre la zona alta donde se ubica la mina Pierina
actualmente y la zona de Mareniyoc. Este fenómeno de transhumancia ya detectado en el período
Precerámico (Lynch 1970), continuaba hasta hace no mucho tiempo atrás en la zona de
investigación. Por ello se puede proponer que la naturaleza de la arquitectura fortificada de Chonta
Ranra se puede entender por la co-existencia de conflicto. Es posible que el grupo social existente
en aquella época se defendió y guareció en este lugar durante tiempos de tensión con otros valles,
tomando como ejemplo el modelo de Wilson (2002:220) para el valle bajo del Santa.
Figura 5.
Vasija de estilo Blanco
sobre Rojo hallada en
la tumba Ama II F.
Cotojirca II
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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24 25
e. Cotojirca III (300 – 650 AD)
Empleando la cerámica como marcador temporal y estilístico que nos aproxima al estilo Recuay, tal
como sucede con la anterior fase, materiales arqueológicos exclusivos de este período solo se encuen-
tran en contextos funerarios. Los sitios habitacionales carecen de cerámica manufacturada en caolin-
ita, y asimismo, no se ha tenido éxito en datar con radiocarbono ningún componente Cotojirca III
propio del período Intermedio Temprano (ver cuadro 6). A manera de hipótesis, si la región de Pierina
tuvo algún interés para la politica regional descentralizada Recuay, entonces es muy probable que los
sitios de altura Chonta Ranra Punta y Maquellouan Punta han tenido alguna efímera ocupación en este
período, debido a la estratégica posición de los asentamientos y el rol que tuvo la guerra y el conflicto
en los intereses de la sociedad Recuay (DeLeonardis y Lau: 200 :83-6). Del mismo modo, Mareniyoc
pudo ser el centro político en este período. De lo contrario, de haber sido un centro de menor impor-
tancia, los materiales hallados en las construcciones mortuorias reflejarían ítems de prestigio, que por
intercambio y fabricación local estarian imitando la cerámica usada en centros en donde la
diferenciación social esmás evidente.
Arquitectura funeraria mayormente se manifiesta en la zona alrededor del poblado actual de
Mareni-yoc (Figura 14), y evidencia la presencia de una población en el sitio en esta época. Las
construcciones mortuorias son subterráneas a manera de cámaras dobles o simples y algunas
muestran antecámaras en las entradas (ver Figura 6 abajo). Pero existe variantes como las
mostradas en los sitios Amá (PAn 5-34) y Ushnu Jirka (PAn 5-59), en donde se trata de varias
cámaras semi-subterráneas simples construídas bajo un cobertizo común, la cual es una gran roca
plana inmensa. Cámaras doble se observan en Quitapampa C (PAn 5-50), Quitapampa B (PAn
5-42), Amá II D (PAn 5-49) y Horno Jirca (PAn 5-38). Cámaras singulares simples
semisubterráneas son mostradas en Quitampampa A (PAn 5-35) y Amá II B (PAn 5-49). Por
último, enterramientos simples bajo peñas con artefactos de estilo Cotojirca III también se
observaron en el sitio Amá II. Todo este conjunto de tumbas contenían vasijas cerámicas que emplean
arcillas de caolín.
Cuadro 6.
Estilos y su posición
cronológica en los
sitios de Pierina
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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26 27
Figura 6.
Doble cámara semi-
subterránea, dibujo de
planta y corte en perfil
A – A’.
Figura 7 a y Figura 7 b:
Vasija de cerámica que
representa a un
prisionero Wari con las
manos atadas hacia
atrás. Yarcok PAn 5-41.
f. Cotojirca IV/Ancosh (650 – 1000 AD)
Es el intervalo de tiempo que recae en el Período Horizonte Medio, el cual se expresa en el Callejón
de Huaylas por la irrupción de estilos cerámicos no locales, cambios en el patrón arquitectónico y
escultura lítica (Isbell 1991). Entre los más importantes sitios Cotojirca IV/Ancosh se encuentran rep-
resentados por Ancosh Punta (PAn 5-5), un lugar de habitación y corrales; Piruro (PAn 5-8), corrales;
Llaca Ama Caca (PAn 5-58) donde existe un componente de esta fase; Yarcok (PAn 5-41), un
conjunto de chullpas con material cerámico funerario; Amá II (PAn 5-49), Cochapampa (PAn 5-43);
Marca Jirca (PAn 5-64); Horno Jirca C (PAn 5-47) y Potrero (PAn 5-15). El cambio del estilo
local cerámico se manifiesta por decoración plástica en forma de estampados circulares y
protuberancias añadidos a jarras y cántaros de acabado burdo. También aparecen con mayor
abundancia platos y vasijas abiertas con decoración interior geométrica lineal. Las construcciones
funerarias cambian, ya no se usan el estilo de tumbas subterráneas, con excepción de algunos
casos como Cochapampa (PAn 5-43). Se emplean edificios funerarios rectangulares sobre la
superficie que encierran cámaras individuales de un promedio entre 1 m de largo por 0.8 m de
ancho y vanos de acceso que
siempre se dirigen al este. En las cercanías a la parte baja del lado este de la mina Pierina, se
localizó un conjunto de “chullpas”, tal como se denominan estas construcciones. Estas fueron
relocadas a otro sector debido a la utilización del área para explotación minera. Los contenidos o los
ajuares funerarios son bien distintos al previo estilo Cotojirca III. Consisten de vasijas escultóricas de
personajes humanos y animales manufacturados localmente en arcilla natural (Figura 7a, b). Existe
también material importado de vasos negros impresos con un cara de un personaje importante con
pelos de serpiente. Vasijas tretápodos, jarras pequeñas con engobes rojos y paredes delgadas,
modelados con engobes negros, y la utilización de decoración pintada en negro, blanco y rojo, son
frecuentes en el corpus de las ofrendas funerarias en esta fase.
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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Figura 8.
Cuartos en torno a patio,
Carhuac Punta.
Figura 9.
Largo cuello de aribalo
de considerable tamaño
encontrado en Mareni-
yoc. Escala 5 cm.
g. Cotojirca V (1,000 – 1470 AD)
Con el decaimiento del estado Wari y su influencia en la región, la zona del Callejón de Huaylas se
torna más independiente y autónoma. Los asentamientos son recluídos y aislados al exterior por mu-
ros perimétricos, que indican un grado de protección y posiblemente conflictos internos. En el área de
operaciones de la mina Pierina existe un sitio, Carhuac Punta (PAn 5-6), el cual exhibe estos atributos.
Aquí la vida comunal se desarrolló en patios internos colectivos y cuartos alargados. El patio de mayor
tamaño en Carhuac Punta tiene forma rectangular con cuartos inscritos. Esta peculiar forma arquitec-
tónica tiene raigambres y antecedentes locales o regionales, y se observan en sitios Recuay, como el
“quadrangular compound” de Yayno (Lau 2010: figura 10) y sitios post-Recuay como “patio groups” de
Honco Pampa (Isbell 1991: figura 8). Se manifiesta tardíamente en Pierina, lo que indicaría que ciertas
tradiciones arquitectónicas perduran con el paso del tiempo, como por ejemplo la idea de habitar las
cumbres y zonas de altura continúa y se hace más evidente la diferenciación étnica. El estilo cerámico
de decoración plástica sigue en vigencia, círculos estampados y apéndices son bien comunes en formas
populares como las jarras y cántaros.
h. Pierina Inka (1472 – 1521 AD)
En Pierina se tienen tres sitios con presencia de material Inka. Llaca Ama Caca (PAn 5-58) y Mar-
eniyoc (PAn 5-37) constituyen los más importantes. El primero, localizado en la mina, fue punto de
atención y lugar de reverencia y respeto por parte de la administración Inkaica al depositarse ofrendas
humanas y artefactos de fina manufactura Cuzqueña. Por algún motivo la elevación rocosa y el abrigo
que la conforma fueron considerados sagrados. Quizás, una waca local que tuvo el respeto y consider-
ación Inka. El otro sitio importante es Mareniyoc, existe allí un montículo, que fue lugar de habitación
Inka; terrazas escalonadas y muros de retención con bastante frecuencia de material Inkaico se encuen-
tra diseminado asociados a las estructuras.
Con esta breve introducción a la secuencia cultural prehispánica del área de influencia de la mina Pie-
rina se deja establecido el referente cronológico generalizado que servirá de base para entender mejor
la lectura de los siguientes capítulos que desarrollan a mayor profundidad los contextos arqueológicos
y evidencias de sucesivas ocupaciones en Pierina.
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
30 31
Cuadro 7.
Relación de sitios arque-
ológicos en el área de
influencia Pierina y su
posición cronológica
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ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
36 37
CAPITULO II
ANÁLISIS DEL PETROGRABADO
ISABELITA Y SU CONTEXTO
ARQUEOLÓGICO,
CALLEJÓN DE HUAYLAS,
PERÚ
1. Introdución
2. EL Horizonte Temprano en el Callejón de Huaylas
3. El area de Mareniyoc
4. Excavaciones en el sitio Amá II (Fase Cotojirca I)	
4.1. La roca Isabelita	
4.2. Estructura Circular alrededor de la gran Roca	
4.3. Tumba Amá II E 	
4.4. Tumba Amá II R	
4.5. Contexto 49IV30, Basural
5. El monolito de Piruro II
6. La Fase Cotojirca I, principales componentes
7. Isabelita: Definiendo el estilo artístico
8. Conclusiones
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
Victor M Ponte Rosalino
38 39
Análisis del petrograbado
Isabelita y su contexto
arqueológico, Callejón de
Huaylas, Perú
Isabelita es el nombre de una impresionante peña con grabados descubierta en el sitio Amá II (Pan5-
49), en 1998, cuando realizamos trabajos de reconocimiento arqueológico para la construcción de la
carretera Jangas – Mina Pierina (Ponte 2005:247; 1999). La roca se encontraba en la parte alta del
barrio de Cotojirca en el pueblo rural de Mareniyoc, localizado en el distrito de Jangas, provincia de
Huaraz, departamento de Ancash. La iconografía del grabado se compone de un ser humano que
porta una cabeza trofeo, y es acompañado por cuatro animales (Figura 10).
1. Introducción
Figura 10.
Imagen del petroglifo
Isabelita luego de ser
relocado
El actual poblado de Mareniyoc se erige sobre un montículo artificial el cual ha sido ocupado varias
veces en su historia, y cuya primera ocupación podría corresponder al Horizonte Temprano asociado
a la roca Isabelita. Asimismo, Mareniyoc integró sitios localizados en la puna y zonas temperadas
aledañas al río Santa, en un sistema vertical que funcionó por miles de años. Esto se demuestra por la
longitud de los perfiles del montículo, en donde materiales arqueológicos de varios períodos culturales
se encuentran evidenciados en los sucesivos estratos del sitio. Por lo que proponemos que Mareniyoc
fue el centro de un territorio con unidad cultural, política, económica, y quizá ideológica (en el período
Horizonte Temprano evidenciado por la presencia de la roca Isabelita, como un lugar de culto, en esta
parte del Callejón de Huaylas.
La localización de la roca Isabelita en un espacio donde rituales mortuarios fueron desarrollados co-
necta la imagen a una modesta estructura ceremonial de piedra que circunda una “gran peña”. Un
entierro humano con ofrendas se colocó bajo la peña, fue un espacio funerario insertado con piedras
rústicas de poca factura constructiva. Este contexto podría relacionarse a las nociones de machay y
malqui documentados en períodos prehispánicos tardíos y coloniales (Arriaga1999 [1621]:21; Doyle
1988; Duviols 2003). En este caso, la gran peña constituye un machay, un concepto en la lengua
Quichua que significa abrigo rocoso natural o una caverna, un lugar donde se realizaba performances
rituales. Malqui significa el entierro, la momia del ancestro o fundador de la comunidad local. En base
a éstos conceptos, se interpreta que la población debió reunirse en una terraza próxima a la gran peña
y a la roca Isabelita para realizar veneraciones. En los Andes centrales no se han detectado cultos a los
ancestros tan tempranos como el de asociado a la roca Isabelita.
Los artefactos arqueológicos encontrados en la gran peña fueron probablemente contemporáneos
al estilo Capilla (600 – 200 a.C) propuesto para el sitio de Huaricoto, localizado en Marcará, cercano al
río Santa y no muy lejos de Mareniyoc, el cual se asienta en las estribaciones bajas de la Cordillera
Negra. El carácter sagrado de Mareniyoc es mantenido por bastante tiempo dada la presencia de
entierros de distintos períodos, confirmándose la larga tradición de veneración a los ancestros,
especialmente en la cultura Recuay (Lau 2002; Hernández Príncipe 1923 [1622]). Se postula que
Mareniyoc estuvo integrado a otros sitios de Horizonte Temprano en una manera vertical
extendiéndose desde el piso templado del valle del río Santa hasta la fría puna de la Cordillera
Negra. Este vínculo cultural permite que se focalize en la idea del desarrollo de un subsistema político
local. Se sugiere que los asentamientos en diferentes zonas ecológicas participaron en una suerte de
interacción social centralizada, en una zona en donde la ideología tomó forma material. Si la
ideología es una fuente de poder y pudo ser controlada por el grupo dominante (De Marrais et al.
1996), entonces el área de Mareniyoc pudo haber sido el lugar donde los recursos económicos y
patrones de subsistencia se organizaron a través del intercambio, cooperación, organización e
interrelaciones con otras áreas. Aún cuando el sitio primario es definido solamente por su magnitud,
por encontrarse artefactos de varios períodos y por su conexión con un personaje mítico y religioso
representado en la roca Isabelita, se sugiere que en la fase local Cotojirca I del período Horizonte
Temprano se sentaron las bases de un modelo económico que luego fue replicado por grupos
subsecuentes sin muchos cambios substanciales.
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
Victor M. Ponte Rosalino
40 41
En el Quechua moderno de Ancash, la palabra amá significa “oscuro” pero también es un elemento
gramatical prohibitivo. En este contexto la palabra se refiere a las sombras formadas por las grandes
peñas, debido a que la original localización de Isabelita estuvo cerca a cámaras funerarias immersas
bajo largas rocas. Sin embargo, en el Callejón de Huaylas, amá podría derivarse del vocablo amay,
encontrado en los juicios de extirpación de idolatrías en Cajatambo (Duviols 2003:178,186). En este
caso significa estructura mortuaria. Amayes aparecen en los documentos de Cajatambo como “a modo
de casilla muy pintado” y con puertas (ibid:186). A pesar de la distancia temporal y espacial, una im-
portante cámara funeraria circundada por una estructura circular de piedra, muy similar a la estructura
mortuaria descrita en el documento de Cajatambo, estaba asociada a la roca Isabelita, la cual puede
ser datada en la parte final del Horizonte Temprano (c.600-100 a.C.)
Durante el tiempo cuando el personaje grabado en la roca Isabelita estaba en pleno apogeo, impor-
tantes centros ceremoniales estaban funcionando en el Callejón de Huaylas. Uno de ellos fue el
templo de Huaricoto, edificado sobre un largo montículo, cuya forma arquitectónica más temprana
corresponde al período Precerámico. Este fue el escenario para el desarrollo de prácticas rituales de
la tradición religiosa Kotosh (Burger 1992:42, 45, 49-50). Los ritos fueron realizados en pequeños
edificios públicos de planta circular. Las ceremonias incluyeron incineración de ofrendas en fogones
centrales. La plaza circular hundida es otra forma de estructura religiosa presente en el Callejón (Burger
and Salazar-Burger 1985:131-132), aunque como se sabe tuvo una immensa popularidad en las cos-
tas de Ancash y La Libertad (Cárdenas 1998).
Varios otros centros públicos monumentales existieron en el Callejón y se dice que pertenecen al estilo
Chavín (Tello 1960:36; figura 2). Son definidos por su magnitud, pero no han sido lo suficientemente
estudiados. Uno de éstos es Pumacayán (3100 msnm), un largo montículo localizado al este del río
Santa, dentro de la moderna ciudad de Huaraz. Cerámica negra incisa, estelas labradas y cabezas clavas
han sido encontrados allí pero sin información contextual. El edificio de Pumacayán ha sido remod-
elado varias veces, específicamente por la cultura Recuay. Largas galerías, pasajes, y cámaras funerarias
de estilo Chavín están escondidas bajo estructuras Recuay (Tello 1943:155).
Un importante monumento con arquitectura pública en el Callejón de Huaylas es Tumshucaico (2295
msnm) ubicado en el lado norte de la ciudad de Caraz. Este sitio comparte su planeamiento y estilo
constructivo con monumentos del valle de Nepeña (ver Proulx 1985:plates 15a,16a,b; Tello 1943). Sin
embargo, Bueno (2003:75) quién ha estudiado el lugar, concluye que existen conexiones arquitectóni-
cas con La Galgada y por lo tanto también tendría un componente Precerámico. Tanto Pumacayán como
Tumshucaico tuvieron densa ocupación post-Chavín, e inclusive Inka. Será tema de un estudio aparte
determinar si estos sitios compartieron elementos comunes en la difusión del culto religioso Chavín. De
lo contrario, pudieron haber funcionado de manera independiente, cada centro con sus ceremonias y
ritos religiosos como forma de cohesión de la comunidad.
Siguiendo rumbo al norte por el río Santa, en la provincia de Corongo, un equipo de arqueólogos lidera-
dos por Kazuo Terada (1975,1980; Morris 1981:961) excavaron el sitio de La Pampa, un complejo de
montículos y plataformas con muros de retención y cuartos de uso no doméstico que se asocian a la
fase Yesopampa del período Inicial. La cerámica del estilo Yesopampa tiene ciertas afinidades con el
estilo Pandanche de la región de Cajamarca, mientras que los artefactos de la siguiente ocupación, del
período La Pampa, tienen mayores afinidades con el estilo Chavín. Un dintel con atributos de felinos y
serpientes probablemente pertenece a este período (670-540 a.C.).
Gary Vescelius registró 125 sitios a lo largo de la quebrada Marcará, un tributario de la cuenca del Santa
que baja de la Cordillera Blanca (Burger y Lynch 1987:1; Lynch 1970:12). Entre éstos, Ucush Punta
proporcionó fragmentos cerámicos chavinoides, tales como estampados circulares e incisos (ibid). En
la misma área Gero (1992) excavó el sitio de Queyash Alto, un sitio en la cumbre de una colina en la
confluencia de los rios Marcará y Santa. Los niveles más tempranos se relacionan con el estilo
cerámico Huarás Blanco-sobre-Rojo (200 a.C. - 250 AD; Gero 1991:132). En el planeamiento del
sitio destaca dos pequeños montículos alargados en ambos extremos de la colina. Una serie de
cuartos en línea recta rellenan la cumbre. Terrazas habitacionales siguen el contorno en las laderas
este y oeste (Gero 1991:130, 2001:19-20). La organización espacial de Queyash Alto es similar a los
sitios Chonta Ranra Punta y Maquellouan Punta, en el área de Mareniyoc. Todos estos sitios han
producido cerámica del Horizonte Temprano y Blanco-sobre-Rojo. Marcum, un sitio localizado en la
otra banda del Santa, tam-bién comparte el mismo planeamiento espacial de estructuras y fragmentos
del Horizonte Temprano.
2. El Horizonte
Temprano en el Callejón
de Huaylas
Figura: 11
Localización de sitios del
departamento de Ancash
mencionados en el texto.
1:Chavín de Huántar. 2:
Pumacayán. 3:Mar-
eniyoc. 4:Huaricoto.
5:Queyash Alto. 6:Pall-
ka. 7:Cueva Guitarrero.
8:Chupacoto.
9:Tumshucaico. 10:La
Pampa. 11:La Galgada.
12:Punkuri. 13:Cerro
Blanco. 14:Cerro Sechín.
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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Victor M. Ponte Rosalino
42 43
En el Callejón de Huaylas debió existir varios más asentamientos Chavín y pre-chavinenses. El prob-
lema de identificarlos es que mucha de la arquitectura se encuentra enterrada y/o ha sido reutilizada
por sociedades posteriores. Por ejemplo, Thompson (1962), menciona Chupacoto, un pequeño montí-
culo en donde documentó dos piedras con grabados en un claro estilo Sechín del período Inicial. Sin
embargo, no hay evidencia directa que vincule el sitio con las piedras grabadas, es decir fueron encon-
tradas aisladas sin contexto preciso. La futura excavación de nuevos sitios pre-Chavín va a clarificar en
algo la naturaleza de los asentamientos del período Inicial y Horizonte Temprano, el cual debe contener
elementos de los valles costeños de Ancash.
Parece que diferentes prácticas religiosas existieron en la sierra, con alguna autonomía expresada en las
ceremonias performadas. Asimismo, la organización económica de las comunidades serranas reflejaron
diferencias territoriales. No obstante, la esencia y el requisito por el ritual presionó para la búsqueda
de interrelaciones regionales en procura de bienes y materiales tanto de la costa como de la amazonía.
Figura 12.
Sitios del Período Hori-
zonte Temprano en el
área de influencia mina
Pierina.
Figura 13.
Distribución de cámaras
funerarias entorno a
Marenayoc.
Figura 14.
Corte del montículo ar-
quelógico en Mareniyoc
para la construcción de
casas.
1. Chonta Ranra Punta PAn5-1
4. Maquellouan Punta PAn5-4
9. Piruro PAn5-9
13. Tapa Punta PAn5-13
16. Winaq Punta PAn5-16
17. Quenapun Punta PAn5-17
37. Mareniyoc PAn5-37
39. Urpay Coto PAn5-39
49. Ama II PAn5-49
50. Quitapampa C PAn5-50
58. Llaca Ama Caca PAn5-58
Poblados Actuales
Sitios arqueológicos del
Horizonte Temprano
(700-200 a.C)
Mareniyoc
El pueblo rural de Mareniyoc se asienta sobre un montículo artificial compuesto por una profunda
deposición cultural. Este montículo mide aproximadamente 1200 by 800 metros y consiste en una
serie de plataformas escalonadas y áreas habitacionales donde al parecer se llevaron a cabo actividades
ceremoniales y domésticas, como es indicado por los gruesos basurales y depósitos que se muestran en
los perfiles creados por los pobladores al realizar remodelaciones para la construcción de casas moder-
nas. De acuerdo a la observación de los materiales arqueológicos, la primera ocupación de Mareniyoc
probablemente ocurrió durante el Horizonte Temprano. Es común en el Callejón de Huaylas y en el
valle de Nepeña (Ponte 2000:223; Proulx 1985:285; Lumbreras 1993) la reocupación de antiguas
estructuras del Horizonte Temprano para modificarse y formar sobre el montículo un nuevo asenta-
miento. El montículo es formado por rellenos que contienen artefactos rotos de alfarería, huesos de
animales, instrumentos líticos, y basura en general mezclada con sedimentos compuesto por piedras
sueltas, cascajo y bloques rocosos. El relleno muestra muros de contención, lo que le da elevación al
montículo. Este relleno pudo haber sido acumulado durante la primera ocupación del sitio en el Hori-
zonte Temprano.
Con el devenir del tiempo, Mareniyoc creció como un centro poblacional, pero también fue el centro de
actividades ceremoniales como lo fue Huaricoto (Burger 1993:54). El área de Mareniyoc ha sido ocu-
pada varias veces, desde el Horizonte Temprano hasta el Horizonte Tardío, un lapso de tiempo de más
de 1,500 años (Figura 15). Es durante el Período Intermedio Temprano (c. 100 to 700 A.D.), cuando
Mareniyoc fue probablemente el centro de una población Recuay. Losas de piedra grabadas y escul-
turas de felinos han sido encontradas y expuestas en la actual plaza del pueblo. Además un conjunto
de estructuras funerarias Recuay se distribuyen alrededor de Mareniyoc en un plan orbital (Figura 13).
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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El sitio Amá II se ubica a una altitud entre 3500 a 3550 msnm (Figura 15). Un camino prehistórico
predomina en el terreno pedregoso en pendiente y divide la lomada entre casas y parcelas agrícolas
en ambos lados del camino. El área tiene una topografía irregular que incluye peñones usados en la
actualidad como en el pasado como sitios de guarida. La vertiente de ladera es retenida por muros de
contención que forman terrazas. Los pobladores de Mareniyoc dicen que fueron construídas por los
primeros agricultores del lugar. Las terrazas modernas son rellenadas con tierra agrícola y dividida en
parcelas. Árboles de eucalypto son sembrados debido a su utilidad como leña y recurso maderero. Los
depósitos prehispánicos y estructuras funerarias fueron hallados en la base de los peñones bajo aproxi-
madamente un metro de relleno moderno. Las terrazas prehispánicas fueron construídas en relación
a las peñas siguiendo el contorno de la pendiente. Estaban muy mal preservadas, en un caso el débil
muro tuvo 0.7 m de altura.
Figura 15.
El sitio Ama II se
encuentra cubierto por
árboles de eucaliptos
Figura 16.
Mapa de la ubicación de
rasgos en el sector IV del
sitio Amá II (Pan5-49)
Con el propósito de llevar un mejor registro, el sitio fue dividido en sectores en acuerdo a las parcelas
agrícolas y divisiones de terrazas. Esto fue útil para determinar la distribución espacial de rasgos y para
establecer las diferencias entre espacios ceremoniales y funerarios entre las fases Cotojirca I y Cotojirca
II-III (Figura 16).
Las excavaciones arqueológicas se realizaron en los tres niveles de terrazas modernas consistentes en
pircas, canales de irrigación y superficies de cultivo (Figuras, 17, 18, 19). El área estudiada se limita
al norte por el abrupto declive ocasionado por la construcción de la carretera Jangas – Mina
Pierina. Cinco contextos separados fueron identificados: (1) la roca Isabelita; (2) la estructura que
circunda a una gran roca; (3) La tumba Amá II E; (4) la tumba Amá II R; y (5) área de basura
doméstica con artefactos Cotojirca I (contexto 49IV30).
4.1. La roca Isabelita
La figura en la roca Isabelita consiste de un ser humano y animales grabados en la superficie plana
de la peña. Es posible que las incisiones se hicieron usando un instrumento filudo, que tal vez fue
una piedra sílex. El tipo de roca de Isabelita es andesita, una roca ígnea intrusiva con alto contenido
de sílica que aparece comunmente en la Cordillera Negra. Mide 3 por 2.5 metros y pesa
aproximadamente 8 toneladas. El lugar de su hallazgo fue probablemente su posición original, estaba
echada con un ligera inclinación formando un plano inclinado. La roca se localizaba ente casas
modernas de adobe que fueron relocalizadas debido a la constante erosión del corte realizado para la
carretera Jangas – Mina Pierina.
4. Excavaciones en el sitio
Amá II (Fase Cotojirca I)
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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Figura 17. Corte A-A.
Figura 18. Corte B-B
Figura 19. Corte C-C
En busca de proteger el petroglifo, la roca Isabelita se trasladó al parque lítico del Museo Arqueológico
Ancash de la ciudad de Huaraz. Ahora se aprecia verticalmente causando un gran impacto visual al públi-
co. La figura principal de Isabelita es la de un hombre en posición de danza portando un cabeza trofeo en
su mano izquierda. La figura esta completa mirando de frente, mientras que los animales son mostrados
en perfil y localizados a la derecha de la principal imagen. Los animales representados son un reptil, un
zorro o venado, una serpiente y un tipo de ave (Figura 20). El hombre grabado tiene ojos rectangulares,
nariz triangular y boca abierta. Las orejas rectangulares son similares a las mostradas en el estilo escultóri-
co de Sechín, aunque Tello (1960: figura 79) muestra también una cara humana encontrada en Qaucho,
un sitio cerca a Chavín de Huántar. En la cabeza de la figura humana de Isabelita se observa cuatro largos
y simétricos apéndices que forman un tipo de ornamento (Figuras 21, 24). Éstos son interpretados como
serpientes simplificadas en la comparación que hace John Rowe de pelos con serpientes (1970:78).
En la alfarería Paracas de Ica, existe un espécimen de “cabeza con apéndices” aunque en esta imagen
sólo existe dos largos apéndices. El brazo izquierdo es exageradamente largo en Isabelita, y sólo muestra
tres dedos que están agarrando una cabeza trofeo de sus cabellos. El cabello es representado por cuatro
incisiones ovoides, una convención artística observada en el arte de cerro Sechín (e.g. Tello 1956: figuras
83-84). La cabeza trofeo es circular con ojos redondos, se relacionan con las cabezas trofeo Chavín seria-
das por Peter Roe (1974:17). El brazo derecho de la principal figura es menos visible debido a las fracturas
naturales de la peña y el desnivel que tiene la parte izquierda de la superficie plana en donde se realizó el
grabado. El pecho del hombre dibujado en la piedra es de forma rectangular y acaba en un cinturón an-
gosto decorado con un motivo en zig-zag. Otra vez, existe un paralelo con el corpus de la escultura Sechín,
aunque la decoración en sí misma no ocurre en la “procesión del sacrificio” de Sechín (Bischof 1994:176).
Las figuras geométricas del cinturón tienen más similitud a los diseños incisos pintados con resina de
bols y tazas de la fase 9 de la alfarería Paracas de Ica (Menzel et al. 1964: figura 53e, f, g, I, k). Por otro
lado, Roe (1974:18) muestra una decoración de línea entrecruzada como el rasgo 147 y se encaja en el
período EF de la seriación artística de John Rowe para Chavín, el cual es exactamente el mismo diseño del
cinturón del hombre de Isabelita. La representación de doblar las rodillas ligeramente es también posible
de ser observado en la figura humana. Asimismo, Los pies se dirigen a diferentes direcciones, dando la
impresión de movimiento, como si estuviera danzando.
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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Figura 20.
La representación en la
roca Isabelita
Figura 21.
Cabeza del personaje
masculino de la roca
Isabelita
La cabeza de un reptil en perfil se aprecia claramente sobre el hombro izquierdo de la figura humana.
Tiene un ojo redondo con la pupila remarcada por un punteado inciso (Figuras 22, 24). Dos bandas
ovoides que se extienden de cada esquina de la conjuntiva podría representar lagrimones. Existen varios
ejemplos de este tipo de ojos, en una variedad de media como la escultura en barro de edificios (Tello
1960:2 29), el arte mural en barro (Pozorski y Pozorski 1986: figura 5), huesos grabados (Bischof 1994:
figuras 18, 27a; Tello 1956: figuras 19, 22) y lajas de piedra (Burger 1992: figura 184; Tello 1960: figuras
62, 72, 74). Todos estos ejemplares son encontrados en monumentos del valle de Casma y en la región de
Chavín de Huántar. Estas dos áreas parecen que han compartido una tradición en común.
Otros ejemplos de ojos con bandas similares han sido reportados en las botellas de estilo Cupisnique
con incisiones en la forma de serpientes (Burger y Salazar-Burger 2000: figura 39) y en vasijas con aso-
ciación Cupisnique (Donnan 1992: figura 26). Bischof llama a ésta característica “ojos con doble córnea”
(1994:225). Roe llamó al mismo motivo iconográfico “ojos con sombreado doble” (1974:18), y Tello
(1956:49) lo relacionó con las arrugas que muestran los felinos y caimanes, una interpretación más co-
herente para el entendimiento del significado del motivo. Se podría denominar a la cabeza del reptil como
teniendo “dientes aserrados con una ligero pronunciamiento de la nariz”.
La boca del reptil es representada de forma muy similar a la del felino, rasgo interpretado por Rowe como
un símbolo de poder sobrenatural (1970:81). Este atributo es compartido en el ser grabado en un hueso
encontrado en Pallka (Tello 1956: figura 22).
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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Existe una fuerte similitud entre la cabeza del reptil de Isabelita y en la representación en hueso de
Pallka, aunque el primero aparece más simplificado. Otra similitud se encuentra en los frizos de arcilla de
Garagay, un templo del Horizonte Temprano localizada en la actual Lima metropolitana. Aquí el diseño
rayado entrecruzado aparece en una banda que encierra la cabeza de un ser sobrenatural que muestra una
especie de gancho en su boca (Burger 1992: figuras 43-44).
El segundo animal de la roca Isabelita es representado casi en forma completa, siempre en perfil y se
ubica en la parte superior derecha. Este podría ser un zorro o venado con patas angulares, una
larga mandíbula y orejas paradas (Figuras 23, 24). La boca es semi-abierta mostrando los dientes
aserrados pero menos visible que en el reptil. Un animal algo parecido con orejas paradas, es
observado en una laja labrada que adorna el Nuevo Templo de Chavín de Huántar y fue interpretado
como una viscacha (Burger 1992: figura 184).
El tercer animal de Isabelita es un ave con alas extendidas y un largo pico. Este se parece más a un tipo
de ave marina. El ojo es remarcado por una puntuación y las plumas son simplemente dibujadas en la
iconografía del Horizonte Temprano pero usualmente son versiones estilizadas de águilas y falcónidas.
El simple diseño del ave de Isabelita es similar a las representaciones de pájaros en los artefactos de la
fase 10 de Paracas en Ica (cf.Menzel et al. 1964: figura 61c).
Figura 22.
Imagen del reptil que se
encuentra en el hombro
derecho del personaje de
la roca Isabelita.
Figura 23.
El tercer animal
representado en la roca
Isabelita
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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52 53
Figura 24.
Detalles de los elementos
figurativos de la roca
Isabelita.
El cuarto animal representado en Isabelita es una culebra simplificada la cual aparece en la esquina inferi-
or derecha debajo del ave. La serpiente es grabada en perfil mostrando una cabeza triangular y un cuerpo
incurvado. La simplicidad de las representaciones de serpientes fue argumento de Peter Roe (1974) para
sostener la seriación estilística de John Rowe en base a la escultura en piedra de Chavín.
Cuando es visto en su contexto cultural, la principal figura de un hombre en actitud de danza portando
una cabeza trofeo y acompañado por animales, constituye un elemento importante para entender el ritual
relacionado a seres míticos que se desplegó durante la última parte del Horizonte Temprano.
4.2. Estructura Circular alrededor de la gran Roca
Las excavaciones arqueológicas desenterraron una estructura que rodeaba a una gran roca. La primera
capa contenía cerámica utilitaria moderna manufacturada enTaricá un pueblo de alfareros localizado en el
piso del valle del Santa. Esta cerámica se encontraba mezclada con artefactos prehispánicos, los cuales au-
mentaron en frecuencia conforme se iba profundizándose la excavación. Un relleno de piedras mezclado
con tiestos que cubría la estructura circular caracterizaba el segundo estrato. La estructura consistió
en un muro de doble cara de 0.65 m de grosor y 0.5 m de alto. Formaba un cerco ovoide alrededor de
una larga peña. Este peñón parece haber sido un adoratorio. En su cavidad interior se observó un
aparejo de piedras de forma rectangular alineado al norte, dentro del cual se depositaron restos
humanos.
Este contexto mortuorio fue llamado Tumba Amá II E. La orientación de la gran roca da frente a los picos
nevados de la Cordillera Blanca, en una línea casi directa con la montaña Huascarán, cuya cúspide de
6768 msnm es la más elevada (Figura 25).
La estructura ovoide alrededor de la gran roca formó un espacio interno donde se hallaron dos
concentra-ciones de pobremente preservados restos óseos pertenecientes a camélidos y venados
(Figura 26). En el lado sur se desenterró un pequeño cuenco que presentaba engobe rojo exterior y base
plana. Varias cuentas de crisocola se encontraban en el interior del cuenco a manera de ofrendas. En el
lado oeste se excavaron dos pequeñas estructuras compuestas por cuatro lajas con un lado abierto
dirigido al NNO. Dichas estructuras podrían llamarse altares, por la idea de depositar objetos en un marco
ritual. Un altar contenía dos huesos largos cruzados de un venado joven y conchas marinas
Mesodesma donacium, mientras que el otro contuvo un paquete desarticulado de huesos de camélidos
jóvenes. Los huesos fueron colocados dentro de la estructura tipo altar en la laja central.
Figura 25.
Frontis de la gran roca,
debajo se halló
la tumba E.
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DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina
Victor M. Ponte Rosalino
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Figura 26.
La estructura alrededor
de la gran roca y los
contextos distribuídos
4.3. Tumba Amá II E
La cámara funeraria ubicada debajo de la “gran roca” tenía por dimensiones: 0.85 m de alto y 2.15 m de
largo. El espacio fúnebre estaba delimitado por un muro de poca factura adosado a la pared de la roca.
El recinto contuvo los restos óseos incompletos de un adulto. El esqueleto se encontraba en posición ex-
tendida con la cabeza al sur y los pies hacia el norte. Los huesos estaban en mal estado de
conservación debido a la humedad del suelo. Sólo algunos fragmentos del cráneo, fémur y
metatarsianos se pudieron recuperar. Habían varios ítems asociados al entierro, tales como restos de
cuy (Cavia porcellus) puesto en un concha de spondylus, 81 cuentas de crisocola y 136 cuentas de
hueso (Figura 27). Cerca a los pies la presencia de ceniza pudiera indicar un acto de incineración.
Entre las ofrendas cerámicas destacan dos botellas, una jarra y tres cuencos. También se hallaron dos
agujas de cobre de 17 cm de largo.
La botella gris oscura fue casi completamente restaurada, tiene cuerpo redondeado y un largo cuello con
borde evertido (Figura 28). Mientras que la otra botella con engobe lustroso rojo sólo fue posible recu-
perar el largo cuello tubular (7 cm). La botella gris de 17 cm de altura es similar a una botella encontrada
en una tumba (GTm4) de Kunturwasi en Cajamarca, y es asignada a la fase Copa, 380-200 a.C (Onuki
1997:112, figura 53), aunque ésta tiene base plana y borde exterior engrosado.
Existe algún parecido entre las botellas descritas aquí y las encontradas en el sitio de Huaricoto, las cuales
se enmarcan en la fase Capilla Temprano (Burger 1985: figura 22).
Estas comparaciones sugieren asignar a la tumba Amá II E al período Horizonte Temprano. Similaridades
con el material del período Inicial son menos notables. Por ejemplo, Las botellas con bases planas de
Pallka mencionadas por Tello (1956: figura10c). Y también alguna relación con Cupisnique puede ser
sugerida debido a la presencia de cuello largos tubulares en la cerámica (ver Tellenbach 1986: fotografías
131,4; 132,2).
Figura 27.
Cuentas de hueso como
ofrendas en la tumba
Amá II E.
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Victor M. Ponte Rosalino
56 57
Figura 28.
Botella gris de la tumba
Amá II E.
Figura 29.
Boles Amá II E.
Figura 30.
Ofrendas de la tumba
Amá II E.
Los boles de la tumba Amá II E tienen 16 cm de diámetro y 6 cm de alto con lados divergentes (Figuras
29, 30). Ambos tienen superficies bruñidas naranja a marrón claro. Uno de ellos es decorado con bandas
horizontales oscuras. Cerámica del estilo Rojo sobre Naranja han sido encontrados en Pacopampa, Caja-
marca. Daniel Morales les asigna a la fase Capilla Expansiva (1998:119). Esta fase del Horizonte Tem-
prano es generalmente coetánea a la fase Copa. Si la construcción de la tumba E puede ser datada por su
asociación con la cerámica, y dada su proximidad a la roca Isabelita, entonces por extensión un fechado
similar puede ser extendido al arte de la roca por si misma (Ponte 2005:249).
ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA
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4.4. Tumba Amá II R
Las excavaciones desenterraron una roca grande a 1.05 m debajo del nivel de superficie. En la base de la
roca se observó un conglomerado de huesos humanos muy mal preservados. Asociado a los restos óseos
de un cráneo se depositaron dos cuencos. Uno de éstos, presenta decoración exterior en la forma de in-
cisiones horizontales de 4 mm de grosor alrededor de la vasija (Figura 31). Es un cuenco semi-esférico de
9 cm de alto. Las líneas incisas fueron pintadas de naranja lo mismo que la base plana exterior, mientras
que el resto de la vasija tiene un color rojo lustroso. Un ejemplar idéntico es ilustrado por Tello y proviene
de Pallka (1956:figura 11y).
El otro cuenco de Amá II R es corto y globular, con un banda ondulante blanca ejecutada en la parte supe-
rior sobre una superficie pulida rojiza (Figura 32). Puede ser identificado como un ejemplar del estilo Huarás
Blanco-sobre-Rojo definido primeramente por Bennett (1944:75) de materiales de Willcawain y Chavín
de Huántar. Recientemente Lau (2004:181, figura 2) ha analizado un nuevo grupo de fechados
radiocar-bórnicos y sugiere que el estilo estaba en uso entre el 250 a.C. a 250 AD y es la primera parte o
fase de la Cultura Recuay. Otros arqueólogos ponen el estilo Huarás entre la parte final del Horizonte
Temprano y el comienzo del Intermedio Temprano (Ponte 2000:223; Wilson 1988:295), caracterizándolo
como un grupo que tuvo relaciones socioeconómicas de variada intensidad y guerra interregional. Es
discutible el punto de vista de si el estilo Huarás refleja un grupo social que más tarde desarrolló el estilo
Recuay, o fue un grupo que simplemente desapareció. Eso es todavía incierto. Lo que es claro, es que el
estilo Huarás se encasilla luego del declive de Chavín de Huántar y el surgimiento de Recuay. Mirando
el contexto Amá II R y la nueva información radiocarbónica, no aparece incongruente que dos
diferentes estilos formen parte de un un mismo depósito. Ambos estilos comparten el mismo territorio y
probablemente se superponen en algún momento. Ambos son encontrados sobre componentes Chavín.
Algunos arqueólogos (Burger 1985:125, 1992:165; Lumbreras 1993:314) han confirmado la posición de
Huarás Blanco-sobre-Rojo immediatamente sobre la fase Janabarriu (390-200 a.C), aunque en algunos
casos ha sido observado contemporáneo a éste (Burger 1992:228). Estructuras domésticas Huarás
Blanco-sobre-Rojo se ubican sobre la plaza circular del
4.5. Contexto 49IV30, Basural
Un muro de retención que corre este-oeste sostenía una plataforma cerca de la roca Isabelita, en donde se
estableció una unidad de 3 x 1 m. Fue remarcable que en el estrato 2, se aisló un contexto de 30 cm de espe-
sor consistente de un suelo arcilloso suelto con arenisca y abundante grava. Este relleno cultural es indicado
por la alta frecuencia de tiestos diagnósticos que se encontraron entremezclados en el sedimento (Figura
33). Restos óseos aislados de un adulto y de un infante también se encontraron en el basural, al igual que
fragmentos de ollas sin cuello, cuencos bajos y cuencos abiertos. Los cuencos son de forma hemiesférica y
bordes planos. El tratamiento de superficie es bruñido con estampados circulares que fueron hechos con
un instrumento tubular (6-7 mm en promedio). Los estampados se ubican en la parte superior de la
vasija formando filas (Figura 35). Cuencos similares han sido hallados en el valle de Nepeña por Donald
Proulx (1985:325, fotografía 1A), y se corresponden a la fase Chavinoide Temprano. Tello encontró
abundante cerámica Chavín con decoración incisa y círculos estampados en el subsuelo de los edificios
A, E y en el pozo de prueba 1 de Chavín de Huántar (1960: figura 151) y también en el templo de
Pallka (1956:figuras 161,4,u). Cuencos carenados con engobe rojo bruñido fueron también identificados
(ibid. figura 15b). Richard Burger (1998:424, figura 333) encontró algo equivalente en la fase
Janabarriu del asentamiento de Chavín de Huántar. Un pequeño grupo de cuencos con bandas rojas que
decoran el borde y la sección superior de la vasijas destacan en el material recuperado de este contexto de
Amá II.
Figura 31.
Dibujo del cuenco luego
de ser restaurado.
Figura 32.
Cuenco Blanco-sobre-
Rojo con decoración
geométrica.
Viejo Templo de Chavín de Huántar. Allí existen obvias diferencias entre la arquitectura Chavín y Huarás,
siendo la calidad de albañilería de éste último más pobre. El estilo Blanco-sobre-Rojo se ha identificado en
varias regiones de los Andes, siempre encima de los niveles Horizonte Temprano y se correlaciona con un
incremento de violencia e inter-regional conexión (Wilson 1988:295).
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60 61
Figura 33.
Decoración punteada en
ollas sin cuello.
Figura 35.
Estampados circulares
en cuencos rojos
recuperados en el
basural cerca a la roca
Isabelita.
Figura 36.
Ollas sin cuello.
Figura 34.
Fragmentería
diagnóstica del basural
49IV30.
Las numerosas ollas sin cuello tienen forma globular con bordes incurvados. Un fragmento tiene pigmento
rojo a lo largo del borde, mientras que el cuerpo tiene el color natural de la arcilla y muestra finos incisos di-
agonales que podrían ser hechos con espina de cactus (Figura 33, d). Este fragmento fue encontrado al lado
de la roca Isabelita. Burger encuentra un estilo similar de decoración en la fase Chakinani (460-390 a.C.) en
el pueblo de Chavín de Huántar (Burger 1998:407, figura 229). Tello ilustra un especímen similar (1960:
figura 159b). Estos argumentos corroboran el fechado relativo Horizonte Temprano de la roca Isabelita.
Complementariamente a las formas mencionadas también se recuperaron ollas con cuello corto y bordes
evertidos, fragmentos de superficies bruñidas en rojo, ollas y jarras decoradas con líneas rojas paralelas
sobre una superficie pulida marrón-amarillenta (Figuras 36, 37). Finalmente, un borde erosionado con pun-
tuación en doble fila puede ser comparado a la fase Urabarriu de Chavín de Huántar y asociado al Viejo
Templo (Burger 1998: figura 137).
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Arqueologia Cordillera Negra, Callejon de Huaylas, Peru, V. Ponte

  • 1. Área de Influencia, Mina Pierina 1
  • 2. Presentación En 1998 Barrick comenzó operaciones en Mina Pierina, dando inicio a una gestión minera moderna y a la vanguardia de las nuevas normas ambientales que se crearon en la década de los 90s, lo que sumado a los estándares internacionales que trajo Barrick, representaron una nueva forma de hacer minería en el Perú. En este contexto, la gestión de Barrick en Pierina a lo largo de estos años se ha caracterizado por un compromiso con el medio ambiente que se traduce en evitar o minimizar el impacto de nuestras operaciones, para ello se han realizado una serie de inversiones y programas dirigidos a proteger el agua, el suelo y el aire. Sin embargo, eso no ha sido todo. Sabemos que nuestro territorio alberga vestigios arqueológicos en diferentes zonas y Ancash es una de las que más riqueza arqueológica presenta, no en vano, en su suelo se desarrolló una cultura de la magnitud de Chavín de Huántar, entre otras culturas prehispánicas. Asimismo, la zona del Callejón de Huaylas fue un área que recorrieron los antiguos peruanos en los distintos procesos de migración que se dieron a lo largo de los Andes dejando a su paso diversos vestigios de lo que fue su forma de vida. En ese sentido, identificar, documentar y proteger los restos arqueológicos en el área de influencia de nuestra zona de operación fue un objetivo primordial para Barrick desde el inicio, estipulado además en el Estudio de Impacto Ambiental de mina Pierina. Para este fin, se contó con el importante apoyo del Instituto Nacional de Cultura, actual Ministerio de Cultura, que a través de un equipo de especialistas liderados por el arqueólogo Victor Ponte Rosalino, realizó durante cerca de cuatro años una labor que ha permitido documentar y conocer más acerca de las sociedades que se asentaron en el área de influencia de mina Pierina, las mismas que corresponden culturalmente al intervalo entre el periodo Chavín y el periodo Recuay (800 a.C – 600 d.C). Gracias a esta labor se cumplió con la conservación y mantenimiento de las zonas arqueológicas ubicadas dentro y fuera de la propiedad de la mina en un área que abarcó aproximadamente 4,600 hectáreas. Esto convirtió a esta operación de Barrick como una importante fuente de investigación prehispánica en el Callejón de Huaylas. Hoy en día, que mina Pierina se encuentra en proceso de cierre progresivo- el mismo que aspiramos se convierta en un ejemplo en el país- nos complace poder presentar y difundir los resultados de esta investigación al pueblo de Ancash. Esta publicación representa una contribución a la puesta en valor y protección del patrimonio cultural e histórico del país, a través de una mirada al pasado que nos permite conocer y reconocer el legado que nos dejaron los antiguos, aquel que nos une y contribuye a forjar nuestra identidad como país. Manuel Fumagalli Drago Director Ejecutivo Barrick Peru
  • 3. Prólogo La Mina Pierina, pionera del auge económico que vive nuestra región, ya en las postrimerías de su labor en nuestra zona, nos sorprende con la presente entrega, “Arqueología en el Área de Influencia Mina Pierina, Ancash, Perú” del arqueólogo Victor Ponte actual estudiante post graduado en la Universidad de Wisconsin Milwaukee, EEUU. Es un elaborado estudio sobre el proceso de mitigación arqueológica que se desarrolló a finales de la década de los noventa, al iniciar sus labores Minera Barrick Misquichilca en un vasto territorio de la Cordillera Negra, sector comprendido en las alturas de Jangas, en donde indudablemente, por la vastedad del territorio afectado, se tenían que encontrar vestigios arqueológicos con el movimiento de tierras que exigía la concesión otorgada. Fueron años de labor los que dedico Victor Ponte, reconocido por sus trabajos sobre arqueología en la costa central del Perú, en el rescate de los sitios que ubico dentro del área de las 1,700 Ha de concesión minera entre las regiones quechua y puna que ancestralmente pertenecían a las comunidades de Antahuran, Tinyash y Cuncashca. Todo este trabajo se encontraba a espera de ser dado a conocer a la comunidad cultural de nuestra región. Y ahora, tenemos la oportunidad de adentrarnos en los arcanos de nuestro pasado histórico, a la luz de la investigación arqueológica realizada por el equipo que dirigió Victor Ponte. Este trabajo se inicia, como debería ser, con un estudio de la zona en su primer capítulo, la geología, los suelos, clima, flora y fauna; habida cuenta que la Cordillera Negra es un verdadero capricho de la naturaleza, un apéndice de la Cordillera Occidental que nace a la altura de Conococha y muere doscientos kilómetros al norte, en las cercanías de Macate. Pierina se ubica exactamente en la parte central de la Cordillera Negra, como una bella joya que se engarza en la diadema rocosa de ese macizo andino. Somos conscientes de que en esta zona de Ancash se dio inicio a un proceso de largo aliento en el que el hombre llegado sin mayores elementos culturales, desarrolla tecnología y ciencia andina en el lugar. Testigo de este proceso es la ya famosa Piedra Isabelita, exhibida ahora en el Patio Lítico del Museo Regional de Ancash, a la que el autor dedica un concienzudo análisis en el segundo capítulo del texto, poniendo énfasis en su ritualidad que asocia huancas a espacios funerarios en plena época de la influencia Chavín. Con la misma acuciosidad, en el tercer capítulo de la obra, Ponte analiza la Fase Cotojirca I-II que coincide con la extinción de Chavín y nos da luces sobre el periodo de inestabilidad religiosa que se vivió en nuestro prodigioso valle del rio Santa. Estudia los asentamientos de pastores altoandinos dedicados a la crianza de camélidos quienes habitaban en casas y en abrigos rocosos en los momentos aurorales de la Cultura Recuay. En el capítulo quinto de esta magnífica obra, Victor Ponte nos conduce por el periodo final de nuestro desarrollo histórico prehispánico. Abarca los años 1000 a 1470 con el estudio de Carhuac Punta y Auquish Corral, dos sitios amurallados que dan cuenta de la actividad desarrollada por nuestros antepasados en los tiempos previos a la presencia Inca en nuestra región. Finalmente, en el capítulo sexto, tenemos un concienzudo estudio sobre illas y conopas, esas miniaturas de piedra que representan llamas y alpacas y que eran utilizados como ofrendas rituales para mantener lozanos los rebaños comunales. Estamos pues, frente a una obra fundamental para comprender nuestro remoto pasado histórico. De la mano del arqueólogo Victor Ponte y con el auspicio de Minera Barrick Misquichilca, tenemos entre manos un exquisito trabajo que servirá para futuras investigaciones y dará luces a quienes quieran adentrarse en el estudio de nuestra arqueología regional. Si alguien pensaba que la mina Pierina tenía una deuda con nuestra cultura, esta ha sido saldada brillantemente con la presente publicación. José Antonio Salazar Director de Cultura de Ancash
  • 4. AGRADECIMIENTOS Este trabajo es parte de la mitigación del aspecto cultural que Barrick Misquichilca asumió desde el momento que comprendió la importancia de los asentamientos prehispánico en el territorio de su influencia. Esperamos sea un aporte al conocimiento del pasado que mediante la Arqueología nos acercamos a través del estudio de los restos materiales. La Gerencia de Medio Ambiente de la Mina Pierina, apoyó y financió el presente estudio, a ellos, representado desde el inicio por Holton Burns hasta José Castro y Carlos Pompilio damos las gracias lo mismo que a los Gerentes Generales Raymond Threlkeld, Igor Gonzales quienes consideraron también viable el proyecto. El departamento de Ingeniería nos apoyó en la elaboración de los planos, los respectivos agradecimientos a ellos. Cuando hacemos trabajo de campo la labor se hace en equipo, cada miembro desempeña una función específica. En el laboratorio se trató mantener la misma política, acudiendo a personal especializado para los análisis respectivos. Como el Proyecto ha durado más de cuatro años, no quiero dejar de mencionar a la cantidad de personas que colaboraron conmigo desde el principio. La mayoría proviene de la Universidad Mayor de San Marcos, entre los Licenciados participaron Emma Eyzaguirre y en ese entonces Henry Tantaleán, ambos estuvieron en 1997 y Emma regresó para hacer los dibujos de cerámica en 1998. Carmen Pérez Maestro de la Universidad Complutense de Madrid, estuvo en el Proyecto hasta mediados de 1998. Los egresados y bachilleres fueron: Jenny Alcántara, Santiago Morales, Lylian Soto, Emily Baca y Gabriel More. La lista de estudiantes es algo numerosa; Bebel Ibarra, Mariella Franco, Rodolfo Peralta, David Chavez, Jackie Bernuy y Luisa Espejo de la Universidad Nacional de Trujillo. Los estudios especializados fueron encargados a jóvenes que actualmente se dedican a realizar análisis en laboratorios; Juan Rofes de la Universidad Católica hizo la parte de paleofauna, Alexandre Chevalier de la Universidad de Géneva, Suiza realizó una corta estadía en Huaraz para analizar los restos vegetales en las muestras de sedimentos tomadas de las excavaciones. Florencia Bracamonte de la Universidad de Trujillo contribuyó con sus observaciones en torno a las enfermedades y demás estudios de los huesos humanos de los sitios funerarios. Creemos es la primera vez que se hace un análisis óseo humano provenientes de excavaciones sistemáticas en el Callejón de Huaylas. El análisis de los artefactos líticos fue encomendado a Claudia Grimaldo que pese a su corta experiencia fue bueno en hacer un análisis único y comparable al de Joan Gero en Huaricoto y Thomas Lynch en la Cueva Guitarrero. Sergio Anchi, joven arquitecto egresado de la Universidad Ricardo Palma hizo los dibujos de arquitectura. Entre la gente local, Cesar Aguirre ex Director del INC – Ancash, fue importante por su experiencia en la arqueología del Callejón de Huaylas no bien comprendida aún. Un especial gracias a Martín Justiniano por acompañarme en muchos de los viajes y reconocimientos no oficiales, que sirvieron para acrecentar nuestro conocimiento de la región. A Martín Vega por su labor de mano de obra calificada también le doy las gracias. Un especial reconocimiento al Laboratorio de Física de la Universidad de Arizona por el procesamiento de las muestras Carbono 14 mediante el acelerador AMS, especialmente al Dr. Douglas Donahue por concedernos una especial consideración en los costos operativos. No quiero dejar de mencionar a todas las personas que nos ayudaron en las múltiples actividades que desplegamos tanto al personal que labora en la Mina Pierina como las comunidades campesinas de los alrededores, especialmente la gente de Marenayoc, muchos de ellos nos enseñaron sitios arqueológicos que hubiesen pasado por alto ante cualquier experto. Los colegas y maestros que estuvieron de paso por Huaraz nos ayudaron con sus consejos y sugerencias, especialmente Juan Paredes, John Rick, George Lau, Steven Wegner, Alex Herrera y Richard Burger. Por último, mi pequeña familia, mi hijo Joseph, Adriano y mi compañera Jennifer por soportar mis ausencias en casa. Este libro es dedicado a ellos.
  • 5. ARQUEOLOGIA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS PERÚ Área de Influencia Mina Pierina Por: Victor M. Ponte Rosalino
  • 6. 2 3 Copyright © 2014 por Victor M. Ponte Rosalino Derechos Reservados Minera Barrick Misquichilca Av. Manuel Olguin 375, Piso 11 Monterrico, Surco - Peru T: +511.612.4100 www.barricklatam.com Conceptos, Diseño y Diagramación MOTIVA/www.motivadpd.com
  • 7. de Influencia, Mina Pierina 4 5 I. Introducción 6 I.1. Área de Estudio 8 I.2 Geología Regional I.3 Geología Local I.4. Suelos 14 I.5. Clima y Metereología 16 I.6. Flora y Fauna 17 I.7. Secuencia Desarrollo Cultural Prehispánico en Pierina 18 I.8. Referencias Citadas 36 II. Análisis del Petrograbado Isabelita y su contexto arqueológico, Callejón de Huaylas, Perú 38 III. La Fase Cotojirca I (400 – 150 a.C.) en el Área de Influencia Mina Pierina 70 IV. Agro-Pastores Prehispánicos del Callejón de Huaylas, Actividades Domésticas 106 V. Carhuac Punta y Auquish Corral: Sitios Amurallados Fase Cotojirca V (1,000 – 1472 AD) 146 VI. Conopas e Illas, La Ocupación Inka en el Área de Influencia Mina Pierina, Perú 164 VII. Bibliografía 224 Índice
  • 8. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 6 7 La naturaleza de los trabajos de “evaluación arqueológica” tiene que ver con el mundo globalizado de hoy, que afronta retos de diseño y planificación y al mismo tiempo protección y defensa del patri-monio cultural. Esta es una práctica muy común en Estados Unidos, donde se le conoce con las siglas en Inglés CRM (administración de recursos culturales), que tienen como principal objetivo proteger todo bien cultural mueble e inmueble localizado en un área que esta destinada a ser utilizada para el desarrollo de un proyecto que puede provenir de diversos sectores tales como el energético, vivienda, agricultura, transporte, telecomunicaciones, turismo, etc. Es así que por ejemplo para construir un complejo habitacional, es necesario que antes de ejecutar la obra se inspeccione el terreno minuciosamente en búsqueda de artefactos, para así evitar cualquier impacto cultural. En el Perú, el patrimonio cultural material e inmaterial es protegido por el estado y constituye polo de desarrollo social e identidad de los pueblos promoviendo su investigación, conservación y puesta en valor (Ministerio de Cultura 2012). Actualmente existe todo un sistema regulatorio legal, y muy burocrático, en el cual se enmarcan los proyectos de evaluación y que constituyen una fuente de trabajo importante para muchos arqueólogos Peruanos. Aunque la actividad todavía no se ha consolidado, se está paulatinamente reconociendo como una actividad genuina y parte importante de la arqueología tal como si sucede en otras partes del globo, donde es una actividad primaria y muy común en el quehacer arqueológico. Al mismo tiempo el concepto de arqueología y desarrollo está causando controversia política para algunos (por ejemplo, Herrera 2013), debido al papel “facilitador” de los arqueólogos al servicio de corporaciones multinacionales “extractivistas”. La presente publicación es producto final de un largo proceso de investigación y evaluación arque- ológica que empezó en 1997 cuando se realizaron los primeros recorridos exploratorios de superficie en un área de más de 1,700 hectáreas de concesión minera. El objetivo principal consistíó en encontrar cualquier indicio de actividad humana del pasado, evidenciado en la forma de restos materiales disper- sos en el suelo y de mayormente elementos constructivos, como restos arquitectónicos antiguos que fueron luego reutilizados por pobladores actuales de la zona. En una segunda fase de trabajo de campo, se hicieron excavaciones de prueba en sitios representativos con arquitectura visible localizados en el área de la mina Pierina, con el propósito de conocer el potencial y diagnóstico de las evidencias cultura- les. Nos interesaba saber la posición cronología de los sitios, y la única manera de saberlo, era a través de muestras sometidas a fechados radiocarbónicos y en base a la cronología estilística de los artefactos diagnósticos. Sin embargo, nuestra labor se enriqueció cuando nos encargamos de prospectar, exca- var y monitorear muchos nuevos sitios que encontramos a lo largo de la construcción de la carretera Jangas – Pierina. El trazo de la carretera, que empieza en Jangas, a 2,900 msnm y termina en la mina Pierina a más de 4,000 msnm, consiguió dar al proyecto un tono regional pues fue posible registrar una total de 80 sitios arqueológicos de diferentes períodos culturales y que cubren por lo menos 3,000 años de historia regional. Era evidente la complejidad social que exhibían los sitios, y la manera como eran relacionados unos a otros a través de un sistema interconectado de utilización del paisaje en pisos ecológicos sucesivos. Varios tipos de sitios responden a esta necesidad, entre estos resaltan los abrigos rocosos como lugares estacionales de cazadores y sitios de enterramiento, aldeas fortificadas, montí- culo y plataformas escalonadas, casas aisladas, corrales, santuarios, cementerios con la construcción tipo chullpa, tumbas subterráneas, escultura lítica y petroglifos. Como resultado de la investigación se pueden proponer varias líneas de mayor análisis; por ejemplo el número de cámaras funerarias hal- ladas, junto a sus ofrendas y número de individuos enterrados, nos puede ilustrar sobre las costumbres funerarias practicadas por la sociedad Recuay, y establecer diferencias entre el Recuay (400 – 650 AD) y la parte final de la tradición Recuay (700 – 900 AD). Hasta ahora no se documentado un conjunto de tumbas de esta tradición en el Callejón de Huaylas, y sería un aporte importantísimo a la Historia Regional de Ancash. De modo que debido al largo trabajo de campo que duró hasta comienzos del 2000, se ha podido re- cuperar una inmensa cantidad de información, la cual poco a poco se ha ido procesando. Se señala que la norma actual del Ministerio de Cultura referida a los trabajos de evaluación arqueológica es la de preparar informes los cuales incluyen los protocolos del trabajo de campo, inventarios completos, ilus- traciones, y breve análisis de los materiales arqueológicos, pero no se exige interpretación de los datos obtenidos ni publicación de los resultados. Y es aquí donde existe mixtura de intereses creados entre la investigación académica y arqueología de contratos. Si bien los trabajos de evaluación se limitan a verificar o no la existencia de restos arqueológicos, muchos de estos proyectos alcanzan la realización de un rescate, en la cual se acumula una cantidad importante de información arqueológica, es decir, las excavaciones revelan un conjunto de importantes datos que son vitales para entender el proceso histórico de un sitio, región o valle donde se realizan los estudios. Esa información en la mayoría de los casos, va a parar en los escritorios y anaqueles del Ministerio de Cultura, sin realizarse ningún intento por difundirse públicamente. Si por ejemplo, se investigó un alero rocoso con importante evidencia de un nuevo estilo de puntas de proyectil, este conjunto de datos y evidencias nunca serán de conocimiento público ni tampoco disponible para la comunidad científica. Entendiendo de la ocurrencia de este desfase, se presenta este esfuerzo por corregirlo, al poner en manos de los interesados y habitantes de la región del Callejón de Huaylas, este libro que resume de alguna manera los quehaceres del arqueólogo en el área de influencia de la mina Pierina. No creemos todavía que el problema de falta de interacción entre el público y los recursos culturales de su locali- dad sea resuelto, pero la presente publicación es un intento por llenar un vacío en el conocimiento de sus monumentos y obras que antiguos moradores hicieron a lo largo de miles de años. Se señala al mismo tiempo, que deberían existir mecanismos de mayor integración entre los restos testimoniales del pasado, y la población nativa. En el Perú, se nota claramente que existe una total desconexión con referencia a los lugares de los “abuelos” y la gente aborigen. En este sentido los arqueólogos son los encargados de incentivar iniciativas, algo especialmente importante para los que se desenvuelven como consultores de obras de desarrollo tanto públicas como privadas. Se necesita pues desarrollar e incrementar planes trabajos en la interpretación de los sitios arqueológicos, de manera que puedan ser apreciados de manera efectiva por el público en general y la comunidad académica (Cleere 2010:9). Los sitios arqueológicos localizados en Pierina guardan mucha información histórica, la cual es revelada por primera vez, por el especialista, sintetizando el dato en forma narrativa y con poco uso del lenguaje técnico. Pese al amplio desenvolvimiento de las operaciones mineras, los sitios aún se conservan, lucen señalizados y preservados. Solo dos sitios: Piruro (PAn 5-8) y Ancosh Punta (PAn 5-5) fueron someti- dos a intensas excavaciones arqueológicas con fines de rescate debido a la necesidad de dichas zonas para desarrollo minero. El proceso histórico de ambos sitios se relata en el capítulo IV. En síntesis, el trabajo en Pierina siguió sucesivas etapas de descripción, análisis, e interpretación de los artefactos arqueológicos, de lo cual se presenta aquí la difusión de los resultados. Introducción Por: Víctor M. Ponte Rosalino
  • 9. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M Ponte Rosalino 8 9 La Mina Pierina se ubica en el lado oriental de la Cordillera Negra en el centro norte del Perú, a una altitud promedio de 4,100 msnm. Una distancia de 37 Km lo separa de la ciudad de Huaraz, hacia el sudeste, que tiene una población de 111,000 habitantes y es la capital del departamento de Ancash. Huaraz se encuentra a 400 Km al norte de la ciudad de Lima y a 150 Km al sudeste de la ciudad costera de Chimbote. Pierina ocupa gran parte del distrito de Jangas y, en menor grado en el lado sur, parte del distrito de Independencia. Ambos pertenecen a la provincia de Huaraz. La cuenca del río Santa discurre al fondo del Callejón de Huaylas entre los macizos secos de la Cor- dillera Negra al oeste y las montañas nevadas de la Cordillera Blanca al este. La máxima altura en la Cordillera Negra se ubica bien al norte y sobrepasa los 5,000 msnm (Kinzl 1950:36). El área de Pierina es un gran mirador natural, pues desde sus planicies es posible observar los picos y nevados más altos del Perú, entre los cuales destaca el Nevado Huascarán con una altitud de 6,768 msnm (Figura 1). El Huascarán no sólo predomina por su altura sino también por su gran base hacia el oeste formada por roca de granodiorita (ibid, 37). El nevado de más cercana visualización al área del proyecto es el Urus (5,490 msnm), que forma parte de los nevados de la quebrada Ishinca: Tocllaraju (5,510 m), Palcaraju (6,150 m) y Ocshapalca (5,630 m). Lamentablemente, debido a la rápida desglaciación de los últimos decenios la capa de hielo del frontis oeste del Urus casi ha desaparecido quedando una amplia morrena de difícil ascenso. Esto se debe al fenómeno de calentamiento global que influye en la recesión de los glaciares y el gran impacto que producirá con la escasez de agua en la región en tiempos no muy lejanos (Fraser 2012; Mark et al 2005; Byers 2000). El valle del Santa (Callejón de Huaylas) tiene un carácter singular, es el único valle en el Perú que corre longitudinalmente. Tiene un largo aproximado de 165 km, desde las nacientes del río en la laguna Conococha a una altura de 4,000 msnm y discurre hacia el Cañon del Pato al norte. Luego de atravesar el Cañón del Pato, el río Santa da un giro al oeste para desaguar al Océano Pacífico luego de 270 Km de recorrido desde sus nacientes. El Área de Estudio Figura 1. Nevado Huascarán, 6,768 metros sobre el nivel del mar. Vista tomada desde ingreso Mina Pierina. Foto del autor.
  • 10. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina 10 11 Figura 2. Localización sitios arqueológicos y centros poblados en el Área de Influencia Pierina El área de estudio incluye cuatro zonas ecológicas: › El piso del Callejón de Huaylas (a un promedio de 2,900 msnm) es cultivado casi enteramente, espe- cialmente al norte de Jangas y Tarica. Actualmente, frutas y flores son sembrados para exportación. Pacay, avocado y lúcuma son frutales que no requieren mucho cuidado y han podido ser base alimen- ticia para sociedades tempranas. La existencia de una moderna comunidad de alfareros en el pueblo de Tarica tiene ciertas implicancias para prácticas en el pasado. › La Quebrada Llancash/Cuncashca es un paso natural a la puna, y a los flancos occidentales de la Cordillera Negra y consecuentemente a la costa. Esta zona tiene agua permanente e incluye las mejores tierras agrícolas (Figura 3). › La ecozona Quechua (con elevaciones promedio de 3,500 m) es donde maíz, tubérculos (oca, olluco [Ullucus tuberosus], papas) y árboles de eucalipto son sembrados. Aquí hay evidencia de terrazas agrícolas y canales de irrigación. Sin embargo, la zona no ofrece de mucho espacio para cultivos y el suelo no es rico en nutrientes. › El área de pastos de la puna (con elevaciones promedio de 4,000 metros), consiste de pastizales en pampas utilizados hoy en día como en el pasado, para el mantenimiento del ganado. Estas zonas ecológicas son integradas por un camino antiguo que conecta varios sitios arqueológicos de varios períodos pre-hispánicos. El camino se extiende desde Jangas (2,900 m) en el piso del valle de Santa, a Cuncashca, en la puna (4,000 m). El control de recursos de varios pisos ecológicos pu- ede haber sido mantenidos en el pasado, tal como lo postuló John V. Murra (1975). El mayor centro estuvo en Mareniyoc. Su posición en el centro del modelo vertical de zonas ecológicas permitió el control económico adoptado por un incipiente grupo rural que consumió productos de las cuatro zonas ecológicas.
  • 11. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 12 13 Figura 3. Parte alta Quebrada Cuncashca, mirando al noreste. Cuadro 1. Variedad de rocas en la manufactura instrumentos líticos en el sitio arqueológico PAn 5-58 En la zona donde se ubica la Mina Pierina se han identificado tres unidades fisiográficas principales: la meseta altoandina, el valle de erosión y el cañón de erosión (Klohn Crippen 1997:2). La meseta altoan- dina se caracteriza por una topografía ondulante a moderadamente empinada. La ladera nor-oriental de la meseta acoge la cuenca de Puca Uran la cual forma tres quebradas entre los 3,200 y 3,000 msnm: Atupa al norte, Antahuran al sur y Puca Uran en la zona central. En la parte oeste de la planicie se en- cuentra el valle profundo del sistema de la Quebrada Cuncashca/río Llancash el cual desemboca en el Río Santa (Figura 3). Al sur, la quebrada Pacchac tiene orientación oeste - este, en la parte intermedia a la altura del poblado de Tinyash la quebrada se torna muy abrupta y empinada descargando en las laderas planas cercanas al río Santa. La otra banda del río Santa que recibe los afluentes de la Cordillera Blanca ha sido prospectada en menor intensidad. La quebrada Lucma, es el acceso de entrada a los nevados de Ishinca. El río Lucma tiene aguas claras, es de caudal regular y se puede pescar truchas. Los poblados de Lucma y Collón se localizan en zona de quebrada mientras que Pashpa y Cochapampa en áreas de altiplanicies irregulares. I. 2 Geología Regional La Cordillera Blanca es un gran batolito de granodiorita y rocas ígneas intrusivas de edad Terciaria su- perior (16.0 a 2.7 millones de años (Ma), limitada por sedimentos del Cretáceo y por depósitos de mor- renas glaciares del Pleistoceno (Klohn Crippen 1997). Localmente, la Cordillera Negra está cubierta por sedimentos más antiguos y por rocas volcánicas de la Formación Volcánica Calipuy. Es un material íg- neo extrusivo, de grano fino tal como la andesina, feldespato y basalto. Muchas de las venas y brechas se componen de andesitas, riolitas y dacitas, lo mismo que inclusiones de carbonatos (Blasco, Chaverra y Reinoso 1984:38). En general, el Callejón de Huaylas ofrece una gama importante de material ge- ológico para la fabricación de instrumentos líticos, que sin embargo, no ha sido aprovechado al máximo como podría suponerse. Por ejemplo Lynch (1970:17-8), menciona la existencia de chert, en forma de lentes en la Formación Pariatambo que sin embargo no fue aprovechada en tiempos pre-hispánicos. Mayormente las herramientas se elaboraron en cuarzitas, jaspe y calcedonia, y también cherts pero en la muestra de Pierina vienen muy impuros. An
  • 12. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 14 15 I.3 Geología Local El depósito de Pierina se ubica en el lado oriental de la Cordillera Negra, que está conformada por sedi- mentos del Jurásico Superior al Cretáceo Superior (margas, pizarras, calizas, y clásticos continentales), la cual es la base del depósito. Los sedimentos están cubiertos por material volcánico del Grupo Calipuy (andesitas, dacitas y riodacitas) depositado desde el Eoceno Superior al Mioceno Inferior (52.5 hasta 14.6 Ma). La mayor parte del área del proyecto está constituido por lavas basales andesíticas de la formación Calipuy. Afloran en superficie, tobas riodacíticas pomáceas y líticas sobreyacen a la andesita. Las mayores deposiciones de oro se encuentran preferentemente en la toba pomácea riodacítica y en sulfatos de alunita (Rainbow et al.2005). La roca del área es una sílice porosa en el cual ha ocurrido por diversos eventos geológicos epi-termales (no profundos) una mineralización aurífera en un área aproximada de 300 m de ancho por 900 m de largo. El mayor contenido de oro se ubica al norte del yacimiento (más de 8 g/t de oro y hasta 300 g/t de plata). I.4 Suelos La ubicación fisiográfica predominante de las unidades de suelos es en laderas. El actual estado de erosión del suelo se clasifica generalmente como de moderado a severo, debido sobre todo a las laderas inclinadas y moderadas, no aptas para agricultura intensiva o semi-intensiva (Gomero et al. 1992:30). La erosión se incrementa también por el abandono de las terrazas agricolas, y la consecuente pérdida del sedimento arcilloso (Inbar y Llerena 2000) . En las laderas de la parte oriental de la Cordillera Neg- ra, los suelos son mayormente coluviales y residuales. Se derivan de rocas parentales como andesita, calcio carbonatos, cuarzitas y tufos volcánicos (ONERN 1973). Son materiales de grano fino producto de la meteorización. Las texturas predominantes de los suelos son de tierra vegetal arcillosa, tierra vegetal arenosa y tierra vegetal arcillo - arenosa con grava. Los contenidos de grava varían desde in- significantes hasta 50 por ciento. El pH varía de 4.1 hasta 8.4. La profundidad efectiva del suelo varía desde 15 cm hasta 90 cm. Los suelos en las zonas altas entre los 3500 a 4000 msnm, son usados para pastizales y cultivos. La capacidad agrícola de los suelos es limitada, no son muy fértiles, a mayor altura se usa preferentemente para pastos. A una altitud entre 2800 a 3400 msnm los cultivos sobre laderas son intensivos a pesar de su poca estabilidad. El relieve topográfico es accidentado con pendientes de 25 a 50%, lo que origina que los suelos no sean estables y con poco potencial agrícola. Los principales centros poblados que se ubican dentro del área de estudio son: › Centros urbanos ubicados entre 2,950 y 3,400 msnm, Taricá, ubicada en la ribera oriental del Río Santa; Jangas, ubicada en la confluencia del Río Santa y de la Quebrada Llancash y Huantallón (ver Figura 2). › Pueblos rurales: Antahurán, Atupa, Shecta, Tinyash, Marenayoc y Huanja. En la otra margen del río Santa; Lucma, Pashpa, Collón y Chawin. › Pequeños poblados: Mataquita, Chontayoc y Cuncashca. Los pueblos rurales y pequeños poblados están ubicados a altitudes mayores. Cuadro 2. Columna Estratigráfica Callejón de Huaylas, el número en paréntesis en Millones de Años
  • 13. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 16 17 En cuanto al uso de las tierras, se da un sistema distinto de rotación de las tierras, aunque el cultivo de secano es más generalizado. Esta práctica agrícola tiene un ciclo productivo de 3 a 5 años, después de los cuales se deja abandonada la tierra (sin usar o sin cultivar) durante un lapso similar, antes de reanu- darse el ciclo productivo. La agricultura con riego, sólo se da en áreas anexas a quebradas y manantia- les. La agricultura bajo riego tiene ciclos más intensos y largos de producción, con períodos más cortos de descanso de la tierra. A pesar de ser tierras no aptas para cultivo, estas laderas del lado oriental de la Cordillera Negra han tenido uso intensivo, produciendo e intensificando más erosión y produciéndose cárcavas tal como se aprecia en la zona de Yarcok y en la parte baja de Horno Jirca. El manejo de las parcelas y de las cosechas es, en general, tradicional y rudimentario con poca incor- poración de material sintético y orgánico, sin existencia de ofertas de tecnologías alternativas. Se sigue utilizando el arado con tracción animal de bueyes, tal como fue observado en Cuncashca. Esas tierras, por localizarse en el fondo de la quebrada, disponen de un mayor riego debido a riachuelos que manan de las alturas y suelos algo más profundos. Sin embargo, de manera general, los surcos en las laderas están orientadas en pendiente abajo, hacia la máxima inclinación de las laderas. Esta característica promueve un escurrimiento acelerado y empeora los efectos de la erosión. La mayoría de los cultivos existentes tienen períodos vegetativos relativamente cortos y se emplea preferentemente el método de cultivos de secano. Los principales cultivos son de papas, habas, trigo, cebada y maíz, que generan auto abastecimiento. La siembra se da entre octubre y diciembre y los cultivos se cosechan entre abril a fines de junio. A altitudes entre 3,400 a 3,900 msnm, muchas parcelas son independientes, durante la estación húmeda se cultivan en peque-ños terrenos menores a una hectárea, donde se siembran tubérculos (papas, ollucos) y cereales (trigo, avena, cebada). Bajo la cota 3,400 es posible observar cultivos de maíz y cerca de Jangas y los poblados ribereños del Río Santa ciertos frutales (duraznos) y extensos campos permanentes de alfalfa. I.5 Clima y Meteorología Existen dos estaciones bien marcadas en el área andina de la sierra; éstas son determinadas por la temporada de lluvias. La estación de lluvias se da entre octubre y abril, normalmente el clima es húm- edo y nublado, algunas veces con presencia de horas soleadas dependiendo de los días de nubosidad y tempestades. Las lluvias se dan en las tardes después de mañanas con fuerte incidencia solar. La intensidad de las precipitaciones depende mucho del piso altitudinal; mayor precipitación ocurre en zonas elevadas que en el fondo del valle (ver ONERN 1973: gráficos 1a-1e). El paisaje cambia de color con cerros verdes y nevados ocultos por las nubes. La precipitación es mayor en la Cordillera Blanca respecto a la Cordillera Negra (F. Diaz 1989:16; ONERN 1973:4). Durante la época seca que es entre mayo a setiembre, destaca la gran incidencia solar, que rápidamente torna los pastos amarillos decreci- endo los caudales y manifestándose la sequía. En esta temporada la temperatura es más baja; el frío en las noches baja los termómetros hasta los 5°C y en muchas mañanas se manifiestan heladas. El día en cambio, es caluroso con un cielo azul limpio con posibilidades de observar los nevados de la Cordillera Blanca, en un hermoso contraste (Raimondi 2006:105). Existen tres principales regiones climáticas en el área de estudio: la región de Clima Templado 2,000 a 3,000 msnm, con fuerte insolación y diferencia térmica no muy marcada. Frío Templado entre 3,200 – 3,800 msnm con la aparición de heladas durante la estación seca y la región de Clima de Tundra Seco de la Alta Montaña, entre 3,800 – 4,800 msnm, con la aparición de nubes baja la temperatura rápida- mente. Normalmente, la temperatura varía entre 15 a 6 C en un día cualquiera en la Alta Montaña. A lo largo de casi una década de mediciones de la estación Pierina, La temperatura anual promedio en la mina fluctúa entre 5.9 a 6.6 C. Aunque puede parecer rígida, Portocarrero et al (2008:13) aduce lo contrario, sugiriendo que en los últimos años la temperatura ha variado mucho debido a los cambios climáticos que están experimentando los Andes y en especial el área del Callejón de Huaylas. Las pre- cipitaciones se han incrementado, pero también existe inestabilidad, la temperatura ha aumentado y las heladas son más frecuentes ahora, afectando el régimen de cultivos. El aumento de temperaturas es un fenómeno global, que está propiciando un rápido retroceso glacial que sobretodo se ha incremen- tado en el último decenio (Thompson et al 2006). I.6 Flora y Fauna La flora registrada en el área de estudio consiste de 285 especies. Además hay que considerar 22 espe- cies que son cultivadas. 19 plantas son endémicas, entre las más importantes se encuentra el cactus Oroya borchersii, y arbustivas como el Huarango (Acacia tortuosa), y Retama (Sparteum juncium) que se aprecia en las zonas bajas aledañas al poblado de Atupa y Jangas. Aliso (Alnus jorullensis) se observaba en las inmediaciones de Mareniyoc. Carrizo (Arundo donax) crece en áreas aledañas a que- bradas con agua, como Yarcok y en la ribera del río Santa. Los árboles Fresno (Fraxinus pensilvánica), Nogal (Juglans neotrópica), Molle (Schinus molle) y Sauce (Salix humboltiana) crecen cerca a los po- blados, lo mismo que el arbusto Tara (Caesalpinia tinctoria) y Capulí (Prunus capuli). Dos especies de “queñoa” (Polylepis racemosa y weberbaueri) existen en el área de estudio y están siendo re-introdu- cidas en el vivero forestal de Pierina. Eucalipto una especie importada, tiene significativa importancia económica debido al recurso maderero, pues su madera se utiliza para elaboración de cercos, puertas, mesas, y como leña para la cocina. De rápido incremento su efecto devastador en el suelo no propicia el desarrollo de plantas nativas. Un total de 76 especies de vertebrados se registraron para el área: 16 mamíferos, 56 aves, 2 reptiles y 2 anfibios. Entre los invertebrados, los insectos y arácnidos son los grupos más grandes. El grupo predominante entre los mamíferos son los roedores (9 nativos y una especie introducida). Otras espe- cies importantes: el Zorro Andino (Lycalopex culpaeus) y Venado Gris (Odocoileus virginianus) se le pueden encontrar actualmente en la parte noroeste de la mina Pierina, en zonas rocosas dentro y fuera del perímetro de la propiedad. Es muy raro ver en las proximidades del área al Gato Montés (Felis silvestris) y Cóndor Andino (Vultur gryphus). De los camélidos Sud-americanos, aunque oriundos de los Andes, no han sido posible ser advertidos en la actualidad pese a la persistente popularidad en el registro arqueológico.
  • 14. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 18 19 I.7. Secuencia Desarrollo Cultural Pre-hispánico en Pierina En base a las investigaciones desarrolladas en Pierina, se puede discernir una secuencia cultural pre- hispánica que puede ayudar a entender el proceso civilizatorio en esta parte de los Andes, en especial en la región del Callejón de Huaylas. Se recalca que debido a la naturaleza del trabajo de evaluación arqueológica en torno al área de influencia de la mina Pierina, no se cuenta con un espacio geográfico definido por un valle o una quebrada, pero sí con un amplio sector de la puna, y muestreos represen- tativos de otros pisos ecológicos, como suni y quechua, zonas que fueron prospectadas en relación a la construcción de la carretera Jangas – Pierina. Así se cuenta con información valiosa acerca del “pasado” que es rescatado en el marco de administración de recursos culturales (Birch 2006:7). De manera esquemática, los sitios investigados han sido separados en períodos culturales ordenados cronológicamente en fases sucesivas. Por comparación a estilos cerámicos y líticos, y coadyuvado por fechados radiocarbónicos, los materiales arqueológicos son clasificados en fases locales que se insertan en la periodificación estándar disponible para el área andina. Se enfatiza que hay una falta de aten- ción de los investigadores por el Callejón de Huaylas, si bien existen ciertos proyectos arqueológicos funcionando, éstos se encasillan en un solo sitio; un único lugar no puede dar explicaciones sintéticas del desarrollo y cambios en la historia prehispánica regional. De manera que la propuesta secuencial en Pierina se encaja más como una herramienta metodológica útil en la forma de presentar los sitios y su evolución cultural (Ramón Joffré 2005:8). Esto es debido a la naturaleza de los componentes arqueológicos y su largo desarrollo cultural, pues los artefactos presentan una larga duración histórica y no se envuelven en una única tradición cultural u horizonte estilístico. Se procederá a evaluar y rápidamente mencionar las características principales de cada fase y período cronológico propuesto. a. Llaca Ama Caca (7000 - 5000 a.C) Básicamente la fase se define por el material lítico diagnóstico encontrado relativamente en niveles más profundos del sector IV en el abrigo rocoso Llaca Ama Caca (PAn 5-58). Este material fue analizado por Claudia Grimaldo (1999) y se va a respetar su clasificación. Se indica que el alto grado de distur- bamiento ocasionado por sucesivas ocupaciones pre-hispánicas y en tiempos modernos no permite asociar los instrumentos líticos a estratos definidos. Esto es problemático pues no se puede establecer una secuencia en base a superposición de estratos. Sin embargo, por comparación con otros materiales, especialmente de la Cueva Guitarrero (Lynch 1980) y el abrigo rocoso de Lauricocha excavado por Augusto Cardich, tenemos un tipo de punta bifacial en forma de hoja lanceolada ancha y pequeña que bien se enmarca en el tipo 6 de Quishqui Puncu 1980: figuras 9.1n, o) y tipo I de Lauricocha (Lanning y Hammel 1961: Fig. 2b). Salcedo (2012: figura 11) lo sitúa en el Arcaico Inferior (7,400 – 5,000 a.C.) sugerencia que puede ser tomada en cuenta para la seriación estilística en base a puntas de proyectil del sitio de Llaca Ama Caca (Figura 4, a). El otro tipo que claramente se correlaciona con la fase II de Lauricocha es la punta alargada con lados rectilíneos convergentes, y base sub-rectilínea convexa con retoque a presión (Lanning y Hammel 1961: Fig. 2a). Lynch (1967: figura 2 (a); 1980: figura 9.1p) menciona como la más temprana en el Callejon de Huaylas y su posible relación con la fase Ayampitín. Puede atribuirse como la punta más antigua de Llaca Ama Caca (Figura 4, b). Por lo que a pesar de lo puntual de las evidencias presentadas, estamos seguros de tener una presencia temprana en la zona de estudio contemporánea al sitio de Guitarrero en el Callejón de Huaylas. b. Quitapampa 500 – 200 a.C. En el sitio de Quitapampa (Pan-5-50), se localizó una estructura de piedra tipo “horno” encontrada en la terraza anexa a las cámaras subterráneas de Quitapampa C (PAn 5-50). Carbones asociados al piso de la estructura fueron sometidos a fechados radiocarbónicos. AA32488: Quitapampa C PAn 5-50 , Sector II , Cateo 9, Capa 3 C14 2305 + 55 B.P. 355 a.C. La muestra fue tomada de un lente de ceniza ubicada en el extremo noroeste de la estructura abierta con planta en U, posiblemente un horno o fogón, el lente de ceniza (5025) se hallaba contenido por la capa 3 (5023). El material ceramográfico asociado pertenece a ollas sin cuello y cántaros grandes de pasta semi com- pacta color naranja con temperante grueso abundante por lo que todo el material recuperado se hal- laba erosionado. Al parecer el corpus cerámico tiene una misma fuente de procedencia, debido a que las pastas exhiben similares características, no tienen decoración ni acabado superficial exterior, por lo que es imposible que pueda ser asociado a materiales conocidos de la época en el Callejón de Huaylas. Al mismo tiempo, podemos afirmar que no existe ninguna correlación con las cámaras subterráneas localizadas a 7 m al norte de la estructura tipo horno (ver Figura 68). Cuadro 4. Períodos y Estilos Culturales en el Área de Influencia Mina Pierina ce - - - - RECUAY WARI (
  • 15. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 20 21 Figura 4. a. pequeña punta lan- ceolada 5850. Material cuarzo, Sector VI, Uni- dad A: Capa superficial. Largo 33 mm. Cuadro 5. Lista de Sitios Arque- ológicos con fechados radiocarbonicos. 0 5 cm. b. Punta alargada 5866/ IB-5. Material cuarcita. Sector IV, Unidad C: Capa 4. Largo 47 mm. 0 1 2 3 4 5 cm.
  • 16. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 22 23 d. Cotojirca II (150 a.C – 300 AD) En esta fase los materiales arqueológicos asociados al estilo Huarás Blanco sobre Rojo, son pre- dominantes y aparecen con claridad en contextos funerarios en el sitio Amá II (PAn 5-49). En el sector I se hallaron tumbas secundarias bajo peñas grandes (Figura 7, corte C-C), que contenían ofrendas funerarias como una jarra pequeña de acabado lustroso gris, cantimplora doble con decoración lineal en negativo y dos cuencos abiertos de paredes rectas con diseños geométricos en blanco sobre fondo engobado rojo (Figura 5). Asìmismo la arquitectura funeraria de Cotojirca II, localizada en una terraza denominada sector III, consistió en dos cistas de piedra con coberturas de lajas medianas a gruesas (Amá II N y O), de 0.5 m de diámetro por 0.5 m y 0.88 m de profundidad respectivamente. Ambas contenían restos óseos humanos muy deteriorados, posiblemente debido a sus reducidas dimensiones, sólo un individuo por cista fue enterrado y en forma flexionada. En el exterior de la cista Amá II O, se tuvo el hallazgo de un cuenco fino con pedestal y diseños geométricos Blanco sobre Rojo. Cistas subterráneas funerarias con cerámica Blanco sobre Rojo han sido observados en la parte media y alta del valle de Nepeña, vinculándose a los petroglifos de Chacuascucho, Pocos y Vinchamarca (Samaniego 1992). Este hecho puede sugerir un patrón de enterramiento similar al observado en Amá II, en donde se distribuyen tumbas bajo peñones en el área anexa al petroglifo Isabelita. Sin embargo, se recalca que en este mismo espacio, también se hallaron estructuras subterráneas de estilo Recuay, lo que puede confirmar la transición o la anticipación a expresiones funerarias y religiosas que continuarán en el estilo Recuay (Lau 2004:180). c. Cotojirca I (400 – 150 A.C) Evidenciado en los sitios Chonta Ranra Punta (PAn 5-1), Amá II (PAn 5-49), Mareniyoc (PAn 5-37), Maquellouan Punta (PAn 5-4), Llaca Amá Caca (PAn 5-58) y Urpay Coto (PAn 5-39). Durante esta época se elige la empinada montaña de Maquellouan Punta (ver Figura 45) como lugar de residencia de un grupo que también tuvo a Chonta Ranra Punta como sitio defensivo y de refugio. Estos dos sitios localizados en la puna, dependieron bastante del pastoreo y caza, teniendo una estación temporal en el abrigo de Llaca Amá Caca. De acuerdo a las evidencias arqueológicas y relaciones con la zona Quechua de Mareniyoc, existe semejanza de los artefactos del mismo estilo ceramográfico, especialmente en Amá II y por la dependencia a recursos propios de esta ecología. En base a los restos arquitectónicos de Mareniyoc, y su funcionalidad ritual, éste sitio se presenta como el principal sitio arqueológico de esta fase, asociado a una fuerte presencia de rituales, tanto por la presencia de la piedra “Isabelita”, como por la monumentalidad del montículo artificial de plataformas escalonadas existente en cercanías a la actual plaza de Mareniyoc. La variable ideológica se destaca entre otras variables para la unificación del grupo social local lo mismo que la dependencia económica, pues debió haber movimiento vertical de intercambio de productos y/o enclaves entre la zona alta donde se ubica la mina Pierina actualmente y la zona de Mareniyoc. Este fenómeno de transhumancia ya detectado en el período Precerámico (Lynch 1970), continuaba hasta hace no mucho tiempo atrás en la zona de investigación. Por ello se puede proponer que la naturaleza de la arquitectura fortificada de Chonta Ranra se puede entender por la co-existencia de conflicto. Es posible que el grupo social existente en aquella época se defendió y guareció en este lugar durante tiempos de tensión con otros valles, tomando como ejemplo el modelo de Wilson (2002:220) para el valle bajo del Santa. Figura 5. Vasija de estilo Blanco sobre Rojo hallada en la tumba Ama II F. Cotojirca II
  • 17. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M Ponte Rosalino 24 25 e. Cotojirca III (300 – 650 AD) Empleando la cerámica como marcador temporal y estilístico que nos aproxima al estilo Recuay, tal como sucede con la anterior fase, materiales arqueológicos exclusivos de este período solo se encuen- tran en contextos funerarios. Los sitios habitacionales carecen de cerámica manufacturada en caolin- ita, y asimismo, no se ha tenido éxito en datar con radiocarbono ningún componente Cotojirca III propio del período Intermedio Temprano (ver cuadro 6). A manera de hipótesis, si la región de Pierina tuvo algún interés para la politica regional descentralizada Recuay, entonces es muy probable que los sitios de altura Chonta Ranra Punta y Maquellouan Punta han tenido alguna efímera ocupación en este período, debido a la estratégica posición de los asentamientos y el rol que tuvo la guerra y el conflicto en los intereses de la sociedad Recuay (DeLeonardis y Lau: 200 :83-6). Del mismo modo, Mareniyoc pudo ser el centro político en este período. De lo contrario, de haber sido un centro de menor impor- tancia, los materiales hallados en las construcciones mortuorias reflejarían ítems de prestigio, que por intercambio y fabricación local estarian imitando la cerámica usada en centros en donde la diferenciación social esmás evidente. Arquitectura funeraria mayormente se manifiesta en la zona alrededor del poblado actual de Mareni-yoc (Figura 14), y evidencia la presencia de una población en el sitio en esta época. Las construcciones mortuorias son subterráneas a manera de cámaras dobles o simples y algunas muestran antecámaras en las entradas (ver Figura 6 abajo). Pero existe variantes como las mostradas en los sitios Amá (PAn 5-34) y Ushnu Jirka (PAn 5-59), en donde se trata de varias cámaras semi-subterráneas simples construídas bajo un cobertizo común, la cual es una gran roca plana inmensa. Cámaras doble se observan en Quitapampa C (PAn 5-50), Quitapampa B (PAn 5-42), Amá II D (PAn 5-49) y Horno Jirca (PAn 5-38). Cámaras singulares simples semisubterráneas son mostradas en Quitampampa A (PAn 5-35) y Amá II B (PAn 5-49). Por último, enterramientos simples bajo peñas con artefactos de estilo Cotojirca III también se observaron en el sitio Amá II. Todo este conjunto de tumbas contenían vasijas cerámicas que emplean arcillas de caolín. Cuadro 6. Estilos y su posición cronológica en los sitios de Pierina
  • 18. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 26 27 Figura 6. Doble cámara semi- subterránea, dibujo de planta y corte en perfil A – A’. Figura 7 a y Figura 7 b: Vasija de cerámica que representa a un prisionero Wari con las manos atadas hacia atrás. Yarcok PAn 5-41. f. Cotojirca IV/Ancosh (650 – 1000 AD) Es el intervalo de tiempo que recae en el Período Horizonte Medio, el cual se expresa en el Callejón de Huaylas por la irrupción de estilos cerámicos no locales, cambios en el patrón arquitectónico y escultura lítica (Isbell 1991). Entre los más importantes sitios Cotojirca IV/Ancosh se encuentran rep- resentados por Ancosh Punta (PAn 5-5), un lugar de habitación y corrales; Piruro (PAn 5-8), corrales; Llaca Ama Caca (PAn 5-58) donde existe un componente de esta fase; Yarcok (PAn 5-41), un conjunto de chullpas con material cerámico funerario; Amá II (PAn 5-49), Cochapampa (PAn 5-43); Marca Jirca (PAn 5-64); Horno Jirca C (PAn 5-47) y Potrero (PAn 5-15). El cambio del estilo local cerámico se manifiesta por decoración plástica en forma de estampados circulares y protuberancias añadidos a jarras y cántaros de acabado burdo. También aparecen con mayor abundancia platos y vasijas abiertas con decoración interior geométrica lineal. Las construcciones funerarias cambian, ya no se usan el estilo de tumbas subterráneas, con excepción de algunos casos como Cochapampa (PAn 5-43). Se emplean edificios funerarios rectangulares sobre la superficie que encierran cámaras individuales de un promedio entre 1 m de largo por 0.8 m de ancho y vanos de acceso que siempre se dirigen al este. En las cercanías a la parte baja del lado este de la mina Pierina, se localizó un conjunto de “chullpas”, tal como se denominan estas construcciones. Estas fueron relocadas a otro sector debido a la utilización del área para explotación minera. Los contenidos o los ajuares funerarios son bien distintos al previo estilo Cotojirca III. Consisten de vasijas escultóricas de personajes humanos y animales manufacturados localmente en arcilla natural (Figura 7a, b). Existe también material importado de vasos negros impresos con un cara de un personaje importante con pelos de serpiente. Vasijas tretápodos, jarras pequeñas con engobes rojos y paredes delgadas, modelados con engobes negros, y la utilización de decoración pintada en negro, blanco y rojo, son frecuentes en el corpus de las ofrendas funerarias en esta fase.
  • 19. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 28 29 Figura 8. Cuartos en torno a patio, Carhuac Punta. Figura 9. Largo cuello de aribalo de considerable tamaño encontrado en Mareni- yoc. Escala 5 cm. g. Cotojirca V (1,000 – 1470 AD) Con el decaimiento del estado Wari y su influencia en la región, la zona del Callejón de Huaylas se torna más independiente y autónoma. Los asentamientos son recluídos y aislados al exterior por mu- ros perimétricos, que indican un grado de protección y posiblemente conflictos internos. En el área de operaciones de la mina Pierina existe un sitio, Carhuac Punta (PAn 5-6), el cual exhibe estos atributos. Aquí la vida comunal se desarrolló en patios internos colectivos y cuartos alargados. El patio de mayor tamaño en Carhuac Punta tiene forma rectangular con cuartos inscritos. Esta peculiar forma arquitec- tónica tiene raigambres y antecedentes locales o regionales, y se observan en sitios Recuay, como el “quadrangular compound” de Yayno (Lau 2010: figura 10) y sitios post-Recuay como “patio groups” de Honco Pampa (Isbell 1991: figura 8). Se manifiesta tardíamente en Pierina, lo que indicaría que ciertas tradiciones arquitectónicas perduran con el paso del tiempo, como por ejemplo la idea de habitar las cumbres y zonas de altura continúa y se hace más evidente la diferenciación étnica. El estilo cerámico de decoración plástica sigue en vigencia, círculos estampados y apéndices son bien comunes en formas populares como las jarras y cántaros. h. Pierina Inka (1472 – 1521 AD) En Pierina se tienen tres sitios con presencia de material Inka. Llaca Ama Caca (PAn 5-58) y Mar- eniyoc (PAn 5-37) constituyen los más importantes. El primero, localizado en la mina, fue punto de atención y lugar de reverencia y respeto por parte de la administración Inkaica al depositarse ofrendas humanas y artefactos de fina manufactura Cuzqueña. Por algún motivo la elevación rocosa y el abrigo que la conforma fueron considerados sagrados. Quizás, una waca local que tuvo el respeto y consider- ación Inka. El otro sitio importante es Mareniyoc, existe allí un montículo, que fue lugar de habitación Inka; terrazas escalonadas y muros de retención con bastante frecuencia de material Inkaico se encuen- tra diseminado asociados a las estructuras. Con esta breve introducción a la secuencia cultural prehispánica del área de influencia de la mina Pie- rina se deja establecido el referente cronológico generalizado que servirá de base para entender mejor la lectura de los siguientes capítulos que desarrollan a mayor profundidad los contextos arqueológicos y evidencias de sucesivas ocupaciones en Pierina.
  • 20. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina 30 31 Cuadro 7. Relación de sitios arque- ológicos en el área de influencia Pierina y su posición cronológica
  • 21. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 32 33 Birch, Jennifer 2006 Blasco Lamenca, Mario, Hernán Chaverra Gil y Jorge Reinoso Reinoso 1984 Byers, Alton C. 2000 Cleere, Henry 2010 DeLeonardis, Lisa y George F. Lau 2004 Diaz Bustos, Felipe 1989 Fraser, Barbara 2012 Gomero, O. Luis, et al. 1992 Herrera Wassilowsky, Alexander (compilador) 2013 Referencias Citadas Public Archaeology and the Cultural Resource Management Industry in Southern Ontario. Carleton University, Ontario:Tesis MA. Diagnóstico del Callejón de Huaylas, Perú: Uso Racional de Laderas. Lima: Proyecto Simón Bolívar. Contemporary Landscape Change in the Huascarán National Park and Buffer Zone, Cordillera Blanca, Perú. Mountain Research and Development 20 (1): 52-63 Management Plans for Archaeological Sites: A World Heritage Template. Conservation and Management of Archaeological Sites 12(1):4-12. Life, Death and Ancestors. En Andean Archaeology, Helaine Silverman editor: 77-115. Oxford: Blackwell Publishers. Callejón de Huaylas y Cordillera Blanca. Lima: Información Turística Kuntur S.R.L. Goodbye Glaciers. Nature: 491(8):180-2. Las Flores. Un Callejón sin salida? Impacto de la floricultura en el Callejón de Huaylas. Lima: R.A.A.A. Arqueología y Desarrollo en América del Sur; de la Práctica a la Teoría. Lima: Instituto de Estudios Peruanos. Inbar, Moshe y Carlos Llerena 2000 Isbell, William H. 1991 Klohn Crippen – SVS 1997 Lanning, Edward P. y Eugene A. Hammel 1961 Lau, George F. 2004 2010 Lynch, Thomas F. 1967 1971 1980 Erosion Processes in High Mountain Agricultural Terraces in Peru. Mountain Research and Development 20 (1):72-9. Honco Pampa: Monumental Ruins in Peru’s North Highlands. Expedition 33 (3):27-36. Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto Pierina. Lima: Klohn Crippen Berger. Manuscrito Early Lithic Industries of Western South America. American Antiquity 27 (2):139-54. The Recuay Culture of Peru’s North-Central Highlands: A Reappraisal of Chronology and Its Implica- tions. Journal of Field Archaeology 29:178- House forms and Recuay culture: Residential compounds at Yayno (Ancash, Peru), a fortified hilltop town, AD 400 – 800. Journal of Anthropological Archaeology 29:327-51. Quishqui Puncu: A Preceramic Site in Highland Peru. Science:(158):780-83. Preceramic Transhumance in the Callejón de Huaylas, Perú. American Antiquity 36 (2): 139-48. Guitarrero Cave, Early Man in the Andes. New York: Academic Press.
  • 22. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 34 35 Mark, Bryan G., Jeffrey M. Mckenzie y Jesús Gómez 2005 Ministerio de Cultura 2012 Murra, John Victor 1975 ONERN 1973 Portocarrero, César, Juan Torres, Anelí Gómez 2008 Raimondi, Antonio 2006 Rainbow Amelia, Alan Clark, T.Kurtis Kayser, Francois Gaboury, y C. Jay Hodgson 2005 Ramón Joffré, Gabriel 2005 Hydrochemical evaluation of changing glacier meltwater contribution to stream discharge: Callejon de Huaylas, Peru. Journal des Sciences-Hydrologiques 50 (6): 975-87 Lineamientos Política Cultural 2013 – 2016. Versión Preliminar. Lima: LucentPerú SAC. Formaciones Económicas y Políticas del Mundo Andino. Lima: IEP. Estudios de suelos del Callejón de Huaylas. Lima: ONERN/CRYRZA. Gestión del agua para enfrentar el cambio climático. Lima: Soluciones Prácticas-ITDG. El departamento de Ancahs y sus riquezas minerales. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. The Pierina epithermal Au-Ag deposit, Ancash, Peru: paragenic relationships, alunite texture and sta- ble-isotope geochemistry. Chemical Geology 215(235-52). Periodificación en la arqueología Peruana: genealogía y aporía. Bulletin d l’ Institut Français d’ Études Andines 34 (1): 5 - 33 Salcedo Camacho, Luis 2012 Samaniego Román, Lorenzo 1992 Thompson, Lonnie, Ellen Mosley-Thompson, Henry Brecher, Mary Davies, Blanca Leon 2006 Wilson, David J. 2002 Praehistoria Andina I: El Complejo Lauricocha y el Estadio Arcaico en los Andes Centrales. Lima: Servicios Gráficos Rodriguez Paredes. Moro: Historia y Turismo. Chimbote: Municipalidad Distrital de Moro. Abrupt Tropical Climate Change: Past and Present. PNAS 103 (28): 10536- 543. De Moxeke a Moche: las Evidencias para la Formación Temprana del Estado en la Costa del Perú. Formativo Sudamericano, una Revaluación. Paulina Ledergerber-Crespo editor. Pp:217-26. Quito: Abya Yala ediciones.
  • 23. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina 36 37 CAPITULO II ANÁLISIS DEL PETROGRABADO ISABELITA Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO, CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ 1. Introdución 2. EL Horizonte Temprano en el Callejón de Huaylas 3. El area de Mareniyoc 4. Excavaciones en el sitio Amá II (Fase Cotojirca I) 4.1. La roca Isabelita 4.2. Estructura Circular alrededor de la gran Roca 4.3. Tumba Amá II E 4.4. Tumba Amá II R 4.5. Contexto 49IV30, Basural 5. El monolito de Piruro II 6. La Fase Cotojirca I, principales componentes 7. Isabelita: Definiendo el estilo artístico 8. Conclusiones
  • 24. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M Ponte Rosalino 38 39 Análisis del petrograbado Isabelita y su contexto arqueológico, Callejón de Huaylas, Perú Isabelita es el nombre de una impresionante peña con grabados descubierta en el sitio Amá II (Pan5- 49), en 1998, cuando realizamos trabajos de reconocimiento arqueológico para la construcción de la carretera Jangas – Mina Pierina (Ponte 2005:247; 1999). La roca se encontraba en la parte alta del barrio de Cotojirca en el pueblo rural de Mareniyoc, localizado en el distrito de Jangas, provincia de Huaraz, departamento de Ancash. La iconografía del grabado se compone de un ser humano que porta una cabeza trofeo, y es acompañado por cuatro animales (Figura 10). 1. Introducción Figura 10. Imagen del petroglifo Isabelita luego de ser relocado El actual poblado de Mareniyoc se erige sobre un montículo artificial el cual ha sido ocupado varias veces en su historia, y cuya primera ocupación podría corresponder al Horizonte Temprano asociado a la roca Isabelita. Asimismo, Mareniyoc integró sitios localizados en la puna y zonas temperadas aledañas al río Santa, en un sistema vertical que funcionó por miles de años. Esto se demuestra por la longitud de los perfiles del montículo, en donde materiales arqueológicos de varios períodos culturales se encuentran evidenciados en los sucesivos estratos del sitio. Por lo que proponemos que Mareniyoc fue el centro de un territorio con unidad cultural, política, económica, y quizá ideológica (en el período Horizonte Temprano evidenciado por la presencia de la roca Isabelita, como un lugar de culto, en esta parte del Callejón de Huaylas. La localización de la roca Isabelita en un espacio donde rituales mortuarios fueron desarrollados co- necta la imagen a una modesta estructura ceremonial de piedra que circunda una “gran peña”. Un entierro humano con ofrendas se colocó bajo la peña, fue un espacio funerario insertado con piedras rústicas de poca factura constructiva. Este contexto podría relacionarse a las nociones de machay y malqui documentados en períodos prehispánicos tardíos y coloniales (Arriaga1999 [1621]:21; Doyle 1988; Duviols 2003). En este caso, la gran peña constituye un machay, un concepto en la lengua Quichua que significa abrigo rocoso natural o una caverna, un lugar donde se realizaba performances rituales. Malqui significa el entierro, la momia del ancestro o fundador de la comunidad local. En base a éstos conceptos, se interpreta que la población debió reunirse en una terraza próxima a la gran peña y a la roca Isabelita para realizar veneraciones. En los Andes centrales no se han detectado cultos a los ancestros tan tempranos como el de asociado a la roca Isabelita. Los artefactos arqueológicos encontrados en la gran peña fueron probablemente contemporáneos al estilo Capilla (600 – 200 a.C) propuesto para el sitio de Huaricoto, localizado en Marcará, cercano al río Santa y no muy lejos de Mareniyoc, el cual se asienta en las estribaciones bajas de la Cordillera Negra. El carácter sagrado de Mareniyoc es mantenido por bastante tiempo dada la presencia de entierros de distintos períodos, confirmándose la larga tradición de veneración a los ancestros, especialmente en la cultura Recuay (Lau 2002; Hernández Príncipe 1923 [1622]). Se postula que Mareniyoc estuvo integrado a otros sitios de Horizonte Temprano en una manera vertical extendiéndose desde el piso templado del valle del río Santa hasta la fría puna de la Cordillera Negra. Este vínculo cultural permite que se focalize en la idea del desarrollo de un subsistema político local. Se sugiere que los asentamientos en diferentes zonas ecológicas participaron en una suerte de interacción social centralizada, en una zona en donde la ideología tomó forma material. Si la ideología es una fuente de poder y pudo ser controlada por el grupo dominante (De Marrais et al. 1996), entonces el área de Mareniyoc pudo haber sido el lugar donde los recursos económicos y patrones de subsistencia se organizaron a través del intercambio, cooperación, organización e interrelaciones con otras áreas. Aún cuando el sitio primario es definido solamente por su magnitud, por encontrarse artefactos de varios períodos y por su conexión con un personaje mítico y religioso representado en la roca Isabelita, se sugiere que en la fase local Cotojirca I del período Horizonte Temprano se sentaron las bases de un modelo económico que luego fue replicado por grupos subsecuentes sin muchos cambios substanciales.
  • 25. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 40 41 En el Quechua moderno de Ancash, la palabra amá significa “oscuro” pero también es un elemento gramatical prohibitivo. En este contexto la palabra se refiere a las sombras formadas por las grandes peñas, debido a que la original localización de Isabelita estuvo cerca a cámaras funerarias immersas bajo largas rocas. Sin embargo, en el Callejón de Huaylas, amá podría derivarse del vocablo amay, encontrado en los juicios de extirpación de idolatrías en Cajatambo (Duviols 2003:178,186). En este caso significa estructura mortuaria. Amayes aparecen en los documentos de Cajatambo como “a modo de casilla muy pintado” y con puertas (ibid:186). A pesar de la distancia temporal y espacial, una im- portante cámara funeraria circundada por una estructura circular de piedra, muy similar a la estructura mortuaria descrita en el documento de Cajatambo, estaba asociada a la roca Isabelita, la cual puede ser datada en la parte final del Horizonte Temprano (c.600-100 a.C.) Durante el tiempo cuando el personaje grabado en la roca Isabelita estaba en pleno apogeo, impor- tantes centros ceremoniales estaban funcionando en el Callejón de Huaylas. Uno de ellos fue el templo de Huaricoto, edificado sobre un largo montículo, cuya forma arquitectónica más temprana corresponde al período Precerámico. Este fue el escenario para el desarrollo de prácticas rituales de la tradición religiosa Kotosh (Burger 1992:42, 45, 49-50). Los ritos fueron realizados en pequeños edificios públicos de planta circular. Las ceremonias incluyeron incineración de ofrendas en fogones centrales. La plaza circular hundida es otra forma de estructura religiosa presente en el Callejón (Burger and Salazar-Burger 1985:131-132), aunque como se sabe tuvo una immensa popularidad en las cos- tas de Ancash y La Libertad (Cárdenas 1998). Varios otros centros públicos monumentales existieron en el Callejón y se dice que pertenecen al estilo Chavín (Tello 1960:36; figura 2). Son definidos por su magnitud, pero no han sido lo suficientemente estudiados. Uno de éstos es Pumacayán (3100 msnm), un largo montículo localizado al este del río Santa, dentro de la moderna ciudad de Huaraz. Cerámica negra incisa, estelas labradas y cabezas clavas han sido encontrados allí pero sin información contextual. El edificio de Pumacayán ha sido remod- elado varias veces, específicamente por la cultura Recuay. Largas galerías, pasajes, y cámaras funerarias de estilo Chavín están escondidas bajo estructuras Recuay (Tello 1943:155). Un importante monumento con arquitectura pública en el Callejón de Huaylas es Tumshucaico (2295 msnm) ubicado en el lado norte de la ciudad de Caraz. Este sitio comparte su planeamiento y estilo constructivo con monumentos del valle de Nepeña (ver Proulx 1985:plates 15a,16a,b; Tello 1943). Sin embargo, Bueno (2003:75) quién ha estudiado el lugar, concluye que existen conexiones arquitectóni- cas con La Galgada y por lo tanto también tendría un componente Precerámico. Tanto Pumacayán como Tumshucaico tuvieron densa ocupación post-Chavín, e inclusive Inka. Será tema de un estudio aparte determinar si estos sitios compartieron elementos comunes en la difusión del culto religioso Chavín. De lo contrario, pudieron haber funcionado de manera independiente, cada centro con sus ceremonias y ritos religiosos como forma de cohesión de la comunidad. Siguiendo rumbo al norte por el río Santa, en la provincia de Corongo, un equipo de arqueólogos lidera- dos por Kazuo Terada (1975,1980; Morris 1981:961) excavaron el sitio de La Pampa, un complejo de montículos y plataformas con muros de retención y cuartos de uso no doméstico que se asocian a la fase Yesopampa del período Inicial. La cerámica del estilo Yesopampa tiene ciertas afinidades con el estilo Pandanche de la región de Cajamarca, mientras que los artefactos de la siguiente ocupación, del período La Pampa, tienen mayores afinidades con el estilo Chavín. Un dintel con atributos de felinos y serpientes probablemente pertenece a este período (670-540 a.C.). Gary Vescelius registró 125 sitios a lo largo de la quebrada Marcará, un tributario de la cuenca del Santa que baja de la Cordillera Blanca (Burger y Lynch 1987:1; Lynch 1970:12). Entre éstos, Ucush Punta proporcionó fragmentos cerámicos chavinoides, tales como estampados circulares e incisos (ibid). En la misma área Gero (1992) excavó el sitio de Queyash Alto, un sitio en la cumbre de una colina en la confluencia de los rios Marcará y Santa. Los niveles más tempranos se relacionan con el estilo cerámico Huarás Blanco-sobre-Rojo (200 a.C. - 250 AD; Gero 1991:132). En el planeamiento del sitio destaca dos pequeños montículos alargados en ambos extremos de la colina. Una serie de cuartos en línea recta rellenan la cumbre. Terrazas habitacionales siguen el contorno en las laderas este y oeste (Gero 1991:130, 2001:19-20). La organización espacial de Queyash Alto es similar a los sitios Chonta Ranra Punta y Maquellouan Punta, en el área de Mareniyoc. Todos estos sitios han producido cerámica del Horizonte Temprano y Blanco-sobre-Rojo. Marcum, un sitio localizado en la otra banda del Santa, tam-bién comparte el mismo planeamiento espacial de estructuras y fragmentos del Horizonte Temprano. 2. El Horizonte Temprano en el Callejón de Huaylas Figura: 11 Localización de sitios del departamento de Ancash mencionados en el texto. 1:Chavín de Huántar. 2: Pumacayán. 3:Mar- eniyoc. 4:Huaricoto. 5:Queyash Alto. 6:Pall- ka. 7:Cueva Guitarrero. 8:Chupacoto. 9:Tumshucaico. 10:La Pampa. 11:La Galgada. 12:Punkuri. 13:Cerro Blanco. 14:Cerro Sechín.
  • 26. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 42 43 En el Callejón de Huaylas debió existir varios más asentamientos Chavín y pre-chavinenses. El prob- lema de identificarlos es que mucha de la arquitectura se encuentra enterrada y/o ha sido reutilizada por sociedades posteriores. Por ejemplo, Thompson (1962), menciona Chupacoto, un pequeño montí- culo en donde documentó dos piedras con grabados en un claro estilo Sechín del período Inicial. Sin embargo, no hay evidencia directa que vincule el sitio con las piedras grabadas, es decir fueron encon- tradas aisladas sin contexto preciso. La futura excavación de nuevos sitios pre-Chavín va a clarificar en algo la naturaleza de los asentamientos del período Inicial y Horizonte Temprano, el cual debe contener elementos de los valles costeños de Ancash. Parece que diferentes prácticas religiosas existieron en la sierra, con alguna autonomía expresada en las ceremonias performadas. Asimismo, la organización económica de las comunidades serranas reflejaron diferencias territoriales. No obstante, la esencia y el requisito por el ritual presionó para la búsqueda de interrelaciones regionales en procura de bienes y materiales tanto de la costa como de la amazonía. Figura 12. Sitios del Período Hori- zonte Temprano en el área de influencia mina Pierina. Figura 13. Distribución de cámaras funerarias entorno a Marenayoc. Figura 14. Corte del montículo ar- quelógico en Mareniyoc para la construcción de casas. 1. Chonta Ranra Punta PAn5-1 4. Maquellouan Punta PAn5-4 9. Piruro PAn5-9 13. Tapa Punta PAn5-13 16. Winaq Punta PAn5-16 17. Quenapun Punta PAn5-17 37. Mareniyoc PAn5-37 39. Urpay Coto PAn5-39 49. Ama II PAn5-49 50. Quitapampa C PAn5-50 58. Llaca Ama Caca PAn5-58 Poblados Actuales Sitios arqueológicos del Horizonte Temprano (700-200 a.C) Mareniyoc El pueblo rural de Mareniyoc se asienta sobre un montículo artificial compuesto por una profunda deposición cultural. Este montículo mide aproximadamente 1200 by 800 metros y consiste en una serie de plataformas escalonadas y áreas habitacionales donde al parecer se llevaron a cabo actividades ceremoniales y domésticas, como es indicado por los gruesos basurales y depósitos que se muestran en los perfiles creados por los pobladores al realizar remodelaciones para la construcción de casas moder- nas. De acuerdo a la observación de los materiales arqueológicos, la primera ocupación de Mareniyoc probablemente ocurrió durante el Horizonte Temprano. Es común en el Callejón de Huaylas y en el valle de Nepeña (Ponte 2000:223; Proulx 1985:285; Lumbreras 1993) la reocupación de antiguas estructuras del Horizonte Temprano para modificarse y formar sobre el montículo un nuevo asenta- miento. El montículo es formado por rellenos que contienen artefactos rotos de alfarería, huesos de animales, instrumentos líticos, y basura en general mezclada con sedimentos compuesto por piedras sueltas, cascajo y bloques rocosos. El relleno muestra muros de contención, lo que le da elevación al montículo. Este relleno pudo haber sido acumulado durante la primera ocupación del sitio en el Hori- zonte Temprano. Con el devenir del tiempo, Mareniyoc creció como un centro poblacional, pero también fue el centro de actividades ceremoniales como lo fue Huaricoto (Burger 1993:54). El área de Mareniyoc ha sido ocu- pada varias veces, desde el Horizonte Temprano hasta el Horizonte Tardío, un lapso de tiempo de más de 1,500 años (Figura 15). Es durante el Período Intermedio Temprano (c. 100 to 700 A.D.), cuando Mareniyoc fue probablemente el centro de una población Recuay. Losas de piedra grabadas y escul- turas de felinos han sido encontradas y expuestas en la actual plaza del pueblo. Además un conjunto de estructuras funerarias Recuay se distribuyen alrededor de Mareniyoc en un plan orbital (Figura 13).
  • 27. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 44 45 El sitio Amá II se ubica a una altitud entre 3500 a 3550 msnm (Figura 15). Un camino prehistórico predomina en el terreno pedregoso en pendiente y divide la lomada entre casas y parcelas agrícolas en ambos lados del camino. El área tiene una topografía irregular que incluye peñones usados en la actualidad como en el pasado como sitios de guarida. La vertiente de ladera es retenida por muros de contención que forman terrazas. Los pobladores de Mareniyoc dicen que fueron construídas por los primeros agricultores del lugar. Las terrazas modernas son rellenadas con tierra agrícola y dividida en parcelas. Árboles de eucalypto son sembrados debido a su utilidad como leña y recurso maderero. Los depósitos prehispánicos y estructuras funerarias fueron hallados en la base de los peñones bajo aproxi- madamente un metro de relleno moderno. Las terrazas prehispánicas fueron construídas en relación a las peñas siguiendo el contorno de la pendiente. Estaban muy mal preservadas, en un caso el débil muro tuvo 0.7 m de altura. Figura 15. El sitio Ama II se encuentra cubierto por árboles de eucaliptos Figura 16. Mapa de la ubicación de rasgos en el sector IV del sitio Amá II (Pan5-49) Con el propósito de llevar un mejor registro, el sitio fue dividido en sectores en acuerdo a las parcelas agrícolas y divisiones de terrazas. Esto fue útil para determinar la distribución espacial de rasgos y para establecer las diferencias entre espacios ceremoniales y funerarios entre las fases Cotojirca I y Cotojirca II-III (Figura 16). Las excavaciones arqueológicas se realizaron en los tres niveles de terrazas modernas consistentes en pircas, canales de irrigación y superficies de cultivo (Figuras, 17, 18, 19). El área estudiada se limita al norte por el abrupto declive ocasionado por la construcción de la carretera Jangas – Mina Pierina. Cinco contextos separados fueron identificados: (1) la roca Isabelita; (2) la estructura que circunda a una gran roca; (3) La tumba Amá II E; (4) la tumba Amá II R; y (5) área de basura doméstica con artefactos Cotojirca I (contexto 49IV30). 4.1. La roca Isabelita La figura en la roca Isabelita consiste de un ser humano y animales grabados en la superficie plana de la peña. Es posible que las incisiones se hicieron usando un instrumento filudo, que tal vez fue una piedra sílex. El tipo de roca de Isabelita es andesita, una roca ígnea intrusiva con alto contenido de sílica que aparece comunmente en la Cordillera Negra. Mide 3 por 2.5 metros y pesa aproximadamente 8 toneladas. El lugar de su hallazgo fue probablemente su posición original, estaba echada con un ligera inclinación formando un plano inclinado. La roca se localizaba ente casas modernas de adobe que fueron relocalizadas debido a la constante erosión del corte realizado para la carretera Jangas – Mina Pierina. 4. Excavaciones en el sitio Amá II (Fase Cotojirca I)
  • 28. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 46 47 Figura 17. Corte A-A. Figura 18. Corte B-B Figura 19. Corte C-C En busca de proteger el petroglifo, la roca Isabelita se trasladó al parque lítico del Museo Arqueológico Ancash de la ciudad de Huaraz. Ahora se aprecia verticalmente causando un gran impacto visual al públi- co. La figura principal de Isabelita es la de un hombre en posición de danza portando un cabeza trofeo en su mano izquierda. La figura esta completa mirando de frente, mientras que los animales son mostrados en perfil y localizados a la derecha de la principal imagen. Los animales representados son un reptil, un zorro o venado, una serpiente y un tipo de ave (Figura 20). El hombre grabado tiene ojos rectangulares, nariz triangular y boca abierta. Las orejas rectangulares son similares a las mostradas en el estilo escultóri- co de Sechín, aunque Tello (1960: figura 79) muestra también una cara humana encontrada en Qaucho, un sitio cerca a Chavín de Huántar. En la cabeza de la figura humana de Isabelita se observa cuatro largos y simétricos apéndices que forman un tipo de ornamento (Figuras 21, 24). Éstos son interpretados como serpientes simplificadas en la comparación que hace John Rowe de pelos con serpientes (1970:78). En la alfarería Paracas de Ica, existe un espécimen de “cabeza con apéndices” aunque en esta imagen sólo existe dos largos apéndices. El brazo izquierdo es exageradamente largo en Isabelita, y sólo muestra tres dedos que están agarrando una cabeza trofeo de sus cabellos. El cabello es representado por cuatro incisiones ovoides, una convención artística observada en el arte de cerro Sechín (e.g. Tello 1956: figuras 83-84). La cabeza trofeo es circular con ojos redondos, se relacionan con las cabezas trofeo Chavín seria- das por Peter Roe (1974:17). El brazo derecho de la principal figura es menos visible debido a las fracturas naturales de la peña y el desnivel que tiene la parte izquierda de la superficie plana en donde se realizó el grabado. El pecho del hombre dibujado en la piedra es de forma rectangular y acaba en un cinturón an- gosto decorado con un motivo en zig-zag. Otra vez, existe un paralelo con el corpus de la escultura Sechín, aunque la decoración en sí misma no ocurre en la “procesión del sacrificio” de Sechín (Bischof 1994:176). Las figuras geométricas del cinturón tienen más similitud a los diseños incisos pintados con resina de bols y tazas de la fase 9 de la alfarería Paracas de Ica (Menzel et al. 1964: figura 53e, f, g, I, k). Por otro lado, Roe (1974:18) muestra una decoración de línea entrecruzada como el rasgo 147 y se encaja en el período EF de la seriación artística de John Rowe para Chavín, el cual es exactamente el mismo diseño del cinturón del hombre de Isabelita. La representación de doblar las rodillas ligeramente es también posible de ser observado en la figura humana. Asimismo, Los pies se dirigen a diferentes direcciones, dando la impresión de movimiento, como si estuviera danzando.
  • 29. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 48 49 Figura 20. La representación en la roca Isabelita Figura 21. Cabeza del personaje masculino de la roca Isabelita La cabeza de un reptil en perfil se aprecia claramente sobre el hombro izquierdo de la figura humana. Tiene un ojo redondo con la pupila remarcada por un punteado inciso (Figuras 22, 24). Dos bandas ovoides que se extienden de cada esquina de la conjuntiva podría representar lagrimones. Existen varios ejemplos de este tipo de ojos, en una variedad de media como la escultura en barro de edificios (Tello 1960:2 29), el arte mural en barro (Pozorski y Pozorski 1986: figura 5), huesos grabados (Bischof 1994: figuras 18, 27a; Tello 1956: figuras 19, 22) y lajas de piedra (Burger 1992: figura 184; Tello 1960: figuras 62, 72, 74). Todos estos ejemplares son encontrados en monumentos del valle de Casma y en la región de Chavín de Huántar. Estas dos áreas parecen que han compartido una tradición en común. Otros ejemplos de ojos con bandas similares han sido reportados en las botellas de estilo Cupisnique con incisiones en la forma de serpientes (Burger y Salazar-Burger 2000: figura 39) y en vasijas con aso- ciación Cupisnique (Donnan 1992: figura 26). Bischof llama a ésta característica “ojos con doble córnea” (1994:225). Roe llamó al mismo motivo iconográfico “ojos con sombreado doble” (1974:18), y Tello (1956:49) lo relacionó con las arrugas que muestran los felinos y caimanes, una interpretación más co- herente para el entendimiento del significado del motivo. Se podría denominar a la cabeza del reptil como teniendo “dientes aserrados con una ligero pronunciamiento de la nariz”. La boca del reptil es representada de forma muy similar a la del felino, rasgo interpretado por Rowe como un símbolo de poder sobrenatural (1970:81). Este atributo es compartido en el ser grabado en un hueso encontrado en Pallka (Tello 1956: figura 22).
  • 30. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 50 51 Existe una fuerte similitud entre la cabeza del reptil de Isabelita y en la representación en hueso de Pallka, aunque el primero aparece más simplificado. Otra similitud se encuentra en los frizos de arcilla de Garagay, un templo del Horizonte Temprano localizada en la actual Lima metropolitana. Aquí el diseño rayado entrecruzado aparece en una banda que encierra la cabeza de un ser sobrenatural que muestra una especie de gancho en su boca (Burger 1992: figuras 43-44). El segundo animal de la roca Isabelita es representado casi en forma completa, siempre en perfil y se ubica en la parte superior derecha. Este podría ser un zorro o venado con patas angulares, una larga mandíbula y orejas paradas (Figuras 23, 24). La boca es semi-abierta mostrando los dientes aserrados pero menos visible que en el reptil. Un animal algo parecido con orejas paradas, es observado en una laja labrada que adorna el Nuevo Templo de Chavín de Huántar y fue interpretado como una viscacha (Burger 1992: figura 184). El tercer animal de Isabelita es un ave con alas extendidas y un largo pico. Este se parece más a un tipo de ave marina. El ojo es remarcado por una puntuación y las plumas son simplemente dibujadas en la iconografía del Horizonte Temprano pero usualmente son versiones estilizadas de águilas y falcónidas. El simple diseño del ave de Isabelita es similar a las representaciones de pájaros en los artefactos de la fase 10 de Paracas en Ica (cf.Menzel et al. 1964: figura 61c). Figura 22. Imagen del reptil que se encuentra en el hombro derecho del personaje de la roca Isabelita. Figura 23. El tercer animal representado en la roca Isabelita
  • 31. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 52 53 Figura 24. Detalles de los elementos figurativos de la roca Isabelita. El cuarto animal representado en Isabelita es una culebra simplificada la cual aparece en la esquina inferi- or derecha debajo del ave. La serpiente es grabada en perfil mostrando una cabeza triangular y un cuerpo incurvado. La simplicidad de las representaciones de serpientes fue argumento de Peter Roe (1974) para sostener la seriación estilística de John Rowe en base a la escultura en piedra de Chavín. Cuando es visto en su contexto cultural, la principal figura de un hombre en actitud de danza portando una cabeza trofeo y acompañado por animales, constituye un elemento importante para entender el ritual relacionado a seres míticos que se desplegó durante la última parte del Horizonte Temprano. 4.2. Estructura Circular alrededor de la gran Roca Las excavaciones arqueológicas desenterraron una estructura que rodeaba a una gran roca. La primera capa contenía cerámica utilitaria moderna manufacturada enTaricá un pueblo de alfareros localizado en el piso del valle del Santa. Esta cerámica se encontraba mezclada con artefactos prehispánicos, los cuales au- mentaron en frecuencia conforme se iba profundizándose la excavación. Un relleno de piedras mezclado con tiestos que cubría la estructura circular caracterizaba el segundo estrato. La estructura consistió en un muro de doble cara de 0.65 m de grosor y 0.5 m de alto. Formaba un cerco ovoide alrededor de una larga peña. Este peñón parece haber sido un adoratorio. En su cavidad interior se observó un aparejo de piedras de forma rectangular alineado al norte, dentro del cual se depositaron restos humanos. Este contexto mortuorio fue llamado Tumba Amá II E. La orientación de la gran roca da frente a los picos nevados de la Cordillera Blanca, en una línea casi directa con la montaña Huascarán, cuya cúspide de 6768 msnm es la más elevada (Figura 25). La estructura ovoide alrededor de la gran roca formó un espacio interno donde se hallaron dos concentra-ciones de pobremente preservados restos óseos pertenecientes a camélidos y venados (Figura 26). En el lado sur se desenterró un pequeño cuenco que presentaba engobe rojo exterior y base plana. Varias cuentas de crisocola se encontraban en el interior del cuenco a manera de ofrendas. En el lado oeste se excavaron dos pequeñas estructuras compuestas por cuatro lajas con un lado abierto dirigido al NNO. Dichas estructuras podrían llamarse altares, por la idea de depositar objetos en un marco ritual. Un altar contenía dos huesos largos cruzados de un venado joven y conchas marinas Mesodesma donacium, mientras que el otro contuvo un paquete desarticulado de huesos de camélidos jóvenes. Los huesos fueron colocados dentro de la estructura tipo altar en la laja central. Figura 25. Frontis de la gran roca, debajo se halló la tumba E.
  • 32. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 54 55 Figura 26. La estructura alrededor de la gran roca y los contextos distribuídos 4.3. Tumba Amá II E La cámara funeraria ubicada debajo de la “gran roca” tenía por dimensiones: 0.85 m de alto y 2.15 m de largo. El espacio fúnebre estaba delimitado por un muro de poca factura adosado a la pared de la roca. El recinto contuvo los restos óseos incompletos de un adulto. El esqueleto se encontraba en posición ex- tendida con la cabeza al sur y los pies hacia el norte. Los huesos estaban en mal estado de conservación debido a la humedad del suelo. Sólo algunos fragmentos del cráneo, fémur y metatarsianos se pudieron recuperar. Habían varios ítems asociados al entierro, tales como restos de cuy (Cavia porcellus) puesto en un concha de spondylus, 81 cuentas de crisocola y 136 cuentas de hueso (Figura 27). Cerca a los pies la presencia de ceniza pudiera indicar un acto de incineración. Entre las ofrendas cerámicas destacan dos botellas, una jarra y tres cuencos. También se hallaron dos agujas de cobre de 17 cm de largo. La botella gris oscura fue casi completamente restaurada, tiene cuerpo redondeado y un largo cuello con borde evertido (Figura 28). Mientras que la otra botella con engobe lustroso rojo sólo fue posible recu- perar el largo cuello tubular (7 cm). La botella gris de 17 cm de altura es similar a una botella encontrada en una tumba (GTm4) de Kunturwasi en Cajamarca, y es asignada a la fase Copa, 380-200 a.C (Onuki 1997:112, figura 53), aunque ésta tiene base plana y borde exterior engrosado. Existe algún parecido entre las botellas descritas aquí y las encontradas en el sitio de Huaricoto, las cuales se enmarcan en la fase Capilla Temprano (Burger 1985: figura 22). Estas comparaciones sugieren asignar a la tumba Amá II E al período Horizonte Temprano. Similaridades con el material del período Inicial son menos notables. Por ejemplo, Las botellas con bases planas de Pallka mencionadas por Tello (1956: figura10c). Y también alguna relación con Cupisnique puede ser sugerida debido a la presencia de cuello largos tubulares en la cerámica (ver Tellenbach 1986: fotografías 131,4; 132,2). Figura 27. Cuentas de hueso como ofrendas en la tumba Amá II E.
  • 33. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 56 57 Figura 28. Botella gris de la tumba Amá II E. Figura 29. Boles Amá II E. Figura 30. Ofrendas de la tumba Amá II E. Los boles de la tumba Amá II E tienen 16 cm de diámetro y 6 cm de alto con lados divergentes (Figuras 29, 30). Ambos tienen superficies bruñidas naranja a marrón claro. Uno de ellos es decorado con bandas horizontales oscuras. Cerámica del estilo Rojo sobre Naranja han sido encontrados en Pacopampa, Caja- marca. Daniel Morales les asigna a la fase Capilla Expansiva (1998:119). Esta fase del Horizonte Tem- prano es generalmente coetánea a la fase Copa. Si la construcción de la tumba E puede ser datada por su asociación con la cerámica, y dada su proximidad a la roca Isabelita, entonces por extensión un fechado similar puede ser extendido al arte de la roca por si misma (Ponte 2005:249).
  • 34. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 58 59 4.4. Tumba Amá II R Las excavaciones desenterraron una roca grande a 1.05 m debajo del nivel de superficie. En la base de la roca se observó un conglomerado de huesos humanos muy mal preservados. Asociado a los restos óseos de un cráneo se depositaron dos cuencos. Uno de éstos, presenta decoración exterior en la forma de in- cisiones horizontales de 4 mm de grosor alrededor de la vasija (Figura 31). Es un cuenco semi-esférico de 9 cm de alto. Las líneas incisas fueron pintadas de naranja lo mismo que la base plana exterior, mientras que el resto de la vasija tiene un color rojo lustroso. Un ejemplar idéntico es ilustrado por Tello y proviene de Pallka (1956:figura 11y). El otro cuenco de Amá II R es corto y globular, con un banda ondulante blanca ejecutada en la parte supe- rior sobre una superficie pulida rojiza (Figura 32). Puede ser identificado como un ejemplar del estilo Huarás Blanco-sobre-Rojo definido primeramente por Bennett (1944:75) de materiales de Willcawain y Chavín de Huántar. Recientemente Lau (2004:181, figura 2) ha analizado un nuevo grupo de fechados radiocar-bórnicos y sugiere que el estilo estaba en uso entre el 250 a.C. a 250 AD y es la primera parte o fase de la Cultura Recuay. Otros arqueólogos ponen el estilo Huarás entre la parte final del Horizonte Temprano y el comienzo del Intermedio Temprano (Ponte 2000:223; Wilson 1988:295), caracterizándolo como un grupo que tuvo relaciones socioeconómicas de variada intensidad y guerra interregional. Es discutible el punto de vista de si el estilo Huarás refleja un grupo social que más tarde desarrolló el estilo Recuay, o fue un grupo que simplemente desapareció. Eso es todavía incierto. Lo que es claro, es que el estilo Huarás se encasilla luego del declive de Chavín de Huántar y el surgimiento de Recuay. Mirando el contexto Amá II R y la nueva información radiocarbónica, no aparece incongruente que dos diferentes estilos formen parte de un un mismo depósito. Ambos estilos comparten el mismo territorio y probablemente se superponen en algún momento. Ambos son encontrados sobre componentes Chavín. Algunos arqueólogos (Burger 1985:125, 1992:165; Lumbreras 1993:314) han confirmado la posición de Huarás Blanco-sobre-Rojo immediatamente sobre la fase Janabarriu (390-200 a.C), aunque en algunos casos ha sido observado contemporáneo a éste (Burger 1992:228). Estructuras domésticas Huarás Blanco-sobre-Rojo se ubican sobre la plaza circular del 4.5. Contexto 49IV30, Basural Un muro de retención que corre este-oeste sostenía una plataforma cerca de la roca Isabelita, en donde se estableció una unidad de 3 x 1 m. Fue remarcable que en el estrato 2, se aisló un contexto de 30 cm de espe- sor consistente de un suelo arcilloso suelto con arenisca y abundante grava. Este relleno cultural es indicado por la alta frecuencia de tiestos diagnósticos que se encontraron entremezclados en el sedimento (Figura 33). Restos óseos aislados de un adulto y de un infante también se encontraron en el basural, al igual que fragmentos de ollas sin cuello, cuencos bajos y cuencos abiertos. Los cuencos son de forma hemiesférica y bordes planos. El tratamiento de superficie es bruñido con estampados circulares que fueron hechos con un instrumento tubular (6-7 mm en promedio). Los estampados se ubican en la parte superior de la vasija formando filas (Figura 35). Cuencos similares han sido hallados en el valle de Nepeña por Donald Proulx (1985:325, fotografía 1A), y se corresponden a la fase Chavinoide Temprano. Tello encontró abundante cerámica Chavín con decoración incisa y círculos estampados en el subsuelo de los edificios A, E y en el pozo de prueba 1 de Chavín de Huántar (1960: figura 151) y también en el templo de Pallka (1956:figuras 161,4,u). Cuencos carenados con engobe rojo bruñido fueron también identificados (ibid. figura 15b). Richard Burger (1998:424, figura 333) encontró algo equivalente en la fase Janabarriu del asentamiento de Chavín de Huántar. Un pequeño grupo de cuencos con bandas rojas que decoran el borde y la sección superior de la vasijas destacan en el material recuperado de este contexto de Amá II. Figura 31. Dibujo del cuenco luego de ser restaurado. Figura 32. Cuenco Blanco-sobre- Rojo con decoración geométrica. Viejo Templo de Chavín de Huántar. Allí existen obvias diferencias entre la arquitectura Chavín y Huarás, siendo la calidad de albañilería de éste último más pobre. El estilo Blanco-sobre-Rojo se ha identificado en varias regiones de los Andes, siempre encima de los niveles Horizonte Temprano y se correlaciona con un incremento de violencia e inter-regional conexión (Wilson 1988:295).
  • 35. ARQUEOLOGÍA EN LA CORDILLERA NEGRA DEL CALLEJÓN DE HUAYLAS, PERÚ Área de Influencia, Mina Pierina Victor M. Ponte Rosalino 60 61 Figura 33. Decoración punteada en ollas sin cuello. Figura 35. Estampados circulares en cuencos rojos recuperados en el basural cerca a la roca Isabelita. Figura 36. Ollas sin cuello. Figura 34. Fragmentería diagnóstica del basural 49IV30. Las numerosas ollas sin cuello tienen forma globular con bordes incurvados. Un fragmento tiene pigmento rojo a lo largo del borde, mientras que el cuerpo tiene el color natural de la arcilla y muestra finos incisos di- agonales que podrían ser hechos con espina de cactus (Figura 33, d). Este fragmento fue encontrado al lado de la roca Isabelita. Burger encuentra un estilo similar de decoración en la fase Chakinani (460-390 a.C.) en el pueblo de Chavín de Huántar (Burger 1998:407, figura 229). Tello ilustra un especímen similar (1960: figura 159b). Estos argumentos corroboran el fechado relativo Horizonte Temprano de la roca Isabelita. Complementariamente a las formas mencionadas también se recuperaron ollas con cuello corto y bordes evertidos, fragmentos de superficies bruñidas en rojo, ollas y jarras decoradas con líneas rojas paralelas sobre una superficie pulida marrón-amarillenta (Figuras 36, 37). Finalmente, un borde erosionado con pun- tuación en doble fila puede ser comparado a la fase Urabarriu de Chavín de Huántar y asociado al Viejo Templo (Burger 1998: figura 137).