1. Instituto Universitario Politécnico Santiago Mariño
Extensión Porlamar
Arquitectura- Historia de la Arquitectura
Sección 3A
Luz Millán 25.793.804
Porlamar, Junio 2017
2. La arquitectura romana en comparación con su predecesora (la arquitectura
griega), fue la que incursiono de manera directa con el uso de nuevos materiales
como el cemento para poder elaborar los muros, y para poder generar bóvedas
con las cuales se podían hacer grandes espacios interiores y fue por consiguiente
la primera que dio importancia al diseño del espacio, hecho que en la arquitectura
griega no se presentaba ya que en esta era primordial el ornato y la magnificencia.
La axialidad o uso de un eje marcado fue a mi parecer una de las características
fundamentales en el diseño de la época, ya que a partir de estos se organizaban
los espacios de manera ordenada. La utilización de los espacios interiores y
exteriores dándoles similar importancia, también fue una característica particular
de esta arquitectura. Aunque utilizaron los órdenes clásicos en la elaboración de
sus edificios, estos tuvieron un nuevo lenguaje, se entiende esto como que un
elemento que era netamente estructural, pasó a ser decorativo. Para algunos
estudiosos del tema esto se considera una degeneración de la arquitectura griega,
pero viéndolo desde otro punto de vista se le atribuye a los romanos el hecho de
que permitió que esos elementos se pudieran independizar del entorno, esto
quiere decir que esos elementos podían ser utilizados sin mayor relevancia en
cualquier lugar.”La arquitectura romana puede caracterizarse como un estilo
internacional, independiente de la situación geográfica particular”. A pesar de que
los romanos heredaron la simbología de la arquitectura griega, su intención fue
más allá, la utilización de los órdenes dórico, jónico y corintio de diferente forma y
disposición, dio un nuevo lenguaje a su espacialidad, pero conservo igualmente la
imagen de su ya mencionada herencia griega. En la arquitectura romana aparecen
por primera vez vastos espacios interiores aislados o en grupos complejos. Estos
espacios muestran variedad de formas y cubiertos a veces por cúpulas. Utilizaron
una especie de cemento que se conformaba de modo tal que creara muros
continuos, bóvedas y cúpulas. El espacio y las articulaciones se convierten en
funciones de tipos muy codificados fundamentales en cualquier lugar. El mundo
romano estuvo siempre centrado en la capital. Su rasgo más sobresaliente sería
una red centralizada de caminos. Los romanos dominaron la naturaleza, técnica y
espacialmente, y su sistema rector de caminos y acueductos manifiesta este logro.
Reconocemos aquí un nuevo hecho existencial: el deseo de conquistar el universo
a partir de un centro conocido y significativo. La red de caminos representa así la
propiedad básica del espacio existencial romano (los nodos son importantes y los
romanos los destacaron mediante puertas y arcos triunfales). Los romanos
hicieron de un centro el origen del orden ortogonal y axial. El interés romano por el
espacio como medio “activo” de expresión arquitectónica llevó a la valorización de
los interiores y a la integración del edificio en el marco urbano. Esto es evidente
hasta en el tipo más conservador de edificio romano: El templo romano asimiló
elementos procedentes de la arquitectura griega, pero conservó e incluso acentuó
sus rasgos originales. No está aislado, sino que en la parte posterior se conecta
3. con el muro que rodea un espacio organizado axialmente y al cual domina. En
otros edificios menos tradicionales, el interés romano en el espacio resulta más
evidente. Un Ejemplo lo constituye la “basílica” formando por lo común uno de los
costados del foro, opuesto al templo. El eje del templo puede así unirse con el eje
transversal de la basílica. Este eje está atravesado en ángulo recto por otro eje
longitudinal. La planta biaxial de la basílica repite el esquema básico del espacio
romano. Su sección con una nave central más alta flanqueada por naves laterales,
no solo permite la entrada de la luz a la parte central del espacio sino que
contribuye a la majestuosidad del interior. La casa romana con atrio ilustra el
concepto romano del espacio. El atrio es un espacio centralizado penetrado por un
eje longitudinal que, a partir del ingreso, recorre el jardín desde el peristilo hasta el
extremo opuesto (forma parte de un sistema espacial complejo). El eje puede
interpretarse como un símbolo de autoridad al igual que el eje rector del templo
romano. El teatro ejemplifica las intenciones fundamentales de los romanos, es un
verdadero espacio “activo”. La extensas superficies ininterrumpidas de los edificios
romanos más grandes exigieron un nuevo tipo de subdivisión y de tratamiento. El
muro como “encuentro de fuerzas exteriores e interiores, de función y espacio” fue
introducido por los romanos. El tratamiento formal del muro más que “explicar”
oculta la construcción. Los edificios romanos de cemento constaban de un sistema
continuo de bóvedas, arcos, muros y pilastras, casi sin elementos horizontales.
Solo en edificios “utilitarios” de importancia secundaria queda a la vista la
construcción. Los romanos querían crear una nueva forma simbólica. Los
miembros clásicos forman una totalidad dinámica y compleja de partes en
interacción. El ejemplo más conocido del uso romano de los órdenes es la llamada
“superposición”, en la que se ponen, unas sobre otras, columnas dóricas, jónicas y
corintias y pilastras (actúan en conjunto como partes de un “sistema”). En general;
la articulación romana responde al problema de cómo dar el espacio continuidad y
ritmo (orden dinámico). Su intención básica era caracterizar el espacio como
escenario de la acción humana inspirada por la divinidad. Los romanos empleaban
la misma imagen espacial fundamental que representaba un orden universal
abstraída a partir de determinados fenómenos naturales, como ser los puntos
cardinales y la vertical “espiritual”, la horizontal “profana” y los conceptos de centro
y recorrido. La arquitectura romana es sistemática y funcional. Los romanos eran
un pueblo práctico, bien organizado, y exigían que sus edificios resultaran
eficaces. Encontramos una variedad de formas y de dimensiones espaciales, así
como ingeniosas soluciones técnicas. En general pueden distinguirse tres
períodos principales: el período republicano, el imperial y el del Bajo Imperio. En la
arquitectura romana las nociones básicas de centro, recorrido y zona quedan
unificadas, constituyendo un sistema jerárquico. En el plano más amplio, la propia
Roma era el centro, recorrido y zonas. Las ciudades se interpretaban como
microcosmos de estructura análoga y el edificio individual repetía su mismo
4. modelo. Aunque los romanos heredaron los órdenes de la arquitectura griega
clásica, su intención no era primordialmente simboli-zar una multitud de arquetipos
ideales, los elementos individuales de los griegos fueron los reemplazados por el
concepto de interacción sistemática, de modo que en vez de perseguir la
perfección ideal, los romanos sentían que debían vivir de conformidad con el plan
divino, participando activamente en la “historia”.