La arquitectura de las ciudades greco-romanas se centró en el desarrollo de edificios públicos como templos, teatros y gimnasios en Grecia, mientras que los romanos mejoraron los sistemas constructivos para crear acueductos, termas y mercados que mejoraran la vida pública. Las ciudades romanas se organizaban en módulos divididos por calles principales que conducían a las puertas de la muralla, donde se encontraban el foro y otros edificios públicos.