El documento describe las características generales de la arquitectura barroca española de los siglos XVII y XVIII. Se caracterizó por una fuerte influencia religiosa debido a la importancia de la Iglesia Católica, el uso de materiales pobres como el ladrillo y la piedra, plantas basilicales e iglesias elípticas, y diversas escuelas regionales como la herreriana, churrigueresca y andaluza conocida por sus alicatados y estucos.